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Comunidad Nicolás Castel 2009

Tema : Opción Sexual

Lectura No ___
¿Puede mi hijo ser gay y católico?
La reconciliación del magisterio con la experiencia
por Casey Lopata *

¿Puede Santi ser gay y católico? Esta cuestión me abrumó luego que superé
la conmoción y la verguenza de saber que mi hijo era gay. En tanto María
Elena, mi esposa y la madre de Santi, remontaba la culpa, la duda y el dolor
de tantas historias de vicisitudes familiares, yo inicié un camino de
búsqueda a través del campo minado de la teología. Es lo que haría un
aficionado a la teología que lee los documentos del Vaticano en vacaciones
pues, entre el pensamiento y el sentimiento, estaría entre los pensadores.

Pero lo dicho por Santi -“Papá, soy gay”- era impensable. Sólo pude
preguntarle si estaba seguro. No conocía a ninguna persona gay, o eso
creía, y no sabía prácticamente nada sobre homosexualidad. Desde mi vaga
comprensión del magisterio de la iglesia, sólo sabía que la homosexualidad
era un pecado del cual ni siquiera era posible hablar. Como en un proceso
de ósmosis, ese silencio había penetrado mi conciencia con la noción de que
ningún pecado era peor que la homosexualidad. Y ahora, como pensador,
me sentía obligado a establecer alguna base racional a esta creencia
irracional y los sentimientos que la sustentaban. Pues debía saber si Santi
podía ser gay y católico.

Mi primer paso lógico fue rememorar cuando yo había decidido que sería
homosexual o heterosexual. Nunca había tomado tal elección, como
tampoco Santi, ni nadie con quien hubiera conversado sobre este tema.
Entonces descubrí que los documentos de la iglesia sostenían que la
orientación sexual es un don natural permanente. Los obispos remitían a
“aquellas personas para quienes la homosexualidad es una orientación
permanente, probablemente irreversible”, y la Comisión de Matrimonio y
Familia decía: “Generalmente, la orientación homosexual se vive como algo
dado, no algo que se escoge”.

El conocimiento que Santi no había elegido su homosexualidad fue un


primer paso gigantesco. Pero, ¿por qué Santi tenía esa orientación?
Rápidamente rechacé esa teoría del siglo pasado que la atribuía al hábito de
beber té y la influencia de la ópera italiana. ¡Cuán mal informados habíamos
estado! Era comprensible pues la ciencia inició el estudio de este concepto
hacia mediados del siglo XIX, y la iglesia católica, hasta 1975, no admitió
públicamente la orientación sexual. Aunque esto ayudaba, el paso siguiente
me metía en problemas: ¿Es pecado la homosexualidad? Para nuestra
sorpresa, el Vaticano, sin dar lugar a dudas, declara: “La particular
inclinación de la persona homosexual no es un pecado”. ¡Por supuesto que
la orientación homosexual no es un pecado si no es una elección! De hecho,
el magisterio de la iglesia dice que la sexualidad es un don, agregando, “La
identidad sexual ayuda a definir a las personas únicas que somos y, un
componente de nuestra identidad sexual, es nuestra orientación sexual”.
Comunidad Nicolás Castel 2009
Tema : Opción Sexual

Pero, ¿qué debía pensar sobre adonde llevarían estos sentimientos?, ¿y de


las relaciones homosexuales? Como lo suponía, el Vaticano dice: “Sólo en la
relación conyugal puede ser moralmente recto el uso de la facultad sexual”.
Y los obispos dicen: “La actividad homosexual, en tanto distinta de la
orientación homosexual, es moralmente errónea”. Y agregan: ”Pero, como
las personas heterosexuales, las homosexuales están llamadas a dar
testimonio de castidad, evitando, con la gracia de Dios, la conducta que es
errónea para ellas, así como las relaciones sexuales extramatrimoniales son
erróneas para las heterosexuales”.

Lo que me afectaba personalmente, quizá porque soy heterosexual, era esa


última frase. Esta frase afirmaba que, si Santi tenía relaciones sexuales
fuera del matrimonio, violaba las normas morales establecidas por la
Iglesia. También Linda, mi hija casada, si tomaba anticonceptivos o, yo
mismo, si me masturbase. Deduje, entonces, que si las leyes de la Iglesia
restringen el matrimonio a un hombre y una mujer, las relaciones
homosexuales son pecaminosas. El Vaticano dice: “De hecho en un caso
determinado pueden haber existido en el pasado o pueden todavía subsistir
circunstancias tales que reducen o hasta quitan la culpabilidad del
individuo”. ¡Caramba! El Vaticano admitiría que las relaciones
homosexuales, no siempre y necesariamente, son pecaminosas! Me vino a
la mente el antiguo catecismo de Baltimore. Para cometer un pecado mortal
son necesarios tres elementos: 1) el pensamiento, deseo, palabra, acción u
omisión debe ser formalmente erróneo; 2) la persona debe saber que es
formalmente erróneo; 3) debe dar el pleno consentimiento. Sólo Dios,
realmente, sabe cuán bien informados y libres somos.

