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JORNADA INTERDISCIPLINARIA
sobre el Proyecto de
Abrió la misma el Rector de la UCA, Mons. Dr. Alfredo Zecca que planteó la
necesidad de un enfoque no religioso sino científico e interdisciplinario, en el que la
Universidad estudiase el proyecto como comunidad académica. A continuación fueron
exponiendo su opinión los integrantes de los diversos paneles: médico, jurídico, y
sociológico.
Panel Médico
El Dr. Carlos Abel Ray consideró, como pediatra habituado a tratar con
adolescentes y padres, que el rechazo de este proyecto de ley debe basarse en la ley
natural, la razón y el sentido común, que rechazan estas uniones por anacrónicas y
antinaturales. Hay dos sexos bien diferenciados; eso es una realidad. Cada persona
pertenece a uno u otro sexo. Y el sexo es responsable de la posibilidad de procrear. Al
incorporarse el concepto de elección sexual se anula el de naturalidad. El proyecto en
cuestión no contempla esto, al equiparar las uniones homosexuales con las
matrimoniales, que no son análogas. Puede haber homosexualidad ocasional (cárceles,
barcos, etc.) pero no se debe hacer ostentación de la desviación sexual. La orientación
homosexual puede ser vivida en castidad, o en el silencio (la intimidad) pero sin obligar
a exteriorizarla. La homosexualidad es una enfermedad psiquiátrica que hay que ayudar
a curar pero no a promover.
Como psiquiatra, el Dr. Carlos A. Velasco Suárez partió de la base que es
necesario “tratar distinto a lo que es distinto”, porque en nombre del “derecho a ser
diferente” o “a la diferencia” se vulnera el derecho a la diferencia de la Familia como
institución esencial para la subsistencia de la sociedad. Recordó las palabras del
psiquiatra Warren Gadpaille que denuncia “la deplorable politización anticientífica en la
que ha desembocado el justificado esfuerzo por remover el peso de la estigmatización
social de la homosexualidad”. Así se logró que la Asociación Psiquiátrica Americana
retirase la homosexualidad como diagnóstico de enfermedad. Otra confusión científica
y práctica consiste en hablar de la homosexualidad como una entidad única semejante a
un tercer sexo, cuando lo que se presenta es una amplia gama de actividades y
comportamientos distintos entre si, que van desde los transitorios y ocasionales
(cárceles, internados, adolescencia) hasta los más graves en los que importa no el
comportamiento sexual sino la alteración profunda de la personalidad, muchas veces
psicótica. La experiencia profesional demuestra que las orientaciones y
comportamientos homosexuales son exitosamente tratables en una proporción muy
importante de casos.
Panel Jurídico
El Dr. Orlando Gallo hizo un planteo desde el punto de vista del Derecho
Constitucional, enumerando las normas de nuestra Carta Magna que impiden este
proyecto de ley, pues el mismo modifica el concepto de Familia tal como está
consagrado por la Constitución. Recalcó que la Ciudad de Buenos Aires no conserva el
poder no delegado, sino tan sólo los poderes expresamente delegados por la Ley N°
24.588. Así se restringe estas actividades legislativas que se pretende plantear. La
Ciudad tiene autonomía restringida o tutelada; siempre prevalece el Gobierno Federal.
Por eso no se puede constituir un “cuasi-matrimonio” al que otorga los mismos
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Panel Sociológico
La Dra. Patricia Ruiz Moreno de Ceballos recordó que hay que diferenciar entre
la homosexualidad (fenómeno por el que alguien se siente atraído por personas de su
mismo sexo) y el homosexualismo como un activismo (promoción de prácticas
homosexuales, para que sean aceptadas socialmente y legalmente). Consideró que hay
dos feminismos, el de la igualdad con el hombre, y el de la diferencia (como lo plantea
Simone de Beauvoir, al despreciar y repudiar la maternidad por considerar al hijo como
un parásito en el vientre materno que absorbe sus energías). Ante semejante planteo,
consideró que la esencia de ser madre es ofrecer el cuerpo como una casa donde cobijar
a otro ser humano, y que en el acto sexual la mujer no busca ser poseída sino ser
habitada. El acto más trascendente de la sexualidad humana es dar la vida. El hombre la
da saliendo de sí, y la mujer dentro de si misma, como hospedaje y alimento.
Por su parte, el Dr. Atilio Álvarez encaró un planteo de ética social, derivada a lo
político y lo social. Recordó que existe un proyecto anterior en la Cámara de Diputados
que regula el concubinato no matrimonial al margen de la sexualidad. Este proyecto, en
cambio, es la cristalización pública de la persona como homosexual, lo que es
discriminatorio al exigir la exteriorización de esa conducta íntima para garantizar lo que
la Constitución ya garantiza. Si el Cristianismo significó la negación de la
estratificación social (como era permitir casarse sólo a los que tuviesen patrimonio),
ahora se involuciona el proceso, al negar el principio de igualdad de toda unión humana.
También conduce a un registro de uniones con un resultado de escándalo, que provocará
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1 - PANEL MÉDICO :
en niños varones que padecen una pubertad precoz patológica, con secreción prematura
de las hormonas sexuales en edades menores de los 8 años, provocando en ellos
actitudes inconscientes de atracción al sexo opuesto por la gran secreción de
testosterona, pero que luego del tratamiento inhibidor del proceso, con normalización
de los niveles circulantes de andrógenos, regresan a su personalidad infantil normal,
totalmente ajena a los impulsos sexuales que tenía durante su enfermedad.
La atracción de un varón o mujer física y endocrinológicamente normal por otra
persona del mismo sexo, circunstancia que sólo existe entre los humanos, pues no se
observa en el reino animal ni vegetal, debe considerarse una situación totalmente
anormal, pues se opone a la ley natural de todos los seres vivos en quienes existen los
machos y las hembras, dotados de sus características físiológicas propias e
inintercambiables, con el único fin de preservar la especie.
Por lo mencionado, la homosexualidad debe considerarse como un trastorno
psíquico o psicoendocrinológico que se expresa en forma opuesta a la ley natural y a la
fisiología, y que es difícil de solucionar cuando comienza a gestarse en la infancia y va
más allá de la adolescencia. Por ello es conveniente detectar los primeros signos de
alteración del comportamiento sexual antes de la pubertad o durante la misma, épocas
en que los tratamientos suelen ser efectivos. Distintos son los pacientes que adquieren
un comportamiento homosexual durante la adultez, cuando el cuadro deja de ser un
problema médico psicoendocrinológico.
Las conductas homosexuales han sido bien conocidas desde los comienzos de la
humanidad, y recién durante el siglo pasado han comenzado a considerarse las posibles
medidas preventivas y terapéuticas, al tomar estado público las actividades y demandas
de grupos de homosexuales, que ante la imposibilidad de poder revertir su anormalidad,
pretenden reclamar el reconocimiento legal de su estado, invocando el término
fisiológica y humanamente inexistente, de “tercer sexo o género”. Podría decirse,
aplicando los mecanismos de diferenciación sexual mencionados, que el homosexual
podría tratarse de un tipo de “hermafrodita”, que en lugar de tener gonadas de los dos
sexos, tienen gonadas normales de un sexo y comportamiento del sexo opuesto.
La Medicina ha dedicado mucho tiempo a estudiar los posibles mecanismos
responsables de la homosexualidad, y si bien son varias las teorías al respecto, las que
poseen más asidero son aquellas que dan gran importancia a los posibles conflictos de
los padres, o sobreprotección de uno de ellos sobre el niño o niña durante los primeros
años de vida, y por otra parte, a posibles experiencias sexuales vividas por el paciente
durante su pubertad, especialmente cuando se acepta que durante la adolescencia
temprana, los jóvenes transcurren por un corto período de “homosexualidad fisiológica
hormonal” al comenzar las gonadas a producir ambos hormonas masculinas y
femeninas.. Esta situación, sumada a las conocidas actividades que a veces les toca vivir
a algunos adolescentes en sus colegios, y a la existencia de un campo propicio previo
originado durante su ámbito familiar, podría ser el comienzo de una conducta
homosexual, que si no se detecta tempranamente, y continúa, posiblemente más
adelante será irreversible. De allí la importancia del diagnóstico precoz, que le cabría
realizar al pediatra o médico de la familia en las etapas previas.
