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LECTURA BIBLICA
Matutina: Lucas 22:54-62
Vespertina: Lucas 19:1-6
¿CÓMO ES TU MIRADA?
Los ojos son el espejo del alma, con ellos podemos hablar de
amor, de odio, tristeza, dolor, ternura, dulzura, miedo, o susto…
Podemos hablar de desprecio, vergüenza, aprobación o, simplemente,
desinterés y sinsabor…¡Podemos decir tantas cosas con nuestra
mirada!
Hoy me pregunto, ¿cómo era la mirada de Jesús? Cuando Él miró
a Zaqueo lo hizo con simpatía y encanto seductor y le dijo: Baja
enseguida de ese árbol, Zaqueo, hoy quiero hospedarme en tu casa.
La mirada a la viuda fue penetrante y hasta con admiración, porque ella
había ofrendado todo lo que tenía, todo su sustento. La mirada a la
mujer adúltera arrepentida fue de compasión y ternura. La perdonó y
mandó que no pecara más. Su mirada sobre la ciudad de Jerusalén
fue de pena y lloró sobre ella. Aquella mirada que le dio a María su
madre y al discípulo que amaba, antes de morir, fue una mirada
generosa y llena de amor. Hay miradas de nuestro Jesús que nos
ponen a pensar… La mirada profunda y penetrante que dirigió a Pedro
cuando le negó, que le arrancó las lágrimas más hermosas de su vida –
porque el arrepentimiento es hermoso-; aquella fue una mirada que
hizo llorar a Pedro amargamente.
Le pido a Jesús, de corazón, su mirada compasiva, su mirada que
penetra muy hondo sanando mis heridas con la medicina de su amor,
esa mirada que me viste de ternura, sabiendo que cuando Él pone en
mí su mirada, me pareceré a Él.
-Merari Martínez
SERVIR
Servir es querer tener a bien algo, obsequiar a alguien o hacer algo
a su favor, beneficio o utilidad; dar culto o adoración a Dios, emplearse
en los ministerios de gloria y veneración, ser soldado activo.
A mí me gustan mucho los ujieres en la iglesia. Los ujieres son las
personas que se encargan del orden de la reunión, son los guardianes
de la unción o, como dijo un hermano, son los “policías de Dios”. La
labor principal de un ujier es servir al ministro, a la congregación. Entre
las cosas que hace el ujier, además de cuidar el orden de la reunión,
acomoda a la gente que llega, ayuda en el arreglo del local, pasa la
canasta de la ofrenda, por lo tanto, debe siempre tener una sonrisa en
los labios y saludar a los que llegan. Como el ujier representa a la
iglesia, debe estar bien vestido, tener buenos modales, ser amable con
todos, tener los ojos abiertos para evitar que ocurran problemas en la
iglesia; debe estar listo para recibir las órdenes del ministro o de su
superior. ¡Qué lindo es el trabajo de un ujier y qué responsabilidad
tiene!
Creo con seguridad que personas así sirven al Señor para traer
más almas a Su redil, porque ese buen trabajo hace que los que nos
visiten queden complacidos y con deseos de regresar.
El buen trato es una manera linda de servir en la viña del Señor.
Sirvamos así a Dios y a los que nos rodean.
-Merari Martínez
LA GENTE GRANDE
Mi padre me contaba de una señora que había llevado a nuestra
casa, para ser cuidada por él y mi madre pues tenía una enfermedad
terrible y contagiosa. Aún sabiendo que ponía en peligro la salud de su
joven esposa y la de sus hijos, que eran la felicidad de su vida. No
obstante la cuidaba con esmero, y no sólo eso sino que oraba por ella
con tanta fe, que Dios escuchó sus oraciones y la sanó. Yo siempre
había visto grande a mi padre, pero desde entonces, lo vi más grande.
