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La prosperidad no es solo dinero

por Kenneth Copeland

Las creencias tradicionales nos han llevado a considerar la


prosperidad como algo antibíblico. Sin embargo, inspirado por el
Espíritu Santo, Juan dice que su deseo es que prosperemos y
tengamos salud. Más adelante, en el versículo 11 de 3 Juan, nos
indica: «Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo
bueno es de Dios; pero el que hace lo malo, no ha visto a Dios».
Si la prosperidad fuera algo antibíblico, ¿por qué Él desea que
prosperemos? Como ve, la prosperidad en sí no es mala.

El dinero no es la raíz de todos los males. El amor al dinero es la


raíz de todos los males (1 Ti 6:10), y existen personas
cometiendo este pecado, ¡sin poseer ni un peso! Sin embargo,
quiero que usted entienda que la prosperidad abarca mucho más
que las finanzas.

Cuando Juan dijo que deseaba que prosperemos y tengamos


salud, añadió la oración «así como prospera tu alma». El hombre
es espíritu: tiene un alma que consiste de la mente, la voluntad y
los sentimientos y, además, el hombre habita en un cuerpo. Por lo
tanto, existen la prosperidad espiritual, la mental y la física.

Para prosperar espiritualmente, usted debe nacer de nuevo.


Cuando usted recibe a Jesús como su Salvador y como el Señor
de su vida, su espíritu nace de nuevo y se restablece la comunión
con el Padre celestial. Eso lo coloca a usted en posición de recibir
de Él todo que lo su Palabra promete.

Para que su alma prospere, usted debe ser capaz de controlar su


mente, su voluntad y sus sentimientos. El acumular mucho
conocimiento no significa que su mente esté prosperando. La
prosperidad mental ocurre cuando usted utiliza la información que
ha adquirido; cuando usted controla su mente en lugar de ella a
usted. En 2 Corintios (10:5) se indica: «… derribando argumentos
y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y
llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo». La
persona que hace esto tiene control de su mente y está en
posición de prosperar mentalmente. Si la Palabra de Dios no vive
y opera en usted, no tendrá el dominio completo de su mente. De
la misma forma es como debe controlar su voluntad.

Cómo controlar la voluntad


Algunas personas dicen «Señor, ayúdame a quebrantar mi
voluntad». Dios no quiere que usted tenga una voluntad
quebrantada para que Él pueda dominarla. Lo que Él desea es que
usted someta por completo su voluntad a la de Él para que ambas
trabajen unidas.

Cuando Dios creó al hombre, le dio una voluntad con poder. En


realidad, es una voluntad divina porque otorga al hombre el
derecho de escoger su destino para la eternidad. Solamente un
dios tiene ese poder. El hombre fue hecho a imagen de Dios y se
le dio la voluntad para que tome sus propias decisiones.

Usted puede irse al infierno si así lo desea, y Dios respetará su


derecho a hacerlo; por supuesto usted no tiene que ir ahí, pero
tiene la libertad de hacerlo. Por otra parte, usted puede escoger a
Jesucristo y a la Palabra de Dios y pasar la eternidad junto a su
Padre Celestial. ¡Qué privilegio! La decisión es suya.
Cuando el alma de una persona prospera, su voluntad está en
armonía con la voluntad de Dios. ¿Cómo puede usted estar en
armonía con la voluntad de Dios? Mientras no conozca lo que su
Palabra dice, no podrá hacerlo, pues la Palabra y la voluntad de
Dios son una misma cosa. Una persona sincera no puede tener
voluntad para algo y expresar lo contrario. Si usted está en
armonía con la Palabra de Dios, quiere decir que está en armonía
con la voluntad de Dios.

Cómo dominar la naturaleza emotiva


Hablemos ahora acerca de nuestros sentimientos, que son parte
del alma. En primer lugar, Dios lo creó a usted con una naturaleza
emotiva. Usted fue creado a imagen de Él, por lo tanto, Dios
también debe de tener sentimientos.

Las escrituras confirman que Jesús lloró (Juan 11:35) y que Dios
se ríe (Salmo 2:4). Por supuesto que expresar los sentimientos no
es malo, sin embargo, para que nuestra alma prospere, no
debemos dejarnos llevar por los sentimientos.

Los Evangelios revelan que Jesús sintió compasión. Él dijo que


solamente hizo lo que vio a su Padre hacer, por lo que la
compasión es una persona: el Padre. Jesús expresó sus
sentimientos, pero no se dejó llevar por estos. Él siempre ejerció
dominio propio, y nos dio el ejemplo a seguir: el alma que
prospera debe mantener siempre sus sentimientos en armonía
con la palabra de Dios.

Su prosperidad y su salud nunca serán mayores que la


prosperidad y la salud de su alma. Usted puede ser un creyente
nacido de nuevo, incluso ser lleno del Espíritu Santo, y sin
embargo no prosperar en su alma.

Por ejemplo, una santa mujer de Dios que viva en la pobreza,


podrá hacer, por medio de la oración, que haya avivamiento en la
iglesia y que todos en el pueblo sean salvos, pero estar siempre
enferma y en cama por no creer lo que dice la palabra de Dios con
respecto a su propia salud.

La prosperidad verdadera
Lo que el mundo define como prosperidad material (prosperidad
de los sentidos) incluye el oro, la plata, el prestigio social y el
poder económico y político. Y lo que el mundo define como
prosperidad mental (prosperidad del alma) es «saberlo todo».

Sume estos dos conceptos y el resultado será una persona que


usa su mente para obtener poder político y económico. Para el
mundo, esto constituye la definición total de prosperidad, y usted
puede ver fácilmente las desventajas.

La prosperidad verdadera es la capacidad de solventar las


necesidades humanas en cualquier aspecto de la vida. La riqueza
y el poder no pueden satisfacer todas las necesidades.

El dinero es un dios pésimo: no puede comprar la salud ni


prevenir que las dolencias o enfermedades controlen el cuerpo
humano. Es cierto que se puede usar para comprar, hasta cierto
punto, la salud, pero la forma de sanar que el mundo utiliza es en
realidad muy limitada.

En el ámbito mental, una persona puede saberlo todo y aun así no


tener la capacidad de utilizar ese conocimiento para obtener el
dinero o la salud que necesita.
Solo la Palabra
¿Qué produce la prosperidad espiritual, mental y física? ¿Qué une
a estos aspectos? La Palabra de Dios. En Hebreos 4:12, la Biblia
dice que «la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que
toda espada de dos filos», también dice que «penetra hasta partir
el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los
pensamientos y las intenciones del corazón».

Cuando usted anda en la palabra de Dios, prosperará y tendrá


salud. La voluntad de Él para con nosotros es que tengamos salud
total, y que todo nuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea
guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo
(1 Ts 5:23). ¡Alabado sea Dios!

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