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ARTICULO

5—REQUISITOS PARA LA APRECIACION


por Martin Soria
Hemos definido como creación, a la ausencia que encuentra en su desarrollo, los elementos que le dan
forma. Sin decir con esto, que en esa “ausencia” no haya nada. El término ausencia define una irrealidad
material, pero a la vez acepta una realidad inmaterial. La necesidad, por ejemplo, es una ausencia que
contiene una realidad, la de ser una capacidad a ser satisfecha. Pero la necesidad no existe como
presencia determinada por una forma, peso, o densidad. Otro ejemplo de esto podría ser la gravedad.
La gravedad es una fuerza que sólo se aprecia, cuando las cosas son atraídas por dicha fuerza. Cabría
decirse que la gravedad es una ausencia que encuentra en su desarrollo los elementos que le dan
forma, porque, lo que da forma a la fuerza de gravedad, es ver cómo caen las cosas.

La apreciación, es una disposición a dar o recibir algo. La definimos como la capacidad de dar o recibir
el valor de lo creado, e insisto en lo creado, porque algo debe de existir para poderlo apreciar. Pero
también podemos entender a la apreciación, como una necesidad de entregarse para sentir, o una
predisposición a recibir.
Para apreciar, ante todo, es necesario el darse. Si no doy atención a lo que observo, difícilmente podré
reconocer lo que recibo. Si no lo recibo, no lo conozco, si no lo conozco no me motiva. Esta falta de
atención reiterada, produce la insensibilidad emocional, ignorancia y desmotivación en la persona. La
importancia de la apreciación es determinante en el desarrollo de la personalidad.

Al observar la belleza de un cuadro, lo primero, que uno hace es, darse atentamente a la recepción del
mismo. Al dar la atención necesaria para recibir las sensaciones, conocimientos o cualidades
provenientes del cuadro observado, estas sensaciones llegan, y son recibidas. De estar mirando el
cuadro, pero con la atención depositada en otro objeto, por ejemplo, en el ruido del tráfico que circula
por el exterior del edificio, las sensaciones que pudiera despertar el cuadro en mí, no serían recibidas,
porque, sencillamente no estoy en la misma sincronía. Ese es el porqué a veces no somos conscientes
de lo que vemos, o del porqué unas veces percibimos algo que no percibimos anteriormente.

Todo estímulo produce en nosotros sensaciones, y recibimos dos tipos de ellas: sensaciones de
complacencia o de displacencia, estado de agrado o desagrado. Unas producen iniciativas estimulantes
y otras producen iniciativas inhibitorias, que se traducen en alegría o dolor. A pesar de no poder impedir
la recepción de los estímulos, que lógicamente producen sentimientos o sensaciones, sí podemos
dominar la respuesta a un gran número de emociones. Para eso debemos concentrarnos en la emoción,
de igual manera que para apreciar es preciso de la atención depositada en el objeto.
Decíamos que emoción es la capacidad sensible del hombre que le permite captar las necesidades y
retribuciones del objeto. En el captar las necesidades no hay filtro alguno que impida el camino de las
sensaciones, a no ser la atrofia de los sentidos. Pero en la retribución a dicha sensación existe
contenida una gran dosis de conocimiento, y es precisamente ese conocimiento racional, el que
determina la forma de expresión de la emoción.

El primer requisito para apreciar, es el de la sincronía entre un sujeto que aprecia y un objeto apreciado.
El sujeto que aprecia debe ofrecerse con afecto ( por el beneficio del otro) al objeto observado. De no
ser así estaría prejuzgando las cualidades contenidas en el objeto. La apreciación ha de ser
analíticamente receptiva y verídica. El apreciador es un observador del protagonismo de lo observado, y
como observador debe contar la realidad del protagonista, en este caso la sensación del cuadro, tal y
como es. Si el objeto produce sensaciones complacientes, no puede decir que es desagradable, porque
estaría prejuzgando y ocultando la verdad del sentimiento de complacencia que recibió. Si por el
contrario no se siente complacido, tampoco debería prejuzgar lo observado con un “es interesante”,
porque también se estaría ocultando la sensación de displacencia. Es muy común el no saber identificar
estas sensaciones.

Apreciar es dar precio, dar valor, es hacer pública la experiencia del valor recibido, ya sea de la
complacencia, mediante la alegría, o del conocimiento mediante la oferta de la verdad reconocida, o de
las bondades apreciadas al corresponder lo que pretendí hacer con lo realizado. Estas satisfacciones a
nuestras necesidades, intereses o deseos, son lo que entendemos como valor. Valor es la cualidad
contenida en el objeto que satisface la necesidad del sujeto. La apreciación del valor es la experiencia y
expresión del mismo. La recognición del valor de la belleza, establece una correlatividad entre el
apreciador y lo apreciado. La recognición de la verdad contenida en lo apreciado, establece una relación
de recognición entre apreciador y apreciado. La recognición de lo creado establece una relación de
reconocimiento de lo apreciado, por lo tanto un factor importante para la apreciación, es el de la
sincronía entre las posiciones de sujeto objeto, que haga posible la recepción de los valores de belleza,
verdad, o bondad contenidos en lo apreciado.

