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¿Adoras “en el espíritu y en la verdad” como lo hizo Jesús?

1 El apóstol Juan escribe para todos los que desean seguir a Cristo, que
“quien afirme que está en unión con él, debe caminar como caminó él”. 1Juan
2:6 Y dice Pedro: “Cristo sufrió por vosotros dejándoos un modelo para que
siguieseis sus huellas”. 1Pedro 2:21
Jesús, que es el dechado provisto por Yahúh para guiar a quienes aman la
verdad, declaró a sus discípulos unas palabras que atañen también a todos los
que a través de las Escrituras, han puesto fe en él; les dijo: “Ya no os llamo
siervos porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado
amigos porque todo lo que he oído de parte de mi Padre, os lo he dado a
conocer”. Juan 15:15
Su enseñanza, confirmada a sus apóstoles por el espíritu de Dios, constituye la
única guía genuina de la adoración verdadera, que es la única admitida por el
Creador de todas las cosas. Junto al pozo de Jacob, al pie del monte Gerizim,
Jesús dijo a una mujer que consideraba su adoración en el templo del monte de
Samaria, correcta y adecuada: “Créeme, mujer, que llega la hora en que ni en
este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre ... Pues llega la hora, ya estamos
en ella, en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en el espíritu y en
la verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es
espíritu y los que adoran deben adorarle en el espíritu y en la verdad”. Juan
4:21..24

La adoración en el espíritu y en la verdad

2 Desde la antigüedad, la adoración de samaritanos y judíos se había


manifestado en días y lugares concretos, mediante festividades, sacrificios y
ceremonias solemnes que en el caso de los hebreos, estaban destinadas a
representar realidades y acontecimientos futuros. Sin embargo, las palabras de
Jesús significaban que a partir de aquel entonces, la adoración verdadera
consistiría en el conocimiento de la voluntad de Dios y en una fe profunda en sus
designios, manifestada a través del amor a él, al prójimo y a la verdad; una
adoración espiritual y liberadora, que proviene del corazón, se origina en la
voluntad de servirle y tiene ante Dios un gran valor. La adoración verdadera no
estaría ya centralizada en una “ciudad santa” material ni limitada a un solo
pueblo, porque estaba a punto de abriese para toda la humanidad el camino
hacia la adoración que Yahúh había dispuesto en el principio, es decir, “en el
espíritu y en la verdad”.

3 Teniendo todo esto en cuenta ¿Podrían sus seguidores siquiera pensar


que Dios apruebe el culto ofrecido mediante un cuadro o una imagen de lo que
los hombres imaginan en el cielo o consideran ‘santo’ en la Tierra? Él había
dicho a su pueblo mediante Moisés: “Debéis vigilaros muy atentamente. El día
en el que Yahúh os habló desde el Monte Horeb, no percibisteis en el fuego
ninguna figura; no os corrompáis y os hagáis un simulacro, cualquier
imagen en forma de varón o mujer … ‘No te harás un simulacro, cualquier
imagen de lo que esté en lo alto de los cielos o de lo que esté abajo en la tierra o
de lo que esté en las aguas bajo la tierra; no te inclinarás ante ellas y no las
servirás…’”. Deuteronomio 4:15..16; 5:8..9 Si Dios hubiese querido que le
adorasen a través de imágenes, cruces, estampas, rosarios y otras
representaciones o simulacros considerados piadosos, no hubiese dado a su
pueblo este mandato ni Pablo hubiese escrito a los discípulos de Cristo:
“debemos caminar por fe no por vista”. 2Corintios 5:7
Jesús no había juzgado necesario orar en un lugar consagrado o especial, había
orado directamente a su “Padre que está en los cielos”, Mateo 6:9 en el monte,
en las casas o dondequiera que se encontrase, (Lucas 6:12; Mateo 26:18,26)
dando este ejemplo a sus seguidores para que lo siguiesen.

4 El adorar “en el espíritu” significa como dice Pablo, volver “… la mirada,


no a las cosas visibles si no a las que no se ven, porque las que podemos ver
son pasajeras, mientras que las que no se ven, son eternas”, 2Corintios 4:18 y
considerar a través del pensamiento, el amor mostrado en los designios de
Dios. Significa vivir según sus principios, obedeciendo de corazón sus mandatos
y disposiciones, para poder alcanzar aquello que él ha prometido y que posee un
valor eterno, aquello que esperamos con fe, aunque aún no podamos verlo,
mientras guiados por la certeza de su infinita su sabiduría, reflexionamos y
profundizamos en el significado de su palabra, sabiendo que “todas las cosas
que se escribieron, fueron escritas para nuestra instrucción, para que por
medio de la perseverancia y por el consuelo que proviene de las Escrituras,
podamos mantener la esperanza”. Romanos 15:4

¿Adoras “en la verdad”?

