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Este material es proporcionado al alumno con fines educactivos, para la crítica y la investigación respetando la reglamentación en materia de derechos de autor.

Este ejemplar no tiene costo alguno. El uso indebido de este ejemplar es responsabilidad del alumno.

CAPITWLO XIX

ETICA EXISTENCIALISTA

1. El existerIcialismo no es propiamente una escuela


fih5fica ni un sistema. es más bien un metodo o, si se
quiere, una tendencia. Por lo mismo los filósofos existen-
cialistas son radicalmente asistemAticos. Sin embargo, coin.
ciden en algunos puntos. &te todo se denomina exic
tencialismo porque lo principal, diriamoo el punto de par-
tida, es la existencia. Pero la existencia concreta y pers*
nal -la existencia del existente- no la existencia con-
ceptual. El existencialismo es, por ende, una reaccibn contra
el iddismo. Y consiste en volver a lo real; en describir las
Propias vivencias, antes de que intervenga la d n que if-
trduce en ellas una 16gica que no había. Por eso 10s ex=
tenciaiistas expresan SUS doctrinas más bien en novelas Y
obras de teatro que en obras sistemAticas, pues "si la des-
mpci6n de la esencia brota de la filosof[a ~ropiamentedi-
cha. sólo la novela permitid evocar en una realidad Com-
pleta, singular, temporal, el deslizarse original de la efi*
tencia".l para ello u- el metodo fenomenol6g~co. Asi
Pueden llegar al analisis de la indisoluble unidad de la
existencia y del existente.
Dentro del existencialismo hay tres posturas: epstenc!aa-
lismo ateo, existencidismo agnóstico, y existencialismo cns-
tiano. Jefe de la postura atea es J.P. Sartr.9 (1905-1g80);
de la ,postura agnóstica es M. Heidegger ('1889-1976!9 aun-
que el negó ser existencialista, y de la postura cnstlana es
' S. 1946.
de Beauvoir, Litcrattrrr .et wrdta'lnphyriquc, en " T m

Sanabria, J. R. (2005). Ética existencialista. En Ética. (pp. 169-173). México: Porrúa.


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G . Marcel (1889-1973) La obra de S a m e es la Única que


contiene proyecciones éticas.

2. Los ua1ores.-El punto de partida de la ttica sartreana es


el hombre concreto, sin~ular.que se da a si inismo sus pro-
pios valores: "el hombre es un ser que se hace carencia de
ser. a fin de que tenga ser".? Quiere decir que el fin que el
hombre se propone se realiza a ~ravesde si mismo. El hombre
crea sus propios valores. Pero no hay valores absolutos por-
que entonces el valor no vendria del Iioiiibrc. vendria de
Dios. Como Dios no existe "no encontranios ante nosotros
valores y órdenes que legitimen nuestra conducta". Por tan-
to. los valores son creaciones individualrs de cada libertad Y
"cada hombre debe inventar su caniino." "El valor escribe
Sarrre- no se puede revelar sino a una libertad activa quelo ha-
za existir como valor por el solo lieclio de reconocerlo como
tal. Se sigue que mi libertad es el unico fiindamento de los va-
lores y que nada, absolutaniente nada, me justifica de adop-
tar tal o cual ~ a l o r " . ~

3. La 1iberlad.-Para Sartre la libertad es absoluta: ella


decide sus medios y sus fines, de modo que la elección decide
los motivos y no los motivos deciden la elección. "De pronto*
la libertad se precipitó sobre mi y me dejó pasmado. Ya no
hay mAs nada n i en el cielo, ni Bien, rii Mal, n i nadie que
me d é órdenes. Ya no estar.? mis bajo tu ley, estoy condena-
do a n o tener mAs ley que la Libre para todo, abso-
lutaiiiente libre: libertad sin limites.
E1 único límite de la libertad es la libertad d e los Otros:
' L
al querer la libertad, descubrimos que depende enteramen-
t e de la libertad de los otros y que la libertad d e los Otros
depende d e la nuestra".

