“quiero poesía, conciencia rock y empezar a salir del infierno”. Vos te quedás en silencio, recibís el golpe. “Es jodido que el infierno esté adentro tuyo”. Vicente Federico Luy (foto) sonríe, finalmente, y se sienta. Está tan delgado que no parece él sino una especie de muñeco hecho a su imagen y semejanza y ligeramente caricaturi- zado, con algunos rasgos como las ojeras o la curva de su espalda un poco exagerados. La noticia que lo saca del infierno es la publicación de una nueva antología de su poesía en Buenos Aires, en la editorial Cilc (Casi incendio la casa). La antología tiene un título pretencioso y provocador, un tanto “kitsch”: Poesía popular argentina. En la tapa, que parece de otra época, un porro descansa y despide humo desde un cenicero, como si fuera una parodia inocente de la tapa de La tregua, de mario Benedetti. La antología comienza con un clásico de Luy: “¿Venderle el alma al diablo? Sí, pero cara. Y si se puede, venderle también otras cosas. Y venderle a Dios lo que el diablo no compre”. Vicente ramón Carlos prende un cigarrillo y te explica que sonríe porque, finalmente, después de Silva Tello tantos libros (Caricatura de un enfermo de amor, La vida en Córdoba, Aviones, No le pidan peras a Cúper, La sexualidad de Gabriela Sabatini, Vicente habla al pueblo, Qué campo ni campo) “alguien pone la tarasca”. Vicente tuvo su época de gloria cuando hacía absolutamente lo que quería. Si quería empapelar la ciudad con una foto de él y sus amigos desnudos, lo Entrenador del Entrenador del hacía. Fue amado por poetas de su gimnasio de gimnasio generación “rocker”, e idolatrado por barrio guiñazú. Corral de poetas más jóvenes que él. Alguna vez “Es un deporte Palos. “Yo me fue dueño de una pequeña fortuna, de noble, es el he profesiona- la que sólo quedan algunos pocos único que lizado en esto. amigos. A pesar de su poesía de empieza con Acá tratamos choque, de sus giros humorísticos, es un golpe y de detectar un hombre afectado por esa seriedad termina con un talentos. Hay que nace de una conciencia trágica del abrazo. mucha gente mundo. también sonríe porque en los A medida que de los últimos meses se dedicó exclusivamen- van sintiéndo- gimnasios que te a corregirse, a limpiar su poesía de se seguros van dice que va a una cantidad importante de textos que controlando sacar a los ya no le gustaban. Ahora, dice, está sus impulsos niños de la realmente conforme con lo que va a de pelear en la calle. no estoy publicar. “ninguno de mis libros estuvo calle. de acuerdo con bien acabado, hasta ahora”. El boxeo es el ese concepto. A vos te da la impresión de que Vicente deporte de los El boxeo es es un buen hombre. Su bondad reside más humildes, uno solo, acá en una ausencia total de cálculo. Si vienen no se juega, los hubiera calculado sus acciones, si se golpeados por chicos hubiera comportado de acuerdo a las la vida y con el enfermos no leyes de la especulación, no estaría corazón a toda pueden donde está y no te estaría mirando prueba”. pelear”. detrás del humo de su cigarrillo. Es una de esas personas que sólo se arrojan: cuando quiso publicar La vida en Córdoba, invirtió 10 mil dólares. Obviamente, jamás los recuperó: “Ya sabés cómo es esto de la poesía”. Después quiso promocionar un sitio web en el que depositaba sus últimas esperanzas financieras. Su intención fue publicar una publicidad que decía: “Apuesto 100 a que el Papa muere antes de fin de año”. Ahora quiere publicar un aviso en el diario que diga “Poeta Vicente Luy busca compañero/a para compartir departamento. Vicentefederico@yahoo.com.ar”. Es probable que lo haga, o que por lo menos llegue a una oficina comercial a preguntar precios. Quiere que sea un aviso en el suplemento Cultura, porque quiere un compañero/a interesante, que sea divertido. Su nuevo libro sale a la venta en 20 días, y Vicente se irá de gira con los músicos y poetas del ciclo Poemas y Canciones (Hernán, Pipo Lernoud, Flopa). Es probable que vuelva y comience su búsqueda, que podría no prosperar. Él mismo escribió la ley que se lo impedirá: “¿Por qué los secuestradores prosperan? ¿Por qué sonríen los diputados? tienen plan. Vos no tenés plan”.