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Ediciones del Tábano c/Pozo 94 (bajo), Alicante c.p.03004 www.eltabano.

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SUMARIO
Portada Ilustración de Roderas. Rodolfo Fucile.
Frase e ilustración Almafuerte y Gonzalo Núñez (pág. 2)
Poesía Inflamables. No Permitir. La llama de los días. Diego Monachelli (pág. 3)/Rima con poesía de
puntos. Intersticios. Vi la luna. Un pez baila en mi garganta. Eugenia Coiro (pág. 4)/La tostadora. Una
tarde. Paco Granados (pág. 5)/La noche persistente. El tigre. Paco Alonso (págs.6-7)/Como si la tristeza.
Nelo Curti (pág 8)/Oración del hereje. Mónika González Ortega (pág. 9)/ Gaviota. Un algo oscuro. Pedro
Coiro (pág. 10)
Cuento Isidoro. Luis Loitey (págs. 11-12)/Aquél cuento del cigarrillo. Quirón Herrador (pág. 13)
Relato Visitas. Nelo Curti (págs.14-15)/Microrelatos. Rolando Revagliatti (pág.16)
Ensayo El efecto cómico. Juanma Agulles (págs. 17-18)
Nombres propios Giorgio “Il Barbone” Tagliatella: Un primer homenaje (págs. 19-20)
Humor Leo Sarralde (pág. 21)
Reseña Eric Rohmer. David Barber (pág. 22)/Jorge Ledesma. Diego L. Monachelli (págs. 23-24)/Sobre “El
niño puede” y algunos recuerdos. Nelo Curti. Cuento “El niño puede” de Demis Menéndez Sánchez (págs.
25-26)
El sótano Transpiración, inspiración (una charla con Golucho) (págs. 27-31)
Contraportada Ferrán Adriá. Nelo Curti.

Redacción: La tirada inicial de este número es limitada:


Nelo Curti, Diego L. Monachelli, Juanma guarde celosamente su ejemplar, en el futuro
Agulles, Paco Alonso, Pedro Coiro, David será pieza de coleccionista.
Barber, Sebastián Miras.

Ilustraciones interior:
José Manuel Cámara, Leo Sarralde (SAR), Lalo
Capelleti, Gonzalo Núñez, Javier Solari.
Diseño web e informática:
Boris Garcés, José Manuel Cámara, David Las posibles colaboraciones deberán ser enviadas a
Vilariño editabano@hotmail.com, o a la dirección postal C/
del Pozo, 94 (bajo). 03004 Alicante
Maquetación y diseño:
Nadia Yujnovsky, Pedro Coiro.
Colabora en este número:
Mónika Gónzalez Ortega, Eugenia Coiro, Luis
Loitey, Quirón Herrador, Rolando Revagliatti, Cuadernos del Tábano es una revista indepen-
Paco Granados. diente. Y, ¿ qué quiere decir eso exactamente?, se
preguntará alguien. Pues quiere decir que no res-
Edita:A.J. «El tábano» pondemos a ningún interés comercial o editorial y
Depósito Legal: A-571-2004 que cualquier colaboración en este sentido (venga
ISSN: 1698-4706 desde el ámbito público o privado), será exclusiva-
Imprime: CEE Limencop S.L. mente como aportación desinteresada al desarrollo
de nuestro proyecto.
Y punto.
Editorial
A veces conseguimos una perspectiva crítica a base de calle
y pensamiento, que se pierde, que se oxida o queda enquistada
vaya uno a saber dónde. La memoria es determinante en estos
casos, y recordar algún desacierto puede aliviar el hambre, tanto
la del animal como la que nos hace buscar caballos galopando
bajo el agua.
Esta regla es útil a los individuos, en cambio sólo en conta-
das ocasiones un grupo arremete contra los verdugos de sus
antecesores y es frecuente que sea vencido y caiga olvidado. La
genealogía de ese grupo es el hambre de emancipación.
La memoria colectiva se construye, no nacemos con ella,
hablar de ésta como algo natural es tan falso como pensar en la
objetividad de los sentidos: nadie ve lo mismo, ni siquiera cuan-
do es develado el rostro del verdugo; los hombres recuerdan y
olvidan de manera desigual porque sus vivencias son distintas, y
diversos sus intereses. Somos incapaces de recordar la inquisi-
ción, en cambio podemos conciliar nuestras lecturas, y entender
una continuidad desde aquellos días hasta hoy; cuando el cura se
acerque buscando nuestra ofrenda, cuando se pretenda inocen-
te, deberemos aplicar la crítica y resarcir los desaciertos.
Conciliar nuestras lecturas, existe un veredicto que puede
llevarse a lo colectivo, sólo habrá que señalar a los culpables y
sospechar del que no esté de acuerdo.
Tanto por conveniencia propia, como por no interrumpir su acción histórica, como por cierto sentido estético
que no debe abandonarte nunca, has de mantenerte a una discreta distancia de las almas enormemente irres-
ponsables, a fin de que ni malogren su misión, ni pierdan la perspectiva, ni te alcance la influencia esclavizado-
ra, y a veces mortal, de su sonambulismo.
( “Para los que no nacimos genios”, Evangélicas, Almafuerte)

página 2
poesía
Poemas de Diego L. Monachelli

Inflamables

Perder el sueño por el sueño,


abrir fuego sobre la sangre
como un albor incontenible,
parir a cada segundo
la dicha de ser finitos,
perecederos,
inflamables.

Parir a cada segundo


el alba.

La llama de los días

Dibujar con agua


la llama de los días.

Alguien me soñó...
¿Qué es lo que se extingue
y me traviesa?

Dibujar con agua


la llama de los días.

Calla el universo
cuando más hambre
de voces tengo.

¿Qué es lo que se abandona


y me extingue?

A lo lejos, naufrago...
me alejo.

Dibujar con agua


la llama de los días.

¿Por qué calla la vida?


No permitir

El deseo de ser un volcán,


una tempestad
luminiscente.

La voluntad de lograrlo,
de no olvidar,
de no permitir que siembren
niebla sobre las llamas
que se alzan
en el propio centro de mi vida.

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poesía

Poemas de Eugenia Coiro

Rima con poesía de puntos

Un punto rojo busca la justificación de la distancia. Le pregunta a la oscuridad de la noche. Pero la noche no
sabe nada.
Un punto rojo persigue un punto rojo. Quiere saber la justificación de la distancia. Pero los puntos son mudos y
la noche larga.
Un punto rojo está triste porque no sabe la justificación de la distancia. Pero sabe que hay tiempo, por eso insis-
te con calma.
Dos puntos rojos se acercan, se juntan, se distancian. Dos puntos rojos se cruzan del otro lado del agua.

Intersticios

Pequeño
Fantasma
No digas la palabra
Que inutiliza
Mis manos

No me quemes
Perfecto VI LA LUNA
Círculo filosa, blanca
confundida
Empalágame en la mañana
Líbame
Líbrame Vi tu voz celeste
Pequeño fantasma aletargada
acariciándola
desde lejos

Escuché mi pelo
enredaba UN PEZ BAILA EN MI GARGANTA
un nombre. Te lo digo con los ojos
Mientras saludo al tren
Me quito los labios
Para no llorar

Gira el anillo
Rompe la taza
Un pez fuera del agua
No puede respirar

Eugenia Coiro, escritora argentina nacida en Buenos Aires. Poemas extraídos de su libro 374, publi-
cado por De los cuatro vientos Editorial, 2007.

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poesía

Poemas de Paco Granados

La tostadora

La pesadilla dejó su recuerdo en forma de escarcha, depositada en la trama de la colcha. Una


secuencia imaginaria inagotablemente viva me amanece en los párpados por donde se cuela un
hilo alternante de luz y silencio; se encuadra vacilante un lago espeso y quebradizo, la densidad
de una masa negra, la suficiente fluidez que permite la circulación acuática de un grupo de bes-
tias primitivas.

-lo de los seres es una suposición mía, ya que yo no vi animal algu-


no, sino con toda claridad, el rastro ondulante de un tránsito precario, sigiloso y escurridizo-

Ya poco importa, porque ahora sólo puedo hacer lo de todas las mañanas, quiero decir, no
puedo irme a un frente y descargar balas de ametralladoras sobre un pueblo enemigo, ni des-
garrar gargantas con las manos hinchadas de sangre, ni blandir mi epopeya afilada y fina en un
pecho de carne. No, yo soy, si me lo permiten, un ser civilizado y aquí no hay motivos para tal
derroche de impulsos, así es que perdónenme, he de dejarles, porque estoy tostando pan y no
quiero que se me queme, esta vez, el desayuno.

Una tarde

La sombra se desliza como un reptil, entre las tablas que pisamos. Nos hacemos muecas,
nos peinamos, tatareamos canciones que nos vienen a la cabeza; comentamos, lo que vimos
recientemente. Nos pensamos que nada de esto acabará, que durará, toda la vida, y lo cierto,
es que la sombra pasa y me deja un instante la cabeza dolorida; como si el recorrido fuese tan
fugaz, que ya te has ido. Un sabor amargo a veneno me recorre la garganta y me gotea las vís-
ceras. Te aprieto más fuerte y tu boca me trae una sensación cansada, deliciosa. Te recojo la
sabia dulce que segregan tus caderas, te abrazo, recojo tu espalda como si te rescatase de la
ruina del mar, te toco el cabello ondulado, te huelo las algas, te huelo la sangre y reconozco su
proveniencia lejana, sultana, milenaria, mora. Me derrumbo entre tus muslos griegos, esgrimo
como un ilusionista tu agitación frágil, siento en todo mi cuerpo el suave murmullo que tu
movimiento arrastra, inhalo su estela, guardo, en mi puño, una esquirla gemida por tu cuello.
Me retiro, del baño de sal que como una marisma sonámbula se derramó en tu ombligo. La
muerte se aleja estupefacta; atraída por una nueva visión, esta vez, no vio el miedo, no vio pará-
lisis; algo nuevo (lo sabe) le recorrerá para siempre. Yo te beso, me hipnotizo, regreso al mar
donde te encontré y allí te dejo; un beso de buenas noches, me llevo -es lo último- un trocito
de arena de tu vientre dormido.
Te digo: cada noche es nocturna, y cada día, contiene la mañana.

página 5
poesía

Poemas de Paco Alonso

La noche persistente

Pero sigue la noche existiendo,


pero sigue la noche (su alma,
su pasión, su durable presencia),
pero sigue la noche durando,
pero sigue la noche.

