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en uno
La fecundación asistida busca la fórmula de evitar partos
múltiples - La última vía investigadora persigue dar con el
mejor óvulo fecundado tras estudiar su metabolismo
La primera niña probeta, la británica Louise Brown, nació el 25 de
julio de 1978. Después de ella se estima que más de tres millones y
medio de niños han venido al mundo gracias a las técnicas de
reproducción asistida. Victoria Anna Sánchez, que nació en la
clínica Dexeus, fue la número 601, y la primera española. Sólo en
nuestro país, cada año se practican más de 30.000 ciclos de
fecundación in vitro (FIV).
La FIV consiste en fecundar los óvulos fuera del útero, sobre placas
Petri de vidrio. Cuantos más óvulos se obtengan por ciclo, más se
podrán fecundar y más embriones habrá para elegir y trasladar a la
madre. Lo ideal sería transferir sólo uno, para lo que habría que
contar con un método que, sin dañar al embrión, permitiera
clasificarlos en función de su capacidad de implantación a partir de
criterios objetivos. De esta forma, con sólo un óvulo fecundado
habría un alto porcentaje de probabilidades de que arraigara y
evolucionara hacia un embarazo.
Pero, y aquí está el problema, ¿cómo saber cuáles son los mejores?
La embrióloga Montse Boada, directora del laboratorio de
reproducción asistida del USP Institut Universitari Dexeus, admite
que en esta parcela se ha avanzado poco durante las últimas
décadas: "Básicamente hemos mejorado en experiencia y en la
microscopía".