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EL MUNDO DE LA MENTE
DISTRIBUCIÓN GRATUITA
ASOCIACIÓN DE CENTROS DE ESTUDIOS GNÓSTICOS, ANTROPOLÓGICOS,
PSICOLÓGICOS Y CULTURALES DE COLOMBIA A. C.
Web: www.acegap.org
EL MUNDO DE LA MENTE
SAMAEL AUN WEOR
Director General
ESTUDIOS Y TEMÁTICA
Departamento Cultural
REVISIÓN Y TEMÁTICA
Junta Directiva Nacional
ASESORÍA
Junta de Instructores Gnósticos
EDITOR
División del Comité Cultural Gnóstico (CCG)
Introducción
E l sabio que quiere hacer un invento tiene primero que imaginárselo, luego plasmar
esa imagen en el papel; el arquitecto que quiere hacer una casa tendrá primero que
imaginaría y después la podrá trazar en el plano.
De esta manera que la imaginación ha permitido crear todo invento, no es pues algo
despreciable. ¿Qué hay varias clases de imaginación? No lo podemos negar.
La primera podríamos denominar la Imaginación Mecánica; tal tipo de imaginación
es la misma Fantasía; obviamente ella está constituida por desechos de la memoria y es
hasta perjudicial.
Mas existe en verdad otro tipo de imaginación, es esta en realidad la Imaginación
Intencional, o sea, la Imaginación Consciente. La Naturaleza misma posee imaginación,
eso es obvio; si no fuera por la imaginación todas las criaturas de la naturaleza estarían
ciegas.
Gracias a esa poderosa facultad existe la percepción, se forman las imágenes en el
centro perceptivo del Ser o centro perceptivo de las sensaciones.
La imaginación creadora de la Naturaleza ha dado origen a las múltiples formas
existentes en todo lo que es. En tiempos de los Hiperbóreos o de los Lémures no se
usaba el intelecto, se usaba la imaginación; entonces el ser humano era inocente y, en
maravilloso espectáculo, el Cosmos se reflejaba como en un lago cristalino sobre su
imaginación, era otro tipo de
humanidad; hoy causa dolor ver
cómo muchas gentes han perdido
ya hasta la mismísima imaginación,
es decir, se ha degenerado
espantosamente la facultad.
Es posible desarrollar la
imaginación; esto nos llevaría más
allá de la Mente Sensual, esto nos
llevaría a nosotros a pensar
psicológicamente, sólo el pensar
psicológico puede abrirnos las
puertas de la Mente Interior.
Si uno desarrolla la imaginación
puede aprender a pensar
psicológicamente. Imaginación,
Inspiración e Intuición son los 3
caminos obligatorios de la
Iniciación; pero si no, quedamos nosotros embotellados exclusivamente en los
funcionalismos sensoriales del aparato intelectual, no será posible subir por los
escalones de la Imaginación, de la Inspiración y de la Intuición.
No quiero decirles a ustedes que el intelecto no sirve, lejos estoy de hacer tan magna
afirmación, lo que estoy es aclarando conceptos.
Toda facultad dentro de su órbita es útil; un planeta cualquiera es útil dentro de su
órbita, fuera de su órbita es inútil y catastrófico; lo mismo con las facultades del ser
humano, tienen su órbita; querer sacar a la razón de su órbita, a la razón sensualista, es
absurdo porque se cae en el escepticismo materialista.
Mucha gente, llamémosles estudiantes de pseudo-esoterismo y pseudo-ocultismo
(tan en boga por estos tiempos), están luchando siempre contra las dudas. ¿Por qué
muchos andan mariposeando de escuela en escuela y al fin llegan a la vejez sin haber
realizado nada?
Por la misma experiencia he podido observar que aquellos que se quedan
embotellados en el intelecto fracasan, o aquellos que quieren comprobar con el intelecto
las verdades que no son del intelecto, fracasan.
Cometen el error de querer estudiar astronomía dijéramos hablando en forma
simbólica, con el microscopio, y estudiar la bacteriología con el telescopio.
Dejemos a cada facultad en su lugar, en su órbita. Necesitamos pensar
psicológicamente, y es obvio que debemos rechazar de plano la doctrina llamada
«levadura de los Saduceos y de los Fariseos» y aprender a pensar psicológicamente; no
sería esto posible si continuáramos embotellados dentro del intelecto.
Entonces más vale que empecemos a subir por la escala de la imaginación,
posteriormente pasaremos al segundo escalón que es el de la Inspiración y al fin
llegaremos a la Intuición.
Veamos cómo se desarrolla la imaginación, se pueden realizar ejercicios científicos.
Muchas veces hablé sobre el ejercicio del vaso con agua, un ejercicio fácil: se coloca un
vaso de agua cerca de sí; si en el fondo del vaso deposita un espejito, se añade al agua
azogue (unas gotas), se concentra uno en el centro mismo del agua, es decir, sobre el
agua, en forma tal que la vista atraviese el cristal, pues obviamente tendrá un ejercicio
espléndido para el desarrollo de la imaginación.
Tratará de ver en esa agua la luz astral, hará un gran esfuerzo por verla; en principio
no verá nada de eso, es
obvio; después de
algún tiempo de
ejercicio verá el agua
de colores, comienza a
percibir la luz astral; el
sentido de auto-
observación
psicológica entra en
actividad, y si mucho
más tarde pasa un
carro por la calle, por
ejemplo, verá en el
agua una cinta de luz y
verá el carro
caminando por esa
cinta de luz, esto indica que ya comienza a percibir con la facultad trascendental de la
imaginación; por último llegará el día en que no necesitara para nada del vaso de agua
para ver, sino que verá el aire de distintos colores, verá el aura de las gentes.
Bien sabemos que cada persona carga un aura de luz a su alrededor, esa aura tiene
diversos colores; el escéptico lleva siempre un aura de color verde brillante; el devoto
lleva una aura de color azul; el amarillo reveía mucho intelecto; el verde sucio,
escepticismo; el gris, tristeza; el gris plomo, mucho egoísmo; el negro representa odio;
el rojo sucio, la lujuria y la fornicación; el rojo brillante centelleante, la ira.
Obviamente, para llegar a verse así el aura de las gentes hay que trabajar mucho. En
este ejercicio habrá que trabajar por lo menos 3 años, diez minutos diarios, sin dejar ni
un sólo día de trabajar.
Obviamente, si se tiene esa firmeza para practicar ese ejercicio diez minutos diarios,
llegará el momento en que tiene que desenvolverse la facultad de la imaginación o
clarividencia, que es otro término que le daríamos a la imaginación.
Pero éste no sería el ejercicio único para el desarrollo de esta facultad, se necesita
algo más, se necesita la meditación: sentados en un cómodo sillón, con el cuerpo bien
relajado o acostado en su lecho, y con la cabeza hacia el norte, deben imaginar algo; la
semilla de un rosal por ejemplo; esta ha sido cuidadosamente sembrada en una tierra
negra y fértil; imaginemos que la regamos con el agua pura de vida.
Continuando con este proceso imaginativo, trascendental y trascendente a su vez,
visualicemos en el proceso del crecimiento cómo brotan espigas del tallo, cómo se
desenvuelven maravillosamente, cómo surgen las espigas entre aquel tallo, y al fin
ramas y hojas; imaginemos cómo a su vez aquella rama se cubre de hojas totalmente,
aparece un capullo que se abre deliciosamente, y es la rosa; el Estado de Manteia (como
dijeran los Iniciadores de Eleusis) hablando a lo griego; diríamos que hasta sentir en sí
mismo el aroma que escapa de entre los pétalos rojos o blancos de la preciosa rosa.