La gente grande es la que ama, comparte, ayuda, comprende,
beneficia, abraza, llora, canta, consuela… anima y alimenta. Eres
grande cuando dices: “me equivoqué”, cuando das un “gracias”, un “te
quiero”, cuando te pones en mi lugar para saber cuánto me duele algo,
cuando no me criticas de manera malintencionada, cuando me
defiendes, cuando oras por mí…
Qué grande es un hijo cuando reconoce a su madre y qué pequeño
se hace cuando la ignora. Qué grande es un cónyuge cuando respeta
y ama y qué pequeño se hace cuando maltrata y desprecia… Qué
grande es el siervo de Dios que va sembrando amor, regando la
Palabra de vida, y qué pequeño es el que esconde el talento y no siente
la necesidad de multiplicarlo. Alguien dijo: vamos a contagiar el mundo
de amor, y yo pensé qué diferente sería el mundo si todos pensáramos
así. Seamos imitadores de esta gente grande. Hoy quiero comenzar a
crecer, reconociendo su grandeza.
-Merari Martínez
FIELES EN LO POCO
En estos tiempos a las personas que se destacan en el mundo del
entretenimiento, artistas, competencias de belleza, o el deporte, se les
rinde culto. Los demás cuyos nombres no aparecen en los diarios en
grandes titulares, aunque sean sabios, genios o héroes, el mundo no les
honra con su reconocido aplauso. Pero Jesús enseña algo muy diferente;
Él dice que lo importante, lo que agrada a Dios no es destacarse ante los
demás sino ser fiel en lo poco. En una de sus parábolas se habla de cierto
hombre de noble linaje que dejó sus negocios en manos de sus siervos y a
cada uno entregó talentos Cuando regresó, los reunió para pedirles cuenta.
El primero y el segundo obtuvieron ganancias, y él los elogió, pero el
tercero no ganó nada y fue reprendido.
Cuando nosotros contemplamos un bello edificio, vemos su estructura,
pero no contemplamos los fundamentos, jamás pueden ser vistos y sin
éstos poco duraría aquel. Así el Señor nos pide que seamos fieles a Dios,
fieles a los demás; cada uno en su sitio cumpliendo nuestra obra. Aunque
estemos escondidos, enterrados como lo está la base del edificio, somos
llamados para ser fieles en lo poco y así podremos escuchar a la postre:
“Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré:
Entra en el gozo de tu señor”.
Vivamos con humildad, siendo cimiento, mejor que pared altiva que se
desploma. Pidamos la ayuda de Dios para ser fieles, aunque sea en lo
poco.
-Merari Martínez
LIMPIEZA INTERIOR
Comenzamos a pintar nuestra casa por dentro, y aunque parecía
que todo estaba limpio, cuando uno cambia de lugar las cosas, se da
cuenta cuánto polvo y suciedad hay escondidos en algunos rincones.
Me siento feliz cuando lo veo todo limpio y resplandeciente, y al
aplicarlo a mi vida espiritual, recuerdo que el Señor dijo:
“Bienaventurados los de limpio corazón porque ellos verán a Dios”.
¡Cuántas cosas podemos acumular en nuestro corazón!,
resentimientos, malos pensamientos, un sinfín de suciedades que nos
van minando y, si a tiempo no hacemos una limpieza, nuestra casa
espiritual se deteriora y ya solamente no se trata de pintura, sino de
cambios más sutiles, más costosos, cuyos materiales no se compran
con dinero. ¿Que me va a costar trabajo? Sí, ¡y mucho!, al igual que
con mi casa, no sabía por dónde comenzar, y es más fácil no luchar y
mantenerme tranquila sin pasar trabajo. Es más cómodo no mover ni
remover, no buscar lo sucio; si no se toca, no se ve. pero ¿y a la larga?
GUARDA TU CORAZÓN
Yo siento que soy una persona cuidadosa. Me gusta cuidar y
guardar todas las cosas que me pertenecen y las que no me
pertenecen también. Si algo dejan a mi cuidado, me esfuerzo y
preocupo para que no sufra algún tipo de daño. Cuando tengo que
entregarlo, quiero que esté igual, si no mejor que cuando me lo
entregaron, de lo contrario me siento muy mal.
Me desagrada mucho que me devuelvan un libro que presté, con
las páginas rotas o en un estado deplorable. Eso muestra lo poco
cuidadosos que a veces somos.
El corazón es lo que Dios mira en cada uno de nosotros. La vista
humana no es capaz de mirar lo que guarda el corazón; yo puedo
engañar a cualquiera, pero a Dios no, porque sólo Dios puede mirar
nuestro interior.
