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ECONOMÍA Y MEDIO AMBIENTE

La economía esta compuesta por una serie de disposiciones de naturaleza


tecnológica, legal y social a través de las cuales los individuos que integran una
sociedad tratan de aumentar su bienestar material y espiritual. Las dos funciones
económicas básicas que realiza una sociedad son la producción y el consumo. La
producción comprende todas aquellas actividades que determinan la cantidad de
bienes y servicios producidos y los medios técnicos y organizativos que la hacen
posible. El consumo tiene que ver con el modo en que esos bienes y servicios se
dividen o distribuyen entre los individuos y los grupos que forman la sociedad.
Todo sistema económico se encuentra dentro de, y esta rodeado por, el mundo
natural, y sus procesos y cambios están, por supuesto, sometidos a las leyes de la
naturaleza. Además, las economías explotan de forma directa todo tipo de activos
naturales. Una de las funciones que desempeña la naturaleza es proveer las
materias primas y la energía que hacen posible la producción y el consumo. Así
pues, uno de los efectos que tienen los sistemas económicos sobre la naturaleza
resulta de la extracción de materias primas que permite que el sistema siga
funcionando. Las actividades de producción y consumo también generan
productos de desecho, llamados «residuos», que tarde o temprano deben regresar
a la naturaleza. La contaminación o degradación del medio ambiente que pueden
provocar estos residuos depende de cómo sean gestionados. Podemos ilustrar
estas relaciones fundamentales mediante un sencillo esquema en la página
siguiente.
La flecha señalada con la letra (a) representa el flujo de materias primas hacia la
producción y el consumo. El estudio de la naturaleza en su papel de proveedora
de materias primas recibe el nombre de economía de los recursos naturales. La
flecha señalada con la letra (b) muestra las repercusiones de la actividad
económica sobre la calidad del entorno. El estudio de este flujo de residuos y de
sus efectos sobre la naturaleza se conoce como economía ambiental. El control
de la contaminación es el tema central de esta materia, pero no el único. Los seres

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humanos influyen sobre el medio ambiente de muchas formas, y no todas ellas


están relacionadas con la contaminación en el sentido tradicional del término. El
deterioro de los espacios naturales causado por el desarrollo urbanístico y la
degradación paisajística que muchas actividades humanas provocan son ejemplos
de efectos ambientales no asociados al vertido de sustancias contaminantes
concretas.

Naturaleza

(a) (b)
Economía

Este libro trata sobre la economía ambiental. A lo largo de los capítulos que lo
componen estudiaremos, pues, cómo se gestionan los flujos de residuos y cómo
incide la actividad humana sobre la calidad de los recursos ambientales. Muchos
de estos problemas nacen en ln primera etapa de la interacción entre la naturaleza
y la economía, la de la extracción de materias primas. De modo que antes de
continuar, procedamos a examinar brevemente cuáles son Lis principales
dimensiones de la economía de los recursos naturales.

LA ECONOMÍA DE LOS RECURSOS NATURALES


En las modernas sociedades industriales y urbanas, es fácil a veces pasar por alto
el hecho de que una gran parte de toda la actividad económica sigue dependiendo
de la extracción y utilización de los recursos naturales. La economía de los
recursos naturales consiste en la aplicación de los principios económicos al
estudio de estas actividades. Con el fin de brindar una idea general del contenido
de esta disciplina, presentamos a continuación una lista de sus principales
subdivisiones, con ejemplos de las cuestiones de las que se ocupa cada una de
ellas.
Economía de los minerales: ¿A que ritmo deberían explotarse los recursos
minerales? ¿Cómo responden la exploración y la acumulación de reservas a los
precios de los minerales?

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Economía forestal: ¿A que ritmo deberían explotarse los recursos forestales?


¿Cómo afectan las políticas publicas a las tasas de explotación de las empresas
madereras?

Economía marina: ¿Qué criterios deberían regir la gestión de los bancos de


pesca? ¿Cómo afectan a las reservas pesqueras las diferentes tasas de
explotación?
¿Economía de la tierra: ¿Cómo adopta el sector privado (constructores,
compradores de vivienda) sus decisiones respecto del uso de la tierra? ¿Qué
efecto tienen los derechos de propiedad y las regulaciones sobre el uso de
terrenos públicos sobre la utilización del espacio para diferentes fines?

Economía de la energía: ¿A qué ritmo deberían explotarse los yacimientos


petrolíferos? ¿Cómo afectan los cambios en el precio de la energía a su uso?
Economía del agua: ¿Cómo afecta la legislación sobre el agua al uso que hacen
de la misma los diferentes colectivos? ¿Qué normas deberían regir la reasignación
del agua, por ejemplo, de la agricultura al suministro urbano?
Economía agraria: ¿Cómo toman los agricultores sus decisiones en materia de
conservación de las tierras de cultivo? ¿De qué manera influyen los programas
públicos en la elección de cultivos por parte de los agricultores y en cómo deciden
producirlos?
Una distinción fundamental de la economía de los recursos naturales es la que se
hace entre recursos renovables y no renovables. Los recursos vivos (por ejemplo,
los bancos de peces y los árboles) son renovables: crecen con el tiempo siguiendo
un proceso biológico. Algunos recursos no vivos son también renovables; un
ejemplo clásico es el de la energía solar que recibe la Tierra. Los recursos no
renovables son aquellos que no pueden volver a generarse: una vez usados, se
extinguen para siempre.

Los ejemplos clásicos son las reservas de petróleo y los yacimientos de minerales
no energéticos. Ciertos recursos (por ejemplo, muchos acuíferos subterráneos)

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tienen tasas de regeneración tan lentas que, en la práctica, pueden considerarse


no renovables.
Es fácil ver que el problema del uso de los recursos no renovables tiene una clara
dimensión intertemporal, ya que implica una relación de intercambio entre el
presente v el futuro. Si en un año determinado extraemos más petróleo de un
yacimiento, la cantidad que podremos explotar en los años posteriores será
menor. Así pues, para determinar cuál es la tasa de extracción adecuada para el
presente tenemos que comparar el valor actual del petróleo con el valor que se
espera tenga en el futuro.

Pero también existen complejas relaciones de intercambio en el caso de los


recursos renovables. ¿Cuál debería ser la tasa de explotación del bacalao,
teniendo en cuenta que su crecimiento y disponibilidad futuros dependen de sus
reservas presentes? ¿Conviene cortar estos árboles ahora o sería mejor, teniendo
en cuenta la tasa a la que se espera que sigan creciendo, posponer su tala? Los
procesos biológicos y ecológicos hacen que exista una relación entre la tasa
presente de explotación de un recurso v la cantidad y calidad de los recursos de
que dispondrán las generaciones futuras. Esta relación constituye la esencia de lo
que se ha dado en llamar sostenibilidad.

