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Profesionales de la seguridad: retos en su

formación

El aumento de nuevas especialidades debido al incremento de delitos


y creación de otros nuevos, así como la necesidad de más protección,
hace que hoy en día, la demanda de los profesionales de la seguridad
sea cada vez mayor.Pero, ¿cuál es el perfil de estos profesionales?

Destacaremos, en primer lugar, que el perfil de las personas que


eligen trabajar por y para la comunidad siendo profesionales de la
seguridad y la protección es muy concreto, ya que se trata de
puestos de trabajo “vocacionales”. Aún así, es evidente que, para
cubrir un puesto de trabajo de estas características, no basta con la
vocación, ya que las características físicas y psicológicas son tan
importantes (o más, en algunos casos) como la vocación.
Nos centraremos en estos dos aspectos, intentando definirlos
minuciosamente para acercarnos al prototipo de aspirante a un
puesto de seguridad.

El perfil psicológico de una persona que vaya a dedicarse a la


protección y seguridad ciudadana debe ser el de alguien dinámico,
seguro, sociable, sin miedo a los retos, y que le guste trabajar en
equipo. Es importante este último punto, ya que en situaciones de
emergencia, (catástrofes, inundaciones, rescates, hundimientos…) no
sirve la individualidad sino el trabajo en equipo, cooperando con el
resto de profesionales que aportan, eso sí, su valía personal.

Cuando se trabaja por la comunidad de cualquiera de las formas que hay establecidas, necesitamos
también formación conceptual: leyes, ámbitos de actuación, conocimiento del medio, cultura general, y
en algunos casos, conocimientos específicos de algunas materias. Estos conocimientos serán la base
fundamental para llevar a cabo sus funciones de manera correcta: de nada sirve la voluntad, potencia o
vocación si no sabemos la mejor manera de aplicarla. Es ahí donde los formadores de estos aspirantes
tienen su mayor reto: que la formación teórica no disminuya el interés por el puesto.

El aspirante que decida presentarse, por ejemplo, a un puesto en la Administración Pública como
bombero o policía nacional, debería prepararse de manera alterna, sin que las pruebas físicas hagan
sombra a las de conocimientos, o viceversa. Las oposiciones constan de diversas fases, y todas tienen la
importancia justa para superar el proceso selectivo global. No podemos olvidar o restar interés a
ninguna de ellas, pero hay que medir el tiempo de dedicación y asignarle a cada parte el correcto. Sólo
con una buena preparación en todos los campos, se consiguen resultados.
El perfil físico probablemente sea el más adaptable; cualquier persona que se dedique de manera
continuada al entrenamiento físico, sería adecuada para un perfil de profesional de seguridad. Pero no
es tan fácil decidir entrenar para llegar a ser policía nacional, local, guardia civil o bombero. Las pruebas
físicas exigidas en las diferentes oposiciones son difíciles, y requieren de gran esfuerzo y sacrificio.
Además, la existencia de cuadros de exclusiones médicas para las oposiciones puede suponer una
frontera más a superar, y, muchas veces, es infranqueable.

Pero hay que buscar el lado positivo de la existencia de esos cuadros de exclusiones médicas, ya que
aseguran que las personas que forman parte de los cuerpos de seguridad, reúnen una forma y salud
tanto física como psicológica adecuada al puesto de trabajo y a las funciones que debe desarrollar,
asegurándose la correcta actuación en situaciones extremas. De la misma manera, para trabajar en el
sector privado, las empresas buscarán perfiles físicos concretos, personas atléticas y que reflejen buena
forma física. Con todo esto, no podemos obviar que estos puestos de trabajo pueden llamar más la
atención de las personas que les gusta el deporte y disfrutan con él y a las que el entrenamiento
continuado no les supone sacrificio.

Por Cristina Villanúa y Yolanda Paracuellos, tutoras de la empresa de formación y preparación de


oposiciones Master-D

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