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Haciendo lo posible para que Dios haga lo imposible

“El que al viento observa no sembrará y el que mira a las nubes no segará. Como tú no sabes
cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así
ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas. Por la mañana siembra tu semilla, y a la
tarde no dejes reposar tu mano: porque no sabes cuál es lo mejor, si esto o aquello, o si lo uno y
lo otro es igualmente bueno”. Eclesiastés 11:4-6.

Cuando somos contemplativos y no tenemos una participación o somos personas que


observamos, escuchamos, pero no actuamos, no vamos a ver el respaldo y prosperidad de Dios
en nuestro camino. Dios en Su Palabra jamás dice que prosperará al inmóvil, al estático, al
contemplativo. Sino al trabajador, al que es diligente, “el alma generosa será prosperada” dice Pr.
11:25, el fruto de su trabajo será bendito. Dios no puede bendecir si no hay fruto del trabajo. La
Biblia está llena de enseñanzas acerca del hacer, ejecutar, poner por obra. En Mt.7:24-26, habla
sobre el hombre que oye las palabras y las ponen por obra, es semejante al que edificó su casa
sobre la roca. Al leer este pasaje vemos que no excluye los vientos y tempestades (pruebas,
crisis, batallas). Cuando venga la tempestad, aquella casa va a caer o va a peprmanecer porque
está cimentada sobre la roca. La acción provocará cimientos, provocará sustancia. La acción
provocará a Dios para que se mueva a nuestro favor. A veces queremos que Dios haga todo. Dios
no va a hacer por usted, lo que El ya estableció que usted tiene que hacer. Hay cosas que están a
nuestro alcance para hacer y debemos tomar la determinación de no ser solo contemplativos u
oidores.

¿Por qué mucha gente no ve el respaldo en su vida espiritual y material?


Porque ha perdido diligencia, participación, acción. Dios siempre va a bendecir y prosperar al que
trabaja, avanza, corre a poner las palabras por obra. El versículo que leíamos al inicio, dice”el que
al viento observa”. Eso habla de alguien contemplativo, que pasa soñando pero nunca acciona. La
forma en que nosotros le gritamos a Dios que hemos creído en sus promesas, es cuando
corremos a accionar nuestra parte. Dios siempre va a esperar una parte en la tierra, para que El
provea el resto desde el cielo. Está interesado en nuestra diligencia, acción, obrar. Dice la Palabra
del Señor, cuando viene alguien a ti y te dice que necesita ayuda y tú solo pones tu mano y oras
por él, diciendo ve en paz, que Dios te provea y tienes para suplirle y no le das, eso no tiene
mayor trascendencia en agradar a Dios. Porque hay cosas que están a nuestro alcance que
tenemos que hacer, has tu lo posible y Dios se encargará de hacer lo imposible. “Pedid y se os
dará, buscad y hallaréis, tocad y se os abrirá” Mt. 7:7. Ahí hay 3 verdades, verbos, acciones. Hay
que pedir, buscar y llamar. Pero siempre las aplicamos a Dios. Pero ese versículo tiene que ser
aplicado verticalmente pero también horizontalmente. Si alguien quiere un empleo, debe hacer un
currículum vitae presentable e irlo a dejar. Alguien quiere promocionar su producto, tiene que
mandar a hacer volantes, llevar una muestra del producto etc. Si es una persona que tiene una
excelente profesión, que presta un excelente servicio, pero nadie lo conoce. ¿Cómo lo buscarán?
Lo primero que tenemos que hacer es correr y tocar las puertas necesarias, llamar, pedir, dar a
probar. Dios va a bendecir la acción y el trabajo que nosotros ejecutemos, creyendo. Haciendo lo
posible y El resto lo hará Dios.

Cuando el maná caía del cielo, Israel estaba en sus tiendas en el desierto. No caía cocinado en el
plato. Tenían que salir a recogerlo, cocinarlo y comerlo.

Dios le dijo a Josué que la tierra era suya, pero tenía que pisarla, Y todo lo que pisare la planta de
vuestros pies será vuestro. Dt. 11:24 La Palabra dice id y haced. Salgan y Dios va a bendecir y
prosperar ese trabajo. Esta es una palabra práctica para toda tarea en su diario caminar.