La tasa de explotación de un recurso determinado es «sostenible» cuando es


posible mantenerla en el largo plazo sin dañar significativamente la capacidad del
recurso natural para abastecer a las generaciones futuras. La sostenibilidad no
implica que los. recursos sean intocables, sino que su ritmo de explotación no
debe poner en nesgo el abastecimiento de las generaciones venideras. En el
caos de los recursos no renovables, esto implica que el recurso extraído debe
explotarse de tal manera que haga posible el bienestar económico y social de la
población en el largo plazo. En el caso de los recursos renovables, la
sostenibilidad exige establecer tasas compatibles con la productividad natural que
rige el crecimiento y la extinción de los recursos.

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La dimensión intertemporal, es decir, la presencia de relaciones de intercambio


entre presente y futuro, es también característica de numerosos problemas
ambientales. Así, por ejemplo, muchas sustancias contaminantes tienden a
acumularse en el medio ambiente, en vez de disiparse y desaparecer. Es el caso
de los metales pesados, que pueden acumularse en el agua y en el suelo, o de las
emisiones de dióxido de carbono que se han acumulado a lo largo de muchas
décadas en la atmósfera terrestre. En este caso lo que se agota es la capacidad
de asimilación de la Tierra, es decir, la capacidad de la naturaleza para acoger
ciertas sustancias contaminantes y convertirlas en benignas o inofensivas.
Algunos de los conceptos aplicables al agotamiento de los recursos naturales
también son útiles para entender la contaminación ambiental. En este sentido, la
«capacidad de asimilación» es un recurso natural, similar a recursos tradicionales
como los yacimientos petrolíferos y los bosques.

Existe un recurso que sólo recientemente ha sido objeto de atención y que no se


encuentra en ninguna sustancia concreta, sino en todo un conjunto de elementos;
la biodiversidad. Los biólogos estiman que existen en la actualidad unos 30
millones de especies de organismos vivos diferentes en o! mundo. Estas especies
representan una vasta e importante fuente de información genética que es útil
para elaborar medicamentos, pesticidas naturales, variedades resistentes de
plantas y animales, etcétera. La intervención del hombre ha acelerado
sustancialmente el proceso de extinción de las especies/ haciendo que la
conservación del habitat y la preservación de dichas especies se conviertan en un
problema ambiental de primer orden.

Una característica del mundo moderno es que la línea divisoria entre los recursos
naturales v los ambientales a menudo no está bien definida. Muchos procesos
extractivos (por ejemplo, la tala de árboles o la minería a cielo abierto) tienen
repercusiones directas sobre la calidad del medio ambiente. A su vez, la
contaminación o degradación del medio ambiente incide en muchos casos en los
procesos de extracción de recursos. La contaminación del agua de los estuarios,

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por ejemplo, afecta a la recuperación de las reservas pesqueras; la contaminación


atmosférica reduce la productividad agrícola. Además, hay elementos (por
ejemplo, la vida salvaje) que se pueden considerar tanto recursos naturales como
atributos del medio ambiente. En los últimos años, la atención publica se ha
desplazado considerablemente de la explotación tradicional de los recursos
naturales a su conservación, y puede decirse que este cambio expresa una
preocupación tanto por los recursos naturales como por el medio ambiente.
Pero a pesar de las estrechas relaciones que existen entre uno y otro, la distinción
que hacen los economistas entre los dos servicios que presta la naturaleza (como
fuente de materias primas v como medio receptor) está lo suficientemente clara y
bien desarrollada como para que el resto del libro se centre principalmente en el
segundo. Para comenzar, veamos una versión algo mas complicada del sencillo
diagrama que presentábamos al principio del capítulo.

EQUILIBRIO FUNDAMENTAL
En este libro el lector hallará multitud de modelos «analíticos» sencillos que
representan situaciones que en la realidad son más complejas. Los modelos tratan
de ilustrar la estructura y las relaciones esenciales de algún fenómeno sin entrar
en todos sus detalles, algo parecido a lo que hace una caricatura, que acentúa las
características más distintivas de una persona en detrimento de los detalles de su
fisonomía
E1 Gráfico 2.1 es una representación más completa de las relaciones que hemos
mostrado al principio del capítulo. Los elementos que aparecen dentro del círculo
son parte del sistema económico, un sistema que se encuentra casi en su
totalidad inmerso dentro del entorno natural. Hemos dividido la economía en dos
amplios sectores, el de los productores y el de los consumidores.

• La categoría de los «productores» incluye a todas las empresas privadas


que utilizan factores de producción para producir bienes; también incluye
otras unidades, como los organismos públicos, las organizaciones sin fines
de lucro y las empresas que prestan servicios (por ejemplo, las de

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transporte). Los principales factores procedentes de la naturaleza y


destinados al sector productivo son materiales (combustibles, minerales no
combustibles v madera), fluidos (por ejemplo, agua y petróleo) y diversos
tipos de gases (por ejemplo, el gas natural y el oxígeno). Todos los bienes y
servicios se obtienen a partir de materiales a los que se aplican diversas
formas de energía.
• La categoría de los «consumidores» comprende las economías domésticas
a las que va a parar la inmensa variedad de bienes y servicios finales
producidos. Se podría objetar que los consumidores (igual que los
productores) utilizan a veces directamente los factores tomados de la
naturaleza. Muchas familias, por ejemplo, obtienen el agua que consumen
directamente de los acuíferos subterráneos, en vez de recibirla de las
compañías de distribución de agua. Pero para no complicar el modelo, no
hemos representado en el gráfico este tipo de relación.

No hay que perder de vista el hecho de que «productores» y «consumidores» son


en realidad las mismas personas desarrollando diferentes funciones. Muchos de
los conflictos sobre cuestiones ambientales se presentan como un enfrentamiento
de «nosotros contra ellos», cuando en realidad se trata de un desacuerdo interno
ciento de un único grupo. En esencia, la sociedad se halla en la misma situación
que una familia que bombea agua de su pozo y vierte residuos en una fosa séptica
cercana al mismo.

