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ÍNDICE
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1. ¿QUÉ ES LA SOCIOLOGÍA?
La Sociología es la ciencia que aplica el método científico para conocer “la estructura,
los procesos y la naturaleza de la sociedad humana en general” 1 con la intención de explicar y
predecir los fenómenos sociales, dentro de un contexto histórico determinado y “ a partir de
marcos teóricos interpretativos adecuados y de conceptos analíticos pertinentes”2, de forma
que el conocimiento así obtenido sea comprobable empíricamente, aunque su verificación
descanse en la imposibilidad de su falsación en lugar de su verificación experimental, por
cuanto que los fenómenos sociales no son susceptibles de ser estudiados en condiciones
caeteris paribus3, dado el carácter humano e histórico de los mismos.
El objeto material de la Sociología es, pues, la sociedad, y dicho objeto nos permite
distinguir entre ciencias naturales y ciencias sociales.
Como señala Giddens: “Igual que el resto de las “ciencias” sociales, la Sociología es
una disciplina científica en el sentido de que implica métodos de investigación sistemáticos,
el análisis de datos, y el examen de teorías a la luz de la evidencia y de la discusión lógica. El
estudiar seres humanos, sin embargo, es diferente de observar los sucesos del mundo físico, y
ni el marco lógico ni los descubrimientos de la Sociología pueden entenderse adecuadamente
desde las comparaciones con la ciencia natural.”4
En este sentido resulta ilustrativa la distinción que realiza Piaget entre Biología y
Sociología: “La diferencia entre la explicación sociológica y la explicación biológica
(estriba en que) mientras que ésta (la biología) se ocupa de las transmisiones internas
heredadas y de los caracteres determinados por ellas, la explicación sociológica se ocupa de
las transmisiones exteriores o interacciones externas entre individuos... Así es como
explicará por qué la mentalidad de un pueblo depende mucho menos de su raza que de su
1
S. Giner: Sociología, Península, Barcelona, 1971, p. 10.
2
J. F. Tezanos: La explicación sociológica: una introducción a la Sociología, UNED, Madrid, 1996, p. 33.
3
M. Beltrán: “Cinco vías de acceso a la realidad social” en: M. G. Ferrando, J. Ibáñez y F. Alvira: El análisis de
la realidad social: Métodos y técnicas de investigación, Alianza, Madrid, 2000, p. 38.
4
A. Giddens: Sociología, Alianza Universidad, Madrid, 1991, p. 55.
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historia económica, del desarrollo histórico de sus técnicas y de sus representaciones
colectivas... Así es, por otra parte, como los aspectos biológicos del fenómeno demográfico
están estrechamente subordinados al sistema de valores.”5
Como señala Nisbet: “Del mismo modo que la química moderna se interesa por lo
que ella misma llama el vínculo químico, buscando las fuerzas que mantienen unidos a los
átomos formando las moléculas, también la Sociología investiga las fuerzas que permiten a
los seres humanos (de origen biológico) mantenerse unidos en “moléculas sociales” donde
se hallan prácticamente desde el momento de su concepción... Vemos a los seres humanos
únicamente en los roles, estatus y modos de interacción social que constituyen el material de
la sociedad humana. Y todos estos roles, estatus y modos de interacción son sociales; es
decir, pertenecen a un orden de realidad que es tan sólido y diferenciable como los átomos
con los que trabaja el físico, las moléculas y las sustancias de los químicos, y los tejidos y
órganos de los biólogos.”6 De este modo los vínculos sociales: “no pueden reducirse a
relaciones entre intersubjetividades animadas de intenciones o motivaciones, porque ellas se
establecen entre condiciones y posiciones sociales y tienen, al mismo tiempo, más realidad
que los sujetos que ligan.”7
5
J. Piaget: Estudios Sociológicos, Ariel, Barcelona, 1983. pp. 19-22.
6
R. Nisbet: Introducción a la Sociología. El vínculo social, Vicens Universidad, Barcelona, 1982, p. 43.
7
P. Bourdieu, J. C. Chamboredon y J.C. Passeron: El oficio de sociólogo, Siglo XXI, Madrid, 1994, p. 33.
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Si Piaget evidenciaba las diferencias entre las ciencias naturales y las ciencias sociales
comparando la Biología con la Sociología; Elster ejemplifica las diferencias dentro de las
ciencias sociales comparando la Economía con la Sociología. En este sentido señala que
“una de las más persistentes divisiones registradas en las ciencias sociales es la oposición
de dos líneas de pensamiento convenientemente asociadas con Adam Smith, por una parte, y
con Emile Durkheim, por otra; se trata del homo aeconomicus y del homo sociologicus. Se
supone que el primero de ellos está guiado por la racionalidad instrumental, en tanto que la
conducta del segundo está dictada por normas sociales. El primero se ve “atraído” por la
perspectiva de futuras recompensas, en tanto que el segundo es “empujado” desde atrás por
fuerzas (culturales) casi inertes.”8
Por todo ello, no debemos considerar a la Sociología como una ciencia enciclopédica
que trata de compendiar al resto de las ciencias sociales, ni como una ciencia residual que
estudia lo que las demás ciencias sociales dejan de lado, ni, tampoco, una ciencia de los
remedios aplicación práctica de una especie de “ingeniería social”; sino como una mera
ciencia especializada que considera que los grupos sociales no se comportan al azar, sino que
8
J. Elster: El cemento de la sociedad, Gedisa, Barcelona, 1991, Pág. 119.
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se comportan propulsados por su subcultura dentro de un entramado plural y jerarquizado de
escenarios sociales en los que cada uno desempeña su papel no sólo en función de lo
aprendido en el proceso de socialización, sino también en función de las características del
escenario social y su desigual distribución, así como por lo que espera la audiencia, los otros,
y el tipo de identidad cultural que con ellos tengan.
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sociales que se desarrollan en la sociedad y que regeneran dinámicamente la
cultura dominante.
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de partículas subatómicas en un espacio browniano, sino que está
condicionado por la sociedad en la que se desenvuelven. El objeto de la
Sociología es la sociedad y su conocimiento es posible mediante la aplicación
del método científico.
1. EL CONCEPTO DE CULTURA.
La cultura es, para Malinowski: “el conjunto integral constituido por los utensilios y
bienes de los consumidores, por el cuerpo de normas que rige los diversos grupos sociales,
por las ideas y artesanías, creencias y costumbres: Ya consideremos una muy simple y
primitiva cultura o una extremadamente compleja y desarrollada, estaremos en presencia de
un vasto aparato, en parte material, en parte humano y en parte espiritual, con el que el
hombre es capaz de superar los concretos y específicos problemas que lo enfrentan. Estos
problemas surgen del hecho de tener el hombre un cuerpo sujeto a varias necesidades
orgánicas, y de vivir en un ambiente natural que es su mejor amigo, pues lo provee de las
materias primas para sus artefactos, aunque es también peligroso enemigo, en el sentido de
que abriga muchas fuerzas hostiles... Los problemas planteados por las necesidades
nutritivas, reproductivas e higiénicas del hombre, deben ser resueltos, y lo son mediante la
construcción de un nuevo ambiente, artificial y secundario.
Este ambiente, que es ni más ni menos la cultura misma, debe ser reproducido,
conservado y administrado permanentemente... Un nivel cultural de vida significa, a su vez,
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que nuevas necesidades aparecen y nuevos imperativos o determinantes son impuestos a la
conducta humana.”9
9
B. Malinowski: Una teoría científica de la cultura, Sarpe, Madrid, 1984, pp. 56 y 57.
10
A. Lucas Marín: “La cultura de las organizaciones” en V. Martínez y A. Lucas Marín: La construcción de las
organizaciones: La cultura de la empresa, UNED, Madrid, 2001, p. 24.
11
J. F. Downs y H. K. Bleibttrev: Human variation, Glencoe Press, Beverly Hills, 1969, p. 49.
12
J. Iglesias Ussel: “Socialización y control social” en S. del Campo: Tratado de Sociología, Taurus, Madrid,
1988, vol. I. p. 166.
13
R. Aron: La etapas del pensamiento sociológico, Op. Cit. Vol. I. Pág. 12.
14
J. Mª. Quintana: Sociología de la educación, Hispano-Europea, Barcelona, 1977, p. 82.
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interacción de los actores sociales y en particular por la intervención de algún agente o grupo
innovador.
Recapitulando: “Podemos decir – de acuerdo con Tezanos - que la cultura puede ser
enmarcada a partir de los siguientes rasgos:
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- La cultura está articulada institucionalmente, de forma que en toda sociedad existen
determinadas formas institucionalizadas de comportamiento – pautas culturales
establecidad - que tienden a conformar la personalidad de los individuos de acuerdo
con los papeles sociales que desempeñan y con los estereotipos de comportamiento
existentes (la cultura está articulada de tal forma que cristaliza en costumbres,
normas y roles sociales haciendo relativamente estable y previsible el
comportamiento humano).
- La cultura ha permitido y permite una mejor adaptación del hombre al medio físico...
Mediante la cultura el hombre “recrea” un “ambiente” propio, que le proporciona
una autonomía y una libertad de posibilidades sobre la naturaleza muy importante,
aunque a su vez – y paradójicamente- queda “atrapado” por la nueva lógica de su
obra histórica. Como con frecuencia se ha dicho, el hombre es al tiempo artífice y
esclavo de sus creaciones culturales”15.