La segunda parte del trabajo imaginativo consistiría en visualizar el proceso del
morir de todas las cosas, podría imaginarse
cómo aquellos pétalos olorosos van cayendo
poco a poco marchitos, cómo aquellas ramas
que otrora eran fuertes se convierten
después de algún tiempo en un montón de
leños, y al fin llega el huracán, el viento, y
arrastra todas las hojas y a todos los leños.
La meditación de fondo sobre el proceso del
nacer y del morir de todas las cosas. Este
ejercicio practicado en forma asidua,
diariamente, es claro que a la larga vendrá a
darnos la percepción interior profunda de
aquello que podríamos denominar Mundo
Astral.
Ante todo es bueno advertir a todo
aspirante que cualquier ejercicio esotérico,
incluyendo éste, requiere la continuidad de
propósitos, porque si practicamos hoy y
mañana no, cometemos un gravísimo error.
Habiendo de verdad aplicación en el trabajo esotérico es posible el desenvolvimiento de
esas facultades preciosas de la imaginación.
Una vez durante la meditación surgirá en nuestra imaginación algo nuevo, algo
distinto a la rosa; es señal evidente de que ya estamos progresando; en un principio las
imágenes carecen de colorido, pero conforme trabajamos se van revistiendo de
múltiples encantos y colores, y progresaremos en el desarrollo interior profundo; un
poco más avanzados en esta cuestión nos llevaría a la recordación de nuestras vidas
anteriores.
Incuestionablemente quien haya desarrollado en sí mismo la facultad imaginativa,
bien podría tratar de capturar o de aprehender con este traslúcido el último instante de
su pasada existencia, entonces ese espejo traslúcido de su imaginación se reflejaría en su
lecho de moribundo; así es que alguien podría morir en un campo de batalla o en un
accidente; sería interesante ver eso que en la pasada existencia nos acompañaba en los
últimos instantes.
Continuando con este proceso tan maravilloso relacionado con la imaginación,
podría intentarse conocer ya no solamente el último instante de su vida anterior, si no el
penúltimo, el trasantepenúltimo, los últimos arios, los penúltimos, la juventud, la
adolescencia, la niñez, y así venir a recapitular preciosamente toda la vida pasada.
Similarmente, esto llevado más lejos nos permitiría también capturar cada una de
nuestras vidas anteriores y así vendríamos por experiencia directa a verificar la Ley del
Eterno Retorno de todas las cosas.
No es él intelecto precisamente el que puede verificar esa Ley, con el intelecto
podemos discutir tal vez, o afirmarlo o negarlo, pero eso no es verificación.
Así pues, los invito a ustedes a la comprensión. La imaginación les abrirá las puertas
de los paraísos elementales de la Naturaleza, pues con la imaginación tratamos de
distinguir un árbol; si meditamos en el mismo veremos que está compuesto de multitud
de pequeñas hojas; mas si algo logramos ahondar, un poco más, y ver la vida íntima del
árbol, no hay duda de que este posee eso que podríamos denominar Esencia o Alma.
Cuando uno está en estado de éxtasis percibe la conciencia de un vegetal, es obvio, de
claridad perfecta, que esa es una criatura elemental, una criatura que tiene vida no
perceptible para los cinco sentidos, no perceptible para la capacidad intelectiva,
excluida totalmente del proceso
sensorial.
Interesante resulta que en pasos
posteriores se puede llegar a conversar,
platicar con los elementos. Obviamente
en la cuarta vertical hay sorpresas
insólitas; indudablemente la Tierra
Prometida de que nos habla la Biblia es
la misma Cuarta Dimensión, la Cuarta
Vertical de la Naturaleza; el Paraíso
Terrenal es la Cuarta Coordenada, en
tanto que dice: «La Tierra Prometida
donde los ríos de agua pura manan
leche y miel», es precisamente la cuarta
dimensión de nuestro planeta Tierra.
La imaginación creadora nos
trasmite el espejo del Alma. Bien,
desarrollando mediante reglas esotéricas exactas, indubitablemente tendrá la
verificación de lo que aquí estoy afirmando en forma enfática; yo les invito a ustedes
claramente al análisis psicológico, los invito al desarrollo de esa cualidad cognoscitiva
conocida siempre como imaginación; es una facultad extraordinaria.
La imaginación creadora le permite a uno saber por sí mismo que la Tierra es un
organismo vivo.
Me viene en estos momentos a la memoria la afirmación aquella Neo-Platónica de
que el Alma del mundo está crucificada en la Tierra.
Esa Alma del mundo es un conjunto de almas, un conjunto de vidas que palpitan y
tienen realidad. Para las gentes hiperbóreas, los volcanes, los mares profundos, los
metales, las gargantas de las montañas el huracanado viento, el fuego flamígero, las
piedras rugientes, los árboles, no eran sino el cuerpo de los Dioses.
No veían aquellos hiperbóreos en la Tierra algo muerto, para ellos el mundo era algo
vivo, un organismo que tenía vida y la tenía en abundancia.
Entonces se parlaba en el orto purísimo de la Divina Lengua, que como un río de oro
corre bajo la selva espesa del Sol; se sabía tocar la lira, se arrancaba de la lira las más
extrañas sinfonías; todavía no había caldo sobre el pavimento la Lira de Orfeo hecha
pedazos.
Esos eran Otros tiempos, esa era la época de la antigua Arcadia, cuando se rendía
culto a los Dioses de la Aurora, y cuando se festejaba todo nacimiento con fiestas
místicas trascendentales.
Si ustedes desarrollaran en forma eficiente la facultad de la imaginación, no
solamente podrían recordar sus vidas anteriores, sino comprobar en forma específica lo
que aquí con claridad completa estoy expresando didácticamente; mas la imaginación
por sí misma no es más que el primer escalón; un segundo escalón más elevado nos
lleva a la Inspiración.
La facultad de la Inspiración nos permite platicar cara a cara con toda partícula de
vida elemental.
La facultad de nuestra inspiración nos permite sentir en nosotros mismos el palpitar
de cada corazón.
Imaginemos por un momento nuevamente el ejercicio del rosal, si después de todo,
si concluido el meditar en el nacer y en el morir del mismo desaparecieron los leños y
los pétalos de la rosa, queremos saber algo más, necesitamos de la Inspiración. Ha
nacido la planta, ha dado frutos, ha muerto, ¿y después de todo qué? Entonces
necesitamos de la inspiración para saber cuál es el significado de ese nacer y de ese
morir de todas las cosas.
La facultad de la inspiración es todavía más trascendental y necesita un gasto de
energía mayor; se trata de dejar a un lado el símbolo sobre el cual hemos meditado, se
trata de capturar su significado interior, para esto se necesita de la facultad de la
emoción, del Centro Emocional.
El Centro Emocional viene pues a valorizar el trabajo esotérico de la meditación; el
Centro Emocional nos permite sentirnos inspirados, y luego, inspirados, conoceremos el
significado del nacer y el morir de todas las cosas.
Con la imaginación podríamos verificar la realidad de la existencia interior; con la
inspiración podríamos capturar el significado de la existencia, su motivo, su causa, su
¿por qué? .