Qué hallazgo el de la noche


contra el día (su peso,
su rigidez, su uña, su viscosa
rugosidad),
pero sigue durando y continúa,
pero sigue la noche.

La noche sí: ¡qué pulso Y mancha la vergüenza al hombre, el miedo,


el de sus dedos negros, y salta y crece el terror y aumenta,
qué ruido el de sus puertas,
qué ventanas de vidrio!... pero la noche sigue ,
… con qué nostalgia sufre y pesa y se desangra interminable,
y continúa, y es ancha de torturas,
pero sigue la noche. de gulags y de campos de exterminio,
y es áspera de vivos y de muertos,
Y el hombre: de qué sangre llega a golpes, pero la noche sigue
desde qué acritud de venas salta y continúa.
y avanza clamoroso Hasta donde la muerte .
el hombre hacia los hombres,
pero la noche sigue derramándose
y continúa,
pero sigue la noche.

Y aumenta el llanto, y el rencor y el miedo,


y crepitan las cárceles, las tumbas,
los manicomios y los hospitales,
pero la noche sigue con su lepra…
… pero la noche grita en los suburbios,
pero la noche de los calabozos…
y continúa,
pero sigue la noche.

Y el ser humano: ¡ de qué dioses sufre,


de qué
tierra o madre ha nacido!
¿ cómo pueden contarse sus estambres,
huesos largos y cortos, o sus venas?
pero la noche daña
y continúa,
pero sigue la noche.

página 6
poesía

El tigre

Desde aquí hasta el hueco donde reposa el tigre


no hay sino una pared de adobe y de silencio,
una noche terrible en el límite oscuro
y el infierno que tienen las ignoradas cosas.

El hombre está en un ámbito de locura y de fiebre,


que separa sus pasos de la tierra y del cielo.
Anda el hombre tocando los misterios profundos,
pero siempre se queda dormido con la noche.

Qué innumerables huellas deja con sus zapatos


en el frío contorno y agudeza de un grito,
en la desolación de las murallas rotas,
y donde el laberinto promulga el desconcierto.

Porque de aquí al hueco donde se escucha al tigre


hay un mundo de arañas oníricas y espesas,
hay un enjambre áspero de insectos refulgentes,
hay todo un paroxismo de vísceras corruptas…

Porque el tigre devora tus manos y tus pulsos


nunca has de aproximarte al abismo del viento,
al pecho o hendidura en que la fiera duerme,
al pozo o la caverna que la crueldad habita.

página 7
poesía

Poemas de Nelo Curti

Como si la tristeza
no hubiese sembrado nunca
su patria en mis cejas
te nombro
y la luz de la mañana
se vuelve un ángel sincero,
y salgo
y la calle Ciertos días me escondo
y la ropa de la gente atrás de un cigarrillo,
y los mercados son horas
tienen presencia de fuga. en que garúa contra el sol
En los parques y la tierra
pateo las banderas del otoño es una polilla despistada.
y dibujo con el humo del cigarro Y hay una flor creciendo en la pared,
rostros que me miran y se van. y olor de vos,
La ciudad y tanto que no sé
es como siempre cómo sigo
un ajedrez descascarado, tras una espalda de humo.
con recuerdos al acecho Son ratos
y un mar que me desea, en que los sombreros
como la tristeza si no estás, fundan noches
cuando te nombro, alrededor de mi cabeza
y algo distinto y enfrente vos, sentada,
vaga en las luces de la noche. contemplás una ausencia
que no aprende a llamarte
y fuma, fuma Tristeza uña herrumbrada
y ni siquiera sueña un tango caracol
su silbido. bola de trapo
Volveré, astilla cruz
la distancia es una brasa semen podrido
que se viste de cenizas carasucia
y delira entre mis dedos, aguja
arranco la flor de la pared, cigarro apolillado
sigo tu olor, moscardón
y somos nacimiento copa vacía
mientras el cigarrillo esqueleto
cae invierno abajo, cárcel
agujereando la llovizna. hambre sin dientes
puta
patria
corazón destartalado
trueno
basural
luz fusilada
cardo
tétanos
chatarra
hoy
no te busques en mi cara,
tengo el gatillo en tu sien,
pensá un llanto para vos.

página 8
poesía

Poema de Monika González Ortega

Oración del hereje

Ponte en lugar de mi garganta, Isla:


que no duerma nunca al arrullo de vallas
cuando asalta en su falsa piedad
el insomnio de los viajes;
que no merezcan mis versos
ningún dios de concreto
comparable a la angustia más baldía;
que el cortejo de bustos
decorados por la inercia
no me encubra los deslices,
ni ilumine mi sombra
a golpe de cinceles sin infancia.
Porque yo, sólo espero cuerdas
que me aten a la proa del delirio.
Salvarme a contratiempo
de ese rostro martirio en el espejo
que me dice: la memoria es un cáncer indirecto,
hace metástasis en la alegría, ¿ alegría?
Alegría es ... olvidar.
Quiero que nadie me sorprenda recordando.
Voz, a la jaula, haz del silencio
escudo inmune a talones,
héroes que han caído en la trampa de zarpar.
Yo también he de embarcarme,
que no sea mi cuerpo
otra razón para la ausencia.

página 9
poesía

Poemas de Pedro Coiro


el color juega entonces,
es jardín liberado,
nos hunde,
se impone,

me dejo a su suerte.
I

Te atraparon los vientos,


gaviota, IV
tanto, lo mismo que hilos.

La suerte, ahí arriba, Yo vi que visitas,


tibia, sin tiempo, te encuentro entre tanto,
mezclando tu pecho en la selva.
pareces lo eterno
en tus giros azules.
Y siente, no es flaca la excusa,
Lo que tuerzo es el vicio más que la alegría.
es a veces
el hambre, No entiendes,
gaviota,
El pan como vuelo, paraje, un daño te han hecho los vientos.
del aire ese vientre de acero.

Las tardes son casi relojes,


y nos reclaman lugares,
de silencio o murmullos lo mismo,
los nichos, esta vereda.
UN ALGO OSCURO
Qué difusas, me hace difíciles los días,
gaviota, un pesar indecible,
las líneas. quizás mi alma,
que quiere existir
y no existe,
II que busca huecos
para ser,
Un balcón en la esquina, y no es.
zapatos anclados,
los colores advierten el humo,
va yerto y ausente, No tengo angustias
la ciudad es premisa, más que esta,
destruye el asombro. y me divide en dos hastíos:
me llena de sed,
despierta lo grave,
III o sacia la voluntad,
la ensombrece.
Y el recorte de savia,
aunque pleno de heridas, Crezco como un silencio,
empieza una cárcel de cielo, soy
porque así me fue dado.
y pasa,
se cambia de ropa,

página 10
cuento

Ahora, mientras viaja, se me ocurre qué puede estar


pensando y en realidad no se me ocurre, yo sé qué está
pensando. Qué piensa, porque ahora que va a la libre-
ría, comienza a recordar los libros y termina pregun-
tándose en quién, en quién fue el tipo que dijo ese mon-

Isidoro
tón de cosas y todas esas frases hechas que no hacen
más que joder y nos dan vueltas en la cabeza. Como
"esa boludez de que el amor remedia todas las cosas" y
Luis Loitey se repregunta sin decirlo, quién. Y quién fue que dijo
"atmósfera pesada" o "un sólo día entero de paz". Y
trata de responderse pero con las respuestas le viene un
miedo que sabe a duda y un poco a misterio, un miedo
a no saber, porque ahora sigue pensando en por qué
estas obsesiones, esta perversa manía de las frases
hechas.
Y claro, lo piensa y de nuevo las frases: "Siempre
llegando tarde a todas partes" o "la puntualidad es la
La primera hoja, la primera página, la comenzó el cortesía de los reyes" Pero quién, se dice; quién fue el
viernes a la noche y la terminó el sábado a la madruga- que las tomó y las hizo suyas, las inmortalizó.
da. Nada sospechó de la liviandad que experimentó al Las respuestas quedan varadas junto a él porque ya
escribirla. "Demasiado fácil" se dijo, porque no sintió el no es tiempo de respuestas. Ahora que escapa a los
esfuerzo, al contrario, se habían desgajado fluidas las consejos y prende su primer cigarrillo, allí, parado fren-
palabras que alguna vez le fueron demoradas. te a la librería donde permanecerá el resto de la tarde y
Pensaba, y eso sí, fue estricto con su pensamiento; serán otras vaguedades las que atrapen su día. Claro,
principalmente con ése que le permitía convencerse cuando digo vaguedades sólo me limito a pensar en sus
que a la noche las voces lo asaltaban con su mejor lite- gustos, no en sus rechazos. Yo comparto algunos de
ratura. esos gustos pero son sus rechazos los que me acercan y
"Las voces en la noche" - decía, y así, siendo estric- me ligan a él, y aunque parezca algo simbiótico, nos
to y consecuente con esa rigidez, se negaba a escribir unimos en esa franca diferencia vital por la cual transi-
durante la luz del día el resto de la novela. tamos. Diferencia vital que nos arrima cuando llega la
A esta página, algo confusa en las ideas pero clara y noche y el misterio y la escritura.
sensible a la hora de los sentimientos, la vio musical, "Las voces en la noche" - dice.
afinada "como un violín, violín de tango" que le sopla- Toma el libro de extrañas figuras y lo abre en la
ba la música de la siguiente partitura. Y le siguió otra. página marcada, la misma página que marcó hoy a la
Otra página donde un nuevo episodio se abría y cerra- tarde, sentado en la butaca alta de la librería.
ba tomando la forma de capítulo. "Muy acelerado" - "Las voces en la noche" - repite, y comienza a leer
pensó- mientras dejaba el borrador sobre su mesa de el párrafo del arte Zen en el libro de extrañas figuras en
trabajo. Se levantó y escuchó el gemido de la despan- la tapa.
zurrada poltrona y cuántos años, cuántos años ya que
lo acompaña en las largas noches de escritura, cuando “Si se siente irresistiblemente impulsado hacia esa
llegan las sombras y los ángeles, cuando "las voces en la meta tiene que encaminarse una vez más por el sende-
noche" lo atrapan y lo iluminan y él trasciende y se vita- ro del arte sin artificio...”
liza.
El día es otra cosa. Dormir, dormir cuando todos Cierra el libro y queda dormitando un rato, allí,
se levantan y eso sí, prepararse un buen mate a las once recostado en la poltrona, pero no duerme, yo sé que no
de la mañana. A las once, ni más ni menos: a las once duerme.
porque a las doce y media correrá (una forma de decir Piensa.
porque ya no corre) a la calle en busca de un taxi. El Piensa y otra vez piensa sobre frases y obsesiones.
taxi que lo llevará hasta San Juan y Esmeralda. ¿Es ahí Y las frases, que de nuevo retumban en la cabeza, fra-
no? No, no es ahí. San Juan y Boedo, adónde si no. ses sueltas como la que le quedó del libro de extrañas
Dónde si no es a la vieja librería en la que comparte las figuras en la tapa.
horas con sus amigos. Y en ese confuso vaivén de imágenes y frases

