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“Schlageter”

Por Martin Heidegger

Introducción y Traducción:
Nicolás González Varela
(fliegecojonera@gmail.com)

El Héroe Nazi: Schlageter y Heidegger

El 26 de mayo de 1923 fue fusilado, en


Golzheim, Albert Leo Schlageter (1894/1923), el
llamado “primer soldado del Tercer Reich”.
Schlageter, un antiguo estudiante formado en la
Universidad de Freiburg y ex oficial de
artillería, fue acusado de participar en actos de
sabotaje contra el ejército francés, la voladura
de un viaducto. Recordemos que Francia había
ocupado por la fuerza la región del Ruhr para
presionar a que Alemania pagara sus
indemnizaciones de guerra atrasadas. La
petición por parte del gobierno alemán del
canciller Wilhem Cuno de una moratoria de dos
años para el pago de las indemnizaciones de
guerra en dinero constante, fue rechazada por
los gobiernos aliados en una reunión en Paris.
Con la excusa de un retraso en la entrega de
mercancías en maderas, Francia y Bélgica
deciden ocupar el 11 de enero la mejor zona industrial de Alemania, el Ruhr. Se
apoderó de Alemania una ola de indignación y de elemental furia nacionalista.
En marzo soldados franceses ametrallaron a obreros de la fábrica Krupp en
Essen, dejando trece muertos y heridos. Los grupos armados de la extrema
derecha, los Freikorps, se reorganizaron con la ayuda clandestina del ejército de
Weimar, el Reichswehr. Estos comandos paramilitares, conocidos irónicamente
como la "Schwarze Reichswehr" (Ejército negro), pero cuyo nombre clave para
el estado mayor era Organisation Heinz, realizaron actos de sabotaje y
disturbios por toda la región. Schlageter había combatido en la Primera Guerra
Mundial en Flandes, las batallas-carnicerías del Somme y en la de Verdún. Llegó
a ser teniente y recibir la Cruz de Hierro de 1ª y 2ª clase. Poco después de su
fusilamiento su cadáver fue robado de la morgue de Düsseldorf por un grupo de
SA (SturmAbteilung) al mando del Staatschef Viktor Lutze (futuro jefe de las SA
después de la purga de 1934 y organizador de los pogroms de 1938) quién llevo
el cuerpo hacia una zona alemana no ocupada por Francia. Además su delación
fue vengada: miembros del "Sturmabteilung Rossbach" que también combatió
en el Báltico, comandados por Martin Bormann (futuro asistente personal de
Hitler) y Rudolf Franz Hoess (futuro comandante del campo de concentración
de Auschwitz) matan al maestro Walther Kadow, el supuesto culpable de
denunciar a Schlageter a las autoridades francesas de ocupación. Desde ese
momento el abanico de la nueva derecha alemana tenía un mártir y un mito.
El propio currículum de Schlageter lo ligaba políticamente al National-
bolchewismus, al nacionalbolchevismo, una mezcla de nuevo nacionalsimo y
stalinismo. Schlageter había comenzado su militancia en la nueva derecha
ingresando en la “Jungdeutscher Orden”, la Jugdo, una de las más grandes
organizaciones juveniles reaccionarias de la República de Weimar. La Jugdo
pertenecía al amplio movimiento de la Bündisch Jugend. El líder de los Jugdo
era el teniente Arthur Mahraun, con un pasado de “pájaro migratorio”. Su
organización llegó a alcanzar los 40.000 miembros. Tanto por su inspiración
como por su contenido, antisemita y anticomunista al mismo tiempo, estaba
cerca ideológicamente a los conservadores-revolucionarios de los “Stahlhelm”
(“Casco de Acero”). Su ideólogo era Reinhard Höhn, quién escribirá su libro
dedicado a Mahraun con el esóterico título de “Der bürgerliche Rechtsstaat und
die Neue Front” (“El Estado de Derecho burgés y el Nuevo Frente”). La visión
política que inspiraría a Schlageter es típica del modernismo reaccionario:
volver a un pasado mítico y lejano, poner en tela de juicio al capitalismo liberal
que “disuelve la antigua Comunidad popular racial”; que en lugar de la antigua
comunidad articulada y formada en armonía, produce “una masa de individuos
sin lazos de unión” en busca de manera compulsiva y egoísta “de sus propios
méritos exclusivamente”. La Jungdo fue un verdadero semillero de cuadros para
el futuro SS-Staat. Höhn mismo entrará al NDSAP y a las SS en 1933, y su
brillante carrera lo llevará en 1942 a participar en la Wannsee-Konferenz, donde
se decidió la solución final al problema judío. En esta práctica política y dentro
de este arco ideológico se formó el corazón y la voluntad de Schlageter.