15
J. F. Tezanos: La explicación sociológica: una introducción a la Sociología, Op. Cit. pp. 257 y 258
16
Aristóteles: La Política, Espasa-Calpe, Madrid, 1974, p. 23.
17
B. Berstein: “Clase social, lenguaje y socialización” en J. R. Torregrosa: Teoría e investigación en la
Psicología social actual, Instituto de la Opinión Pública, Madrid, 1974, pp. 581 y ss.
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herencia genética, por su medio ambiente y por su estatus social) los patrones culturales
(conocimientos, valores, normas, símbolos, utensilios, hábitos de consumo, etc.)
desarrollados a lo largo de la historia por su comunidad.
2ª) Capacita a los individuo ya socializados; a aquellos que tienen una personalidad social
dirigida por su super-yo, con un programa actitudinal operativo, fruto de su experiencia y
jerarquía de valores, y con unos roles básicos que desempeñar en la sociedad respaldados por
su estatus correspondiente, para que se conviertan ellos mismos en agentes de socialización.
3ª) No sólo permite, sino que suscita y vehiculiza cambios e innovaciones en la misma
cultura de la que se procede.
18
J. Mª Quintana: Sociología de la Educación, Op. Cit. pp. 108 y 109.
19
G. Rocher: Introducción a la Sociología general, Herder, Barcelona, 1973, p. 53.
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Por lo que se refiere a los agentes de socialización, podemos decir que, en un
principio, el niño es su madre. El recién nacido sigue siendo una larva de hombre, incapaz de
sobrevivir por sus propios medios.
Hay una gran variedad de agentes de socialización. Para que resulte más fácil de
comprender el papel jugado por cada uno de ellos, nos ayudaremos de tres criterios de
clasificación prestados por G. Rocher20:
En segundo lugar, podemos distinguir entre los agentes cuya función principal y
explícita es “formar” globalmente al individuo (familia, escuela, iglesias, etc.) y aquellos
otros cuya función principal y explícita “no es formar” a los individuos, socializándolos de
una manera instrumental con miras a alcanzar sus propios objetivos específicos (empresas,
partidos, ejército, normas jurídicas, etc.).
En tercer y último lugar, podemos distinguir entre los agentes que socializan a
“grupos de edad homogéneos” (escuela, pandilla, etc.) y los que forman a grupos de edad
“heterogéneos” (familia, sindicatos, clubes deportivos, etc.).
20
Ibidem, p. 151.
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Aunque sea someramente, vamos a detenernos a observar más de cerca el papel de la
familia, la escuela, los medios de comunicación social, la empresa y las normas jurídicas, no
como instituciones sociales poliédricas, sino exclusivamente como agentes de socialización:
El secreto de esta eficacia estriba, como señala Iglesias de Ussel 21, en las siguientes
características:
La influencia de la familia surge del hecho de que satisface todas las necesidades del
niño, tanto materiales como espirituales.
21
J. Iglesias Ussel: “Socialización y control social”, en S. del Campo: Tratado de Sociología, Op. Cit. p. 176.
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La familia selecciona lo que va a transmitir sacándolo del entorno social existente
(hábitat, clase social de pertenencia, clase social de referencia, etc.).
En la familia se aprende el rol del propio sexo, en los términos que la cultura
dominante en la época haya reservado para hombres y para mujeres.
En cualquier caso, todas las familias no son iguales y pertenecen a hábitats y clases
diferentes.
2º) La escuela es otro agente de socialización básico: es la puerta más ancha para salir de
la familia, del clan, del caserío y entrar en la sociedad civil.
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La educación facilitada por la escuela es formal, sistemática, didáctica, orientada
pedagógicamente, impartida por profesionales, larga, compleja, complicada y destinada a
integrar al niño, cuando llegue a adulto, en el proceso productivo, en las responsabilidades
legales, en el ejercicio de derechos, etc., hasta convertirle en un nuevo agente de socialización
en potencia.
El niño es "uno más entre tantos"22, la maestra no muestra un interés especial por
ninguno, o, dicho en términos positivos, muestra el mismo interés por todos.
Estos niños entran en contacto con otros niños de su edad y a medida que progresan
en su desarrollo moral van abandonando sus posiciones egocéntricas y de "sumisión realista"
a la autoridad de los adultos para consolidar posiciones de autonomía respecto de los adultos
y de equidad y solidaridad respecto de sus iguales.
La escuela socializa tanto cuando enseña en clase como cuando facilita un lugar de
encuentro en el recreo.
22
A. Gras: Sociología de la educación, Narcéa, Madrid, 1976, pp. 53 y ss.
23
En los últimos años estamos asistiendo a un incremento de la bidireccionalidad de la comunicación a través de
los medios masivos, gracias a la incorporación de estrategias que permiten la interactividad de los medios con
sus públicos, recogiendo de forma más o menos inmediata su feedback o retroalimentación. Algunas de esas
estrategias son, por ejemplo, la participación en de los telespectadores o de los oyentes en los programas de
televisión o radio a través de llamadas telefónicas, mensajes de teléfono móvil (SMS), mensajes de e-mail,
faxes, etc.
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uniformando la mentalidad colectiva y distribuyendo una serie de estereotipos que configuran
actitudes comunes.
Por una parte, los que consideran que los medios de comunicación democratizan la
información, abaratan la diversión y generalizan la educación, gracias a los recursos
tecnológicos disponibles y a su amplia y versátil malla de comunicaciones.
Por otra parte, los que consideran que los medios de comunicación de masas sólo son
canales de información y no de comunicación por cuanto que no permiten “compartir” la
relación social de comunicación, producen “hombres masa” que se comportan masivamente y
que no se distinguen por su madurez ni por la reciedumbre de su personalidad, sino que se
caracterizan por la uniformidad, la soledad, la incomunicación, la monotonía, la tendencia a
la imitación, la falta de responsabilidad y la inseguridad.
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masivos de comunicación tienen en la socialización de sus audiencias en áreas como la
adquisición de actitudes y comportamiento antisociales (violencia, agresión, prejuicios), la
adquisición de comportamientos sociales (altruismo, cooperación), la satisfacción de las
necesidades individuales (diversión, entretenimiento), las expectativas sobre el papel que
ellos mismos y los demás cumplen en la sociedad, etc.
25
T. J. Peters y R. H. Waterman: En busca de la excelencia, Folio, Barcelona, 1991. Págs. 11 y 12.
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Centrándonos en el concepto de cultura empresarial, podemos definirlo aquí, de la
mano de Schein26, como “un conjunto de creencias que comparten los miembros de una
empresa”, relacionadas con la forma en que se hacen las cosas en una organización, tanto
para la solución de los problemas internos, como los relacionados con los clientes, los
proveedores y el entorno.
26
E. H. Schein: La cultura de la empresa y el liderazgo, Plaza y Janés Barcelona, 1988.
27
G. L. Kreps: Organizational communication, Longman, Nueva York, 1990. Págs. 128 y 129.
28
T. Watson: Trabajo y sociedad Op. Cit. Págs. 219-221
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3. En tercer lugar, la cultura crea confianza en el interior y el exterior de la empresa.
En este sentido, Garmendia29 subraya la importancia de la cultura empresarial, en
tanto que sistema compartido de valores y objetivos, atribuyéndole a la misma un
valor legitimador de las decisiones de la dirección, no sólo como organización
productiva, sino como institución.
4. Por último, la cultura define las peculiaridades empresariales de la organización,
describiendo la naturaleza del negocio, su organigrama, el sistema de
comunicaciones, la jerga profesional, la política de gratificaciones y sanciones y la
imagen corporativa.
29
J. A.: Garmendia: Tres culturas, ESIC, Madrid, 1994. Pág. 49.
30
J. Bordas: “Evaluación y seguimiento del clima laboral en empresas industriales”, en V. Martínez y A. Lucas
Marín: La construcción de las organizaciones: La cultura de la empresa, Op. Cit. p. 311.
31
J. M. Peiró: Organizaciones: Nuevas perspectivas psicosociológicas, PPU, Barcelona, 1990. Págs. 172 y ss.
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En nuestro caso, y sin menoscabo de aceptar la complejidad y lentitud del proceso de
cambio cultural, aceptamos el planteamiento de Pettigrew32 que defiende la capacidad
demiúrgica de los líderes empresariales, en tanto que “administradores de los significados”, a
la hora de crear, mantener o cambiar la cultura de la empresa, pero sin que dicha capacidad
suponga, como explican Fincham y Rhodes33, un “lavado de cerebro”, sino el reconocimiento
de la capacidad que tienen las organizaciones de transformarse a sí mismas para adecuarse a
sus fines estratégicos.
32
A. Pettigrew: The Awakening Giant, Blackwell, Oxford, 1985.
33
R. Fincham y P. S. Rhodes: The Individual, Work and Organization, Oxford University Press, Oxford, 1996.
Pág. 420.
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Junto a la cultura de la empresa, hay otros dos factores que también influyen en la
socialización de los trabajadores:
Por una parte, tenemos la cultura de la que proceden los trabajadores, su hábitat,
estatus social, género, edad, etc.; que en buena medida se manifiestan en un conjunto de
actitudes que Glodthorpe34 denomina orientación al trabajo, sugiriendo la idea de que las
actitudes respecto del trabajo son independientes de las características del trabajo en sí mismo
y del ambiente en el que se desempeña, estando especialmente condicionadas por el origen
familiar o social de los trabajadores.
