NOTI-CÉLULA
“Y saldrá de ellos acción de gra-
Agosto 30 - Septiembre 5
LIMPIANDO NUESTRA VIDA
Marcos 1:40-45.
La lepra
era la enfermedad mas temida del mundo antiguo.
Se consideraba al leproso como la persona mas impu-
ra, rebelde y repugnante que uno se podía imaginar. Dr.
Thomson, habla de los leprosos en el Oriente, y dice: “Pierden
el cabello de la cabeza y de las cejas; las uñas se aflojan, se
pudren y se caen; las nudillos de los dedos de las manos y de los
pies, se secan y se desprenden lentamente. Las encías se contra-
en, y los dientes se caen. La nariz, los ojos, la lengua y el pala-
dar se consumen lentamente.” Se creía que la lepra era el re-
sultado de terrible pecado. No se conocía remedio para
la lepra; se creia que solamente Dios era suficientemente
poderoso para curar al enfermo.
I. LA FE DE ESTE LEPROSO HIZO QUE ANHELARA
SER SANO.
V-40 Vino a él un leproso rogándole. La ley decía que el le-
proso debería ser expulsado fuera del pueblo y debía pre-
gonar en el desierto "inmundo, inmundo, inmundo. Pero
este leproso tuvo fe, creía que Jesús podía sanarlo, y su fe
le despertó el profundo anhelo en su corazón. Es lo prime-
ro ANHELAR.
Hoy la lepra está erradicada, pero hay una lepra espiritual
que carcome, es la enfermedad del pecado; que desespe-
ra, la gente no cree que pueda ser sanados, y el resulta-
do es que su falta de esperanza los conduce a pecar con
mayor avidez, piensan que ya no queda ni misericordia ni
ayuda disponibles para ellos. Debido a que no tienen es-
peranza, se hunden más profundamente. Es una idea
errónea; La misericordia todavía gobierna esta hora. Por-
que el Señor puede dar un nuevo corazón y un espíritu
recto a cada hombre. El anhelar lleva a buscar a Jesús, a
dar media vuelta al mal. Este leproso anhelaba ardien-
temente ser liberado de su terrible mal: con todo su
corazón y su alma quería ser limpiado de su grave impure-
za. Jesús está mirando para descubrir a quienes están
viniendo a Él aunque todavía estén muy lejos y que quie-
ren ser cambiados de tal manera que reciban la bendición.
II. LA FE DE ESTE LEPROSO ERA FUERTE, no solo
anhelar, sino PARA HACERLE CREER QUE PODRÍA
SER SANADO DE SU ABOMINABLE ENFERMEDAD.
V-40 “e hincada la rodilla le dijo:” La fe de este hombre
triunfó sobre el poder de la lepra. No había ningún
caso de lepra declarada que se hubiera curado mediante
algún tratamiento médico o quirúrgico. Jesús mismo, has-
ta ese momento, nunca había sanado a un leproso, (Había
curado fiebres y había echado fuera demonios, pero lepra no).
Creyó que Jesús era capaz de realizar un milagro así y
decidió ir a Él. ¿Cuál es tu lepra? Odios, problemas
financieros muy grandes, un matrimonio con lepra?
MISIÓN CARISMÁTICA INTERNACIONAL
Palabra Rhema:
cias, y voz de nación que está en
regocijo, y los multiplicaré, y no
serán disminuidos; los multipli-
caré, y no serán menoscabados.”
Jeremías 30:19
Un hijo en droga? Si hoy hay
lepra en tu vida o familia, Je-
sús puede quitarlo todo. Jesu-
cristo, el Señor de todo, puede
someter tus problemas, dificulta-
des, iniquidades y convertirte en
una nueva persona. Todo es posi-
ble para aquel que cree. Quisiera
que tuvieras una fe como la que tuvo
el leproso, no solo anehla sino cre-
yó que Jesús de Nazaret lo podía
limpiar. Dijo: “Si quieres, puedes
limpiarme, porque nada es difícil
para el Señor. Lc 1:37
III. LA FE DE ESTE HOMBRE
ESTABA FIJA EN JESUCRISTO
SOLAMENTE.
V-40”Le dijo a Jesús: “Si quieres, puedes limpiarme.” Pongan
todo el énfasis en los pronombres. Véanlo arrodillándose
ante el Señor, y óiganlo decir: “Si Tú quieres, Tú pue-
des limpiarme a mí.” No se le ocurre dirigirse a los discí-
pulos; a ninguno de ellos en particular, ni a todos ellos en gene-
ral. Ni soñar en otra esperanza; tenía puesta su mirada en
el hacedor de milagros, en Jesús de Nazaret, y rogó: “Si
QUIERES, PUEDES LIMPIARME.” Sabía que nadie podría
librarlo, y que por ningún poder de su propio cuerpo po-
dría echar fuera el veneno; pero confiadamente creyó que
Jesús podía. Le había visto echar fuera los demonios, y se
había enterado de la sanidad de la suegra de Pedro,, del
paralítico, del ciego. Razonó: hacer esto requiere un poder
especial, entonces él puede también tratar con la lepra
Rom 10:17 La fe debe aferrarse sólo a Jesús. No hay
otro nombre dado a los hombres por el cual podamos ser salvos.