Destruir la República de Weimar: En 1919, recién desmovilizado, fue


miembro de la Marine-Brigade von Loewenfeld, que reprimió las huelgas de
marineros “rojos” y purgó a los batallones de “infección bolchevique”. Como
miembro de los Freikorps (cuerpos francos paramilitares de derecha) del
Báltico que pretendían colonizar y constituir un Estado alemán del Este
englobando, como en los tiempos de los caballeros teutónicos, a Prusia y el
Baltikum como baluarte antibolchevique. Estuvo como combatiente extranjero
en Kurland, la defensa de Riga contra la invasión a Polonia y los países bálticos
del Ejército Rojo de Trotsky. También como Freikorps participó en acciones
militares en la Alta Silesia y en el Ruhr al lado de Ernst von Salomon en la
Sturmsoldaten (”Soldados de Asalto”) y el Bund ehemaliger Erhardt-Offiziere
(”Liga de antiguos oficiales de Erhardt”); Erhardt era el Käpitan de corbeta
Hermann Erhardt que había organizado en la base de Wilhelmshaven la II
Brigada de Marina para reprimir a los “espartaquistas” y participar activamente
en el fallido Putsch de ultraderecha de Kapp (en la época se lo consideraba como
el enemigo número uno de la izquierda) que combatirán al KPD y al SPD en el
levantamiento del Ruhr, el llamado Märzaufstand 1920. Schlageter rápidamente
comprendió el papel central de Adolf Hitler en la reunificación de la nueva
derecha y se afilió al joven NSDAP en 1922.

Schlageter va a transformarse en el héroe deutsch-völkische por excelencia, un


mártir santo del nacionalismo extremo alemán, por lo que cada 26 de mayo se
realizaban mítines conmemorativos en todas las organizaciones de la derecha
radical. El culto a los mártires nacionalistas de la Primera Guerra Mundial, el
llamado Totenkults, se transformó en un arma formidable del modernismo
reaccionario y luego del nacionalsocialismo. Se producen héroes y se los
“mediatiza” a través de propaganda impresa, folletos, pamphlets, libros,
emisiones radiofónicas y ritos públicos. La nueva derecha organiza estos actos
mediáticos en dos grandes grupos: los dedicados a los Blutzeugen (Testigos de
la Sangre) y a los Märtyrer der Bewegung (Mártires del Movimiento). La
iconografía es similar a la martiriología católica pero se exalta el culto a la
muerte, a la llamada del destino colectivo, a la Kriegsideologie, a las leyes
eternas de la raza. ¿Cómo se convierten las masas sino con nuevos mitos y con el
sacrificio de los mejores? Los conservadores revolucionarios, los nazis, los
cascos de acero, los nacionalbolcheviques, todo el espectro de la nueva derecha
cree en el factor psicológico, en la sensación, el medio maestro de captación de
la multitud: por lo tanto el Führer debe dar vuelta, invertir, la sensación de las
masas, si desea causar una acción (y no mera comprensión).