5º) En último lugar, y no por ello menos importante, mencionaremos las normas jurídicas
que acuerdan los representantes del pueblo y que también ejercen, sobre todo en el campo de
lo político y de lo electoral, una gran presión socializadora no sólo entre los ciudadanos
afectados, sino incluso entre la población general.
34
J. Goldthorpe: The Affluent Worker: Attitudes and Behaviour, Cambridge University Press, Cambridge, 1968.
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Ese transporte de cultura, con todas las matizaciones de necesidad, interés y
oportunidad y con todas las valoraciones que se quieran hacer es lo que configura el "Espíritu
del Legislador" y que conocemos, a efectos de las Fuentes del Derecho, como "Principios
Generales". En este sentido debemos reconocer que las normas jurídicas están determinadas
por la cultura de la que emanan.
Pero lo que nos interesa ahora no es la forma en que la cultura influye en el derecho,
sino el reconocer al derecho, como señala E. Díaz35, su capacidad como agente de
socialización que influye en la cultura general y en la cultura política en particular.
Desde que el pueblo español, en tanto que Soberano, se dotó de una Constitución
democrática en 1978, las normas jurídicas que regulan la convivencia cotidiana han
cambiado.
35
E. Díaz: Sociología y filosofía del derecho, Taurus, Madrid, 1988, pp. 201 y ss.
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En cualquier caso, el peso de los diferentes agentes de socialización no es
proporcional y su actuación depende de determinadas circunstancias estructurales en las que
se encuentran los sujetos de la socialización. Los agentes de socialización no actúan en
condiciones constantes dentro de un laboratorio, sino que actúan dentro de la historia de la
sociedad a la que pertenecen.
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Por una parte, nos encontramos con algunos autores, casi siempre psicólogos y
médicos, que, como Lombroso en el caso de los criminales, consideran que el desarrollo
de la personalidad humana depende básicamente de factores endógenos de orden
genético o psicológico.
36
O. D. Duncan: The Study of Population. The University of Chicago Press, Chicago, 1959.
A los efectos que a nosotros interesan, debemos distinguir, por sus
consecuencias en el proceso de socialización, entre el hábitat rural y el hábitat urbano.
37
R. Dahrendorf: Las clases sociales y su conflicto en la sociedad industrial, Rialp, Madrid, 1962, p. 113.
Esta incapacidad de la sociología para definir el concepto de clase social se
explica, según J. F. Tezanos38, por el contexto histórico en el que surgió y por sus
connotaciones sociales, políticas e ideológicas. No obstante, podemos señalar los
siguientes postulados sobre los que descansa el concepto de clase social:
Dicho de otro modo, que una familia pertenezca a una clase baja, por ejemplo,
no sólo repercute en la "calidad de vida", entendida como el grado de satisfacción con
su medio ambiente natural y social, ni en el "estilo de vida", entendido como la manera
en que la gente gasta su tiempo y su dinero, sino que, fundamentalmente, repercute en el
sistema simbólico más importante, en la columna vertebral de la cultura: el lenguaje.
Para B. Berstein39, la clase social a la que pertenece el agente socializador es la
circunstancia más influyente en los resultados de la socialización.
38
J. F. Tezanos: “La estratificación social: Desigualdad y Jerarquización” en S. del Campo: Tratado de
Sociología, Op. Cit. vol. I, p. 315
39
B. Berstein: “Clase social, lenguaje y socialización” en Torregrosa: Teoría e investigación en la
Psicología social actual, Op. Cit. p. 585.
Este autor, interesado especialmente por los subsistemas lingüísticos
correspondientes a las diferentes clases sociales que se encuentran dentro de la misma
subcultura, sostiene que el niño de la clase obrera, respecto del niño de otra clase más
acomodada, vive en un universo mucho menos estructurado, menos coherente, y sin
objetivos a largo plazo.
Para que sea más fácil de comprender el papel de los diferentes instrumentos
utilizados por los agentes de socialización, vamos a tratarlos por separado y nos vamos
a centrar en el lenguaje, el ejemplo y el estímulo.
En primer lugar y por lo que se refiere al lenguaje, debemos señalar que ocupa
tres lugares estelares dentro del proceso de socialización:
Para otros, como Vygotsky, por ejemplo, la cultura produce un lenguaje que se
transmite durante las primeras etapas de la socialización hasta que se interioriza en el
sujeto generando el pensamiento.
Para Vygotsky, que fue el primero en realizar una crítica sistemática de los
postulados lingüísticos de Piaget, el proceso de desarrollo del pensamiento no va de lo
individual hacia lo social, sino al contrario: el pensamiento consiste en una
individualización progresiva, una interiorización, del lenguaje socializado.
41
J. P. Bronckart: Teorías del lenguaje, Herder, Barcelona, 1980, p. 23.
En definitiva, la función esencial del lenguaje, sea causa o efecto de la cultura o
sea causa o efecto del pensamiento, es la de garantizar la comunicación dentro del
grupo, sirviendo de herramienta imprescindible en el proceso de socialización.
En segundo lugar y como señalan Inés Carrasco y Mª Dolores Avia 42, los niños
no sólo aprenden a través de las comunicaciones verbales a las que están expuestos, sino
que también aprenden mediante el ejemplo, la imitación y la identificación.
La imitación pasiva y vicaria del espectador que recibe los ejemplos o modelos
de conducta a través de relatos de situaciones que el no ha vivido personalmente
(películas, fábulas, etc.)
Por una parte, Bandura y Walters consideran que la exposición de los niños a
modelos agresivos con éxito provoca conductas agresivas o viceversa.
Por el contrario, Luís Folch, sostiene que al identificarse el espectador con las
escenas violentas, se produce una catarsis interior de los propios instintos violentos,
conduciendo a la relajación del sujeto.
42
I. Carrasco y D. Avia: “Personalidad y socialización” en S. del Campo: Tratado de Sociología, Op. Cit.
pp. 142 y 143.
43
A. Bandura: Social Learning Theory, Prentice-Hall, N. J. 1977.
La imitación funcional imaginaria del niño que juega el papel que supone
asignado a los mayores (jugar a los médicos, a los soldados, a los químicos, a los
banqueros, a los constructores, a los ladrones, etc.)
G.H. Mead ha hecho especial hincapié en este tema, subrayando que el niño se
desarrolla mentalmente y se socializa “jugando” el papel de los demás. De esta manera,
el niño aprende las reglas del juego al tiempo que aprende a autoconcebirse como
miembro diferenciado del mismo en función del rol que juega.
En todo caso, se considera que Paulov sólo descubrió un caso especial de un tipo
de aprendizaje de orden más general conocido por el nombre de principio de
contigüidad, cuya esencia doctrinal es la siguiente: “Una combinación de estímulos que
ha acompañado en una ocasión a un movimiento, adquiere la tendencia a provocar este
movimiento cuando surge reiteradamente”.
a) La Personalidad Social.
Si consideramos, como parece evidente, que los seres humanos son bastante
moldeables y si tenemos en cuenta que, como hemos visto, somos un producto de la
cultura y de la estructura de nuestra sociedad, podemos llegar fácilmente a la conclusión
de que las estructuras básicas de la personalidad son, fundamentalmente, consecuencia
de la asunción e interiorización de las pautas culturales establecidas.
45
F. Munné: Grupos, masas y sociedades, Hispano-Europea, Barcelona, 1974, p. 75.
46
G. Rocher: Introducción a la Sociología general, Op. Cit. p. 138.
vez producida, retroactúa sobre los individuos y los produce”47 en un proceso cíclico e
interminable.
b) La Conciencia.
47
E. Morin: Introducción al pensamiento complejo, Gedisa, Barcelona, 2001, p. 107.
En la estructura de la personalidad el super-yo se forma por la interiorización de
figuras afectivas importantes, el padre y la madre por ejemplo, asociadas con las pautas
culturales que ellas simbolizan.
- El ello, como parte más arcaica del aparato psíquico, son los instintos
heredados genéticamente que expresan el verdadero propósito vital del
organismo individual de satisfacer las necesidades innatas y que se manifiesta
en dos instintos básicos: El Eros y el instinto de destrucción. El primero de
dichos instintos básicos persigue el fin de establecer y conservar unidades cada
vez mayores tendiendo a la unión, mientras que el instinto de destrucción, por el
contrario, busca la disolución de las conexiones destruyendo las cosas.
48
S. Freud: Esquema del Psicoanálisis, Debate, Barcelona, 1998, pp. 206 a 209.
49
Ibidem, pp. 22 a 25.
50
Ibidem, pp. 102 y 103.
51
Ibidem, p. 143.
En definitiva, nuestra conciencia -puntualiza Guntrip52 - es nuestra propia voz
hablando con nosotros mismos con la voz de nuestro padre o de nuestra madre, es el
super-yo hablando con él yo, es la conciencia valorando el comportamiento,
autocontrolándolo.
Mientras que Freud sostenía que toda sociedad implica necesariamente represión
y sufrimiento, causa última de las neurosis; Marcuse sostiene que el estudio mismo del
inconsciente alberga esperanzas sobre una sociedad no represiva que incluiría la no
alienación en el trabajo y la liberación sexual, lo cual sería posible si la sociedad fuera
consciente de lo innecesario de su “plus-represión” en materia productiva y en materia
reproductiva.