página 11
cuento

hechas comienza a escribir: “Anselmi acababa de sal- dijo divertite, “que el amor remedia todas las cosas” o
varse por un pelo. Mejor dicho, por una palabra, unas las palabras que escuchó en la presentación del libro,
cuantas palabras”. Y sigue pero él ya no es él y las voces esas palabras que se le mezclaban, confusas, y ya no
en la noche lo atrapan y lo iluminan, y él trasciende y se recordaba si era “tarde pero seguro” o “siempre llegan-
vitaliza. do tarde a todas partes”.
Y por qué, se pregunta mirando la cantidad de hojas Algo sabía, aunque no era puro ni algo cognitivo,
que llevaba escritas. Por qué tanta prisa, tanta celeridad no. Todas las vaguedades recorrían su cuerpo como
en la vida de ese personaje del cual todavía no sabe el siempre lo habían hecho, pero algo lo hizo sentirse dis-
nombre. Ese personaje del cual él nunca sabrá el nom- tinto. Eran las mismas frases que ahora sonaban dife-
bre. rente.
Y las frases. Y fue esa noche, esa noche en la que él presentía
“Tiene que dar el salto hacia el origen para que viva que estaría solo, repasando los haikus y el libro de
desde la Verdad como quien se ha identificado íntegra- extrañas figuras en la tapa, esa noche en que esperó en
mente con ella...” vano y las voces se demoraron, esa noche en que su
Detiene su atención en ella y la repite, intuye que personaje dejó de deambular por Buenos Aires buscan-
algo hay en esa frase que le pertenece como si fuera do al ignoto asesino de la literatura. Fue esa noche
propia pero no acierta en la conclusión de ese pensa- cuando recordó que “la puntualidad es la cortesía de los
miento. Salta del "salto al origen" hacia la "Verdad" reyes”. Y por qué la recuerda ahora se dice, y se hunde
señalada con mayúscula, pero la frase sigue, sigue enla- en la poltrona como hundiéndose en el barro, pero des-
zando palabras y más palabras y se le hace imposible pacio, con armonía “como un violín, violín de fango” -
elucidar la Verdad en esta frase. En esta frase y otras piensa- y se sumerge en el libro del arte Zen y enton-
que le asoman "así como así, de la nada" cuando deci- ces ve que “su destino se consumará en el enfrenta-
de contarle a alguien qué le sucede, y esas perversas miento con la Verdad no refractada, la Verdad que está
obsesiones, esa manía de las frases hechas, que le traen por encima de todas las verdades, el amorfo origen de
un mensaje cifrado que él debe descubrir. todos los orígenes: la Nada que lo es todo, la Nada que
le devorará y de la cual volverá a nacer.”
Cuando llegó a las trescientas páginas tuvo una sen- “Vean a qué cosas se aferran los seres humanos” –
sación de angustia. Poco esfuerzo le había costado dice. Y recuerda: “Un solo día entero de paz”
resumir la vida de ese personaje un tanto chiflado, que Y las frases siguen y siguen.
deambulaba por la ciudad con algo de veneno para dár- Y seguirán, porque ellas son eternas.
selo al hombre que pretende matar la literatura. Poco
esfuerzo le costó ese personaje del cual ni siquiera sabía
el nombre, pero que, íntimamente, sentía la necesidad
de tenerlo cerca. De tenerlo muy cerca.
Y la angustia. La angustia de no saber por qué.

Él no lo sabe, pero yo sí lo sé.


Lo sé porque luego (y cuando digo luego me refie-
ro a unos tantos días), él percibirá un cúmulo de intui-
ciones, como un puñado de agua fría que recorre su
piel y se sentirá desnudo, indefenso.
A la rapidez con que escribió la novela le siguieron
días de incertidumbre, de cierta soledad. Sólo la demo-
ra inesperada de la publicación, le permitió la gracia de
esa vigilia.
Porque él nada supo de su propia angustia, pero sí
de algo que había detrás de las percepciones que expe-
rimentaba, como ese sentir de la humedad, del aire de
Buenos Aires como una "atmósfera pesada", un encie-
rro en el cual iba cayendo "demasiado fácil" y "muy
acelerado". O también esa campana de alerta que sonó
en su cabeza cuando contando su tristeza, alguien le

página 12
cuento

Aquel cuento del cigarrillo


Quirón Herrador

Ayer me preguntaron por aquel cuento. Uno que nuestro patético y pasivo narrador, en cuanto la chica lo
escribí hace años, casi al principio. Un amigo se lo men- enciende y se lo pone en los labios y sale de ahí la pri-
cionaba a otro amigo, después de todo este tiempo, mera calada de humo, de pronto se da cuenta de cuán
hablando de que yo escribía y todo eso, porque tenía- equivocado estaba y prácticamente se pierde a sí mismo
mos un poemario mío sobre la mesa. «¿Y aquel cuento en el éxtasis de esa última y reveladora experiencia que
—decía—, aquél del cigarrillo? ¿No te dieron un pre- lo redime. Sin que quepa duda alguna: qué estupidez.
mio?». Lo triste es que él lo recordaba sólo porque por Lo peor de todo es que el cuento estaba muy mal
aquel cuento me habían dado un premio: dinero. Yo lo escrito y que, además, no contaba nada. Hablaba del
escribí con el poco amor que tenía, que por aquel amor y del deseo pero no contenía ni amor ni deseo en
entonces aún era mucho; lo escribí con la pasión del el lenguaje. Hablaba de la muerte pero no moría ahí
incauto, con la inmediatez del desesperado. Y a cambio nada, ni siquiera el que escribía el cuento, que era yo, y
recibí eso: un premio en metálico, dinero; no lectores, que es el primero que ha de dejar caer la propia vida en
sino dinero. lo que escribe.
Amor, pasión, inmediatez, a cambio de dinero; creo A fin de cuentas, aquel cuento sólo me reportó algo
que ese digno oficio ya tiene un nombre, y además muy de dinero. Muy poco dinero, porque el dinero siempre
antiguo. es poco. Desapareció en un par de meses; lo fui per-
El cuento era sobre un cigarrillo que tenía miedo al diendo a cambio de café, cigarrillos, cervezas, y algunos
fuego; y, supongo que en un arrebato de originalidad, libros que me fui encontrando en librerías (lugares en
decidí titularlo «El cigarrillo que tenía miedo al fuego». donde, además de libros, si se busca bien, puede uno
El narrador era un cigarrillo que se pasaba todo el encontrar algo de literatura). En fin, que el dinero me
cuento, desde el primer hasta el penúltimo párrafo, duró en las manos lo mismo que me dura un cigarrillo.
viendo cómo van desapareciendo uno por uno los El cuento duró aún menos: en cuanto se me acabó
otros diecinueve cigarrillos para ser entregados al el dinero lo releí y me di cuenta de que era una por-
fuego, mientras en él van creciendo el temor y la histe- quería; y es que, a lo largo de todo este tiempo, he leído
ria ante un destino que —vete tú a saber por qué— no cosas gracias a las cuales he descubierto que no es sufi-
acepta a pesar de saber que él es un cigarrillo y que está ciente sólo con escribir. Me quejaba antes de que como
ahí por y para eso: concederle a alguien el pequeño pla- premio me dieron dinero, no lectores. Santa suerte. Yo
cer de una pausa, el continuado vicio de llenarse los leí aquel cuento; y si a algún lector le gustó, yo a ese lec-
pulmones con algo sucio, siete u ocho minutos que lo tor no lo quiero para mí ni se lo deseo a nadie.
empujen un poco más hacia la muerte pero que, a cam- Tengo que asumir que lo escribí (de eso soy culpa-
bio, le concedan el beneficio de trazar breves laberintos ble), y supongo que esto es una manera de pedir dis-
de humo en los que ausentarse por un instante, detener culpas. Mi única excusa es que por aquel entonces yo
la mirada y dedicarla únicamente a contemplar la pro- no era del todo consciente de lo que hacía, de la extre-
pia respiración. ma gravedad del asunto, pues cada palabra que uno
Qué estupidez, ¿no? En realidad no hacía falta recu- escribe puede darle al lector otra oportunidad o puede
rrir a un cigarrillo; bastaba con hablar sobre cualquier condenarlo para siempre.
hombre ante la ineludible amenaza de la muerte, o Escribiré de nuevo el cuento. Me veo en la obliga-
sobre cualquier niño o adolescente ante las futuribles ción de hacerlo. Pero, esta vez, no como yo quise escri-
trampas de amor que ya lo acechan. Al final del cuento, birlo, sino como el propio cuento desee ser escrito.
en el último párrafo, una joven lo coge y se lo fuma. Y Creo que aquel cigarrillo merecía ser salvado.

página 13
relato

Visitas
por Nelo Curti
Para Demis y Claudia,
que en este momento
estarán escapando de una fiesta.

