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DIFERENCIACIÓN Y DIALÉCTICA DE LAS POLARIDADES

(Manual I Instituto Gestalt)


La formación de una gestalt finaliza con la creación de un todo unificado
de sentido y actividad que logra la gratificación de las necesidades del
organismo. El Inicio de este proceso es un estado diferente de
integración. Es el punto que hemos llamado de indiferencia creativa. Es
el punto cero, es el principio y el centro. En este momento, después de
la saciedad, estamos abiertos a las posibilidades creativas del campo,
pero no envueltos en ellas todavía.
La diferenciación es el proceso de separar las posibilidades en opuestos,
en polos. No podemos darnos cuenta de diferencias si no nos damos
cuenta de su naturaleza polar. De esta manera, los opuestos se
necesitan y están íntimamente relacionados. La luz se conoce en
relación con la oscuridad, el calor con relación al frío, Nuestras
emociones irrumpen entre alegría y tristeza, desilusión y satisfacción,
nuestra moral en lo bueno y lo malo, nuestros gustos en lo bello y lo feo.
La vida oscila entre el ying y el yang, forma y vacío, presencia y
ausencia, materia y espíritu. Todos nosotros dividimos nuestro mundo
entre nuestros gustos y disgustos, lo que nos agrada y lo que nos
desagrada.
La polaridad está profundamente enraizada en el funcionamiento del
organismo. La sed conduce a la búsqueda de agua, el calor nos lleva a
buscar el fresco, la tensión busca su descarga y así la relajación. Son
fenómenos biológicos, forma de auto-regulación. En relación a los
opuestos, la existencia de uno requiere la existencia del otro.
La relación entre las polaridades funciona como un proceso dialéctico.
En el conflicto entre los opuestos, una resolución es obtenida. Como por
ejemplo, Latner señala la concepción de Hegel del desarrollo histórico,
como consistente en fuerzas que forman un algo coherente llamado
tesis. A la tesis se le oponen las contradicciones inherentes a ella
misma, lo que va a formar la antítesis. La resolución de este problema
es una síntesis que transforma las fuerzas opuestas en una situación
nueva y unificada.
En el pensamiento dialéctico de la Gestalt, las dualidades no son
contradicciones irreconciliables, sino distinciones que serán integradas
en el proceso de formación y destrucción de la gestalt. Jung sostiene que
a mayor contraste, mayor potencial. Grandes energías sólo vienen de
grandes tensiones originadas en los opuestos.
Tomando como punto de partida el punto cero del organismo en su
campo, el campo está indiferenciado. Nuestras necesidades
organísmicas están balanceadas, estamos en un estado de indiferencia
creativa. En el acontecer de los hechos, nuestro punto cero se afecta por
una alteración en el balance del campo. En el proceso de la regulación
organísmica, aspectos del campo comienzan a distinguirse de acuerdo a
su importancia en relación a las necesidades. Por la naturaleza del
proceso se distinguen las polaridades. La dinámica de la polaridad es
entonces unificada en una figura que se ajusta a partes del organismo y
partes del medio, constituyendo un todo unificado comprensible y
origina una conducta que gratifica las necesidades, destruye las figuras
y restaura el balance organismo-medio.
Siempre en el trabajo con la gestáltica, tomamos en cuenta la polaridad
y vemos siempre que un polo conduce al opuesto. Un polo en exceso
oculta al otro reprimido, oculto, y en la medida en que esta
característica se trata de reprimir, más se irá acentuando su fuerza.
En terapia se le puede hacer ver al paciente cómo muchas veces su
conducta manifiesta suele ser la antítesis de los impulsos subyacentes o
latentes. Así, representando los dos roles, puede contactar este
elemento. Jung sostenía que aspectos de personalidad manifestados en
exceso llevan a las sombras el opuesto. Hasta que la parte o
característica no reconocida no fuera hecha consciente o integrada a la
totalidad de la personalidad, el sujeto permanecería incompleto. Zinker
sostiene que la llave del conocimiento, felicidad y existencia del hombre,
se encuentra en la idea de la reconciliación de las diferencias.
Es importante señalar que una persona posee, no un sólo opuesto, sino
varios opuestos relacionados, por ejemplo: la crueldad puede no ser la
única polaridad de la bondad, otra podría ser la insensibilidad. La
persona sana tiene conciencia de la mayoría de las polaridades dentro
de ella, incluyendo aquellos sentimientos y pensamientos que la
sociedad no acepta, y es capaz de aceptarse a si mismo de esa manera.
Una persona puede tener gracia y sin embargo, ser torpe para algunas
situaciones. Es frecuente que existan puntos ciegos hasta en la persona
sana. Por ejemplo, una persona puede conocer su suavidad pero no
darse cuenta de su fuerza. Al conocer esta parte puede sentir dolor y
hasta no aprovecharla.
Mientras más alterada esté la persona, más puntos ciegos tendrá en su
personalidad. Tenderá a ser estereotipada y rígida en la forma de
percibirse y no aceptará muchas partes de SÌ mismo, sobre todo
aquellas partes en las que ha sido educada a llamar repulsivas o
inaceptables, como sus partes insensibles, sus partes homosexuales, sus
partes agresivas; tratará de proyectar estas características en los demás
y no verlas en ella misma. De esta manera evita la ansiedad, pero con la
consecuente aparición de síntomas neuróticos.
Según Zinker para que la persona pueda vivir una característica en
forma genuina, debe permitirse conocer su polo opuesto. Así, si no entro
en contacto con mis elementos femeninos, mi masculinidad será
exagerada y hasta perversa. Es importante señalar que el conocer una
característica y aceptarla, no implica que se vaya a presentar en forma
más acentuada en la conducta. El que un sujeto acepte sus partes
sádicas, no lo hace un sádico. Por el contrario, se puede dar el caso de
que la característica pierda fuerza y se haga menos manifiesta. Mientras
menos conozcamos partes negativas de nuestra personalidad, más las
podemos actuar. El conflicto interpersonal es por lo general
consecuencia del conflicto intrapersonal no resuelto. Las características
nuestras que no poseemos, las proyectamos y las vemos en el otro y
esto es más fácil de controlar. Como afirma el dicho "Es más fácil ver la
paja en el ojo ajeno que la viga en el ojo propio". Muchas veces se
observa cómo en la relación de pareja, uno complementa al otro; así es
el polo no vivido por esa persona. Se requiere que sean dos personas las
que den una persona completa. Esto se ve sobre todo cuando existe
confluencia.

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