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Mi querido Cea:
Los periódicos traen agradable noticias para la marcha de la revolución en toda América.
Parece algo confirmado que los Estados Unidos reconocen la independencia americana.
Aunque no he hablado con nadie sobre este particular, voy a darle mi opinión.
El presidente de los Estados Unidos, Mr Monroe, ha dicho “se reconoce que la América es
para éstos”.
¡Cuidado de salir de una dominación para caer en otra¡ Hay que desconfiar de esos señores
que muy bien aprueban la obra de nuestros campeones de la liberación, sin habernos
ayudado en nada: he aquí la causa de mi temor. ¿Por qué ese afán de Estados Unidos en
acreditar Ministros, delegados y en reconocer la independencia de América, sin molestarse
ellos en nada?
¡Vaya un sistema curioso, mi amigo¡
Yo creo que todo obedece a un plan combinado de antemano; y este sería así: hacer la
conquista de América, no por las armas, sino por la influencia en toda esfera. Esto sucederá
tal vez no hoy, pero mañana sí. No conviene dejarse alagar con dulces que los niños suelen
comer con gusto, sin cuidarse de un envenenamiento. A mí las cosas políticas no me
interesan, pero como buen ciudadano puedo opinar con toda libertad y aún censurar los
actos de gobierno. La democracia que tanto pregonan los ilusos es un absurdo en los países
como los americanos, llenos de vicios y donde los ciudadanos carecen de toda virtud como
es necesario para establecer una verdadera República. La Monarquía no es tampoco el ideal
americano, salimos de una terrible para volver a otra, y ¿qué ganamos?.
La república es el sistema que hay que adoptar, pero ¿sabe cómo yo la entiendo en estos
países? Un gobierno fuerte, centralizador, cuyos hombres sean modelo de virtud y
patriotismo, y así enderezar a los ciudadanos por el camino del orden y las virtudes. Cuando
se hayan moralizado venga el gobierno completamente liberal, libre y lleno de ideales,
donde tengan parte todos los ciudadanos. Esto es lo que pienso y todo hombre de mediano
criterio pensará igual.
¿Qué hay sobre las mercaderías que me habló en su última. Yo cero que conviene
comprarlas, porque aquí se hacen constantes pedidos. Incluyo en esta una carta para mi
padre, que mandaré en el primer buque que vaya a Valparaíso. Soy de usted su ferviente
servidor.
DIEGO PORTALES Y PALAZUELOS