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CAMBIO CLIMÁTICO Y CIRCULO PERVERSO DE ALTERNATIVAS DE

DESARROLLO SOSTENIBLE Y COOPERACIÓN INTERNACIONAL


Por David Roca

El concepto de desarrollo sostenible (o sustentable) se presta a muchas


definiciones, y se ha hecho objeto de manipulaciones mil que pretenden
justificar acciones que van, muchas veces, en dirección contraria a la que se
afirma.

Es así que, frente al fenómeno inevitable del cambio climático y en general –


antes de que se mencionara el cambio climático de manera tan intensa –
frente a la deriva de desastre ecológico al que se aproxima nuestro planeta,
incapaces ya de negar lo innegable, se ha promovido acciones que, en la lógica
del mercado, se pretenden como soluciones pero al ajustarse a la lógica del
lucro como objetivo como prioridad, terminan por incrementar el peligro.

“La teoría convencional del desarrollo busca soluciones a la pobreza en los


cambios estructurales producidos por el mercado. Los expertos en desarrollo
internacional, y sus aliados entre los ambientalistas, se unen en un esfuerzo por
arrancar a los pobres y a los indígenas de sus regiones; justifican su desalojo
con argumentos que mezclan la búsqueda de eficiencia económica con la
acusación de que estos grupos propagan la destrucción de la naturaleza.” 1

Pero, asimismo, desarrollan estrategias hoy puestas en cuestión, como la de


los biocombustibles, que en un primer momento generaron niveles de
expectativa importantes.

Los grandes acuerdos internacionales, como el de Kyoto, además de no ser


aceptados por una potencia como los Estados Unidos y ser implementados de
manera engañosa por los países europeos – que tienen expectativas de
crecimiento del 3% dentro del mismo modelo de desarrollo 2 –, o las
sugerencias del mentadísimo Informe Stern, hecho en Gran Bretaña, para
enfrentar tan grave problema, al basarse en la búsqueda de soluciones al
interior mismo de la lógica de mercado, del mismo sistema productivista y
consumista que está en el origen del más grave problema que ha enfrentado
jamás la humanidad, terminan por perder toda credibilidad.

Así, por ejemplo, la venta de créditos de carbono, que no es otra cosa que la
posibilidad de mantener las emisiones contaminantes por parte de los grandes
fabricantes o productores, que se comprometen a reservar de contaminación

1
David Barkin en “Riqueza, pobreza y desarrollo sustentable” – Editorial JUS y Centro de Ecología y
Desarrollo – México 1998. ISBN: 9687671041 (Hay versión electrónica en
http://www.anea.org.mx/publicaciones.htm)
2
Los países más ricos, que esperan que su PIB crezca a veces hasta en 3%, parecen mentir
descaradamente. Según estimaciones del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático los
principales responsables de emisiones de gases de efecto invernadero son los Estados Unidos, con el 40%,
la Unión Europea (especialmente Alemania, Gran Bretaña, Italia, Francia, España) con el 30%, Japón
(7.7%) China, Brasil, Rusia, India, Canadá, Corea del Sur. Los llamados países “más desarrollados” son
también los principales causantes del problema. Ni África, ni Asia, ni la mayor parte de América Latina
contribuyen mayormente a la producción de gases de efecto invernadero. Los países amazónicos de
América Latina sí son responsables de la producción de estos gases y de su propagación, mediante la
responsabilidad que les compete por la destrucción paulatina de la floresta amazónica y el desarrollo de la
ganadería vacuna.

1
otros espacios por los que compran el aire limpio. Las inversiones se elevarían
a un 90% para las empresas del norte, las reducciones de las emisiones se
realizarían por más de 50% en los países del sur, y los créditos de carbono
correspondientes retornarían al norte. Bajo la presión de un precio único del
carbono, el sur se transformaría en el gran mercado de la industria
imperialista de las tecnologías limpias. Tal lógica lleva incluso a la posibilidad
de integrar la compra venta de carbono a la lógica del mercadeo en bolsa.
Asimismo, se pretende subordinar la investigación de soluciones a intereses
capitalistas.

Tales propuestas no solo son insuficientes para hallar salidas al problema,


sino que no apuntan al cuestionamiento de los orígenes del mismo ni a la
asunción de responsabilidades por los principales y mayores causantes
directos del calentamiento global.

