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cotidianidad que han tenido un proceso de diseo. No entraremos aqu si dicho proceso ha sido el ms adecuado. No todo lo diseado est bien proyectado y aqu es donde se produce el cisma entre la sociedad y el individuo, ya que esa prctica profesional intil ha transcurrido por senderos paralelos a los que se estaba demandando desde la colectividad. Como ejemplo, la sociedad construye espacios fsicos y el diseo debe indagar su habitabilidad. En ocasiones se llega incluso a proyectar el no lugar, mientras el lugar no ha sido siquiera conceptualizado dando resultados errneos e inadecuados, cuestin que lleva a muchos a asociar diseo con lo desusado, infructuoso o antojadizo, dotndole de consideraciones volubles y cambiantes que rallan en lo caprichoso. Quienes conciban el diseo como aquella apariencia esttica que da forma al objeto, que configura el espacio o modela nuestra comunicacin con los dems debe reconsiderar dicha idea. El diseo debe ser, como ya anunciaba Gui Bonsiepe, una interfaz entre el hombre y el mundo. Cada vez ms necesitamos de una va que permita comunicarnos con nuestro entorno y establecer los puentes con nuestras necesidades cotidianas. Sobrepasamos ya la interaccin entre tecnologa y cultura de los aos ochenta, caminemos pues hacia la interaccin entre tecnologa e individuo, planteando as un serio desafo para el diseador del maana.