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Mate al matón que tiene adentro

Por Marcos Witt

“No matarás” - Éxodo 20:13.

Desafortunadamente usted y yo vivimos en un mundo en el


que en muchos lugares casi se glorifica la violencia. Hay
toda una industria multimillonaria que aplaude de cierta
manera la agresión, la violencia. Usted y yo no pensamos
nada en ir a ver o rentar una película o jugar un video juego
que contiene una cantidad de violencia donde las personas
están matando.

De hecho, algunas veces hemos visto una película en la que


cuando matan al malo, ¡hasta nos da gusto! Hasta lo
aplaudimos y decimos, “¡qué bueno que ya le tocó su justo
merecido!”

No sé que hay en el morbo del hombre que nos gusta ver


esa clase de agresión. Y una de las cosas que Dios muy
tempranamente se dio cuenta que necesitaba establecer
como un parámetro en nuestras vidas era, “diga no a la
violencia”. El esta diciendo, “no mates”, “no seas violento”.
Dios lo establece como un parámetro.

Fíjese usted lo que pasó con el hijo de Adán y Eva, un


muchacho que se llamaba Caín. No tenía más que años de
haber nacido la humanidad y ya teníamos al primer
homicida que mató a su hermano, Abel, y huyó de la tierra
y le fue muy mal. ¿Cómo es que la agresión y la muerte
esta en el corazón del hombre?

En la vida tenemos tres clases de homicidas. Son tres


diferentes tipos de muerte.
• La primera clasificación de muerte es aquellos que
matan físicamente, fría y calculadamente. Sin
embargo, una de las razones por las que no quitamos
la vida a nuestro prójimo es simple y sencillamente
porque usted y yo reconocemos y celebramos que la
vida es una de las máximas expresiones de Dios para
cada uno de nosotros. Celebramos la vida de Dios, la
máxima creación de Dios: el hombre.
Usted y yo no les quietamos las vidas a otras personas
porque valoramos la vida de Dios. Valoramos el hecho de
que Dios es el único que tiene el derecho de dar vida o de
dar muerte. ¡Usted y yo celebramos la vida!

La segunda razón por la que nosotros no matamos ni le


quitamos la vida a la gente es simplemente porque al
hacerlo interrumpimos los planes de Dios para esa vida. La
eutanasia, el suicidio, el aborto, todas esas cosas que le
quitan a Dios su soberanía sobre esas vidas e
interrumpimos los planes de Dios.

Pero hay una segunda clase de muerte, un segundo tipo de


homicida. No es el homicida al estilo de Alcapone que saca
su ametralladora y mata a todo el mundo. Sin embargo, es
un homicida de todos modos. Y esta es la gente que mata a
otras personas emocional y psicológicamente. No es una
muerte física pero es igual una muerte porque estamos
matando el alma, estamos matando las emociones. Y
Jesucristo habló a esta situación allá en Mateo 5:21 y 22 y
dijo, “alguna vez escuchaste que se dijo, ‘no matarás y
cualquiera que matare será culpable de juicio’ PERO [¿se
dan cuenta que el “pero” cambia todo lo anteriormente
dicho?] Yo les digo que cualquiera que se enoje contra su
hermano será culpable de juicio”.
Lo que Jesús esta diciendo aquí es que el mismo juicio que
hay contra aquellos que matan es contra aquellos que se
enojan contra su hermano.

En Mateo 5:22 Jesús sigue diciendo, “y cualquiera que le


diga ‘necio’ a su hermano, será culpable ante el concilio. Y
cualquiera que le diga ‘fatuo’ quedará expuesto al fuego
eterno”.
Jesús está diciendo que nuestras palabras matan a las
personas. Jesús está diciendo que tengamos cuidado con la
forma en la que nos dirigimos a otras personas.

Muchas veces hemos oído gente decir, “no, a mi las


palabras no me afectan”. ¡Mentiras! ¡Claro que las palabras
sí nos afectan! Cuando alguien se burló de nosotros,
cuando alguien nos dijo alguna cosa fea, cuando alguien
profirió contra nosotros alguna maldición, muchos vivimos
una muerte emocional. Ten cuidado de cómo hablas.

Por eso es que mi mensaje en este momento es: ¡dale vida


a las personas! Que tus palabras sean palabras de vida,
palabras de ánimo, de bendición. De esa palabra “fatuo” es
de donde se toma la palabra “idiota”, la palabra “estúpido”.
Y hemos escuchado eso tantas veces y lo hemos dicho
inclusive. Pero yo sé que usted es alguien que anima a las
personas, ¡yo lo declaro sobre usted en el nombre de Jesús!
¡Usted será una persona que anima, que declara vida en el
nombre de Jesús!

Hay una tercera clase de homicida – Es muy interesante


porque casi nunca pensamos en esta clase de muerte – y es
la persona que mata a otra persona por inacción.
Vea a su alrededor la necesidad que hay en nuestro mundo
y vea como Dios nos ha bendecido a usted y a mi. Y el no
hacer algo para ayudar y bendecir a las demás personas es
un homicidio. Yo puedo oír a gente diciendo, “yo nunca me
meto con nadie, yo no dejo que nadie se meta conmigo, yo
no hago nada”. Claro, y ese es tu error más grande. Si
pudiéramos entender el gozo que viene cuando nos
involucramos en las vidas de otros, al darle a otros algo, al
compartir lo que Dios nos ha dado. No hacerlo es matar por
inacción, es matar por perezoso.

Jesús dijo en una ocasión en Mateo 25, “un día tuve sed y
no me diste de beber, tuve hambre y no me diste de comer,
estuve desnudo y no me cubriste, estuve en la cárcel,
estuve enfermo y no me visitaste”. Y luego ahí preguntan
las personas “¿cuándo hice eso Señor? ¿Acaso yo haría una
cosa así? ¿Quién? ¿Yo, Señor? ¡Imposible que sea yo! Y
Jesús les dijo de la siguiente manera, “cuando lo has hecho
a cualquiera de estos más pequeños, si no les has dado de
comer, si no los has vestido, si no les has dado de tomar, si
tú no los has visitado en la cárcel ni en su momento de
necesidad, es exactamente como si me lo hubieras hecho a
mi”.

Ah, y ahí se nos abren los ojos y nos damos cuenta que
esas personas que tienen necesidad son hechas también a
la imagen de Dios y merecen que usted y yo les demos una
mano y los ayudemos en su momento de necesidad. ¡Esa
es la vida que Jesús nos ha venido a dar!

Voltee el parámetro número uno, “no matarás”. Lo que el


Señor está diciendo es, “en lugar de matar, ¡da vida!”
Busque necesidades y entregue su vida en lugares donde
hay necesidad.

En su congregación hay muchas necesidades. Visite un


orfanatorio, una cárcel, un hospital, los huérfanos, las
viudas, los menesterosos; entregue su vida. ¿Sabe por qué?
Porque no matar significa dar vida a los demás. ¡Eso es no
matar! ¿Qué les parece?

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