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6-D LA ALMUDAINA
CASAS DE PALMA – Urbanismo cotidiano
La vivienda más estrecha de la ciudad
mpezamos hoy una nue-
E va sección. Está dedica-
da al urbanismo más
doméstico, a las casas y edificios
que no son necesariamente mo-
numentales, ni están quizás cata-
logados, pero que constituyen la
trama real de la ciudad. Ellos son
protagonistas de la vida cotidiana
de Palma, y como tales merecen
algo de atención.
Hemos escogido para comen-
zar un edificio de mucha curiosi-
dad. Se encuentra en el tramo fi-
nal de Pau Piferrer, casi haciendo
esquina con Miquel dels Sants
Oliver. Seguramente nadie habrá
reparado en él, pero tiene una
singularidad absoluta: debe de
ser el edificio con la fachada más
estrecha de Palma. ¡Sólo 2,20
metros!
No es una construcción anti-
gua, ya que se levantó en la déca-
da de los 90. Ni tampoco ofrece
unas resoluciones arquitectónicas
espectaculares. Pero llama mu- La vivienda tiene una fachada de apenas dos metros. Fotos: Carlos Garrido
cho la atención tamaña estrechez,
casi exagerada. Desde Pau Pife-
rrer, en cuyo número 22 se localiza, aparece como
una construcción de planta baja y dos pisos, acabada
en un adorno semicircular. En la entrada se anuncian
los nombres de tres empresas. Y es que entrando por
la puerta principal hay un largo pasadizo que lleva a
un despacho y unas escaleras que bajan hasta un
Cambiadoaparcamiento.
con la DEMO En elVERSION de CAD-KAS
primer piso están las oficinas,PDF-Editor (http://www.cadkas.com).
que disponen de dos niveles (pero muy estrechos).
Allí estuvieron durante un tiempo las oficinas de Piz-
za Hut.
Hemos podido reconstruir un poco la historia de
esta finca gracias a la inestimable colaboración de
Miquel Ramon, cuyo taller se encuentra en la casa
aledaña. Don Miquel lleva 28 años en esta misma lo-
calización y ha conocido la evolución de estas fincas.
Tal vez muchos recuerden cuando la actual calle
Miquel dels Sants Oliver todavía no existía. Eran te-
rrenos militares. La actual calle Pau Piferrer acababa
en una pared, delimitadora de la zona reservada a
usos militares. Detrás de esa pared estaba la “caseta
des tinent”, con un algarrobo en las inmediaciones y
un gran aljibe. Algo más allá se podían ver gallineros
DEPORTE
Schmeling, el único alemán campeón mundial de los pesos pesados.
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Entrada del número 22 de Pau Piferrer.
La sombra del nazismo recae sobre un ídolo del boxeo
a leyenda del boxeo Max Schmeling ha recibido un
L último golpe directo que amenaza con llevar a la lo-
na a uno de los más grandes héroes deportivos de
Alemania, ya fallecido, y al que desde Estados Unidos acusan
de contentar por igual a los judíos de Nueva York y al régimen
nazi de su país. Como un “oportunista que buscó siempre su
propio provecho”. Así se define a Schmeling, que murió el pa-
sado mes de febrero a los 99 años, en el libro Beyond the glory
(Más allá de la gloria), una biografía del púgil escrita por el
exitoso autor estadounidense David Margolick.
Margolick arroja la sombra del nazismo sobre una de las
más grandes leyendas del deporte germano, atreviéndose a ba-
jar del pedestal al que los alemanes encaramaron al hombre
que les dio más alegrías en el boxeo. Schmeling fue el único
alemán campeón mundial de los pesos pesados y una de las fi-
guras deportivas más queridas del país. Se le recuerda espe-
cialmente por el triunfo en 1936 sobre el estadounidense Joe
Louis, el famoso “Bombardero de Detroit”, que hasta enton-
ces era considerado imbatible. Margolick describe a Schme-
ling como un hombre pragmático, un camaleón que intentó
contentar tanto a los nazis de Adolf Hitler en Berlín como a los
mánagers de boxeo judíos en Nueva York, donde desarrolló
Domingo, 23 de octubre de 2005 / Diario de Mallorca
Carlos Garrido
➜ Dirección: Pau Piferrer, 22.
➜ Interés: Una fachada de sólo 2’20 metros
de anchura.
➜ Uso actual: Oficinas.
y las casetas de La Veloz, relacionadas
con el cercano velódromo del Tirador.
Esa zona, de solares abandonados y
tramos sin ni siquiera asfaltar, empezó
a sufrir una gran transformación al sa-
berse que la calle iba a ser abierta. Un
grupo inmobiliario compró varios solares, entonces
frente a la zona militar, y que después sirvieron para
construir varios bloques de viviendas.
Pero, al mismo tiempo, en Pau Piferrer también se
producirían cambios. Los últimos edificios de la calle
eran los que hizo construir don Tomeu Bonet en los
años 50. Uno de ellos sirve todavía de local para el ta-
ller de Miquel Ramon. Es una finca señorial, a la anti-
gua, y tenía un jardín trasero. al otro lado de la calle
estaba el laboratorio Fortuny. Pues bien, al construirse
los edificios de Miquel dels Sants Oliver, aquel pasillo
de acceso a los jardines quedó encajonado entre edifi-
cios. Y su pequeño espacio vital sería justamente el
que serviría para construir la finca a la que hoy dedi-
camos esta sección. Ha sido sin duda un gran cambio
el que ha experimentado esta zona. Era un territorio
marginal, un poco como ocurría con los alrededores
del Lluís Sitjar donde también había un laberinto de
casas, corrales, gallineros, pasillos, verjas, etc. Eso su-
ponía que se mantenía un estándar de vida todavía al-
go pueblerino, tranquilo y familiar. Hoy es puro cen-
tro, con coches, ruido y tráfico.
Christoph Driessen/dpa
gran parte de su carrera. “Durante las transformaciones políti-
cas en su país, demostró que manejaba mejor el trabajo diplo-
mático que la labor en el cuadrilátero y vivió sin problemas la
transición de la República de Weimar a la dictadura nazi, al re-
emplazar sus viejos amigos que habían emigrado –judíos, ar-
tistas e intelectuales– por gente que era bien vista por el régi-
men”, sostiene. “Schmeling quería sacar el mayor provecho
de todo. Hizo mucho dinero (en Estados Unidos) y al mismo
tiempo se aseguró el aplauso de su pueblo y su gobierno”, con-
tinúa Margolick hablando sobre el deportista, arrojando una
imagen que contrasta con la que se tiene de él en Alemania.
“Fue un patriota valiente que salvó a muchos judíos y opo-
sitores al régimen de ser deportados a los campos de concen-
tración”, destacó tras la muerte de Schmeling la futura jefa del
gobierno alemán y presidenta de la Democracia Cristiana, An-
gela Merkel. El ex reportero judicial estadounidense basa su
tesis en fragmentos hasta ahora desconocidos de entrevistas
periodísticas y asevera que Schmeling, después de la guerra,
tergiversó algunos episodios de su vida. Según el periodista,
Schmeling dijo a un reportero alemán en 1936 que lo primero
que rescató de su casa cuando se quemó fue un busto de Hitler
que le había regalado personalmente el propio dirigente nazi.