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POEMAS ESPECIALES/FILOSOFICOS

POR GUILLERMO E. MATTA

Gotas de Agua

Las gotas de agua caen desde el cielo


inspirando la vida detrás de los cristales
dibujando ilusiones enfatizando sueños
delineando caminos delineando senderos
la lluvia era el espacio para encontrar las cosas
separar los destinos
alimentar el alma y llegar al espíritu
ella la fuerza limpia que nos lava las manos
nos reconforta el cuerpo nos devuelve la vida
cuando estas agotado
era el otro camino de un profundo silencio
libre de tropiezos, libre de quehaceres
la caricia invisible en los rostros cansados
las manos ondulantes de los manantiales
de ríos y de esteros de todos los océanos
eran las gotas de agua la fuerza de la vida
la fuente de los prados
la aliada de los bosques
la fruta de las frutas
el pan de los desamparados.

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Almas de las Almas

El alma de tu alma entro por mi ventana


girando por mí cuarto antes de amanecer
la noche estaba obscura no te podía ver
la luz de los pasillos destilaba esperanzas
contra los desflecados muros interiores
escondiendo en sus profundas rendijas
recuerdos de enunciados temblores
nadie veía nada en la existente nada
primaba la involuntaria indiferencia
las almas de las almas conjugaban sus pesares
haciendo silenciosos e invisibles remolinos
nadie de todos entendía su lenguaje
convulsionando en su tropel desmesurado
otras veces venían en comparsas rosadas
murmurando en su lengua sus pecados
entraban y salían por las grietas de los muros
a veces me arrastraban por sobre las cabezas
de los muertos de otro cementerio
por encima de los viejos campanarios
entre los dormidos murciélagos colgados
de las vigas de galpones y otros entretechos
de pueblos enclavados en las montañas
detrás de verdes valles,
donde estaré me preguntaba sujeto de las almas
repasando en mi mente estas visiones
en uno de los tantos giros rasgue mis pantalones
entre un muro y una puerta mal cerrada
una de las almas soltó una carcajada
nadie tenía cara ni facciones eran nubosidades
cuando escuche el anuncio de los gallos
pude recordar mi tormentoso viaje
y confirmar el rasgón de mi pijama.

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El Viaje de las Almas

Donde esta una de mis almas


yo me pregunto a veces cuando tu estas conmigo
lo espiritual no dudo, lo sensorial a veces
siento que estoy vació enhebrando recuerdos
de las voces calladas que llenaron mi vida
de azules ilusiones y versos coloridos
de una pintura extraña que yo colgué en tu cuarto
de mi esencia de ensueños de otros tiempos pasados
siento un profundo vació al no leer tus cartas
que traen ensueños de efímera esperanza
ya todo ha concluido en tu vida y la mía
se apagaron los ecos de largas despedidas
el monitor en blanco ya borro los recuerdos
de palabras de aliento de un amor sin sentido
de otras noches pasadas releyendo tus líneas
evocando en la estancia de otras soledades
dando a lo incierto a veces una luz de esperanza
ya se que estas muy lejos y a veces muy cerca
diseñando un complejo de locas ilusiones
te he visto varias veces sin entrar a tus ojos
para evitar mensajes que digan ya no hay nada
para que se quede tu alma adentro de tu cuerpo
y no se salga a flote a encontrar a la mía.

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Logros y Fracasos

Espera un rato amigo para calmar tus sueños


que la vida son los trazos vertidos en las telas
en forma de arabescos y planos definidos
como el amor en versos cantado por poetas
talvez esto no rime en tu aparente dicha
en las estrofas que invento Guillermo Apollinaire
tal vez sigue pintando e inventando ilusiones
observa tu interior y saca conclusiones
que cada tela sea la luz de tu ventana
de aquellos días buenos y también de los malos
devaga una sonrisa, eso no cuesta nada
sonriele a la vida que te da la destreza
para seguir pintando y crear ilusiones
te has preguntado a veces
como calcular tus logros y fracasos?
si no ha inventado el hombre la medida.

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Como llegar Arriba

No importa tu papel o estudios realizados


para llegar arriba sin pisotear a otros
se necesitan tres cosa que usan los avispados
primero se astuto manejar bien las cosas
la clásica estrategia para ayudar al jefe
por ultimo la gracia que a veces nos concede
cuando hacemos favores a los ejecutivos
la precisión exacta para llegar al tope
hay que canalizarla en forma inteligente.

Hay muchos que participan en cortos seminarios


donde embabucan los bobos con plazas de gerentes
amigos no hagan caso que no dan resultados
no trates de probar que eres inteligente
ni muestres tus diplomas de tus doctorados
aquí no vale nada si no las conexiones.

Lo anterior se lo digo con gran conocimiento


siempre fui un estudiante con altas convicciones
que complete programas con muchas exigencias
pasaron muchos años haciendo mi trabajo
veinticinco seguidos en la misma compañía
cuando cumplí la cuota me hicieron jubilado
todo se había hecho pegado a los contratos.

Pero volviendo atrás en mis años de lucha


me pude dar yo cuenta de las recriminaciones
y de otros formulismos que algunos aplicaban
a todos los ilusos que en el culo llevaban
el timbre morado de la empresa
hay unos que se integraron en los recientes años
que nunca habían pisado la escuela superior
le dieron altos cargo y grados de nivel.

Si usted es educado y no aplica estas tres cosas


no pretenda ser jefe de su reciente empresa
tampoco patalee y controle las rabietas
que va terminar enfermo con una pataleta

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si no llora no mama y si no mama no sube
es el único lema de este alegre poeta.

Las Horas

Son las horas que pasan


los testigos del tiempo
irrevocable a veces
cuando desesperados
tratamos de pararlas
entrándonos en calma
otras veces parecen
que allí se han detenido
se arrastran los minutos
en tiempos sin sentido
En la esfera infinita
en las horas felices
vuelan los minuteros
pero en las horas tristes
nos hieren sin consuelo
a veces observamos
la original esfera
de ruedas tan precisas
que mantienen las horas
te has preguntado a veces
quien contabiliza los minutos
de aquellos vagan sin destino
que solo saben que es noche
cuando se guarda el sol en
el ocaso.