La producción y el consumo generan residuos (que es otro modo de decir


desechos) que pueden ir a parar al aire o al agua, o verterse en la tierra. La lista
de posibles residuos es muy larga: dióxido de azufre, compuestos orgánicos
volátiles, disolventes tóxicos, estiércol, pesticidas, materia particulada, materiales
de construcción de desecho, metales pesados, etc. Otros residuos importantes del
proceso productivo son la energía sobrante en forma de calor o ruido, y la
radioactividad (que tiene propiedades tanto de material como de energía). El
consumo provoca también enormes cantidades de residuos, a la cabeza de los

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cuales se encuentran las aguas residuales y la contaminación generada por los


automóviles. Toda la materia presente en los bienes de consumo acaba
convirtiéndose más tarde o mas temprano en un residuo, aunque pueda ser
reciclado en algún momento del proceso, y genera grandes cantidades de
residuos sólidos y sustancias peligrosas (por ejemplo, sustancias químicas toxicas
y aceites usados).
Entorno natural

Reciclaje (Rrp)
Materias primas
(M) Residuos Rp
Productores Vertidos
(Rdp )

Consumidores Residuales Vertidos


(Rr (Rde)
s
Reciclaje (Rre)

Veamos en primer termino la cuestión de los residuos de la producción y el


consumo desde un punto de vista estrictamente físico. El Gráfico 2.1 muestra
cómo se extraen las materias primas y la energía del medio ambiente (M) y cómo
acaban volviendo a él de nuevo en forma de residuos.
En un principio, las preocupaciones ecologistas estaban ante todo centradas en
los flujos finales de residuos que productores (Rdp) y consumidores (Rde) vertían en
el medio ambiente. Se pensaba que mediante el tratamiento de estos residuos o,
alternativamente, modificando el momento y el lugar en que se vertían, podían
alterarse sustancialmente sus efectos sobre los seres humanos y la naturaleza.
Aunque se trata de un campo aún muy vivo, en los últimos años esta perspectiva
se ha ampliado hasta convertirse en lo que se ha dado en llamar gestión
ambiental.
Para apreciar esta ampliación del campo de estudio, observemos en mayor detalle
los flujos representados en el Gráfico 2.1. Las leyes físicas de conservación de la
materia nos aseguran que, en el largo plazo, los dos flujos aquí representados han
de ser iguales. Es decir, utilizando los mismos símbolos que en el Gráfico 2.1

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M = Rdp + Rde
Debemos decir “en el largo plazo” por varias razones. Si el sistema está creciendo,
puede retener una parte de los factores de producción naturales, que se destinan
a aumentar el tamaño del sistema por medio del crecimiento de la población, la
acumulación de capital, etc. Estos elementos serán Liberados cuando el sistema
deje de crecer, si es que lo hace. Además, es obvio que el reciclaje puede aplazar
la eliminación de los residuos» Pero el reciclaje nunca es perfecto en cada ciclo
se pierde un porcentaje del material reciclado. De modo que la ecuación
fundamental del equilibrio de materia/energía debe cumplirse en el largo plazo.
Esto nos enseña algo muy importante: para reducir el volumen de residuos que ¿e
vierten al medio ambiente, es necesario reducir la cantidad de materias primas
incorporadas al sistema. Para ver con más detalle cuáles son las formas en que
puede lograrse esta reducción, podemos despejar M. Según el diagrama de flujo,

Rdp + Rde = M = G + Rp – Rrp - Rre


que nos dice que la cantidad de materias primas extraídas (M) es igual a la
cantidad de bienes y servicios producidos (G), más los residuos derivados del
proceso productivo (R), menos las cantidades recicladas por los productores (R rp )
y los consumidores (Rre). Existen tres formas fundamentales de reducir M y, por
consiguiente, la cantidad de residuos que va a parar a la naturaleza.

Reducir G Suponiendo que el resto de los flujos no varíe, una forma de reducir los
vertidos es produciendo una cantidad menor de bienes y servicios. Algunas
personas opinan que ésta es la mejor respuesta a largo plazo al problema de la
degradación ambiental: reducir la producción o, al menos, frenar su tasa de
crecimiento, permite reducir en una cuantía similar el volumen de vertidos. Hay
quien defiende que este objetivo puede alcanzarse mediante una «tasa de
crecimiento cero» de la población. Una población estacionaria o que crezca
lentamente, sin embargo, facilita el control ambiental, pero en modo alguno lo
garantiza. Para empezar, aunque la población sea estacionaria el crecimiento
económico puede provocar un incremento de la demanda de materias primas.

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Además, los efectos sobre el medio ambiente pueden ser acumulativos y a largo
plazo, de modo que incluso una población estacionaria puede degradar
progresivamente su entorno. Pero es evidente que lo más probable es que el
crecimiento demográfico agrave el deterioro ambiental causado por una economía
determinada. En la economía estadounidense, por ejemplo, a pesar de que los
avances habidos en las últimas décadas en materia de control de emisiones han
logrado reducir sustancialmente la contaminación por vehículo, el aumento en el
número de automóviles que circula por las carreteras ha provocado un incremento
de las emisiones en muchas regiones.

Reducir Rp Otra forma de reducir M y, por consiguiente, la cantidad de vertidos,


consiste en disminuir Rp, lo que básicamente implica (suponiendo constantes los
restantes flujos) alterar el flujo de residuos asociado a un volumen dado de
producción. Existen dos formas principales de hacerlo:
• Reducir la intensidad de generación de residuos en todos los sectores de la
economía, por medio de la invención y adopción, de nuevas tecnologías y
prácticas de producción que generen una menor cantidad de residuos por
unidad producida. Por ejemplo, cuando más adelante hablemos sobre las
emisiones de CO2 y el calentamiento global, veremos que es mucho lo que se
puede hacer por, reducir la cantidad de CO2 por unidad de producto,
principalmente usando otros combustibles, pero también empezando (o
continuando) a reducir el volumen de energía invertida por unidad de
producción. Este método se denomina prevención de la contaminación o
reducción en la fuente.
• Modificar la composición de la producción final, es decir, restringir el número de
sectores que generan cantidades relativamente elevadas de residuos por
unidad de producción y ampliar el de aquellos otros que producen
relativamente pocos residuos. De hecho, la producción (G) comprende una
amplia gama de bienes y servicios que generan un volumen de residuos muy
variable. O sea, que otra forma de reducir la cantidad total de residuos (sin
alterar el volumen total de producción) es modificar la composición de G en

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detrimento de los artículos que generan muchos residuos y en favor de los


restantes. El tránsito de una economía principalmente industrial a una
economía terciaria representa un paso en esta dirección. Se denomina cambio
sectorial, ya que modifica la participación relativa de los diferentes sectores
económicos en el conjunto de la economía. La creciente importancia de los
llamados sectores de la información es otro ejemplo, y no precisamente porque
estos sectores no produzcan residuos; algunos de ellos, de hecho, generan
residuos más nocivos que los generados por los sectores tradicionales. La
industria de los ordenadores, por ejemplo, utiliza para facilitar la limpieza
diversos disolventes Químicos. Pero en conjunto, el problema de la eliminación
de los residuos es probablemente menor en estos sectores que en los sectores
industriales tradicionales a los que han sustituido.