En este sentido, Marcuse explica que: “El hecho de que el principio de realidad
tiene que ser restablecido continuamente en el desarrollo del hombre indica que su
triunfo sobre el principio del placer nunca es completo y nunca es seguro… Rechazado
por la realidad externa o inclusive incapaz de alcanzarla, la fuerza total del principio del
placer no sólo sobrevive en el inconsciente, sino que también afecta de muchas maneras
a la misma realidad que ha reemplazado al principio del placer. El retorno de lo
reprimido da forma a la historia prohibida y subterránea de la civilización… Freud
considera “eterna” la “primordial lucha por la existencia” y, por tanto, cree que el
principio del placer y el principio de la realidad son “eternamente” antagónicos. La idea
de una civilización no represiva es imposible, es la piedra central de la teoría freudiana.
Sin embargo, su teoría contiene elementos que rompen esta racionalización.”53
c) El Esquema Actitudinal.
Los valores son generales y las actitudes son predisposiciones concretas, los
valores son a los símbolos (el lenguaje), lo que las actitudes son a los signos (señales de
tráfico).
Con el concepto de actitud pasa como con el de cultura, que hay muchas
definiciones como las de Allport, Newcomb, Rokeach, etc.
54
J. E. Rodríguez Ibáñez: La perspectiva sociológica: Historia, teoría y método, Op. Cit. Págs... 138 y
139.
Por lo que a nosotros interesa, podemos decir, siguiendo a G. Pastor Ramos, que
las actitudes son “disposiciones elementales de conducta en potencia, sintetizadas por la
personalidad humana en base a sus dotaciones psíquicas innatas y al contenido de sus
experiencias socioculturales; estas disposiciones actitudinales dirigen la reactividad
individual por cauces relativamente estables y por eso previsibles.” 55
Como base de las teorías de la disonancia podemos recordar las dos hipótesis
básicas de la Teoría de la Disonancia Cognitiva de Festinguer57, según la cuál, la
existencia de disonancia, al ser psicológicamente incómoda, provoca que la persona
intente reducir la disonancia y alcanzar la consonancia cambiando los conocimientos y
valores que sean disonantes con sus acciones, o, cuando la disonancia ya existe, la
persona evitará activamente las situaciones y las informaciones que probablemente
incrementarían la disonancia.
55
G. Pastor Ramos: Psicología social sistemética, Universidad Pontificia de Salamanca, Salamanca,
1978, pp. 359 y ss.
56
R. P. Abelson: Theories of Cognitive Dissonance, Rand McNally, Chicago, 1968.
57
L. Festinger: Una teoría de la disonancia cognitiva, Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1974.
Si quisiéramos sintetizar el esquema actitudinal en predisposiciones o formas de
afrontar la vida, podríamos distinguir entre una predisposición activa y una
predisposición pasiva.
d) La Asignación de Roles.
Estos cometidos, que conocemos como roles, están respaldados socialmente por
su correspondiente estatus o posición social e incluyen un conjunto de actividades
concretas que el grupo espera que se cumplan. En este sentido, es previsible que un
médico cure a los enfermos, que un juez aplique la ley a los casos concretos de acuerdo
con las circunstancias y con criterios imparciales y que un arquitecto cimiente
adecuadamente las casas que construye; por ello, si los médicos, los jueces o los
arquitectos no cumplen con su deber pueden ser sancionados y, en contrapartida, los que
no disponen de semejante estatus no pueden curar, ni administrar justicia, ni firmar el
proyecto de una casa porque de hacerlo sería considerado intrusismo o usurpación de
funciones y perseguido por la ley.
Los roles son importantes, como señalaba Mead, artífice del concepto, por
cuanto que regulan la conducta y permiten a los hombres predecir los actos de los
demás y determinar su propia conducta de acuerdo con el escenario en el que actúan.
Supongamos que alguien va a una carnicería con la intención de comprar cuarto
y mitad de carne picada y pregunta ¿Quién da la vez?, sin tan siquiera dirigirse al
carnicero de quién espera recibir el pedido; esta conducta supone una “acción social con
sentido”, en los términos de Weber58, por cuanto que todos los participantes en la acción
social la entienden en un momento y lugar determinados manifestándose como
explicativa de la causa de dicha acción: pide la vez para comprar carne porque pretende
cocinarla y comerla para satisfacer su apetito.
e) La Conducta Desviada.
58
M. Weber: Economía y sociedad, F.C.E., México, 1964, pag. 5.
Esta aseveración inicial nos obliga a declarar, puesto que nos descubre, que
nuestra perspectiva a la hora de abordar la conducta desviada, incluso la conducta
criminal o, más allá, la conducta delictiva, es estrictamente sociológica, y renunciamos a
cualquier explicación psicológica o biológica de la misma por considerar, con
Durkheim59, que la conducta desviada es un “hecho social normal” cuyas causas son
sociales, son previsibles y son socialmente modificables o incluso asumibles. Decimos
que la conducta desviada puede ser asumible, e incluso positiva, por cuanto que pudiera
resultar una conducta innovadora de la que se podrían derivar diferentes ventajas futuras
para la sociedad y porque su inexistencia, la inexistencia de conducta desviada,
solamente demostraría un excesivo y patológico control social.
Para los sociólogos ambientalistas o con enfoque ecológico, el crimen tiene que
ver con el ecosistema social entendido como la interacción de una población, con su
cultura correspondiente, en un territorio determinado en el que tienen que coexistir con
otras poblaciones de diferente cultura.
Dentro de esta estructura radial los ecólogos del crimen definen dos zonas
especialmente criminógenas: la primera sería la que separa el casco antiguo de la
ciudad y su primer ensanche y, la segunda, estaría situada en los extrarradios
marginales de la ciudad o zonas chabolistas.
Para los que consideran que el crimen depende de un choque entre subculturas,
dicho fenómeno resulta del enfrentamiento organizado de un grupo contra el conjunto
de la sociedad, fundamentalmente jóvenes de clase baja, como consecuencia de su
frustración para alcanzar los objetivos, no ya de las clases altas, sino de las clases
63
R. K. Merton: Teoría y estructura sociales, Op. Cit. pp. 241 – 247.
64
R. Park, Burguess y McKenzie: The City, The University of Chicago Press, Chicago, 1928. p. 51.
medias. Esta frustración se manifiesta, en opinión de Cohen65, en conductas criminales
gratuitas, maliciosas y destructivas, amparadas en una subcultura determinada definida
no por su peculiaridad, sino por la inversión de los valores de la cultura dominante, lo
que constituye no ya una subcultura, sino una contracultura.
Para los que consideran que el crimen depende de un conflicto social entre
grupos con intereses contrapuestos y estatus sociales superpuestos, el comportamiento
desviado es una reacción al desigual e injusto reparto del poder económico, político y
cultural. Para estos sociólogos, como Dahrendorf66, el consenso social no existe y lo
normal es el conflicto y el cambio estimulado por la tendencia a la igualdad en
sociedades endémicamente desiguales que sólo consiguen disminuir provisionalmente
la tensión del conflicto mediante la coerción de los poderosos sobre los débiles.
Por último, hay otros sociólogos, los interaccionista, que consideran que el
crimen no existe, que no es una cualidad intrínseca de la conducta, que no es una
“cosa”, como consideran el resto de los sociólogos, que se pueda explicar, prever y
corregir, sino que el crimen es una mera atribución del estatus de criminal a una
conducta del que se deriva el etiquetamiento de una persona por parte de los poderes
establecidos.
Desde este punto de vista, entre los que podemos destacar el de Goffman67 y
Becker68, la conducta delictiva no depende de la naturaleza del delincuente ni de la
maldad de los hechos, sino de que la cultura dominante se haya materializado en una ley
que define una conducta como delictiva y de que los órganos policiales seleccionen al
delincuente no sólo por sus hechos sino también por sus circunstancias y de que los
jueces los estigmaticen mediante sentencia firme como delincuentes lo que,
precisamente, es lo que les resocializa y convierte en auténticos criminales, ya que es el
momento en el que el desviado acepta y aprende su “rol social de delincuente”, su papel
de “villano” en la “obra de teatro”, convirtiéndose en una especie de profecía que se
65
A. K. Cohen: Delinquent Boys. The Culture of the Gang. The Free Press, New York, 1955. pp. 26 y ss.
66
R. Dahrendorf: Out of Utopia: Toward a Reorientation of Sociological Analysis, American Journal of
Sociology nº 64, pp. 126 y 127.
67
E. Goffman: Estigma, Amorrortu, Buenos Aires, 1970.
68
H. S. Becker: Outsiders. Studies in the Sociology of Deviance. The Free Press, New York, 1963. pp. 9 y
ss.
cumple a sí misma, máxime si tenemos en cuenta la enorme frecuencia con la que los
delincuentes han sido previamente víctimas.
Como señala M. Foucault, dentro de esta teoría: “El delincuente se distingue del
infractor por el hecho de que es menos su acto que su vida lo pertinente para
caracterizarlo... La detención provoca la reincidencia. Después de haber salido de
prisión, se tienen más posibilidades de volver a ella; los condenados son, en una
proporción considerable, antiguos detenidos... La prisión fabrica indirectamente
delincuentes al hacer caer en la miseria a la familia del detenido... Admitamos que la ley
está destinada a definir infracciones, que el aparato penal tenga como función reducirlas
y que la prisión sea el instrumento de esta represión. Entonces hay que levantar un acta
de fracaso...”69
Todo ello nos lleva a señalar que hay una enorme cantidad de conductas
diferentes, perfectamente integradas en la cultura "global".