El juego no tenía nombre, sólo finalidad: quedar pen, ya estaba medio rota, no la tirábamos porque era
mal. Éramos visitadores que únicamente abandonába- de mi abuela, en la esquina venden una parecida, la
mos un lugar cuando el golpe de puerta a nuestra espal- puedo cambiar sin que mi madre se dé cuenta”.
da sonaba definitivo. Mientras la calma volvía a su cauce nos abocábamos
En cuanto conocíamos a alguien enredábamos la a acabar la bebida, para poder después ir dirigiendo gra-
charla hasta verla caer en la pregunta: ¿Dónde estás dualmente las miradas hacia la estantería donde casi
viviendo? siempre había por error algún añejo.
Entonces ya todo era más fácil; comprábamos unas “¿Quedó algún peso?” preguntaba uno, y los otros
botellas y nos dirigíamos sin aviso a la dirección indica- “no, qué va a quedar, si emborracharse en este país cada
da. vez cuesta más caro”, y en los rostros la tristeza a gote-
Cuando abrían, uno, sin darle mucha importancia, rones, muecas, manchas sin fondo.
explicaba que “veníamos paseando y al darnos cuenta Entonces el pobre tipo no podía salvar su botella
de que ésta era tu calle se nos ocurrió sorprenderte con sin sentirse cruel.
un poco de ron para animar la fiesta”, y el pobre diablo, “No, por favor, no hace falta, si ya tomamos sufi-
más desconcertado que feliz, movía la cabeza para invi- ciente, no, no, en serio” mentíamos, recuperando los
taros a pasar. vasos.
Debíamos prepararlo, lograr que se creyese con A esa altura la premisa era clara: tirar la piedra y huir
viento a favor, entre espumas, confiado. con la botella. Cualquiera se levantaba y recorriendo los
Cualquiera elogiaba uno de esos cuadros espanto- infaltables retratos preguntaba por alguna prima de su
sos que hay en casi todas las casas, pintado por algún edad, dispuesta a ir a los museos, algún concierto, y des-
familiar, atribuyéndole influencias de Renoir, o, en un pués de cenar... ya se vería.
exceso un tanto peligroso, descubriendo una línea “No le hagas caso, está borracho, dejemos que
directa desde Velázquez a esa tela. El color de las pare- hable solo, dentro de un rato vomita y se le pasa.”
des era siempre el más indicado para el tipo de salón en “Siempre y cuando no le den los espasmos” soltaba
el que conversábamos, y las cortinas, por supuesto, otro, señalando el tocadiscos para poner cualquier cosa
nunca podían haber sido mejor escogidas. Después que hiciese palidecer los altavoces.
adjudicábamos a su particular sensibilidad aquella La alegría del anfitrión comenzaba a incinerar sus
armonía sin fisuras. ángeles. Comentarios parcos, sonrisas abreviadas, reite-
Cuando el anfitrión bajaba la guardia, chapoteando radas consultas al reloj, intentos “siempre interrumpi-
en una charca de orgullo y alcohol, entrábamos en la dos” de poner en la balanza la siesta y el volumen de la
segunda etapa, la premeditada espina que haría estallar música, síntomas inequívocos de que el procedimiento
el globo de colores. funcionaba y en cuestión de minutos ganaríamos la
“¿Dónde está el baño?” preguntaba uno, y al seguir calle.
las indicaciones tropezaba con la pata de un armario o “Perdonen que insista, pero si no es una prima, con
directamente en la estatuilla de porcelana que recorda- una tía me las arreglo, a mi la edad...”
ba algún aniversario. Los tres entonces nos lanzábamos “Lo que te digo, tomó demasiado, en cuanto vacíe
sobre los restos y maldecíamos, pedíamos perdón, y el estómago vuelve a ser un caballero.”
hasta nos peleábamos mientras fingíamos reconstruir el “Siempre y cuando los espasmos no lo hagan saltar
recuerdo evaporado. por las paredes.”
Por lo general sobrevenía el indulto, “no se preocu- En ese momento se nos resbalaba un vaso junto a

página 14
relato

las piernas de la víctima, que solía salpicar su delicada echaron a patadas de un caserón. Quizás ellos sigan
manera de suspender la velada. jugando, aunque ahora, con el tiempo, pienso que
Ahí correspondía a quien estuviese más cerca de la detrás de aquella finalidad concreta, burlona, había otra,
botella agradecer el obsequio y rescatarla de la mesa. algo más trágica, que nunca nos atrevimos a confesar-
Ya en la puerta, alguno opinaba: nos: ir matando lugares, como quien marca casillas para
“Creo que la estatuilla, con paciencia y pegamento, hundir el barco, hasta lograr que la ciudad fuese, al aca-
puede quedar decente.” bar el juego, un fósil enorme, un circo sin payasos del
Después nos íbamos, sin disimular las carcajadas, a que tener irremediablemente que huir.
terminar de emborracharnos, sepultando en la primera
papelera el retrato que el “acosador de parientes” había
robado.
Lo hicimos muchas veces, no sé cuán-
tas, la noche de mi partida nos

página 15
relato

Microrelatos de Rolando Revagliatti

Me cuenta mi señora

A mediodía los obreros y los jubilados arrasaban con el menú fijo en el ya derruido barsucho donde él hacía
de mozo. Yo iba con frecuencia por mi trabajo, para rellenar planillas, y leer el diario. Ahora es el repartidor de
una tintorería. Ayer, casi de noche, fue a mi departamento en misión repartidora. A mi regreso, hoy, después de
una gira que me mantuvo alejado por esos caminos polvorientos, me cuenta mi señora, esa falsa e indómita peli-
rroja suculenta y estéril, que me extrañaba terriblemente, y que el jovencito irrumpió en su anhelo de mí con nues-
tra colcha lila, y que lo condujo al dormitorio para constatar sobre nuestra cama con baldaquín la correcta lim-
pieza de la colcha, y que una vez situado el pichón de playboy, y asaltado, se entregó a la bacanal que desde mi
señora, mi esposa, me estuviera —irremediable, inconteniblemente— dedicada. Se portó bien, muy bien, asegu-
ró; fantasioso e incansable; remató, relajada: excelente.
Sé absorber los más impresionantes uppercuts del destino. Pocos, sí, pocos como yo. Este servidor. Estoy
hecho de una extraña pasta.

Señorita

Sí que tuvo novios la señorita Calistri: cuantiosas simpatías. Pero, a menudo, cuando le atraía el fondo huma-
nitario del candidato, no se sentía conmovida por lo físico o lo facial. Y, si llegado el caso, el pretendiente res-
pondía a mis cánones de presencia varonil, aparecíanle desdibujadas las facetas espirituales. Enamoradísima de
Juan Mateo Ovalle, resistía sus ímpetus pasionales, el vigor de sus instintos. La señorita Calistri valoriza sin énfa-
sis: Nadie obtuvo lo que tantos ansiaban. Ella es hoy la fraseología con la que rememora: Yo no carecía de una
límpida mirada; Mis atributos no pasaban inadvertidos; Papá vaticinó mi futuro; Me consagré a mis arraigadas
convicciones; Destilé coraje en los tiempos duros, en la tiranía; Nunca estimé en Nené sus propensiones afecti-
vas; Es que todo ha sido tan fugaz...
Algún día, próxima a expirar, quizá consigne: En aquella desfloración infausta de mil novecientos cincuenta y
uno, otoño, creí morir: repugnante, bajo, indigno: única vez, última vez.

Confieso

En marzo evalué el veraneo de febrero. En junio, en el mismo junio, el crimen. En septiembre me torné som-
brío. Y en pleno diciembre treinta y uno, intento recapacitar. En abril le di forma al plan que ejecuté en junio. En
septiembre encontraron el cadáver. Que no me agredas, me desconcierta: ella no te era indiferente. Además, te
amaba. No toleré que no se quedase conmigo quedándose a mi lado. Se reía. Todos sabían en el barrio. De mí, de
mi inocuidad. Habrá un feliz año nuevo. Porque confieso: la estrangulé. Le pegué después de muerta, lo hice. La
desnudé y le pegué. Se termina, viejo. Hoy, por fin, me siento equidistante, sincero.

página 16
ensayo

El efecto cómico 2

Juanma Agulles
Sucede que el verdadero efecto cómico surge de
una existencia desgarrada y de la sublimación de lo trá-
gico; algo que no se advierte en el humor actual, que
trata de eludir lo más duro no por su transformación
en arte, sino por su omisión. Tan suave y laxo resulta a
1 ojos de lo reflexivo que cuesta entender el chiste si no
se asume una angustia insoslayable del auditorio, siem-
pre presto a descargar su risa sin consecuencias y
El actual humor planea a alturas considerablemen- muchas veces sin sentido. En todo caso, es más fácil
te bajas. El recurso a la magnificación de lo pequeño, provocar la carcajada que la sonrisa cómplice. Y resul-
de lo trivial convertido en trascendente, ofrece un efec- ta más cómoda la ridiculización de lo ya ridículo que la
to irrisorio que cosecha grandes éxitos en un auditorio destilación cómica de lo terrible.
acostumbrado a pensar en las grandes cuestiones con Sospecho que nuestros cómicos están acomodados
muy pequeño esfuerzo y estrechas miras. y eso le hace un flaco favor a su humor. Se podría decir
El procedimiento de hallar en los detalles huellas que lo tienen demasiado bueno. Porque la risa es algo
de dinámicas más amplias, requiere de un fuerte hilo muy serio. El objeto de la burla tiene que merecer el
argumental que justifique la extrapolación y la toma de esfuerzo del cómico, pues en toda sátira hay un reco-
la parte por el todo. El humor más simple prescinde de nocimiento de la grandeza de aquello que se quiere
ese hilo y se contenta con poner lo uno junto a lo otro, ridiculizar. No pasa así con las gracias chocarreras diri-
dejando planteado el absurdo sin abundar en su poten- gidas hacia intrascendencias que, por efecto de la cha-
cial crítico. Es en todo caso una distensión, un relaja- cota, cobran una importancia que en realidad no tie-
miento de la intensidad que estalla en la carcajada. La nen.
carcajada es una risa incontenible que no suele cono- Es el signo de la cultura en este país: los asuntos
cer sus motivos más profundos. Tampoco se aspira a importantes se dejan en manos de especialistas sin sen-
ello cuando se quiere hacer gracia: lo que se pretende tido del humor y el arte queda reducido a un ámbito
es la inconsistencia. marginal de reproducción inconsciente; a la repetición
Igual sucede con el recurso imitativo y la constan- de lugares comunes y a la épica de la mediocridad.
te caricatura de personajes, fantoches del éxito social y
la política. En su recurrente imitación no dejan de ren- 3
dirles tributo, tanto más cuanto los originales difícil-
mente admiten una ridiculización mayor que la que Quienes nos tomamos la vida en serio nos reímos
ellos mismos representan a diario. mucho, de muchas cosas, pero por lo general no son
Por eso los cómicos actuales rara vez hacen gracia. las mismas que a la gente le hacen gracia. Los cómicos,
Al igual que los payasos muchas veces entristecen. Los sin ser muy conscientes de ello, sin respetar su oficio
humoristas provocan la risa fácil siempre que uno esté de bufones, se han vetado los lugares del arte por el
dispuesto a no pensar demasiado en el tema de su triunfo fácil de la cuchufleta o el monólogo seudo-
espectáculo que, en realidad, sólo produce lástima. La intelectual. Hay pocos que se tomen en serio la res-
condición para sucumbir a este tipo de humor es ponsabilidad de hacer reír.
estar cansado. Es necesario un alto criterio de lo que es bueno y

página 17
ensayo

malo para poder jugar con la inversión de los térmi- susceptible de generar risa. Así se pretenden diferen-
nos y causar el efecto cómico que deja un poso de ciar en la originalidad de las cosas que cuentan cuan-
reflexión, que no estalla para después perderse sin do, en realidad, todos vienen a decir lo mismo.
más. Y ese criterio es el que falta a la mayor parte de Es por ello un humor sin riesgo pues, ante la
los humoristas, pues han llegado a cegarse tanto con el incomprensión del auditorio, siempre puede recurrir a
espectáculo que ellos mismos creen ser, que la diana algún estereotipo y lanzarlo con gesto de gran ingenio:
de sus dardos es cada vez más pequeña y lejana, y sus eso bastará para que la tensión estalle en risas tan
lanzamientos no son otra cosa que la imitación infan- abundantes como huecas.
til e inocua de la pose de un gran francotirador. De cualquier modo, mi sentido del humor es muy
Al desconocer profundamente el objeto sobre el malo. El mejor chiste para mí es ese que dice que una
que trabajarán, no pueden llegar a respetarlo ni conce- amiga, declarada solipsista, le confió a Bertrand Rusell
derle la importancia que merece. De modo que su el asombro que le producía no conocer a nadie como
poder de provocación se ha retirado al ámbito de las ella.
formas. Cómodamente creen que con un formato ¿Se me ha comprendido?
determinado de abordar el asunto cualquier cosa es