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El Principio y el Final

El amor parece comenzar como una brisa suave


de algún viento de verano o alguna primavera
jugando con las hojas acariciando al valle
y los tallos salvajes que cobija la pradera
los arbustos alineados parecen centinelas
creciendo sus raíces en el alma de la tierra
aliviando su sed con las escasa lluvias
de otra sonriente primavera
aquí nos aferramos a la vida buscando amor
una caricia un beso una mirada una mano
que trasmita a nuestra alma ese calor buscado
en medio de un destino carente de formas
pero lleno de motivas ilusiones
el amor viene en muchas formas
entregando indescriptibles fuerzas
embriagando dulcemente las visiones
dibujadas en las profundidades de la mente
a veces se transforman en dulce espinas
otras en dichas y tristezas no forjadas
y detrás vienen toda clase de preguntas
porque sufrir amando
como si fueran cosas del destino
el juego que empezamos se torna en lucha
de pasiones carnales y de besos de caricias
arrebatos descontrolados, agonías y llantos
desconsuelos que ha veces no entendemos
aun estando juntos para siempre
se pasan los días, semanas y los meses
y el amor sigue su paso firme
como un torbellino de aguas claras de un estero
besando a su paso la hierba y las piedras del camino
en cada gota cristalina hay algo de ti un recuerdo
algo vivido nostalgias de cosas escondidas
frases sin terminar amores sueños alados
paraísos sin horizontes enclavados en el cielo
espejismos singulares y otras ilusiones.

Mi Corazón cansado sigue en su camino

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buscándote entre las flores de los bosques
también un castillo con puertas de ilusiones
donde estés tu ya sea en apacibles sueños
correteando detrás de la inversa pirámide
de deseos siga en pie creciendo equilibrando
su fuerza que empuja el corazón con sus razones
que a veces no logramos entender esperando
que venga el enunciado cataclismo y borre de la faz
de cada uno de nosotros todo lo pasado
rodaran lagrimas se apagaran sonrisas habrá silencio
haremos un recuento entre los escombros del pasado
encontrando los cuerpos mutilados de otros amores
que flotan silenciosos sobre las flores y los ríos
con sus rostros sonrientes y sus ojos cerrados
agitando sus manos como gigantes mariposas
y allí nos quedaremos atónitos observando las ninfas
que un día pasado nos amaron
no hay destrucción total del alma ni del cuerpo
siempre queda en la tierra algo de nosotros
efímeros recuerdos tal vez incomprensión de muchas cosas
que por temores infundados jamás vivimos
amor quiero que te sientas a conversar de lo pasado
hay mucho que decir por que el juicio final esta muy cerca
los magistrados ocuparan sus lugares del estrado
y ello a ambos nos conocen, no pretendas nada
que será en vano o negar aquellas experiencias
defiéndete si quieres y se honesta que tu eres un libro
lo que borrar quisiste de otros reglones anteriores
y el trazo de esos pensamientos sigue indelible
aunque olvidarlo jamás pudiste menos la fuerza
centipretal del puño que controla la vida
la que duerme contigo cuando llega la noche
la que empuja las lagrimas cuando sientes tristeza
la que te da alegría la que habré sonrisas
la que te levanta de tu lecho para enfrentar lo nuevo
lo viejo lo vivido y lo pasado.
Como una poesía te diré yo esta tarde como te quise
entonces, como cuanto te quiero, como fueron
los días como fueron las noches que no pude tenerte
como me hicieron falta el calor de tus manos
la mirada profunda de tus dos ojos negros

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la sabia de tus besos y el perfume que emana
cuando sientes deseos como me hiciste falta
cuando solo en mi lecho yo busque muchas veces
el calor de tu cuerpo y en mis sueños sabia
que tu estabas muy lejos, y vinieron mas noches
y vinieron mas días que no pude abrazarte
acariciar tu cuerpo o robarte mil besos
o decirte te quiero, las horas fueron largas
como pasos cansados de viejos caminantes
que donde van no saben
fue tan grande tu ausencia fue tan grande el silencio
que rogué que volvieras aun que fuera un momento
para tocar tu pelo y leer en tu rostro tu tácito mensaje
que dibujan tus cejas y destellan tus dormidos ojos
escuchar de tus labios esa risa argentina que rebota
mil veces el eco y te trae muchos otros mensajes
yo se que estas muy lejos y tan cerca de mi alma
que al pensar me conformo detrás de alguna copa
que tranquiliza el viento que pasa por mi alma
se callaron los ecos detrás del muro y la ventana
no se escuchan los trinos ni el cantar de los grillos
todo ha quedado en silencio el día que te fuiste
pensé escribirte un verso o enviarte algunas letras
pero mejor callarlo sin frases de poetas.
Cuando el amor se ha ido no vaya a buscarlo
si regresa es por algo si no lo hace no insistas
la corte de los cielos nos hará un día justicia

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La Última Partida

Voy a volver me dijo con voz baja


sosteniendo en su mano su sombrero
nadie vera la sombra celeste de mi alma
pues ese es el color que ya me dieron
yo fui y vine y esta es mi última partida
a reencontrarme con las almas mías
y las otras que antes se fueron
no era fácil entender este material
menos si jamás filosofamos con la vida
con la muerte al parecer tan fácil no seria
mi posición fue más abierta al tono humano
y dejar que el tiempo me trajera una verdad
que cualquier otro simplemente lo dudara
después de muchos años volvió Simón
sin ver su presencia real en mi escritorio
había muerto de cáncer en un convento
donde sirvió de ayudante de un pastor
que manejaba un renombrado manicomio
Simón nunca estuvo loco, por contrario
había sido un medico en Irlanda, concejal
y más tarde ministro de la iglesia
quienes somos nosotros para juzgar los hombres
disponer de sus restos sin preguntar siquiera
dudar de sus palabras extrañas que utiliza
cuando cada cual sabe lo que quiere
la explicación de los que ya partieron
aun no me han por cierto convencido
se habla del purgatorio del cielo del infierno
y ningún conocido ha regresado a confirmarlo
solo las almas han entrado a visitarme
sentándose en mi cama.

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Mi Despedida

Sigue soplando el viento y relinchan las bestias


se descuelgan las ramas de las viejas higueras
parpadean las luces de las granjas vecinas
trotan las ventiscas por los techos de lámina
se multiplica el eco del trueno en la quebrada
se pasean las almas detrás de la ventana
quienes habrán venido me preguntaba ahora
serán mis dos hermanas o tal vez mi cuñado
tal vez sea mi abuelo o algún desconocido
no han llamado mi nombre ni nadie ha dicho nada
lo que tuve lo he dado o bien lo he regalado
mi caballo y apero se lo di a Juan Gustavo
la escopeta a uno de mis nietos de mi hija Consuelo
una caja de porcelana me la pidió Manuela
el violín de mi abuelo a mi hija Maria
solo me queda el alma mi último consuelo
rematarlo no puedo, la llevare a mi tumba
donde expira la vida, donde no existen lagrimas
donde duermen las penas, y se transforman en polvo
las locas vanidades, donde tu no eres nadie
ni doctor ni poeta, donde todo lo que llevas
allí no vale nada..

