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Las siete hermanas eran monjas de la Visitación de Santa María que vivían en un monasterio en España. Cuando estalló la guerra civil española en 1936, su monasterio fue amenazado por un incendio y tuvieron que refugiarse en un sótano. A pesar de las ofertas para ponerse a salvo de forma individual, decidieron permanecer juntas y entregar sus vidas por amor a Dios. Finalmente fueron arrestadas y asesinadas por su fe, convirtiéndose en mártires.
Las siete hermanas eran monjas de la Visitación de Santa María que vivían en un monasterio en España. Cuando estalló la guerra civil española en 1936, su monasterio fue amenazado por un incendio y tuvieron que refugiarse en un sótano. A pesar de las ofertas para ponerse a salvo de forma individual, decidieron permanecer juntas y entregar sus vidas por amor a Dios. Finalmente fueron arrestadas y asesinadas por su fe, convirtiéndose en mártires.
Las siete hermanas eran monjas de la Visitación de Santa María que vivían en un monasterio en España. Cuando estalló la guerra civil española en 1936, su monasterio fue amenazado por un incendio y tuvieron que refugiarse en un sótano. A pesar de las ofertas para ponerse a salvo de forma individual, decidieron permanecer juntas y entregar sus vidas por amor a Dios. Finalmente fueron arrestadas y asesinadas por su fe, convirtiéndose en mártires.
Sor Gabriela; Sor Teresa Mara; Sor Josefa Mara; Sor ngela; Sor Ins; Sor Engracia; Sor Cecilia (Monjas de la Visitacin de Santa Mara [fundacin Salesas]) La siete oyeron un da la llamada a la Visitacin y dijeron que S a Cristo y da a da en el silencio del claustro fueron viviendo su entrega. Ocultas a los ojos de los hombres, pero llevando en su corazn las preocupaciones y sufrimientos de todos ellos en constante oracin y sacrificio, fueron gastando su existencia en bien de la Iglesia. Desde aqu se puede ser misionera aprovechando todos los instantes de una vida de inmolacin y sacrificio. Todo por su amor, su gloria, las almas Este es el motivo de su entrega. Junto a Dios todo se transforma, todo cambia de aspecto... vivir en estrecha unin con Jess nuestro Dios, nuestro todo! Que dicha, qu felicidad tan grande! Pobrecitos los que an no saben que existe! Pero todo lo que tengamos... lo daremos para ellos... (extracto de sus escritos) Verano de 1936. Est a punto de estallar la guerra. Alarmas, inquietudes... El riesgo es grande porque intentan incendiar el Monasterio de la Visitacin de Santa Mara. Cmo vrgenes prudentes sale de l refugindose en un bajo semi-stano que se convierte en una pequea catacumba donde suben incesantemente al Seor sus ardientes splicas y constante oracin. El hecho de vivir varias mujeres juntas y oyndolas rezar, infunde sospechas de su estado religioso que origina la persecucin... Algunos de sus familiares les suplican que vayan con ellos. El portero de la finca se ofrece a ponerlas a salvo una a una ... pero no aceptan. Queremos seguir reunidas, dispuestas a sufrir todo lo que el Seor permita, felices y contentas de dar nuestra vida por l Su fe viva les hace ver la voluntad de Dios en el simple consejo de su Superiora que le haba insinuado que, mientras fuera posible no se separan: fe heroica en estas circunstancias fiel ante la prueba inconmovible a la vida del martirio. Hemos prometido ante Jess las siete juntas, no separarnos Fraternidad exquisita exenta de todo egosmo, no queriendo dejar a las otras para salvarse cada una a s misma, y tampoco comprometer a los dems. Amor a su vocacin al no aceptar estas ofertas, continuando en la observancia de su vida religiosa con mayor sacrificio... Con paz, serenidad y alegra. Disposicin de nimo tan notoria en todas que admir a cuantos las visitaron. El har de nosotras lo que ms convenga Abandonadas a El permanecen tranquilas. El Padre Vargas Ziga S.J. que tuvo contacto con cada una de ellas se expresa as: Fui testigo presencial de la santa vida que llevaban estas religiosas en Manuel G. Longoria, 4. La confes las dos ltimas veces y pude admirar la fineza de sus almas y la serenidad de sus nimos. Dado su fervor anhelan el martirio y hasta lo esperan con jbilo y deseo de la salvacin de las almas: Jess mo, cuanto antes! Si por nuestra sangre se salvara Espaa! Acostumbradas a ver a Dios en las personas y acontecimientos exclaman ante el peligro inminente: El Seor nos anuncia el martirio ... No miran a las criaturas; se sienten llamadas por Dios a la suprema entrega del amor: dar la vida. Estamos esperando que de un momento a otro vengan a buscarnos en nombre de Dios. Una noche de oracin templa sus almas. Estn preparadas; sus lmparas bien encendidas con el leo de la fe y el fuego de la caridad. Pronto darn la mayor prueba de ella. Ansan este momento y crece el deseo a medida que se acerca, dando gracias a Dios al ver llegada la hora. Al dirigirse al camin que las conduce al martirio, las siete, con gran entereza y serenidad proclaman valientemente su fe haciendo la seal de la cruz ante el alboroto de cuantos presencian su marcha. Apenas llegadas a un descampado, acribilladas a balazos rubrican con su sangre el ltimo y generoso S de su entrega. Hna. M.a Cecilia al sentir que se desploma Hna. M.a Gabriela a la que va tomada de la mano, instintivamente huye aterrorizada, pero bien pronto se entregar diciendo: Soy religiosa En la checa lo repetir a amigos y enemigos... Anima a sus compaeras de prisin a sufrir por Dios, edificndolas por su paciencia y unin a la voluntad divina. Cinco das despus, 23 noviembre seguir las huellas de sus Hermanas dando la vida por Cristo. Cuntas almas habrn sentido el influjo de esta entrega?
Oracin A la Virgen le pide la H. Teresa M.a: Dame un alma de apstol puedes si quieres T, que de los Apstoles la Reina eres. Haz t, que mi humilde Vida escondida Me inmole por las almas Con alegra. Que con los ojos fijos En mi Jess, Por su gloria y sus almas Viva en la cruz. Que oculta, silenciosa Y anonadada, Cual la hostia que recibo Cada maana, Tan solo Jess sepa Que cada da Me inmolo por las almas Con alegra.