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APROXIMACIÓN GEOESTRATÉGICA A RUSIA

José-Miguel Palacios (julio de 2004)

En 1999, durante la época de la guerra de Kósovo, la política exterior rusa transmitía al


mundo una imagen de impotencia. A pesar de todos sus esfuerzos, a pesar de disponer del
derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, Rusia no pudo evitar que un país
aliado, como la Yugoslavia de Milosevic, fuera atacado por la OTAN. Tras comenzar el
conflicto, el deseo de Rusia de no quedarse por completo fuera de juego condujo a que
Viktor Chernomyrdin, antiguo Primer Ministro, tuviera un papel muy destacado en las
negociaciones con el Presidente yugoslavo y ayudara a convencerle de la necesidad de
aceptar un acuerdo de alto el fuego en las condiciones impuestas por los atacantes. Por
aquella misma época, dentro del espacio postsoviético la influencia rusa se debilitaba
cada día y en 1999 tres países (Georgia, Azerbaiyán y Uzbekistán) se negaban a prorrogar
su adhesión al Tratado de Seguridad Colectiva. En el frente europeo, el Consejo Europeo
de Helsinki daba un impulso importante a la ampliación, que ya parecía claro que incluiría
a las tres repúblicas bálticas y afectaría muy negativamente a las comunicaciones de
Kaliningrado con el resto de Rusia. Por último, los más pesimistas advertían de la
posibilidad de que algún día podría llegar a producirse una intervención militar occidental
en territorio ruso, quizá en relación con el interminable conflicto de Chechenia.

Apenas cinco años después, la posición geopolítica de Rusia ha mejorado considerable-


mente. La opinión de Rusia, un aliado clave de Occidente tras el 11 de septiembre, pero
también un crítico claro de la guerra de Iraq, tiene ahora un peso superior en los foros
internacionales. En la antigua Unión Soviética empiezan a surgir proyectos viables de
integración y varias de las antiguas repúblicas, muy poco inclinadas desde la independen-
cia a aceptar la aproximación a Moscú, buscan ahora el respaldo ruso.

Intentaremos a continuación dar algunas claves sobre esta importante evolución de la


posición externa de Rusia. Para ello, repasaremos en primer lugar los parámetros básicos
para la formulación de la política exterior y de defensa: la identidad del Estado (quién es),

-1-
su ubicación (dónde está), sus objetivos nacionales, las principales amenazas a las que se
enfrenta y los medios con los que puede contar. Seguidamente, examinaremos los
aspectos más importantes de la política exterior rusa durante la presidencia de Putin, para
terminar aventurando algunos pronósticos de cara al futuro.

Identidad de Rusia

La identidad de Rusia, el “quién es”, depende de su sustrato étnico y cultural, de su


historia reciente y de su proyecto de futuro.

El sustrato es europeo periférico, y al término “periférico” le damos un triple sentido: es


culturalmente distinta de los países situados en el centro de gravedad de Europa (eslava
y ortodoxa, frente a latina o germánica y católica o protestante), está tradicionalmente
atrasada con respecto a las zonas más industrializadas y se encuentra en frontera con otras
culturas no europeas. Como consecuencia, Rusia es Europa y no es Europa. En su
expansión territorial ha seguido direcciones europeas (la conquista del Báltico o de las
costas del mar Negro) y no europeas (avance hacia Siberia y Oriente Medio). En su
historia, ha participado desde el siglo XVIII en el juego político europeo (por cierto, en
una medida superior a la española), pero nunca se ha resignado del todo a ser un país
europeo más 1 (actitud hacia la UE, por ejemplo).

El periodo soviético ha servido para relativizar el carácter europeo de la conciencia rusa.


El propio discurso universalista del régimen, la necesidad de encontrar una idea
integradora que permitiera acomodar a las nacionalidades “musulmanas” (un cuarto de
la población, y con tendencia a aumentar); la propia lógica de la guerra fría, competición
entre dos superpotencias originariamente europeas, pero que habían trascendido los

1
Es interesante la actitud de Rusia y sus elites hacia la UE, caracterizada por una cierta altiva indiferencia
y por una profunda incomprensión de los cimientos sobre los que está fundada. Evidentemente, los rusos no se
sienten cómodos en una sociedad de países tan escasamente jerarquizada y en Moscú se buscan todo tipo de razones
para justificar que la adhesión a la Unión puede ser un objetivo para todos los demás europeos, pero no para ellos.
Mijail Gorbachev, como muchos otros, también ha racionalizado su falta de interés por la integración plena, y
declaraba en 2003: “El ingreso de Rusia en la UE sólo podría complicar más ese sistema” [BONET, 2003: 16].