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Mi Parte en Vida

Fue una noche de otoño, después de las cosechas


donde desnuda el viento los frondosos cipreses
donde suenan los techos y crujen las ventanas
donde las almas rondan entonando sus penas
don Juan estaba enfermo arropado en su lecho
con su vista perdida en las vigas toscas de Encino
retrocediendo al tiempo a sus años de escuela
a sus años de mozo, montado en la yegua alazana
correteando el ganado del fundo de los Bravos
hablando con Ángela Maria del próximo festivo
de una carta llegada, para enlistar las filas
de sus planes futuros y de otros venideros
dos días antes de acabarse el verano emprendió su partida
se fue con sus hermanos hasta un pueblo cercano
en su morral llevaba, sus cosas personales
una novela triste y un libro de viejas poesías
después de los pitazos y entre las bocanadas abrazo a sus
hermanos
era el tren vespertino que dejo San Rosendo
desde la ventanilla florearon los pañuelos y las tristes sonrisas
rodaron algunas lágrimas en esta despedida
pasaron varios meses y regreso el soldado
con vistoso uniforme de botones dorados
fue una noche de invierno de un Agosto sombrío
se prendieron braceros se hizo pan amasado
carne asada, frijoles y una casuela de ave
se festejo el encuentro con sus viejos amigos
vinieron unos primos y unos tíos lejanos
no faltaron los vinos, ni el ron o el agua ardiente
se afinaron guitarras y un violín del abuelo
se tocaron corridos, tangos y tonadas
el canto de los gallos despidió a los vecinos
después de varios días se hizo la despedida
pasaron muchos meses entre idas y venidas
cuando cumplió veinte y uno se caso con Maria
en el patio del fondo construyeron su nido
planto varias higueras, un nogal y un olivo
agregando un corral y un nuevo gallinero

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nació Juan luego Alberto, Ana Rosa y Consuelo
comenzaron las vidas en casa y en la escuela
se volaron los años de varios calendarios
vinieron nuevos curas y nuevos mandatarios
se construyo otra escuela un parque una avenida
una estación de trenes una nueva alcaldía.
florecieron los almendros las viejas bunganbilias
se instalo un reten con cuatro policías
y pasaron los años y se caso Ana Rosa detracito
Consuelo, Juan se fue para el norte en busca de aventuras
se caso en Iquique con una profesora
Alberto sigue viviendo en la casa del lado
cultivando la tierra y comprando ganado
han pasado los años, y me siento cansado
ya yo no soy el mismo que trabajaba duro
hace un par de semanas que cumplió los setenta
ya perdí dos hermanas y también un cuñado
aquí estoy de visita por si no se ha enterado
le decía a una nieta de mi hija Consuelo.

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Las manos de Todos

Apretando mis manos esquivando el silencio


de mis dedos dormidos vamos a mano
entre la brisa fría que cobijan el viento
manejan las solapas de mi bufanda verde
hoy no traje los guantes que protegen los dedos
siento el corte del frió que viene del levante
arrastrando las hojas que aun revolotean
entre la sombra negra de otras alamedas
protegiendo mis ojos de otras polvoreras
que pasan por la esquina de la Gran Avenida
pienso en tus manos suaves tus calidas caricias
las sonrisas que cubren con tu delicada mano
los fugases abrazos y tus diarios saludos
con tus manos de niña sin temor y sin miedo
hoy miraba las manos del vendedor de diarios
y veía en sus surcos perdidas esperanzas
unas manos cansadas de sujetar revistas
de hojear por la mañanas la ultima noticia
había un parroquiano descolgando el Mercurio
pude ver en sus manos la sombra de los años
gastadas por el tiempo con marcas especiales
que aglutinaban tiempo de otras estaciones
su piel era muy fina como algún pergamino
para escribir una copla entre un vaso de vino
cuantas veces estrecharon alguna mano amiga
cuantas veces cargaron algún ramo de flores
cuantas veces amaron, cuantas veces pararon
una lagrima una queja y allí estaban la manos
contando las monedas que saco del bolsillo
después doblo el periódico y saludo a su amigo
levantando la mano con una gran alegría
agitando su brazo en son de despedida
ayer no vino el Viejo con sus ojos cansados
tal vez no tuvo fuerzas de salir de su cama
le comente al diarero porque Juan no ha venido
tal vez hoy esta enfermo o se fue de paseo
donde su hija Marta que vive en Melipilla
pasaron varios días y volvió el señor risueño

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les cuento nos dijo dándonos su mano
me case en Rengo con una vieja amiga
madrina de mi hija que enviudo hace diez años
sus manos describían con tal felicidad
cada uno de los detalles de esta decisión
que ambos saludamos con un gran apretón.

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Odas a la Vida G.E. Matta

Vida después de todo, partícula microscópica inherente,


complejo divisible celular, motor inspiración latente
de un mínimo y de un todo, componente estructural, del
espíritu del alma física del conciente e inconsciente
que inmóvil aferrado al conducto esencial viajaste
a fabricar la vida, cuando la recepción y el empuje,
dejo que allí se compartieras la multiplicación natural
y polifásica absorbiendo el oxigeno emogoblino,
la sustancia particular para definir el punto laminar
exacto y simétrico de todos y cada instancia.
Que la genética, con la misma científica elocuencia,
ordene y ejecute la vasta e indescriptible serie y posicione
la fuerza y la corriente, al complicado motor de nuestras
mentes
que el flujo sanguíneo reparta a los rincones las materias
que el fuelle doble empuje indiferente por todas las arterias
el aire que llega hasta tu vientre, y allí el objeto permanezca
sin ser encadenado al tiempo, ciclo precioso sin par termine
la formación de mi, quien sin sentir amor ya lo disfruto
que sin ni siquiera pedir lo vital también lo tengo.
Entre el silencio, entre el latido de tu corazón y el eco
de inteligibles murmullos paso mis horas y mis días
tratando de safarme de la bolsa que comprime mi espalda
y el cómplice cordón que se amarra de ti a mi vientre
en esa inestabilidad tan sorprendente a veces me resbaló
apretando mis manos, tratando de comprender en el osmol
los ruidos torrentosos, a veces en mi osmolidad flotante
donde solo hay susurros, sombras e intrigantes tinieblas.