S. de Beauvoir, Para una moral de la ~ , ~ b i @ e & dschapire,


, Bs. Aires.
1956., o
m.. --.
1%.
Sartre. L'existentiali$me est un humnnirme, Nage!, Parir, 1951, P. 37.
'm i r e et le NCont. Gallimard, Parir, 1943, p. 76.
Les Mouches, Gallimard, Pans. 1943, p. 133.
a i'existentialúmc, p. 83,

Sanabria, J. R. (2005). Ética existencialista. En Ética. (pp. 169-173). México: Porrúa.


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4. Dios.-Dios es conaadictorio: seria la síntesis del


en-sí y del para-si, lo cual es imposible. Entonces no hay un
orden moral que respetar ni una esencia humana que rea-
lizar porque en ese caso Dios habría hecho tal esencia. Por
lo mismo, la existencia es antes que la esencia y el hombre
se da su esencia mediante la decisi6n y la improvisaci6n.
Entonces no hay norma anterior a la libre decisión personal.
Si Dios no existe -dice Sartre- no puede haber valores
universales; y acepta la frase de Dostoievsky: "Si Dios n o
existe, todo esta permitido".'

5. Los demás.-Sartre hace finos an&lisisde la categorla


a.
el otro". La vergüenza es un sentimiento ligado al hech6
de ser visto, tanto que llega a decir "me ven, luego existo".
Así describe Sartre el hecho en la persona de Dahiel: "aque-
llo lo partió en dos partes, como una guadaña. Era extraor-
dinario, desesperante, delicioso. Abierto; abierto, la vaina
estalla, abierto, yo m i m o para la eternidad ...' ~ i n vil.
, Se
me ve: no, ni siquiera, aquello me ve. Era el objeto de una
mirada, una mirada que le llegaba a lo profundo, que le
penetraba a golpes de cuchillo y que no era su mirada: .una
mirada opaca, la n d e en persona que lo esperaba allí en
el fondo de si y que 10 condenaba a ser él mismo, liuro,
hip6crita para la eternidad. &1 mismo: palpitante bajo esa
mirada y desafi&dola. La mirada. La noche. Como.si, la
"Odie fuera una mirada. YO soy vlrto. Transparente, .=as-
Pasado, pero 2por quién?. NO estoy solo, dijo Daniel en
VOZ alta".a Así la mirada me hace sentirme objeto, cosa-del-
mundo, y me aliena. El otro me roba mi mundo. Pero
también cuando yo veo al "osa" 10 convierto en objeto, le
"bo SU mundo. Cuando me ve, mi ser, sin dejar de ser
Pasa a ser de otro: la mirada de otro rrasO.de mi Propia
aawendencia. Cuando el ano me ve, sé que no puedo hiur
de su mirada porque el ojo que me ve me fija. De ahínace

'Ibld, P. 36.
e Le Su&, Gallimprd. Paria. 1915, P. lW'

Sanabria, J. R. (2005). Ética existencialista. En Ética. (pp. 169-173). México: Porrúa.


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172 DOCnUNAS ~ C A FUNDAMENTALES


S

mi angustia. Pero mi mirada amenaza al otro en su libertad.


