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Las construcciones megalíticas siempre han sorprendido o llamado la atención. ¿Cómo fueron capaces
aquellas gentes, poseyendo una tecnología todavía precaria y desconociendo todavía el uso de los
metales, construir estos grandes monumentos en los que tenían que mover y colocar adecuadamente
piedras de hasta 200 toneladas?
La construcción de los monumentos megalíticos van a exigir los esfuerzos de numerosas personas, tal
vez la cooperación entre comunidades vecinas. En todo caso, era necesaria una dirección capaz de
unificar y coordinar todos esos esfuerzos diversos. Por tanto, debía existir alguna distribución de la
autoridad y el poder entre aquellas comunidades neolíticas.
Debió ser la fase más sencilla de las tres. Había que buscar una cantera de donde sacar las piedras. La
cantera solía estar cerca del monumento megalítico, aunque, a veces, como es el caso al parecer de las
piedras azules de Stonehenge (Sur de Inglaterra), podía estar a cientos de kilómetros.
Para la extracción de las piedras se utilizaban picos de asta de ciervo, martillos de piedra y cuñas de
madera, para agrietar las rocas y facilitar los cortes.
Teniendo en cuenta de que aún no se conocía la rueda, ni seguramente se utilizaba el ganado vacuno
como fuerza de tracción, el transporte debía ser una de las fases más difíciles. En primer lugar, requería
la presencia de un número abundante de personas, entre 200 y 300 personas.
En segundo lugar, debían construir raíles de madera y sobre ellos, unos rodillos, también de madera,
sobre los que descansaban los bloques de piedra, que eran arrastrados gracias al esfuerzo humano y al
uso de fuertes sogas.