69
M. Foucault: Vigilar y castigar, Siglo XXI, México, 1976, pp. 255 y ss.
conductas desviadas no sólo son “normales”, sino que han supuesto un estímulo
importante para el cambio social y la regeneración y renovación de la cultura
dominante.
Esto puede ocurrir por dos razones: por haber conflictos entre las pautas
valorativas o normativas aprendidas y las dominantes en una sociedad concreta (puede
ser el caso de los emigrantes); o por faltar los medios adecuados y suficientes para
alcanzar los objetivos socialmente marcados (puede ser el caso de los jóvenes en busca
de su primer empleo). La combinación de desmoralización (los valores y normas
aprendidos, y que su conciencia le recuerda, no son funcionales para alcanzar los
objetivos socialmente valiosos) y de frustración (los objetivos socialmente valiosos y
“normales” son inalcanzables por carecer de los medios elementales para lograrlos)
constituyen el núcleo explosivo de la anomia, que corroe al grupo social.
En este caso estamos hablando del “idiota”, en los términos del significado de la
palabra griega “idiotés”, que hace referencia más a un retrasado moral que a un
“imbécil” o retrasado mental.
Como señala Bilbeny: “Al margen de esta general aceptación del carácter
sociopático o conflictivo de estos individuos, existe, sin embargo, una gran diversidad
de pareceres en lo que concierne al origen de su problema. El enfoque biológico cree en
la existencia de factores hereditarios. Las teorías neurofisiológicas defienden la idea de
una baja reactividad bioeléctrica. El conductismo psicológico observa, ante todo, una
incapacidad para adquirir respuestas condicionadas a situaciones de peligro o
desaprobación social. El psicoanálisis suele pensar en un individuo cuyo super-yo no ha
madurado lo suficientemente bien, sea por superprotección o por rechazo de los padres.
Las teorías sociológicas amplían esta influencia del ambiente al contexto familiar”70.
70
N. Bilbeny: El idiota moral, Anagrama, Barcelona, 1993, pp. 50 y ss.
71
A. Giddens: Un mundo desbocado. Efectos de la globalización en nuestrass vidas, Taurus, Madrid,
2000, pp. 59 a 61.
En ambos casos el origen de la desviación estaría en la devaluación de las
tradiciones, en la pérdida de puntos de referencia y en la necesidad de agarrarse a un
“clavo ardiendo”.
72
A. Giddens: Sociología, Alianza, Madrid, 1991, p. 186.
3.- EL CONCEPTO DE COMUNICACIÓN.
73
P. Montaner y R. Moyano ¿Cómo nos comunicamos?, Alambra, Madrid, 1995, p. 21.
74
Ibidem. p. 112.
mensaje y que se compone de soporte (papel u ondas hercianas por ejemplo) más señal
(signos lingüísticos, la palabra árbol que sustituye simbólicamente al objeto
conceptualizado), y el mensaje, que como indica Rodrigo Alsina75, cumple con las
siguientes funciones: denotativa (transmisión de información), emotiva (relación
afectiva y subjetiva entre emisor y receptor), conativa (que pretende conseguir una
reacción del receptor), fáctica (interesada en cerciorarse de que funciona el canal de
comunicación), metalingüística (cuando se quiere confirmar que se comprende el
mismo código), y poética (cuando lo importante no es el contenido sino la forma del
mensaje).
Para que el emisor comparta su mensaje con el receptor, no sólo tiene que
funcionar el canal, sino que tienen que compartir previamente algunos aspectos básicos
de la cultura a fin de que los signos enviados en forma de “significantes” por el emisor,
ya sean verbales, icónicos o kinésicos, puedan ser decodificados por el receptor para
comprender su “significado”, lo cual sólo es posible si emisor y receptor comparten un
sistema “compatible” de “significación”, que es un producto concreto de una subcultura
determinada.
76
C. Cooley: "The significance of communication". En B. Berelson & M. Janowitz (eds.), Reader in Public Opinion
and Communication. Free Press, New York, 1966, pp. 147-155.
77
C. Shannon & W. Weaver: The Mathematical Theory of Communication, University of Illinois Press, Chicago,
1949.
78
J. Newman: "A Rationale for a Definition of Communication ". En A. Smith (eds.); Communication and Culture,
Holt, Rinehart and Winston, New York, 1966, pp. 55-63.
79
H. Lasswell: "The Structure and Function of Communication in Society". En L Bryson: The Communication of
Ideas, Harper and Row, New York, 1948, pp. 37-51.
Y la de Wilbur Schramm, según la cual comunicar es compartir información
para reducir la incertidumbre.
Aunque todas estas definiciones tienen matices diferentes, todas ellas tienen en
común el elemento de respuesta o efecto: la comunicación ocurre sólo si el organismo
reacciona al mensaje o estímulo de alguna manera.
80
J. L. Bozal: “Introducción a la teoría de la Comunicación”, en el volumen colectivo Comunicación humana.
Programa desarrollado en la Convención de Comunicación Humana celebrada en la A.N.I.I. del 25 al 29 de octubre
de 1971, Barcelona, pp. 1-14 (edición ciclostilada).
81
P. Costa: “Hipótesis para una metodología de la comunicación”, en el volumen colectivo Comunicación y
Condición Humana. Ponencias presentadas al I Congreso Nacional de Comunicación Humana y Ecología,
Barcelona, 1972, pp. 145 y ss.
cuanto que la información transmitida supone un cambio, entendido como una actitud
crítica o favorable a la información recibida82.
1) “Aunque se admita que el hombre pueda comunicarse con seres que no son
hombres, sólo la comunicación entre seres humanos es comunicación humana.
2) Se produce cuando alguno o algunos transmiten algo a otro u otros.
3) Esa transmisión (no importa el medio o el procedimiento que se emplee) es
simbólica, es decir, realizada no materialmente, sino mediante signos que
representan, expresan o sustituyen lo que se quiere transmitir.
4) El empleo de los signos es intencional y su significación está convenida y
compartida.
5) Por ello, tales signos son utilizados con conciencia de que causarán un efecto
más o menos previsible, de que provocarán una respuesta congruente.
6) La operación comunicativa es posible porque hay en el hombre un interés y una
capacidad para producir y recibir estímulos simbólicos.
7) La capacidad sólo se actualiza socialmente.
8) Y adopta las formas culturales del grupo”83.
82
Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad de Barcelona, Hacia una metodología de la comunicación,
Barcelona, 1973, p. 4.
83
F. Sanabria: “Sobre el concepto de comunicación humana y su papel social”, en Revista Española de la Opinión
Pública, núm. 26, p. 29 de la separata.
ofrecido múltiples y distintos modelos que intentan explicar cómo funciona el proceso
de la comunicación y cuáles son los elementos fundamentales que lo componen84.
Señales Señales
emitidas recibidas
Fuente de
Transmisor Canal Receptor Destino
información
Mensaje Mensaje
Ruido
84
Para una visión detallada del desarrollo histórico de la comunicación como ciencia, consultar C. Fernández
Collado: La comunicación humana en el mundo contemporáneo, McGraw-Hill, México, 2001, Op. Cit. pp. 2-18.
85
Formulación original del modelo en C. Shannon y W. Weaber, Teoría matemática e la Comunicación. Forja,
Madrid, 1981, p. 48.
funciones de la comunicación es permitir a los participantes mantener su orientación
simultáneamente respecto del otro y respecto del objeto de la comunicación.
OBJETO
(Tema de la comunicación)
AX BX
AB
COMUNICADOR COMUNICADOR
(Persona A) BA (Persona B)
86
T. Newcomb: "An Approach to the Study of Communicative Acts", Psychological Review, 1953, nº 60, pp. 193-
404.
87
B. Westley, J. R. McLean: "A Conceptual Model of Communications Research", Journalism Quarterly, 1957, nº
34, pp. 31-38.
protagonistas directos están más allá del campo sensorial del receptor. Los medios se
convierten así en filtros (“gatekeepers”) de la información. Ellos deciden qué
información es importante o no para ser difundida a grandes audiencias (Agenda
Setting).
88
A. S. Tan: Mass Communication Theories and Research, Macmillan Publishing Co., New York, 1985.
4) La comunicación es subjetiva. La cultura influye en las formas en que se perciben
los objetos del entorno y en la codificación y la decodificación de los mensajes. La
cultura es el sistema de creencias, valores, símbolos, lenguaje y patrones de
conducta compartido por un grupo, comunidad o sociedad.
Para que el acto comunicativo se pueda efectuar, es necesario que el emisor que
codifica el mensaje utilice un código conocido por el receptor, de manera que éste
pueda interpretarlo. Por ejemplo, alguien que desconozca el alfabeto Morse nunca podrá
interpretar las señales de un mensaje escrito con este sistema.
Para corregir los errores que puede producir el ruido se utiliza la repetición
informativa o “redundancia”, aunque puede provocar que el paso de la información sea
más lento. Por ejemplo, cuando queremos llamar la atención de alguien que está al otro
lado de la calle, llamándole por su nombre, para disminuir los trastornos que puedan
atenuar la recepción del mensaje verbal (la distancia, el ruido ambiental, la falta de
89
Para obtener algunas definiciones de los elementos del proceso de comunicación ver P. Montaner y R. Moyano,
¿Cómo nos comunicamos? Op. Cit. pp. 51-57.
atención del destinatario, etc.), elevamos el tono de voz y reforzamos mediante gestos la
información que queremos transmitir.
