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12-M
HISTORIA NAVAL
Imagen de un galeón clásico de principios del siglo XVI
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Siglo XVI, los galeones entran en escena
Con el siglo XVI hace su
aparición un nuevo tipo de nave
que tendrá un gran éxito durante
la centuria y que perdurará hasta
bien entrada la siguiente. Es el
galeón y está fuera de dudas que
es una evolución de la nao o ca-
rraca con notables mejoras tanto
en el casco como en el aparejo.
El punto de partida probable-
mente sean las grandes carracas
de los últimos años del siglo
XV y primeros del XVI, a las
que se ha añadido un cuarto pa-
lo, el de contramesana, situado
en el coronamiento de popa y
provisto de una vela latina, lo
mismo que el mesana. El tipo
más evolucionado de estas ca-
rracas llevan ya un pequeño ve-
lacho en el trinquete que, al
igual que el mayor, dispone de
una cofa; conservan poco más o
menos igual el bauprés, a proa,
con su cebadera. Todas ellas
usan flechastes, siendo estos,
trozos de cabo delgado o listo-
nes de madera, que afirmados a
los obenques horizontalmente,
forman una escala por la que se
puede subir a lo alto de los pa-
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ILUSTRACIÓN: RAMÓN SAMPOL ISERNMANOLO
los.
Estos buques se empleaban
tanto para la guerra como para el
comercio, según las necesidades
del momento. Mangudos, y por
tanto de gran capacidad de bode-
ga, podían embarcar abundante
carga y al mismo tiempo estaban
fuertemente armados de artille-
ría como para tomar parte con
éxito en cualquier combate. Aún
considerados simplemente como
naves mercantes, este poderoso
armamento era necesario en
aquellos tiempos en los que pira-
tas y enemigos de todas clases
infestaban los mares. Los caño-
nes de mayor tamaño, iban em-
plazados en la cubierta baja, for-
mando una sola batería corrida
debajo del castillo y del alcázar
➔
La apertura de nuevas rutas
y el incremento del tráfico
marítimo obligaban a
mejorar las embarcaciones
NÁUTICA
RIVES
(no solían llevarlos en la parte
central o combés) asomándose
por troneras. Estas se podían ce-
rrar por medio de portas cuando
no se tenía que hacer uso de la
artillería gruesa. Otras piezas de
tamaño menor se emplazaban en
la tolda y el castillo.
Como todas las carracas, te-
nían el defecto de la lentitud y
dificultad de maniobra. Los re-
cientes descubrimientos geográ-
ficos motivaron un tráfico marí-
timo que obligó a buscar solu-
ciones a este problema,
introduciendo las necesarias mo-
dificaciones en las naves, modi-
ficaciones que dieron como re-
sultado el nacimiento del galeón.
El primer paso, de esta evo-
lución es el afinamiento del cas-
co, con el fin de aumentar la ve-
locidad del buque. Este afina-
miento conlleva, naturalmente,
una mengua de la capacidad de
carga, lo que se soluciona au-
mentando la eslora del barco,
por lo menos en parte. De este
modo, se pasa a una relación de
una eslora cuatro y hasta cinco
veces la manga, frente a las ca-
rracas, que la tenían de sólo tres
veces la manga.
La forma del casco también
experimenta otros cambios. El
castillo de proa, que en las carra-
cas consistía en una especie de
construcción superpuesta que
sobresalía por encima de la roda
y las amuras, pasa a ser parte in-
tegrante del casco, formado por
una prolongación hacia arriba de
la amurada, que acaba en un
Domingo, 13 de agosto de 2006 / Diario de Mallorca
mamparo unos metros antes de
llegar del castillo y forma una
parte sobresaliente que recibe el
nombre de beque, que recuerda
el espolón de las galeras. Algu-
nos investigadores creen que por
este detalle se llame galeón este
tipo de nave. Este beque consti-
tuía una magnífica cubierta de
maniobra para las anclas y sobre
todo para la cebadera, cuya ver-
ga, cuando no se usaba dicha ve-
la, se metía dentro.
La parte de popa, a partir del
palo mayor, tenía un alcázar se-
mejante al de las carracas, rema-
tado por una toldilla, que servía
de techo a la cámara alta del al-
cázar. Una especie de pasarela,
elevada, permitía desplazarse
del alcázar al castillo sin necesi-
dad de descender a la cubierta
central del buque o combés. Los
espacios abiertos que quedaban
a cada lado de la pasarela, solían
cubrirse con una recia red para
dificultar que los enemigos, en
caso de un abordaje, saltaran al
combés.
El aparejo se vio también,
mejorado al aumentar el tamaño
de la vela de gavia y el velacho.
Este aparejo es doble en la vela
mayor en los galeones de gran
porte, En algunos de éstos, el pa-
lo de mesana tiene también cofa
y a veces larga una sobremesana
latina, al igual que la vela baja,
así como una pequeña vela latina
por encima de la contramesana.
A veces aparecen representacio-
nes de enormes galeones, que
aparejan más velamen en mesa-
➔ La altura del alcázar y del
castillo de popa permitía
tener ventaja en el
momento del abordaje
na y contramesana. Con certeza,
no se puede saber si esto pudo
ser realidad.
Los galeones primitivos tení-
an tres palos si eran de poco por-
te y cuatro al ser éste de conside-
ración, pero hacia el último
tercio de la centuria se re?dujo
su número a sólo tres aún para
los de mayor tamaño, sentándo-
se de esta manera un precedente
en cuanto a la arboladura de los
futuros navíos.
El galeón que se puede ver en
la imagen responde al tipo clási-
co del primer tercio del siglo
XVI, dentro de la clase de gran
porte. La considerable altura de
su castillo y su alcázar le hace
parecer, como a todos los buques
de su clase, excesivamente arru-
fados. El construir estos elemen-
tos no obedecía en a un capricho
arbitrario, sino a razones muy
prácticas: como entonces los
combates se dirimían por medio
del abordaje, llevaba ventaja
quien disponía de mayor altura
desde la que saltar a la nave con-
traria.
MANOLO RIVES
Director Escuela Náutica Palma