Aumentar (Rrp + Rre) La tercera posibilidad consiste en reciclar más. En lugar de


verter en la naturaleza los residuos de la producción y el consumo, es posible
reciclarlos para incorporarlos, de nuevo al proceso de producción. Esto nos indica
que la principal función del reciclaje es reemplazar una parte del flujo original de
materias primas (M). La sustitución de materias primas por materiales reciclados
permite reducir el volumen de vertidos sin alterar el volumen de producción (C). En
las economías modernas, el reciclaje permite reducir sustancialmente la cantidad
de vertidos. Pero es preciso recordar que el reciclaje nunca puede ser perfecto,
aunque dediquemos a él grandes cantidades de recursos. Los procesos
productivos suelen transformar la estructura física de la materia empleada, lo que
hace difícil su reutilización. El proceso de conversión en energía, por ejemplo,
modifica la estructura química de los materiales energéticos hasta el punto de
hacer imposible su reciclaje.

Además, los procesos de reciclaje también pueden generar residuos. Pero la


investigación de materiales no deja de progresar y revelar nuevos modos de
reciclar. Durante mucho tiempo, por ejemplo, era imposible reciclar los neumáticos
de los automóviles, porque el proceso de producción original modificaba la

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estructura física del caucho; pero recientemente se han descubierto nuevas


técnicas que permiten que los neumáticos usados, en lugar de acabar
contaminando el medio ambiente, puedan emplearse en la fabricación de bancos
de parques, carreteras y otros productos.

Estas relaciones fundamentales son muy importantes, pero es preciso recordar


que nuestro objetivo último es reducir los daños causados por los residuos
resultantes de las actividades de producción y consumo. Una de las soluciones
principales es reducir la cantidad total de estos residuos, y las relaciones que
hemos estudiado nos indican cómo se puede llevar a cabo esa reducción. Pero los
daños también pueden paliarse incidiendo directamente sobre el flujo de residuos,
un hecho que el lector no debe perder de vista conforme avance nuestra
exposición.

EL MEDIO AMBIENTE COMO ACTIVO ECONÓMICO Y SOCIAL


Los recursos naturales siempre han sido considerados factores importantes del
proceso de producción. Pero la calidad del medio ambiente también es un activo
productivo para la sociedad. La productividad del medio ambiente reside en su
capacidad para sustentar y enriquecer la vida humana, así como (en algunos
casos) de asimilar los residuos generados en el proceso productivo y hacer que
éstos sean menos dañinos. La calidad de los activos ambientales depende
directamente dé la cantidad y el tipo de residuos que genere el sistema
económico, y Una manera posible de entender esta cuestión es en términos de
una relación de intercambio entre la producción económica tradicional (bienes y
servicios convencionales, por ejemplo automóviles, rebanadas de pan, pólizas de
seguro, etc.) y la calidad del medio ambiente. El Gráfico 2.2 ilustra una relación de
este tipo. Veamos en primer lugar el panel (a), que muestra una curva de
posibilidades de producción (CPP). Una CPP no es más que una curva que
muestra las diferentes combinaciones de dos bienes que puede producir una
sociedad en un momento cualquiera, dados los recursos de que dispone y su
capacidad tecnológica. El eje vertical representa un indicador de la producción

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agregada de la economía, es decir, el valor total de mercado de los bienes


económicos tradicionales producidos en la economía a lo largo de un año. El eje
horizontal recoge un indicador de calidad ambiental, elaborado a partir de datos
relativos a diferentes dimensiones del medio ambiente (por ejemplo, la
concentración atmosférica de SO2 los niveles de ruido urbano y la calidad del
agua).
(a) (b)
CPP hpy CPP dentro de 60 años

Bienes Bienes
de de
mercado mercado

Calidad del medio ambiente Calidad del medio ambiente

La curva muestra las diferentes combinaciones de estos dos resultados (la


producción de mercado y la calidad ambiental) que puede obtener una sociedad
que dispone de una dotación fija de recursos y una tecnología determinada para
producir.
La forma y la posición exactas de la curva de posibilidades de producción vienen
determinadas por los recursos técnicos de que dispone la economía y por las
propiedades ecológicas (la meteorología, la hidrología y demás) del entorno
natural en que se encuentra la sociedad. La curva nos dice que si, por ejemplo, el
nivel actual de producción económica es e1 la única forma de que aumente hasta
e2 es reduciendo la calidad ambiental de e1 a e2. Por supuesto, una de las metas
principales de cualquier sociedad es alterar la curva de posibilidades de
producción para que la relación de intercambio subyacente sea más favorable, es
decir, para que un nivel dado de producción económica sea compatible con niveles
superiores de calidad del medio ambiente.

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Aunque la CPP representa en sí misma una restricción técnica, en qué punto de la


curva decida situarse una sociedad es una cuestión de elección social y depende
del valor que los miembros de esa sociedad asignen a la producción económica
convencional y ambiental. La procedencia de estos valores es una cuestión
abierta, pero lo que es evidente es que los valores difieren de una persona a otra e
incluso, para un mismo individuo, de un momento a otro. El estudio del valor que
la gente asigna al medio ambiente es una parte muy importante de la economía
ambiental que trataremos más detenidamente en los Capítulos 7 y 8.
Otro problema es que los indicadores que se emplean hoy para medir la
producción agregada únicamente tienen en cuenta los bienes de mercado. Esto es
así porque los mercados en que se intercambian estos bienes y servicios permiten
identificar sus precios, de modo que es posible medir su valor agregado con
bastante facilidad. Por el contrario, la calidad ambiental suele ser un bien sin valor
de mercado, en el sentido de que los elementos que la integran no se comercian
directamente en mercados donde puedan determinarse sus precios. Si una
sociedad dedica mucho esfuerzo al crecimiento de su producción convencional,
quizá acabe en un punto como (e2, e2) aun cuando el verdadero bienestar social
sería mayor cu un punto cercano a (e2, e2).
Las curvas de posibilidades do producción también se pueden utilizar para
dilucidar otros aspectos de la elección social sobre cuestiones ambientales. Una
de las distinciones fundamentales en el análisis y el desarrollo de políticas
ambientales es la que existe entre el corto plazo y el largo plazo. Las decisiones a
corto plazo son las que se realizan teniendo en cuenta las consecuencias
inmediatas o los efectos sobre la generación presente. Las decisiones a largo
plazo prestan atención a las repercusiones en un futuro lejano y/o que afectarán a
generaciones futuras. Existe una sensación generalizada de que en la actualidad
las decisiones económicas se adoptan atendiendo sobre todo a consideraciones
de corto plazo, mientras que la definición de la política ambiental debería basarse
en el largo plazo. La curva de posibilidades de producción que acabamos de ver
es una buena forma de abordar esta cuestión.