-2-
límites del viejo continente, han motivado una cierta deseuropeización de la identidad
rusa. En este contexto, el final del régimen comunista no ha supuesto para Rusia un
retorno a Europa, como ha sido el caso en los países de Europa Oriental, sino, más bien,
ha reforzado la tentación de pretender emular a Estados Unidos.

Como resultado, Rusia es europea y quiere ser europea, pero no del todo y no sólo 2 . Por
una parte, ser un país europeo como los demás no le resulta suficiente. Se siente
demasiado grande, demasiado poderosa para entrar en una sociedad de iguales con países
como Malta o Luxemburgo. Por otra, y centrándonos en cuestiones mucho más prácticas,
algunos de sus problemas son demasiado específicos, y en ellos quizá Estados Unidos
pueda serle de ayuda, pero no la modesta Europa del siglo XXI, que no se ve en
condiciones de afrontar por sí misma conflictos complejos en regiones alejadas de sus
fronteras, sobre todo cuando puede ser necesario un cierto uso de la fuerza.

¿Dónde está Rusia?

Un segundo factor determinante a la hora de definir la política exterior y de seguridad de


un Estado es su ubicación geográfica. Nos interesa, en nuestro caso, comprender bien
dónde está Rusia. Una primera ojeada al mapa nos indica ya que, por su enorme
extensión, Rusia se encuentra en muchas partes y que territorios rusos pertenecen, o son
adyacentes, a regiones geopolíticas muy diversas (figuras 1 y 2).

Hay, en efecto, partes de Rusia que se encuentran a 345 km de Alemania; otras están a
escasos kilómetros de Japón (de Vladivostok a Tokio, por ejemplo, hay apenas 1070
kilómetros). La distancia de Kabul a la frontera rusa más cercana es tan sólo de 1900,
mientras que Bagdad está situada a apenas 940. En una primera aproximación, podríamos

2
Con todo, parece que el europeísmo es ya una tendencia en pleno desarrollo entre los rusos. Según una
encuesta realizada por la fundación Obscestvennoje Mnenije en vísperas de la visita de Bush a Moscú (mayo de
2002), el 47% de los rusos era partidario de que el principal socio exterior del país fuera la UE, el 21% estaba a
favor de una orientación equilibrada hacia la UE y los Estados Unidos, y sólo el 4% se manifestaba por la
orientación preferente hacia los Estados Unidos <http://www.gazeta.ru/print/2002/05/21/ evropadlaros.shtml> (26
may 2002).

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decir que Rusia ocupa el corazón de Eurasia y sería, por tanto, el país más auténticamente
euroasiático.

Esto es así sólo en una primera aproximación. A la hora de la verdad, la conciencia de los
rusos es mucho más europea, mucho menos euroasiática, de lo que la política declarativa
de su Gobierno permitiría suponer:

C Cuando un ruso habla de “Rusia Central”, no se refiere a la cuenca del Obi, en el


centro de Siberia, sino a la región de Moscú. Como podemos ver en el mapa, esta
zona “central” constituye de hecho el extremo occidental de la actual Rusia, pero
ocupa el centro de la antigua parte europea de la URSS. Para un ruso, la región de
más allá de los Urales “es otra Rusia”, mientras que Ucrania y Bielorrusia no son
algo completamente ajeno y extranjero.

C Un 78% de los rusos vive en la zona europea y un 88% entre la parte europea y el
sur de la Siberia Occidental, extensión natural de la zona de los Urales. Sólo un
5% vive en Extremo Oriente. El Extremo Oriente ruso sería, así, un pequeño país
europeo, con un número de habitantes similar al de la Cataluña e inferior al de
países como Serbia (incluso sin Kósovo), Grecia, Portugal o Hungría.

C Existe una clara tendencia a la despoblación del Extremo Oriente (ha perdido más
de un millón de habitantes en los últimos diez años), lo que acentúa la concentra-
ción de la población en las zonas europeas.