Según las estadísticas, de tacitas versiones ayer ya cumplí


el ciclo y por la tarde parezco deslizarme no tan sutilmente
el compás del otro corazón parece distanciarse patentemente
de los murmullos y los ruidos de la gente, que sin entenderlos
llenan mis oídos mientras me safan de la cuerda umbilical
que sujeta mi vientre, trato en vano de modular algún sonido
pero la constectura vocal, sigue amarrada algún impedimento
hasta que una palmada, por un castigo que no tengo
conciencia

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me hace pegar súbitamente mi primer grito, llenando con este
intermitente llanto en cubiculo de un confinado inmueble
con gente enmascarada, talvez sean bandoleros de verde o
guerrilleros que me harán miembro de sus filas sin metrallas
no vi banderas ni tampoco pancartas, solo las luces blancas
que te ciegan en medio de incomprensible estrépitos,
sonrisas y de llantos.
Parece ser un hospital, decía otro recién nacido balbuceo
de una incubadora que llego después de sufrir tanto
pasando por toda clase de dolencias y las normales
turbulencias hasta la sala común donde en hilera
arropados estaban otros bultos celestes manoteando
después que fueron recién desalojados del vientre
de sus madres algunos pataleando otros buscando
con la desesperación que algunos emite el inconsciente
el calor natural que da su madre el cuerpo.
Todo era nebuloso por supuesto, pero mucho mas claro
que la anterior tiniebla
allí postrado adolorido e indefenso meditaba y soñaba
con un hilo de leche del pecho de mi extraviada madre
pensar era mas difícil que fácil como el principio
que no todas las cosas son genialmente complicadas
ya todo era auto y matico esencial, aromático balsámico
astringente, defecarse en los lienzos, a veces vomitarse
respirar el aire contaminado, alimentar la sangre
como apretar las manos con el llanto.
Viajar alzado de un lado para otro para mamar
el liquido preciado, inhalar la esencia particular
absorber casi intermitente el calor de mi madre
adolorida, cansada desvelada por el dolor del parto
por ver lo inevitable, por pensar en mañana
por comprenderlo todo, urdiendo mentalmente
sus frustrados deseos y los otros tantos de mi padre.
Cuando seas grandes deseo que seas arquitecto,
tal vez un ingeniero un medico famoso, escritor
o filosofo o lo que Dios últimamente quiera
mientras acurrucado tomaba el pecho de mi madre
suspiraba susurrando palabras embebida talvez
en otros pensamientos, hacienda uno y mil recuerdos
de todo lo pasado y allí seguía yo pasivamente
absorbiendo entre la intimidad de mi conciencia

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y el externo cariño como el que tuve adentro.
Pasaron otros días, vinieron doce semanas,
cumplí cuatro meses divagando delirando ilusiones,
desbordando sonrisas, reconociendo a todos
mis abuelos, mis tíos, mis hermana y hermanos
y otros invitados, llorando, orinando mi cama,
regando el contenido de todos aquellas
compotas de impopular sabores, líquidos
que no fueran confinados desparramando
la comida, salpicando la mesa con frutas
gelatinas e inventos cuantitativos
seguía creciendo y mientras los hacia
absorbía continuamente la vida
indagando mis ojos todas las cosas materiales
inmóviles y movibles que lo rodeaban todo,
ya cumplí siete meses y podía malamente sentarme
hasta brincar en mi cama, zarandear la baranda
de mi prisión de día observar la rotación astral
de las figuras que giraban de noche entonando
la misma melodía
solo una luz de un muro mantenían prendida.
ayer sin pensarlo y en mi primer efusivo intento
en cuatro manos recorrí los pisos alfombrados
de la sala, la cerámica fría del baño y la cocina,
un cuarto desolado, el pasillo singular del centro
cubierto de madera que llegaba a mi cuarto
tome mi mamadera sentado en la escalera,
jugué con mi osito, le mordí y tire sus orejas
el collar con campanas que colgaba en su cuello
lo tire contra el muro sin quejarse siquiera.
Pasaron varios días, aunando a estos dos o tres
semanas muy tranquilo, cuando vino mi abuela,
trayéndome un carrito con ruedas de madera
que rodé por los pasillos hasta la regadera,
encima de las mesas desviando ceniceros,
regando los floreros y todos los regalos
que a mi paso encontraba en las dependencias
y los cuartos vecinos solo duro ocho horas,
nadie sabia nada de su misterioso paradero
se le fundió el motor, me lo dijo mi abuelo,
se fue talvez para Nebraska susurraba mi abuela,

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mi mama no sabia, ni ninguna empleada
fue a lo mejor un sueño o algún cuento de hadas.
Hoy di cuatro pasos, sujetando mi mano,
con coraje y sonrisas, me afirme de los muros,
terminando en la silla que se sienta mi padre
me dieron como premio un par de caramelos,
un beso en la mejilla, fue grandioso yo creo
sostenerme en mis piernas aplaudieron mi hazaña
a los pocos días vino el papa de mi padre
la mama de mi madre, me llenaron de besos.
Después vino Diciembre, ya cumplí dos años
entre la tierra el cielo, trajeron un gran árbol
hasta el otro rincón de la vieja chimenea
que decoro mi madre, con dos de mis hermanos
le colocaron luces guirnaldas de colores,
se prendieron velas, en una de las mesas
se coloco un pesebre con la santa familia
rodeada de animales en el techo una estrella,
que ilumino el camino de los tres reyes magos.
Con el correr del tiempo, llegaron los regalos
y cajas de colores que bajo este gran pino
manos invibles allí depositaron se prendieron cerillos,
se coloco en la puerta una corona verde
adornada con frutas y en el tope una vela
con estrellas muy blancas.
Mis abuelos, dejaron en la mesa del centro,
pan de pascua y licores para brindar con
el Viejo Pascuero habían muchas cosas
que aun yo no entendía que vendría un trineo
tirado por venados y en este traería Papa Noel
los regalos, que de noche bajaría con su bolsa
por la blanca chimenea en caso que la puerta
estuviera cerrada, aun no lograba entender
la magia de las cosas, la carta que dictaban
mis hermanos pidiendo vivazmente sus regalos
un tanque una escopeta, una espada de acero.
Temprano en la mañana, desperté con los gritos
que daban mis hermanos, baje hasta la escalera
divisando el desorden que se hacia en la sala
regando por el piso las cajas, papeles de colores,
de todos los juguetes que mi padre entregaba,