Ediciones del Tábano


Próximas publicaciones
Palabra de barro (Antología poética), Paco Alonso
Esta antología reúne muchos de los poemas que Paco Alonso ha ido escribiendo a lo largo de más de 35 años.
La soledad y la esperanza mezcladas en las noches de una ciudad que parece desconocerlo, perdido por las
calles, preguntándole a los muros por la infancia y el deseo, con la dolorosa libertad de quien se sabe abandona-
do por los dioses.
Las fotografías de Pablo Valero acompañan el viaje del lector por estas páginas que serruchan desde el comien-
zo cualquier postura indiferente

Introducción al fabulismo, Nelo Curti


Al leer el título cualquiera se preguntará ¿qué es el fabulismo?, ¿una corriente artística?, ¿otro manifiesto?, ¿un par-
tido político?, y aumentará su desconcierto si continúa interrogándose en ese sentido, ya que no se trata de un
esquema a puertas cerradas, sino de un compromiso con el juego, la incertidumbre y el absurdo.
Ilustrado por Leo Sarralde, “Introducción al fabulismo” reúne relatos y poemas de Nelo Curti que caminan entre
el desconcierto y la ironía sin una meta definida, desertores de la Verdad, abdicando de los maestros sagrados sin
dar tiempo a que cante ningún gallo.

Non legor, non legar (literatura y subversión), Juanma Agulles


El segundo libro del autor en nuestra etditorial recoge los artículos que durante cinco años se han ido publican-
do en “Cuadernos del Tábano”. Artículos sobre Sartre, Camus, Hawthorne, Bukowski... y ensayos de crítica social
que intentan aunar dos términos que actualmente (en el estadio del capitalismo espectacular) están desligados: la
literatura y la subversión, la fuerza evocadora de la palabra y el pensamiento crítico sobre los hechos.

página 18
nombres propios

Giorgio ‘Il Barbone’ Tagliatella


un primer homenaje

PRESENTADOR. ¡Que vaya menguando la eufo- ofrecióme un hueco: “dentre paisano; pero ilumíneme
ria, si hacen el favor! Gracias, muchas gracias. En cuan- aquí antes”. Leeré a continuación un episodio relatado
to el acomodador termine su tarea, subirá y hará lectu- por su biógrafo, el copista Manuel M. Velloso.
ra del discurso que abre la serie dedicada a homenajear
a Giorgio Tagliatella. Sólo espero que sea este y no otro, (Nota al pie: se reproduce el texto evitando así inne-
el motivo que amolda tanta gente a las butacas. ¡Arre! cesarios comentarios que empañaron cristales aquella
noche).
ACOMODADOR. Buenas noches. Escuálido favor
haría a mi profesión si no comenzara esta lectura con La tragedia del Solís o segunda gambeta a la fatalidad
oportunas denuncias. Como habrá observado el amable
público, no tengo otro instrumento que mis manos y
mi ingenio para indicar asientos vacíos; usted, presen- Solía nuestro pintor pronunciarse, con fervor anti-
tador, ¿se atrevería a proferir monólogos sin la presen- cristiano, en contra de los desprovistos, sobre todo al
cia de un potente amplificador?; entonces, cómo espe- tratarse de hombres disminuidos físicamente. Débil le
ra que oficie de guía sin ese haz luminoso tan caracte- resultaba a el Tagliatella resucitar o devolver la vista ya
rístico; cómo repartir espectadores en diez minutos si el que devuelven a un estadio anterior: “si en el fragor de
tránsito no es fluido, si los tropezones se suceden y cré- una comilona un comensal me acusa el extravío de su
anme, la vejez esparcida no es buena consejera. Un tenedor, sólo ofreceré al incauto, de manera que pueda
señor justamente indignado me dijo hace minutos, verse librado de restos indiscretos, mi babero; así y no
“antes se podría ver el fin del mundo que toda esta de otra manera ha de obrar quien considera en su justa
gente sentada”; y si la respuesta “porqué no se sienta medida cada utensilio de cocina, y así se ha de proceder
acá”, ofendió, diré a favor de ella que, en tantas ocasio- en todos los órdenes”. Hemos de tener en cuenta que
nes salió de las fauces de Giorgio, que es imposible pro- ningún día vio a Giorgio tan completo en sus partes
nunciarla sin sentir su aliento. como aquel en que reverenció, en calidad de despedida,
a la matriz que tan malintencionadamente lo contuvo.
PRESENTADOR. Lamento profundamente esta Y es justamente esto lo que nos introduce en la histo-
intervención, si desea despedirse con algo más... ria del Solís y lo que se piensa una paradoja en el pen-
samiento giorgiano, dada la consecuencia entre discur-
ACOMODADOR. Tal vez no exista sala de teatro so y acción.
más agraciada que esta; en ninguna otra Giorgio agra-
ció por sorpresa a tanta gente. En aquellos dos rinco- Tan involucrado con la relación espectador-actor
nes iluminados, donde la maleza crece despreocupada- estaba Giorgio, que sugirió cuando la construcción del
mente atendiendo únicamente los imperativos de su magnífico aposento de falsedades Solís, el levantamien-
raciocinio, un púber Giorgio realizó sendas vejaciones to de una cerca en el borde del escenario que sugiriera
que fueron, no sólo aplaudidas, sino calcadas al termi- distancia. Aceptado y adjudicado el levantamiento, con-
nar los aplausos e incluso intercalando ambas acciones. vocó a los más celosos granjeros; cito a Tagliatella: “me
Mi vocación viene de aquel día en que “Il Barbone”, al la elevan doce metros, dieciocho varas de madera pro-
verse atrapado entre la oscuridad y unas malas hierbas, porcionales de ser posible y alambres de púa por ahí,
nombres propios

no, no sé; sí, que no pase un ramo de flores. Hasta forzado; cuando actuemos menos, obligados por un
luego”. sacerdote que alza el puñal, con todo su filo y mango
mientras nos suplica aquel órgano impulsor de sangre
Pero la inutilidad de los granjeros para trabajar en esté en la superficie, sus párpados que no entienden no
las tablas fue causa de que él mismo levantara la cons- poder apagarlo todo pero allí haremos entender que el
trucción. “Es inútil”, fue lo último que se le escuchó impacto bien lo merece y nos extenderemos en la justi-
desde aquel momento hasta que su sistema de poleas cia del guión, burlando a los detractores del acto inve-
falló y el vallado se encarnizó con sus piernas, que se rosímil y que repiqueteen los órganos y le damos color
vieron aquí desprovistas del resto de masa corporal de a las exequias.
artista.
Extraviadas entre tanta astilla y sangre las piernas,
Pegaría un buen escupitajo para deshacerme de Giorgio aceptó se le hiciera una prótesis. Ambas pier-
tanta farola. Un gallo, un avestruz, un animal agresivo nas las encargó a su alumno Giovanni Velloso; quedó
pero de granja y nos mantenemos en el paisaje bucóli- tan satisfecho con el trabajo de aquél; una síntesis de
co-criador. Faltaría levantar las paredes, entonces sí pai- alambre y maderas, decoradas exquisitamente en su
saje bucólico y horizonte y vaca yendo todo atado con exterior; que no dudó en rechazar las originales cuando
alambre de púa. Ya no queda violencia visual de la que fueron recuperadas: “A no molestarse, con lo lindas que
provoca vómito; a lo mejor sonora, pero igual es difícil. quedaron, y van casi solas”.
Disfrazado el campesino soltando un desgarro, pero

página 20
reseñas

Eric Rohmer Propuso un cine muy personal y austero, cargado


en exceso de literatura. Desproporcionó la carga

por David Barber


visual en relación con el texto.