En la realidad, Rusia es mucho más europea de lo que parece mostrar su geografía. El


centro de gravedad es completamente europeo. Los intereses principales están centrados
en Europa, aunque haya también intereses importantes fuera de esta zona. Rusia está en
Europa. Su posición es, en alguna forma, similar a la de otros europeos periféricos como
el Reino Unido o España, aunque sea bastante menor su “conciencia de europeísmo”.

-4-
Objetivos nacionales de Rusia

La URSS nació como encarnación provisional, en forma estatal, de una idea internaciona-
lista que trascendía ampliamente las fronteras de un Estado concreto. No es de extrañar,
por ello, que durante la época soviética no existiera una determinación clara de los
intereses y objetivos estatales de la URSS, y que éstos se confundieran muy a menudo con
los de la causa de la revolución mundial, con los del proletariado internacional, o con los
de las nacionalidades oprimidas. Incluso durante la perestroika de Gorbachev, aunque
pudo apreciarse un notable cambio de talante en los gobernantes soviéticos y, en cierta
medida, también del contenido concreto de su política, el enfoque básico de la cuestión
del interés del Estado siguió siendo el mismo: con su insistencia sobre la “casa común
europea” o la “suficiencia razonable”, Gorbachev daba prioridad a los intereses generales
de la humanidad sobre los particulares del Estado soviético, que, además, seguían sin
definirse con total claridad 3 . Tras la caída del comunismo, los nuevos gobernantes
asumieron inicialmente una visión de los intereses del Estado basada en una negación
especular de la política soviética, lo que, aunque a primera vista parezca paradójico,
suponía mantener la orientación universalista típica del régimen anterior. Como señala
Aleksandr Lukin, [LUKIN: 109-113], “los miembros de los grupos ‘democráticos’ rusos
consideraban como la tarea más importante de su país ‘el retorno a la civilización
mundial’ (...). Dado que los ‘demócratas’ rusos consideraban a la ‘civilización occidental’
portadora de ‘valores humanos generales’, era natural que la nueva política ‘democrática’
debiera fundarse en una renuncia total al curso de la URSS ‘totalitaria’ y en la acción
común con el mundo ‘occidental’, la colaboración en sus objetivos y en los de sus líderes,
como líderes de la ‘democracia’ mundial”.

Los años transcurridos desde 1992 han sido testigos de diversos intentos de determinar
los intereses del nuevo Estado ruso, que debía en primer lugar reencontrarse a sí mismo

3
Años después, Dmitri Furman hablaría del “‘globalismo’ inmanente al pensamiento gorbachoviano, con
la idea de que la reestructuración en la URSS era sólo una parte de la reestructuración de todo el mundo, del
nacimiento de un nuevo orden” [FURMAN: 71].

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en las fronteras surgidas de la disolución de la URSS. Aunque estos intentos tuvieron que
luchar con la inercia de las prácticas soviéticas, finalmente han acabado desembocando,
ya durante la Presidencia de Putin, en una comprensión más clara de cuáles son los
objetivos que Rusia puede y debe perseguir en las nuevas circunstancias4 . A grandes
líneas, estos objetivos serían:

C Consolidación del Estado ruso: reforma y modernización del Estado; recuperación


económica.

C Seguridad frente a la criminalidad interna (restablecimiento de la ley y el orden),


frente a movimientos separatistas (Chechenia, Tatarstán, etc.) y frente a reivindica-
ciones territoriales, actuales o potenciales, de otros países (Estonia por parte de la
provincia de Pskov, Alemania por Kaliningrado, Japón por las islas Kuriles
meridionales).

C Seguridad frente a posibles intervenciones extranjeras en los asuntos internos de


Rusia (del tipo de las intervenciones occidentales en la antigua Yugoslavia).

C Mantenimiento de un papel hegemónico en el espacio de la antigua URSS 5 .

C Reconocimiento internacional del estatuto de Rusia como “gran potencia menor”:


socio necesario, aunque menor, en las grandes cuestiones internacionales en la
zona euroasiática (Oriente Próximo, Afganistán, Iraq, etc.).

4
De hecho, los objetivos de la política exterior del Estado ruso ya estaban definidos desde, al menos, 1996,
cuando Evgeni Primakov sustituyó a Andrei Kozyrev como Ministro de Asuntos Exteriores [LUKOW SKI]. La
novedad que ha aportado Putin no reside en una nueva definición de objetivos, sino, más bien, en la gran flexibilidad
de los procedimientos empleados para alcanzarlos, así como en una cierta recuperación del credibilidad de Rusia
como potencia.