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Volvamos al Gráfico 2.2. Los dos paneles muestran, en realidad, curvas de


posibilidades de producción correspondientes a dos momentos distintos. El panel
(a)muestra la relación de intercambio a la que se enfrenta la generación presente.
El panel (b) muestra las curvas de posibilidades de producción de las personas
que vivirán dentro de pongamos, 60 u 80 años, es decir, la generación formada
por nuestros bisnietos. Según el panel (a), la generación presente podría elegir las
combinaciones (e1, e1), (e2, e2), o cualquier otra de la curva. Pero lo que ocurra en
el futuro no es independiente de las elecciones del presente. Es razonable
suponer, por ejemplo, que la degradación del medio ambiente hoy afectará a las
posibilidades futuras (por el agotamiento de ciertos recursos importantes, porque
la contaminación sea tan elevada que los danos causados sean irreversibles o,
simplemente, por la presencia de una sustancia contaminante muy persistente que
pueda afectar a las futuras generaciones). Esto podría provocar un
desplazamiento de la CPP futura hacia la izquierda y hacia abajo. El panel (b) del
diagrama representa esta posibilidad. Nuestros nietos podrían disponer de un
conjunto de posibilidades más restringido que el que nosotros disfrutamos. La
generación futura, al hallarse en una CPP situada más a la izquierda y más abajo
que la curva actual, todavía podrá gozar del mismo nivel de producción de
mercado que tenemos en la actualidad (c2 ), pero sólo con un medio ambiente de
menor calidad que el nuestro; o bien podrá disfrutar de una calidad ambiental
similar pero con un nivel menor de producción (c3).

Por supuesto, no debemos olvidar que la influencia que tienen las decisiones
presentes sobre las opciones de producción futuras es un asunto mucho más
complejo que lo que sugiere este análisis. Las condiciones futuras no dependen
únicamente de la degradación ambiental, sino también de los avances técnicos y
de cómo varíen con el tiempo las habilidades humanas. De modo que las
decisiones presentes podrían desplazar la CPP futura en cualquiera de las dos
direcciones, dependiendo de multitud de factores dinámicos difíciles de predecir.
Pero debemos estar particularmente alerta para no tomar decisiones que puedan
desplazar la CPP hacia la izquierda. Ésta es la esencia del reciente debate sobre

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la sostenibilidad. La sostenibilidad implica que posibilidades de producción futuras


no se vean perjudicadas por lo que hagamos hoy. Esto no significa que tengamos
que maximizar la calidad ambiental hoy, porque eso equivaldría a una producción
nula de bienes y servicios; lo que quiere decir, simplemente, es que los efectos
actuales sobre el medio ambiente tienen que ser lo suficientemente moderados
como para evitar que las curvas futuras se desplacen hacia la izquierda.
Volveremos a encontrarnos el concepto de sostenibilidad en diversos lugares de
este libro.

TERMINOLOGÍA
A lo largo de los capítulos que siguen utilizaremos estos términos:
• Calidad del entorno: «entorno» significa los alrededores de un sitio, de
modo que la expresión calidad del entorno hace referencia a la cantidad de
sustancias contaminantes presentes en un lugar determinado, por ejemplo,
la concentración atmosférica de SO2, en el aire de una ciudad o la
presencia de una sustancia química concreta en el agua de un lago.
• Calidad del medio ambiente: se trata de un término usado para referirse al
estado del entorno natural en sentido amplio. Incluye la noción de calidad
del entorno y otras variables tales como la calidad paisajística y estética del
medio ambiente.
• Residuos: es el material que queda después de producir algo. Cuando una
fábrica, por ejemplo, utiliza una serie de materias primas para convertirlas
en un bien final, los materiales y la energía sobrantes del proceso de
fabricación del bien constituyen lo que llamamos residuos de la producción.
Los residuos del consumo son lo que queda una vez que los consumidores
han terminado de usar los productos que contenían o empleaban de alguna
forma estos materiales.
• Emisiones: la parte de los residuos de producción o de consumo que va a
parar al medio ambiente, sea directamente o tras recibir algún tratamiento.
• Reciclaje: el proceso consistente en recuperar parcial o totalmente los
residuos de la producción o del consumo para su posterior reutilización.

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• Contaminante: una sustancia, forma de energía o actividad cuya


introducción en la naturaleza reduce la calidad del medio ambiente.
Debemos pensar en esto término de modo que incluya no sólo ciertas
sustancias tradicionales (como los vertidos de petróleo en los océanos o la
emisión de sustancias químicas en el aire), sino también actividades (como
las construcciones que «contaminan» el paisaje).
• Vertido: el término “vertido” suele designar las sustancias que contaminan
el agua, mientras que el término «emisiones» suele reservarse para
designar en las que contaminan el aire, pero en este libro usaremos ambas
expresiones
Producción indistintamente.
Producción Producción
• Contaminación: en realidad, se trata de un término de difícil definición.
Algunas personas opinan que existe contaminación cuando se introduce en
Residuo Residuo Residuo
el medio
s ambiente cualquiers volumen de residuos s(por pequeño que sea),
mientras que otras sostienen que sólo puede hablarse de contaminación
cuando la calidad del entorno
Gestión de
se ha deteriorado Gestión
Gestión de
lo bastante
de
como para
residuos residuos residuos
causar algún daño.
(tratamiento, (tratamiento, (tratamiento,
almacenamiento,
• Daño: toda consecuenciaalmacenamiento,
reciclaje...) negativa
reciclaje...) que produce laalmacenamiento,
contaminación
reciclaje...) del medio
ambiente sobre las personas (en forma de efectos sobre la salud,
Emisiones
degradación
(tiempo, tipo,
del paisaje y demás)
Emisionesy sobre los elementos del ecosistema (a
Emisiones
(tiempo, tipo, (tiempo, tipo,
lugar) lugar) lugar)
través de la degradación de cadenas ecológicas, lii extinción de especies,
etc.).
• Medio natural: cada uno de las dimensiones amplias del mundo natural
que constituyen colectivamente
Tierra Aire
el medio
Agua
ambiente, normalmente
clasificadas en tierra, agua y aire.
• Fuente: el lugar en el que se producen las emisiones, por ejemplo una
fabrica, un automóvil o un vertedero con filtraciones.
LAS EMISIONES, LA CALIDAD DEL ENTORNO Y LOS DAÑOS
Veamos ahora qué sucede al final de esas dos flechas situada? a In derecha del
Calidad del entorno.
Gráfico 2.1. Dicho en pocas palabras, las
Tierra, aire, aguaemisiones producen cambios en la

calidad del entorno, que a su vez causan daños a los seres humanos y al resto de

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Daños a los seres
humanos y al
ecosistema
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los animales. El Gráfico 2.3 muestra cómo podemos ilustrar esta relación. En él
observamos n fuentes de emisiones, que pueden ser empresas privadas,

Proceso metereológicos,
químicos, hidrológicos.

