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Prof.

Claudio Lassevich

Contextualización de la filosofía en Grecia:


LA POLIS GRIEGA
¿Por qué contextualizar?

Siempre tenemos necesidad de siguiente que en la visión lineal, las causas


contextualizar. Si no hacemos una visión preceden a los efectos (o la causa de un
histórica del contexto en que vive un determinado proceso histórico es el
filósofo, pensador, personaje histórico, etc., individuo que pensó, o el proceso histórico
no comprenderemos el sentido de su determina un pensamiento que solo es el
producción. Esto es porque no reflejo de lo sucedido en la época). En la
comprenderemos las contradicciones visión dialéctica que les propongo, los
propias del momento, que explican cuales efectos retroalimentan de algún modo las
son las motivaciones del filósofo que lo causas y se da un intercambio de roles
llevan a filosofar, no entenderemos los entre ambos; en este caso entre pensador y
problemas que el filósofo quiso resolver con proceso histórico que lo contextualiza. Es
su pensamiento. No podemos entender decir, lo que en un momento es la causa de
porqué fue condenado a muerte Sócrates, ni un efecto, se verá influenciado por ese
porqué a los primeros filósofos milesios se mismo efecto, modificándose
les ocurrió buscar explicaciones racionales consecuentemente la causa, modificándose
de la realidad, si no entendemos que estaba consecuentemente el efecto, y así
sucediendo en su época, cual era la visión sucesivamente.
del mundo predominante, que problemas Visto de un modo simplificado, una
proponía el paso del tiempo y que determinada problemática que vemos en el
soluciones proponían los hombres. proceso histórico motivará al pensador a
Resulta interesante preguntarse, al proponer soluciones o expresar opiniones.
margen de lo que nos ocupa, cual es la Estas de algún modo influirán en el proceso
relación entre el pensamiento de un hombre histórico que se ve modificado, y presentará
(expresado en libros, conferencias públicas, nuevas características para influir de un
páginas web, leyes, clases, etc.) y el avance modo distinto al mismo u otros futuros
de la historia. ¿Es el contexto histórico el pensadores que continuarán el proceso
que determina el pensamiento de un interminable.
filósofo?, o en caso opuesto, ¿el Introducida la importancia del tema,
pensamiento de un filósofo puede hacer ahora distinguiremos varios elementos que
avanzar la historia? son importantes para entender el contexto
En lo personal, tiendo a aceptar una de la Grecia Antigua, en el cual se
tercer respuesta, integradora: Hay una desarrollan los primeros indicios de lo que
relación dialéctica entre devenir histórico, y hoy llamamos pensamiento filosófico de
pensamiento del filósofo en vez de una occidente.
relación lineal. Esto quiere decir lo

Polis
Establecimiento de las polis griegas; Monarquías – Aristocracias – Democracias

La cultura griega que estudiamos desde la filosofía corre aproximadamente entre los
siglos VII a.C. y III a.C. Mucho tiempo antes (nos ubicamos en el siglo XX a.C.), los
pobladores autóctonos de la península balcánica eran los pelasgos, una cultura agrícola,
pacífica, matriarcal, sedentarios, neolíticos. Por razones desconocidas, alrededor del siglo
XIV a.C. se produce la llamada primera oleada de pueblos indoeuropeos provenientes del
norte, que dura siglos. Quizás escapaban de un brusco cambio climático. Se establece así
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la primer cultura griega: la cultura aqueomicénica, belicosos, que dominan a los pelasgos
gracias a su mayor conocimiento técnico y a su afán de conquista.
La civilización aqueomicénica consistió en una división del espacio territorial en
diferentes monarquías, de las cuales la más importante fue la del rey Micenas, y en el
levantamiento de un gran imperio marítimo. Durante el reinado de Micenas se produjo una
importante expansión, y símbolo de este espíritu expansionista es la conocida conquista de
Troya (1250-1150 a.C., aprox.).
Estos primeros “griegos” viven su esplendor hasta el año 1200 a.C., cuando se
produce la segunda oleada de pueblos indoeuropeos. Los dorios destruyen la civilización
aqueomicénica, con ayuda del caballo y el hierro como novedades técnicas, además de una
gran superioridad en el arte de la estrategia bélica. La huída de los aqueos produce la
segunda gran colonización, emplazándose éstos en la costa jónica y en la península itálica.
Entre los siglos XI y VIII a.C. aparece lo que llamamos la época oscura, de la que poco
se sabe. No es casual que no haya grandes legados de esta época, coincidentemente con
el vacío de organización política que la caracteriza. Es sobre esta fragmentación que se
está gestando la formación de la estructura sociopolítica griega por excelencia: las polis o
ciudades-estado. Enmarcados en un emplazamiento geográfico también fragmentado por
montañas y valles, distintas polis se afianzan con relativa independencia unas de otras.
Pasaremos a repasar esquemáticamente el tránsito que, establecidas las polis en el
territorio, se produce desde el punto de vista de la organización política, partiendo de una
forma de gobierno monárquica, pasando por una aristocracia, para llegar a las famosas
democracias griegas. En las diferentes polis, a lo largo de toda su historia, se imponen
tiranías en momentos históricos de particular conflictividad.
El proceso consiste primero en un vaciamiento de poder político de la figura del rey,
tomando poder un pequeño grupo de nobles poseedores de riquezas y prestigio. El rey
pasó a tener solo un simple valor sacerdotal o emblemático, pero nada más que eso. En
segunda instancia, al final de esta etapa oscura, y progresivamente, se supone que se
produjo una importante explosión demográfica que habría sido clave para la economía y la
cultura. Las aristocracias, donde unos pocos nobles tomaban la totalidad de las decisiones
jurídicas y comunitarias, son las que ahora comienzan a perder poder. El aumento del
número de hombres libres, de buena posición económica, y sin acceso a las decisiones del
pueblo comienza a crear tensiones dentro de las distintas poblaciones.
Este proceso sucede con anterioridad en las polis de la península jónica, que dada su
privilegiada situación geográfica constituye la mayor fuerza del comercio marítimo de la
época. La prolífera zona fue una adelantada en la resolución de los problemas internos de
sus ciudades, como también en el desarrollo de pensamiento filosófico. Luego, la ciudad-
estado democrática, como forma de vida en comunidad, se extiende al resto de la Grecia
antigua y constituye lo que va a ser el habitat natural en el que se encuentra inmerso el
filosofar griego.
El tránsito del gobierno de los nobles al gobierno de los ciudadanos se ve plasmado
en la poesía y filosofía de los comienzos del siglo VII a.C. El concepto de “dike” o “justicia”,
que vemos repetido una y otra vez en los textos de la época, tiene una connotación de
igualdad, y se convierte en la bandera de la lucha de clases. Ahora las decisiones de la ya
formada polis no las toman unos pocos, quizás en su provecho, sino que las toman la
totalidad de los ciudadanos. Estamos ante las primeras democracias de la historia, y el
concepto de ley que tenemos hoy es un gran legado de la Grecia antigua.