Corazón significa cordura, conciencia. Es el tesoro donde fluyen
nuestras acciones, nuestras palabras. Por eso creo que una tarea muy
importante que el Señor me ha dado para realizar es la de guardar mi
corazón, esforzarme en protegerlo, cuidarlo de la contaminación de
este mundo, defenderlo de toda impureza, engaño, falsedad, mentira,
orgullo y vanidad. Para cuando el Señor venga a pedirme cuentas, yo
pueda entregarle un corazón limpio, puro y santo, que no tenga de qué
avergonzarme. Recordemos lo que nos dice la palabra de Dios “El buen
hombre del buen tesoro de su corazón saca buenas cosas”. Y “Sobre
toda cosa guardada guarda tu corazón, porque de él mana la vida”.
-Merari Martinez
SI EL DOLOR ES MUCHO
Cuando yo era jovencita, sufría por todo. Un día en mi inocencia le
pedí a Dios que me hiciera insensible, pues por cualquier cosa me
ponía muy nerviosa y me angustiaba mucho.
Aquella era una época de fuertes enfrentamientos de poderes
políticos en mi país. Se escuchaban dentro de mi casa los tiroteos de
los soldados en la calle y yo me ponía tan nerviosa que me metía
debajo de la cama y oraba sin cesar. Le prometía a Dios tantas cosas;
fidelidad, fortaleza, todo lo que se me ocurría en ese momento se lo
prometía a Dios para que tuviera piedad de mí y me quitara el miedo.
Después comenzaba mi petición, la de que me hiciera insensible
para no seguir sufriendo… Pero cuando me puse a pensar en aquella
petición, dije “¡Qué horror!” Una persona sin sentimientos, fría, y
dura… Locura de mis pocos años sin saber qué pedía, dije: “No Señor,
yo no quiero ser esa persona, por favor no escuches esa loca petición
que he hecho ciegamente a causa de mi dolor. Déjame como soy y
ayúdame, que contigo podré hacerle frente a todo … Yo sola no, pero
contigo sí”. Y puedo testificar que siempre ha estado a mi lado.
A veces no sabemos pedir, pero en ese momento deja que el
Señor sea el que pida por ti, y una cosa sí sé, que Él nunca te
abandonará. Él, como poderoso gigante, estará a tu lado para
socorrerte, aun cuando sientas que el dolor es mucho.
-Merari Martínez
SU AMOR ME CONMUEVE
El amor no pone condiciones, supera los prejuicios, soporta la
ausencia, no mira lo físico ni las condiciones sociales. El amor es la
esencia de Dios, es el propósito principal de la vida y de la creación. El
amor de Dios me conmueve, ¡cuánto amor tuvo Dios para crear todo lo
que nos rodea! El paisaje hermoso vestido de colores, los pajaritos con
sus alegres cantos, todo está vestido con belleza inigualable, porque es
obra de Sus manos.
La historia de la creación, donde se encierra la eterna sabiduría
que nos ha revelado su Espíritu, nos dice que Él alentó en la nariz del
hombre soplo de vida, y fue el hombre en alma viviente. Allí nos dio de
Su esencia misma para crearnos a Su imagen. Entiendo que soy parte
de Él, por eso busco el amor y por eso soy capaz de amar.
¡Cuánto amor existe en Él que nos hizo a Su semejanza! Y por si
fuera poco, nos dio la vida de su Hijo para poder acercarnos a Él; ahí
está la grandeza de Su amor.
Su amor me conmueve y es mi razón para entregarme a Él día a
día, por eso no quiero dejar de decir a los que me rodean cuánto les
amo, porque Él quiere que repartamos amor a diestra y siniestra. El
amor es lo que impulsa la vida y la razón para abrir nuestros ojos cada
mañana y contemplar cada día. Bendito Jesús, tu amor me conmueve.
-Merari Martínez
TÚ EN MÍ Y YO EN TI
Hoy día hay mucha ansiedad por la independencia. Los obreros
buscan independizarse del empleo. Los pueblos buscan no depender
sino de sí mismos, y a pesar de que vivimos en dependencia total de
los recursos de otros países, es como una competencia para demostrar
autosuficiencia y desprecio por todo tipo de ayuda si ésta amenaza las
prácticas y costumbres de ciertas culturas y religiones.
Pero nosotros somos seres dependientes. No lo podemos olvidar.