5
Durante los primeros años después de la disolución de la URSS existió una poderosa corriente política e
intelectual que buscaba el desentendimiento del espacio postsoviético, cuyo mantenimiento en la órbita rusa se
reclamaba desde sectores influidos por la “mentalidad tradicional” [ZHELEZOV: 77]. Ya en época de Putin se ha
tomado clara conciencia de que, incluso en las nuevas circunstancias, la continuidad de la influencia rusa en la zona
resulta un factor muy importante del valor geopolítico del propio Estado.

-6-
Principales amenazas y otros riesgos para la seguridad de Rusia

Tras haber definido los objetivos generales de la política exterior y de seguridad de Rusia,
debemos pasar a considerar las amenazas y otros riesgos a los que debe enfrentarse el
Estado. Algunas de estas amenazas y riesgos son compartidos con toda o gran parte de
la comunidad internacional, mientras que otros pueden considerarse específicamente
rusos. Uniendo unos y otros, podríamos elaborar la siguiente lista de principales
amenazas:

• El radicalismo islámico y su posible desarrollo en el territorio de la antigua Unión


Soviética.

• Los procesos separatistas, en Chechenia, pero también, eventualmente, en otras


regiones de la periferia rusa.

• Posibles complicaciones de conflictos heredados de la antigua URSS. Esto afecta,


en particular, al Cáucaso: Georgia (Abjazia y Osetia del Sur), y Armenia con
Azerbaiyán.

• El aislamiento geoestratégico del enclave de Kaliningrado, entre Lituania y


Polonia, dos de los nuevos miembros de la Unión Europea.

• La expansión de la influencia norteamericana y occidental dentro de la ex-URSS,


con el consiguiente peligro potencial de que pudiera llegar a emprenderse una
intervención militar dentro de la propia Rusia 6 .

Los activos: ¿con qué medios cuenta Rusia?

6
En un reciente artículo, el M inistro de Defensa ruso, Sergei Ivanov, señalaba que “incluso las amenazas
exteriores tradicionales están asumiendo nuevos aspectos. En particular, (...) son algunos como la injerencia de
países extranjeros o de organizaciones internacionales que los apoyan en los asuntos internos de la Federación Rusa,
así como la inestabilidad en los países vecinos...” [IVANOV].

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La herencia soviética es fuente de muchas de las vulnerabilidades de la actual Rusia, pero
también se encuentra en la base de muchos de sus puntos fuertes. De la antigua URSS,
Rusia ha recibido su asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU y la
tradición de hacerla participar en las grandes decisiones que afectan a la comunidad
internacional en su conjunto. De la URSS heredó también una capacidad militar notable,
en especial en el terreno de las armas de destrucción masiva. Finalmente, del antiguo
Estado soviético procede un sistema científico técnico considerablemente más
desarrollado de lo que correspondería a una potencia de la entidad actual de la rusa.

Un segundo factor importante con el que cuenta Rusia es su propia situación, en el


corazón de Eurasia, limitando con los tres grandes centros mundiales de nuestros días
(Norteamérica, Europa Occidental y Extremo Oriente), y en la inmediata vecindad de dos
de los principales focos de conflicto (Oriente Medio y la zona en torno a Afganistán).

Un tercer factor sería su enorme potencial económico y su economía en clara recupera-


ción. Según datos del Banco Mundial, la economía rusa era en 2003 la 16ª del mundo, con
un PIB de 433.491 millones de USD, lo que suponía un 52% de la española. Con una
diferente metodología, que tiene en cuenta la “capacidad adquisitiva” de los dólares en
ambos países, la economía rusa se situaba ya en 1.287.000 millones de dólares, es decir,
era un 45% mayor que la española, aunque se encontrara aún lejos de alcanzar a las cuatro
grandes economías europeas: la alemana, la francesa, la británica y la italiana.

El punto más notable es el crecimiento que está experimentando tras la crisis económica
de 1998 (es decir, durante el mandato de Putin) (véase figura 3). Con una media del 6,5%
(7,3% en 2003, ritmo que se mantiene durante los primeros meses de 2004), Rusia está
creciendo considerablemente más deprisa que los países europeos occidentales e, incluso,
que los Estados Unidos. Además, los previsibles altos precios de la energía durante los
próximos años van a permitir a Rusia, gran exportador de petróleo y gas, mantener unos

-8-
ritmos elevados de crecimiento, compatibles con una inflación moderada que en 2003 se
situó ya en torno al 12% 7 .