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al confirmar el nombre escrito en los paquetes
mi madre sonreía feliz, con el botín que allí
los dos repartían de pronto oí mi nombre
y baje corriendo los gastados peldaños
de la angosta escalera, allí había una caja
con una cinta verde adivinar no pude,
convencional la forma me abalance excitado
desarme el nudo, en ella una tarjeta blanca
con un mensaje escrito con algo indescifrable
podía ver en ellos una gran interrogante,
tal vez mas grande que la mía, no habían
fotografías en ninguna de las tapas del cartón
tampoco indicios de su precioso contenido
arranque la cinta transparente
de los cuatro costados, y cual fue mi sorpresa,
un nuevo convertible, con pito y con pedales,
con dos luces plateadas y se habrían las puertas
y corearon conmigo un grito de alegría felices,
lo que el Viejo Pascuero esa noche había traído
sin siquiera pedirle, un automóvil exactamente
como el que yo quería, pedalie por la sala
llegando a la cocina, pegándole a las cosas
que encontré en mi complicado camino,
haciendo con mis labios el ruido del motor
y con una mano tocando la bocina.
Después de desayuno llegaron mis abuelos,
a chequear la conducta, a mirar los regalos,
cada vez que este venia, me alzaba desde el suelo
me tomaba en brazo, cuando estaba llorando
un canto susurraba cuando estaba contento
cuando yo no lo estaba repetía mi nombre
preguntando esas veces la razon de mis penas.
Mi abuela era una vieja silenciosa y muy tierna
me sentaba en su falda jugaba con sus aros,
con la orquilla del pelo buscaba en sus bolsillos
por algún caramelo que siempre ella escondía
paso este año y otro y vino mi cumpleaños,
ya tenia siete años la vida había cambiado,
y con ella la gente, mi abuelo estuvo enfermo
tuvieron que operarlo, después de un corto tiempo
lo encontré caminando un poco resentido

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talvez adolorido, de su continuo esfuerzo
de subirse y bajarse de esa cama de acero
ubicada en el cuarto de ese hospital sombrío .
Después de algunos meses, llego el lluvioso
invierno, cayeron aguaceros se escarcharon
también las pozas, y con este llego la nieve
mi padre hizo un paseo para verla mas de cerca,
me abrigaron las manos, cubriendo mi cabeza
con un gorro de lana, jugué con mis hermanos
y unos niños vecinos, hicimos un muñeco,
le pusimos sombrero una larga bufanda,
una nariz de corcho y de lana su pelo.
Nos divertimos mucho, me penetro el frió
se mojaron mis guantes, también mis pantalones
después que llego el carro, entre por la cocina
allí me regañaron, luego me desvistieron
fue un encuentro feliz con la naturaleza
compartir la belleza de la blanca montaña,
adornada de pinos con sus salvajes cumbres
alzarse inmaculadas hacia las nubes desoladas
que mostraban el cielo de color azulado,
en donde aparecían diferentes animales,
que la visión configuraba
Detrás de este llego la ansiada primavera,
que a veces empujaba las brisas heladas
desde la cordillera, en jardines y patios
emergían los capullos de todos los guindales
florecían en el huerto los duraznos y manzanos
se verdeaban las bardas, los árboles de las avenidas,
florecían las sonrisas se apagaban los llantos,
y los rayos del sol traqueteaban la brisa invisible
de amores .
Allí estabas tu, todos luchando con la suerte,
se anunciaba el verano, tintineaban los timbres
de los viejos tranvías en sus caminos de acero
rechinaban las ruedas de los carros vacíos,
subían y bajaban por la Gran Avenida,
trasportando en sus sillas un tácito silencio.
En las esquinas los coloridos quioscos solitarios
mostraban las portadas de revistas y diarios.
En un banco del frente, se solía sentar

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un viejo pintor y jubilado de profesión maestro
perdido en sus recuerdos, hilaba pensativo
cada día otro sueño, hablaba con el viento
otras veces conmigo.
Ven siéntate a mi lado, me dijo Don Francisco
acomodándose, doblando su Mercurio,
se ajusto su sombrero y prendió otro cigarro
te contare una historia, un recuerdo pasado,
hace ya mucho tiempo, cuando tuve quince años,
fui a un colegio de un pueblo, sembrado
de Álamos, avellanos y de flores silvestres,
con sus muros de piedra, tapizados de hiedra
de arces con follajes redondeados
en el jardín del frente un gran portón de alerce.
La casa fue la hacienda de los Echeverría,
una familia noble que vino desde España
en busca de esperanzas, a cultivar la tierra
a forjar el acero, a inventar otras ciencias,
alimentar el alma y ha enseñar a los hombres
la palabra conciencia.
De allí salio una casta de politiqueros,
un cura un arquitecto, una monja un maestro
un ilustre poeta, un escritor y varios otros
que tal vez soldados fueron.
Durante la guerra de nuestra independencia
se dice, que el viejo Echeverría entrego en vida
su refinada herencia, repartiendo su tierra
en diez partes iguales, y seiscientas cabezas
de muy fino ganado, treinta yuntas de bueyes,
carretas carretones, y cuarenta familias
que habitaban la tierra.
Pasaron muchos años, unas fincas crecieron,
otras nunca lo hicieron, crecieron las cuidades,
hicieron carreteras, dividieron la tierra,
vino el ferrocarril, vinieron otras guerras,
la mansión fue de todo, oficina de impuestos
fue un convento de monjas salesianas,
después, una escuela y un museo de ciencias.
Cuando yo estaba en sexto, llego una profesora
para enseñar las artes su nombre era Rosa Aurora
era joven y bella, de cabellos trigueños,

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unos ojos almendrados entre el color almendras
y color de castañas con una tez curtida
por la brisa y el sol y el perfume del cielo,
me enamore al instante, sin saberlo nisiquera
muchos otros lo hicieron, cuando llegue a mi casa,
después de mis tareas, pensé en mi profesora,
en un cuaderno de caligrafía escribí un par de frases
ensalzando su aroma, su caminar su estilo,
la belleza del cuerpo y la belleza del alma.
Paso un año y otros mas, pasaron muchos días
y cada noche escribía otra frase, otro verso
sacando de mi cuerpo mis resentimientos
de amar lo prohibido de querer siendo un niño
de no tener treinta años, con los días las frases
se trasformo en un verso y estos en poesías
pasaron los meses y los años yo la amaba en silencio
luego llego el invierno y vino la primavera,
el color de las flores y el trinar de las aves
despertó la energía dormida, de una estantería
saque el viejo cuaderno para hacer poesía,
para escribir mis versos, para decirle al viento
lo que mi amor sentía, para adornar su rostro,
para adornar su pelo, con palabras de encanto
con suspiros de anhelo.
La inspiración me vino pinte los mares también
pinte los cielos, barcazas y veleros,
gaviotas afligidas, reflejos de los barcos
en los embarcaderos,
velas blancas al viento, horizontes perdidos.
La acuarela fluía por densas cartulinas,
mezclando mi cariño, inventando pasiones
deseos escondidos, insólitos amores,
siempre pensando en ella, en forma de aldeana
de una mariposa, de un ángel de una diosa
de una musa dormida de un arlequín sin vida.
Después de cada clase, ella observaba mis cuadros
se iluminaba el rostro y una dulce sonrisa,
fluía de su boca, eran tenue las sombras,
como penas del alma, era confuso el cielo
en los amaneceres, mezclados de neblina,
de azules proyecciones, de arboledas y bosques,

