Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
¿Y qué sucede cuando alguien se atreve a hablar en contra de las dañinas doctrinas del
movimiento de la Fe? No tiene ni que adivinarlo. Simplemente, póngase a mirar la televisión.
Solo unas pocas semanas después que yo hablé en uno de los programas
intemacionalmente sindicados de la TBN en contra de las doctrinas de la Pe, Crouch reaccionó
con estas ominosas palabras: "¡Al diablo con ustedes! ¡Largúense de nú vida! ¡Fuera de nuestro
camino!... ¡Les digo, largúense del camino de Dios! Dejen de bloquear los puentes de Dios, o
Dios va a acabar con ustedes si no lo hacen... Yo no quiero ni me interesa hablar con ustedes, ni
quiero oírles... ¡No tengo interés en ver la fea cara que tienen!"2 Irónicamente, mientras que
Crouch condenaba a los fuegos del infierno a los "cazadores de herejías", al mismo tiempo
destinaba al cielo al reconocido reencarnacionista General George Patton.3
¿Qué tiene Crouch que decir acerca de juzgar la herejía? Su consejo fue bien simple.
Consiste en dejar a Dios "poner en orden toda esta basura doctrinal".4 Con un poco más de
amplitud, él se quejaba: "Nosotros no podemos predicar la Fe... ¡Usted no puede hacer esto, no
puede hacer aquello!... ¡No puede hacer uso positivo de las palabras!... ¿A quién le importa?...
Sí, ¿a quién le importa? Dejen que sea Jesús quien se encargue de ordenar esto y ponerlo a
juicio delante de El mismo... Vamos a saber quién está en lo correcto y quién está equivocado
doctrinalmente hablando...".5
Jesús, sin embargo, sustentaba una perspectiva totalmente diferente. El dijo bien
claramente que nosotros, como meros mortales, somos incapaces de juzgar infaliblemente el
corazón de los demás hombres (Jeremías 17:9, 10). Cuando se trata de juzgar la herejía, no
obstante, nosotros debemos probar todas las cosas a la luz de las Escrituras (I Tesalonicenses
5:21; Hechos 17:11; II Timoteo 3:16).
La pregunta surge de inmediato: ¿Cómo puedo yo determinar si se está interpretando
correctamente la Palabra de Dios? Afortunadamente, con un poco de ayuda del acronímo L-I-G-
H-T-S (luz), usted estará habilitado para discernir el trigo de la paja.
El mejor antídoto para combatir el veneno de la enseñanza herética es un buen
entrenamiento hermenéutico. La Hermenéutica es la ciencia y el arte de la interpretación bíblica.
La Hermenéutica es una ciencia porque está regulada por reglas y es un arte porque implica una
perspicacia intuitiva y una mente analítica.
Las reglas puede ser fácilmente recordadas con la ayuda de la familiar palabra L-I-G-H-
T-S. La Hermenéutica "ilumina su camino", a medida en que usted anda por la Palabra de Dios.
Esta palabra L-I-G-H-T-S servirá para que recordemos estos elementos inherentes a la
interpretación bíblica:
L = Interpretación LITERAL(Literal)
I = ILUMINACIÓN por el Espíritu Santo(Iluminación)
G = Principio GRAMATICAL(Gramática)
H = Contexto HISTORICO(Historia)
T = TAREA de Enseñanza(Enseñanza)
S = SIMILITUD Escritural(Armoma)
El principio literal:
La "L" en L-I-G-H-T-S podrá recordarle lo que es conocido como el principio literal de
interpretación bíblica.
Esto significa que nosotros debiéramos tratar de interpretar las Escrituras en su sentido más
natural y normal. Cuando la Biblia utiliza una metáfora u otra figura del lenguaje, las mismas se
hacen instantáneamente evidentes y usted debe interpretarlas de la forma más apropiada. Así,
cuando Jesús dice que El es "la puerta" (Juan 10:7), es claro que El no está hablando de maderas
y bisagras.
De forma similar, cuando Jesús dice que aquellos que dejan sus familias por El y el evangelio
recibirán "cien veces más", la asunción natural es que El está hablando metafóricamente.
Cualquier otra interpretación conduciría a lo absurdo e ilógico.
Los maestros de la Fe son muy avezados en atribuir significados místicos o esotéricos a ciertos
pasajes bíblicos, arribando de ese modo a doctrinas profundamente deformadas. Cuando el
principio literal de la interpretación bíblica es objeto de componendas o claramente violado, la
verdad se hace brumosa y la totalidad de la Escritura se presta a confusiones.
El principio de la iluminación:
La "I" en L-I-G-H-T-S nos recuerda que la iluminación en la interpretación de las Escrituras
solamente viene del Espíritu de Dios. Como lo dice I Corintios 2:12: "Y nosotros no hemos
recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que
Dios nos ha concedido".
