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El documento resume las definiciones canónicas de herejía, cisma y apostasía en el derecho canónico. La herejía es la negación pertinaz de una verdad de fe, el cisma es el rechazo de la autoridad del Papa, y la apostasía es el rechazo total de la fe cristiana. Estas acciones están tipificadas como delitos canónicos castigados con excomunión. El documento también discute las doctrinas definitivas de la Iglesia y las consecuencias de herejía, cisma y apostasía.
El documento resume las definiciones canónicas de herejía, cisma y apostasía en el derecho canónico. La herejía es la negación pertinaz de una verdad de fe, el cisma es el rechazo de la autoridad del Papa, y la apostasía es el rechazo total de la fe cristiana. Estas acciones están tipificadas como delitos canónicos castigados con excomunión. El documento también discute las doctrinas definitivas de la Iglesia y las consecuencias de herejía, cisma y apostasía.
El documento resume las definiciones canónicas de herejía, cisma y apostasía en el derecho canónico. La herejía es la negación pertinaz de una verdad de fe, el cisma es el rechazo de la autoridad del Papa, y la apostasía es el rechazo total de la fe cristiana. Estas acciones están tipificadas como delitos canónicos castigados con excomunión. El documento también discute las doctrinas definitivas de la Iglesia y las consecuencias de herejía, cisma y apostasía.
El cisma, la hereja y la apostasa en el derecho cannico
Categora de nivel principal o raz: La funcin de ensear
Categora: Otros artculos Escrito por Pedro Mara Reyes Vizcano San Pablo. Detalle En La Universidad De Alcal De Henares (Espaa) La Iglesia se sabe depositaria de un cuerpo doctrinal entregado por Jesucristo para la salvacin de los hombres. Es el llamado depsito de fe. Es funcin de la Iglesia defender la integridad del depsito de fe, para lo cual cuenta con la indefectibilidad prometida por el Seor (cf. Mt 16, 18; 28, 20). Por ello uno de los elemento de esta funcin de la Iglesia consiste en sealar aquello que no est incluido en el depsito de la de. La Iglesia, adems, tiene la misin de difundir el depsito de la fe entre los hombres, para lo cual es consciente de que la verdad que la Iglesia ensea se propone, no se impone, o como dice el Concilio Vaticano II, la verdad no se impone de otra manera, sino por la fuerza de la misma verdad, que penetra suave y fuertemente en las almas (Declaracin Dignitatis humanae, n. 1). Forma parte de la doctrina de la Iglesia el derecho a la inmunidad de coaccin en esta materia, de tal manera que, en materia religiosa, ni se obligue a nadie a obrar contra su conciencia, ni se le impida que acte conforme a ella en privado y en pblico, slo o asociado con otros, dentro de los lmites debidos (Declaracin Dignitatis humanae, n. 2). Nadie puede ser coaccionado para abrazar las enseanzas de la Iglesia, pero la Iglesia tiene el derecho de indicar cul es el cuerpo doctrinal al que deben adherirse quienes quieran considerarse catlicos. El cisma, la hereja y la apostasa El Cdigo de Derecho Cannico define estas tres figuras: Canon 751: Se llama hereja la negacin pertinaz, despus de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y catlica, o la duda pertinaz sobre la misma; apostasa es el rechazo total de la fe cristiana; cisma, el rechazo de la sujecin al Sumo Pontfice o de la comunin con los miembros de la Iglesia a l sometidos. La hereja Por lo tanto, la hereja es la negacin pertinaz de una verdad que ha de creerse con fe divina y catlica. El canon 750 1 define qu se debe creer con fe divina y catlica: Canon 750 1: Se ha de creer con fe divina y catlica todo aquello que se contiene en la palabra de Dios escrita o transmitida por tradicin, es decir, en el nico depsito de la fe encomendado a la Iglesia, y que adems es propuesto como revelado por Dios, ya sea por el magisterio solemne de la Iglesia, ya por su magisterio ordinario y universal, que se manifiesta en la comn adhesin de los fieles bajo la gua del sagrado magisterio; por tanto, todos estn obligados a evitar cualquier doctrina contraria. Entre estas doctrinas se encuentran los artculos del Credo y los dogmas proclamados por el papa o los Concilios Ecumnicos, como los dogmas marianos o la infalibilidad del Romano Pontfice. El rechazo de estas doctrinas constituye hereja. El cisma El cisma es el rechazo de la sujecin al Sumo Pontfice o de