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de yuntas y carretas al fondo del camino,
todo tenia vida como la vida mía,
estaba allí conmigo, despertando de un sueño,
sujetando su pelo, recogiendo su manto,
mostrándome el destino, lo fugaz de un segundo,
lo fugaz de un suspiro
cuando pintas que piensas?, pregunto varias veces
quien inspira tus sueños? Quien disuelve lo tenue
que llevas en el alma, me pregunto ese y otro día.
contarle no podía, ni traicionar mi alma,
confesar mis deseos mis pasiones por ella,
tampoco lo podía, la cuestión era mucho mas simple
decirle otra mentira, como las anteriores
para seguir soñando, blandiendo mis pinceles
cargados de deseos y de locos amores.
Haciendo otro paisaje con su sombra
y vertiendo su alma en cada pincelada,
estaba en todas partes, su amor era mi arte,
sin ser correspondido, siempre la ame en silencio
y aun yo no la olvido.
Un día de verano la encontré en una esquina,
venia de la escuela con otros compañeros.
Quien es ella dijeron, que cuerpo que belleza,
al cruzar por la calle San Martín y Alameda.
Ella es Rosa Aurora, nunca la mencionaste,
es verdad, ella no me recuerda para que saludarla ?
susurre cubriendo mi cabeza y desviando mi vista.
Pasaron muchas lunas y muchas primaveras,
vinieron días malos vinieron días buenos
una tarde de invierno la encontré en mi camino,
una luz roja cambiaba la faz de mi destino,
Rosa Aurora cuanto tiempo que yo deje la escuela
tal vez no me recuerdes, le dije abriéndole la puerta
en la solitaria esquina, donde vas ya no importa,
tal vez en tu camino, Francisco tanto tiempo,
tu sigues siendo el mismo, quien pudiera pensarlo,
que después de seis años volvería a encontrarte
en frente de un volante en toda Providencia.
La lluvia de la tarde, su paraguas de seda,
el brillo de sus ojos y su tenue perfume,
gatillo en mi memoria esos día de niño,

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maniguas acuarelas paisajes campesinos
y mares con veleros errantes noches sin sueños
idealizando amores, encuentros en los cielos
que jamás existieron, culpando cada cosa
que encontré en mi camino, difamando en silencio
los ángeles del cielo, poetas , filósofos, escritores
que en sus tramas tejían fantásticos amores, bellezas
esculpidas, riachuelos y arroyos con musas celestiales
doncellas doradas, princesas, encantadas,
palazuelos de mármol en bosques extranjeros
con unguladas bestias, tapizados de flores
locas mariposas, donde nacen amores,
en nidos encantados que arrullan desde el cielo,
bandadas de jilgueros con sus collares blancos.
fue una grata sorpresa de volver a encontrarte,
yo sigo siendo, la tímida maestra confinada a mi escuela,
a las aulas, donde nada ha cambiado,
en las capas de afuera o en las profundidades,
que haces con tu vida, continuas pintando?,
aun tengo guardado un papel arrugado
donde había escrito un verso a un amor imposible
a una diosa del cielo que desvelo tu sueños,
detrás una acuarela de traviesos veleros,
que tremendo contraste, que insólitas las cosas
que delinean la vida.
Pensé por un segundo, que todos esos escritos,
bocetos y dibujos estaban olvidados en el baúl del tiempo,
a donde se dirige le pregunte al momento sin volver la cabeza
fingiendo lo imposible, tenia que mentirle,
retorciendo mi alma adentro de mi pecho
ahora vivo en las Condes, compre una casa vieja,
allí tengo mi estudio y una sala de clases
donde enseño las artes, que aprendí en el colegio
si te sobra un minuto te mostrare la casa
y aprovechando tu tiempo, a sacar un mueble
de unos cuartos una mesa de fierro que me dejo
mi viejo.
Fue otra noche de Julio, repetición de muchas,
de cortinas de niebla opacando las cosas
de confundidas gotas, de luces parpadeante
y sonrientes letreros encima de los techos,

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de neon deslucido por el correr del tiempo,
nada había cambiado, la esencia era la misma.
cuando saco sus guantes, y se saco su abrigo,
se despertó en mi mente un ciento de recuerdos
viendo los ventanales, los arcos de los techos
las baldosas del piso, la fuente de la entrada,
todo estaba allí puesto la sala de la escuela,
la figura sagrada la inspiración, de escondidos bocetos
que traspapeleo el tiempo.
Ese fue el ultimo día después de nuestro encuentro,
subí por la ladera llegue hasta su casa
en el patio de afuera había un coche con placas de Valdivia
apreté fuerte el timbre, un señor con cabellera blanca,
apareció en la puerta, en que puedo servirle me pregunto cansado,
pase por esta puerta a saludar Rosa Aurora le dije formalmente,
ella no esta lo siento, ya se fue de esta tierra, fue la triste respuesta,
la asesino una bala perdida saliendo de la escuela.
Ese fue Emilio el día mas triste del resto de mi vida.

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Otra Aurora

Aquí comienza otra vez más la aurora a despertar


aletean las aves al emprender sus vuelo
se levanta la bruma que cubre la montaña
gorgotean los zorzales entre los madrigales
mientras el campesino viaja por el trigal
sus alargadas sombras parecen mariposas
cansadas de luchar en la faz de la tierra
cortando el trigo seco al eco de su huella
pensando en las mozas y mujeres amadas
que un día dejaron la comarca emprendiendo
su vuelo mirando el horizonte de lo desconocido
el temor era fuerte mayor que las razones
que contradecían todo lo establecido
dejar la casa y sus hermanos era mas complicado
pero no había nada después de cada aurora
eran los mismos rayos del sol de la mañana
La iglesia en la loma seguía allá enclavada
repicando campanas temprano los domingos
para ir a la misa del Viejo padre Francisco
sentado en el muro de mi puerta observaba
pasar las campesinas con libros y rosarios
apretado en sus manos temblorosas
temblando los guijarros a su rápido paso
cimbraban al viento sus faldas de colores
un tanto almidonadas, no había perfume
en sus cabellos ni rubor en sus caras
simplemente curtidas por el sol del verano
y la brisa del viento, eran todas muy bellas
parecían gacelas en un valle de estrellas
los nombres de las doncellas no recuerdo
para que recordar a cada una si todas
hacían de la belleza mi recuerdo.