Situación actual

Podríamos caracterizar los resultados obtenidos por la política exterior rusa durante la
presidencia de Putin según lo hace el diplomático australiano Bobo Lo en un artículo
publicado en un número reciente de International Affairs: “En la práctica, ha tenido
mucho éxito en la realización de este ambicioso diseño. En comparación con los años de
Yeltsin, Moscú tiene hoy relaciones funcionales con Washington y con las principales
capitales europeas occidentales; ha desarrollado su partenariado estratégico con Pekín y
Nueva Delhi; es mucho más eficiente en la proyección de la influencia rusa en la antigua
Unión Soviética, y sus relaciones con el mundo islámico han sobrevivido a su brutal
conducción de la guerra de Chechenia y a la participación en la coalición liderada por
Estados Unidos contra el terrorismo”.

La originalidad de la política de Putin radica en que, frente a la defensa en todas las


direcciones de los restos de su antigua posición, característica de la segunda mitad del
mandato de Yeltsin (Primakov como Ministro de Asuntos Exteriores), el actual Presidente
ha intentado adaptar los objetivos a las posibilidades y ha trabajado por mejorar a medio
plazo el poder del Estado, aun cuando ello implicara por el momento concesiones y
renuncias que en época de Yeltsin no hubieran resultado aceptables. Se trata de una línea
seguida ya en épocas anteriores de la historia rusa 8 .

7
D atos tom ados de <http://www.cia.gov/cia/publications/factbook/geos/rs.html>;
<http://www.cia.gov/cia/publications/factbook/geos/sp.html#Econ>; <http://www.cisstat.com/eng/rus.htm> y
<http://www.worldbank.org/data/databytopic/GDP.pdf> (17 jul 2004).

8
Jacques Sapir [SAPIR: 225] considera que la fuerza militar ha sido siempre un factor determinante del
poder político del Estado ruso, pero distingue dos políticas diferentes para incrementarla. La primera, la seguida por
Pedro el Grande, basada en la movilización máxima de los recursos del país en favor de las necesidades militares.
La segunda, por la que optó el G obierno W itte tras la guerra ruso-japonesa de 1904-05, que daba prioridad al
desarrollo de la riqueza del país, como forma para aumentar la base económica de su poder militar. La política
militar tras la Segunda Guerra Mundial se basaría en principios similares a los de Pedro el Grande, mientras que la
desarrollada durante los años 20 y 30 recordaría a la del barón W itte. La línea de Putin se inspira también en este

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En este marco, podemos decir que durante los años de Putin la política exterior rusa se
ha desarrollado en las siguientes direcciones principales:

• Búsqueda del reconocimiento internacional. Rusia continúa siendo miembro del


Consejo de Seguridad, pero, además, se ha consolidado como miembro importante
del G-8. En Oriente Medio, forma parte del Cuarteto, junto con Estados Unidos,
Unión Europea y la ONU. Aunque ya no es una superpotencia, sí se la reconoce
generalmente como una gran potencia regional con la que se debe contar en todos
los asuntos que afectan a su zona de interés.

• Avance en la integración con Occidente. La cooperación rusa con Occidente es


mucho más fácil que en la etapa de Yeltsin. En 2002 se creó el Consejo “Rusia-
OTAN”, que convierte a Moscú en una especie de “miembro asociado” de la
Alianza Atlántica. Por lo que respecta a la UE, el acuerdo de Cooperación y
Asociación de 1997 ha conocido un considerable desarrollo en los últimos años.
En su aparato institucional actual destacan dos cumbres anuales y un Consejo
Permanente de Asociación, creado en mayo de 2003.

• Aproximación estratégica a otras grandes potencias regionales, como China 9 e


India. Nunca desde la Segunda Guerra Mundial habían sido tan estrechas las
relaciones ruso-chinas.

• Afianzamiento de su posición dentro de la antigua URSS 10 :

Este último aspecto resulta clave para entender la evolución de la posición política
exterior de Rusia durante el mandato de Putin. Si durante los años de Yeltsin el objetivo

segundo enfoque.

9
Pueden encontrarse estudios detallados del interés ruso en aproximarse a China, así como sobre el estado
actual de las relaciones entre ambos países en [LO], [PIKAYEV] y [MORALES].

10
< http://www.rian.ru/yakovenko/?rub_id=11> (17 jul 2004).