Hay texto por todas partes:


“Qui trop parole, il se mesfait” cada personaje tiene un texto,
Chétien de Troyes cada movimiento de cámara tiene un texto,
cada pupila tiene un texto,
el texto tiene un texto;
incluso tú, como espectador, tienes un texto.
Anoche cené como suelo hacer todas las noches,
no era diferente a todas las demás salvo que hice algo
Imposible salir de la sala indiferente, sigues la
totalmente distinto, no dormí. Tenía en la cabeza
conversación con los personajes sobre el tema, eso
unas películas que había visto estos últimos días en
quizá le criticaría.
los Cinemes Méliès de Barcelona.
Fuerza mucho las conversaciones, procurando
Están proyectando en este Cine Club, para con-
tratar el tema con la mayor fuerza caleidoscópica. Las
memorar sus diez años de persistencia, que no es
cámaras siguen la conversación de forma circular. Los
poco, si tenemos en cuenta que se mantiene proyec-
diálogos vienen un poco forzados por el tema, no hay
tando películas clásicas y no tan clásicas, ya descata-
nada abierto. Hay momentos en los que te sientes
logadas en los videoclubs convencionales, unos ciclos
tentado a girarte hacia la butaca de tu lado y pregun-
de alfombra roja. En concreto, el ciclo al que dedica
tarle a él que piensa, pero en ese momento ves el
su efeméride es de uno de esos jóvenes que cambia-
compañero que tienes: pelo revuelto y ausente, gafas
ron el panorama del cine francés e internacional a
de concha, americana de cuadros, cierto aspecto
mediados de los sesenta: Eric Rohmer.
excéntrico, seguro de sí, con una cantidad de opinio-
nes que te puede amargar el resto del día, y sabes que
Estos jóvenes rebeldes críticos de cine despluma-
si pestañeas, mueves uno de los nervios de tu cara, te
ron al gallo francés vetusto, esbozando unos nuevos
va a abordar y demostrar el conocimiento adquirido
presupuestos cinematográficos que impondrían al
durante sus treinta años sin haber pisado un cine
principio en el plano teórico, criticando lo anterior, y
comercial…(seguro así comenzaría el monólogo).
más tarde creando una nueva forma de entender y de
crear cine.
-Yo llevo más de treinta años sin pisar una sala
comercial.
Esta dialéctica, traería como consecuencia genera-
-Ah!
cional y postefectica la nouvelle vague.
- A mí Rohmer me parece un poco superficial, no
Los directores sacarían los rodajes a la calle, evi-
profundiza ontológicamente en los aspectos más
tando los vatios de los focos, lo artificial de las bom-
radicales del existencialismo…
billas y sus sombras que salpican los camerinos ane-
- A ti no te invitan a muchas fiestas, no?
jos. Ayudados por la nueva tecnología de 16 y
35mm., consiguieron arrancar ese sabor de postín y
Rohmer, como la mayoría de cineastas franceses
peluca trasnochada que proporcionaba el plató.
del cine sonoro, aquejan en sus películas el gran peso
de la literatura e intelectualidad francesa del siglo
Así, se pusieron las chaquetas, bufandas y cáma-
XIX. Sus películas son muchas veces perladas y ver-
ras; y fueron en conquista de la ciudad, el campo, la
sallescas, dejando de lado la imagen; no es que tengan
playa, los planos cortos, introduciéndonos en la pan-
un ritmo lento, sino que no acompaña la imagen a la
talla y las conversaciones de los personajes.
narración, el texto es mucho más locuaz que la ima-
gen. Los personajes de Rohmer no se desarrollan
El director que me convoca a la tecla, no fue de
como tales, sino como tripas que degluten problemas
los más destacados de este movimiento. Según creo
morales, paradojas y proverbios, como él lo llamó.
yo, y precisamente por eso mismo, por pertenecer a
A pesar de ésto y gracias a éllo, es uno de los
un movimiento, no logró brillar como lo debiera
imprescindibles.
haber hecho.

página 22
reseñas

Jorge Ledesma “Los Hermanos Mayores juzgamos con fuerza de


sanción:

por Diego L. Monachelli Arte: Disciplina de seres desgraciados tendientes a


recrear, exaltar y criticar lo que posteriormente comer-
cializan en el mercado. El artista es un comerciante dis-
frazado. La espiritualidad está regulada por la oferta y
una demanda prefabricada.
Ciencia: Disciplina de seres desgraciados que no
saben lo que hacen. En ella se agrupa el mayor núme-
El mismo año en que mueren Luís Cernuda, José ro de ignorantes. La medicina no busca la salud sino la
María Gatica “El Mono”, Jean Cocteau, C.S. Lewis, enfermedad controlada, pues la falta de enfermos la
Aldous Huxley y J.F. Kennedy es asesinado (estos tres haría desaparecer. También la ciencia está regulada por
últimos el 22 de Noviembre). El mismo año en que una oferta y una demanda prefabricada, la mayor parte
Arturo Humberto Illia da las primeras señales de de las veces con fines de exterminio irracional.
gobierno, gobierno que sería destituido por el golpe Religión: Disciplina de seres desgraciados tendien-
militar a manos de Onganía, y en el que hace aparición tes a crear miedo y culpas para que la gente pague en la
el primer Ford Falcon Argentino, emblema de atroci- tierra su terrenito en el cielo. Dios fue creado por el
dad. Ese año, en el que nace Fito Páez, los Beatles gra- hombre a su hechura y semejanza, razón por la que no
ban Please Please Me y With The Beatles, y se publica nos hacemos cómplices de semejante hechura y tama-
Rayuela, de Julio Cortázar; un hombre, atribulado por ña semejanza.
las desavenencias de la vida y en protesta hacia ella, se
trepa desnudo a un farol en pleno Buenos Aires, en la Los Hermanos Mayores.”
esquina de la Confitería Ideal, Corrientes y Suipacha. A
1963 sólo le resta un día para agotarse por completo. A Este era sólo el comienzo de la perplejidad ante “El
aquél 30 de Diciembre, unas horas, y esas horas restan- juicio de los animales”. En el transcurso de dicho jui-
tes el hombre desnudo, las pasara en la cárcel. cio, luego de atravesar extraños pasillos y ser conduci-
Jorge Ledesma protesta contra la vida y sus desven- do a una de las multitudinarias celdas del Palacio de
turas. En 1961 la editorial Myne de Barcelona premia su Justicia(2), Ledesma no sólo se encontraría al propio
cuento “La casualidad no teje sola”. Pero el texto es Sabato condenado, sino también a muchas otras perso-
declarado pornográfico por el gobierno de Franco, la nas de renombre mundial, contemporáneos e incluso
obra es destruida, y el autor debe devolver el dinero. La algunos que debieron ser arrancados de los dominios
misma casa editora desiste por ello de publicar su nove- de la muerte.
la “Yo destruí el mundo en 1946”. Giácomo Estas circunstancias y las que nacerían con el trans-
Feltrinelli(1) se decide por ese entonces a editarla en currir de los años, la siguiente sería en 1988 “Acuso al
Italia pero desgraciadamente muere víctima de una Invasor”, siempre fueron ilustradas por Mildred
explosión cuando intenta sabotear una torre de alta ten- Burton, una artista plástica nacida en Paraná, Entre
sión cerca de Milán. En 1963, la Editorial Kraft galar- Ríos.
dona esta novela con una recomendación, pero no llega En 1990, en “Adiós al árbol” Ledesma nos cuenta:
a editarla, la quiebra económica se les adelanta. Casi “Como periodista del semanario de Villa Tesei La
veinte años después lograría editar su primer libro. Estrella me encomendaron la tarea de hacer la crónica
“Cartas espantosas a mi maestro” apareció en 1981 de lo sucedido en la trágica mañana del 28 de
y es una singular amalgama de admiración y reconoci- Diciembre de 1988. Dividido en sus opiniones, el
miento, destilada con refinada ironía y gran espíritu barrio justificaba o reprobaba el crimen cometido por
combativo, hacia Ernesto Sabato. Este, en “Abaddón el la policía y algunos vecinos de la villa. El asunto pare-
exterminador”, incorpora a Ledesma como personaje cía sencillo y común…
con sus propios textos que, en su metafísica, en nada Bastaría decir que en forma accidental la policía
difieren con el discurso del propio Sabato. había dado muerte a un tipo por una disputa entre veci-
En 1985 Jorge Ledesma recibe, en su propio domi- nos…
cilio, una carta de citación para un juicio en el que él No fue así. Apenas comencé a hurgar en la vida
mismo es uno de los acusados. Entre otras argumenta- y en los papeles de la víctima, llamada el Indio
ciones la carta decía: Jerónimo, fui comprobando que allí, aunque en un

página 23
reseñas

plano ecológico, se había cometido algo tan espantoso por estos años cuando se le pierde la certeza del rastro.
como la Noche de San Bartolomé. El racismo, la into-
lerancia y la violencia signaron de sangre el 28 de Jorge Ledesma, el hombre que logró verticalizar el
Diciembre de 1988, igual que aquel lejano 24 de Agosto horizonte en su despiadada y áspera disconformidad,
de 1572 cuando el catolicismo asesinó a cuanto protes- en su ejercicio mal retribuido de observar el mundo de
tante halló a su paso.” los hombres tal como es y denunciarlo sin ambages.
En 1997 edita el libro “El hombre zanahoria”. Y es

1Editor italiano, el mismo que intercedió en Bolivia por la libertad del escritor francés Regis Débray; el mismo
que vendió un millón de ejemplares del afiche con la emblemática imagen del Che Guevara, a cinco dólares cada
uno, en menos de tres meses e inmediatamente después de su muerte, y de los que Alberto Korda, quien se la
había obsequiado a pedido de Feltrinelli, no cobró nunca un centavo por esa foto.

2 El Palacio de Justicia de la ciudad de Buenos Aires es una replica exacta en todos sus detalles de un castillo fran-
cés construido por el arquitecto Maillart, pero con una salvedad: El terreno donde fue emplazado sólo tenía la
mitad del espacio necesario, por lo cual existen en él pasillos que son callejones sin salida, escaleras que no llevan
a ningún sitio y algunos otros detalles menores.

página 24
reseñas

Sobre “El niño puede” y algunos recuerdos.


Por Nelo Curti

A Demis lo conocí en La Habana, no recuerdo bien si hace diez años o dos.


Me resulta imposible hablar de su libro, de sus múltiples niños, sin reencontrar al amigo.
Fue en febrero, tal vez ya marzo; la ciudad era una brasa laberíntica que ardía hasta en la noche –sobre todo
en la noche- obligándonos a ir de un lado a otro, ron, cigarro en mano, perdiéndonos entre charlas y suburbios.
-Yo no leo mucho-, recuerdo que dijo la primera vez que hablamos de literatura, y enseguida supe que cono-
cía formas más divertidas de engañar al tiempo.
Durante esos días visitamos casas a las que nos sería imposible volver por dos motivos: no recordamos el cami-
no, ni nos abrirían la puerta. Por lo general equivocábamos algún comentario, alguna actitud, y no había otra alter-
nativa que huir, de ser posible rescatando una botella.
Fueron buenos ratos, de los que siempre, sin aviso, regresa una señal.
Hace unos meses recibí, en un sobre amarillo, que quizás partió blanco de Cuba, “El niño puede”, un conjunto
de relatos desde donde nos mira la infancia, invitándonos a conquistar un caramelo o demoler el misterio de las
puertas trabadas.
Les convido uno, el que bautiza al libro, y perdón, Demis, si no te pido permiso, es tal vez una secuela de aque-
llas noches.