5 Solo la verdad sin rastro de falsedades, puede fundamentar la adoración


verdadera, que de otro modo, es totalmente vana. Los dirigentes religiosos de
los días de Jesús, no buscaban la verdad ni se interesaban por ella,
contentándose de una adoración formal y una interpretación material de la Ley a
la que habían añadido infinidad de mandatos y de interpretaciones. Estas cosas
les impidieron reconocer y recibir al Mesías anunciado por los profetas, que todo
el pueblo esperaba; por esto, citando las Escrituras que debían conocer, Jesús
les dijo: “Oportunamente profetizó Isaías en cuanto a vosotros, hipócritas, lo que
está escrito: ‘Este pueblo me honra con los labios pero su corazón está lejos
de mí. En vano me adoran, ya que enseñan doctrinas que son mandatos de
hombres”. Marcos 7:6..7 Y es que la verdad que reconduce al hombre hacia el
Creador y la vida, no se encuentra en reflexiones y designios humanos,
solamente puede hallarse en la revelación de Dios.

6 En armonía con esto, cuando Jesús oró a su Padre en favor de sus


discípulos, dijo: “Santifícalos por medio de la verdad; la verdad es tu palabra”
Juan 17:17 ¿No deberían entonces sus seguidores, considerar la Palabra
escrita de Dios como la consideró él? Todos los hombres aprobados en la
antigüedad lo hicieron así, perseverando en la adoración verdadera con firmeza
y valentía. Recordemos el valor mostrado por el joven rey de Judá, Josías, que
después de hallar en el Templo un rollo de la Ley, buscó restablecer la adoración
de Yahúh e hizo destruir las imágenes, símbolos y simulacros que se habían
multiplicado en su reino, eliminándolos sin temor a la reacción del pueblo,
2Crónicas 34 y también la desinteresada lealtad de los que en los días de los
apóstoles, se volvían a Cristo, puesto que Lucas relata: “… muchos de los que
habían creído, acudían confesando y declarando sus prácticas, y bastantes de
ellos habían practicado la magia. Reuniendo los libros, los quemaron a la vista
de todos y calcularon su precio, hallando que era cincuenta mil piezas de
plata”. Hechos 19:18..19 El ejemplo de estos hombres y de tantos otros que
permanecieron leales a Dios, ilustra que quienes no la consideran prioritaria, no
pueden esperar su aprobación.

7 Algunos clérigos de la cristiandad reconocen la gran diferencia que hay


entre la adoración de las iglesias y la que enseño Jesús a sus discípulos; por
ejemplo, en The Protestant Dictionary leemos: “evidentemente, Jesús
reconocería pocos vestigios de su pensamiento en las iglesias de cualquier parte
del mundo, llamadas por su nombre”, y Ralph W. Sockman, clérigo en la ciudad
de Nueva York, dice que Jesús no “se sentiría en su elemento dentro de las
muchas iglesias instituidas en su nombre, porque han permitido que el
clericalismo y la mundanalidad destruyan la original simplicidad y sinceridad de
su evangelio”. Pero en realidad, estas cosas saltan a la vista de todos, porque
¿Se vestían Jesús o sus apóstoles con prendas especiales cuando se reunían
con los discípulos? O ¿Exigió él a sus seguidores la institución de una clase
clerical, la edificación de edificios para la adoración, la construcción de altares o
la participación en ritos religiosos más o menos elaborados? Más bien todo lo
contrario, porque hablando de los escribas y los fariseos de su tiempo, Jesús
desaprobó el que intentasen diferenciarse de los demás en su modo de vestir,
para ser reconocidos por las gentes como maestros, y advirtió a sus discípulos:
“Vosotros no seáis llamados maestros, porque uno solo es vuestro maestro y
todos vosotros sois hermanos, a nadie llaméis padre vuestro en la Tierra,
porque vuestro Padre es solo uno, el del cielo, y no seáis llamados guías,
porque vuestro guía es solo uno, Cristo; mientras que entre vosotros, el que
sea mayor será vuestro servidor”. Mateo 23:2, 8..11

7 Ninguno en la Tierra ha sido mayor que Jesús y sin embargo, él fue


obediente en todo a su Padre y para cumplir su voluntad, estuvo entre los
hombres como uno que sirve y entregó su vida en rescate de la de la
humanidad. Durante su ministerio, defendió en todo momento la adoración
verdadera refiriéndose siempre a la Escritura, explicando su significado y
mostrando la importancia de la obediencia a los mandatos de Dios. En una
ocasión dijo a sus discípulos “Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que os
mando … os he llamado amigos, porque todo lo que he oído de mi Padre os
lo he dado a conocer”, Juan 15:14..15 y les prometió: “llega la hora en que
todos los que estén en los sepulcros oirán su voz y saldrán, los que hayan
hecho el bien, para una resurrección de vida y los que hayan hecho el mal, para
una resurrección de juicio”. Juan 5:28..29 Según las promesas de Dios y la
enseñanza de Cristo, la adoración verdadera proporciona la esperanza de una
resurrección, pero si el alma humana fuese inmortal, si como otras enseñanzas
dicen, el justo alcanzase tras la muerte una vida mejor ¿Que sentido tendría la
resurrección?
Pablo escribe a los discípulos: “si se predica que Cristo ha sido resucitado de
entre los muertos ¿Como es que algunos de vosotros decís que no hay
resurrección de los muertos? Puesto que si no existe la resurrección de los
muertos ¡Tampoco ha sido resucitado Cristo! Y si Cristo no ha sido resucitado,
nuestra predicación y vuestra fe no tienen sentido”. 1Corintios 15:12..14 Pero
¿Podrán alcanzar la resurrección a la vida perdurable los que no aceptan la
verdad de las promesas de Dios y prefieren una esperanza diferente?