Ante la pretendida legislación de incorporar las uniones civiles de individuos del
mismo sexo, y en base a lo suscintamente mencionado, no cabe bajo ningún concepto
equiparar los derechos de las mencionadas uniones con las de los matrimonios
tradicionales entre un hombre y una mujer, que rigen la ley natural de todas las especies
vivientes.
La relación sexual entre individuos del mismo sexo es un acto antinatural, por
cuanto durante el mismo se produce el mismo estímulo sexual propio de cada sexo,
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fisiológicamente programado para el contacto con el sexo opuesto, pero que los
homosexuales lo expresan para su relación con individuos del mismo sexo. Nada más
antinatural.
Como se mencionó antes, la conducta homosexual estable en adultos, debe
aceptarse como una situación generalmente irreversible, y por lo tanto los individuos
que la padecen tienen derecho a recibir todos los beneficios de un ciudadano normal,
excepto aquellos que vayan en contra de la ley natural de la vida.
Dios creó al hombre y a la mujer para que, siendo una sola carne, crecieran y se
multiplicaran. Así nació la familia, que es la célula de la sociedad, así se pobló el
mundo, así lo entendió la historia, así lo entienden nuestros hijos, cuyas primeras
palabras habladas y escritas fueron “mamá” y “papá”.
Si bien fisiológicamente no se concibe una unión legal en individuos del mismo
sexo, tampoco se puede sociológicamente concebir una familia con dos padres o dos
madres, aunque uno de ellos juegue el rol de padre o madre. Dentro de qué concepto
social se criará un niño que no pueda conocer el sexo real de sus padres, y que en su
escuela no pueda escribir el nombre de su padre y de su madre, o cuando inicia sus
relaciones sociales y deportivas con sus compañeros, observe lo irracional que es su
familia?
Estos últimos conceptos deben ser tenidos en cuenta y valorados por las
personas responsables de discutir la mencionada legislación de “Uniones Civiles”,
puesto que aquí no está en juego sólo las pretensiones de regularizar las uniones de
hecho de los homosexuales, sino, algo muchísimo más importante, y de gran
repercusión en la sociedad, y es la calidad de vida y la salud mental de los niños.
Los homosexuales deben recibir todos los derechos de cualquier ciudadano, pero
también tener las obligaciones de todos, y entre ellas, bregar, como todo ciudadano,
por la salud mental de nuestra población infantil.
En conclusión, la homosexualidad es una conducta antinatural, que no se
fundamenta en ninguna alteración de los mecanismos hormonales que regulan la
función sexual, sin embargo debe aceptarse como un estado psíquico adquirido, que no
lo incapacita para desempeñarse en la vida como cualquier ciudadano, excepto para
pretender formar una unión civil legal semejante al matrimonio normal entre personas
de distintos sexos cuya función principal es la transmisión de la vida.
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por una consideración racional de los datos “. En la última edición del tratado, nuestro
autor agrega, en contestación a las críticas que le fueron formuladas: “Lo ‘políticamente
correcto’ es tan indefendible cuando se aplica a la investigación científica o al estudio
de la orientación sexual como lo fue durante generaciones de abuso en la psiquiatría
soviética para someter la investigación científica del conocimiento a la ideología
política”. Como vemos campea aquí, ostensiblemente, la confusión.
Otra grave confusión, en el terreno científico y práctico, es hablar de “la
homosexualidad” como si fuera una entidad única (en algunos casos como una suerte de
“tercer sexo”). Lo que se presenta en los hechos es, en realidad, una amplia gama de
actividades y de comportamientos homosexuales, conceptual y cualitativamente
distintos entre sí, que van, desde los transitorios y ocasionales, fruto de circunstancias
particulares (cárceles, internados, épocas de la vida como la adolescencia), hasta los
más graves en los que importa, no el comportamiento sexual, sino la alteración
profunda de la personalidad, muchas veces psicótica. No podemos olvidar, además, los
casos de comportamientos sexuales desordenados, fruto de un mal uso de la libertad por
parte de los hombres. Categorizar la homosexualidad como un estado unitario de ser es,
por lo tanto, científicamente insostenible. En su lugar, la clínica describe hoy día, una
variedad dispar de comportamientos homosexuales verificables: homosexualidad
preferencial adulta, pseudo-homosexualidad, homosexualidad en etapas de desarrollo,
actividad homosexual situacional, comportamiento homosexual forzado o explotador,
bisexualidad, homosexualidad ideológica (sobretodo en militantes feministas).
Es en el campo de la medicina y de la psiquiatría donde se han podido
comprobar, en los últimos años, las trágicas y desastrosas consecuencias de estas
confusiones. En 1997, la Asociación Psicológica Americana apoyó, en una declaración,
a quienes opinan que, siendo normales, los comportamientos homosexuales no necesitan
tratamiento. y criticó, y previno, además, contra algunos de estos tratamientos. Cabe
reflexionar: ¿cuantas personas capaces de reasumir el tesoro de su identidad de varón o
de mujer y de desarrollar las riquezas en él implícitas, aun a pesar de trabas y
limitaciones, son privadas de este bien (que sí es un derecho humano inalienable) a
causa de estos desatinos que confunden en todo el mundo a la opinión pública profana y
profesional ? Cabe subrayar, al respecto, que la experiencia profesional demuestra que
las orientaciones y comportamientos homosexuales son exitosamente tratables en una
proporción muy importante de los casos.
Un caso clamoroso ha puesto recientemente de manifiesto estos hechos en los
Estados Unidos y contribuido a desenmascarar la falsedad que sostenía la teoría tan
ampliamente aceptada del género (o de la determinación psicosocial, genérica, de la
identidad sexual), desarrollada por el famoso psicólogo neozelandés John Money, del
hospital John Hopkins de Baltimore. Durante varias décadas, Money presentó ante un
auditorio internacional, como un éxito, el caso de un niño varón normal que perdió su
pene en un accidente a los ocho meses de edad. El niño fue castrado, sometido a una
plástica en sus genitales y educado a lo largo de once años como mujer. El caso, que se
hizo famoso en los anales de la medicina, terminó por revelarse como un completo
fracaso gracias, fundamentalmente, a la tenaz y heroica resistencia del niño que, aun sin
conocer su verdadera historia, se negó a aceptar la identidad femenina que se le quería
imponer logrando superar la terrible prueba que él y su familia soportaron durante
tantos años El análisis de los hechos demolió los cimientos de la teoría del género al
volverse evidente la mentira que la sostenía Es importante subrayar que esta teoría
sirvió de respaldo a otra iniciativa de Money, mundialmente aceptada: las
intervenciones quirúrgicas para la “reasignación de sexo”, que se realizan por millares
cada año en todos lo países.
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Persona humana
El ser humano, posee una dignidad distinta a los demás seres vivientes de la
naturaleza. Esta dignidad emana de su espíritu, es decir de la razón y la libertad que
lo caracterizan. Ello es válido para todos, pero además los creyentes (cristianos, judíos
y musulmanes) basan la dignidad de la persona en la triple condición de estar
constituida por cuerpo y alma, en haber sido creada directamente por Dios, y en el fin
trascendente a que está destinada. La persona humana es así, “imagen y semejanza” de
Dios, atributos que se ponen de manifiesto justamente en la razón y en la libertad que
posee. Por ello Aristóteles definió a la persona como “la unidad substancial de cuerpo
y alma” y Boecio, siglos después, como el “ser individual de naturaleza racional”.
CONCLUSIÖN: La persona humana goza de la máxima dignidad. Si tiene
algún problema psicológico o de conducta, se debe tratar incrementando su autoestima y
psiquiátricamente. El proyecto de ley en cuestión no considera la dignidad de la
persona.
Sexualidad
Algo importante a destacar en la persona humana: el cuerpo, principio de
individualización de esa persona, es sexuado. Hay dos sexos diferentes: en su
anatomía , en su fisiología, en su psiquis y dentro de ésta en sus pensamientos,
sentimientos y voluntad. Son diferentes, pero se complementan con absoluta e igual
dignidad. Los creyentes, reconocen la frase del Génesis: “Dios desde el principio los
creó hombre y mujer “.