Si para crear es necesario de tres factores: El factor emocional o idea. “Pretensión de un propósito”
( querer hacer ) . El factor intelectual o conocimiento “Comprensión del propósito” ( saber hacer ). Y el
factor voluntad o habilidad. “Realización del propósito” ( poder hacer ) , para apreciar, también es
preciso sentir, conocer y poder apreciar, por lo tanto apreciar implica un factor emocional, intelectual y
volitivo. Sin sentir la necesidad de apreciar; sin saber o conocer el cómo apreciar, o sin tener el poder o
la voluntad para apreciar, el trabajo no será apreciado.
Debemos comprender que estos factores emocionales, intelectuales y volitivos que aquí estamos
individualizando, actúan interconectados. Por ejemplo: cualquier exposición verbal contiene además de
la enunciación del hecho la expresión de un sentimiento motivado por el propósito de la exposición
verbal.

La apreciación necesita determinación que sustancialice la recepción del valor apreciado, a esta fuerza
le llamamos voluntad. Voluntad es la suma de impulsos e inhibiciones necesarios para realizar un
trabajo creativo o apreciativo. Tanto impulso como inhibición son dos fuerzas conductoras. El creador
debe dominar estas fuerzas para dirigirlas hacia la realización de un propósito, por lo tanto el factor
volitivo tiene que ver con el dominio sobre el impulso o la inhibición.
En la apreciación, no sólo intervienen estos tres factores emocionales, intelectuales y volitivos. Como
acabamos de ver, el factor dominio es fundamental en la toma de decisiones dirigidas hacia la
apreciación.
Dominio es la facultad que nos diferencia de loa animales. El hombre tiene la capacidad de dominar sus
instintos, sus emociones, su conocimiento y su poder a voluntad. Esto es posible gracias a su posibilidad
de optar libremente. Luego, si existe una opción sobre la decisión, debemos admitir también la
existencia del factor libertad en la decisión de apreciar.

Apreciar es realizar un propósito, lo que implica posiciones: posición apreciador o sujeto de la acción de
apreciar y posición objeto u obra apreciada. Para apreciar, el sujeto debe de contener aspectos
emocionales, intelectuales y volitivos. Sin tener necesidad de apreciar es imposible que se manifieste un
valor apreciado, sin conocer el cómo apreciar tampoco sería posible y sin una voluntad o deseo por
realizar, el objeto apreciado no podría ser reconocido. Por lo tanto, emoción, intelecto y voluntad existen
contenidos en el sujeto o apreciador. Además el objeto creado como efecto o producto de su causa
creadora reflejará los aspectos del contenido emocional, intelectual y volitivo del creador.

Crear es el producto de cualquier alteración, modificación o cambio en una realidad. Esta alteración,
modificación o cambio, puede realizarse en una dimensión emocional, intelectual, o volitiva.
En la creación interviene un modo de obrar, caracterizado por tres condiciones de tiempo diferentes, un
inicio, medio y término de la creación, además involucra un proceso comprendido, y procedimientos o
factores sucesivos utilizados durante el tiempo preciso, para realizar la modificación en el espacio o
creación.
Tiempo y espacio son factores elementales y determinantes tanto en la creación como en la
apreciación.
La creación (acción, actividad o movimiento que produce la modificación o alteración de una realidad)
conlleva implícita una modificación vertical, es decir, de tiempo, que comprende el propósito, la idea y el
impulso o la necesidad de hacer y una modificación horizontal de espacio que comprende los objetos
modificables, yo, tu, sujeto, objeto. De la creación en tiempo se desprenden tres dimensiones:
emocional, intelectual y volitiva. De la creación en espacio se desprenden tres dimensiones largo,
ancho, alto.
Sin la dimensión de tiempo, necesidad, interés o deseo, la creación sería imposible y sin la dimensión de
espacio posición, distancia, o lugar, la creación sería imposible. Verticalidad y horizontalidad son
necesarias para la creación.

La creación es expansiva debido a que conlleva dentro de su fuerza el contenido direccional (no hay
fuerza sin dirección) y el propósito definido. Todo lo creado obedece a un propósito, ya sea este
conocido o desconocido. El propósito emocional, intelectual o volitivo y la dirección al frente, atrás,
arriba y abajo, derecha e izquierda, hacen de la creación una realidad. Luego, crear es el resultado del
ejercicio sensible, cognitivo y volitivo, donde intervienen el factor tiempo “momento” expresado en tres
etapas, una de formación o inicio, otra de crecimiento o medio y otra de completación o término y el
factor espacio “lugar” expresado en distancias verticales y horizontales.
En la apreciación también se dan las mismas situaciones de verticalidad y horizontalidad. Podemos
apreciar aspectos de contenido que tienen que ver con el tiempo, con la historia, con aquellos supuestos
que intervinieron en la construcción de lo apreciado, pero que no son visibles, sino a través de la
deducción. A estos valores se les denomina valor agregado. Y apreciamos también el valor específico
contenido y recibido de manera instantánea mediante la apreciación inmediata, de los valores que se
desprenden directamente del objeto observado. En la apreciación influye también el grado de desarrollo
del apreciador, así como las variantes culturales, morales y educativas del apreciador. Crear y apreciar,
apreciar y crear, no son más que dos extremos de la necesidad de cumplir un propósito.
Algunas condiciones que deben existir en el proceso de la creación y apreciación son estas:
1 - SUJETO - OBJETO, CAUSA-EFECTO (posiciones)
2 - LIBERTAD (autonomía)
3- OPCION (alternativa)
4 - PROPOSITO (idea)
5 - EMOCION (necesidad ) INTELECTO ( interés) VOLUNTAD (habilidad)
6 - TIEMPO (momento)
7 - ESPACIO (lugar)

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