Porque el Espíritu Santo, el autor de las Escrituras, (II Pedro 1:21), mora en cada hijo de
Dios (I Corintios 3:16), él o ella, están en una posición única para recibir la iluminación de Dios
(I Corintios 2:9-11). El Espíritu de verdad no tan solo provee sagacidad que aclara el
pensamiento, sino también iluminación que penetra el corazón.
Es claro, por supuesto, que el Espíritu Santo no suplanta al estudio escrupuloso de las
Escritura, sino que nos provee con un entendimiento que únicamente se consigue por
discernimiento espiritual. De esta forma el Espíritu Santo nos ayuda en la exégesis ("sacar
afuera"), previniéndonos de la eiségeses ("meter en la lectura"), cuando estudiamos las
Escrituras. El solamente nos ilumina para que descubramos lo que hay en el texto. La
iluminación no va más allá de lo que el texto dice.
Aquí es precisamente donde virtualmente fallan todos los maestros de la Fe. Ellos
pretenden que el Espíritu Santo les ha dado una iluminación especial y proceden entonces a
introducir en las Escrituras sus preconcebidas ideas.
La prueba final para cualquier doctrina es el texto de la Escritura. La iluminación siempre
tiene que conformarse a la Palabra. Recuerde que Satanás quiere que nosotros nos encontremos
con él, haciéndonos pensar que nos hemos encontrado con Dios. Cualquier enseñanza que vaya
en contra de la verdad revelada por Dios, tiene que ser rechazada porque de seguro que detrás de
la misma no está el Espíritu Santo (Juan 16:13).
El principio gramatical
La "G" en L-I-G-H-T-S nos recuerda que las Escrituras tienen que interpretarse de acuerdo con
las reglas elementales de la gramática, incluyendo el estilo y la sintaxis. Es por esta razón
necesario que el estudiante de las Escrituras tenga un conocimiento básico de los principios
gramaticales. Sería también de ayuda que podamos tener aunque sea una ligera noción del
griego y del hebreo.
SÍ usted no sabe nada de griego o de hebreo, no tiene por qué llenarse de pánico. Hoy día
existen numerosos y muy útiles instrumentos disponibles para que el estudiante obtenga algún
conocimiento de los lenguajes originales de las Escrituras. Además de los comentarios, hay
traducciones "interlineales", que proveen las versiones directas del griego y del hebreo
paralelamente con el español. En adición, hay diccionarios de las palabras del Antiguo y Nuevo
Testamento que aparecen en la famosa Concordancia de Strong. Medios auxiliares como estos,
hacen fácil para el estudiante común recibir nociones de los lenguajes bíblicos originales sin
tener que ser fluente en los mismos.7
El uso de estos medios combinado con algún sentido común, impedirá que usted pueda
ser engañado por gente que pretenden dominar los secretos bíblicos al tiempo en que violan los
elementales principios de la interpretación gramatical de las Escrituras. Por ejemplo, un pasaje
que Avanzini maltrata muy a menudo es Marcos 12:44, donde Jesús, hablando de la viuda
pobre, dice que "todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que
tenía, todo su sustento". Avanzini toma la palabra "pobreza" y la cambia por la palabra
"necesario", la palabra usada en versiones como "La Biblia Latinoamericana". Se salió con la
suya.
Durante una campaña para recabar fondos para TBN, Avanzini sonrió ante su auditorio y
dijo que esta viuda no dio de su pobreza, sino de lo que le era necesario. En otras palabras,
Avanzini enfatiza que la viuda dio "porque ella necesitaba algo de su Dios".8 Es decir, que dio
para recibir. Avanzini entonces explica que la iglesia a través de las edades ha ignorado el
verdadero significado de este pasaje y que ahora él presenta el profundo y verdadero significado
del mismo.
Es verdad que el vocablo "necesario" puede significar desear o requerir algo. Sin
embargo, la misma palabra también puede implicar la idea de pobreza, miseria y hasta
indigencia. Con la finalidad de establecer cuál significado es el aceptable para Marcos 12:44,
tenemos simplemente que fijarnos en el contexto y en la construcción del texto. Un estudio más
preciso nos hace claro que Cristo estaba estableciendo un contraste entre la ofrenda de "la viuda
pobre" (versos 42, 43) y la ofrenda de "los ricos" (verso 41) y de los que tenían
"abundantemente" (verso 44). Por tanto, la palabra "necesario" apunta hacia la tremenda
pobreza de la viuda, no a sus necesidades o deseos personales.