La Inspiración y La Intuición
P lanteado este tema en una conferencia publica explicada por el V.M. Samael Aun
Weor, surgieron las siguientes preguntas del distinguido auditorio.
P.- Maestro, me gustaría saber si existe alguna diferencia entre intelecto y mente.
R.- Pues el intelecto y la mente en el fondo son lo mismo. Pero la mente no cultivada no
es intelecto, la mente cultivada es intelecto. Alguien podría ser muy inteligente y sin
embargo no poseer intelecto. Así pues, no hay diferencia substancial sino accidental;
distíngase entre potencia y accidente de acuerdo con la lógica formal.
P.- ¿Qué representa la esfinge con la mitad del cuerpo en forma de animal y la cara
de hombre?
R.- El rostro representa el Mercurio de la Filosofía Secreta, el esperma sagrado de
donde sale el hombre verdadero. En cuanto a las alas, obviamente representan al
Espíritu. La esfinge es importantísima, se sacó de la Atlántida, la usaban en la
universidad de la Atlántida los miembros de la Sociedad Akaldán; esa Sociedad de
Akaldán tenía siempre la esfinge allí para representarnos al hombre, para representar el
camino que conduce a la liberación final.
Originalmente la cabeza de la esfinge
tiene una corona de nueve puntas de acero
que representa a la Novena Esfera, el sexo;
tiene un báculo en su garra derecha, en su
mano la espada flamígera (originalmente,
claro, ya la actual está despojada de todo
eso, pero originalmente tiene todo eso).
Significa el camino esotérico, el camino
sagrado que hay que hacer, los misterios
que hay en la Novena Esfera, el sexo, el
trabajo con los cuatro elementos de la
Naturaleza dentro de nosotros mismos,
aquí y ahora para poder fabricar los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser y
convertirse en un hombre verdadero. Pero en esto hay que distinguir entre la rueda que
gira incesantemente del Arcano 10 del Tarot (que es la Rueda del Samsara) y la esfinge.
La Rueda del Samsara significa la Evolución y su hermana gemela la Involución; por la
derecha Anubis evolucionante, por la izquierda Tiphon involucionante.
La esfinge está sobre la rueda, ella es el camino de la revolución de la conciencia;
nosotros debemos meternos por el camino de la revolución en marcha, de la rebeldía
psicológica, ese es el camino que nos lleva a la revolución final; tenemos que apartarnos
de la Evolución y de la Involución y meternos por la senda de la revolución en marcha,
ser revolucionarios, ser rebeldes.
Si es que queremos realmente llegar a la liberación necesitamos de la gran rebeldía
psicológica.
P.- Maestro, yo creo que todos hemos oído hablar, y hasta aparece en los periódicos,
sobre el cinturón de la muerte que se encuentra en el Atlántico. Nos podría explicar qué
fenómenos pasan en esto.
R.- El triángulo aquel que hay por ahí en las Antillas, en el Atlántico. Hay una zona
donde muchos aviones se han perdido, penetran con facilidad en la cuarta vertical. En
tales casos es una perforación muy natural por donde en muchas épocas se han metido
en la cuarta vertical.
La cuarta vertical está perforada, es muy natural eso; en esa zona hay perforaciones, por
eso muchas gentes, navíos, se han perdido en esa zona, se sumergen dentro de la cuarta
vertical, siguen viviendo en la cuarta vertical.
P.- ¿No hay forma de salir?
R.- Pues mejor ni salir de ahí, ¿para qué?
P.- ¿Con cuerpo físico?
R.- Con cuerpo de carne y hueso y todo; no te vayas a meter por ahí. Ahora, si tú
quieres ir a vivir en la cuarta vertical, no te aconsejo que vayas.
P.- ¿No dice usted que es mejor no salir?
R.- Bueno, es dificil, porque después que la cuarta vertical se lo traga a uno, pues es
mejor si se queda viviendo allí, y quien vive en la cuarta vertical, vive bien; allá puede
comer, puede dormir, se puede vivir lo mismo, normal, iluminados por la luz del Sol; se
encuentra con que allá hay razas humanas.
La gente no vive solamente aquí, hay mucha gente que vive en la cuarta vertical; hay
una raza muy hermosa, sobre todo, que me ha gustado mucho.
P.- Cuando decimos que "debemos dominar a la mente", ¿quién la debe dominar?
R.- La Esencia; la Esencia, la Conciencia, debe dominar a la mente.
P.- Entonces, ¿despertando Conciencia tenernos más poder sobre la mente?
R.- Naturalmente que sí, si nos hacemos conscientes de lo que hay de inconsciente en
nosotros. Así pues, se hace urgente,
inaplazable, domeñar la mente,
platicar con ella, recriminarla,
azotarla con el látigo de la
voluntad, hacerla obedecer. Esto
pertenece a la Segunda Joya del
Dragón Amarillo. Como les dije, yo
estuve reencarnado en la China
antigua y me llamé Chou Li: fui
Iniciado en la Orden del Dragón
Amarillo, tengo orden de entregar
las Siete Joyas del Dragón
Amarillo.
Ante todo no debemos identificarnos con la mente, si es que queremos sacar,
verdaderamente, el mejor partido de la segunda joya; porque si nosotros nos sentimos
mente, si digo "estoy razonando", "estoy pensando", entonces estoy afirmando un
adefesio y no estoy de acuerdo con la Doctrina del Dragón Amarillo, porque el Ser no
necesita del pensar, el Ser no necesita del razonar, quien razona es la mente; el Ser es el
Ser y la razón de ser del Ser es el mismo Ser; él es lo que es, lo que siempre será; él es
la vida que palpita en cada átomo, como palpita en cada Sol.
Así pues, lo que piensa no es el Ser, quien razona no es el Ser. Nosotros no tenemos
encarnado todo el Ser, pero si tenemos encarnada una parte del Ser: es la Esencia, el
Buddhata, eso que hay de Alma en nosotros; lo anímico, el material psíquico. Es
necesario, pues, que esta Esencia viviente se imponga sobre la mente.
P.- Maestro, ¿quiere decir, entonces, que lo que se analiza es el “Yo”, los “Yoes”?
R.- Así es, porque los “Yoes” no son sino formas de la mente, formas mentales que hay
que desintegrar, reducir a polvareda cósmica.
P.- En ese caso, si desintegramos los “Yoes”, ¿dejamos de analizar y de razonar?
R.- ¡Pues claro está que sí! Aunque podría darse el caso de que alguien disuelva los
“Yoes”, los elimine; podría darse el caso de que ese alguien, además de disolver los
“Yoes”, se fabrique un Cuerpo Mental; obviamente, adquiere individualidad intelectual,
empero tiene que liberarse hasta del mismo Cuerpo Mental; porque el mismo Cuerpo
Mental, por muy perfecto que sea también razona, también piensa y la forma más
elevada de pensar es no pensar; mientras se piense, no se está en la forma más elevada
de pensar.
P.- Maestro: nos indicaron que también se podía meditar en los opuestos; que si
tengo en la mente a una joven bonita, debo entonces colocarle una joven fea y si veo
una flor, colocarle una flor marchita... ¿Así puedo disiparla? ¿Es posible también
aquietar la mente, no a la fuerza sino esperar a que se aquiete espontáneamente?
R.- Todo eso que tú estás exponiendo no es otra cosa que "fragmentos de una
Enseñanza Desconocida". Lo que va más al fondo de esto, es lo que estoy enseñando.