Schlageter, el héroe arquetípico de Adolf Hitler: Tan pronto como a


fines de 1923 y a lo largo de 1924, el NSDAP comienza la construcción del mito
de Schlageter mártir nacional. Se publican uno tras otro libros hagiográficos:
"Rache für Schlageter!", "Schlageter war Nationalsozialist", "Denkt an Albert
Leo Schlageter" y "Werde Du auch ein Schlageter!", mucho material de
publicidad incluso un portfolio con fotos de la vida del mártir. Hitler lo
nombrará como arquetipo del ario comprometido por la Gran Alemania en
Mein Kampf (1925): “En la época de la más terrible humillación impuesta a
nuestra patria rindió allá su vida por su adorada Alemania el librero de
Nüremberg, Johannes Philipp Palm, obstinado 'nacionalista' y enemigo de los
franceses. Se había negado rotundamente a delatar a sus cómplices, mejor dicho
a los verdaderos culpables. Murió, igual que Leo Schlageter, y como éste,
Johannes Philip Palm fue también denunciado a Francia por un funcionario”.
Su admiración sin límites explica porqué muchos investigadores consideran a
Schlageter el héroe arquetípico o primario de Hitler. Incluso aparece en los
discursos y escritos tempranos de Himmler o en la novela (éxito de ventas) de
Goebbels, “Michael. Ein deutsches Schicksal in Tagebuchblättern” (1926),
donde el futuro ministro de propaganda del IIIº Reich le hace decir a su
protagonista Michael-Schlageter: “La raza es la matriz de todas las fuerzas
creadoras… El dinero es la medida del liberalismo. El dinero no tiene raíces.
Está por encima de todas las razas. Liberal quiere decir ‘creo en el Dios
Mammon’. El socialismo quiere decir ‘creo en el Trabajo’… Uno no debe
preocuparse por sí mismo. Es necesario aceptar grandes cargas en la vida”. El
Schlageter-Kult no fue exclusivo del NSDAP, todas las organizaciones de la
derecha extrema le rendían culto como símbolo del futuro despertar de la nueva
Alemania. Y no sólo la derecha: el partido comunista alemán, KPD, tuvo su
patética propia fase “Schlageter”: el 20 de junio de 1923 Karl Radek pronuncia
ante el comité ejecutivo de la Internacional comunista (EKKI) un discurso que
adoptará un título casi heideggeriano: “Leo Schlageter, el Viajero de la Nada”.
La aposición está tomada de una novela de un tal Freksa. Radek pone el dedo en
la llaga al resumir contra quién quieren pelear los Freikorps: ¿contra la joven
república Soviética como en el Báltico o contra el capital y el imperialismo de la
Entente, como Schlageter en el Ruhr? En el segundo caso, Schlageter, “valeroso
soldado de la contrarrevolución” según Radek, no será ya un viajero de la nada
sino “el viajero de un porvenir mejor para la Humanidad entera”. El emisor de
este discurso es el menos nacional de todos los protagonistas de la revolución
rusa, el bolchevique más irónico y más auténticamente apátrida. Radek, siempre
con su eterna pipa, era en febrero de 1918 un “comunista de izquierda”;
pertenecía —con Nikolai Ivanovich Bujarin, con el creador de la CHEKA, Felix
Edmundovich Dzerzhinsky, y con la bella Alexandra Kollontai a los llamdos
"bolcheviques no leninistas". Se opuso muchas veces a las posiciones de Lenin y
Stalin. Su destino no es difícil de adivinar: desaparecerá en la era del culto a la
personalidad en el proceso de los diecisiete en Moscú en 1939.La vida y muerte
de Schlageter se transforma para los opositores a Weimar en un factor que
enlaza de manera efectiva invectivas antisemitas y anticomunistas con filípicas
antiburguesas y antisistema. Hasta mayo de 1933 aparecieron quince libros
sobre Schlageter, además de folletines y novelas juveniles. El autor teatral oficial
del régimen nazi, Hanns Johst, le dedicó una obra trágica, titulada “Schlageter”,
que fue estrenada con pomposidad el día del cumpleaños de Hitler, el 20 de
agosto de 1933, en el Staatlichen Schauspielhaus de Berlin y con la presencia
personal del Führer y la jerarquía nazi. En la obra el personaje de Schlagater se
pelea con su padre y le señala que sólo cree en la Comunidad del Pueblo
(“Volksgemeinschaft”). Es curioso señalar que esta obra de teatro fue
presentada con mucho suceso en toda Alemania por compañías del NSDAP
hasta el año 1945. Schlageter juega un rol destacado en la que es considerada la
primera película de propaganda nazi de gran producción, “Blutendes
Deutschland” (“Sangría Alemana”) del director Johannes Häussler. Schlageter…
¡hasta tuvo su propia lotería nacionalsocialista!Pero el régimen nazi lo honró de
diversas maneras: editó toda su correspondencia, calles céntricas, plazas,
esculturas, paseos, memoriales, monolitos, condecoraciones del partido, pines
de propaganda. tuvo una escuela-fragata, la Segelschulschiffes "Albert Leo
Schlageter"de la Kriegsmarine que dio la vuelta al mundo, regimientos del
“RAD”, marchas marciales, un escuadrón de cazas de la Luftwaffe, marchas
militares así como una división armada en las postrimerías de la derrota final.