La sexualidad condiciona todos los aspectos de la persona humana y abarca su
intelectualidad, su afectividad, su capacidad de establecer vínculos con los demás, su
aptitud de amar en sentido genérico y específicamente a alguien del otro sexo en
particular y finalmente, el sexo es responsable de la posibilidad de procrear.
La sexualidad tiene tres fines principales, cada uno bien importante de por si:
El primero, el básico, otorga a cada persona humana una serie de características
propias, que la hacen ser varón o mujer, con lo propio de la masculinidad o de la
feminidad. Este primer atributo de la sexualidad ha tenido siempre gran importancia,
pero en estos tiempos debe destacarse en forma especial, debido a que en círculos
académicos, científicos y en foros nacionales e internacionales, se lo está negando y se
propician teorías según las cuales el “sexo” biológico y natural no es lo valioso, sino
que debe priorizarse el “género, que la persona libremente elige de acuerdo a sus
preferencias.
El segundo fin de la sexualidad, es la posibilidad de concretar actos unitivos en
los que libremente una persona se entrega y recibe -íntima e íntegramente- a una
persona del otro sexo; por ello se habla de “unión personalista”. Se vincula con la
frase del Génesis: “y se unirá a su mujer y serán dos en una sola carne”. Esta unión
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total, con entrega y recepción sin reservas, con amor de cuerpo, mente y alma, se da
en perfección sólo en el matrimonio único, estable, fiel, exclusivo, generoso, definitivo
e indisoluble.
Finalmente, el tercer fin de la sexualidad es la procreación. No la simple
reproducción animal para mantener la especie, sino la procreación responsable con
aceptación y plena recepción de los hijos que puedan llegar, a los que brindará
cuidados, vigilará su crecimiento y desarrollo y educará con amor.
En el Proyecto de ley que se propone, se anula el concepto de lo natural en la
sexualidad, se resta importancia a la sexualidad biológica y al autorizar uniones civiles
del mismo sexo se incorpora el concepto de elección del género y de la conducta social.
Por ello hoy, Boecio tal vez completaría la definición ya citada, con una referencia a la
sexualidad: “Persona humana es el ser individual, sexuado, de naturaleza racional”.
El sexo de la persona humana biológicamente está confirmado que se
determina ya en la fecundación. Desde el momento en que el espermatozoide penetra
en el óvulo, después de haber atravesado la membrana pelúcida y el oolema que lo
rodea. Se forma entonces una nueva célula, un nuevo ser humano, con los 22
cromosomas somáticos y el cromosoma sexual X que aporta el óvulo y los 22
cromosomas somáticos y el cromosoma sexual X o Y que aporta el espermatozoide.
Se totalizan de este modo los 23 pares de cromosomas del ser humano. El gameto
masculino con su cromosoma sexual X o Y es el que determina si ese huevo
humano será mujer o varón respectivamente. Y a partir de allí, el embrión, el feto, el
recién nacido, el niño y el adulto seguirán siempre desarrollándose y evolucionando sin
solución de continuidad alguna, dentro de ese sexo varón o mujer que tuvo desde que
fue huevo o ser humano unicelular.
CONCLUSION: Toda persona humana, biológica y naturalmente pertenece a
uno de los dos sexos: varón o mujer. El desarrollo de la sexualidad implica afianzarse
en la orientación sexual que le corresponde Si hay un problema de identidad hay que
enfocarlo y tratar de superarlo, pero no se puede contrariar a lo natural y biológico. El
Proyecto en estudio no considera esta diferencia biológica, psicológica y afectiva que
naturalmente hay entre los dos sexos, complementarios entre si.
El matrimonio y la familia
La familia es la célula básica de la sociedad. Así lo ha sido siempre y lo es
también hoy en las diferentes culturas, tanto en las primitivas y simples como en las más
desarrolladas. La familia está constituida por la unión estable y permanente de dos
personas de sexo diferente (o de un varón con varias mujeres en las culturas
poligámicas) más los hijos que puedan nacer en esa unión. A lo largo de las
diferentes civilizaciones, la familia siempre ha sido apoyada y protegida y las leyes la
han defendido para que progrese en plenitud y se pueda lograr dentro de ella el
adecuado desarrollo y educación de los hijos.
El amor de los esposos es importante para el equilibrio familiar, tanto en las
relaciones de los cónyuges entre si, como en la crianza y evolución psicoafectiva de los
hijos. Cada miembro del matrimonio tendrá que asumir la misión que le corresponde
como padre o madre. Esto se refiere en forma especial a los atributos
psicoemocionales propios de cada sexo. A saber: la intuición , la prudencia, la
humildad, el recato, la preocupación por los detalles y la sensibilidad afectiva más
propios de la feminidad. Y la conquista, búsqueda de nuevos horizontes, el enfoque
más global de los problemas, el arrojo, el espíritu de conquista y aventura y la
sensualidad más propios de la masculinidad. Además y sobre todo, en la feminidad
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La homosexualidad
La homosexualidad es la condición que caracteriza, pasada la adolescencia (en
que puede haber temporarios desajustes), a los hombres y mujeres que tienen una
orientación sexual dirigida a su propio sexo. En general se los denomina “gays” o
“lesbianas”. Considero importante cambiar esta manera de referirse a ellos, por tratarse
de un enfoque equivocado que da a entender que “son” homosexuales. Pero la
persona no puede reducirse a su sexualidad. Ellos y ellas “no son”, sino que “tienen”
una orientación sexual desviada, que tienen que tratar de corregir.
El concepto de que hay varios sexos no tiene ningún fundamento, como tampoco
lo tiene sostener que la convivencia y la unión íntima de personas del mismo sexo es
normal. No obstante, muchos que padecen esta desviación se sienten orgullosos de su
condición, presentándose como una alternativa más a lo natural de dos sexos: ser
varón o mujer.
Las personas que sufren una desviación de la orientación sexual, habitualmente
pueden ubicarse en tres grupos:
a) Unos son aquellos sujetos que desde niños tiene preferencias, actitudes y
gustos que son más propios del sexo opuesto. Con el correr del tiempo estas
preferencias pueden desaparecer con una conducta y tratamiento adecuados , o por el
contrario, las preferencias hacia personas del mismo sexo pueden hacerse más
manifiestas. No se han encontrado hasta ahora, causas genéticas, anatómicas, ni
hormonales. Pero aunque algún día se encontrase una causa, siempre se trataría de algo
que no está dentro de la normalidad. Estos casos deben ser estimulados a que con
esfuerzo traten de superar el problema y además necesitan recibir tratamiento
psiquiátrico, que en muchos casos es exitoso.
b) Otro grupo lo constituyen algunos niños y jóvenes que fueron abusados o
violados sexualmente y quedaron con problemas de identidad sexual. Estos son casos
secuelas de pedofilia en que el victimario abusó a niños o niñas prepúberes,
generalmente de 13 o menos años de edad . En este grupo se incluyen los casos de
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Uniones civiles
En la legislatura de la Ciudad de Buenos Aires se ha presentado un proyecto
denominado ”Ley de uniones civiles” que ha sido redactado por la juez civil Dra.
Graciela Medina.
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Argumentos legales
Hay también importantes argumentos de tipo legal y jurídico. La Constitución
Nacional y el Código Civil Argentino hacen absolutamente inviable a este Proyecto.
La Constitución Nacional en su Preámbulo expresa su objeto de….”promover
el bienestar general”. Es evidente que el proyecto de uniones civiles no apunta al
bienestar general sino a tratar de regularizar lo antinatural. El Art. 14 bis establece “la
protección integral de la familia, la defensa del bien de familia, la compensación
económica familiar”. El Art. 20 da a los extranjeros el derecho a “casarse conforme a
las leyes”. EL Art. 75 inc. 19 otorga al Congreso Nacional la facultad de sancionar
leyes sobre educación que aseguren “la participación de la familia y la sociedad”.
Desde luego, la Constitución se refiere a familias normales, naturalmente constituidas
por un matrimonio de dos personas de diferente sexo.
Además y ello tiene que ver con la ecología, el Art. 41 de la Constitución dice:
“Todos los habitantes tienen el derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el
desarrollo humano”. Este ambiente se logra respetando y promoviendo a las familias y
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no creando figuras legislativas que las rebajan de categoría y las analogan con uniones
unisexuales.
