Prisma
En busca del
  Oriente Medio
económico
Nuestro desafío es aprovechar las oportunidades con los países de esa
región. El Gobierno de Chile debe continuar su esfuerzo para una mayor
liberalización de las barreras comerciales y tributarias.
Rodrigo Benítez,
Analista tributario
rbenitez@bdochile.cl
E
l Oriente Medio ha sido una de las metas a alcanzar por
las economías del mundo, desde Marco Polo y Colón hasta
nuestros días. Chile, en su política de apertura, ha hecho
el mismo intento de integrarse económicamente con dicha
región mediante tratados internacionales entre los estados y
contratos comerciales entre los privados. Es por ello que, cada vez, es más
común recibir productos y servicios de esa zona o intentar suerte en esos
lejanos territorios.
Las economías del Oriente Medio son atractivas para cualquier negocio
que intente abrirse mercado o para atraer capitales. Las cifras se convierten
en oportunidades cuando se tiene presente que la población del Oriente
Medio es de alrededor de 2.000 millones y su PIB es más de US$ 4.200.000
millones.
Antes se buscaba el oro, hoy se busca oro negro, pues la economía de la región
tiene su sustento principal en el petróleo y sus derivados. Este combustible
es vendido en Europa debido al alto costo que implicaría transportarlo hasta
Chile. También destacan las actividades de la agricultura, productos como el
algodón, telas, cuero, armamento bélico, tecnología y productos farmacéuticos.
La actividad bancaria es también relevante en los Emiratos Árabes Unidos
y Bahrein. El turismo se explota de manera efectiva en Turquía y Egipto,
mientras otros países mejoran la infraestructura de las ciudades.
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Bajo este panorama Chile suscribió un Tratado de Libre Comercio
de alcance parcial con India, vigente desde agosto de 2007. Hay
que destacar que esta nación oriental representa el quinto principal
destino de nuestras exportaciones con más de US$ 1.500 millones,
principalmente de cobre y concentrados, molibdeno, yodo, papel y
harina de pescado, con importaciones de más de US$ 180 millones.
Del mismo modo, con Turquía está en negociación un acuerdo
económico similar.
Las incursiones de capitales chilenos en los países del Oriente Medio
han sido acotadas, destacándose en Egipto y en los Emiratos Árabes
Unidos. Las inversiones directas de empresas chilenas en Egipto se
destinan a la prospección y explotación de yacimientos petrolíferos.
En los Emiratos Árabes, se sitúan en fertilizantes y en un terminal
portuario. Las inversiones de Chile en ambos países ascienden a
alrededor de US$ 130 millones. Adicionalmente se debe destacar la
incursión de Antofagasta Minerals en Pakistán, donde completará una
inversión de más de US$ 200 millones en un proyecto de cobre y oro,
además tiene exploraciones de yacimientos mineros en Turquía.
Por otra parte, las inversiones materializadas en Chile con origen en
el Oriente Medio son escasas, se destacan India e Israel, totalizando
algo más de US$ 32 millones a 2007.