Así, por ejemplo, ¿nos asalta un pensamiento de odio, un pensamiento malvado? Pues
hay que tratar de comprenderlo, tratar de ver su antítesis, que es el amor. Si hay amor,
¿por qué ese odio, con qué objeto? ¿Surge, por ejemplo, el recuerdo de un acto
lujurioso? Pasar por la mente el cáliz sagrado y la santa lanza y decir: ¿Por qué he de
profanarlos con mis pensamientos morbosos?
En la síntesis, pues, está la clave (saber buscar siempre la síntesis), porque de la tesis
hay que pasar a la antítesis, pero la verdad no se encuentra ni en la tesis ni en la
antítesis: en la antítesis y en la tesis hay discusión y el resultado de la discusión es la
solución. Eso es lo que exactamente se quiere: Afirmación, Negación, Discusión,
Solución... Afirmación de un mal
pensamiento; negación del mismo,
mediante la comprensión de su
opuesto; discusión: hay que discutir
qué es lo que tiene de real el uno y el
otro, hasta llegar a la sabiduría y dejar
la mente quieta, en silencio.
Así es como se debe practicar; todo
eso es una parte, pues, de las prácticas
conscientes, de la observación de lo
que hay de no atento. Pero
simplemente si decimos que "al
recuerdo de una persona alta le
oponemos enfrente a una persona bajita y adiós", no está correcto; lo correcto sería decir
que "lo alto y lo bajo no son sino dos aspectos de una misma cosa" y "lo que importa no
es lo alto ni lo bajo, sino lo que hay de verdad tras de todo eso"; lo alto y lo bajo son dos
fenómenos simplemente ilusorios de la mente. Así se llega pues a la síntesis, a la
solución.
P.- Maestro: yo estoy atento a sus explicaciones, ¿pero cuál es la parte que no está
atenta, que no pone atención? Eso es lo que yo no entiendo: trato de liberarme de la
mente; el hecho de que yo esté captando los pensamientos, las imágenes que vienen, que
las esté yo analizando para ver qué dudas tienen, ¿es eso lo que se llama "atención"?
R.- Allí hay atención; pero lo no atento está formado por el subconsciente, por lo
incoherente, por la cantidad de recuerdos que surgen en la mente; por las memorias del
pasado, que asaltan una y otra vez; por los desechos de la memoria, etc.
P.- ¿Y esos hay que rechazarlos?
R.- Ni aceptarlos ni rechazarlos, sino hacerse consciente de lo que hay no atento y así
queda lo no atento, atento en forma natural y espontánea; queda atento lo no atento.
P.- Maestro: ¿esto se puede hacer también en la vida práctica? Cuando viene un mal
pensamiento, ¿se puede hacer la meditación en plena vida diaria?
R.- Claro que sí, lo hace sencillamente el que está práctico, hace de la vida corriente una
continua meditación; no solamente medita en aquellos instantes en que se encuentra en
su casa, o en el Santuario, o en el Lumisial, practicando sino que también puede abarcar
la corriente del diario vivir y su vida la convierte de hecho en una constante meditación.
Así es como realmente, viene la verdad. ¿Hay alguna otra pregunta?
P.- ¿Podemos decir que la mente es el Ego y que la Conciencia es el Alma?
R.- Pues sí, la mente en sí misma es el Ego; pero es conveniente saber que al destruir el
Ego, queda la substancia mental. Puede fabricarse el Cuerpo Mental, pero siempre se
tendrá la mente. Lo importante es liberarse de la mente, hacerse libre de ella, aprender a
funcionar en el Mundo del Espíritu Puro sin la mente; saber vivir en esa corriente del
sonido.
Lo que necesitamos es independizamos, salir de ese calabozo de la materia, porque la
mente es materia; hay que salirse de la materia, vivir en función de espíritus, como
seres, como criaturas felices, más allá de la materia. La materia siempre es grosera;
aunque asuma hermosas figuras, es dolorosa siempre.
Sí, nosotros lo que buscamos es la felicidad, pero la auténtica felicidad no la
encontraremos en la materia, sino en el Espíritu. Necesitamos liberarnos de la mente; la
verdadera felicidad viene a nosotros cuando nos salimos del calabozo de la mente: eso
es lo cierto.
No negamos que la mente pueda
ser creadora de cosas: crea inventos,
maravillas, prodigios, ¿pero acaso
esto nos da la felicidad?, ¿cuál de
nosotros es feliz? Si alguno de
ustedes es feliz, pues que levante el
dedo (a ver, yo quisiera conocerlo).
Nosotros estamos aquí porque
buscamos el verdadero camino que ha
de conducirnos a la felicidad.
Si la mente no nos ha dado la
felicidad, tenemos que saber cómo
evadirnos de la mente y ese es el
objeto de nuestras prácticas y
estudios. ¿Hay alguna otra pregunta?
P.- El llamar la atención del inconsciente por el consciente, ¿pertenece también a la
segunda Joya del Dragón Amarillo?
R.- También, pues, pertenece a la segunda Joya del Dragón Amarillo, eso es obvio. En
nosotros existe, por ejemplo, un tres por ciento de Conciencia y hay un noventa y siete
por ciento de subconsciencia (eso es cierto); entonces lo que tenemos de consciente
debe dirigirse a lo que tenemos de inconsciente o subconsciente, para recriminarle y
hacerle ver que debe convertirse en consciente.
Pero hay necesidad de que la parte consciente recrimine a la parte subconsciente,
para que el subconsciente se haga consciente. Esto de que la parte consciente se dirija a
la parte subconsciente, es un ejercicio muy importante que se puede practicar en la
aurora; así las partes inconscientes, poco a poco, se van volviendo conscientes.
P.- Maestro, eso es algo similar a lo de David contra Goliat: el tres por ciento contra
el noventa y siete por ciento, ¿no es así?
R. -Es que las partes subconscientes no se van a volver conscientes de inmediato; eso es
todo un proceso, un proceso largo, pero al fin se logra. ¿Hay alguna otra pregunta,
hermanos? Como no hay más preguntas, vamos a entrar en meditación.
La Mente Unitotal
¿ Será posible tener mente íntegra, unitotal, no dividida por el proceso de la opción, no
dividida por el proceso de la elección conceptual, una mente incondicionada, una
mente libre de preconceptos, prejuicios y temores? ¡Sí es posible!, más en verdad habrá
que aniquilar los elementos psíquicos o indeseables que cargamos en nuestro interior.
¿Tiene la Gnosis un sistema para aniquilar esos elementos? ¡Sí lo tiene! ¿Cuál?
Habríamos de empezar por la autoobservación psicológica. ¿Aceptan ustedes, acaso,
que tienen una psiquis y una psicología? ¿O creen ustedes que únicamente tienen el
cuerpo físico, sin ningún principio psíquico? Esto sería imposible que fuera así, pues la
Parapsicología ha demostrado los procesos psicológicos existentes en el fondo de
cualquier organismo y tiene métodos experimentales de demostración. A las órdenes de
la Parapsicología está la teoría de los cuantas, está la Hipnología, las percepciones
intencionales o extrasensoriales, los procesos razonativos extracerebrales, etc. Con
evidencias manifiestas (pues obviamente tiene laboratorios de experimentación) la
Parapsicología está revolucionando al mundo. En la misma Rusia, donde la dialéctica
materialista ha servido de base para todos los procesos razonativos intelectivos de los
ciudadanos de Rusia, en estos precisos momentos (según las estadísticas) ha llegado al
mas alto índice de producción de
didáctica parapsicológica, motivo
por el cual la dialéctica materialista
está quedando ya arrinconada por
anticuada y extemporánea.