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era idealista (el mantenimiento de lo que resultara posible conservar de la antigua URSS),
y la principal fuerza, la inercia; bajo el actual Presidente los objetivos son, ante todo, de
tipo práctico (afianzar la hegemonía rusa en lo que considera su zona natural de
influencia) y el arma básica, una potente economía en plena recuperación. Ante esta
diferencia de enfoques, no es de extrañar que proyectos muy queridos durante la anterior
etapa (la unión de Rusia y Bielorrusia) sean vistos con manifiesto disgusto por los nuevos
dirigentes, más preocupados por las cargas políticas y económicas que esa unión
representaría.

El aparato institucional que existe en estos momentos dentro de la antigua URSS


comprende gran número de organizaciones y foros, entre los que destacan:

• La Comunidad de Estados Independientes (CEI), formada en 1992. Pertenecen a


ella todas las repúblicas ex-soviéticas, excepto las bálticas. Se trata de una
estructura formal, débilmente institucionalizada, en la que rige el principio de
consenso y sobreviven muchas de las prácticas heredadas de la antigua URSS.
Todos los demás proyectos de integración podrían haberse desarrollado en su
marco, pero la posibilidad ilimitada de veto de que gozan todos los miembros lo
ha impedido. Aplicando un símil de Europa Occidental, el resto de los proyectos
de integración ha ido surgiendo como cooperaciones reforzadas.

• La Comunidad Económica Euroasiática (OEEA), constituida en 1999 por Rusia,


Bielorrusia, Kazajstán, Kirguiztán y Tayikistán. Inspirada lejanamente por el
proceso de construcción europea, en una segunda etapa debería dar vida a una
Unión aduanera, para transformarse, finalmente (tercera etapa) en un Espacio
Económico Único. En la práctica, supone simplemente una fórmula que facilita el
acceso de los países más débiles al mercado interno ruso.

• El Espacio Económico Único (EEU), cuya creación fue acordada en 2003 por
Rusia, Ucrania, Bielorrusia y Kazajstán. Tiene finalidades similares a las de la

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Comunidad Económica Euroasiática, aunque se pretende alcanzar en un plazo
bastante breve niveles altos de integración. Por el momento, está previsto que se
constituya a dos velocidades, con Rusia, Bielorrusia y Kazajstán poniéndolo en
marcha en 2005-2006, y Ucrania incorporándose, quizá, más tarde.

• La Comunidad de Rusia y Bielorrusia (1996), transformada más tarde en Unión


de Rusia y Bielorrusia (1997). El Presidente bielorruso Lukashenko no goza de la
simpatía de los dirigentes rusos actuales, por lo que esta Unión se está recondu-
ciendo hacia el Espacio Económico Único.

• Tratado de Seguridad Colectiva, firmado en 1992 por Rusia, Armenia, Kazajstán,


Kirguiztán, Tayikistán, Uzbekistán, países a los que se sumaron en 1993
Azerbaiyán, Georgia y Bielorrusia. Se trata de un Tratado de no agresión, al que
se incorpora el compromiso de los signatarios de no integrarse en otras alianzas,
como la OTAN. En 1999 se separaron Azerbaiyán, Georgia y Uzbekistán.

• Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), creada en 2003 por


Rusia, Bielorrusia, Armenia, Kazajstán, Kirguiztán y Tayikistán. Cuenta con unas
Fuerzas de Acción Rápida y con un Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas de
Acción Rápida.

Como vemos, en el espacio postsoviético existe toda una escala de grados de integración
con Rusia (ver figura 4), encabezada por Bielorrusia y Kazajstán. Ucrania, que durante
años se había mostrado muy reticente ante cualquier proyecto de fortalecimiento de las
estructuras comunes postsoviéticas y había buscado aproximarse a Occidente, como
forma de equilibrar la influencia rusa, recientemente ha dado pasos significativos al
encuentro de Moscú. Así, a primeros de julio de 2004 decidió emplear para el transporte
del petróleo ruso el nuevo oleoducto Odessa-Brodi, inicialmente diseñado para enviar a
Europa Occidental el petróleo del Cáucaso evitando el territorio de Rusia [BONET,
2004]. Pocas semanas después, el Presidente Kuchma dejaba sin efecto una disposición

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de la nueva Doctrina Militar, según la cual el ingreso en la Unión Europea y en la OTAN
era la finalidad última de la política ucraniana. En Kiev se dice en broma que Vladimir
Putin es el elector más importante de Ucrania [KOLOS].