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Otra Noche

Junto a tu sedoso cuerpo de mariposa


en esta noche efemira del tiempo
arrullaré las ilusiones como una niña
cerrándote los ojos con mil besos
diciéndote entre suspiros y sollozos
lo mucho que te quiero
acariciando tu piel de amapolas
excitando tus labios de deseos
bajando por tu vientre y entre tus pechos
cargados de ilusiones y de amores
hasta tus muslos sedosos y tensos
hasta que encuentre en ellos la respuesta
con las riendas invisibles de mis deseos
cabalgando sujeto a tu cintura de hada
en la noche celeste iluminada
las gotas de ti me llenaran el alma
y el olor de tu pelo en bocanadas
se impregnara mi cuerpo de tu sudor
deslizándose en el lecho estrellado
con la luz de tus estrellas
amarte así quisiera muchas veces
pero también es otra cosa mas simple
que la lucha de nuestros locos deseos
mirarte a los ojos cuando pasas
rozando tus manos con ternura
contarte mis alegrías y tristezas
vagando en los minutos de otro tiempo
descalzo por la playa caminando
ver volar las palomas y gaviotas
observando las nubes de algodones
rasgando el azulado cielo
emergiéndome en tu dorado cuerpo
en el silencio de la noche
respirando un alo de deseos
nuevamente cabalgándote.

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Pesares

A veces sonreímos detrás de los pesares


que llegan a la puerta cuando menos pensamos
son cosas que nos vienen después de un largo día
de una noche despiertos deshilando ilusiones
de problemas presentes y problemas futuros
y cerramos los ojos con la misma sonrisa
que mostramos aquellos que comparten conmigo
los pesares ajenos y los pesares míos.
nosotros mismo somos los inventores de todo
de las cosas triviales las hacemos complicadas
es puramente un enredo detrás de las cordales
donde se decantan substancias celebrares
miremos con paciencia a quienes nos rodean
repartamos las ciencias entre los comensales
que cada uno haga su función aliviado
no tomemos de otros sus responsabilidades
que las pulgas ajenas no son mis incumbencias
solía decir Josefina la hija de la niñera
haciendo reverencias a las complicaciones
que generaban cinco en un cuarto de baño
lo increíble de todo que no sabia ciencias
solo había estudiado cuatro años de escuela
estrés jamás tenia dormía las ocho horas
sin despertar siquiera, no la asustaba nada
ni sapos ni culebras ni vacas descarriadas
las horas ni minutos no tenían sentido
cuando comer tocaba lo hacia a su manera
las que la conocían tal vez las envidiaban
pues nunca se complicaba con las cosas del día
si no funciona ahora funcionara mañana
y si funciona mañana será la otra semana
con tal filosofía vivirá mucho años
nos decía su abuela bordando los noventa
que ordeñaba cuatro vacas en cada madrugada
hacia mantequilla y también cocinaba
yo le echaba sesenta estaba equivocado
la nieta era la única que tenia sus genes
tenia veinte y cinco y parecía de quince

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los chicos de mi barrio a veces la acosaban
pensando que Josefina aun era chiquilla
jugaba a la pelota y hacia zancadillas

Danza de Amor

En la alfombra de mis sueños


te vi otra vez bailar
vestida de transparentes tules
entre los verdes naranjales
ahuyentando a tus pasos golondrinas
rodeada de mariposas de colores.
En tus ojos salpicados de energía
se traducían todos tus deseos
de ese amorfo amor de los placeres
que se conjugaban en los poros interiores
otra vez te vi bailar otra vez mas
con tus pies descalzos,
recorriendo por la verde pradera
cortando las salvajes amapolas
y brindando al cielo despejado
con tu sonrisa clara
la pasión que emergía de tus poros
al rozar con la brisa matutina
y quedarse enredada en los rosales.
Allí te vi otra vez de ese celeste claro
flotar, cantar y bailar
al fondo te observaban los pastores
con su rebaño blanco y detrás
un bosque de pinos azulados
fue un triste despertar te habías ido.

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Oda Campesina

Después de revisar con mi mirada la penúltima pagina de mi vida


para agregar un verso que el amor entendiera y sellar con un beso
la pega dulce del sobre que guardara en el mis ilusiones
lo sujete en mi mano recordando las líneas endulzadas de sueños
desde mi casa hasta la puerta abierta de su alma, llene cada renglón
con la esperanza de que en cada prosa, se vertiera no solo las razones
sino también las incongruencias que enuncian el destino.
Entre la sombra triste, del bosque que delinea el camino
recogeré del viento todos los recuerdos te escribiré otros versos
para decir en palabras sencillas lo mucho que te quiero
y susurrar deseos, que traduzcan mis sueños que manos invisibles
sostengan tu figura, tu risa cristalina, el calor de tu cuerpo la esencia de
tu pelo.
también que te confirme el dolor que yo siento cuando tu estas ausente
cuando no estas conmigo.
Los lejanos pesares, el displicente acierto, el acerbo que dejan las
palabras lejanas
cuando nadie responde a las quejas del alma a la frágil memoria
de las cosas sencillas que jamás compartimos.
Deletrear en mis versos ese amor tan sublime que con una palabra
delineo en mi camino,
los verdes pastizales, el rió cantarino, la sombra de los sauces, la brisa
silenciosa,
las flores y las rosas colgadas de los muros, el trino de las aves, la flor
de los espinos
la montaña ensalzada por las sombras azulada de sus pinos, las rocas
deslavadas
el manantial que cae y transforma sus aguas espumosas en límpidas
cascadas
las tejas de una choza que evocan mil recuerdos, la pasarela verde
donde cuelgan helechos sombreando las ventanas, la lámpara de fierro
y el capitel del techo.
De una nube que cuelga invisible del cielo formando fantasías de
pájaros agüeros,
De fugases veleros de amores que se fueron.
El estrecho camino que al bajar serpentea, y en su rostro la rueda y la
huella cansada
de un triste carretero, los cigarros de luces, la semilla dormida el estero
adyacente,
que trasmite las voces de los que recorrieron bajando de los montes y
trepando senderos.
los palos de las rejas que separan confines, que en silencio se doblan de
sus líneas de acero, mortificando el rostro del desplome la cordura
uniforme de la cruel simetría