Nosotros mismos, en Occidente,
hemos entrado en la época de la
Psicología y de la electrónica, en la
época de la energía y de su estudio
en todas sus manifestaciones; hemos
salido de la cuestión meramente
materialista para ingresar en los
estudios de la energía.
Así que, en realidad, hay
métodos que nos permiten integrar la mente, hacerla unitotal. Por eso digo que la
psicotrónica tiene un futuro maravilloso.
Mediante la autoobservación psicológica podemos descubrir nuestros defectos (no
está de más decir que cada uno de ellos se encuentra representado por algún agregado
psíquico). Cuando uno vive alerta y vigilante, como el vigía en época de guerra; cuando
uno se auto-observa psicológicamente, de instante en instante, puede auto-descubrirse.
Es indubitable que en la interrelación los defectos escondidos afloran espontáneamente,
y si estamos alertas, entonces los vemos. Defecto descubierto debe ser enjuiciado
analíticamente, si es que queremos desintegrarlo atómicamente. Ahí es donde,
precisamente, entra en juego el Análisis Transaccional y el Análisis Estructural.
Al descubrir en sí mismos algún defecto psicológico, tenemos que analizarlo
estructuralmente, usando, obviamente, el bisturí de la autocrítica. Se hace necesario el
análisis de las estructuras psicológicas o parapsicológicas. ¿Cuál es, por ejemplo, la
estructura psicológica de un agregado cualquiera, ya sea éste de ira, de codicia, de
lujuria, de envidia, de orgullo, de pereza o de gula? Habrá que observarlo: ¿cómo se
comporta en el Centro Intelectual, cuáles son sus razonamientos? ¿De qué manera
procede en el centro del corazón, es decir, en el Centro Emocional? ¿Cuáles serían sus
sentimientos o emociones? ¿Cómo se caracteriza en el Centro Motor Instintivo Sexual?
El Análisis Estructural nos permitirá conocer, perfectamente, las estructuras de
cualquier agregado psíquico descubierto en acción. Una vez que estas estructuras han
sido debidamente comprendidas, entonces pasaremos al Análisis Transaccional.
Así como existen las transacciones bancarias, comerciales etc., así también existen
las transacciones psicológicas. ¿Cómo se comportaría este o aquel agregado ya
descubierto en relación con los otros que poseemos en el interior de nuestra psiquis? Por
ejemplo, si es un agregado de ira, ¿cómo actuaría este agregado?, ¿cuál sería su modo
de comportarse en relación con los otros agregados que poseemos dentro: codicia,
lujuria, pereza, envidia, orgullo, gula, etc.? ¿Con qué otros agregados se asociarían?
¿Con la codicia tal vez? En este caso tendríamos un envidioso iracundo manifestándose.
¿O con la envidia tal vez? En este otro caso tendríamos un envidioso iracundo. ¿Y si es
con la lujuria? Entonces sería un “Yo” colérico sexual.
El Análisis Transaccional es necesario cuando se quiere comprender cualquier
agregado. Incuestionablemente, los análisis estructural y transaccional nos permiten
comprender íntegramente cualquier agregado.
Una vez comprendido tal o cual agregado, tenemos que apelar a ese Fohat
trascendente y trascendental citado por los yoguis indostanés (me refiero, en forma
enfática, a la Kundalini Shakti). Los alquimistas medievales denominaron (a tal fohático
poder) con el místico nombre de Stella Maris; también se le alegorizó, en las religiones
del pasado, como la Isis morena (en el viejo
Egipto de los Faraones), "a quien ningún
mortal ha levantado el velo", o como la
Tonantzin en nuestra tierra mexicana, o como
la casta Diana entre los griegos, o como Rea
en el norte de La Meca, o como Cibeles en la
Isla de Creta, o como María o Marah (el eterno
femenino) entre los Gnósticos del cristianismo
primitivo.
No ignoró, el pueblo Náhuatl, la existencia
de ese Fohat. Recordemos que las
civilizaciones de la América precolombina
fueron serpentinas y que ese Fohat es,
precisamente, la serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes, que se encuentra latente
en toda materia orgánica e inorgánica. Si nosotros nos concentramos en ese Fohat
suplicando una respuesta, implorando acción, pueden ustedes estar seguros que esta no
demoraría, y Kundalini Shakti (como le dicen los yoguis) destruiría el agregado
psíquico en cuestión, lo reduciría a polvareda cósmica.
Empero, no está de mas afirmar que se hace necesario, primero, segregar (o separar)
cualquier agregado, antes de su disolución total. Si procedemos así, correctamente,
podremos entonces desintegrar en forma didáctica y dialéctica todo ese conjunto de
elementos indeseables dentro de los cuales se halla enfrascada la mente. Quebrantando
tales elementos y sub-elementos, podremos liberar la mente. Así es como, en realidad,
llegaremos a poseer una mente íntegra, unitotal, individual.
Quien posee una mente así (unitotal), de hecho es un mutante. En la mente hay una
reserva de inteligencia natural, cósmica, que nosotros debemos utilizar. Los valores de
la inteligencia se hallan depositados en la mente, más debemos hacer una plena
diferenciación entre lo que es la mente y lo que es la inteligencia.
En realidad de verdad, no sería posible liberar la mente si no estudiamos y
comprendemos, previamente, los diversos mecanismos de la misma. Los fenómenos
parapsicológicos extraordinarios, se logran cuando se tiene mente de tipo integral. La
mente dispersa jamás podrá producir fenómenos extraordinarios de tipo
parapsicológico.
Al hablar de Parapsicología, conviene primero que todo hablar sobre la mente.
Muchos creen que poseen mente libre, que son dueños de su propia mente, y se
equivocan. Absurdo es suponer que se tiene mente libre cuando ésta, en sí misma y por
sí misma, está enfrascada entre la multiplicidad de agregados psíquicos que poseemos.
Necesitamos liberarla y esto solamente es posible quebrantando los agregados
psíquicos.
En la mente (ya dije está la reserva cósmica de la inteligencia, más no es posible
utilizar tal reserva cuando la mente está dispersa. Urge, primero que todo, integrarla. Si
alguien consigue la integración de la mente, logra (por lo mismo) usar sabiamente los
valores inteligentes contenidos en la misma. Así que, en realidad de verdad, la
inteligencia es un principio universal que se encuentra depositado en cualquier
funcionalismo mecánico. Sería inconcebible la mecánica universal sin valores
inteligentes o principios inteligentes.
Decía en otra plática, y ahora lo repito, que existen tres aspectos psicológicos
definidos: identidad, valores e imagen. Cada uno de nosotros tiene esos tres aspectos.
Existe la identidad, valores e imagen en forma positiva, e identidad, valores e imagen en
forma negativa. La identidad, los valores y la imagen, lo vemos en un mutante. Los
valores de un mutante son reales, los valores de
quienes todavía tienen la mente enfrascada
entre los diversos agregados psíquicos, resultan
mediocres. Hay, pues, dos clases de gentes:
quienes tienen la mente dispersa y quienes
tienen mente concentrada (eso es ostensible).