90
Los epígrafes 4.4 y 4.5 reflejan la explicación de ambos tipos de comunicación según el profesor Carlos Fernández
Collado, en C. Fernández Collado: La comunicación humana en el mundo contemporáneo, Op. Cit., pp. 22-88.
3.4 COMUNICACIÓN INTERPERSONAL.
Comunicación XXXX XX XX XX
pública
(charlar y
hablar en
público)
Veamos, pues, cuáles son algunos de los cambios cualitativos fundamentales que
pueden ocurrir en los comportamientos comunicativos de los participantes en una
relación ya establecida y de qué manera afectan al desarrollo y transformación de una
relación impersonal en una relación interpersonal.
Las reglas impuestas por factores externos sirven para definir las expectativas
culturales y las prescripciones que son inherentes al rol y que se asocian con la relación.
Estas reglas conforman el conocimiento cultural y sociológico que permite a los
participantes comportarse de manera apropiada y anticipar las probables respuestas a
sus mensajes. Cuando estas reglas son las guías primarias de la comunicación, la
relación es relativamente impersonal. En cambio, cuando los comunicadores llegan a un
acuerdo sobre ciertas reglas que sólo se aplican a ese caso, se produce un cambio
cualitativo que transforma gradualmente la relación a un nivel de interpersonalidad. A
medida que disminuye la influencia de las reglas impuestas desde el exterior y aumenta
la influencia de las reglas interiores, que se alcanzan a través de la negociación entre los
participantes, la relación se vuelve más interpersonal.
Descripción Ejemplo
Variable
Estructuración del Esta estrategia se basa en la habilidad del individuo para estructurar el
ambiente contexto comunicativo de forma que acreciente la probabilidad de obtener
información.
Identificación del Los comunicadores que recurren a la estrategia del engaño concuerdan con
engaño las opiniones del otro, lo adulan o le ofrecen favores, porque trata de obtener
algo a cambio. La identificación del engaño busca desenmascarar la
hipocresía95.
Una vez pasadas las etapas iniciales de la relación, existen diversos factores que
contribuyen a que esta se desarrolle, es decir, que se vuelva cada vez más interpersonal.
94
Sobre la norma de reciprocidad ver: R. B. Cialdini: The Psychology Influence of Persuasion, Revised Edition.,
William Morrow, New York, 1993.
95
Miller, G. R. & Stiff, J. Deceptive Communication, Sage, Beverly Hills, California, 1993.
96
C. R. Berger: “Uncertainty and Information Exchange in Developing Relationships”, en S. W. Duck (ed.),
Handbook of Personal Relationships, John Wiley & Sons, New York, 1988, pp. 239-255.
Uno de esos factores importantes es la “autorrevelación”: se refiere a la información
sobre sí mismo que alguien comunica a una o más personas que él considera que no
podrían conocer a menos que la revele. Es, por lo tanto, información “personal y
privada” en el ámbito de lo que Simmel denominaba “secreto”; es decir, del tipo que el
individuo no revelaría a cualquier persona que le preguntara. La comunicación de esta
información puede ser tanto verbal como mediante claves no verbales. La
autorrevelación sincera de los comunicadores fomenta la confianza entre sí y conduce a
la relación a un mayor nivel de interpersonalidad. La información psicológica que
contienen los mensajes autorreveladores aumenta la exactitud predictiva. La
información personal y privada que comparten los comunicadores, les permite
conocerse entre sí a un nivel explicativo.
97
Para una conceptualización más profunda del término reciprocidad en las relaciones consultar las teorías del
equilibrio interpersonal de: T. M. Newcomb: “An Approach to the Study of Communicative Acts”, Psychological
Review, nº 60, 1953, pp. 393-404.
En este sentido, un aspecto especialmente importante en las relaciones es el
relativo dominio y sumisión de quienes participan en ella. Atendiendo a este criterio, se
pueden dar tres tipos de relaciones:
98
C. Fernández Collado La Comunicación Human en el mundo contemporáneo, Op. Cit. p. 59
- Debe existir una estructura organizacional con normas formales o
informales aceptadas y roles establecidos.
- Los miembros de los grupos son dependientes entre sí, hasta cierto punto, y
deben, por ello, interactuar.
Igual que ocurre con su definición, existe también gran diversidad de criterios
entre los teóricos a la hora de establecer una tipología de grupos. Los grupos se pueden
clasificar en grande-pequeño, primario-secundario, formal-informal, temporal-a largo
plazo, según características o propiedades, como el tamaño (número de miembros que
lo integran), el nivel de intimidad, o la solidaridad (grado de cohesión). Los grupos
también se pueden clasificar de acuerdo con sus objetivos o actividades en grupos de
trabajo, de terapia, sociales, etc. En el Cuadro nº 4 se revisan las definiciones de las
tipologías de grupos más utilizadas.
Una de las causas más importantes por las que alguien se une a un grupo es
porque descubre que sus actividades son afines a las que desarrollan las personas que lo
integran (atracción interpersonal). Así, el grupo le resulta atractivo debido a factores
como la proximidad, la semejanza y la percepción de la capacidad ajena.
Descripción Ejemplo
Grupos
Primario Es una asociación íntima, cara a cara, en la que La familia, el grupo de
sus miembros cooperan, simpatizan y se amigos.
identifican mutuamente.
Por otro lado, una persona puede decidir unirse a un grupo porque está de
acuerdo con las metas o propósitos de éste o porque le agradan las actividades que
realizan sus miembros (por ejemplo, una persona preocupada por el medio ambiente
puede unirse a una asociación ecologista).
Durante la etapa de formación del grupo, el aspecto que destaca entre sus
miembros es el de “afinidad” (se busca llegar a un terreno común).
99
S. L. Tubbs & S. Moss: Human Communication, 8ª. Ed. McGraw-Hill, New York, 2000.
100
C. Fernández Collado, La comunicación humana en el mundo contemporáneo, Op. Cit, p. 63.
posibilidades de producir disentimiento y controversia (los comentarios de los otros se
interpretan como ataques o críticas y se elaboran conclusiones equivocadas).
Hasta ahora hemos revisado los factores principales que intervienen en los
procesos de formación y desarrollo de los grupos. A continuación nos vamos a ocupar
de tres grupos importantes de variables que influyen en los procesos y el
funcionamiento de los grupos que han conseguido llegar a una etapa de desarrollo
relativamente estable. Abordaremos, pues, factores relativos a la “composición” del
grupo, su “estructura” y sus “redes de comunicación”.
Género El sexo de los miembros del grupo Cuando se infringen las normas con
también afecta a sus procesos. poca frecuencia, los hombres
Hombres y mujeres tienen distintos reaccionan de forma más agresiva que
comportamientos grupales. las mujeres, pero cuando se violan con
frecuencia ocurre lo contrario.
102
M. E. Shaw & D. S. Gouran: “Group Dynamics and Communication”, in G. L. Dahnke, C. Fernández Collado &
G. W. Clatterbuck (eds.), Human Communication. Theory and Research. Wadsworth, Belmont, California, 1990.
103
Festinger, L. “Informal Social Communication”, Psychological Review, 1950, nº 57, pp. 271-282.
opiniones divergentes y estimula la coincidencia de enfoques limitados, lo que puede
llevar a decisiones desastrosas”104.
106
G. J. Galanes, K. Adams & J. K. Brilhart: Communicating in Groups. Applications and Skills, 4ª. Ed., McGraw-
Hill, New York, 2000.
La red de comunicación que se establece en un grupo puede ser “formal”
(cuando es impuesta por una autoridad externa) o “informal” (derivada de los procesos
de interacción del grupo). La comunicación es un proceso importante en la interacción
del grupo, puesto que el flujo de información entre sus miembros determina, en cierta
medida, la eficiencia del grupo y la satisfacción de quienes lo integran.
* Los puntos representan posiciones dentro del grupo y las líneas representan
canales bidireccionales de comunicación.
Hay dos conceptos que explican los efectos diferenciales de las redes de
comunicación sobre las actuaciones del grupo y sobre la satisfacción de sus miembros:
la “independencia” y la “saturación”. Según la definición de Shaw, “la independencia se
refiere al grado de libertad con que puede trabajar un miembro del grupo en éste”108. La
satisfacción es mayor en aquellas personas que son más independientes, es decir, que
están más libres de restricciones. Si bien es cierto que existen diversos factores que
determinan la libertad de acción (independencia) de las personas (por ejemplo, factores
situacionales, como las acciones de los otros miembros del grupo, y las percepciones
personales de la situación) la posición que el individuo ocupa dentro de la red influye
notablemente sobre la independencia, ya que determina el grado de accesibilidad a la
información.
Se dice que una posición está saturada, cuando el número de mensajes que debe
manejar la persona que ocupa una posición central excede su capacidad. Cuando esto
ocurre, los excesivos requerimientos de comunicación empiezan a contrarrestar los
efectos ventajosos de estar en una posición favorable dentro de una red de
comunicación. En general, cuanto mayor es la saturación, menor es la eficiencia del
grupo y también es menor la satisfacción de sus miembros.
108
M. E. Shaw: “Communication Networks”, en L. Berkowitz (ed.), Advances in Experimental Social Psychology,
vol. 1, Academic Press, Nueva York, 1964, pp. 111-147.