Finalmente, el Art. 75 en su inc. 22 ha aprobado y otorgado jerarquía
constitucional a diez declaraciones, pactos y tratados internacionales, en muchos de los
cuales figura la necesidad de proteger a la familia , que consideran “elemento
fundamental de la sociedad”, como expresa en su Art. VI la Declaración Americana de
los Derechos y Deberes del hombre. La Declaración Universal de los Derechos
Humanos es más explícita en su Art. 16 cuando manifiesta que “Los hombres y las
mujeres …tienen derecho a casarse y fundar una familia” , y en el Art. 20 se lee que
“toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado, que le asegure, así como a su
familia, la salud y el bienestar…” .
En la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto San José de
Costa Rica), el art. 17 se refiere a la protección que debe recibir la familia, y en el inc.
2 dice: “Se reconoce el derecho del hombre y la mujer a contraer matrimonio y a fundar
una familia…”. El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
en su Art. 10, inc. 1, dice: “Se debe conceder a la familia, que es el elemento natural y
fundamental, la más amplia protección…”. El Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos , en su Art. 23, inc. 1 expresa “La familia es el elemento natural y
fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado”.
Por último, la Convención de los Derechos del Niño, a lo largo de sus artículos, se
refiere al interés superior del niño y a la necesidad de contar con el cuidado y protección
de los padres y al mantenimiento de las relaciones familiares.
El Código Civil –que es una Ley nacional de jerarquía superior a las leyes
comunes- define perfectamente cuál es el régimen familiar y lo basa en la unión de
dos personas de diferente sexo. No podría una ley local (de la Ciudad de Buenos
Aires) cambiar el espíritu y la letra de una ley nacional fundamental, que en la Sección
Segunda trata sobre las relaciones de familia y en el Título I de esa sección en sus Arts.
159 a 239 ( Ley No. 23 515) legisla con detalle sobre los derechos y obligaciones en
el matrimonio. El Código en el Art. 166 se refiere explícitamente al sexo de los
cónyuges cuando expresa que: es un impedimento para el matrimonio: “Tener la mujer
menos de 16 años y el hombre menos de 18 años”. El Art. 220 trata sobre la nulidad
relativa del matrimonio: “en caso de impotencia de uno de los cónyuges, o de ambos,
que impida absolutamente las relaciones sexuales entre ellos” (desde luego el Código se
refiere a relaciones naturales heterosexuales). Los restantes títulos II a XIV de esa
Sección sobre Familia abordan los problemas referentes a los hijos.
No hay duda alguna que el Código Civil trata sobre la familia, sobre el
matrimonio normal entre dos personas de diferente sexo y sobre los hijos. En ningún
momento admite ni insinúa, la posibilidad de las “uniones civiles” propuestas en el
proyecto en cuestión y menos aún equiparándolas a las familias en derechos y
obligaciones.
Conclusión
Para finalizar, debo enfatizar la razonabilidad y oportunidad de los argumentos
constitucionales y legales que se oponen a este proyecto. Pero el rechazo no se debe
basar sólo en esos argumentos, pues los defensores del proyecto buscarían derogar lo
que se oponga a sus propósitos. Decidida y concretamente, lo realmente importante
es que la ley natural , la razón y el sentido común lo rechazan por irracional y
antinatural.
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2 - PANEL JURÍDICO:
Tomaré el articulado tal como está formulado, sin considerar por ahora la
exposición de motivos que acompaña el proyecto.
alguno el hacerlo público, pues se registra o publicita una relación que implica un
compromiso de perpetuidad, en tanto y en cuanto no se produzcan causas específicas
que la ley determina para establecer su disolución. Pero ¿qué sentido tendría registrar
relaciones afectivas, y cual sería la utilidad de medir o demostrar si son o no “análogas”
a las familiares?.
Artículo 3º) : Este artículo ha sido ya justamente criticado por todos los
constitucionalistas mas reputados, y aún por algunos que no critican la totalidad del
proyecto. Es que la Ciudad de Buenos Aires, no puede legislar sobre materia de los
Códigos de fondo, ni establecer excepciones en su territorio sobre la mayor o menor
extensión de los derechos acordados por las leyes civiles.
Por otro lado , no se entiende que quiere decir el listado de “derechos “ que se
extienden, esto es si se trata de dar al “unido/unida”, los mismos derechos que a su
compañero/compañera, empleada de una de las ramas del Gobierno de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, no solo se está creando un vínculo familiar inexistente sino
que se lo está haciendo muy pobremente en cuanto a técnica legislativa.
esta supuesta tutela de la “unión civil”, por caso imagino a dos amigos, perfectamente
heterosexuales, que conviven desde hace años pues estudian en la facultad, son amigos
de toda la vida, se profesan afecto que no ocultan pero para nada son homosexuales ni
su afecto es de esta naturaleza. ¿Estarían alcanzados por la tutela legal que se pretende
crear, y tendrían derecho a sentirse discriminados por no ser una “unión homosexual”,
al verse privados de un plan de viviendas?.
De todas maneras este régimen de los contratos tiene la peculiaridad de que las
partes que antes del proyecto eran capaces para contratar entre si, dejan de serlo por
causa del proyecto, para luego ser autorizados a contratar con restricciones. Ello mueve
a pensar, si más allá del interés ideológico sentimental de la CHA, tiene sentido este
cambio propuesto, que al menos en cuanto a contratación se refiere limita, pues no se
sabe si el artículo 6º significa que no pueden celebrar otros contratos y si solo los que
regulen las relaciones patrimoniales derivadas de la convivencia, o si pueden celebrar
todos los contratos y además estos. En cuanto a la referencia al orden público es
sobreabundante ya que ningún contrato puede contrariar el orden público ni la
legislación de fondo, cuando esta reviste tal carácter.
Art. 8º): El nombre del Registro, al que se designa como Registro de Uniones
Civiles de Solidaridad, es al menos equívoco. Personalmente estoy en contra de la
reglamentación tanto como de la unión, pero si en algún momento nuestro nivel de
moral social llega al punto de tener un registro de uniones homosexuales, me gustaría
que se llamara por su nombre, así nadie se confunde sobre el objeto de la unión que se
celebra.
2.1. La ideología está basada en la ideología del Gender que es la que está llevando
a la gradual desestructuración cultural y humana de la institución matrimonial.
Ser hombre o mujer no estaría determinado por el sexo sino por la cultura. Con
ello se atacan las mismas bases de la familia y las relaciones interpersonales.
2.2. A partir de la década 1960-1970, ciertas teorías que hoy pueden ser calificadas
por los expertos como “construccionistas” sostienen no sólo que la identidad
genérica sexual (gender) es el producto de una interacción entre la comunidad y
el individuo sino incluso que dicha identidad genérica sería independiente de la
identidad sexual personal, es decir, que los géneros masculino y femenino de la
sociedad serían el producto exclusivo de factores sociales, sin relación con
verdad ninguna de dimensión sexual de la persona-.
2.3. De este modo, cualquier actitud sexual seria justificable, inclusive la
homosexualidad, y es la sociedad la que debería cambiar para incluir, junto al
masculino y el femenino, otros géneros en el modo de configurar la vida social.
2.4. Lamentablemente la idea del gender ha encontrado en la antropología del
neoliberalismo radical un ambiente favorable -reivindicando la existencia de un
estatuto similar tanto para el matrimonio como para las uniones de hecho-
inclusive homosexuales.
2.5. El proyecto presentado no representa en definitiva sino una regulación de la
garantía “diferente”, que establece el art. 11 de la Constitución de la Ciudad de
Buenos Aires, a cuyo tenor “se reconoce y garantiza el derecho a ser diferente,
no admitiéndose discriminaciones que tiendan a la segregación por razones o
con pretexto de raza, etnia género, orientación sexual (...) o cualquier otra
circunstancia que implique distinción, excusión o menoscabo”.
2.6. Esa garantía, teniendo en cuenta por la explícita mención de la “orientación
sexual”, que los diferentes son los que no tienen esa inclinación u orientación
25
sexual con el otro sexo, es decir que no actuad sexualmente como varón o mujer
siendo tales. Se trataría, como bien señala A. Ricardo Wetzler Malbran1, más
que una orientación sexual, una desviación sexual, porque la orientación
presupone la adecuación de la conducta en su cauce normal, que no es el caso
de lo homosexuales.