El discurso: a este arquetipo masculino del despertar nacional-racial le


dedicará su discurso Martín Heidegger, el filósofo más importante del siglo XX,
al conmemorarse diez años del fusilamiento de este héroe puramente alemán.
Es curioso pero los editores, tanto en alemán como en francés, hicieron todo lo
posible por expurgar a Schlageter de connotaciones nacionalsocialistas. Se
trataba de proteger la reputación de Heidegger. El editor de los "Ècrits
Politiques 1933-1966" de Heidegger en francés, el heideggeriano François
Fédier, al publicar este discurso, intenta expurgarlo de dos maneras: 1) por
medio de la traducción de los términos claves del la Lingua Tertii Imperii
(Reich por Estado, por ejemplo) y 2) con un aparato de citas que neutralizan la
carga política o directamente desinforman al lector. En el caso de Schlageter se
oculta su pasado Freikorps e incluso Fédier señala de manera mentirosa que
Schlageter “n'a jamais été nationalsocialiste”, cuando sabemos que estaba
afiliado al NSDAP casi desde su fundación. No es raro esta manipulación
descarada de textos en la política editorial de Heidegger. La hermenéutica de la
inocencia de los heideggerianos pueden llegar a extremos injustificables. Las
ceremonias del Schlagater-Kult tenían lugar anualmente todos los 26 de mayo.
En el día de Pentecostés de 1933 se le rindió homenaje en su provincia natal en
Schönau (Selva Negra) con la presencia de más de mil notables de la política, la
cultura y el arte del NS-Staat. Allí estaban el Oberbürgermeister (alcalde) de
Freiburg el doktor Franz Anton Josef Kerber, el Führer de las SA, Hanns Elard
Ludin, hasta el príncipe de Prusia, August Wilhem, como representante del
gobierno del IIIº Reich. El mismo día el Gauletier (gobernador) del Land de
Baden Robert Wagner inauguraba con fanfarria un monumento en honor a
Schlageter en la cima del monte Zugspitze. Como Heidegger, Schlageter había
sido alumno de la misma escuela, el Liceo de Constanza (rebautizado
Schlageter-Gymnasium en 1936) y más tarde alumno de bachiller en el
Bertholds-Gymnasium. El diario oficial nazi para la zona sur de Alemania, el
“Völkischer Beobachter” del 30 de mayo, nos pinta a grandes rasgos el
homenaje friburgués: “La Universidad de Freiburg también ha sido convocada
para honrar, con la mayor sobriedad, la muerte de nuestro héroe. Tras el
discurso del camarada Heidegger, el millar de personalidades presentes en la
ceremonia levantaron su brazo en silencio”. El cartel convocando la ceremonia
ilustra estas páginas: bajo el título de “¡Alemania Despierta!” se puede ver de
perfil al héroe con sus cruces de hierro y un sol que anuncia la instauración del
IIIº Reich que unifica dos almas alemanas: la prusiana y la nacionalsocialista.
Entre la bruma se perfila el monolito en su honor en su Heimat, la pequeña
patria de Schönau.

En el texto de Heidegger se encuentran, concentrados y detrás de la retórica


protocolar, todos y cada uno de los elementos centrales de la Kriegsideologie
(Ideología de Guerra), el gran magma ideológico del nacional socialismo. Allí
están la idea de Comunidad, el culto de la muerte, la idea de Destino colectivo,
el de Resolución, la crítica a Occidente, el anticomunismo, el socialismo racial-
popular. El coraje originario es el elemento esencial de la vida del hombre que
debe saber interrogar, experimentar y superar las pruebas del “estar-ahí”
(Dasein). En el enfrentar al peligro se debe dar prueba de la más dura Claridad
(härteste Klarheit), dureza de la Voluntad (Härte des Willens), determinación
por aceptar el designio de un destino ya no individual (Schicksal), sino
comunitario-racial (Geschick). El modelo si bien remite a su libro “Sein und
Zeit” (“Ser y Tiempo”), donde textualmente Heidegger señala que “Sólo el ser en
libertad para la muerte da al Dasein su meta pura y simplemente tal… el Dasein
elige su héroe”, en la praxis está encarnado en la figura de Schlageter. Schlageter
es la muestra de una existencia auténtica, un ejemplo de cómo “la
coparticipación y la lucha es donde queda en franquía el poder del Destino
Colectivo”. Como le hacía decir Johst a su Schlageter teatral: “El individuo es
solamente un crepúsculo en el total de la Sangre de un Pueblo”.