109
J. C. Gilchrist, M. E. Shaw y L. C. Walker: “Some Effects of Unequeldistribution of Information in a Wheel
Group Structure”, en Journal of Abnormal and Social Psychology, nº 49, 1954, pp. 554-556.
3.6. LA OPINIÓN PÚBLICA Y LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL.
En el caso que nos ocupa, vamos a revisar el concepto de opinión pública desde
la perspectiva de las Ciencias de la Comunicación. Esta disciplina aborda el estudio de
la opinión pública bajo una doble dimensión: el poder de los medios para cambiar o
influir en los estados y las corrientes de opinión populares (cambio o refuerzo de la
opinión pública como fenómeno ya existente en la sociedad); y el poder de los medios
para crear/formar la opinión pública (teorías y modelos de los efectos de los medios).
Cabe pues preguntarse, ¿qué efectos ejercen los medios sobre la sociedad en su
conjunto y sobre sus miembros en particular?, y ¿cómo actúan sobre la formación de la
opinión?
110
C. Monzón: Opinión pública, comunicación y política. La formación del espacio público, Tecnos, Madrid, 1996.
111
W. Schramm: "The Challenge to Communication Research". In R. O. Nafziger, and D. White: Introduction to
Mass Communications Research, Baton Rouge: Louisiana State University Press, 1958, pp. 3-28.
nombres, como la “Teoría de la bala”, el “Modelo de la aguja hipodérmica”, o el
“Modelo Estímulo-Respuesta”.
Al final de la década de los 40 y durante los primeros años 50, Hovland116 y sus
colegas aportaron evidencias experimentales al modelo de la influencia poderosa de los
medios de comunicación de masas, desde la División de Información y Educación del
Ejército y más tarde desde el Centro del Cambio de las Actitudes de Yale117.
El objetivo original de los estudios dirigidos por Hovland era aportar soluciones
a algunos problemas con los que se encontró el ejército americano durante la Segunda
Guerra Mundial, tales como conseguir que las esposas cambiasen los hábitos
alimenticios de sus familias, analizar las actitudes de la tripulación de los bombarderos,
levantar la moral de los nuevos reclutas y evaluar los efectos conseguidos sobre los
soldados con películas persuasivas. Yendo más allá de su objetivo original, Hovland y
sus colaboradores identificaron en sus experimentos las características de los
comunicadores, de los mensajes y de las audiencias, que pueden provocar cambios de
actitud en los receptores de la comunicación. Desde entonces, la influencia de Hovland
en la investigación de la comunicación de masas ha sido considerable. Su línea de
investigación es aún hoy el objeto de estudio de muchos investigadores de esta
disciplina.
112
H. Lasswell: Propaganda Technique in the World War, Knopf, New York, 1927.
113
P. Lazarsfeld and F. Stanton: Radio Research 1941, Duell, Sloan and Pearce, New York, 1941.
114
R. K. Merton: Mass Persuasion, Harper, New York, 1946.
115
H. Cantril: The Invasion From Mars, Princeton University Press, Princeton, N.J., 1940.
116
C. Hovland, A. Lumsdaine and F. Sheffield: Experiments on Mass Communication, Princeton University Press,
Princeton, N.J., 1949.
117
F. Valbuena de la Fuente: Receptores y Audiencias en el Proceso de la Comunicación, Pablo del Río, Madrid,
1976, pp. 79-121. Y F. Valbuena de la Fuente: La Comunicación y sus clases. Aplicaciones a diversos campos de la
actividad humana, Edelvives, Zaragoza, 1979, pp. 227-245.
Por otra parte, en 1944, Lazarsfeld, Berelson y Gaudet publicaron un
análisis de los efectos de los medios de comunicación de masas sobre las decisiones de
voto118. Dicho trabajo puso las bases de lo que ha resultado ser un duradero modelo
sobre los efectos de los medios: el modelo de los “efectos limitados” o de “refuerzo”.
Los investigadores descubrieron que los medios masivos habían tenido un efecto
directo muy pequeño en los votantes durante las campañas políticas. El principal efecto
que encontraron fue el de refuerzo de actitudes previamente existentes. El pequeño
porcentaje de personas que cambiaron de actitud lo hizo más debido a la influencia de
fuentes de comunicación personales (líderes de opinión) que a la influencia de los
medios de comunicación.
118
P. Lazarsfeld, B. Berelson & H Gaudet: The People's Choice, Columbia University Press, New York, 1944.
En años posteriores, se experimentó un interés creciente entre los ciudadanos por
los efectos de los medios en la audiencia, especialmente en los niños. La consecuencia
directa fue un incremento de las investigaciones sobre la violencia y el contenido sexual
en los programas y los anuncios de televisión durante los horarios de programación
infantil y juvenil. Los investigadores extendieron su atención a otros temas, para incluir,
por ejemplo, los efectos positivos (prosociales) y negativos (antisociales) de la
televisión. Esta fase fue muy activa al final de los años 80, con acaloradas polémicas
sobre las letras de las canciones pop y sobre los vídeos musicales mostrados en
televisión.
Los cambios de primacía entre los dos modelos sobre el poder de los medios en
distintas épocas se explican por dos tipos de razones, uno histórico y otro metodológico.
Hoy día, existe un interés renovado sobre el impacto que los medios masivos de
comunicación tienen en sus audiencias, sólo que actualmente el interés no se limita a los
cambios de actitud o de comportamiento. Los investigadores están hoy interesados en
otras muchas áreas en las que los medios ejercen su influencia sobre las audiencias,
tales como el grado de conocimiento sobre asuntos públicos y políticos, la forma de
estructurar las realidades sociales, las expectativas sobre el papel que ellos mismo y los
demás cumplen en la sociedad, la adquisición de actitudes y comportamientos políticos,
el uso del tiempo libre, los comportamientos antisociales (agresión, violencia,
prejuicios), los comportamientos sociales (altruismo, cooperación), el aprendizaje de
habilidades motoras y cognitivas, las percepciones sobre la importancia de los asuntos
públicos (Agenda Setting) y la satisfacción de las necesidades individuales (diversión,
entretenimiento), entre otros. Así pues, el modelo de la influencia poderosa de los
medios se ha ampliado en la actualidad para incluir, además de los cambios de actitud y
de comportamiento, otras muchas facetas de la experiencia humana.
119
En su capítulo “Historia y sistema de la investigación sobre audiencias”, el profesor Valbuena de la Fuente hace
un análisis crítico de este subcampo, revisando definiciones, modelos y perspectivas de los principales autores en el
ámbito de las audiencias. F. Valbuena de la Fuente: Teoría General de la Información, Madrid, Noesis, 1997, pp.
431-439.
otros y que no comparten expectativas comunes sobre los medios de comunicación,
debido a la falta de interacción social entre ellos.
120
J. Corner: “Mass in Communication Research”, Journal of Communication, Winter 1979, pp. 26-32.
121
El autor distingue tres niveles de significado del término respuesta: denotativo, connotativo y de “respuesta” o
“lectura”. J. Corner: “Meaning, Genre and Context: The Problematics of ‘Public Knowledge’ in the New Audiences
Studies”. En Curran y Gurevitz, Mass Media and Society, Edward Arnold, Londres, 1991, pp. 267-284.
El “Análisis de la Recepción” establece una estrecha relación entre el texto (el
contenido) y el lector. Al referirse al texto, los autores de esta perspectiva hablan de
géneros. Por ejemplo, en el medio más estudiado, la televisión, no se habla de la TV
como un todo, sino que se distingue entre dos géneros, la programación de ficción y la
programación de no ficción. Las expectativas que los espectadores se aplican a un tipo u
otro de programa y las interpretaciones que se establecen dependen en gran medida del
tipo de género de que se trate122.
Otro elemento importante que tiene en cuenta este tipo de análisis sobre la
interpretación (recepción) y los efectos de los contenidos de los medios son las
características etnográficas de los lectores: el ambiente en el que ven los programas, el
nivel de participación (papel más o menos activo, actitud) de los miembros de la
audiencia en los géneros, sus prácticas de lectura (las relaciones entre los géneros), y sus
características demográficas124.
122
Según Dubrow, el género funciona como un código establecido entre al autor y su lector. Por poner un ejemplo,
los lectores no esperan lo mismo de un telediario que de una novela rosa. J. Dubrow: Genere. Methuen, Londres,
1982.
123
J. Corner, “Meaning, Genre and Context: The Problematic of ‘Public Knowledge’ in the New Audiences Studies”.
In Curran y Gurevitz, Mass Media and Society, Op. Cit, p. 276.
124
Para una visión exhaustiva del “Análisis de la Recepción” ver: F. Valbuena de la Fuente: Teoría General de la
Información, Op. Cit., pp. 487-495.
habituales y quienes, en compañía real o vicaria de sus iguales, se comportan de una
manera social y organizada respecto de las comunicaciones de masas”125.
1) ¿De qué manera las relaciones sociales de una persona (interacciones con otras
personas) influyen en el uso que esa persona hace de los medios de comunicación?
2) ¿Cómo utilizan las audiencias los medios de comunicación para conseguir objetivos
sociales u otras gratificaciones?
125
E. Freidson: “Communications Research and the Concept of the Mass”, American Sociological Review, 1953, nº
18, pp. 313-317.
importancia secundaria. Lo que importa es la capacidad del comunicador para
reproducir el mensaje y enviarlo simultáneamente a receptores espacialmente separados.