la comunin con los miembros de la Iglesia a l sometidos. El que incurre en cisma no niega ninguna verdad de fe, pero rompe el vnculo que le une al Romano Pontfice y a los dems miembros de la Iglesia. Rompe uno de los tria vincula que nos une a los catlicos, elvinculum regendi, al declararse no sometido a la autoridad del Papa. No incurre en cisma quien desobedece al Santo Padre. Este hecho, aunque puede ser muy grave, en s no constituye un cisma. Lo que es esencial al cisma es negar al Papa su autoridad sobre la Iglesia. Como dijo el Pontificio Consejo para la Interpretacin de los Textos Legislativos en la Nota Explicativa de 24 de agosto de 1996 sobre la excomunin en que incurren los seguidores de Lefebvre en su n. 5, el cisma (y la consecuente excomunin) afecta a aquellos que se adhieren formalmente a un movimiento cismtico. Aunque sobre la cuestin del alcance exacto de la nocin de adhesin formal al cisma sera competente la Congregacin para la Doctrina de la Fe, parece que tal adhesin debe implicar dos elementos complementarios: a) uno de naturaleza interna, que consiste en participar libre y conscientemente en la sustancia del cisma, esto es, en el optar por los seguidores de Lefebvre en tal modo que se ponga tal opcin por encima de la obediencia al Papa; b) otro elemento de ndole externa, consistente en la exteriorizacin de esta opcin, cuyo signo ms manifiesto sera la participacin exclusiva en los actos lefebrianos, sin tomar parte en los actos de la Iglesia Catlica. Se tratara, sin embargo, de un signo no unvoco, puesto que existe la posibilidad de que algn fiel tome parte en las funciones litrgicas de los seguidores de Lefebvre sin participar en su espritu cismtico. Naturalmente estas indicaciones se debern aplicar en movimientos cismticos anlogos. La apostasa La apostasa es el rechazo total de la fe cristiana. En este caso no se rechaza una doctrina catlica, sino que se rechaza a la Iglesia Catlica entera. Puede que el apstata comparta algunas doctrinas catlicas, pero rechaza la autoridad de la Iglesia. Un ejemplo sera el del catlico que se hace musulmn: este sujeto sera un apstata, aunque cree en algunas doctrinas catlicas, como la existencia de Dios Uno. Sin embargo cree en esas doctrinas no por la autoridad de la Iglesia, sino por otros motivos. Por eso se puede afirmar que rechaza totalmente la fe cristiana. Un caso particular es la defeccin formal de la Iglesia Catlica. De ella habl especialmente la Comunicacin a los Obispos sobre el acto formal de defeccin de la Iglesia Catlica, enviada por el Pontificio Consejo para la Interpretacin de los Textos Legislativos el 13 de marzo de 2006. En este documento, en su n. 2, se dice: El contenido del acto de voluntad ha de ser la ruptura de aquellos vnculos de comunin fe, sacramentos, gobierno pastoral que permiten a los fieles recibir la vida de gracia en el interior de la Iglesia. Esto significa que un tal acto formal de defeccin no tiene slo carcter jurdico-administrativo (salir de la Iglesia en el sentido relativo a su registro con las correspondientes consecuencias civiles), sino que se configura como una verdadera separacin con respecto a los elementos constitutivos de la vida de la Iglesia: supone por tanto un acto de apostasa, de hereja o de cisma. Sancin cannica La hereja, el cisma y la apostasa estn tipificados como delitos cannicos castigados con excomunin latae sententiae (cf. can. 1364). Adems, las Modificaciones a las Normas de los delitos ms graves de 21 de mayo de 2010 en su art. 2, establece que estos son delitos ms graves y estn reservados a la Congregacin para la Doctrina de la Fe. La hereja, el cisma y la apostasa tienen otras consecuencias: a) El can. 1184 1, 1 indica que se deben negar las exequias eclesisticas a los notoriamente apstatas, herejes o cismticos, salvo que haya manifestado algn signo de arrepentimiento antes de morir. b) Segn el can. 1041, 2, son irregulares para recibir las rdenes sagradas quien haya cometido el delito de apostasa, hereja o cisma. c) El can. 194 1, 2, establece que queda removido del oficio eclesistico ipso iure quien se ha apartado pblicamente de la fe catlica o de la comunin de la Iglesia. Las doctrinas definitivas La Iglesia no solo profesa doctrinas de fe divina y catlica. Tambin hay doctrinas declaradas definitivas. El can. 750 2, redactado por el Motu proprio Ad tuendam fidem, indica: Can. 750 2: Asimismo se han de aceptar y retener