La deforestación de la selva tropical: nuestra responsabilidad

Poco a poco se ha ido incrementando la responsabilidad de los países


amazónicos en la emisión de gases de efecto invernadero. Ello debido a la
transformación masiva del bosque amazónico en tierras para agricultura y
ganadería 3, mediante la deforestación, generalmente por quema de los
bosques para su transformación en tierras para cultivo intensivo. 4

La posibilidad de quema de los bosques amazónicos es muy difícil – si no


imposible – de manera natural. Grandes áreas de la selva amazónica se han
quemado naturalmente, pero a intervalos de 400 a 700 años en los dos
últimos milenios, lo que ha estado asociado a episodios sobretodo de sequía,
muy severos.

“Durante la última mitad del siglo, una de las principales transformaciones


ecológicas de la región amazónica ha sido el acortamiento del periodo entre
incendios forestales con la transformación del paisaje forestal a manos del
hombre. En lugar de siglos entre cada evento, algunos bosques están
quemándose cada 5 o 15 años. Y con cada nueva quema, el bosque se vuelve
más susceptible a quemas subsecuentes. El punto crítico ecológico del bosque
amazónico se alcanza cuando este se vuelve tan inflamable que la quema
periódica frecuente es virtualmente inevitable.” 5

En la selva amazónica peruana, en la selva baja mediante la agricultura


intensiva y la ganadería, y en la ladera oriental de los andes especialmente por
los cultivos de coca para el narcotráfico 6 los niveles de deforestación llegan a

3
La FAO indica que por emisión de flatulencias y otros efectos, el ganado vacuno es productor del 18%
de las emisiones de gas metano, uno de los más letales gases de efecto invernadero, por su gran capacidad
de retención del calor.
4
De acuerdo con el Inventario Nacional de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero de Brasil, el 75.4%
de las emisiones en ese país se derivan de cambios en el uso de la tierra (deforestación), el 22.5% por la
quema de combustibles fósiles, el 1.6% por la producción industrial y el 0.5% por la extracción de
carbón, petróleo y gas natural. Lo que convierte a este país en el 5to responsable mundial de emisiones de
gases de efecto invernadero. La mayor dimensión de espacio amazónico de este país, explica la dimensión
de su incidencia en este asunto. Pero los otros países amazónicos tienen relaciones igualmente
destructivas hacia el bosque.
5
Daniel C. Nepstad: “Los círculos viciosos de la Amazonía” – Informe preparado para WWF - 2007
6
La hoja de coca es un cultivo tradicional andino. Según Hugo Cabieses (en “Cifras sobre coca, cocaína y cocaleros”
– 2003): “Para el (…) año 2002, existen aproximadamente 12 mil hectáreas de cultivos de coca en producción para

2
niveles alarmantes. “En la cuenca amazónica se han ocupado unas 100
millones de hectáreas para la ampliación de la frontera agropecuaria y una alta
proporción (se estima un 80%) de estas tierras ha quedado improductiva por la
pérdida de la fertilidad de los suelos. A pesar de este enorme desperdicio de
tierras, cada año se queman unas 2 millones de hectáreas adicionales. La
concepción del desarrollo amazónico se ha basado en la tala de los bosques y la
alteración de los ecosistemas. Poco se ha avanzado en desarrollar iniciativas
económicas basadas en el uso sostenible de los bosques en pie para obtener
maderas y otros productos, y lograr de esta manera rentabilidad sin quemar el
bosque. Ante la realidad de millones de hectáreas colonizadas y vueltas
improductivas se arriesga la opinión de que se está transformado el “infierno
verde en un desierto de tierras rojas”.7

Este proceso es acelerado por propuestas de desarrollo tradicionales que van


en el sentido de promover el uso del bosque para la atención del mercado, y
que sostienen políticas tradicionales de sacrificio y explotación de recursos de
vida de las poblaciones locales, en beneficio de la exportación a las regiones de
mayor desarrollo industrial convencional, inagotables en su demanda de
consumo.

La madre del cordero

El informe Stern, profundamente conservador y que, luego del diagnóstico,


propone recetas de alivio basadas en reducciones paulatinas de emisiones de
gases de efecto invernadero y permanece muy preocupado por los costos de los
cambios que requeriría su industria para adaptarse a las nuevas
circunstancias, en su primera página afirma, sin poder evitarlo, que “el cambio
climático es la mayor derrota del mercado”.

El cinismo caracteriza tanto al informe Stern como a las declaraciones de


Kyoto, nunca cumplidas. Y es indispensable exigir a las sociedades causantes
del deterioro del planeta asumir su responsabilidad en los costos de mitigación
y adecuación al cambio climático en los países más pobres que, sin ser
responsables del problema, van a ser sus principales víctimas.