Deberíamos notar que en el relato paralelo de Lucas 21:4 sobre la misma viuda, se usa el
vocablo "penuria" en lugar de "lo necesario". Todo lo que Avanzini tenía que hacer era
consultar un diccionario para darse cuenta de que la palabra "penuria" conlleva la idea de
"pobreza extrema". Además, si Avanzini se hubiera molestado en consultar con un diccionario
de griego, hubiera descubierto que la palabra traducida "necesario" en Marcos 12:44 es
"husteresis". la cual significa literalmente "pobreza".9 No cabe duda de que la exposición de
Avanzini sobre este texto es impropia y carece de fundamento bíblico.
El principio histórico:
La "H" en L-I-G-H-T-S nos recordará que la fe Cristiana es histórica y basada en evidencias
(Lucas 1:1 -4). Se entiende mejor el texto bíblico cuando uno está familiarizado con las
costumbres, cultura y contexto histórico de los tiempos bíblicos. Tal información adicional es
extremadamente útil para obtener el pleno significado de un texto dado.
Desafortunadamente, los maestros de la Fe parece que han descuidado esta dimensión
crucial de la hermenéutica. A menudo ellos citan mal e interpretan mal determinado pasaje
porque han fallado en observar el contexto histórico del mismo. Un clásico ejemplo lo tenemos
en la forma en que ellos manipulan III Juan, verso 2.
El texto lee así: "Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas
salud, así como prospera tu alma". En cierta ocasión, cuando Oral Roberts leía este texto, le dijo
entusiamado a su esposa: "Evelyn, esto quiere decir que nosotros tenemos que ser prósperos".
Cuenta después Roberts que posteriormente a su "descubrimiento" de este texto. Dios le dio un
Buick completamente nuevo. De acuerdo con él, "todo lo que nos ha pasado de bueno empezó
el mismo día en que pusimos nuestra confianza en ese verso de las Escrituras". Evelyn coincidió
con gran entusiasmo con Oral en que la prosperidad es "el más alto deseo de Dios para
nosotros".10
¿Manejan de manera apropiada Oral y Evelyn este pasaje? ¡La respuesta es un NO bien
enfático! Recuerde que debemos tomar en cuenta el contexto histórico del pasaje. Las palabras
del texto fueron las iniciales en la carta que Juan dirige a su amigo Gayo, y tal como lo
específica el erudito bíblico Gordon Fee, estas palabras "eran la manera acostumbrada de
presentar el saludo en una carta personal de la antigüedad".11 Fee concluye que "extender los
deseos de Juan para con su amigo Gayo a la noción de que todos los cristianos deberían
disfrutar de prosperidad material y financiera, es completamente ajeno al texto. Esa no fue la
intención de Juan, ni pudo ser la forma en que lo entendió Gayo. En resumen, ése no es el
"significado evidente" del texto.12 Además, resulta provechoso saber que la palabra griega que
se traduce "próspero", significa "que te vaya bien en tus relaciones con los demás".13
Cuando se trata del contexto y de las costumbres de la antigüedad no hay razón alguna
para desviarse. Afortunadamente, hay una gran variedad de excelentes manuales y comentarios
que pueden ayudarnos para conseguir un mejor entendimiento de la gente y de los lugares de la
Biblia.
El principio de la enseñanza
La "T" en L-I-G-H-T-S nos recuerda que aunque aceptamos que la iluminación definitiva de las
Escrituras depende del ministerio del Espíritu Santo, también aceptamos el hecho de que Dios
ha provisto a la iglesia con maestros humanos especialmente dotados para enseñarnos (Efesios
4:11). Por tanto, existe una tremenda distancia entre quienes están instruidos para la
interpretación bíblica y aquellos que reclaman ser "ungidos", pero que evidentemente
construyen su teología en superficialidades.
Sin duda que Santiago tenía a maestros como éstos en mente, cuando escribió:
"Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor
condenación" (Santiago 3:1). Pablo coincide con la misma advertencia cuando exhorta a
Timoteo con estas palabras: "Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero
que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad" (II Timoteo 2:15). La
Escritura es absolutamente clara en señalar que la tarea de la enseñanza nunca debe ser tomada
con actitud desdeñosa.
Siguiendo el ejemplo de los habitantes de Berea (Hechos 17:11), nosotros deberíamos
asegurarnos de que lo que se nos enseña está en armonía con las Escrituras (Tesalonicenses
5:21). Cuando se trata de entender la Palabra de Dios, tenemos que buscar fuentes confiables
para que nos provean ayuda.
Cuando nosotros queramos interpretar correctamente la Palabra de Dios (II Timoteo
2:15), debemos estar dispuestos a consultar a aquéllos a quienes Dios ha capacitado para que
sean maestros en la iglesia (cf. Tito 2:1-15), y quienes pueden protegernos de los lobos con
disfraces de ovejas que no consideran al rebaño (Hechos 20:29).