2.7. Lo que en definitiva se propone es mezclar la tolerancia con la plena aceptación
social. Es decir que no tanto se busca que los diferentes por su orientación
sexual tengan iguales derechos y garantías que la población “no diferente”, sino
que lo que se intenta es que la actitud de lo mismos frente al sexo sea
plenamente aceptada socialmente. Es una búsqueda sin pausa para que las
parejas de lesbianas o “gays” gocen de los mismos derechos que la unión entre
un hombre y la mujer que conviven en una relación de afecto y, como ya lo han
conseguido en otros países se los asimile a los matrimonios, pudiendo inclusive
adoptar2.
ANTECEDENTES
3. El Estado ha regulado el matrimonio y ante la existencia del concubinato que no
podía evitar, decidió no reconocerle ningún efecto jurídico. Teniendo en cuenta que
muchas veces existía un impedimento cultural, geográfico o cultural-educacional, se
dictaron normas de carácter previsional, laboral y asistencial para corregir los
defectos de estas uniones. Todas estas disposiciones se dictaron en detrimento de la
familia legitima ya que la regulación del concubinato y la desregulación del
matrimonio parecen ser fenómenos legislativos paralelos.
4. En la segunda mitad del siglo XX el interés por el concubinato presenta una
perspectiva diferente. Se trata de reivindicar la libertad individual, de consagrar un
supuesto derecho a vivir la sexualidad al margen del cauce institucionalizador del
matrimonio. Se busca un reconocimiento y una aceptación social de la unión
extramatrimonial y como medio para ello se reclama para ella una regulación y un
reconocimiento jurídico.
5. En cuando el nombre de “concubinato”, pacíficamente usado, es tildado de
inconveniente por discriminador y peyorativo. Las fórmulas que se proponen para
sustituirlo son muy variadas: desde unión libre, aparente matrimonio, familia de
hecho, pareja. Ninguna es suficiente para abarcar la realidad del concubinato
definido por el Diccionario de la Real Academia Española diciendo que es “una
unión marital de un hombre y una mujer sin estar casados”.
6. Esta tendencia política cultural que se encuentran en desarrollo en Europa, en
Estados Unidos y en algunos países sudamericanos y ahora en el nuestro, nos llevan
a pensar que lo que se busca es el acogimiento de una nueva concepción de la
familia fundada en el matrimonio monógamo e indisoluble. Es una manera de
entender la familia, no como comunidad natural, sino como mera asociación
voluntaria sin compromiso de futuro que debe asimilarse al matrimonio y a la
familia fundada en la relación conyugal.
7. El Proyecto que está en discusión tiende a que la unión civil, ya sea de
heterosexuales como de homosexuales, sea capaz de gozar de los mismos derechos
y beneficios que los otorgados o a los que en el futuro se otorguen, a los parientes,
matrimonios, esposos y/o cónyuges.
MATRIMONIO Y JUSTICIA
1. El matrimonio no es una mera formulación jurídica que puede convivir sin
inconvenientes al lado de otras formulas o moldes familiares equivalentes.
2. La buena constitución de la familia, mediante hogares jurídicamente estables, es
indispensables para el buen logro de los fines de toda sociedad, que necesita no sólo
fomentar la reproducción física, sino la mas compleja socialización e inculturación
de los nuevos hijos que llegan a ella. Esta cuestión es de vida o muerte para el
conglomerado social19.
3. En las sociedades abiertas y democráticas de hoy día, el Estado y los poderes
públicos no deben institucionalizar las uniones de hecho, atribuyéndoles de esa
manera un estatuto similar al matrimonio y la familia. Tanto menos equipararla a la
familia fundada en el matrimonio.
4. Se trataría de un uso arbitrario del poder que no contribuye al bien común, porque la
naturaleza originaria del matrimonio y de la familia precede y excede absoluta y
radicalmente el poder soberano del Estado. Una perspectiva serenamente alejada del
talante arbitrario o demagógico invita a reflexionar muy serenamente, en el seno de
las comunidades políticas, acerca de las esenciales diferencias que median entre la
vital y necesaria aportación a la familia fundada en el matrimonio al bien común y
aquella otra realidad que se da en las meras convivencias afectivas. No parece
razonable que sostener que las vitales funciones de las comunidades familiares en
cuyo núcleo se encuentra la institución matrimonial estable y monogámica puedan
ser desempeñadas en forma masiva, estable y permanente por las convivencias
meramente afectivas.
5. La familia fundada en el matrimonio debe ser cuidadosamente protegida y
promovida como factor esencial de existencia , estabilidad y paz social, en una
amplia visión de futuro del interés común de la sociedad-
6. La igualdad ante la ley debe estar presidida por el principio de la justicia, lo que
significa tratar igual lo igual y lo diferente como diferente20. Es decir darle a
cada uno lo que le es debido en justicia: principio de justicia que se quebraría si
se diera a las uniones de hecho un tratamiento jurídico o semejante o equivalente
al que corresponde a la familia de fundación matrimonial. Si la familia
matrimonial y las uniones de hecho no son semejantes ni equivalentes en sus
deberes, funciones y servicios a la sociedad, no pueden ser semejantes ni
equivalentes en un estatuto jurídico. Debe tenerse presente que no existe la
posibilidad de coexistencia entre el matrimonio y las uniones de hecho a las que
se les concedan efectos semejantes, ya que éstas desplazaran a la familia, como
de hecho está sucediendo en muchos de los países a los que se ha dado un
estatuto semejante.
unión. Los esposos en cambio no pueden celebrar contratos entre si con algunas
excepciones y además, no existiendo obligación para los concubinos de mantener la
cohabitación se puede imponer una sanción económica para el caso que lo haga, aún
sin haber ocasionado daño alguno.
Contrariamente al matrimonio en el que sólo el puede fijar el pago de daños y
perjuicios como consecuencia de las violaciones de uno de los esposos a sus deberes
personales, previa justificación de los daños.
con fines de poder. Una democracia sin valores se convierte con facilidad en un
totalitarismo abierto y sutil como la historia lo demuestra 26.
7. La función legislativa corresponde a la realidad política ; en este sentido es propio
del político velar (no solo a nivel de principios sino también de aplicaciones) para
evitar un deterioro, de graves consecuencias presentes y futuras, de la relación moral
–ley civil y la defensa del valor educativo-cultural del ordenamiento jurídico. El
modo más eficaz de velar por el interés publico no consiste en la cesión demagógica
a grupos de presión que promueven las uniones de hecho, sino la promoción
enérgica y sistemática de políticas familiares orgánicas que entiendan la familia
fundada en el matrimonio como centro y motor de la política social, y que cubran el
extenso ámbito de los derechos de familia.
NOTAS
1 Una garantía diferente y un fin reprobable ED t 170 p. 1211
2
Santiago Legarre, Orientación sexual y derecho “ ED t. 169 p. 1122.
3
Moisés Iturraspe “Aspectos civiles de la ley Antidiscriminatoria 23. 592 (ED 132-
863).
4
Leal, Fallos 184;398 y García Montevaro”, Fallos 238;60.
5
Bemberg. Fallos: 237; 563.
6
Fernández, Fallos 302; 192, y Halladjian, Fallos:302; 457.
7
Valdez, Fallos: 295;428.
8
Fallos; Sánchez de Sotelo, Fallos 3l2; 615.
9
Nuevo Banco Italiano, Fallos 200;428.
10
Rojo: Fallos 312; 1148.
11
Provincia de Buenos Aires, Fallos: 300;984.
12
Juan Pablo II, en su discurso a la Rota Romana del 21 de enero de 1999.
34
13
Juan Pablo II en su discurso a la Rota Romana del 21 de enero de 1999
14
Juan Pablo II Familiaris Consortio, num 81.
15
Conf. Juan Pablo II Discurso al Tribunal de la Rota Romana.
16
Juan Pablo Fámiliaris Consortio num. 19.
17
Declaración del Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Francsa, a propósito
de la ley de “pacto civil de solidaridad”.
18
Juan Pablo II, Discurso a los participantes de la XIV Asamblea Plenaria del Pontificio
Consejo para la Familia.Cofr. Juan Pablo II Palabras pronunciadas durante el Angelus
del 19 de junio de 1994.