Obviamente, quienes ya desintegraron los
agregados psíquicos, poseen valores cósmicos
estrictamente divinales (esos son los mutantes),
pero quienes no han desintegrado los agregados
psíquicos, tienen la mente enfrascada,
condicionada, y sus valores son negativos. Por
eso bien vale la pena desintegrar los elementos
psíquicos indeseables para liberar la mente. Si se logra esto, la reserva de inteligencia se
expresará a través de nosotros y pensaremos como verdaderos mutantes.
En nombre de la verdad, conviene decir, claramente, que la mente es un instrumento
maravilloso cuando está integrado. Por estos tiempos se ha hablado mucho sobre
Dinámica Mental; hay quienes suponen la mente en sus actuales condiciones, y
activándola, nos convierte en superhombres. Ciertamente, quienes eso afirman, ignoran
que la mente está enfrascada en la multiplicidad de agregados psíquicos inhumanos que
en nuestro interior cargamos. ¿Cómo podría existir Dinámica Mental verdadera cuando
la mente está enfrascada? La Dinámica Mental es posible, pero sólo para una mente
emancipada, integrada, individualizada, perfecta.
Los diversos sistemas de pedagogía existentes en el mundo, resultan ya
extemporáneos. Se necesita ahora un nuevo sistema pedagógico que nos permita
actualizar o hacernos conscientes de los conocimientos que están depositados en la
mente. Ya dije que en la mente hay una reserva de inteligencia; no está de más aclarar
que poseemos muchos conocimientos que ignoramos y que están latentes en esa reserva
de inteligencia. Los sistemas pedagógicos del futuro deberían encaminarse a hacernos
conscientes de ciertos conocimientos que tenemos latentes en la mente.
La Mente Universal
IMAGINACION Y VOLUNTAD
EPIDEMIAS MENTALES
Si un hombre piensa tanto en sentido bueno como malo, las ondas que emanan de su
mente llegarán al cuerpo mental de cada individuo. Las ondas mentales se propagan por
todas partes. Cuando las ondas son de sabiduría y amor, benefician a todos aquellos que
las reciben. Cuando las ondas están impregnadas con la devoción y veneración hacia
Dios, llevan paz y consuelo a todos aquellos que están en sufrimiento. Las ondas
mentales venenosas dañan la mente ajena. Las ondas mentales de odios, envidias,
codicia, lujuria, orgullo, pereza, gula, etc., producen epidemias mentales. Las ondas
mentales perversas envenenan con su radiactividad a muchas mentes débiles. El caso de
"los rebeldes sin causa" es un buen ejemplo de lo que son las epidemias mentales. Los
"rebeldes sin causa" se han convertido en una plaga mala y dañosa. La causa de esta
epidemia mental debemos buscarla en la imaginación mal usada.
Los salones de cine exhiben películas de bandidos y pistoleros que luego se graban
en la mente de los jovencitos. Los padres de familia regalan a sus niños; pistolas,
carritos de guerra, cañoncitos, soldaditos de plomo, ametralladoras de juguete, etc., etc.
Todo esto se refleja con fuerza en la imaginación de niños y adolescentes. Vienen luego
las revistas y cuentos de ladrones y policías, las revistas pornográficas, etc. El resultado
de todo ésto no se hace esperar, y al
poco tiempo, el niño, el adolescente se
convierte de hecho en el rebelde sin
causa, y más tarde, en el ladrón, en el
bandido profesional, en el timador, etc.
HIGIENE MENTAL
PRACTICA
E s claro que nos toca irnos independizando cada vez más y más de la mente. La
mente, ciertamente, es un calabozo, una cárcel donde todos estamos prisioneros;
necesitamos evadirnos de esa cárcel si es que realmente queremos saber qué cosa es la
libertad, esa libertad que no es del tiempo, esa libertad que no es de la mente.
Ante todo debemos considerar a la mente como algo que no es el Ser. La gente
desafortunadamente, está muy identificada con la mente y dice: "Estoy pensando", se
siente siendo mente.
Hay escuelas que se dedican a fortificar la mente, dan cursos por correspondencia,
enseñan a desarrollar la fuerza mental, etc. Todo eso es absurdo; no es fortificando los
barrotes de la prisión donde estamos metidos, lo indicado; lo que necesitamos es
destruir esos barrotes para conocer la verdadera libertad que, como les he dicho a
ustedes, no es del tiempo. Mientras estemos entre la cárcel del intelecto seremos
incapaces de experimentar la verdadera libertad.
La mente, en sí misma, es una cárcel muy dolorosa; nadie ha sido feliz con la mente
hasta la fecha. ¿Cuándo han conocido al primer
hombre feliz con la mente? La mente hace
desdichadas a todas las criaturas, las hace infelices:
los momentos más dichosos que hemos tenido
todos en la vida, han sido siempre en ausencia de la
mente. Ha sido un instante, sí, pero que ya no se
nos podrá olvidar nunca, en tal segundo hemos
sabido lo que es la felicidad (pero ha durado sólo
un segundo...).
La mente no sabe qué cosa es felicidad, ella es
una cárcel. Hay que aprender, pues, a dominar la
mente; no la ajena, sino la propia; dominarla si es
que queremos independizarnos de ella. Se hace
necesario, se hace indispensable aprender a mirar
la mente como algo que debemos dominar, como
algo, digamos, que hay que amansar.
Recordemos al Divino Maestro Jesús, entrando
a la Jerusalén Celestial, montado en su borrico en Domingo de Ramos; ese borrico es la
mente que hay que someter; debemos montar en él, no que él monte en nosotros.
Desgraciadamente, la gente es víctima, el burrito monta sobre la gente; la pobre gente
no sabe montar en el burrito (es un burrito, dijéramos, demasiado torpe y hay que
dominarlo, si es que verdaderamente queremos montar en él).
Durante la meditación, debemos platicar con la mente; si alguna duda se atraviesa,
necesitamos hacerle la disección a la duda. Cuando una duda ha sido debidamente
estudiada, cuando se le ha hecho la disección, no deja en nuestra memoria rastro alguno,
desaparece; pero cuando una duda persiste, cuando queremos nosotros únicamente
combatirla, incesantemente, entonces se forma un conflicto.
Toda duda es un obstáculo para la meditación, pero no es rechazando las dudas como
vamos a eliminarlas; es haciéndoles la disección, para ver qué es lo que esconden de
real. Cualquier duda que persista en la mente, se convierte en una traba para la
meditación entonces hay que analizar, descuartizar, reducir a polvo la duda.
No combatiéndola, no, sino abriéndola con el escalpelo de la autocrítica, haciéndole
una disección rigurosa, implacable; sólo así vendremos a descubrir qué es lo que había
de importante en la duda y qué es lo que no había de importante en la duda y qué era lo
que había de real en la duda y qué de irreal.
Así pues, las dudas a veces sirven para aclarar conceptos. Cuando uno elimina una
duda mediante el análisis riguroso, cuando le hace la disección, descubre alguna verdad;
de tal verdad, viene algo más profundo: más sapiencia, más sabiduría. La sabiduría se
elabora, pues, sobre la base de la experimentación directa, sobre la experimentación
propia, sobre la base de la meditación profunda.
Hay veces que necesitamos, repito, platicar con la mente; porque muchas veces,
cuando queremos que la mente esté quieta, cuando queremos que la mente esté en
silencio, ella persiste en su necedad, en su parloteo inútil, en una lucha de antítesis.
Entonces es necesario interrogar a la mente, decirle "pero bueno, ¿qué es lo que tú
quieres?"