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el olor a la hierba, que la brisa reparte, los rayos que se pierden entre
los matorrales
el rugir de las bestias, la mirada pérdida de sus niños pastores que bajo
los castaños observan el ganado tejiendo fantasías.
Viajando en su carreta, cargada de regalos de curiosos labrados, de
telas, y juguetes
que nunca les trajeron, o montando una bestia con montura de cuero,
con riendas y con otros aperos hechos a pura mano para el mejor
arriero.
Mientras cruzaba el monte estabas allí conmigo sujeta a los recuerdos
de tu alegre sonrisa
de tu pelo castaño, de tus ojos de niña de tus labios de seda de tu cuerpo
dormido
a la luz de la luna, rodeado de todas esas cosas que revelan la dicha.
Allí en ese paraje, cercado de la vida, donde se labra el surco, donde
crece la hierba, donde los ríos corren arrastrando esperanzas,
refrescando el estío, besando con su cause los berros y los sauces la piel
de las doncellas, y entonando canciones, cuando callan los grillos.
Bajando la llanura moteada de azucenas de cardos y malezas de
silvestres colores,
mi vida se extasiaba con la naturaleza, con el invisible aroma que
transpiran las flores.
El sol en el ocaso derretía el oro de las mieses reflejando en sus parvas
las sombras de las yeguas las muchachas gentiles que empuñaban
horquetas, para ventear el trigo.
La alegría del campo, el amor andariego de los que cosechaban, era
fiesta la lluvia de los granos, el vuelo de la paja que desplazaba el
viento, los ponchos de los guasos, el olor a las bestias que en la ronda
jugaban deshojando el capullo, separando su frutos.
Seguí por la ladera, adornada de pircas, centinelas de piedra, mordidas
por el tiempo
cruce por los atajos que cortaban camino, la noche estaba cerca en el
azul oscuro titilaban los astros, al canto de los grillos danzaban las
luciérnagas, la luna se asomaba por detrás de las cumbres tapizadas de
sombras delineadas por los picos desnudos.
La nubes se encontraban en su impasible viaje con la invisible brisa
contorneando
sus formas y disipando su estela por detrás de la luces a veces
celestiales.
Al pie de la colina se divisaba el rancho, sombreado por higueras y
encorvados zausales, al igual que las amarillas luces destellando sus
penas.
Amor de mis amores sonrisas de pequeños, canción de madrigales
en la tibieza queda de otra noche de luna, te sujete en mis brazos
susurrándote un verso, y olvidando mis penas de ese largo camino
decirte que te quiero, viajar con los deseos, cubrirte con mil besos
esos labios de seda.

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Recordar otro encuentro, dejar que los suspiros los callen los vientos
entre el canto del gallo y el rugir de las bestias detrás de los corrales.
El amanecer se filtra por una alta ventana del muro del oriente de
la vieja cocina tapizada de incongruentes ladrillos, y del fogón de greda
que esconde en sus cenizas encarnados cristales, todo parece en calma,
los suspiros fugases y hasta el sueño del niño.
La leña seca del espino trozada por el hacha modelada de acero vierte al
aire
con su tenue perfume, la fragancia salvaje de sus leños guardadazos
centellan luciérnagas azules y sonrisas de fuego se riegan por los aires
El olor que se escapa del pan de la mañana que se dora en el horno
se riega por el aire al igual que el aroma de la lata caliente que tornea
las ruedas de migajas sagradas.
La tetera colgada de su anillo de acero contornea en las llamas su
propia melodía
salpicando las brazas quejanbrusas y entonando cantares.
La mano del ángel de la casa que apacigua en su entorno terribles
huracanes
desviando fuertes vientos y ordenando las cosas
Se acallaron los cantos que emitían las brazas retirando del fuego la
tetera de fierro

El aroma del café se disipa entre muros de adobes penetrando en el


lecho
del abuelo y la mano invisible lo sacude, mientras el pan con el
consuelo materno se levanta dorándose al compás de las brazas de la
hoguera que muere.
Afuera las aves corretean, rascando con sus patas la maleza y la tierra
Buscando algunos granos perdidos en la lluvia que cayo en la mañana
el graznidos de un ganso que parece un silbido se confina en el campo
de bastos pastoral cubiertos por espinos.

Mientras el sol se levanta, la bruma se sostiene empañando los cerros


con su manto de espuma. Los bosques azulados de la hacienda vecina,
donde pasta el ganado y se recrea con luces matinales dando al astro su
espalda para rumiar su hierba.
El estero que baja cantando a los zorzales y las grises golondrinas,
cimbrándose los berros que crecen a la orilla como graciosas bailarinas,
la menta se contornea también en los remansos enviando sus sutiles
aromas prendido en el viento que viaja
hacia el camino, para encontrar el bosque, los nidos de torcazas al
labrador
que pasa con su pala en el hombro vestido de esperanzas, tatareando
ilusiones
sutiles esperanzas, atajando las aguas para luego encausarlas hacia las
otras huertas
y regar las higueras los guindales las flores y recoger sus frutos.

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Meditando en sombra sorteando porvenires y agonizantes sueños
Se escucharan los ecos detrás de la quiebrada de amantes de una noche
Tal vez sean de Juana o de su prima Alicia, sonreirá a la brisa
fumándose un tabaco
tatareando esperanzas con su camisa vieja y sombrero de paja.
Tal vez jamás veamos la insólita tristeza del pobre indiferente que no
muestra
sus penas, ni les revuelca el alma, es menos inconsciente al dolor y a las
quejas
que a la falta de abrigo a la lluvia o la brisa, tal vez disfruta más de las
cosas sencillas
de la risa de un niño ,del graznir de las aves del canto de los grillos, de
las nubes que pasan por su cielo nublado, por las gotas de lluvia que
golpean las tejas, por el agua que charca los rastros de carretas, por las
rosas del huerto que sonríen al viento iluminando el campo trenzado de
esperanzas, donde lo lirios verdes abanican sus hojas frente a las
hortensias del corredor sombrío, donde las mariposas succionan el
néctar de sus flores y revolotean con comparsas de abejas que pasan
zumbantes hacia sus lejanas colmenas en medio de las chacras de los
campos vecinos.
Todo esta allí modelado, los verdes pastizales, los pechos de los cerros
las sinuosas
laderas bordadas de malezas de cardos florecidos de rocas empotradas,
de cercas
y de puertas, de distintos ganados de humeantes chimeneas de sabanas
al viento
de aves pasajeras que viajan hacia el norte en busca de arcoiris, detrás
de la otra puerta los árboles maduros cargados de bellotas, la alfombra
del manantial vecino. Las cercas de madera que encierran los espinos
delineando sus ramas con hirientes espinas y con sus frutos verdes de
otra primavera.

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