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Historia de Karbalai Alí

Por Behrooz khomassi

El levantamiento de Shaykh Tabarsi no se limitaba únicamente a las batallas


cerca de la fortaleza. Familias, seguidores y simpatizantes Babis en todo el
país desempeñaban un papel activo en el apoyo al movimiento de resistencia y
en mantener los recuerdos vivos. Los Babis en Shaykh Tabarsi resistieron en
contra de las fuerzas combinadas de gobierno y de voluntarios durante nueve
meses y la mayoría fueron martirizadas. Sin embargo, sus familiares y amigos
en diversas regiones fueron blancos de una campaña organizada por años.
Además de cargar con la pérdida de sus seres queridos, estas familias tuvieron
que soportar años de abuso verbal, vejámenes físicos, sanciones económicas y
grave violación de sus derechos humanos.

La resistencia parece especialmente interesante si tenemos en cuenta que


nunca Báb permitió a los Babis de Shaykh Tabarsi llevar a cabo una guerra
santa [jihad]. Mulla Husayn y Quddus recordaban constantemente a los Babis a
defenderse solamente. Cada vez que los Babis empezaban a superar y parecía
cambiar el equilibrio de la confrontación militar y ejercer un cierto grado de
ofensiva, Mulla Husayn rápidamente ordenaba un repliegue.

La resistencia mostrada por estas familias era mucho más larga y fueron
probados en más maneras que sus seres queridos. Eran a menudo familias
solitarias viviendo en aldeas aisladas que tenían que arreglarse por su propia
cuenta en condiciones de vida difíciles, incluso los niños que habían perdido a
sus padres a temprana edad. En la mayoría de los casos, los Ulama
provocaban a los lugareños a imponer un embargo económico a las familias.
La fe y el carácter de las familias eran duramente probados, pero seguían
siendo desafiantes, a pesar de las dificultades. Las familias fueron
fundamentales para el aliento de sus seres queridos a participar en Shaykh
Tabarsi en primer lugar, y fueron los que pagaron un caro precio después de su
martirio.
La crueldad fue particularmente llamativa en las localidades de Sangesar y
Shahmirzad. Se sabe que las familias de mártires Babis en estos pueblos
celebraban el martirio de sus seres queridos, felicitando el uno al otro, tiñendo
sus cabellos, barbas y manos en señal de alegría. Los lugareños se enfurecían
por este comportamiento y se negaban a venderles los bienes o servicios.
Muchos niños y ancianos sufrieron de malnutrición debido a la falta de leche y
pan (1).

En Sangesar otras dos personas, Karbilá'í 'Alí y Karbilá'í Abú-Muhammad,


ambos renombrados por su piedad y percepción espiritual, trataban de preparar
a la gente para la aceptación de la prometida Revelación, cuyo advenimiento
sentían que se acercaba rápidamente. En el año 1264 AH (1847-8 dC)
anunciaron públicamente que en ese mismo año un hombre llamado Siyyid 'Alí,
precedido por un estandarte Negro, vendría acompañado por cierto número sus
compañeros elegidos, desde Khurásán e iría a Mázindarán. Urgieron a todo
adherente fiel del Islám que se levantara a prestarle toda ayuda que fuera
posible. "El estandarte que él enarbolará", declararon "no será sino El
estandarte del Qá'im prometido; él que lo ha de desplegar, no será otro que su
lugarteniente y el principal promotor de su Causa. Quienquiera que lo siga será
salvado, y quienquiera se aleje será de los caídos". Karbilá'í Abú-Muhammad
instó a sus dos hijos, Abu'l-Qásim y Muhammad-'Alí, que se levantaran para el
triunfo de la Nueva Revelación y que sacrificaran toda consideración de orden
material para el logro de ese fin. Tanto Karbilá'í Alí como Karbilá'í Abú-
Muhammad murieron en la primavera de ese mismo año (2).

Ahora veamos la historia de nuestro ancestro común Karbalai Ali, quien era un
hombre conocido por su visión espiritual y su capacidad de ver el futuro. Vivió
en la pequeña aldea de Sangesar y pasó gran parte de su tiempo en la
preparación del pueblo para la venida del Qá'im (Su Santidad el Báb). Había
una historia de que si él daba un vaso de agua a una mujer con dificultades en
el trabajo de parto, ella daría luz con facilidad. Pero cuando su esposa estaba
con dolores de parto para dar a luz su quinto bebé; él se negó a darle agua
diciendo "A mi hijo no se le es permitido nacer antes del Qá'im". Después de
tres días de dolores de parto, dijo que nuestro prometido ya nació, y entonces,
él dio el agua a su esposa y su propio hijo nació.
Un amigo vino a felicitarlo y bendecir el nacimiento, diciendo "Dios le ha dado
una dádiva al otorgarle niño varón, después de cuatro niñas". Karbalai Ali
levantó bien alto al niño, besó sus dos hombros, y dijo que este hijo es un
regalo de Dios a esta familia y le será devuelto como un sacrificio en su
camino. Este niño brillante fue llamado Safar Ali. Días, años pasaron, y
Karbalai Ali se sentaba en una roca del camino principal preguntando a los
viajeros que llegaban desde diferentes lugares "han escuchado de Qá'im?".
Un día le dijo a su esposa Fatemeh "cuando estás en medio de la oración
obligatoria, te será dicho que tu hijo ha sido martirizado; No rompas tu oración,
sino continua hasta el final ", también le dijo que debería alegrarse porque sería
un día feliz para su hijo por dar su vida por el Báb.
Después de que el Báb declaró, y la noticia de su declaración llegó a Karbalai
Ali, él de inmediato repitió 3 veces "Labbeik" (Sí) y otras tres veces lástima, los
presentes le preguntaron por qué lástima, y él respondió: quisiera haber tenido
10 niños Para sacrificar en su camino, pero sólo tengo un niño, y nada más.
Un tiempo después, cuando los Babis marchaban desde Khurasán y fueron
rodeados en Fortaleza de Shaykh Tabarsi él era muy viejo y enfermo para
participar con los Babis en Fuerte Tabarsi, pero su hijo regalo de Dios fue uno
de entre los 313 Babis (también sus dos sobrinos Abulghasem y Muhammad
Ali) que dieron sus vidas para teñir con su sangre la historia de los
Rompedores del Alba.

Fatemeh estaba en el medio de su oración obligatoria cuando se trajo la noticia


de que su hijo había sido martirizado tal como su marido había predicho. Ella
terminó la oración y fue al baño público donde ella comenzó a teñir de rojo
cabello y las manos con henna como era la costumbre para ocasiones felices
como bodas. Ella fue echada por fuerza del baño público sin ninguna ropa ó
cobertura por otro aldeano que gritaba que su hijo había sido muerto y ella en
lugar de llorar, estaba tiñendo sus manos.

1 M. S
2 Nabil

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