firmemente todas y cada una de las cosas sobre la doctrina de la fe y las costumbres propuestas de modo definitivo por el magisterio de la Iglesia, a saber, aquellas que son necesarias para custodiar santamente y exponer fielmente el mismo depsito de la fe; se opone por tanto a la doctrina de la Iglesia catlica quien rechaza dichas proposiciones que deben retenerse en modo definitivo. Segn explica la Congregacin para la Doctrina de la Fe en la Nota doctrinal ilustrativa a la profesin de fe y el juramento de fidelidad, estas verdades pueden ser de naturaleza diversa y revisten, por lo tanto, un carcter diferente debido al modo en que se relacionan con la revelacin. Existen, en efecto, verdades que estn necesariamente conectadas con la revelacin mediante una relacin histrica; mientras que otras verdades evidencian una conexin lgica, la cual expresa una etapa en la maduracin del conocimiento de la misma revelacin, que la Iglesia est llamada a recorrer. El hecho de que estas doctrinas no sean propuestas como formalmente reveladas, en cuanto agregan al dato de fe elementos no revelados o no reconocidos todava expresamente como tales, en nada afectan a su carcter definitivo, el cual debe sostenerse como necesario, al menos por su vinculacin intrnseca con la verdad revelada. Adems, no se puede excluir que en cierto momento del desarrollo dogmtico, la inteligencia tanto de la realidad como de las palabras del depsito de la fe pueda progresar en la vida de la Iglesia y el Magisterio llegue a proclamar algunas de estas doctrinas tambin como dogmas de fe divina y catlica (n. 7). Adems, no hay diferencia en lo que se refiere al carcter pleno e irrevocable del asentimiento debido a ellas respectivamente. La diferencia se refiere a la virtud sobrenatural de la fe: en el caso de las verdades del primer apartado [las doctrinas de fe divina y catlica] el asentimiento se funda directamente sobre la fe en la autoridad de la palabra de Dios (doctrinas de fide credenda); en el caso de las verdades del segundo apartado [las doctrinas definitivas], el asentimiento se funda sobre la fe en la asistencia del Espritu Santo al Magisterio y sobre la doctrina catlica de la infalibilidad del Magisterio (doctrinas de fide tenenda) (n. 8). Entre estas enseanzas se pueden citar la doctrina del sacerdocio ministerial reservado solo a los varones o la de la maldad de eliminar una vida inocente proclamada en la encclica Evangelium vitae, o las canonizaciones de los santos, entre las verdades que se refieren a hechos histricos conectados con la Revelacin y que nunca podrn formar parte de la Revelacin. La negacin de una doctrina definitiva es delito cannico, como veremos en el siguiente apartado. Otras doctrinas del Magisterio autntico El canon 752 habla de otra categora de enseanzas de la Iglesia: Can. 752: Se ha de prestar un asentimiento religioso del entendimiento y de la voluntad, sin que llegue a ser de fe, a la doctrina que el Sumo Pontfice o el Colegio de los Obispos, en el ejercicio de su magisterio autntico, ensean acerca de la fe y de las costumbres, aunque no sea su intencin proclamarla con un acto decisorio; por tanto, los fieles cuiden de evitar todo lo que no sea congruente con la misma. A este grupo de doctrinas, segn la Nota doctrinal ilustrativa a la profesin de fe y el juramento de fidelidad, pertenecen todas aquellas enseanzas en materia de fe y moral presentadas como verdaderas o al menos como seguras, aunque no hayan sido definidas por medio de un juicio solemne ni propuestas como definitivas por el Magisterio ordinario y universal. Como ejemplo se pueden indicar en general las enseanzas propuestas por el Magisterio autntico y ordinario de modo no definitivo, que exigen un grado de adhesin diferenciado, segn la mente y la voluntad manifestada, la cual se hace patente especialmente por la naturaleza de los documentos, o por la frecuente proposicin de la misma doctrina, o por el tenor de las expresiones verbales, segn el documento mencionado. La negacin de una doctrina declarada definitiva o de una doctrina perteneciente al Magisterio autntico tambin tiene sancin cannica: segn el can. 1371, 1, se debe castigar con una pena justa a quien ensea una doctrina condenada por el Romano Pontfice o por un Concilio Ecumnico o rechaza pertinazmente la doctrina descrita en el can. 750, 2 o en el can. 752, y, amonestado por la Sede Apostlica o por el Ordinario, no se retracta.