Albert Leo Schlageter

por Martin Heidegger

En medio de nuestro trabajo, durante una pequeña interrupción en nuestras


lecturas, nos permitimos recordar al estudiante de Freiburg, Albert Leo
Schlageter, un joven héroe alemán (”junge deutschen Helden”) quien hace una
década atrás murió en la más dificultosa y grandiosa de todas las muertes (”den
schwersten und grössten Tod”).

Nos permitimos reflejar su Honor (“Ehrung”), por un momento, sobre su


muerte justa y en orden, y que esa muerte nos puede ayudar a comprender
nuestras vidas.

Schlageter murió la más dificultosa de todas las muertes. No murió en el frente


de combate como líder (“Führer”) de su batería de artillería de campaña, no
murió en el tumulto de un ataque, no murió en una rabiosa acción defensiva…
no: él se paró inerme y sin defensa ante los fusiles franceses.

Pero él se mantuvo de pie y sostuvo la cosa más difícil que un hombre puede
enarbolar.

Todavía se podía haber producido esto con un rápido final lleno de júbilo, tener
una Victoria ganada y que la grandeza del despertar de nuestra Nación brillara
adelante.

En lugar de esto… Oscuridad, Humillación, y Traición (”Finstern, Erniedrigung


und Verrat”).

Y así, en su hora más difícil, él pudo alcanzar también la cosa más grande a la
que un hombre es capaz. Solo, girando sobre su propia fortaleza interna, tenía
que colocar ante su propia alma una imagen del futuro despertar del Pueblo
(“Aufbruchs des Volkes”) honorificado y engrandecido de tal manera que podría
morirse creyendo en ese futuro.

¿De dónde sacó esa dureza de la voluntad (”Härte des Willens”), que le permitió
soportar la cosa mas difícil de todas? ¿De donde sacó esa claridad del corazón
(”Klanheit des Herzens”), que le permitió vislumbrar lo que era más grandioso y
más lejano y remoto?

¡Estudiante de Freiburg!, ¡Estudiante Alemán!…Cuando en tus marchas y


excursiones pisas las montañas, los bosques y valles de la Selva Negra, la
pequeña Patria (“Heimat”) de este héroe, aprende: que las montañas entre las
que el joven hijo de campesinos creció son de piedra primitiva, de granito. Y
ellas han estado mucho tiempo trabajando endureciendo la Voluntad.

El sol de otoño de la Selva Negra se pone bañando las cordilleras y bosques en la


más gloriosa y clara luz. Ella ha nutrido por mucho tiempo la Claridad del
corazón (”die Klarheit des Herzens”).

Cuando él estuvo de pié, parado indefenso frente a los fusiles franceses, la


mirada interna del héroe sobrevoló sobre los orificios de las armas para alcanzar
la luz del día y las montañas de su hogar para decir que se puede morir por el
Pueblo Alemán y su Imperio (“das alemmanische Land für das deutsche Volk
und sein Reich zu sterben”) con el paisaje campestre germánico ante sus ojos.

Con una Voluntad dura y un corazón claro, Albert Leo Schlageter murió su
muerte, la muerte más difícil y la muerte más grandiosa de todas.

¡Estudiantes de Freiburg, permitan que la fuerza de las montañas maternas de


nuestro Héroe fluya dentro de sus voluntades! (”lass die Kraft der Heimatberge
dieses Helden in deinen Willen strömen”).

¡Estudiantes de Freiburg, permitan que la fuerza del sol otoñal de los valles
maternos de nuestro héroe ilumine sus corazones!
Preserven a ambos dentro de Ustedes y llévenlos, dureza de la voluntad y
claridad del corazón, a sus camaradas (“Kamaraden”) de las universidades
alemanas.

Schlageter caminó estos lugares como un estudiante de Freiburg. Pero la ciudad


no podía contenerlo por mucho tiempo. Él se obligó a ir al Báltico; él se obligó a
ir a la Alta Silesia; él se obligó a ir al Ruhr (” er müsste ins Baltikum, er müsste
nach Oberschelesien, er müsste an die Ruhr”).

Él no se permitió escaparse a su propio Destino (”seinem Schiksal”) de manera


que murió en la más difícil y grandiosa de todas las muertes con dureza de la
voluntad (”Harten Willens”) y claridad del corazón (”Klaren Herzens”).
Honremos al héroe y levantemos nuestro brazo en un saludo silencioso.

¡Heil!.

(Traducción de Nicolás González Varela a partir de los discursos de Heidegger en alemán y las
ediciones francesas e italianas de los escritos políticos)

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