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MOZART Y EL SÍNDROME DE TOURETTE

El genial compositor y niño prodigio, Wolfgang Amadeus Mozart dejó una ingente y
variada producción musical, a pesar de que desde su más tierna edad padeció el
síndrome de Tourette, en sus diversos grados. La exacerbación de esta enfermedad,
perteneciente a las calificadas como "raras", así como numerosas infecciones y
otras complicaciones, provocaron la muerte del músico de Salzburgo con tan sólo
35 años.

Mozart fue siempre un genio, a pesar del síndrome de Tourette que padeció. En
1885, el neurólogo francés Gilles de la Tourette describió dicho síndrome como “una
afectación nerviosa caracterizada por incoordinación motriz acompañada de ecolalia
y coprolalia”, y en el Congreso Mundial de Neurología de Viena, celebrado en 1985,
se consideró que Mozart fue un caso arquetípico del mismo.

Pero ¿en qué consiste este síndrome? Es la enfermedad de los "tics" y se puede
acompañar de otra serie de síntomas que llegan a causar un proceso grave y
discapacitante. Por eso, existen distintos grados de la afección.

Llamamos "síndrome de Tourette puro" cuando aparecen sólo tics, ya sean éstos
motores como guiñar los ojos, mover la boca, elevar un hombro, etc., o fónicos
como por ejemplo el carraspeo, gruñidos, chasquidos de lengua, etc, y con
frecuencia, también hiperactividad. El "síndrome de Tourette completo" conlleva
estos tics, e incluso más complejos, y que pueden dificultar la marcha o la dicción si
se acompaña de ecolalia (repetición de palabras o sílabas) y/o coprolalia (uso de
palabras malsonantes), que llegan a ocasionar problemas sociales y laborales y,
finalmente, está el "síndrome de Tourette plus" que presenta síntomas psíquicos:
irritabilidad, obsesión, ansiedad, incluso automutilaciones o verdaderos trastornos
de bipolaridad (depresión-exaltación). Además quienes lo padecen son personas
anímicamente frágiles y expuestas a sufrir ludopatías o drogadicción.

La causa es una lesión o disfunción de los núcleos basales del cerebro. Existe un
factor genético, pudiendo aparecer el síndrome en padres e hijos. Como factor
desencadenante, a veces, se encuentran infecciones faríngeas o bronquiales de tipo
estreptocócico. Esencialmente se produce un trastorno de sustancias
neurotransmisoras, principalmente la dopamina, cuyo aumento condiciona los tics y
la hiperactividad mientras que la disfunción de la serotonina sería responsable de
los trastornos de orden psíquico. Este esquema, como ustedes pueden comprender,
es una explicación muy simple de la etiopatogenia de la enfermedad. El síndrome
de Tourette es bastante frecuente en su forma leve pero en los casos más severos
llega a condicionar una serie de graves problemas educacionales, familiares,
sociales y laborales que precisan un complejo tratamiento médico, psicoterapéutico,
ambiental y de reagrupamiento en asociaciones como por ejemplo, la Asociación del
Síndrome de Tourette de Andalucía (ASTTA), que es una de las más activas.

Vamos a repasar la vida de Mozart señalando los momentos en que aparecen los
síntomas del síndrome. En conjunto, Mozart es un niño hiperactivo del que sólo la
férrea disciplina de su padre consigue su dedicación plena a la música pero que
juega, brinca y enreda en cuanto termina un concierto. Ya en su primer viaje a
Viena cuando tenía seis años, sufre una importante infección de garganta y le
aparece después un eritema nudoso de posible origen estreptocócico, que
recidivaría tres años después. De su estancia en Londres, a los ocho años cuando
escribió su primera sintonía “K-17”, hay testimonios de que hacía muecas con
frecuencia, tableteaba con las manos sobre cualquier superficie y movía las piernas
continuamente cuando estaba sentado. Si ustedes recuerdan la película "Amadeus"
de Milos Forman, esa especie de risa tonta que tiene Mozat es un "tic fónico".
Se conservan 371 cartas de Mozart. Pues bien, en 39 de ellas se encuentran
términos malsonantes como caca, pis, culo, etc., y por tanto, su "coprografía" y su
"coprolalia" son referidas por múltiples escritos de amigos durante su estancia en
Viena, estando además acompañadas de irritabilidad. Decía su cuñado Lange que
"cuando estaba ocupado con un trabajo importante, no sólo hablaba confusa y
desconectadamente sino que aumentaban las muecas y gestos extraños" y que no
podía comprender cómo existía "un neto contraste entre las divinas ideas de su
música y aquellas explosiones de vulgar chabacanería".