Exposición, susceptibilidad y valores


en seres humanos y no humanos
organismos públicos o consumidores. Las fuentes utilizan distintos factores y
aplican diferentes tecnologías de producción y consumo, generando residuos en el
proceso. La forma de gestionar estos residuos .una vez que han sido generados
tiene efectos decisivos sobre las etapas posteriores. Es posible que parte de los
residuos sean recuperados y reciclados para la producción o el con5umo. Muchos
otros serán sometidos a un tratamiento (gestión de residuos) que puede hacer que
sean menos dañinos una vez emitidos. Algunos de estos procesos son
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estrictamente físicos (silenciadores en automóviles y camiones, estanques de


sedimentación en plantas de tratamiento de aguas residuales, catalizadores); otros
requieren diversas transformaciones químicas (como el tratamiento avanzado de
las aguas residuales domésticas).

Todas las emisiones van a parar, necesariamente, a uno o varios medios, y entre
ellos existe una importante relación. En los debates políticos es habitual tratar
cada uno de los medios por separado y afrontar el problema de la contaminación
del aire por un lado, el del agua por otro, y así sucesivamente. Pero es obvio que
estos medios están interconectados: una vez que los residuos han sido
producidos, todos los que no sean reciclados acabarán depositándose en alguno
de los medios, de modo que, dada una cantidad total de residuos, si se reduce la
cantidad vertida en uno de los medios, aumentará necesariamente la que va a
parar a los restantes. Por ejemplo, cuando se elimina el dióxido de azufre (SO2) de
los gases que emiten las chimeneas de las centrales eléctricas, los compuestos
del azufre no se destruyen, sino que permanecen en forma de un sedimento
sulfuroso que será necesario eliminar de algún otro modo, por ejemplo
enterrándolo. La incineración de este material provocará emisiones a la atmósfera,
pero no acabará con ciertos residuos sólidos que habrá que eliminar en algún otro
lugar.

Las emisiones provienen de muchas fuentes diferentes, pero una vez que se
producen convergen en un único flujo. En el mundo real esta mezcla puede ser
completa; por ejemplo, loa vertidos procedentes de dos molinos de pulpa situados
en el mismo lugar de un río pueden mezclarse hasta tal punto que unos pocos
kilómetros río abajo sea imposible distinguir uno de otro. Cuando por una ciudad
circula, pongamos, un millón de automóviles, sus emisiones acaban por
mezclarse. En otros casos la fusión no es tan completa: si una central eléctrica
está situada justo a las afueras de la ciudad y otra a 30 kilómetros en la dirección
contraría al viento, In culpable del deterioro de la calidad del aire urbano será
normalmente la central más cercana.

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La combinación de emisiones es un problema más relevante de lo que pueda


parecer a primera vista Cuando existe una sola fuente de emisiones, la
responsabilidad está clara y, si queremos mejorar la calidad del entorno, sabremos
exactamente de dónde proceden las emisiones que hay que controlar., Pero
cuando existen varias fuentes, la responsabilidad se diluye. Podemos saber qué
nivel total de reducción de emisiones deseamos, pero subsiste el problema de
distribuir esta reducción entre las distintas fuentes. Cada una de las fuentes
pretenderá que las otras asuman una cuota mayor de la carga asociada a la
reducción. Y si todas ellas razonan de un modo similar, nos enfrentaremos con un
auténtico problema cuando queramos diseñar y aplicar un programa de control de
la contaminación. En los capítulos que siguen reaparecerá una y otra vez este
problema.

Una vez que se vierten residuos de una determinada cantidad y calidad en un


medio particular, serán los procesos naturales (climáticos, físicos, químicos,
biológicos, etc). los que determinen sus efectos sobre el nivel de calidad del
entorno. Por ejemplo, el viento y la temperatura determinarán si los residuos
emitidos al aire repercuten o no, y de qué manera, en los habitantes de las zonas
situadas en la dirección hacia la que sopla el viento. Además, dado que las
condiciones climáticas varían a diario, un mismo nivel de emisiones puede dar
lugar a diferentes niveles de calidad del entorno en función del momento. La lluvia
ácida tiene su origen en procesos químicos que actúan ante todo sobre emisiones
de dióxido de azufre que luego el viento se encarga de transportar a grandes
distancias; el smog también es el resultado de complejas reacciones químicas de
las que participan la luz solar y múltiples sustancias contaminantes. Los procesos
hidrológicos subterráneos repercuten en el transporte de los materiales eliminados
en los vertederos. Y así sucesivamente. De modo que para conocer los efectos
que tendrán ciertas emisiones sobre la calidad del entorno, tenemos que entender
su funcionamiento físico y químico. Es aquí donde acuden en nuestro auxilio las
ciencias físicas y naturales para permitimos estudiar los distintos fenómenos

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ambientales, desde los pequeños modelos localizados de flujo de aguas


subterráneas en un acuífero particular hasta los modelos de grandes lagos y
cuencas fluviales, pasando por el estudio de los patrones eólicos interregionales y
los modelos climáticos globales. El objetivo fundamental es determinar cómo
pueden influir ciertas emisiones en los niveles de calidad del entorno.

Por último, tenemos los daños. La exposición de los sistemas orgánicos o


inorgánicos a estos daños depende de cuáles sean las condiciones ambientales.
Por supuesto, esta exposición no sólo depende de los procesos físicos que se
desencadenen, sino también de dónde y cómo decidan vivir los hombres, y de la
sensibilidad de aquellos sistemas a los cambios en las condiciones ambientales.
En última instancia, los daños también están relacionados con las preferencias
humanas y el valor que se atribuya a las posibles consecuencias de la relación
entre economía y medio ambiente. Una parte muy importante de la economía
ambiental se ocupa precisamente de determinar qué valores asignan los
individuos a esos diferentes resultados posibles, una cuestión sobre la que
volveremos en los capítulos que dedicamos al análisis coste-beneficio.