126
G. Gerbner: “Mass Media and Human Communication Theory”. En F.E.X. Dance (eds.), Human Communication
Theory, Rinehart and Winston , New York, 1967 , pp. 40-57.
La primera función es” vigilar”. Al examinar el entorno inmediato y lejano, la
comunicación permite a la comunidad recibir información sobre los peligros y las
oportunidades del medio en el que existe. De esa forma, los miembros de la comunidad
son capaces de ampliar su conocimiento de lugares, eventos, y personas que están más
allá de lo que pueden experimentar directamente en su entorno. El éxito en el control
del entorno requiere el conocimiento de los elementos que lo integran. En la
actualidad, la responsabilidad de cumplir con esa función de vigilar les ha sido
atribuida a los medios de comunicación.
127
H. Laswell: "The Structure and Function of Communication in Society". En L Bryson: The Communication of
Ideas. Op. Cit.
Podemos resumir estas tres funciones que la comunicación realiza en las
sociedades modernas en una única, que sería el principal objetivo de todo acto
comunicativo: preservar el sistema (Cuadro nº 6).
Otra perspectiva que trata de explicar esa transacción entre los medios de
comunicación y la audiencia es el Modelo de los Usos y las Gratificaciones128. Esta
perspectiva considera que la audiencia es activa y utiliza los medios de comunicación de
una manera consciente y deliberada para conseguir determinados objetivos.
Las principales preguntas a las que trata de dar respuesta la investigación sobre
los usos y las gratificaciones de los medios de comunicación son, en primer lugar, por
qué los utilizamos, es decir, cuáles son las necesidades individuales que nos llevan a
elegir un tipo determinado de medio de comunicación en lugar de otro, o a elegir un tipo
de contenido en lugar de otros posibles. En segundo lugar, esta teoría explica en qué
medida los medios de comunicación satisfacen las necesidades individuales y sociales
de la audiencia129.
128
E. Katz, M. Gurevitch & H. Haas: "On the Use of Mass Media for Important Things", American Sociological
Review, 1973, nº 38, pp. 164-181. y E. Katz, J. Blumler & M. Gurevitch: "Uses of Mass Communication by the
Individual". En W. Davidson & F. T. Yu (eds.), Mass Communication Research, Praeger, New York, 1974, pp. 11-
35.
129
Los medios de comunicación satisfacen las necesidades de la audiencia cumpliendo una serie de funciones o
gratificaciones cuya tipología fue originalmente establecida por Lasswell y más recientemente refinada por McQuail,
Blumler y Brown:
En el caso de la televisión, este modelo aporta algunas ilustraciones sobre el
papel que este medio tiene en la vida de las personas 130. Explica las razones por las que
la televisión resulta tan atractiva para distintos sectores de la audiencia, por ejemplo
para los adolescentes, ayudándonos a comprender por qué su influencia sobre ellos
puede ser tan importante.
Rubin analiza el atractivo que la televisión tiene para los jóvenes y estudia las
diferencias en los comportamientos expuestos a la televisión y las motivaciones para
utilizar este medio entre los niños y los adolescentes 131. Lometti, por su parte, revela que
el uso más importante de los medios de comunicación para los estudiantes universitarios
es la búsqueda de orientación132. Dentro de la adolescencia, Potter expone cómo la
televisión pasa de ser una “ventana mágica” a ser una fuente de personajes con los que
los jóvenes pueden relacionarse133.
H. Lasswell: "The Structure and Function of Communication in Society". En Bryson, L. (ed.), The Communication of
Ideas, Op. Cit. pp. 37-51.
D. McQuail, J. G. Blumler, J.G. & J. Brown: "The Television Audience: A Revised Perspective". En D. McQuail:
Sociology of Mass Communication, Penguin, Harmondsworth, England, 1972.
130
A. Rubin: "Television Uses and Gratifications: The Interactions of Viewing Patterns and Motivations", Journal of
Broadcasting, Winter 1983, Vol. 27, nº 1, pp. 37-51.
131
A. Rubin: "Television Usage, Attitudes and Viewing Behaviours of Children and Adolescents",
Journal of Broadcasting, Summer 1977, Vol. 21, nº 3, pp. 355-369; “Media Gratifications through Life-
Cycle”, en W. Rosengren & Palmgreen, Media Gratifications Research: Current Perspectives, Sage,
Beverly Hills, 1985, pp. 195-208.
132
G. E. Lometti & C. R. Bybe: "Investigating the Assumptions of Uses and Gratifications Research",
Communication Research, July 1977, Vol. 4, nº 3, pp. 321-338.
133
J. B. Potter: “How Adolescent’s perceptions of Television Reality Change Over Time?” Journalism Quarterly, 69,
Vol. 2, Summer 1992, pp. 392-405.
134
Noëlle-Neuman ofrece un análisis de la evolución y el futuro de la investigación sobre Efectos, en Noëlle-
Neuman, Elisabeth, “L’influence des mass media”, Etudes de Radio-Television, nº 26, 1980, pp. 121-176.
135
E. Katz: “Communication Research since Lazarsfeld”, European Journal of Communication, 1987, 5, pp. 526-
545, este autor habla del artículo de Lazarfeld, P. F., “Communication research and the social Psychologist”, en W.
Dennis (Ed.): Current Trends in Social Psychology, University of Pittsburg Press, Pittsburg 1948.
tipo general (radionovela), estructura económica y social del medio (propiedad
privada/pública) y naturaleza tecnológica del medio136.
136
Consultar el capítulo “Clases de Efectos” en Valbuena de la Fuente, Teoría General de la Información, Opus. Cit.,
pp. 511-517.
137
J. Hackforth: “Mass media and their effects: omnipotence or impotence”, Gazzette, 24, nº 2, 1978, pp. 138-144.
138
Otros trabajos de sistematización de los estudios sobre efectos son: B. Greenberg & C. Atkin: “Effects of the Mass
Media”, en C. Book, Cassandra et. al.: Human Communication: Principles, Contexts and Skills, ST. Martin’s Press,
New York, 1980, pp. 281-320 & D Roberts & C. Bachen: “Mass Communication Effects”, en Mass Communications
Review Yearbook, Sage, Beverly Hills, 1982.
comunicación (credibilidad de la fuente, estructura y atractivo del mensaje y
características del medio de comunicación) y en las respuestas del receptor, en cómo
éste reacciona al estímulo comunicativo externo (atención a la fuente y al mensaje,
comprensión del mensaje, cambios de actitud, retención del mensaje y de la fuente y
seguimiento de las recomendaciones de la fuente materializado en comportamientos
reales). La limitación del análisis de la comunicación a nivel individual utilizando la
metodología del experimento en laboratorio reside en que los resultados son
difícilmente generalizables.
En este sentido, como señala Hoebel, “la cultura es la suma que integra todas las
características aprendidas del comportamiento que se manifiestan y se comparten por
139
G. H. Mead: On Social Psychology, University of Chicago Press, Chicago, 1964.
los miembros de una sociedad"140. Así pues, la cultura incluye los valores, las creencias
y los comportamientos que son compartidos y aceptados por los miembros de un
sistema social.
Para que cualquier sistema social (un grupo, una comunidad, una nación, o cualquier
otro agregado de personas que puedan limitar o controlar directa o indirectamente el
comportamiento de los miembros individuales del grupo) continúe existiendo, es
necesario que las creencias y normas que guían los comportamientos individuales, se
transmitan de generación en generación. Analizar culturalmente el comportamiento
humano implica estudiar cómo las personas transmiten las normas a través del tiempo,
prestando especial atención a los valores y los símbolos.
140
A. E. Hoebel: “The Nature of Culture”. In H. L. Shapiro (ed.), Man, Culture and Society, Oxford University Press,
New York, 1960.
Según esta teoría, las personas respondemos a los objetos y eventos externos y
actuamos principalmente para obtener recompensas (materiales o en forma de
aprobación social) o para evitar penalizaciones. El behaviorismo tuvo una gran
influencia en los primeros estudios sobre persuasión conseguida por la publicidad. Los
investigadores se centraron en la manera en que las audiencias respondían a las
variables externas de la comunicación: el nivel de credibilidad de la fuente, la estructura
del mensaje, los elementos atractivos del mensaje, y las características del canal.
Generalmente, la respuesta estudiada era el cambio de actitud.
II) Gestalt, es una palabra alemana que significa “buena forma” o “totalidad”. En
psicología, la Teoría de la Gestalt explica cómo las personas organizan sus percepciones
sobre el mundo en general (incluyéndose a ellos mismos) y sobre el papel que juegan en
el mundo, así como sus actitudes y valores141.
141
D. Sherrod: Social Psychology, Random House, New York, 1982.
142
A. Bandura: “Model of Causality in Social Learning Theory”. En S. Sukemune (ed.), Advances in Social Learning
Theory, Kaneko-Shoho , Tokyo, 1983.
El Determinismo Recíproco afirma que el comportamiento humano se explica
mejor tomando en cuenta tanto factores internos como externos, y que ambos factores a
menudo interactúan.
Los factores internos incluyen los procesos en los que están interesados los
seguidores de la Gestalt y la psicología motivacional: los procesos perceptivos,
cognitivos y motivacionales del individuo. Los factores externos son en los que se
centran los behavioristas, incluyendo las características objetivas de los acontecimientos
externos y las consecuencias de las acciones en el entorno (como las compensaciones y
los castigos).