8 En su libro The Outline of History, (El perfil de la historia) H. G. Wells


declara que con el transcurso del tiempo, la iglesia adoptó algunos métodos y
enseñanzas de las religiones paganas, de modo que “la enseñanza
revolucionaria de Jesús quedó enterrada bajo estas adquisiciones
consuetudinarias” o tradicionales, y en su libro The Evolution of Immortality, (la
evolución de la inmortalidad) el clérigo Chester Stockwell, escribe: “Aquellos
que, entre los conversos al “cristianismo”, eran griegos, introdujeron en la nueva
religión, la idea del alma individual indestructible, procedente del platonismo
… y el filósofo Agustín de Hipona … perfeccionó la doctrina platónica de la
inmortalidad inherente del alma conquistando para ella el generalizado crédito
que ha gozado hasta el día de hoy … Una especulación pagana ha circulado
disfrazada de verdad cristiana fundamental durante tanto tiempo, que ahora
… Platón se ha impuesto en el camino y es comúnmente confundido con
Cristo”.
9 Antes de que esto sucediese, el Pablo había escrito a los que querían
seguir a Jesús: “no os dejéis desviar, porque con Dios no se puede jugar y
cada cual recogerá según lo que haya sembrado. Por esto, el que siembre
para los deseos del cuerpo, recogerá del cuerpo la corrupción, mientras que el
que siembre para el espíritu, recogerá del espíritu la vida eterna”. Gálatas
6:7..8
A pesar de las falsedades impartidas cómo doctrinas por una cristiandad
apóstata, no resulta difícil para los que sinceramente aman la verdad, discernir la
adoración que Dios espera de sus hijos. Por esto dice Pablo de los que la
rechazan: “la cólera de Dios se manifestará desde el cielo, contra toda la maldad
y la hipocresía de los hombres que por sus prejuicios no quieren creer la verdad.
Porque lo que puede llegar a conocerse con respecto a Dios es evidente y él
mismo lo pone de manifiesto, ya que tanto sus cualidades invisibles como su
eterna potencia y su divinidad, se ven con claridad desde la creación del mundo,
comprendiéndose a través de las cosas hechas. Ellos no tienen pues excusa”.
Romanos 1:18..21

Debemos imitar a Jesús en su adoración

10 Puesto que la adoración de Dios significa permanecer en unión con


Cristo y caminar como caminó él, es imprescindible conocer sus palabras, su
actitud, sus hechos y su testimonio con respecto a la Buena Nueva del Reino de
Dios. Jesús, el rey establecido por Dios sobre su reino, afirmó ante Pilato: “Soy
rey, para esto he nacido, y he venido al mundo para esto: a dar testimonio de la
verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz”. Juan 18:37
Un tiempo antes, Jesús había preparado a sus discípulos para que diesen
testimonio de la adoración verdadera, y les había dicho: “El que os escucha a
vosotros, me escucha a mí y el que os rechaza a vosotros, a mí me rechaza;
pero el que me rechaza, rechaza al que me ha enviado”; Lucas 10:16 Por esto,
después de haber sido resucitado por su Padre, les dio este encargo: “Id y haced
discípulos de todas las naciones en el nombre mío, enseñándoles a observar
todo cuanto yo os he mandado, y mirad, yo estaré siempre con vosotros hasta
que el mundo termine”. Mateo 28:19..20
Por tanto, la adoración de Dios en el espíritu y en la verdad, requiere también
la obediencia a este mandato, es pues importante tener “siempre mucho que
hacer en la obra del Señor … siendo conscientes de que” nuestro “trabajo
para el Señor no es inútil”. 1Corintios 15:58 Quienes han puesto fe en la
Buena Nueva deben tener siempre presente, que como dice apóstol Pedro a los
discípulos de Cristo, han sido generados “de nuevo, no mediante una semilla
corruptible, si no mediante una que es incorruptible: la Palabra de Dios, que
vive para siempre y que jamás viene a menos”. Porque “‘Toda la humanidad
es como la hierba y su esplendor es como el de la flor sobre la hierba, pero la
hierba se seca y las flores caen, mientras que la palabra del SEÑOR
permanece eternamente’. En esto consiste la Buena Nueva que os ha sido
anunciada”. 1Pedro 1:23..25

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