El espíritu de la polis invade al espíritu del individuo. La ética invadida por la


política.

Aristóteles dice en su Política que el hombre es un ser político por naturaleza. Aquí,
“política” tiene unas implicancias distintas a las que entendemos actualmente por “política
partidaria”. Implica la totalidad de la vida en la polis, donde el espíritu del todo invade por
completo el espíritu del individuo. Un ejemplo de esto es el triple significado de la palabra
“politeia”:
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 Como el conjunto de los ciudadanos.


 Como la comunidad política gobernante.
 Como el conjunto de leyes (escritas o no) que rigen en una polis.
Una sola palabra hace coincidir tres aspectos. El espíritu de la polis se fundía
inseparablemente con el espíritu de cada ciudadano, y el individuo es tal en la medida en
que se halla inserto en su polis. No por casualidad, cuando a Sócrates se le condena, se le
da a elegir entre destierro y pena de muerte, y elige la segunda.
El nuevo sistema de gobierno obliga al ciudadano a participar activamente de las
decisiones. Y esto trae notables consecuencias. La identidad del individuo ahora tiene dos
planos: el individual y el político. El verdadero hombre virtuoso ahora no solo necesita serlo
en el plano de su oficio y vida personal, sino que debe ser un virtuoso político. El valor de
un hombre se mide por el valor del bien o mal que dicho hombre le aporta a la comunidad.
Es mediante el ejercicio de su ciudadanía que el hombre se pone en relación de
cooperación con el resto de los ciudadanos para llevar adelante el proyecto común que
conforma la vida en la polis. Etimológicamente, la palabra “idiota”, se opone a la palabra
“político”; es decir, podemos entender al “idiota” como la persona cuyo espíritu se aleja del
espíritu de su sociedad. Por esto decimos que en la época de la Grecia clásica, el campo
individual de la ética se vio invadido por el campo colectivo de la política.
Cambia también el concepto de educación: el niño y el joven no solo deben ser
educados para aprender un oficio, sino que deben ser educados para aprender a vivir en la
comunidad a la que pertenecen, tomando todos los códigos sociales y morales que la
caracterizan. La ciudadanía se convierte en un rasgo de identidad de la persona. Como
dato alusivo, a los filósofos griegos se los conoce no sólo por su nombre, sino también por
su polis natal: Heráclito de Éfeso, Tales de Mileto, Empédocles de Ácragas, etc.
La inestabilidad política, el auge del comercio, la necesidad de tierras; todas
consecuencias de aquel supuesto aumento crítico de la población, habrían sido causa de la
expansión del Imperio Griego hacia el occidente (Magna Grecia, actual Italia), y hacia el Sur
(Egipto, norte de África). Sobre esto, es importante entender que dicho Imperio Griego no
es un imperio sólo como un imperio de dominación militar, sino que lo es especialmente en
el ámbito cultural. La ya clásica distinción entre helenos y bárbaros supone una identidad
cultural en la palabra “heleno” que originalmente quiso decir “buen hablante del griego”; y
luego “buen griego”. En oposición, todo ser no griego es un bárbaro (y con esto casi pierde
los rasgos de humanidad) Retomando entonces el concepto de educación, la buena
educación podríamos decir entonces que consiste en helenizar al educando.