Nuestra dependencia comienza en Dios y se manifiesta primeramente
al nacer. Llegamos a este mundo llorando y clamando por el alimento y
el calor de nuestra madre. A medida que vamos desarrollando, hay el
peligro de verter nuestra dependencia en otras personas y no en Dios,
y lo que es peor, hay el peligro de verterla en Satanás, por medio de los
falsos placeres, vicios y demás.
Tengamos cuidado. No dejemos de depender de Dios. La hoja
que se desprende de la vid se muere. Solos no podemos, necesitamos
colaborar con los hijos de Dios para juntos formar un lazo sólido. Si tu
caso es que estás marchito, todavía estás a tiempo para reverdecer si
reclamas y te apoyas en tu dependencia a la Vid. ¿Has echado a un
lado la colaboración con los demás? Ten cuidado; puede morir a tu
lado alguien por quien Cristo dio su vida. Mi petición a través de los
años siempre ha sido “Señor, quiero que Tú estés en mí y yo en ti”, y
así he podido vencer cada día.
-Merari Martínez
¿QUÉ ES ORAR?
Orar es poner tus peticiones delante de Dios. Es hablar con Él de
diferentes formas. Es ruego, es súplica.
Cuando mis padres me enseñaron a orar, amé la oración y me
acostumbré a hablar con Dios. Con Él me siento segura, porque yo sé
que Él tiene el control de todo. Las cosas por Él fueron hechas y sin Él
nada existiría.
¡Hay tanto por qué pedir! Por la paz del mundo y la paz en
nuestros hogares. Por los que nos rodean y por la paz interior, la de
nuestro corazón, para que, si hay cualquier turbulencia, el Señor en su
poder la aquiete.
Debemos pedir por los presos; esas personas sin libertad que sufren
tanto y algunos injustamente. Debemos pedir, especialmente, por los
que están atados llenos de vicios, cautivos del pecado. Ellos necesitan
que Dios rompa las cadenas y los libere.
Oremos por los enfermos en hospitales, que sufren fuertes y
penosas enfermedades, para que llegue el consuelo divino a ellos. Y
también incluyamos a los enfermos del alma, esos corazones oprimidos
de tanta angustia y pesar, para que el Señor les sane su alma rota.
Si puedes arrodillarte, levanta tus manos, cierra los ojos y eleva tu
plegaria al Cielo. Si no sabes pedir, deja que el Señor pida por ti, y con
actitud de reverencia cuéntale tus cargas, y sentirás la más bella de las
experiencias con Dios. Unámonos en fe, porque en la unión está la
fuerza, y la oración de fe sanará al enfermo.
-Merari Martínez
Que se note que las semillas de Cristo son las que germinan y
embellecen el jardín de tu corazón.
Lunes Octubre 19, 2009
LECTURA BIBLICA
Matutina: Mateo 11:28-30
Vespertina: Isaías 53
EN SUS BRAZOS
Uno de estos días me encontraba cargada de dolor. No obstante,
me acordé de la invitación de Jesús a todos aquellos cuyas esperanzas
habían sido defraudadas y que procuraban satisfacer los anhelos del
alma con los goces terrenales, y con toda ternura les decía: “Venid a mí
todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar”.
Recordé que Cristo se dirige a todo ser humano, porque, queramos
admitirlo o no, todos estamos trabajados y cargados y todos gemimos
bajo el peso de nuestras cargas que sólo Cristo puede quitar.
La carga más pesada que llevamos es la del pecado. Si
tuviéramos que llevarla solos nos aplastaría, pero Él que no llevó
pecado, se ha hecho nuestro sustituto; “Jehová cargó en Él el pecado
de todos nosotros”. ¡Qué bienaventuranza tenemos! Qué bueno es
saber que Él quitará nuestra carga de nuestros hombros cansados, nos
dará descanso de nuestras penas, pues Él nos lleva en sus brazos.
Nuestro Salvador, desde los cielos, mira a las almas que vuelven su
rostro hacia Él. ¿Estás tentado? Te liberará. ¿Eres débil? Te
fortalecerá. ¿Eres ignorante? Te iluminará. ¿Estás herido? Te curará.