19
Regulación del concubinato Reñían Corral Talciani ED t. 180 p. 1540
20
Mazzinghi, Jorge “Tratar distinto a lo distinto, Confusiones sobre la dicriminación La
Nación 15 de mayo de 2002
21
Monti, Uniones...cit, Ponencia presentada en el X Congreso Internacional de Derecho
de Familia (Mendoza, Argentina 20/24 –IX-1998, Libro de Ponencias de la Comisión0
4ª. (Diversas Formas familiares) pags. 124/126 citado por Mauricio Luis Misrahi
Revista de Familia Rev. 17 p. 42.
22
Lisa, Jacqueline Grant vs. South West Trains Ltda. Del 17 de febrero de 1998.
23
en la alocución al Forum de Asociaciones Católicas de Italia 17-6-1998.
24
Pontificio Consejo de la Familia. Declaración acerca de la Resolución del Parlamento
Europeo sobre equiparación entre familia y uniones de hecho, incluso homosexuales del
17 de marzo de 2.000.
25
Juan Pablo II, Discurso al II Encuentro de Políticos y Legisladores de Europa,
organizado por el Pontificio Consejo para la Familia 23-10-98
26
Juan Pablo II, Enc. Centessimus annus num 46.
27
Hernan Corral Talciani, “La regulación del concubinato ED t. 180 pag. 1551.)
28
Hernan Corral Talciani op. Cit pag. 1550
la norma, existe una injustificada discriminación en favor de quienes integran una UC.
Por lo que resulta del artículo, si el personal de la Legislatura, por ejemplo, no tuviera
alguno de los derechos de que gozan los docentes de la Ciudad, o al personal
hospitalario no le correspondieran todos y cada uno de los derechos de que gozan
cualquiera de aquellos, todos ellos estarían en peor situación que los integrantes de una
UC, a los cuales, de acuerdo a lo proyectado, les corresponde gozar de absolutamente
todos los derechos. Fácil resulta advertir que ningún fundamento razonable existe al
respecto, aparte de que la disposición en cuestión se contradice con lo normado en el
artículo 1, donde se dispone que la Ciudad garantiza la igualdad de derechos y
oportunidades. Demás está decir que de obligaciones, casi ni se habla.
En el ejemplar más arriba citado del diario La Nación se ha afirmado, asimismo,
que el proyecto “tiene como objeto determinar cuáles son los derechos de los miembros
de una unión de hecho (homosexual o heterosexual) que trabajen en alguno de los tres
poderes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires...”; pero lo cierto es que ello no
resulta de las normas proyectadas, pues los derechos que allí se otorgan lo son a favor
de quienes integran una UC, sea que trabajen o no en cualquiera de esos lugares.
Tampoco resulta fácil explicar la razón con fundamento en la cual quienes
integran una UC formada, por ejemplo, por dos homosexuales, que, por ser tales, no
pueden tener hijos comunes, deban gozar de iguales derechos a los efectos del
otorgamiento de planes de fomento de la vivienda y provisión de ayudas familiares que,
por ejemplo, los matrimonios con hijos. Parece claro, por el contrario, que para el
otorgamiento de esos planes y ayudas, deberían tener prioridad las familias, en especial
aquellas que tienen hijos, no pudiendo olvidarse que la familia es considerada en forma
prácticamente unánime como la célula de la sociedad, no pudiendo a una unión
homosexual catalogársela como una familia, cualquiera que sea el esfuerzo que se
quisiera hacer a ese efecto. Hemos dicho en otra ocasión y reiteramos ahora, que si se
admite que la familia es la base de la sociedad y el matrimonio la mejor forma de
constituir una familia, por su estabilidad y, en consecuencia, su perdurabilidad en el
tiempo, parece claro que a la sociedad le interesa que la familia se constituya a través
del matrimonio. Y no solo a aquélla, sino también a los mismos esposos, que además de
gozar de un vínculo más fuerte y, por tanto, más estable, de esa manera tienen derechos
de los que de otra forma carecerían; y también les interesa a los hijos, que tienen menor
peligro de verse abandonados por alguno de sus padres.
Lo cierto es que ninguna razón existe para la equiparación que se pretende. Es
por ello, y debido, además, a que la Legislatura de la Ciudad no puede dictar normas
que, como se dispone en la primera parte del artículo 3, otorguen a quienes integran una
UC, iguales derechos y beneficios que los que la ley civil otorga a los parientes,
matrimonios o esposos, que no puede sino concluirse en la manifiesta improcedencia
del proyecto.
matrimonio (art. 166 inciso 9°, Cód. Civil), no podría, en cambio, constituir una UC; la
incongruencia es evidente. Posiblemente lo mejor hubiera sido establecer un
impedimento para quienes no pueden prestar un consentimiento válido, situación en la
cual quedarían comprendidos tanto el sordomudo que no sepa expresar de ninguna
manera su voluntad, como los dementes. Los menores impúberes ya están incluidos en
el impedimento establecido para los menores de 21 años.
Además, con respecto, precisamente, a la edad, queremos señalar que si lo que
se quiso es impedir la constitución de una UC a los menores de edad, así debió haberse
hecho constar, en lugar de explicitar un determinado número de años (en el caso, 21),
que si bien en la actualidad coincide con la llegada a la mayoría de edad, en el futuro
podría no ser así.
Por otra parte, de acuerdo a lo proyectado se permite formar una UC a los
colaterales en cualquier grado (inclusive a los hermanos), a los parientes por afinidad en
línea recta, al adoptante con el adoptado, como también a los consanguíneos en forma
ascendente o descendente, sin limitación6. Esto no puede sino llamar la atención, en
especial porque el incesto ha sido y es considerado como algo indigno y condenado por
inmoral en todas las épocas y lugares7, no explicándose el hecho de que esas
circunstancias, enumeradas en el Código Civil como impedimentos para contraer
matrimonio, no hayan sido consideradas como un impedimento a los efectos de
constituir una UC. Da la impresión como si los aspectos morales no hubieran sido
demasiado tenidos en cuenta en la redacción del proyecto.
procedencia de una indemnización por los daños efectivamente producidos con motivo
del divorcio en sí mismo, o de las causales que llevaron a esa situación.
la hubieran constituido, únicamente si hubiera sido por instrumento público, pero no, en
cambio, si lo fue por instrumento privado; nada se establece, por otra parte, para el
supuesto de que el instrumento público no hubiera sido dejado sin efecto, como hemos
visto que se requiere. Tampoco, para el caso de haber sido omitida la comunicación de
la disolución al Registro.
Hacemos asimismo notar que en la última parte del artículo 7 se omite hacer la
necesaria distinción entre instrumento público y escritura pública, términos que se
utilizan como si no hubiera distinción entre ellos, lo cual es sabido que no es así.
9. Consideraciones finales.
NOTAS
1
El texto de la ley puede verse en Derecho de Familia, Revista interdisciplinaria de
doctrina y jurisprudencia, n° 16, Bs. As., 2000, págs. 151 y sigs.
2
CORRAL TALCIANI, Hernán, “Regulación del concubinato ¿De institución sombra a
sombra –institucionalizada?”, E.D., 180-1550
3
Remitimos a dichas normas, en nuestro trabajo Daños en el Derecho de Familia, Bs.
As., 2001, págs. 258 y sigs.
4
Que se prolonga en el último artículo, donde se proyecta derogar “todas las
disposiciones que se opongan a la presente ley”.
5
Véase el ejemplar del diario La Nación del 15-05-2002, 1ª sección, pág. 13.
6
En el Proyecto de regulación de las uniones de hecho presentado en el año 1996 en la
Cámara de Diputados, se establecía que los derechos que allí se conferían sólo lo eran a
favor de aquellas personas que tenían entre sí aptitud nupcial.
7
El casamiento entre hermanos, permitido en el Antiguo Egipto, era admitido sólo en la
familia del Faraón, con la finalidad de conservar la pureza de la raza.
8
Conf., GUTIÉRREZ, Delia M. y BRAÑA, María Celestina, “Concubinato:
inconveniencia e innecesariedad de su regulación específica”, L.L., 1999-C-966, VI;
CORRAL TALCIANI, Hernán, “Regulación del concubinato. ¿De institución-sombra a
sombra-institucionalizada?”, E.D., 180-1550; CAPPARELLI, Julio César, “¿Hacia una
equiparación del concubinato con el matrimonio?”, E.D., 175-228.