Todos juntos. Y a las niñas, las de hacer los deberes las

El niño puede
tardes de los sábados, las de intercambiar regalos y las
de verles los blúmers cuando bajan al gimnasio. Él
por Demis Menéndez Sánchez
puede hasta pretender una lágrima que no sabe exhalar
un suspiro de esos que rasgan la garganta, de los que
crean alucinaciones tenues. El niño puede cerrar los
ojos y sentir la sombra de su bigote y la cuchilla rasu-
rando la barbilla o convocar más fuerzas y dejarse la
El niño puede esperar a que le alcancen los carame- barba. Sin exagerar, no tanto. Podría combinarla con
los o, simplemente, subirse en el banquito, luego sobre sus ropas anchas y el pelo por los hombros, los tatua-
la meseta y alcanzarlos él mismo. Pero aguarda. Él jes, las cicatrices que le dejó la infancia y conquistar
pudiera, incluso, acelerar la ayuda con un grito que lo alguna muchacha, olvidar a estas alturas, su deseo de
salvara de la espera. Ese tiempo muerto aún no le con- comprarse los caramelos y entender el peligro de su
viene. Él puede, si quisiera, acercar el bultito con la nueva misión. Comenzar desde ahora la lista de fraca-
mirada, cualidades no le faltan para hacer milagros y sos. Él podría elegir mil posibilidades de paisajes para el
quizá los caramelos caigan (la gravedad haría lo suyo) y nuevo suceso: un río, una azotea, el aula, esa misma
se quiebren con el golpe y qué más da. El niño puede donde se sientan en las mañanas. Y al otro día visitar las
recorrer las habitaciones, la cocina, el comedor con la manchas, los olores de anoche y acariciarlas para recor-
idea siempre utópica de encontrar algún dinero. Sí, con darse inquieto, tembloroso, dubitativo ante cada paso y
algunos centavos bastaría y si lo lograse, por qué no, vivirlo nuevamente o casi por primera vez. Pero no. Él
saldría de la casa a comprárselos él mismo. Podría cru- puede esperar a que una muchacha se acerque y le grite
zar la calle, no sin antes mirar a ambos lados tres, cinco, “quieres hacerlo en tal lugar o en este otro”, entonces
como diez veces y hacerlo corriendo, doblar en la tendría nuevas oportunidades. Ella también podría
esquina y avanzar frente al colegio. Él puede, además, decidirse por la espera y hacerle líquidos la fiesta. El
imaginar los próximos cinco años en esa escuela: la niño podría buscarse otra. Sus ropas largas, el pelo por
maestra lo mima por ser el mejor de su clase y de muy los hombros, los tatuajes y las cicatrices que dejó la
buenos modales; el más aventajado en la lectura, ese infancia lo hacen bello, casi perfecto y puede hacerse el
que pinta el primer corazón quebrado con flecha, cual- importante. Eso vale. El niño podría convertir sus pre-
quier angelito serviría y conocer a sus amigos de siem- textos en eventos más tangibles: conquistar una chica
pre: los del papalote, los de la playa, los del accidente. diaria y otra, hasta conquistarlas todas. Él puede lla-

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reseñas

marlas una por una, tomar sus manos, mirarlas a los vida le iría más calmada en el bosque, sin tanto estudio,
ojos y mostrarles, “mis manos son más pequeñas que sin tanto eso de las enfermedades sexuales, la desinto-
las de ustedes” y eso, el niño lo intuye, las chicas no lo xicación, el balance en las comidas y la selección natu-
soportan. Él puede llevarlas a sitios donde extirparles el ral. Él podría meditar y creer lo de los unicornios, los
himen sin escrúpulos y coleccionará los gritos, las uñas universos paralelos y la reencarnación. Después, él
partidas. Él podría delimitar las fronteras e implantar puede convencerse de esperar a que le crezca el pelo y
las reglas. Y soportaría que todos sus amigos; los del la barba pacientemente, no bañarse hasta apestar, dor-
papalote, los de la playa, los del accidente, se enfaden y mir en una escalera y aceptar algún dinero de limosnas.
un día de esos lluviosos, bien temprano, antes que los El niño puede sacudir la cabeza para abortar los pensa-
demás despierten, detrás de eso llamado el Muro de los mientos absurdos y razonar: esperar pacientemente a
Lamentos, lo esperen para darle golpes en la nuca, en que le crezca el pelo y la barba demora muchísimo. El
las piernas y en los cojones so maricón. Él sentiría náu- niño podría esperar a que alguien le alcance los cara-
seas, contracciones que lo lleven a vomitarse encima, melos o podría, simplemente, subirse en el banquito,
algo de sangre en la tela y los dientes, otro poco de alu- luego sobre la meseta y alcanzarlos el mismo.
cinaciones vagas y podría, hasta intentar no llorar. El
niño podría levantarse. Las nubes parecen eternos cam-
pos rosados rodeándolo, los árboles tratan de consolar- Demis Menéndez Sánchez (La Habana, 1980)
lo con un silbido de ánimo y el suelo, no mortal sino Miembro de la Asociación Hermanos Saíz. Graduado
azul, esperará por su impacto. El niño puede pensar del 5º Curso del Centro de Formación Literaria
que ha estado muerto porque la muerte es como la vida “Onelio Jorge Cardoso” y ganador de una de las Becas
misma detrás de un vidrio plateado. Igual de mierda. Él de Creación “Caballo de Coral” que otorga dicho
puede caminar de vuelta a casa o esperar el sonido del Centro. Premio de narrativa “Pinos Nuevos” 2004 por
timbre de un teléfono público y sea alguien preguntán- el libro “¿Cómo le crecen los senos a las niñas?”
dole “¿qué le pasó, está usted bien?” y puede escuchar (Editorial Letras Cubanas, 2005). VII Premio de
una voz interna diciéndole “te golpeabas a ti mismo” y Narrativa “Félix Pita Rodríguez” 2005 por el libro de
otra, en tono más dulce y conocido “te estás volviendo relatos “El Niño Puede”. Sus trabajos aparecen recogi-
loco”. El niño ahora podría mentir y convertirse en dos en la selección de cuentos sobre rock “Escritos con
presidente o podría plagiar y hacerse escritor de best- guitarra” (Ediciones Unión, 2005) y en las revistas elec-
sellers. Él podría olvidar y transmutarse en árbol. La trónicas “Esquife” y “La Jiribilla”.

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Golucho
“El pintor tiene que tener una calidad de oficio, de artesano”

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Del rumor al bar tengo”. Preguntamos si podemos grabar. “Podéis hacer


lo que queráis…”. Inmediatamente se pone a hablar de
J.M. Cámara manera frenética. Le escuchamos embobados. En rápi-
das escapadas escudriñamos su estudio, lo fotografia-
mos, chupamos todos sus cuadros.
En el viaje de ida comentábamos las cosas que Cuando ya hemos registrado su estudio y le hemos
conocíamos de él, nada más que rumores. Que si lo interrogado como si tuviéramos una orden judicial,
bueno de su pintura. Que si lo raro que decían que era. decimos:“… bueno, no te molestamos más, tendrás
Que si lo escueto de sus respuestas. “Bien, “venid”, cosas que hacer…”. De inmediato nos damos cuenta
“sí”, “vale”, “me llamáis”. Que si de tan arisco nos iba de que, a pesar de necesaria, la frase con contenta ni a
a despachar en cualquier bar de cualquier manera. Que él ni a nosotros. “Bueno, os acompaño y tomamos una
si era un artista consagrado. Que si lo raro que decían cerveza…”, dice para romper la incomodidad.
que era… Encantados vamos al bar donde sigue contándonos
Nos citó en medio de la calle y nos localizamos cosas. Antonio López, la entrevista formal, el arte de
enseguida. Rodeados de una nube de gente de pueblo hoy…
arreglada de domingo estábamos nosotros que lucía- Nadie quiere irse. Más cerveza. Lo más difícil de
mos especialmente por el poco brillo de nuestras vesti- este encuentro fue hallar una manera de despedirse.
mentas. “Sabía que erais vosotros” dijo de pronto un Quiere dibujar con nosotros, seguir en contacto, publi-
tipo engalanado a nuestro uso, “vamos a mi estudio”. car en la revista, tener un grupo con quien hacer
En ese momento se cayó del pedestal el tipo al que cosas…
veníamos a ver y se sentó en el suelo con nosotros. Nos fuimos de allí temblándonos las piernas y pen-
Nos metió de lleno en su estudio. Nos acomoda. Se sando si no sería tan huraño el artista que había con-
disculpa: “…coged sillas de donde podáis, no estoy tratado a un relaciones públicas, a un impostor.
acostumbrado a que venga gente y no sé cuántas

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cación -al mediocriarme allí, en esa época-. Más que
por la calidad artística por el modelo de vida, el
modelo bohemio a mí me interesa mucho… muy

Transpiración,
suicida también.
C.T: ¿Cada pintor elige o hace lo que puede?

inspiración.
Golucho: Hace lo que puede, si eliges el estilo, lo
que vas a hacer es copiar. Al elegir hay modelos, y
(Una charla con Golucho) dices: ¡éste!, y ese ya pertenece a alguien. Si tú pintas
y al tiempo te das cuentas que estas pintando igual
al señor Van Gogh te ha elegido el estilo a ti.
C.T: ¿Y tu camino? Se diferencia de otros realis-
tas.
C.T: ¿Nos podés contar de ese París de los
Golucho: Si quieres que te diga la verdad, yo
sesenta, donde nos decías que estuviste?
pinto esto porque me obliga el cuadro a que lo
Golucho: Hombre, fue una época en la que me
pinte. A mí me gustaría estar pintando paisajitos,
metí más de lleno. Me cogió muy adolescente, pero
pequeños, redonditos, naïf, en el campo, lloviéndo-
me cogió a huevo. Era un buen momento aquél; el
te encima, con el sol. Esto es claustrofóbico, un
mayo del 68 y todo aquello. Fue poco tiempo, por-
dibujo por terriblemente tonto que sea te puede lle-
que fueron cinco años nada más, y luego vine aquí
var tres meses. (Se levanta y acerca el cuadro "La
y me dediqué a esto.
soledad del límite ", en lápiz y aguada ) Si tú haces
Y ahora se vive muy en soledad, aquello es irre-
un dibujo como este, por ejemplo, es angustioso, es
petible. Vosotros estáis con este follón, y a lo mejor
terrible, casi no merece la pena hacerlo. Entonces yo
creáis una idea, y quizás dentro de cinco años esta
pretendo dejarme algún día estas cosas, e ir al
cada uno por un lado, por circunstancias.
campo, con los pajaritos, y hacer un arbolito redon-
C.T: También ahora se vive una soledad forzada
do, sin más pretensiones que el colorico.
por un momento histórico, es otro momento.
C.T: Y rompes el papel, usas mucho la textura.
Golucho: Si, es otro momento para el individuo
Golucho: Sí. Ahora me han premiado uno, y es
y para la sociedad. Para mí es muy extraño encontrar
de ese estilo, está muy rasgado.
grupos que hagan cosas, generalmente se hace muy
C.T: ¿Y qué opinas de las nuevas tecnologías, de
poco.
la utilización del ordenador?
C.T: ¿Y las relaciones con otros pintores cómo
Golucho: Eso va a ser el futuro. Y es que hay
se dan?
una cosa, y me viene a la cabeza lo que tengo ahí
Golucho: Bueno, el artista es un personaje bas-
escrito: un catálogo que estoy haciendo para un iti-
tante autista, está muy cerrado en su mundo. Aquí
nerante por Andalucía, y como no quiero los rollos
en Alcoi, por ejemplo, no hay. Salvo alguna amistad
esos que se hacen los críticos, que no sabes nunca de
grande, de fuera, la relación es más de protocolo que
qué están hablando, ni de quién están hablando, que
otra cosa, es jodido, pero es así.
puedes cambiar el texto y la foto de sitio y el texto
C.T: ¿La pintura es más bien individual?
vale para todos; pues estuve hablando con unos
Golucho: Si, porque se expresa mucho el yo, es
amigos y grabando, y era del futuro de la pintura
constantemente un autorretrato. Lo que pasa es que
manual, de esa habilidad manual y mental para llegar