Jehová cuenta el número de las estrellas, ¿acaso no contará el peso de
tus cargas? Él sana a los quebrantados de corazón cuando quieren y
piden Su ayuda. Grande es el Señor nuestro, portentoso. Cura las
heridas y nos lleva en sus brazos.
Hoy, confiada, puedo decirte que tu espíritu encontrará sostén para
sufrirlo todo, si te pones en sus brazos.
-Merari Martínez
IN MEMORIAN
Una de las grandes bendiciones que Dios ha dado a su iglesia, es
el tener entre nosotros santas mujeres que han dado maravillosos
ejemplos de moral intachable, inmensos sacrificios y grandes obras,
que se han convertido en nuestro legado. Son ellas tales como aquellas
santas mujeres de la antigüedad que encontramos a lo largo de la
historia bíblica, Débora, Esther, Noemí, Ruth, Abigail, María, Loida y
Eunice, y otras muchas, que con sus vidas llenas de amor hacia Dios,
fueron mujeres valientes, prudentes, decididas y consagradas,
buscando de servir y agradar a su Creador, así pudieron enseñar no
solamente a sus hijos, sino que aun hoy en día son ejemplos dignos de
imitar.
Hoy se cumple un año más del aniversario del día en que Dios
llamó a descansar a una de esas mujeres virtuosas, que como las
antiguas, crió a sus hijos en el temor de Dios y les mostró un camino
más excelente. Maria de los Ángeles Gómez, mi amada
madre, vivió siempre para Dios. Me siento agradecido por ella, que con
su ejemplo y dedicación, me enseñó como hay que vivir en esta tierra,
para poder aspirar al cielo. Me mostró el camino verdadero, el de la
salvación, no sólo a mí, sino también a mis cuatro hermanos. Fue una
madre ejemplar, una misionera incansable, una fiel sierva de Dios, cuyo
mayor anhelo era que sus hijos conocieran y sirvieran a Dios, y que ella
pudiera terminar su carrera con gozo.
Madre, en el mañana te veremos.
-Roberto López
¿QUÉ ES EL PERDÓN?
El perdón es simplemente decidirse a dejar sin castigo a la persona
que te ofendió o lastimó. Tal vez sientas un dolor agudo, a causa de
una ofensa recibida que parece que ni el tiempo puede aliviarlo. Pero,
créeme, que mantener vivo el desprecio, crea un resentimiento tal, que
produce un nocivo efecto a nuestra salud física, emocional y espiritual.
Yo he dicho en otras ocasiones, que viene siendo como un veneno que
a diario vamos tomando y nos mata lentamente hasta dejarnos como
seres inservibles. No es eso lo que queremos para nuestras vidas,
¿verdad?
El perdón, como el amor, es una decisión. Dios nos ha creado con
la capacidad de poder tomar decisiones, utilizando para ello lo que
otros han expresado como “información provista por parte de nuestro
intelecto y nuestras emociones, lo cual es precisamente lo que nos
hace seres humanos”.
Nosotros hemos sido perdonados de una grande deuda, para ser
rescatados por el precio de la sangre. Por eso hoy es el momento de
examinar tu corazón y liberarte de cualquier resentimiento o raíz de
amargura que se haya incrustado en él. No importa cuan difícil te
parezca que es; es posible perdonar. ¡Te alivia el alma! Nunca es
tarde para comenzar. Sin la ayuda de Dios no podemos. Transfiérele tu
carga a Dios. Dile que necesitas toda la ayuda del cielo. Él enviará una
legión de ángeles en tu auxilio que aliviarán tus pesares… Y en vez de
devolver otra herida, haz bien devolviendo perdón.
-Merari Martínez
REFLEXIONES
Cuando pienses que nadie te ama, no te entristezcas por ello. Mira
a tu alrededor, hay tantos que de verdad necesitan amor... Ama tú, has
que se desborde tu cántaro de amor y corran sus aguas hasta las
entrañas sedientas de los que nadie ama. Ya verás cómo el amor
regresa
a ti.
Cuando te parezca que a tu alrededor todos tienen ceños adustos,
que ninguno sonríe. Jamás pienses: “¡Qué triste es la vida!” Sonríe tú,
siembra el camino por donde pasas, de dulces sonrisas. Que tu vida
toda sea cual una gigantesca boca de sonrisa franca. Ya verás cuantos
se contagian con ella y tu vida cambia.