9
Existen, no obstante, a nuestro juicio, algunas excepciones al principio general
establecido en dicha norma, como en los casos en que la venta tiende a poner fin a un
estado de indivisión hereditaria, o a liquidar un condominio, o las hipótesis de venta en
pública subasta por disolución de la sociedad conyugal y por ejecución judicial.
Remitimos al respecto a lo expresado en nuestro trabajo Separación Personal y
Divorcio, Bs. As., 1999, t. I, págs. 572 y sigs., nº 233, y autores citados en nota 33.
10
Daños en el Derecho de Familia, Bs. As., 2001, págs. 276 y sigs.
11
L.L., 1995-C-642 y E.D., 162-650.
12
BOSSERT, Gustavo A., Régimen jurídico del concubinato, 4ª edición, Bs. As., 1997,
págs. 136 y 137, parágr. 121.
13
CNCivil, Sala C, L.L., 1999-C-365, con nota de FLEITAS ORTIZ DE ROZAS, Abel
y HERRERA, Micaela, “Efectos jurídicos de las uniones de hecho: responsabilidad por
su ruptura”.
14
BELLUSCIO, Augusto C., El concubinato y el Pacto Civil de Solidaridad en el
Derecho Francés, L.L., 2000-C-1102 y sig
44
Pero aún invocándose una interpretación amplísima del art. 129 y del art. 126 de
la C.N. y se entienda que el instituto de la Unión Civil, como lo llama el proyecto, no
ha sido aún dictado por el gobierno federal, por lo cual puede ser legislado
supletoriamente por las provincias y la Ciudad Autónoma, entiendo que ello sería, en el
caso, también contrario a la Constitución, habida cuenta el contenido del mismo.
En efecto: la unión civil analoga ciertos efectos de su constitución, con los
propios de la familia que regula y tutela nuestra legislación civil. En este sentido
constituye un “cuasi-matrimonio” y sobre toda su regulación sobrevuelan los conceptos
de familia y matrimonio. Más aún, en el art. 3º otorga a sus integrantes dentro del
ámbito de la Ciudad Autónoma los mismos derechos que a los unidos en matrimonio,
“esposos y/o cónyuges”, agrega el proyecto para despejar dudas. A la larga o a la corta
se intentará interpretar que esos derechos no son solamente de tipo asistencial, como los
previsionales o de seguridad social, sino que se intentará que abarque (y la norma
proyectada no hace ninguna salvedad al respecto) la vocación hereditaria y la adopción,
entre otros derechos civiles que tienen los matrimonios.
Asimismo establece entre los impedimentos para constituir una unión civil, el
encontrarse unido en matrimonio o bien estar conformando una unión civil con otra
persona (art. 4 inc. c y d). Es decir regula una forma alternativa de matrimonio con otro
concepto ético que el que tiene el Código Civil, es decir, reforma, cuando menos,
principios de nuestro derecho, los que constituyen fuente interpretativa.
Es probable que analizado el instituto proyectado desde la perspectiva del
derecho de familia, la invasión a las instituciones civiles sea mucho más intensa que la
que en principio se avizora.
Aún cuando así no fuere y restringiéndome al exclusivo ámbito del Derecho
Constitucional, encuentro a las normas proyectadas, como contrarias al art. 31 de la
Constitución Nacional que establece la supremacía del derecho sancionado por los
poderes federales por encima de cualquier norma provincial. Me parece ostensible que
el proyecto las contradice. Obsérvese que los Tratados Internacionales con jerarquía
constitucional incorporados en la reforma de 1994 por el art. 75 inc. 22 C.N. dan por
sentado un concepto de familia que es insoslayable. Dicho concepto es contradictorio
con el que insinúa el proyecto en análisis. Así el art. 17 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa Rica); el art. 10 del Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; el art. 23 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos; amén de la Convención sobre Derechos
del Niño que, al hablar de la protección de la niñez, trasluce también un concepto de
familia que el proyecto en análisis contradice.
En otro orden de ideas, la Constitución-estatuto de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, establece en el art., 27 inc. 5 que incumbe a la Ciudad “La protección de
la fauna urbana......y controla su reproducción con métodos éticos”. Para formular una
ética de la reproducción animal habrá que interrogarse sobre las características de cada
especie animal, es decir: de su naturaleza. Al mismo interrogante tienen derecho los
humanos que habitan la ciudad.
En ese caso no puede soslayarse el modo en que nuestra cultura ha tratado a
institutos inescindiblemente vinculados entre sí como la familia, el matrimonio, la
filiación, etc. Lo contrario nos pondría ante la eventualidad de una situación
discriminatoria de la que serían víctimas los seres humanos quienes estarían regidos por
conceptos éticos menos estrictos que los animales de la ciudad. La protección
dispensada a los animales debe ser, por lo menos, de igual intensidad para los seres
humanos, pero sería violatoria de los derechos humanos que fuese mayor para aquellos
que para éstos.
46
Por todas las razones anteriormente apuntadas, sin perjuicio de las que pueden
agregarse desde la perspectiva de un análisis a la luz del derecho civil, estimo que es
desaconsejable e inconstitucional la sanción del proyecto en análisis que crea la “unión
civil”
47
Congreso será competente para dictarla porque, lo esencial, no es la forma bajo la cual
se establece la norma sino la materia que regula”… “Las provincias no pueden dictar
normas de derecho común ni de carácter federal. Con respecto a las primeras, solamente
pueden poner en funcionamiento su poder de policía para regular ciertos aspectos que
atañen a los titulares de los derechos que aquellas enuncian, y además las normas
procesales que prevén los cauces para el ejercicio de la función jurisdiccional en las
provincias” ( Badeni, Gregorio, “Instituciones de Derecho Constitucional”, Ed. Ad Hoc
S.R.L. T° II pág. 263 y 264);
“ La Constitución atribuye al Congreso en el artículo 75, inciso 12 la facultad de
‘dictar los códigos Civil, Comercial, Penal de Minería y del Trabajo y Seguridad
Social’. El artículo 126 prohibe a las provincias dictar esos códigos ‘después que el
congreso los haya sancionado’, lo que está hecho y neutraliza la autorización transitoria
a las provincias”. ( Bidegain Carlos María, “Curso de Derecho Constitucional-Nueva
versión revisada y actualizada con la reforma de 1994, por el autor y los Doctores
Eugenio Luis Palazzo y Roberto Antonio Punte”, Ed. Abeledo Perrot, T° III, pág. 63).
La analogía refiere cierta semejanza entre los conceptos o las cosas significadas
por ellos. En este caso la “unión civil” (entre dos personas del mismo o distinto sexo
independientemente de su orientación sexual) y el matrimonio como institución
constitutiva de una familia y fundamental de la sociedad, reconocida y protegida tanto
por nuestra legislación de fondo (Código Civil) como por tratados internacionales
incorporados a nuestra constitución por la reforma de 1994 como ser la Declaración
Américana de los Derechos y Deberes del hombre (art. 6), Declaración universal de los
derechos humanos (art. 16), Convención americana sobre derechos humanos (pacto san
José de Costa Rica, art. 17), Pacto Internacional de derechos Civiles y Políticos (art.
23). Por la presente analogía se pretende equiparar situaciones y relaciones totalmente
distintas, atribuyéndoles efectos jurídicos similares (salvo algunas diferencias), lo que es
manifiestamente antijurídico por razones de orden natural y de derecho positivo
imperativo.
3. En cuanto a las razones de orden natural, tenemos que distinguir entre las
uniones heterosexuales y las homosexuales.