Además de esto, aprendí que la Iglesia aconseja un enfoque pastoral. Un


teólogo del Vaticano, autor de uno de sus documentos, afirmó en un
reportaje: “Cuando tratamos con personas que son definidamente
homosexuales y que estarían en serios problemas personales, y quizá
sociales, a menos que logren una relación estable en su vida homosexual,
sólo podemos aconsejar, a ellas que procuren formar su pareja, y a uno
mismo la aceptación de esta relación como lo mejor que pueden lograr en
su situación actual”.8 Supe, luego, que esta afirmación estaba fundada en el
principio moral que nadie está obligado a hacer lo que le es imposible.

Durante mi jornada, leí que el magisterio de la Iglesia Católica enseñaba


que seis textos bíblicos afirmaban, claramente, que la conducta homosexual
era inmoral. Pero mi jornada también me condujo a otros autores y
comentarios de la Biblia quienes, convincentemente, argumentaban que la
Biblia no estaba definida sobre este tema.

En esta etapa de mi tortuosa jornada espiritual de un proceso de catorce


años, no en la serie de pasos lógicos aquí presentados, aprendí que la
orientación sexual de Santi no era pecado, y que Santi podía ser gay y un
fiel católico como cualesquiera otro que lucha con las normas morales
objetivas establecidas por la Iglesia. Los obispos lo han dicho claramente:
“Las personas homosexuales, como cualesquiera otra, no deben padecer el
prejuicio contra sus derechos humanos básicos. Tienen derecho al respeto,
la amistad y la justicia, y deben desempeñar un rol activo en la comunidad
cristiana”.
Comunidad Nicolás Castel 2009
Tema : Opción Sexual

En todo este proceso, aprendí que, quienes piensan, también tienen


sentimientos. Y, puesto que mi hijo era gay, anhelaría personalmente que
las enseñanzas de la Iglesia cambiasen. También supe que esto era
correcto, porque ninguna de estas enseñanzas es infalible, lo cual significa
que, naturalmente, pueden cambiar. Pero, ¿cuándo?

El cambio surge de tensiones no resueltas. He aquí tres ejemplos.


1. La Iglesia Católica enseña que las personas homosexuales deben
permanecer célibes y, asimismo, que el celibato es un don. Pero, ¿han sido
todas las personas homosexuales dotadas con la capacidad del celibato?
2. La Iglesia Católica enseña que la orientación homosexual es una
desviación sexual, un “desorden”. La Iglesia también enseña que no puede
existir conflicto entre la fe y la razón. Sin embargo, las asociaciones
norteamericanas de psiquíatras y psicólogos consideran una variación
sexual natural a la orientación homosexual.
3. Las enseñanza de la Iglesia fue concebida sin la participación de personas
públicamente homosexuales y tampoco incorporó la experiencia de
personas lesbianas y gays que son auténticos fieles católicos -gente real-
hecha a imagen y semejanza de Dios quienes, como todos nosotros luchan
para hacer aquello a lo cual estamos convocados por Dios.

Aunque el cambio en el magisterio es posible, la Iglesia tiende a moverse


lentamente, muy lentamente. Entonces, ¿qué debo hacer aquí y ahora?
Esto me condujo a la primacía de la conciencia, una enseñanza de la Iglesia
que sorprendería a muchos católicos. Muy claramente, el Catecismo dice:
“El ser humano debe acatar, siempre, al juicio verdadero de su propia
conciencia” Enfatizo acatar. Esto era clarísimo. ¿Significaba que podíamos
hacer lo que nos diera la gana? El teólogo Charles Curran respondía
concisamente: Debemos obedecer a nuestra conciencia, pero nuestra
conciencia podría estar equivocada.

Esto me condujo al concepto de discernimiento moral dentro de la tradición


moral católica. La Iglesia sugiere mirar a la experiencia, a la razón (incluso
a las ciencias), a la tradición (el magisterio de la iglesia) y a las escrituras.
¿Porqué a las cuatro? Porque las cuatro estuvieron equivocadas.
Tengan en cuenta que la tierra era plana, la experiencia; la teoría que las
criaturas provenían, solamente, del varón, la razón; la excomunión de
Galileo, la tradición; la esclavitud, las escrituras. Pero si la enseñanza de la
Iglesia y nuestra conciencia están en desacuerdo, ¿qué debemos pensar? El
mismo magisterio de la Iglesia afirma que debemos partir de la presunción
que la enseñanza de la Iglesia es verdadera.