Futuro

Nadie sabe qué ocurrirá en el futuro, pero sí podemos aventurar lo que se puede esperar
de manera razonable si continúan las actuales tendencias y, en particular, si se afianza la
recuperación económica de Rusia y se consolida su modelo de Estado. Tras casi dos
décadas de crisis, los rusos están recuperando la confianza en sí mismos y parecen haber
encontrado un equilibrio razonable entre sus aspiraciones y sus posibilidades. Aunque son
frecuentes las críticas a los aspectos autoritarios del gobierno de Putin, en materia de
política exterior la impresión más extendida es que el Presidente está haciendo un buen
trabajo. Como señalaba Gorbachev en abril de 2003, “Putin todo lo hace correctamente.
En política internacional ha actuado de forma meditada, concreta y activa. Con él, Rusia
se ha hecho más estable, más gobernable y se ha comenzado la reforma administrativa.
La política de Putin responde a los intereses de la mayoría de los rusos. Rusia necesita de
condiciones para realizar sus planes y necesita de estabilidad y previsibilidad para su
reforma” [BONET, 2003: 16].

Si las actuales tendencias positivas se consolidaran, lo normal sería que Rusia intentara
desarrollar una política más independiente de Occidente, en particular en zonas próximas
a sus fronteras. Independiente no quiere decir “hostil”, sino, simplemente, no comprome-
tida con aquellas ideas que no comparta, y dispuesta a imponer sus propios intereses en
la zona más próxima a sus fronteras. A diferencia del pasado, en que se utilizaba, sobre
todo, la fuerza militar, hay que pensar que la Rusia del futuro hará un uso preferente de
armas económicas, en particular, de su calidad de gran productor y exportador de energía.

Rusia no es partidaria de un sistema unipolar de relaciones internacionales, y buscará


facilitar su evolución. En cualquier caso, es difícil que el liderazgo ruso se comprometa

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en maniobras “antinorteamericanas”: el mundo de Putin no es “bipolar” (Estados Unidos
y “anti-Estados-Unidos”), sino más bien multipolar, con la propia Rusia, China e India
ocupando polos distintos a Estados Unidos y a Europa, menos poderosos, pero dotados
de capacidad de acción autónoma.

Toda esta evolución, en cualquier caso, está sujeta al cumplimiento de algunas


condiciones:

• Depende de la recuperación económica de Rusia y de su estabilidad interna. El


actual crecimiento se debe, en parte, a que se partía de cotas muy bajas y está
favorecido también por los altos precios del petróleo. En el aspecto político,
subsisten las dudas sobre la viabilidad a largo plazo de un régimen con algunos
rasgos semiautoritarios, y no existe unanimidad sobre el éxito de los intentos de
acabar con el desorden y de crear un estado moderno y eficaz11 .

• Depende del diferencial de prosperidad con respecto a otros países ex-soviéticos.


En 2003, sin embargo, siete de los otros once miembros de la Comunidad de
Estados Independientes tuvieron tasas de crecimiento superiores del PIB
superiores a la rusa. Frente al 7,3% de Rusia, Kazajstán creció un 9,1% y Ucrania,
un 9,4% [BONET, 2004].

• Depende también de posibles complicaciones exteriores (Al Qaida, Iraq, etc.).


Como recordaba recientemente el Ministro de Defensa Ivanov, “en el futuro
previsible el planeamiento militar ruso estará condicionado por un cierto número
de factores de incertidumbre, es decir, conflictos o procesos cuyo desarrollo puede

11
Puede encontrarse un análisis muy pesimista del actual momento político, interno y externo, de Rusia, así
como de sus posibilidades de alcanzar sus objetivos nacionales en un informe redactado en 2003 por un “think tank”
privado, el Consejo para la Estrategia Nacional (“Doklad po nacionaljnoj strategii. Riski i ugrozy dlja Rossii v 2003
godu”]. Entre los miembros del Consejo figuran intelectuales prestigiosos relacionados, expertos en distintas ramas
de las ciencias sociales: Lilia Shevtsova, Aleksei Salmin, Sergei Markov, Andrei Fedorov, etc.

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alterar substancialmente la situación geopolítica en regiones prioritarias para los
intereses de Rusia, o plantear una amenaza directa a su seguridad” [IVANOV].

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