Si la meditación es profunda, puede surgir en nosotros alguna representación; en esa
representación, en esa figura, en esa imagen, está la respuesta.
Debemos entonces platicar con la mente y hacerle ver la realidad de las cosas,
hacerle ver que su respuesta está equivocada, hacerle ver que sus preocupaciones son
inútiles y el motivo por el cual son inútiles, y al fin la mente queda quieta, en silencio.
Mas si notamos que no surge la iluminación todavía, que aún persiste en nosotros el
estado caótico, la confusión de la mente con su lucha y su parloteo incesante, entonces
tenemos que llamarla nuevamente al orden, interrogarla: "Bueno, ¿qué es lo que tú
quieres?” Decirle: "¿Qué es lo que tu
andas buscando, por qué no me dejas en
paz?" Hablar claro, platicar con la mente
como si fuera un sujeto extraño, porque
ciertamente, ella es un sujeto extraño,
ella no es el Ser; entonces hay que
tratarla como a un extraño, hay que
recriminarla, hay que regañarla.
Los estudiantes del Zen avanzado,
acostumbran el Yudo; pero el Yudo
Psicológico de ellos no ha sido
comprendido por los turistas que llegan al Japón. Ver por ejemplo a los monjes
practicando el Yudo, luchando unos contra otros, parecería como un ejercicio
meramente físico, mas no lo es. Cuando ellos están practicando el Yudo, realmente casi
no se están dando cuenta del cuerpo físico; su lucha va realmente dirigida a dominar su
propia mente; el Yudo en el que se hayan combatiendo, es contra la propia mente de
cada uno.
De manera que el Yudo Psicológico tiene por objeto: someter la mente, tratarla
científicamente, técnicamente, con el objeto de someterla. Desgraciadamente los
occidentales, que solamente ven la cáscara del Yudo, como siempre superficiales y
necios, tomaron el Yudo como defensa personal, física y se olvidaron de los principios
Zen y Chan, eso ha sido verdaderamente lamentable. Es algo muy semejante a lo que
sucedió con el Tarot.
Ustedes saben que en el Tarot está toda la sabiduría antigua, ustedes saben que en el
Tarot están todas las leyes cósmicas y de la naturaleza. Por ejemplo, un individuo que
habla contra la Magia Sexual, está hablando contra el Arcano 9 del Tarot; por lo tanto,
se está echando encima un Karma horrible; un individuo que hable a favor, dijéramos,
del dogma de la evolución, que quiere esclavizar las mentes ajenas con el dogma de la
evolución, está quebrantando la ley del Arcano 10 del Tarot y así sucesivamente; el
Tarot es el patrón de medidas para todos, como lo dije en mi libro titulado "El Misterio
del Áureo Florecer".
Termino diciendo que los autores son libres de escribir lo que quieran, muy libres,
pero que no olviden el patrón de medidas, el Tarot, el "libro de oro", si es que no
quieren violar las leyes cósmicas y caer bajo la Ley de la Katancia, el Karma superior.
Quienes defienden el dogma de la evolución, están quebrantando las leyes del Arcano
diez del Tarot.
Bueno, después de esta pequeña disgreción, quiero decirles a ustedes que este Tarot
tan sagrado, tan sapiente, se convirtió en un juego de "Póker", en los distintos juegos de
naipes que hay para divertir a la gente; se olvidó la gente de sus leyes, de sus principios.
Las piscinas sagradas de los templos de la antigüedad, de los Templos de Misterios, se
convirtieron hoy en albercas para bañistas; el toreo, ciencia profunda, ciencia taurina de
los antiguos Misterios de Neptuno, en la Atlántida, se convirtió hoy en el circo vulgar
de toros.
Así pues, no es extraño que el Yudo Zen o Chan, que tiene por objeto, precisamente,
someter a la mente propia en cada uno de sus
movimientos y jugadas, haya degenerado, haya perdido
sus principios en el mundo occidental y se haya
convertido nada más que en algo profano, que sólo se
usa hoy para la defensa personal.
Miremos el aspecto psicológico del Yudo, no quiero
decirles a ustedes que yo voy a enseñarles Yudo físico,
porque ni yo mismo lo práctico, pero sí estoy
enseñándoles el Yudo Psicológico.
Se necesita dominar a la mente; la mente tiene que
obedecer, hay que recriminarla fuertemente para que
obedezca... ¿Cómo es posible que estando nosotros en
una práctica de meditación, en instantes en que
buscamos la quietud, mas se impone ella, no quiere
estarse quieta? Hay que saber por qué no quiere
quedarse quieta, hay que interrogarla, hay que
recriminarla, hay que azotarla, hacerla obedecer, es un
borrico terco, torpe, que hay que domeñar.
Esto no lo ha enseñado Krishnamurti, tampoco lo ha
enseñado el Zen o el Chan: esto que les estoy diciendo,
pertenece a la Segunda Joya del Dragón Amarillo, a la
segunda joya de la sabiduría. Dentro de la primera joya podemos incluir al Zen, pero la
segunda joya no la explica el Zen, aunque sí tenga los prolegómenos con su yudo
psicológico. La segunda joya implica la disciplina de la mente, dominándola,
azotándola, regañándola; la mente es un borrico insoportable que hay que amansar.
Así pues, durante la meditación tenemos que contar con muchos factores, si es que
queremos llegar a la quietud y al silencio de la mente. Necesitamos estudiar el desorden,
porque solamente así, nosotros podemos establecer el orden; hay que saber qué es lo
que existe en nosotros de atento y que es lo que hay en nosotros de desatento. Siempre
que entramos en meditación, nuestra mente está dividida en dos partes: la parte que
atiende, la parte atenta y la parte desatenta; no es a la parte atenta a la que tenemos que
poner atención, sino precisamente a lo que hay de desatento en nosotros.
Cuando nosotros logramos comprender a fondo lo que hay de desatento en nosotros
y estudiamos los procedimientos para que lo desatento se convierta en atención,
habremos logrado la quietud y el silencio de la mente. Pero tenemos que ser juiciosos en
la meditación, enjuiciarnos a sí mismos, saber qué es lo que hay de desatento en
nosotros; necesitamos hacernos conscientes de aquello que existe de desatento en
nosotros.
El Ser no necesita pensar; él es lo que siempre ha sido, lo que siempre será. Así pues,
en síntesis, hay que subyugar a la mente, azotarla, interrogarla; no necesitamos someter
mentes ajenas, porque eso es magia negra; no necesitamos dominar la mente de nadie,
porque eso es brujería de la peor clase; lo que necesitamos nosotros es someter a nuestra
propia mente, dominarla.
Durante la meditación repito, hay dos partes: aquella que está atenta y aquella que
está desatenta; necesitamos hacernos conscientes de lo que hay de desatento en nosotros
y haciéndonos conscientes, podemos evidenciar que la desatención tiene muchos
factores.
Vamos a analizar alguno de esos factores. Duda: hay muchas dudas, son muchas las
dudas que existen en la mente humana. ¿De dónde vienen las dudas de la mente?
Veamos, por ejemplo, el ateísmo, el materialismo, el escepticismo. Si los
descuartizamos vemos que existen muchas formas de escepticismo, muchas formas de
ateísmo, muchas formas de materialismo. Existen personas que se dicen "ateos",
"materialistas"; sin embargo, le temen por ejemplo a las hechicerías, a las brujerías;
respetan a la naturaleza, saben ver a Dios en la naturaleza, pero a su modo. Cuando se
les platica sobre asuntos espirituales o religiosos, se declaran "ateos", "materialistas"; su
ateísmo es una forma nada más que
incipiente... Hay otra forma de
materialismo y ateísmo: el del tipo
marxista-leninista, incrédulo, escépticos.