Desde que a los 25 años se establece en Viena, trabaja sin descanso y lleva una
vida vertiginosa: compone música, estrena óperas, organiza conciertos, da clase a
distinguidos alumnos, asiste a veladas musicales de la aristocracia vienesa y
frecuenta las fiestas populares con sus amigos, donde se bebe un agradable vino
blanco que tanto le gustaba a Mozart. Pero, a pesar de su intensa actividad, unas
veces vivía con opulencia y en otras ocasiones tenía que vender hasta la cubertería
de su casa. Estas oscilaciones económicas eran debidas a unos ingresos irregulares
y al desorden familiar pero sobre todo Mozart, como ya he advertido, a causa de su
síndrome de Tourette fue un ludópata compulsivo: jugaba dinero al billar, al truc-
trac y sobre todo, a las cartas.

Se casó con Constancia Weber, graciosa, simpática y de agradable presencia, pero


tan alocada como él. Tuvieron seis hijos, de los cuales sólo sobrevivieron dos. Del
último de ellos, Francisco Javier, nacido en el año de su muerte, sospechaba que
era hijo de su alumno Süsmeyer, y es que entonces, Mozart se encontraba ya en
plena fase plus del Tourette, con ideas de culpabilidad, obsesión y desconfianza,
que se agravaron con el encargo del "Requiem", pues creyó que era un aviso de los
infiernos para advertirle de su próxima muerte.

Aunque físicamente se encontraba mal, tuvo arrestos para marchar a Praga, donde
se estrenaba su ópera "La Clemenza di Tito" en octubre de 1791, pero al regresar a
Viena se encuentra fatigado, sin apetito y algo hinchado. Tras un par de días con
intenso dolor de cabeza, el 19 de noviembre, estando con sus amigos en la taberna
"La Serpiente de Plata" sufre un cuadro vascular cerebral agudo con pérdida de
conocimiento, reponiéndose en pocas horas, pero que ya no le permitiría salir de
casa. Aumentó el cansancio, la fatiga, y la hinchazón general. Obsesionado por el
encargo del “Requiem”, compone sin descanso y es capaz de ensayar con sus
amigos el "Miserere", impostando la voz de soprano. Al día siguiente, entra en
coma y muere en la madrugada del 5 de diciembre de 1791. Tenía 35 años.

Recientemente ha aparecido la novelita "El Síndrome de Mozart" de Gonzalo Moure,


en la que se refiere la posibilidad de que el músico hubiera padecido el Síndrome de
Willis. Puesto al habla con la Asociación del Síndrome de Willis en España (ASWE) y
conociendo personalmente algún caso, no puedo lealmente creer que el que fue un
genio de los genios, padeciera el citado síndrome, cuando este cuadro es una
defección de genes codificados por el cromosoma 7.q.11.23. Sin embargo, es
alentadora la labor que ASWE y otras asociaciones de "enfermedades raras" como
la de Tourette hacen para para tratar de dar a conocer y sobre todo, tratar de
resolver los numerosos y graves problemas que sufren pacientes y familiares.

Mozart, a causa de las repetidas infecciones padeció un reumatismo cardioarticular,


además del síndrome de Tourette pero su triste final, creemos, fue debido a una
insuficiencia renal por glomerulonefritis del mismo origen, pero agravada por una
intempestiva terapia con sales de mercurio que para tratar una posible lúes (sífilis)
le recetó su amigo el doctor Swieten Junior, con el que hizo el viaje a Berlín para
visitar al rey Federico de Prusia.

Ésta es, muy sucintamente comentada, la patología del genio de Salzburgo, pues
aunque padeció severos problemas reumáticos y la forma más grave del Síndrome
de Tourette con tics musculares y fónicos, coprolalia y coprografía, fases obsesivas,
depresivas e hiperactivas, superó todas las dificultades y nos dejó 626
composiciones, entre ellas, 47 sinfonías, 21 óperas, 19 misas, 41 sonatas y 30
conciertos para piano y orquesta. Por eso, tenemos que concluir este artículo
diciendo que Mozart fue uno de los mayores genios de la Humanidad a pesar de sus
achaques.

PROF. ANTONIO CASTILLO OJUGAS Profesor Emérito de la Facultad de Medicina de


la Universidad Complutense de Madrid. Miembro de las Reales Academias Nacional
de Medicina y del Principado de Asturias. Presidente de la Asociación Española de
Médicos Escritores y Artistas. (ASEMEYA).

www.elmedicointeractivo.com

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