Respecto a estas últimas podemos señalar que por naturaleza, si bien existe una
unidad en cuanto a la especie, por la que todos los seres humanos realizan la misma
esencia humana aunque de manera existencialmente distinta en cada persona (sustancia
individual de naturaleza racional), biológicamente esta especie humana se distingue en
sexos distintos (masculino y femenino) en cuanto a su individuación (cada ser humano
tiene un sexo), pero complementarios en tanto a que de la unión de ambos depende la
propagación y conservación de la especie misma. Esta distinción de sexos en la unidad
de la especie es común al hombre y a las demás especies animales respecto a la
tendencia o inclinación natural, pero en el caso del hombre lo naturalmente biológico es
asumido por su naturaleza específica racional y a diferencia de los animales irracionales
no se trata de una tendencia ciega o meramente instintiva sino que sin dejar de ser
49
instintiva en cuanto al origen del movimiento del ser humano en ese orden (biológico),
es conocida y dirigida por la razón en forma concordante con su apetito racional (la
voluntad), que rectificados por el fin perfectivo (todo ser se mueve naturalmente hacia
su plenitud) permite la elección deliberada y libre de los medios adecuados en el orden
moral para alcanzar dicho fin.
4. Fundado en las razones de orden natural, junto con otras de orden social y
cultural nuestro ordenamiento jurídico sostiene que la publica ostentación de las
relaciones homosexuales (objetivamente disvaliosas) son contrarias al Orden Público y
al Bien Común. Así lo ha sostenido la Corte Suprema de Justicia en el famoso fallo que
rechazó el pedido de personería jurídica por parte de la comunidad homosexual
argentina: “La pública defensa de la homosexualidad resulta reñida con razonables
valoraciones, apreciaciones y distinciones morales y jurídicas y en definitiva del bien
común….y toda defensa social de la homosexualidad ofende la moral pública y el bien
común cuya tutela la constitución impone a los poderes constituidos y en modo
eminente a la Corte” (LL 1991-E-703 Considereandos 18 y 19).
3 - PANEL SOCIOLÓGICO
SEXUALIDAD HUMANA
diferentes roles, funciones, tareas y profesiones que el mundo actual invita a desarrollar
a todas las mujeres podrían quedar plasmados en la sociedad enriqueciendo la
civilización de una forma como quizás la humanidad jamás haya imaginado.
57
PERSPECTIVA SOCIAL
Desde una perspectiva de las Ciencias Sociales, el aporte que se puede hacer al
tema es mucho menos relevante que el que provenga del orden jurídico, la reflexión
filosófica y el juicio moral. Porque en estos últimos se trata de absolutos.
Desde esta relativa irrelevancia recordamos que la ley sueca que autoriza la
adopción efectuada por parejas homosexuales es tan reciente que no ha permitido aún
recoger ninguna información empírica procesable.
Suecia es el primer país del mundo en la relación de abortos legales sobre
nacidos más abortos legales. Y es igualmente la primera a escala mundial por la
magnitud de la adopción internacional. Es obvio, por no haber casi oferta local.
Suecia invita al juez que conceda una adopción internacional para una pareja de
aquel país a constatar “de visu” el desarrollo del menor, y el contexto familiar. De esa
manera lo que está previsto para garantizar la decisión judicial viene a resultar una
canonjía a la que muy difícilmente se puedan sustraer los jueces de países poco
desarrollados.
Para nuestra región, Suecia tiene instalada una oficina para la adopción de
menores en Santiago de Chile.
Francia, que tiene sancionada una ley que autoriza derechos transmisibles entre
los integrantes de una pareja homosexual, no ha llegado a los extremos escandinavos.
La paradoja sueca de tener que adoptar en el exterior por no haber madres
ofertantes en el país dada la legalización del aborto, sólo puede entenderse en el
contexto de la lógica de los países socialdemócratas. Efectivamente, las sociales
democracias europeas, al haber cumplido acabadamente con la plena seguridad social de
los ciudadanos, se han quedado sin tema. En efecto, faltos de creer en la socialización
de los medios de producción, prefieren incluso, esa gran concentración de capital que
facilita la tarea fiscal. Y como además, ya que como miembros de la NATO casi todos
los países social demócratas europeos han sido co-responsables de los bombardeos a
Belgrado y Afganistan, sólo les queda como alternativa levantar el tema de la no
discriminación. En este sentido Suecia tiene sancionada una ley de igualdad de
oportunidades hombre – mujer en cuya virtud no se penaliza la prostitución sino al
demandante de servicios sexuales a cambio de dinero. Todo esto se basa en el principio
de la no discriminación, y esta es la lógica a la que vamos a atenernos en nuestras
reflexiones, precisamente porque constituyen el soporte nominal de los diputados que
han presentado el proyecto, y a quienes lejos de preocuparse por sus posibilidades
normativas en la ciudad de Buenos Aires, lo que les importa es haber producido el
hecho.
Si a pesar de todo esto resultara constitucional una ley porteña en la materia,
resultaría absolutamente contradictorio con el hecho de que la Argentina al adherir y
convertir en ley el Código de los Derechos del Niño, y la Convención que lo sancionó,
ha establecido en tal virtud el principio de que en todos los casos de adopción lo que
cuenta es el interés prioritario del niño, por sobre el de las parejas adoptantes.
En este caso en que se alterara el orden constitucional y el orden moral, en aras
de la no discriminación, lo que estaríamos obteniendo es la discriminación inevitable
del menor adoptado. Por las siguientes razones:
58
1) Que el juez que optare por una pareja homosexual, en detrimento de otra de
padre y madre, estaría discriminando a ese menor.
2) Que de hecho, en el barrio y después en la escuela, el menor adoptado por
homosexuales sería el “raro”, el “distinto”.
3) Habría discriminación por el clima moral en que se insertaría al niño.
4) Porque éste sería incapaz de percibir los roles paterno – maternos.
5) Porque la falta de imágenes parentales nítidas afectaría irreversiblemente el
psiquismo del menor y provocaría notorio rezago en su desarrollo psíquico –
evolutivo.
Vamos a imaginar escenarios alternativos a partir de esta eventual sanción legal,
que excluiría a los niños nacidos en Avellaneda, San Justo y Olivos y a las parejas
homosexuales domiciliadas en Avellaneda, San Justo y Olivos.
Si los jueces adjudicaran en adopción a parejas homosexuales, cabría la
posibilidad de que muchas mujeres no quisieran parir en la ciudad de Buenos Aires,
para ser donantes en el contexto de inseguridad respecto al futuro del niño.
Cabe suponer distintas actitudes en las instituciones que se ocupan de preparar el
camino para la adopción, en contacto con padres eventuales. Éstas son de dos tipos, las
ONG, como el Hogar San José y los Grupos Emergentes del Movimiento Familiar
Cristiano, en relación a las consultoras.
Estas últimas, que son organismos exclusivamente profesionales con fines de
lucro, estarían dispuestas a atender las expectativas de las parejas homosexuales, y, en
función de sus clientes, dispuestas a utilizar todos los métodos convincentes para los
jueces.
En efecto, lo que resultaría un aspecto no deseado pero inevitable de esta ley, sería la
corrupción de la magistratura.
Igualmente, esta ley introduciría inseguridad jurídica en el lapso comprendido
entre la entrega precaria y la adopción definitiva, por cuanto vista la adjudicación de la
criatura a una pareja homosexual, las madres biológicas donantes podrían revindicar los
derechos de su parto.
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Aclaración Previa
Supuestos básicos
Tres serán los elementos positivos que señalaré como punto de partida del análisis.
1) El objetivo propuesto en el artículo primero, en la primera parte de la
formulación, no puede menos que ser aceptado y vivamente defendido en el
marco constitucional, ético y ontológico que sostenemos.
Así, que la Ciudad de Buenos Aires garantice “iguales derechos y oportunidades
para todas las personas , sin reparar en el grupo familiar del que formen parte”,
parece un objetivo de raigambre constitucional, común a todos, y exigible en el
marco legislativo actual.
2) Por lo contrario, no parece que estos principios constitucionales deban
supeditarse a especificaciones tanto desde el punto de vista de la orientación
sexual como de ninguna situación de derecho de familia, pues las
discriminaciones deben ser evitadas en todo el ámbito de la vida pública y
privada sin necesidad de que para lograrlo deba manifestarse la intimidad de las
conductas.
3) Menos aún corresponde la referencia a conductas, actos, disposiciones
personales en lo sexual como reductivas de la persona humana a ellas. Con
precisión señaló la Congregación para la Doctrina de la Fe, en documento sobre
el tema de octubre de 1986: “La persona humana no puede ser definida con una
referencia reductiva a su condición sexual... Toda persona tiene oportunidades
de crecimiento, recursos, talentos y dones propios ...Se rechaza que se considere
a una persona como un heterosexual o un homosexual”.