En el fondo, algo busca ese materialista-
ateísta; quiere sencillamente desaparecer,
no existir, aniquilarse íntegramente; no
quiere saber nada de la Monada divina, la
odia. Obviamente, al proceder así, se
desintegrará como él quiere (es su gusto);
dejará de existir, descenderá a los Mundos
Infiernos, hacia el centro de gravedad del planeta; ese es su gusto: autodestruirse.
Perecerá, sí, la Esencia se liberará, retornará a nuevas evoluciones y pasará por nuevas
involuciones; volverá, una y otra vez, en distintos ciclos de manifestación, a caer en el
mismo escepticismo y materialismo, pero a la larga aparece el resultado. ¿Cuál? Cuando
el día en que definitivamente, se cierran todas las puertas: cuando los tres mil ciclos se
agotan, entonces la Esencia se absorbe en la Monada y a su vez, entra al seno del
Espíritu Universal de Vida, pero sin Maestría.
¿Qué era lo que quería realmente esa Esencia, qué era lo que buscaba con su ateísmo,
con su materialismo; cuál era su anhelo? Su anhelo era rechazar la Maestría; en el
fondo, eso era lo que quería. Lo consigue, lo logra, pero al fin termina como una Chispa
Divina sin Maestría. Así pues, las formas del escepticismo son variadas... Hay gente que
se dice "católica, apostólica y romana"; sin embargo, en sus exposiciones son
crudamente materialistas y ateístas, pero van a misa los domingos, comulgan y se
confiesan, esa es otra forma de escepticismo y de materialismo.
Si analizamos todas las formas habidas y por haber de escepticismo y materialismo,
descubrimos que no hay un solo escepticismo, no hay un solo materialismo; la realidad
es que son millones de formas de escepticismo y de materialismo y son millones,
sencillamente porque son mentales, cosas de la mente; es decir, el escepticismo y el
materialismo son de la mente y no del Ser.
Cuando alguien ha pasado más allá, de la mente, se ha hecho consciente de la
verdad, que no es del tiempo. Obviamente, no puede ser ni materialista, ni ateísta. Aquel
que alguna vez ha escuchado el Verbo que está más allá del tiempo, más allá de la
mente... El ateísmo es de la mente, pertenece a la mente, es como un abanico; todas las
formas de materialismo y ateísmo, semejan un gran abanico, (¡son tantas, tan variadas:
es el "abanico" de la mente!); pero lo que hay de real está más allá de la mente.
El ateísta, el materialista, es ignorante, jamás ha escuchado el Verbo, nunca ha
conocido la palabra divina, jamás ha entrado en "la corriente del sonido". Así pues, es
en la mente donde se gesta el ateísmo y el materialismo; son formas de la mente, formas
ilusorias que no tienen ninguna realidad; lo que verdaderamente es real, no pertenece a
la mente; lo que ciertamente es real, está más allá de la mente. Independizarnos de la
mente, es importante para conocer lo real; no para conocerlo intelectualmente, sino para
experimentarlo real y verdaderamente.
Así pues, al poner atención a lo que hay de desatento, podemos ver distintas formas
de escepticismo, de incredulidad, de dudas, etc. Ya viendo cualquier duda, de cualquier
especie, hay que descuartizarla, hacerle la disección para ver qué es lo que tiene de
verdad, y una vez que la hemos descuartizado totalmente, la duda desaparece, no
dejando en la mente rastro alguno, no dejando en la memoria ni la más insignificante
huella.
Cuando observamos, pues, lo que hay
de no atento en nosotros, vemos también la
lucha de antítesis en la mente; es entonces
cuando hay que descuartizar a esas
antítesis, para ver qué es lo que tienen de
verdad las antítesis: recuerdos, emociones,
deseos o preocupaciones que se ignoran,
que no se sabe de dónde vienen, por qué
vienen.
Cuando juiciosamente vemos que hay
necesidad de llamar la atención de la
mente, hay un punto máximo en que uno se
ha cansado, en que la mente ya no quiere
obedecer en ninguna forma; entonces no
queda más que recriminarla, hablarle fuertemente, tratarla frente a frente, cara a cara,
como a un sujeto extraño e inoportuno; azotarla con el látigo de la voluntad,
recriminarla con la palabra dura, hasta hacerla obedecer; hay que platicar con la mente
muchas veces, para que entienda; si no entiende, pues hay que llamarla al orden
severamente.
No identificarse con la mente, es indispensable. Así, al azotar a la mente,
subyugándola, dominándola, si ella reacciona con violencia, pues volveremos nosotros a
azotarla; así nosotros nos salimos de la mente y llegamos a la verdad, a aquello que
ciertamente no es del tiempo.
Cuando nosotros logramos asomarnos a eso que no es del tiempo, podemos
experimentar un elemento que transforma radicalmente. Existe cierto elemento
transformador que no es del tiempo, que solamente se puede experimentar, repito,
cuando salimos de la mente; cuando experimentamos ese elemento transformador,
luchamos intensamente hasta conseguir la autorrealización íntima del Ser.
Una y otra vez necesitamos independizarnos de la mente y entrar en "la corriente del
sonido", en el Mundo de la Música, en el mundo donde resuena la palabra de los
Elohim, donde reina ciertamente la verdad; pero mientras estemos embotellados entre la
mente, ¿qué podemos saber de la verdad, lo que otros dicen? ¿Pero qué sabemos
nosotros? Lo importante no es lo que otros dicen, sino lo que nosotros experimentamos
por sí mismos. Nuestro problema está, pues, en cómo salirnos de la mente; nosotros
necesitamos ciencia, sabiduría para emanciparnos.
Así pues, mis caros hermanos, espero que todos ustedes, hagan dijéramos conciencia
de lo que existe de no atento en ustedes; que sean capaces de hacerle la disección a
cualquier duda, que sean capaces de dominar la mente, de platicar cara a cara con ella,
de recriminarla. El objetivo de nosotros es buscar la quietud y el silencio mental;
cuando creemos que la mente está quieta, cuando creemos que está en silencio y sin
embargo no viene a nosotros ninguna experiencia divina, es porque no está quieta la
mente, ni en silencio; en el fondo ella está parloteando.
Entonces nosotros, a través de la meditación, tenemos que platicar con ella,
recriminarla, interrogarla para ver qué es lo que quiere; que conteste, que explique qué
quiere; decirle: "Mente, ¿por qué no te estas quieta, por qué no me dejas en paz? ¿Qué
es lo que tú quieres?" Ella dará alguna respuesta; nosotros le contestaremos con otra
explicación, tratando de convencerla; pero si no quiere convencerse, no quedará más
remedio que someterla por medio de la recriminación y el látigo de la voluntad.
Esto pertenece a la Segunda Joya del Dragón Amarillo. El Zen sólo abarca la primera
joya; estos conocimientos que les estoy dando, pertenecen a la segunda joya.
BIBLIOGRAFÍA
CONSULTADA Y RECOMENDADA
CUADERNOS ANTERIORES
PRÓXIMO CUADERNO:
EL DESPERTAR DE LA CONCIENCIA