" Más literatura de


vas cogiendo personajes, incluso aunque cojas un
a hacer una cosa.
paisaje estás retratándote. Claro, y esa estética es
Pues yo no le veo
la que ha podido
muy egocentrista, y cuando chocas con otro es por-
ningún futuro, por-
que no hay vasos comunicantes.
que el ser humano
derramar
C.T: ¿Tenés, en cambio, relación con pintores
tiene tendencia al
del pasado?
Velázquez no la ha
mínimo esfuerzo; y
Golucho: ¿Pintores muertos?
si necesitas llegar a
C.T: Sí.
derramado nadie,
un punto con un
Golucho: Esa relación es rara, pero la que no se
gran esfuerzo, lo
sin embargo la gente
da con pintores vivos se da con pintores muertos.
haces para que el
C.T: ¿Con cuáles te llevás mejor?

sigue sin verlo"


espectador no lo
Golucho: Con casi todos. Yo soy muy de la
haga, le tiene que
bohemia parisina, o la francesa. No sé si es por edu-

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llegar; no se tiene que ver el esfuerzo, y si se ve que El pintor tiene que tener una calidad de oficio,
sea bueno. Lo que pasa es que el espectador no tiene de artesano. Tú fíjate Miguel Ángel, el esfuerzo que
esa sensibilidad para verlo, si no lo ve a la primera tuvo que hacer, aunque el sufrimiento es lo de
no lo va a ver nunca. Más literatura de la que ha menos: si tu no haces ese esfuerzo, por lo menos
podido derramar Velázquez no la ha derramado que te salga bien. Yo no tengo nada en contra del
nadie, sin embargo la gente sigue sin verlo, lo ven Photoshop, lo que sí que me molestan son las fran-

"Si tú haces un dibujo como este,


los mismos cuatro quicias, el pret a porter:
que hace cincuenta se expone, se tira por

es angustioso, es terrible,
años. Entonces hay el suelo si es una insta-
una tensión hacia lación, y si es pintura
romper ese esfuer-
zo, entonces se va a
casi no merece la pena hacerlo" es parecido, y dentro
de diez años si te he
terminar más cerca visto no me acuerdo. Y
de Andy Warhol que de Rembrandt, y con el es una determinada franquicia que se va exponien-
Photoshop muchísimo más. En gran medida do en el mundo, necesitan llenar museos muy rápi-
Warhol triunfó porque era una premonición de lo do, sino un museo estilo Guggenheim no se puede
que venía. Si das en el clavo estás en la ola. Pero llenar con monalisas. La sociedad tira para una ham-
como cojas un camino muy distinto te va a costar, burguesa artística. Yo no digo que todo el que se
no va a triunfar tu pintura. Entonces el camino está meta ahí sea un panoli, es que va a dar exactamente
en el Photoshop; yo no tengo nada en contra, siem- lo mismo que lo seas o no lo seas.
pre y cuando se haga una cosa maravillosa. En gran medida la instalación es un timo, se le
Hoy día se está llevando mucho la fotografía, se está dando carácter de gran estilo y sin embargo es
está haciendo más foto que cuadro, las galerías una experiencia artística que podemos tener todos,
admiten más fotografías que cuadros, y sin embargo y está de puta madre, pero no es para difundirla por
¿cuántos buenos fotógrafos hay? todos los museos del mundo. Y ese es el futuro, que
C.T: Eso es otra cosa, pintura no es. tampoco tengo nada en contra, tengo eso, tengo el
Golucho: Sí, es otra cosa, la pintura, el dibujo protocolo del arte; ocupan un lugar, culturalmente
necesita manos, si no tienes las manos no lo haces. ocupan un lugar. Es simplemente eso, espacio
Y el Photoshop necesita manos, pero no necesita el hay uno.
esfuerzo de un cuadro.

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C.T: ¿Dónde está la elite que comprendía a un esfuerzo tremendo, necesitas hundirte en el gara-
Velázquez para desmontar este arte efímero? Tiene je con el yunque, con el soplete, con tal y cual, pero
que haber un contrapeso. está muy bien porque anímicamente es una cosa que
Golucho: Es que no sabemos dónde va a dar. ¿tú necesito. O sea si te pones a pintar un cuadro realis-
crees que hay un contrapeso? ta –cada vez lo pinto menos realista, pero bueno- ,
C.T: Bueno, estoy en un taller que no está mal. ¿tú sabes lo bien que viene liarte a martillazos con
Quizás no como una cuestión social, sino desde el un trozo de hierro?
individuo. Es un desahogo, la poesía es un desahogo, puede
Golucho: Si, es una cuestión de dinosaurio en que todo sea un desahogo de la pintura. A lo mejor
vías de extinción. Nunca se sabe; además te contaba no lo necesito en el momento que pinte los paisaji-
que a mí el estudio este me cuesta psicológicamen- tos.
te, porque en el fondo esto no es una cosa alegre, te C.T: ¿Hay límites o hay fronteras difusas?
tienes que pasar muchísimas horas. Golucho: El concepto de la obra abstracta es el
C.T: ¿Cómo te ponés frente a la tela en blanco? mismo que el de la obra realista. Lo único es que lo
Golucho: Yo suelo hacer todo de inspiración, llevas a un extremo. En todo cuadro realista hay
eso que dicen de la transpiración; ¿conoces el dicho? debajo la composición, y la composición siempre es
90 por ciento de transpiración y el resto de inspira- abstracta. Tu te vas al clásico más clásico, si quieres
ción; a mí es al revés, porque cuando la inspiración de Rembrandt o Velázquez, o de Vermeer, y la com-
me coge transpirando me doy cuenta de que todo lo posición es abstracta. Y si tienes en Vermeer un
que he transpirado no me sirve para nada. Todo el mapamundi, resulta que lo que tienes es una man-
inmenso trabajo no me sirve para nada. ¡La cantidad cha. Puedes quitar todo el figuratirismo que tiene
de cuadros que he roto por no estar parado! Me para llegar a la abstracción, y es lo que puede pasar
pongo, y cuando me viene la inspiración y digo: con las esculturas. La cosa está bastante difusa,
cojones, si no es esto; entonces me doy cuenta de nunca sabes cuándo vas a hacer una cosa o la otra.
que tengo que romperlo y empezar de nuevo, por- C.T: Nos quedó saber algo de tu formación
que es mejor. Casi te diría que ganaría si me estu- Golucho: Prácticamente me lo he montado yo
viera quietecito hasta que me llegara. sólo. Excepto en la etapa de París, que iba a la place
C.T. ¿Qué relación tiene tu poesía con tu de [¿?] a dibujar, que ibas muy a tu bola. En el fondo
pintura? lo recapacitas y no ibas tan a tu bola: el ambiente te
Golucho :Todo viene del mismo manantial. crea. Era por la noche, había algún profesor, estaba
Fijate, una cosa tan distinta como las esculturas que Matthieu, me acuerdo su nombre y todo, pero cada
hago, mira, esas de ahí o esa de ahí. Si me pudiera uno tenía su estilo. Mi formación técnica fue hacien-
dedicar a ellas… lo que pasa es que necesitas do cosas y observando.

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año. No es un teatro.
Y mucho menos
un restaurante convencional.

Bajo este titular-adivinanza apareció, en


la revista dominical de un conocido periódi-
co, la histérica fotografía de quién es –según blan-
dicen- el mejor cocinero del mundo. co escuadrón, con-
El tal Adriá es una especie de sibarita teniendo las ganas de
fantasioso capaz de descubrir que “ponien- ahogarlos a todos en
do sal sobre el caviar de calabazas, éste se aceite de macadamia
deshidrata y resulta más tierno y fácil de porque jamás compren-
trabajar”. Sin duda, tras semejante hallazgo, den su afán creativo: “¡He
el destino de la humanidad no será el encargado moldes de plas-
mismo. tilina con los tamaños óptimos
A lo largo del reportaje, que ocupa diez de los ingredientes para que nada, ni
páginas, se suceden imágenes y comentarios una frambuesa ni un profiterol de remola-
ante los que uno no sabe si llorar o suicidar- cha, se salga de la proporción adecuada!”
se, a pesar de que Ferrán afirme, con su Exclama nuestro héroe, y los demás callan,
característica humildad, que su “mayor tiemblan, o toman una sartén por escudo.
logro es haber propiciado la ilusión a la Llegará el día en que tus secuaces te
gente”… que entiende por “gente” nuestro comprendan, artista, pero mientras ese día
cocinero es un asunto que dejo a la libre viene podrías llenar tus cacerolas con arroz
interpretación de filósofos, científicos, y cha- –no hace falta caviar deshidratado- y “propi-
manes. ciar ilusión” entre esos otros que acá, aun-
Como no puedo –sería aburrido, y hasta que tu exquisitez no nos perdone, llamamos
cruel- dedicar otra decena de páginas a esta “gente”, y que muchas veces se sientan a la
cuestión, voy a confesar directamente mi mesa sin coartadas para el hambre.
sospecha: Ferrán necesita ayuda, no puede
con tantas responsabilidades, y es triste con- Nelo Curti
templarlo, pulcro Quijote, al frente de su

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