Entonces, teniendo en cuenta las escrituras, la razón y nuestra experiencia,


regresamos a la cuestión final: ¿Estamos respondiendo al Dios revelado en
Jesucristo?
Comunidad Nicolás Castel 2009
Tema : Opción Sexual

El obispo Thomas Gumbleton ofreció un ejemplo de equilibrio entre el


magisterio de la Iglesia y la conciencia cuando dijo: “No hago otros juicios
sobre la conciencia de una persona gay que los que haría sobre el tripulante
de un bombardero estratégico o de un submarino nuclear que disparase un
arma atómica si se lo ordenasen. Pienso que el magisterio de la iglesia es
más claro en ciertas áreas que sobre la homosexualidad y, cualesquiera que
tuviere intención de usar tales armas está, a mi juicio, en una situación
radicalmente perversa. Aún así, no podría juzgar la conciencia de otra
persona. Si esta persona viniese a comulgar, no podría rehusarle la
comunión”.

Magisterio de la Iglesia, pecado, conciencia, discernimiento.


Intelectualmente, comprobé que Santi podía ser gay y católico. Pero este
descubrimiento pertenecía a mi mundo de pensador de la teología y la
homosexualidad hasta que escuché al obispo Kenneth Untener quien, a un
público cuya mayoría eran lesbianas y gays, dijo: “Cuando muramos, y
como teólogo moral lo diré muy seriamente, lo único que importará es cómo
nos hayamos tratado los unos a los otros”.

Al dar este último paso de mi jornada, advertí que había alcanzado a


conocer y amar a muchas personas homosexuales fieles católicas quienes,
como nuestro hijo Santi, están hechas a imagen de Dios y son amadas por
Dios, y aman a Dios y a sus prójimos como a ellos mismos.

Y así fue como supe, realmente, que Santi podía ser gay y católico.

Can my son be Gay and Catholic? Reconciling Teachings with Experience


Open Hands / Resources for Ministries Affirming the Diversity of Human
Sexuality
vol. 14. No. 2, pp. 9-10, Fall 1998
(traducido por Ariel Barrios Medina)
10

* Casey Lopata es cofundador del Ministerio Familiar para Gays y Lesbianas Católicos que promueve y colabora en la
pastoral para las personas lesbianas y gays católicas y sus familias en la diócesis de Rochester a cuya parroquia de
Santa María pertenece. Miembro de Padres y Amigos de Lesbianas y Gays (PFLAG), la Red de Padres Católicos y de 
la Asociación Nacional de Ministerios Diocesanos Católicos para lesbianas y gays, ha dado conferencias con su esposa 
en parroquias y colegios.
1 National Conference of Catholic Bishops, Human Sexuality: A Catholic Perspective for Education and Lifelong

Learning, U.S. Catholic Conference, 1991, 54­55.
2 National Conference of Catholic Bishops, Committee on Marriage and Family, Always Our Children, 3rd printing,

revised June 1998, p. 6; Siempre serán nuestros hijos Un mensaje pastoral a los padres con hijos
homosexuales y
sugerencias para agentes pastorales, Una declaración del Comité de Obispos para el Matrimonio y la Familia, 
Primera
impresión, diciembre de 1997, p. 6.
3 Congregation for the Doctrine of Faith, Letter to the Bishops of the Catholic Church on the Pastoral Care of

Homosexual Persons, 1986, # 3.
4Always Our Children, p. 7; Siempre serán nuestros hijos, p. 7.

5Letter to the Bishops of the Catholic Church on the Pastoral Care of Homosexual Persons, # 7.

6 National Conference of Catholic Bishops, To Live in Christ Jesus: A Pastoral Reflection on the Moral Life, 1976, 

# 52.
7Letter to the Bishops of the Catholic Church on the Pastoral Care of Homosexual Persons, # 11.

8 Jan Visser, in The Clergy Review (London), 1976, v. 61, p. 233.

9 To Live in Christ Jesus, op. cit., # 52, and Human Sexuality, op. cit. 55.


Comunidad Nicolás Castel 2009
Tema : Opción Sexual

10 Catechism of the Catholic Church, U.S. Catholic Conference, 1994, # 1790.


11 Tom Roberts, He´s Not Disordered, He´s My Brother, National Catholic Reporter, Nov. 4, 1994, 6.
12 Bishop Kenneth E. Untener, “Hallmarks of the Church” (Address delivered at a New Ways Ministry Symposium, March 

28, 1992), in Voices

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