Cuando te sientas solo, mira a tu alrededor; tu soledad es falta de
visión pues siempre hay un ángel que nos vela y guarda. Y Dios creó
tantos motivos para no sentirnos solos. Cuántas veces, aun en medio
de la multitud nos sentimos solos. Esto es porque carecemos de visión
para descubrir los pequeños o grandes detalles que nos acompañan.
Cuando al transitar por la vida te parezca que el camino está
sembrado sólo de espinos. No te enfoques sólo en ellos, alza tu vista y
ve que el cardo también tiene flores. Así es la vida, tiene lágrimas, pero
también sonrisas.
Si nadie te ama, ama tú. Si ninguno sonríe, hazlo tú. No estás
solo, hay un ángel que te guarda. Los cardos también florecen.
-Minerva G. Acanda
RECURSOS INTERIORES
Nuestra mente es cual un precioso cofre donde acumulamos ideas
y conocimientos incalculables. Es de allí de donde sacamos soluciones
para cada problema que se nos presenta continuamente. A esas ideas
y recursos yo les llamaría: Recursos interiores. Cuán buenos
resultados obtenemos cuando los usamos correctamente.
El hombre sabio, usa inteligentemente sus mejores recursos
interiores, no sólo para su propio beneficio, sino también para el de sus
semejantes. Hace muchos años, oí a un predicador decir que
debíamos guardar recursos espirituales para tiempos difíciles de
pruebas. ¡Qué gran verdad ésta! Saber aplicar en el momento
oportuno un consejo sabio aprendido de nuestros mayores, o una idea
que nos pueda ayuda a resolver un difícil problema.
Nunca nos cerremos ante una terrible dificultad diciendo: “Es
imposible, no puedo”, ni nos demos por vencidos. Busquemos en
oración, en el cofre precioso de la mente, y seguro el Señor nos
indicará cuál es la solución al problema. En nuestros recursos
interiores hallaremos uno que nos sacará del apuro. Aun cuando más
difícil sea la situación, allí encontraremos el recurso.
Nunca confiemos en nuestras propias fuerzas, porque
descubriremos que solos no podemos. Porfiemos, luchemos y
gastemos hasta el último recurso, pero no olvidemos que en nosotros
está el más poderoso, el cual es la verdadera solución. Sólo tienes que
doblar tus rodillas cuando hayas agotado todos tus recursos. La
oración es la respuesta.
-Minerva G. Acanda
JUNTOS SEGUIREMOS
En uno de nuestros eventos en Panamá, escuché unas bellas
palabras de una hermana que nos visitaba desde México, que al ver
nuestra insignia en la parte frontal del templo, salió ésta expresión de
su interior: “Llegamos a casa”. Recordé las veces que esa misma
expresión ha salido de mi ser. Cuando tengo la oportunidad de visitar
otras congregaciones, tengo que alabar porque respiro el mismo aire de
santidad y pureza. Y es por eso que admiro en gran manera a quienes
se toman la tarea de cuidar y administrar los lugares que otros han
edificado, o que con mucho sacrificio han levantado. Me parecen gente
valiente, de fe y convicción. Y son de estímulo para los que vamos tras
ellos. Su trabajo de amor hace que los que visitamos nos sintamos
como en casa. Sus oraciones hacen que la influencia celestial cubra de
gloria el terreno escogido. Y su compromiso ha hecho que nuestra
Insignia brille dignamente en las paredes de cada templo. Por eso, sé
que cuando visite otros lugares que no conozco, la misma expresión
saldrá de mí.
En la iglesia o misión que te encuentres, recuerda que aunque
estamos lejos nos une el mismo sentir, la misma sangre y la misma
doctrina. Y el Espíritu Santo que nos estremece de la misma manera
sin importar en qué país estemos, es nuestro más grande tesoro.
¡Somos Soldados en el ejército de Jesús! Juntos luchamos, juntos
lloramos y en el nombre del Eterno juntos seguiremos, hasta la victoria
final.
-Edgar Méndez H.
“Un lugar hermoso nos espera más allá, en aquella Santa Sión”
Viernes Octubre 30, 2009
LECTURA BIBLICA
Matutina: Salmo 51
Vespertina: Lam. 3:22,23