Él y yo somos dos libertades que se enErentan y tratan mutua.
mente de paralizarse por la mirada. Ruesrras reciprocida-
des se realizan en forma de rivalidad y hostil~dad.~ Por eso
'.el pecado original es mi surgimiento en un mundo en el
que existe el otro".'D
Ni el amor suprime esta rivalidad porque para ello sería
necesario que las dos personas fueran, la una para la otra,
fin absoluto, valor absoluto. De esta manera escaparían a la
humillación de su facticidad absurda. Pero es imposible
porque la esencia del amor es proyecto de ser amado: cuando
la otra persona me ama, dejo de ser para ella el absoluto
que quiero ser y ella me exige que la tome como algo a b
soluto. Y aquí empieza la rivalidad. Puedo caer en el maro-
quismo, es decir, en el proyecto de no ser más que un puro
objeto para otro negando mi trascendencia, o en el sadismo
que es un intento de encarnar al otro por la violencia para
apoderarme de su.subjetividad que deviene una contingen-
cia absolutamente inútil y absurda. Esto puede llevar a
buscar la muerte del otro. Es este el sentido del odio que
esencialmente es asesino. Por eso -dice Sartre- "el infierno
son los otros '.u
6 Norma de mo~alidad.-Si cada persona hace su propia
esencia, según la inspiración del momento, no puede haber
ninguna norma exterior a la decisión libre y personal, ni
anterior a ella. Entonces la norma de nuestra acción es la
libertad plena y sin limites. Lo que vale no es lo que se
hace, sino hacerlo libremente, auténticamente.
7. De~ampro.-Todo es aosurdo -=insiste Sartre-. Ante
tal situación n o le queda al hombre otra cosa que aceptar
el desamparo: "El hombre estA desamparado porque no
encuentra ni en si mismo, n i fuera de si una posibilidad de
Y Sartre acepta las consecuencias: "extraño a
sí mismo, sin excusa... condenado a no tener más ley que
la suya".'' Y es que "si Dios... no existe... no tenemos ni
Cfr. L'Etre et d l e h n t , pp. 310.326,
lbid., p. 481.
'LL'enfer t e s t les autres. Huis-Clos, Callimard. Parir, 1945, P. IE2.
12 L'existcntzaline, p. 36.
'9 Les Mouchc~,p. 130.

Sanabria, J. R. (2005). Ética existencialista. En Ética. (pp. 169-173). México: Porrúa.


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delante ni detrás de nosotros. en el dominio luminoso de


los valores, justificaci6n o excusas. Estamos solos y sin ex-
cusas"." Por ello Sartre piensa que "la vida humana em-
pieza mis allá de la desesperaci6n".=

8. Conc11uión.-ia ética sameana es exageradamente


individualista: es la fidelidad a si mismo. Si la norma de la
acción es la propia voluntad, más bien se trata de la nega-
ción de toda norma. ¿Por qué y para quk actuar eticamente?
Por amor a la libertad -se dirá-. Pero entonces se olvida
que la libertad no es absoluta. Es apenas una propiedad de
la voluntad y nada más. Se impone otra pregunta: y ¿por
qué se exige la fidelidad a .ji mimo? ¿En que se funda esa
exigencia?
Hay que reconocer en lo absurdo de la ética sartreana
una tendencia al absoluto, ai infinito. Se trata de un infinito
inmanente cuya "justificación es, siempre futura"?' 0 Sea
que lo que todavía no es, justifica a lo que es. Nuevamente
el absurdo ernerge en el horizonte humano. Y sin embargo
hay que salvar al hombre. Y "la única salvación posible
consiste en asumir la carencia, dar la razón al hombre que
existe contra la idea de un Dios que no existe"."
Hay en la Ética de Same un reconocimiento -gaado
ciertamente- de la libertad humana y una insistencia en la
dignidad de la persona como fin en si. Pero esto también
Para hacer del hombre un Dios porque, en todo ~ C ~ S O

hombre es fundamentalmente deseo de ser Dios": Este


es SU pasión; pero 61 sabe que es un intento inútil: "el hom-
bre es una pasión inútil". 18 A pesar de todo, la e t i a de
Sartre aunque es una "Ética de la ambigüedad" puede con-
wibuir a que = viva una ktica de la opción prohndq como
contrapartida de la Ética de la obligación kantiana.

'' ~'existenlial~mc,p. 37.


Y Mowhes, p. 136.
S. de Beauvoir. 00. d., p. 110.
'' Id.. Ibld., p. 5a
" L'Elre ct le NCant, pp. 654 y 708.

Sanabria, J. R. (2005). Ética existencialista. En Ética. (pp. 169-173). México: Porrúa.

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