TIPOS DE CONTAMINANTES
Desde el punto de vista físico, los residuos señalados en el Gráfico 2.3 proceden
de una amplia variedad de materiales y formas de energía que fluyen hacia los
tres medios naturales. Es útil clasificar estas emisiones en categorías amplias, en
función de ciertos factores que determinan en gran medida sus características
económicas.
Contaminantes acumulativos y no acumulativos
Una forma sencilla y muy útil de clasificar los contaminantes es en función de su
posible acumulación en el tiempo. Un ejemplo clásico de contaminante no
acumulativo es el ruido. El ruido existe mientras la fuente de contaminación está
en funcionamiento, pero en cuanto se detiene la fuente cesa el ruido. En el otro
extremo del espectro están las sustancias que se acumulan en el medio ambiente
en cantidades similares a las emitidas. Por ejemplo, aunque los residuos

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radioactivos se descomponen con el tiempo, lo hacen a una tasa tan lenta en


comparación con la duración de la vida humana que, en la práctica, podemos
considerar que nos acompañarán para siempre; se trata de un tipo de sustancia
contaminante estrictamente acumulativo.

Otro contaminante acumulativo es el plástico. Hace ya muchas décadas que se


investiga sobre los plásticos biodegradables, pero por ahora el plástico sigue
siendo un elemento que se descompone muy lentamente según los cánones
humanos, de modo que podemos considerar que todo el plástico que desechemos
permanecerá para siempre en el medio. Algo similar puede predicarse de muchas
sustancias químicas: una vez emitidas, nos acompañarán prácticamente para
siempre.

Entre ambos extremos del espectro hay muchos' tipos de vertidos que son en
alguna medida, pero no totalmente, acumulativos. El ejemplo clásico es la materia
orgánica que se vierte en los cauces de agua como, por ejemplo, las sustancias
(sometidas o no a tratamiento) emitidas por las plantas municipales de tratamiento
de residuos. Una vez emitidos, estos residuos se ven sometidos a procesos
químicos naturales que tienden a descomponer los materiales orgánicos en sus
elementos constituyentes, lo que los hace mucho más inofensivos. Dicho en otras
palabras, el agua tiene una capacidad de asimilación que le permite absorber
sustancias orgánicas y volverlas menos dañinas. Mientras no se exceda esta
capacidad de asimilación, se puede cerrar la fuente de la que proceden los
residuos y al cabo de unos pocos días, semanas o meses, la calidad del agua
volverá a la normalidad. Pero cuando las emisiones exceden aquella capacidad, el
proceso se torna acumulativo.

Sea acumulativo o no, un contaminante plantea básicamente el mismo problema;


cómo estimar los daños ambienta les y compararlos con los costes de reducir su
emisión. Pero esta tarea es mucho más difícil cuando se trata de contaminantes
acumulativos que en el supuesto do los no acumulativos. En el caso de estos

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últimos, la concentración del contaminante en el medio ambiente en un momento


determinado depende estrictamente de las emisiones que se estén produciendo
en ese mismo momento: si fuera posible reducir estas a cero, acabaríamos
completamente con su concentración. Pero cuando el contaminante es
acumulativo, la relación es más compleja.

La acumulación progresiva de una sustancia en el medio ambiente rompe la


conexión directa entre las emisiones y los daños, lo que tiene varías
consecuencias. Por un lado, dificulta la tarea de la ciencia, ya que las relaciones
de causa a efecto son más difíciles de identificar cuando ambos factores están
muy separados en el tiempo. Además, quizá sea más difícil conseguir que la
población preste atención a los daños provocados por las emisiones,
precisamente debido a la debilidad del vínculo entre éstas y la calidad del medio
ambiente.
Por si fuera poco, los contaminantes acumulativos producen, por definición, daños
futuros, y los seres humanos siempre han mostrado una desesperante facilidad
para despreocuparse de lo que pueda suceder en el futuro y evitar hacerle frente
en el presente contaminantes locales, regionales y globales.

Contaminantes locales, regionales y globales


Los efectos de algunas emisiones sólo se producen en determinadas regiones
concretas, mientras que otros se dejan sentir en regiones más amplias, o incluso
en el medio ambiente global. La contaminación sonora y el deterioro paisajístico
son de naturaleza local, ya que los daños producidos por una fuente particular
suelen limitarse a grupos relativamente pequeños de personas en una región
específica. Obsérvese que a lo que nos estamos refiriendo aquí es a la amplitud
de los efectos de una fuente contaminante particular, y no a la importancia que el
problema en general pueda tener en un país o en el mundo. Por otra parte, los
efectos de muchos contaminantes se extienden sobre una gran región o quizá
sobre el medio ambiente global.

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La lluvia ácida es un problema regional; las emisiones generadas en mía


determinada región afectan a personas que viven en otras regiones del mismo
país o, incluso, de un país diferente. Las emisiones de productos
clorofluorocarbonados (CFC) emitidas por diversos países tienen efectos
destructivos sobre el ozono, que operan a través de cambios químicos que
ocurren en la estratosfera, lo que implica que su impacto es realmente global.

A igualdad de otros factores, los problemas ambientales locales deberían ser más
fáciles de resolver que los regionales o los nacionales, cuya gestión debería ser, a
su vez, más fácil que la de los problemas de alcance global. Si el humo que sale
de mi chimenea está ahogando a mi vecino, quizá podamos encontrar una
solución por ^nuestros propios medios o, en su defecto, apelar a las instituciones
políticas locales para que lo hagan. Pero si mi comportamiento provoca
contaminación en un lugar más lejano, es posible que la solución no resulte tan
sencilla. Si todas las personas implicadas pertenecen al mismo sistema político,
quizá puedan apelar a las correspondientes instituciones para llegar a algún tipo
de acuerdo.

Pero en los últimos años han surgido cada vez más problemas ambientales de
ámbito internacional y global para los que estamos lejos de tener medios efectivos
de respuesta, tanto porque la naturaleza exacta de sus consecuencias físicas es
difícil de describir, como porque las instituciones políticas internacionales que
harían falta apenas están comenzando a surgir.

Contaminantes de origen localizado y no localizado


Las fuentes de contaminación difieren entre sí en cuanto a la facilidad con que
puede identificarse su procedencia exacta. El origen de las emisiones de dióxido
de azufre de una gran central eléctrica es fácil de identificar: son los extremos de
las chimeneas de cada una de las plantas. Las plantas municipales de tratamiento
de residuos suelen tener un único desagüe a través del cual ¿e vierte toda el agua
residual. En este caso hablamos de contaminantes de origen localizado. Pero hay

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muchos contaminantes cuyo origen no está bien definido. Por ejemplo, los abonos
químicos empleados en la agricultura suelen diseminarse por el campo de forma
desordenada o dispersa, y aunque puedan contaminar cauces o acuíferos
subterráneos concretos, no proceden de una tubería o chimenea específica. Se
trata de un contaminante de origen no localizado. El drenaje de las aguas pluviales
en las ciudades constituye otro problema importante de origen indefinido.

