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“Las de la vida alegre”: Hay mil nombres para llamarlas: prostituta, ramera. meretriz, buscona,
golfa, perra, fulana, perdida... En la actualidad, se ha propuesto llamarlas trabajadoras sexuales,
con el ánimo de erradicar el oprobio social del cual son víctimas que, por supuesto, no desaparece
porque se cambie el nombre. Nombres equívocos e insinuantes al mismo tiempo, quizás
cualquiera de ellos es el más grave de los insultos dados a una mujer porque pretende indicar que
la prostitución implica la degradación absoluta de la mujer que se vende, que entrega su cuerpo a
todos quienes lo solicitan.
De esta manera podemos ver como muchas personas que hacen parte de nuestra sociedad y de
nuestra realidad pertenecen a esta vida, algunos por que quieren pertenecer a este mundo, otros
simplemente por que les gusta. Vemos como el resto de la sociedad en algunas ocasiones
discrimina a este tipo de gente por varias razones. La prostitución tiene varios factores y nos
podemos dar cuenta que se presenta más que todo en mujeres las cuales son de bajos recursos.