Acéptalo ahora mismo.
IV. POR LA FE DE ESTE HOMBRE SURGIÓ ACCIO-
NES SINCERAS.
Vino a él un leproso rogándole: e hincada la rodilla, le dijo: Si
quieres, puedes limpiarme. Creyendo que, si Jesús quería, po-
día limpiarle, ¿qué hizo el leproso? Vino inmediatamente a
Jesús. Luego leemos que le rogó, le imploró; es decir que le
suplicó, y le suplicó y le volvió a suplicar. Clamó: “¡Señor,
límpiame! ¡Señor, cura mi lepra!” Y esto no fue todo; cayó
de rodillas, porque leemos: “hincada la rodilla”. No sólo se
hincó, se hincó ante Jesús. No tuvo ninguna dificultad en
rendirle honor, adorar al Señor Jesucristo, rindiéndole un
homenaje reverente. Luego pasó a honrarle con un recono-
cimiento público de Su poder, Su maravilloso poder, Su infi-
nito poder, diciendo: “Señor, si quieres, puedes limpiarme.”
Para muchos un fanático, un hombre desesperado que
pedía cosas imposibles. Murmuraban: “¡Qué insensato es,
creyendo que Jesús de Nazaret puede curarlo de su lepra!”
Pero a pesar de lo que los críticos y escépticos pudieran
- Santiago de Cali
pensar, este valiente hombre declaró con audacia: “Se-
ñor, esta es mi confesión de fe: Creo que si quieres, SEMINARIO DE GUERRA
puedes limpiarme.” Regresa a casa, y de rodillas di:
“Señor, creo que puedes limpiarme.” Él escuchará tu cla- ESPIRITUAL
mor y te salvará. No habrá ningún espacio de tiempo en- Septiembre 4 en la noche
tre tu oración y la gratuita recompensa de la fe, de la cual
Septiembre 5 de 8:00a.m. a 4:00 p.m.
voy a hablar ahora.
V. SU FE TUVO SU RECOMPENSA.
V:41-42 “Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió y
le tocó, y le dijo: Quiero, sé limpio. Y así que él hubo ha- INVITADA: Dra Bree M.
blado, al instante la lepra se fue de aquél, y quedó limpio” La Keyton
recompensa de la fe de este hombre fue, primero, que sus
propias palabras fueron atesoradas. Mateo, Marcos, Lucas, de Kansas City
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los tres evangelistas registran las palabras precisas que
usó este hombre: “Señor, si quieres, puedes limpiarme.”
Pero otra recompensa fue que Jesús se hizo eco de sus
palabras. El leproso dijo: “Señor, si quieres, puedes lim-
piarme” y Jesús respondió: “Quiero, sé limpio.” El Señor
Jesús se complació tanto de las acciones y las palabras de
este hombre que las tomó cuando fueron pronunciadas
por su boca, y Él mismo las usó diciendo: “Quiero, sé lim-
pio.” Tan potentes fueron las palabras de este leproso que
conmovieron maravillosamente a nuestro Señor. V-41 “Y
Jesús, teniendo misericordia.” La palabra griega usada
aquí, es: las entrañas se le conmovieron. Jesús se conmo-
vió grandemente. Así es Dios, Jer 31:20 Lo mismo suce-
dió con Jesús, fue movido a misericordia, sus entrañas se
conmovieron ante la fe del leproso. Y entonces extendió su
mano, y tocó al hombre y lo sanó inmediatamente. Nuestro
Señor pudo obrar este milagro, y hacer que todo fuera
nuevo en este hombre porque “todas las cosas por él fueron
hechas; y sin él nada de lo que es hecho, fue hecho.” Restauró
el pobre, deteriorado, putrefacto cuerpo de este hombre, y
lo limpió inmediatamente.
V-44 “y le dijo: Mira, no digas a nadie nada, sino ve, muéstra- Seminario de
te al sacerdote, y ofrece por tu purificación lo que Moisés man-
dó, para testimonio a ellos.”No digas a nadie no peques más. Santificación
Y Para asegurarle que estaba limpio, el Señor Jesús
le mandó que fuera al sacerdote y buscara un certi- Ago 31 a Sep 4
ficado de buena salud. Obediencia a la Palabra y Grati-
tud. Todo cambio debe notarse. Si ud se ha convertido a 6:50 a 8:50
Cristo, deje que aun sus enemigos juzguen si no son me- Te esperamos
jores hombres y mujeres cuando Jesús los ha renovado.
2 Timoteo 2:21 – “Así que, si alguno se
limpia de estas cosas, será instrumento pa-
ra honra, santificado, útil al Señor, y dis-
puesto para toda buena obra.”

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