La polis y su territorio

En un fragmento de La Odisea de Homero, ya encontramos una descripción del


territorio:

“Pero cuando subamos a la ciudad (...) a ésta la rodea una elevada muralla. Tiene un
hermoso puerto a ambos lados y estrecha entrada y las curvadas naves son
arrastradas por el camino, pues todos ellos tienen refugio para sus naves. También
tienen en torno al hermoso templo de Poseidón el ágora construida con piedras
gigantescas que hunden sus raíces en la tierra...” (V, 259 y ss.)1

La mayoría de las polis se establecieron en los restos de poblaciones provenientes de


las civilizaciones antes mencionadas. Valles rodeados por montañas es el espacio
geográfico perfecto para constituir una ciudad. A esto agregamos dos elementos básicos:
el ágora donde se realizaban las asambleas; la acrópolis con el templo religioso en las
alturas (por ejemplo el Partenón) y el puerto (en las polis cercanas al mar). En torno a los
centros urbanos se ubican pequeñas poblaciones de campesinos en los alrededores, es
decir una zona de influencia social, cultural y económica.

1
Citado en Calvo, Tomás. De los sofistas a Platón: política y pensamiento. Madrid, Ediciones Pedagógicas, 1995; p. 26.
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La polis y la población; “Clases” de griegos

Podemos dividir en tres categorías a los pobladores de estos emplazamientos:


ciudadanos, hombres libres no ciudadanos, esclavos. Los hombres libres no ciudadanos
consistían básicamente en extranjeros, u hombres que si bien no eran esclavos, no poseían
el poder adquisitivo para pasar a la categoría de ciudadanos. Es decir, la libertad y el
status económico eran los criterios a satisfacer para convertirse en ciudadano. Por otra
parte, esclavos los había de todos los tipos: públicos y privados, de buena vida o en
pésimas condiciones, etc. Lamentablemente para el género femenino, las mujeres ni
siquiera entraron en la clasificación.
Respecto al número de habitantes, haciendo estimaciones, por poner a Atenas de
ejemplo, no superaba los 300.000 habitantes.
Como detalle interesante de la integración entre identidad individual e identidad
comunitaria, podemos ver que la participación en las campañas militares (ya sea
defensivas o expansionistas) no eran un deber de algunos, como muchas veces lo es en la
actualidad, sino objeto de orgullo de los ciudadanos. Los ciudadanos tenían el derecho
(que no tenían otros) de militar por su polis.

Desmitificación de la democracia griega

A pesar de compartir rasgos en común, cada polis poseía su propio patrón cultural y su
propia organización política. Destacándose en importancia lo que sucedía en Atenas,
debemos desmitificar un poco su organización política. Tenemos una imagen de la
democracia ateniense que no corresponde con la realidad.

“Los imaginamos como los primeros demócratas: imparciales, justos, creyentes en la


igualdad humana, la tribu civilizada entre las hordas bárbaras. Asociamos la
democracia con el imperio de la ley. Para ellos, la democracia era una forma de
poder, no de ley. Su cuerpo de gobernantes sería capaz de hacer cualquier cosa a
todo aquel a quien decidiese llevar a juicio. Otro tanto cabe afirmar de la ciudad en su
conjunto. La ciudad más poderosa y democrática, Atenas, hacía alarde, hasta donde
las circunstancias lo permitían, del imperialismo más depredador. (…) [democracia]
implicaba el gobierno de las masas. ¿Quiénes forman esas masas? Según la mayoría
de las estimaciones éstas ascendían en Atenas al diez por ciento de la población que
no fuesen mujeres, extranjeros residentes o esclavos (…) En cuanto a la esclavitud,
muy pocos de los griegos gobernantes la hubieran considerado de incivilizada. La
contemplaban como una consecuencia necesaria de la guerra, la cual constituía para
ello, prácticamente, la base de la sociedad…”2

Lo que quiero resaltar es que la mítica democracia griega no era realmente el


gobierno de las masas (¿alguna democracia lo fue o lo es?). Solo muy pocos de los
habitantes de las polis eran ciudadanos; de estos pocos solo algunos (a veces elegidos por
sorteo) eran convocados a las asambleas. Las decisiones más importantes, militares la
mayoría, no eran tomadas en el ágora, sino en una “reunión de cúpula” entre unos pocos
magistrados.
Por lo dicho anteriormente debemos tener cuidado a la hora de pensar en la
democracia ateniense. Si bien fue un paso importantísimo en la evolución de la
organización política de los pueblos de occidente, no podemos olvidar que la imagen de ella
que tenemos muchas veces no es más que un mito. Terminamos así de contextualizar la
polis griega, como uno de los dos entornos que envuelven al filósofo griego (el cosmos
entero, y su comunidad) y que son a la vez determinantes y depositarios de su
pensamiento.

2
Stewart, Matthew. La verdad sobre todo. Madrid, Santillana, 2002. pp. 48-49.

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