¿Cuántos han querido hacer lo posible y no han podido? ¿Cuántos quieren ser más diligentes en
lo que les toca hacer? ¿Quiénes han estado siendo contemplativos? Dios nos llamar a actuar a
poner por obra la palabra.
Hay que poder en alto las bendiciones que Dios nos ha confiado. Si deseamos ganar más almas
para el reino, no nos vamos a quedar sentados en una casa esperando que la gente llegue como
si fuera una tienda donde van a buscar un producto. Mateo 5:15 dice “Una luz no puede ser
puesta debajo de una mesa. Esa luz tiene que ser puesta sobre el candelero que está sobre la
mesa para que alumbre a los demás”. Si usted cree que lo que está haciendo, lo que Dios le ha
dado es bueno, es parte de la promesa que Dios le confió, ¿por qué no la pone en alto? La luz de
la Palabra que hemos recibido, tenemos que darle valor, ponerla en alto para que alumbre a los
demás. Si usted está trabajando en un lugar donde Dios le dio promesa, si está creyendo que es
una bendición y que es un excelente trabajo, producto o servicio, ¿por qué no va a seguir
trabajando en poner esa luz sobre el candelero que está sobre la mesa, para que alumbre a los
demás? ¿Sabe por qué a veces no lo hacemos? Porque no queremos pagar el precio de llevar
arriba la luz. Si soy una persona que puede dar un servicio, tengo que darle valor y ponerlo en
alto. Dice la Escritura, en Mt. 5:14-16 “Vosotros sois la luz del mundo, una ciudad asentada sobre
un monte no se puede esconder. No se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino
sobre el candelero y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de
los hombres para que vean vuestras obras”.

Muchas veces perecemos por falta de diligencia, de esfuerzo. La mujer del flujo de sangre miró
las multitudes que apretujaban al Señor, le estorbaban llegar a Él. ¿Qué hizo ella? Lo posible, lo
que estaba a su alcance, se metió hasta donde estaba Jesús. Esa era la parte que Jesús
esperaba que ella hiciera. Entonces cuando lo tocó, su fe hizo desprender virtud del señor.
Nosotros no debemos quedarnos bloqueados por la oposición, las circunstancias difíciles. Juan
15:5 dice “sin mí nada podéis hacer”. Pablo dice en Filipenses 4:13: “Todo lo puedo en Cristo que
me fortalece”.

A veces se nos van las almas porque tenemos la esperanza que en el último momento de su
agonía, el Señor se le haya revelado. Pensamos que determinada persona que murió haya tenido
una experiencia sobrenatural en el momento de la agonía y que un ángel le haya hablado. Eso
nos queda de auto consuelo. ¿Pero por qué no le hablamos cuando lo tenemos en vida, cuando lo
tenemos enfrente, por qué no le testificamos, le hablamos de Cristo? No hay recurso más
importante que el Evangelio. Es el valor eterno. “El cielo y la tierra pasarán mas la Palabra
permanece para siempre” Mt. 24:35 Si cree que el evangelio es un valor eterno, tiene que ponerlo
en alto, compartirlo y alumbrar a los demás. A veces queremos que todo llegue a nuestras manos
así nada más. ¿Sabe cuál es el pensamiento del que mira sólo las nubes, del que mira los
vientos? “Si Dios quiere me va a bendecir. Si tiene ese plan lo va a hacer conmigo, aunque yo no
haga nada”. Renuncie a esas cosas. Eso es ser pesimista, pasivo, no diligente. Dios prosperará al
alma del diligente. Pr. 13:4 Dios bendecirá el fruto del trabajo de sus manos, respaldará las
acciones que usted haga, creyendo Su Palabra.,

En el libro de Reyes, capítulo 4, relata de la mujer que se quedó viuda y un acreedor quería cobrar
la deuda de su difunto esposo, con sus hijos. El profeta llegó y no se puso a orar por su
necesidad. Lo primero que preguntó fue: ¿Qué tienes en tu casa? Ella le dijo que nada, solo un
poco de aceite. El le dijo que llevara el aceite y buscara vasijas vacías no pocas. El milagro lo iba
a hacer Dios, lo posible lo tenía que hacer ella.

Para que sigan fluyendo las bendiciones, se tiene que pagar un precio, se requiere de un
esfuerzo. Dice la Palabra que esa mujer corrió hacia sus amigos, llevó las vasijas, el aceite fluía.
Llenaron vasija tras vasija. Dios va a prosperar el trabajo de sus manos y la diligencia. En el
territorio de Dios hay unas vías que se llaman fe, santidad, amor, accionar, dar. Movámonos en el
territorio de Dios, caminemos en la vía de fe, hablemos las cosas que no son como si fuesen.

Pastor Fernel Monroy

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