Ello requiere que “los países que ocupan las posiciones más altas del Índice de
financiación para la Adaptación – EE.UU., la Unión Europea, Japón, Canadá y
Australia – deberán empezar de forma inmediata a proporcionar mayores
ayudas a los países…” 8 menos favorecidos por el sistema mundo impuesto
por el dominio occidental en nuestros países, desde hace poco más de 500
años.

uso legal como “picchado”, energético, medicinal, ritual, mates industriales, exportación para gaseosas y exportación
de cocaína legal: el 32%, 26% y 20% del total, según fuente respectivamente de hectáreas cultivadas y en producción,
se destina a fines legales. Aunque ha sido aceptada oficialmente, esta cifra de 12 mil hectáreas también es discutible.
Por ello, a solicitud de los agricultores organizados en la Mesa de Diálogo, DEVIDA realizó un estudio/encuesta
sobre consumo tradicional de coca. (…) el resultado es que aproximadamente 24,6 mil, 34,5 mil a 53 mil hectáreas de
cultivos de coca en producción se destinan para el uso ilegal en la fabricación de pasta básica de cocaína (bruta y
lavada) y clorhidrato de cocaína (CHC), es decir entre 68%, 74% y 80% del total de cultivos de coca.”
7
Antonio Brack Egg: “Cambio climático y amazonía estratégica” – en revista Rumbos de sol & piedra
No. 51 – octubre de 2007.
8
“… en desarrollo” dice Oxfam, en su informe 104 de 2008, denominado: “Adaptarse al cambio
climático”. Asumiendo el concepto general reivindicativo del documento, salvamos la palabra
“desarrollo” por no parecernos adecuada para definir procesos históricos de origen colonial, neocoloniales
más bien por definición, y que deben cambiarse, afirmarse en formas propias, para cortar el daño inferido
durante más de 500 años.

3
Pero requiere asimismo, en el marco de reconversiones en el uso de la tierra,
de una reconciliación con el territorio que hemos maltratado durante siglos, la
generación de nuevos imaginarios de bienestar que nos alejen de los
espejismos de vida europeos, y nos orienten más a la salvaguarda de formas
culturales propias, lo que incluye a una economía de nuevo diseño, centrada
en la atención de las necesidades propias, integrados el hombre y la mujer a la
naturaleza, asumiendo cosmovisiones originarias que es necesario recuperar –
en un contexto excepcional de emergencia planetaria, es verdad – para buscar
soluciones propias a las situaciones novedosas y graves que se ciernen sobre
nuestras vidas.

Eso implica un giro total en el modelo de desarrollo de nuestros países, en el


sentido de la priorización de la producción para la atención de las necesidades
locales antes que la exportación de lo que se produzca. El desarrollo prioritario
de economías locales y la planificación para el uso armonioso de las
posibilidades del territorio, la toma de medidas urgentes con planes para
hacer frente al cambio climático y cuyo eje fundamental sea la promoción
acentuada de actividades limpias y el descarte total de las industrias y
actividades contaminantes, la reforestación acelerada y diversa, y el cuidado y
protección de los recursos naturales, con participación de las poblaciones en
las tomas de decisiones en el marco de las nuevas circunstancias. Frente a la
globalización destructiva de las transnacionales, debemos forjar mercados
locales y sistemas de distribución controlados con eficiencia y equidad.

Es un tema político

El problema que se genera como consecuencia del cambio climático, y que


cuestiona un modelo de desarrollo con un origen marcadamente de dominio
cultural, es sobre todo político.

Frente al productivismo y el consumismo occidental como sistema, como


modelo de desarrollo depredador del planeta, es necesaria la unidad de acción
de los pueblos víctimas del cambio climático y no responsables de su causa,
para presionar por el apartamiento de la influencia de las transnacionales en
la vida de nuestros pueblos, por el rediseño de nuestras formas de vida y
pensamiento que derriben definitivamente al becerro de oro de las sociedades
productivistas y, particularmente hoy en día, de la sociedad de consumo
capitalista.

Un movimiento mundial de lucha por el clima debe surgir desde nuestros


pueblos amenazados por esta infeliz circunstancia obra de los pocos que se
beneficiaron con ella; y para lograr objetivos de felicidad y equidad, bajo
modelos de desarrollo diversos, endógenos, adecuados a las circunstancias
locales, abiertos a una nueva globalización desde la voluntad de los pueblos,
que se afirmarán así en una democracia real, fraterna, y de sana reintegración
del hombre en la naturaleza, retomando la tradición de los pueblos indígenas
que convivieron armoniosamente con el entorno en nuestros territorios, antes
de la conquista, para la gestión responsable de la biosfera.

-oOo-

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