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APUNTES HISTORICOS DE

PAYUNDU

JUNTA m VECINOS
Agosta lm3 - Agosb 1976.
Por Baldomero M. Vidal
JUNTA DE VEC1WS

Agosto 1973 - Agosto 1976


La Junta de Vecinos de Paysandú agrade-
ce al Sr. A n t o n i o C o m i n su invalorable co-
laboración para la publicación de una par-
te de los trabajos del distinguido Sacerdote
Baldomero M. Vidal y hace pública su satis-
Facción de poder contribuir con la misma a
un mayor conacimiento de nuestro pasado
histórico.
Agrm. Rafael A. Thevenet Presidente
Dr. Nicolás Podchibiakin Vice Pte.
Prof. José Luis Vadora
Agrm. Jorge F. Roveta
Sr. Francisco Rodríguez Nolla
Dr. Joaquín Sarroca
Sr. J u l i o López Rodríguez
Sr. Guil lermo Guichard
Sr. Charles Chalkling
Sr. Luis A. Morales
Dr. Angel García M u n i z
Sr. Manuel Merel lo Benavente
Sr. Carlos Meyre.
Paysandú, Agosto de 1976
Prolegómenos
ipaysandú! . . .Descartada ya la existencia del incógi~itom:-
sionero, que diera nombre a la progresista ciudad en el í1I-
timo tercio del siglo XVIII, como imaginó la manida ley-nda,
surgida a mediados del siglo XIX, y que fue admitida sin con-
tradicción hasta que nuestras pecadoras manos sz atrevieron
a socavar los febles fundamentos sobre qus pretendía sos-
:ene:,se, ¿a dónde ir a buscar el origen del nombre y d í la
población que con tanta exuberancia de vida está llamando
la atención de propios y extraños en nuastros días? Hablar
hoy del Padre Sandú, es hablar de gollerías: la historia 5.3
obstina en no ofrecernos el más leve rastro de su existenci3,
,el más tenue indicio de su individualidad; es, puis, razona-
ble que dirijamos nuest:-,as investigaciones por muy diferen-
tes caminos.
Si porfiásemos en querer explicar el nombre, al cual
se han encontrado una docena de posibles etimologías, co-
mo derivado de algún nombre indígena de la región misio.
ne::a, encontraríamos en la historia de las Mision-S Jssuíti-
cas que en 1609 el P. Macirl de Lorenzana, al dar cu-ntii
de sus trabaios en la Provincia dnl Paraná ("qu2 será cin-
cuenta leguas de la Asunción, tierra adentro"), dice: "Llega-
mos vkpera de la Natividad el Señor (23 d r diciembre d-
1609) al Pucblo del Cacique Arapicandú, b i r n canssdos y
asoleados", y añade unas líneas más adelante: Estuvimos ,en
Arapicandú tres o cuatro días" (1).
Donde vemos que Arapicandú (pronúnciese Arapizandú)
ya designa el nombre de un Cacique, ya el dzl pusblo en que
reside. Más adelante, en 1616, el P. Diego Boroa, hablándo-
nos de la Misión de San Ignacio del Paraná, dice: "El Cipitári
.
Thomas Ara,oizendú no se contentó con esto, sino. .etc" (2).
Y diez años después (1626) el mismo P. Boroa, desds la
Misión de Sta. María de Acaraig, a cuatro leguas del Iguazú,
escribe que salió "acompafiado de D. Paulo Arapizanclú, C3-
tique de S. Ignacio: . .etc". (3) Donde vemos que tres caci-
aues del siglo XVll se nos ofrecen con un nombre, cuya ter-
minación guarda identidad con la del d z nuestra Ciudad.

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