Obviamente, el contaminante cuyo origen está localizado son casi siempre más
fáciles de controlar. Es probable que su medición y seguimiento, así como el
estudio de las conexiones existentes entre las emisiones y sus efectos, resulten
más sencillos.
Esto significa que generalmente será más fácil diseñar y administrar políticas de
control de este tipo de contaminación. Sin embargo, no todos los contaminantes
encajan completamente en una u otra de estas categorías.

Emisiones continuas y emisiones esporádicas


Las emisiones de las centrales eléctricas o de las plantas municipales de
tratamiento de residuos son más o menos continuas. Las plantas están diseñadas
para funcionar sin interrupciones/ aunque su ritmo de producción pueda variar a lo
largo del día, la semana o la estación. Así pues, las emisiones que generan son
más o menos continuas, y el problema de la política ambiental consiste en
controlar el ritmo al que se producen los vertidos. Además, es posible efectuar
comparaciones inmediatas entre los programas de control y las tasas de emisión.
Pero el hecho de que las emisiones sean continuas no implica que también lo
sean los danos ya que los fenómenos climáticos e hidrológicos los pueden
convertir en imprevisibles. A pesar de todo, las medidas de control suelen ser más
fáciles de aplicar cuando las emisiones no están sujetas a grandes fluctuaciones.

Sin embargo, son muchas las sustancias contaminantes cuya emisión se produce
de forma irregular. El ejemplo clásico es el de los vertidos fortuitos de petróleo o
de sustancias químicas. En este caso el objetivo de la política ambiental consiste

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en diseñar y gestionar sistemas que permitan reducir la probabilidad de que se


produzcan estos vertidos. Aun así, cuando los vertidos son de naturaleza
episódica es posible que no haya nada que medir, al menos en el corto plazo.
Veamos un ejemplo: las balsas que se construyen con el fin de depositar las
sustancias contaminantes derivadas de una industria minera pueden constituir un
claro peligro para el medio ambiente en caso de rotura de la misma. Esto fue lo
que ocurrió en las minas de Aznalcóllar (Sevilla) en 1998. La rotura ocasionó el
vertido de, aproximadamente, dos mil millones de litros de lodos y cuatro mil
millones de agua contaminada, a los río Agro y Guadiamar, afectando a una franja
de 62 kilómetros de longitud y 500 metros de anchura, con el agravante de afectar
a la zona limítrofe del Parque Nacional de Doñana. A pesar del desastre ambiental
que produjo/ el accidente de las minas de Aznalcóllar no ha sido el único, ni el de
mayor gravedad de los ocurridos en los últimos años a nivel mundial.

Ante estas catástrofes, una adecuada gestión ambiental pasa por estimar la
probabilidad de que se produzcan roturas y escapes de este tipo en el futuro.
Para ello, es necesario disponer de datos sobre las roturas y escapes que han
tenido lugar a lo largo de un período de tiempo prolongado estimar estos a partir
de datos sobre las características constructivas de las plantas y otra información
similar. A continuación, se debe determinar con qué grado de seguridad contra
este tipo de sucesos queremos contar.

Daños ambientales no relacionados con emisiones


Hasta ahora hemos centrado nuestro análisis en las características de distintos
tipos de sustancias que pueden contaminar el medio ambiente, siempre
relacionadas con el vertido de materia o energía residual, pero hay muchos casos
en los que el deterioro no puede atribuirse al vertido de residuos. La utilización de
la tierra para su conversión en zonas urbanas o comerciales destruye su valor, ya
sea como ecosistema (por ejemplo, un habitat o un pantano) o como paisaje.
Otros usos de la tierra, como la explotación maderera o la minería a cielo abierto,
también pueden tener importantes efectos ambientales. En estos casos, el

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problema político sigue siendo el comprender los incentivos que actúan sobre las
personas cuyas decisiones tienen aquellos efectos

Cambiar estos incentivos según corresponda. Y aunque no haya emisiones físicas


que supervisar y controlar, sí existen resultados que deben ser descritos,
evaluados y gestionados mediante las políticas apropiadas.

RESUMEN
El objetivo de este capítulo ha sido estudiar ciertas conexiones básicas entre la
economía y el medio ambiente. Hemos diferenciado el papel de la naturaleza
como proveedora de materias primas para la economía (cuyo estudio suele recibir
el nombre de economía de los recursos naturales), de su papel como receptora de
los residuos de la producción v el consumo (de cuyo análisis se ocupa la llamada
economía ambiental).

Tras un breve resumen de la economía de los recursos naturales, hemos


presentado el equilibrio fundamental, que nos dice que, en el largo plazo, toda la
materia que los seres humanos toman de la naturaleza regresa, tarde o temprano,
a ella. Esto significa que para reducir los residuos vertidos en el medio ambiente
hay que reducir la cantidad de materia que se toma del ecosistema. El análisis de
las tres formas fundamentales en que se puede llevar a cabo esta reducción nos
ha llevado a discutir la relación de intercambio inherente que existe entre los
bienes económicos convencionales y la calidad del medio ambiente, así como
entre b generación actual y las futuras.

A continuación, nos hemos concentrado más directamente en el flujo de residuos


que vuelven al medio ambiente, distinguiendo entre emisiones, calidad del entorno
y danos. Los daños ambientales provocados por unas emisiones determinadas se
pueden modificar sustancialmente en función de cómo se gestionen esas
emisiones. Nuestro siguiente paso ha sido elaborar una breve lista de los
diferentes tipos de emisiones y sustancias contaminantes, así como de los

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impactos ambientales que no están relacionados con sustancias contaminantes


concretas (por ejemplo, los efectos estéticos).

PREGUNTAS PARA PROFUNDIZAR


1. Las economías crecen invistiendo en nuevas fuentes de productividad, nuevas
plantas y equipamientos, infraestructuras (por ejemplo, carreteras), etc. ¿Que
efecto tienen estas inversiones sobre los flujos representados en el Gráfico 2.1?
2. ¿Que diferencia hay entre un “residuo" y una sustancia contaminante? Ilustre
esta distinción en el contexto de: una emisión atmosférica común como el dióxido
de azufre (SO-,); el ruido; los automóviles desguazados; una construcción que
deteriora el paisaje.

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3. ¿Por que los contaminantes acumulativos duraderos son mucho más difíciles de
controlar que los contaminantes no acumulativos de corta vida?
4. ¿Qué relación hay entre los «daños» provocados por las sustancias que
contaminan el medio ambiente y los valores humanos?
5. ¿Qué consideraciones entran en juego cuando se discute si Europa o cualquier
otra entidad política gastan la cantidad «correcta» en mejorar la calidad del medio
ambiente?

SITIOS WEB
Para una introducción a los temas de la economía ambiental, recomendamos al
lector el sitio web de Resources for the Futuro, www.rff.org; otra fuente valiosa la
constituyen.

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