PHILIPPE ARIES
EL NINO
Y LA VIDA FAMILIAR
EN EL
ANTIGUO REGIMEN
Version castellana
de
NATY GARCIA GUADILLA
revisada por la Editorial
taurus
VPROLOGO A LA NUEVA EDICION:FRANCESA
Dicen que los arboles no dejan ver el bosque, pero el periodo
més interesante de la investigacién sigue siendo el momento en
que el historiador comienza a tener una visién de conjunto,
cuando todavia no se ha disipado la bruma que cubre los hori-
zontes lejanos, de suerte que no se ha distanciado de los detalles
de los documentos en bruto y que éstos conservan atin toda su
lozanfa. Su mayor mérito no es quizds tanto el de defender
una tesis como el de comunicar a sus lectores la satisfaccién.
de su hallazgo; el de sensibilizarlos, como lo ha sido él mismo,
a los colores y a los senderos de lo desconocido. Pero el his-
toriador tiene, ademds, la ambicién de organizar todos estos
detalles concretos en una estructura abstracta y, afortunada-
mente, le sigue costando trabajo librarse del revoltillo de impre-
siones que excitaron su btisqueda aventurera, poco diestro_que
cs todavia a doblegarlas a la necesaria algebra de una -teorfa.
Mas adelante, cuando va a reeditarse el libro, el tiempo ha
transcurrido y se ha Ilevado consigo la emocién del primer con-
tacto; pero, a cambio, ha-traido una compensaci6n: el bosque.s¢
ve mejor. Hoy, después de los debates contempordneos - sobre
el nifio, la familia, la juventud y después del uso que se ha
hecho de mi libro. Puedo ver: mejor, es decir, de manera mas
tajante y simplificada, las tesis inspiradas por un largo didlogo
con las cosas, tesis que resumiré a continuacién, reduciéndolas
a dos.
La primera se refiere’ principalmente a nuestra: antigua. so:
ciedad tradicional. He afirmado que dicha sociedad :no. podia
representarse bien al nifio, y menos todavia al adolescente. La
i]duracié6n dela infancia se reducfa al perfodo de su mayor fra-
gilidad, cuande Ja eria del hombre no podia valerse por si misma;
en cuanto podia desenvolverse fisicamente, se le mezclaba répi-
damente con los adultos, con quienes compartia sus trabajos
y juegos. El bebé se convertia en seguida en un hombre joven
sin pasar por las etapas de la juventud, las cuales probable-
mente existfan antes de la Edad Media y que se han vuelto
esenciales hoy dia en las sociedades desarrolladas.
La transmisién de valores y conocimientos, y en general la
socializacién del nifio, no estaba garantizada por la familia, ni
controlada por ella, Al nifio se le separaba en seguida de sus
padres, y puede decirse que la educacién, durante muchos si-
glos, fue obra del aprendizaje, gracias a la convivencia del nifio
o del joven con Jos adultos, con quienes aprendfa lo necesario
ayudando a*los mayores a hacerlo.
La presencia del nifio en-la familia y en la’ sociedad era
tan breve e insignificante que no habia tiempo ni ocasiones
para que su recuerdo se grabara en la memoria y en la sensi-
bilidad de la gente.
Sin embargo existia un sentimiento superficial del nifio
—dque yo he denominado el «mimoseo» (mignotage)— reservado
a los primeros afios cuando el nifio era una cosita graciosa. La
gente se divertfa con 61 como si fuera un animalillo, un monito
impudico. Si el nifio moria entonces, como ocurria frecuente-
mente, habfa quien se afligfa, pero por regla general no se daba
mucha importancia al asunto: otro le reemplazaria en seguida.
El nifio no salia de una especie de anonimato.
Si superaba los primeros riesgos, si sobrevivia al perfodo del
«mimoseo», solia suceder que el nifio vivia fuera de su familia.
Familia constituida por la pareja y los hijos que permane-
cian en el hogar. Yo no creo que la familia amplia (de varias
generaciones o de varios grupos colaterales) haya existido fuera
de la imaginacién de moralistas tales como Alberti en Ja Floren-
cia del siglo xv, o de sociélogos tradicionalistas franceses del
siglo x1x, salvo en ciertas épocas de inseguridad cuando el linaje
debia reemplazar, bajo ciertas condiciones econémico-juridicas,
al poder ptiblico claudicante. (Por ejemplo, en ciertas regiones
mediterrdneas, quizds alli en donde el derecho de mejorar a
uno de los hijos favorecia la cohabitacién.)
Esta antigua familia tenfa como misién profunda la conser-
vacién de bienes, la practica de un oficio comin, la mutua
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