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KARMA

Adaptado de un artículo del número de enero de 1999 del SGI


Quarterly con autorización de la Soka Gakkai International
Office of Public Relations.
Trad. Alejandra Schulte

Incluso dentro de Asia, en donde el concepto de karma viene de larga data y ha sido incorporado a una
amplia gama de culturas, a menudo se malinterpreta lo que es. Viéndolo desde una perspectiva
negativa, de quedarse en el pasado, hay quienes han usado la teoría del karma para fomentar que los
miembros de la sociedad que se encuentran en mayor desventaja acepten pasivamente su situación en
la vida: el sufrimiento acutal se atribuye a causas negativas que se hicieron en el pasado. Al considerar
que tienen la culpa de su situación, los que aceptan este concepto han caído presas de la impotencia.

No obstante, este punto de vista es una distorsión del significado original de karma como se explica
en la tradición budista. Aceptar la idea de karma no implica que hay que vivir en una nube de
resignación y culpa sin saber cuáles son las causas negativas que pudimos haber hecho en el pasado.
Más bién, el verdadero significado de karma es tener la confianza de que tenemos el destino en
nuestras propias manos y de que tenemos el poder para transformarlo para mejor a cada instante.

En términos sumamente simples, karma que quiere decir “acciones”, indica un principio universal de
causalidad semejante al que postula la ciencia moderna. La ciencia nos asegura que absolutamente
todo en el universo existe dentro del marco de causa y efecto. "A toda acción le equivale una reacción
opuesta igual," es un principio conocido. La diferencia entre la causalidad material que postula la
ciencia y el principio budista de karma es que este último no se limita solamente a aquello que puede
verse o medirse. Al contrario, incluye los aspectos invisibles o espirituales de la vida, tales como la
sensación o la experimentación de la felicidad o la infelicidad, de bondad o crueldad. En un discurso
de 1993, el Presidente de la SGI Ikeda describió estos enfoques diferentes. El concepto budista de
realciones causales, escribió:

. . . difiere en forma fundamental del tipo de causalidad mecánica que, según sostiene la ciencia
moderna, domina el mundo natural objetivo—un mundo divorciado de los asuntos subjetivos del ser
humano. La causalidad budista, abarca una naturaleza definida más ampliamente, que abraza la
existencia humana. A modo ilustrativo, supongamos que ha sucedido un accidente. La teoría mecánica
de causalidad se puede usar para investigar y averiguar cómo ocurrió el accidente; pero no nos dice
nada de por qué determinadas personas quedan envueltas en el suceso trágico. Ciertamente, ver la
naturaleza desde un punto de vista mecánico exige la evasión deliberada de preguntas existenciales
como esta.

En contraposición, la interpretación budista de la causalidad busca abordar estos porqués


directamente.
En un principio, la palabra sánscrita karma significaba trabajo u oficio, y se relacionaba con verbos
que signifi caban “hacer." De acuerdo con el Budismo, creamos karma en tres formas: mediante los
pensamientos, las palabras y las acciones. Los actos hacen, por supuesto mayor impacto que las meras
palabras. Asimismo, el verbalizar nuestras ideas crea más karma que simplemente pensar en ellas. Sin
embargo, puesto que tanto las palabras como los actos tienen origen en los pensamientos, lo llevamos
en el fondo, nuestros pensamientos, es de importancia decisiva.

Se puede pensar en el karma como nuestra personalidad esencial, las tendencias profundas que se han
grabado en lo más hondo de nuestra vida. Los ciclos más profundos de causa y efecto van más allá de
la existencia actual; determinan la manera en que comenzamos esta vida—nuestra situación específica
desde el momento en que nacemos—y continuarán haciéndolo aún despues de nuestra muerte. El
propósito de la práctica budista es la transformación de nuestra tendencia básica de vida para poder
alcanzar nuestro máximo potencial como seres humanos en esta vida y después de ella. (Leer el
artículo La Eternidad de la Vida si se desea tratar sobre la continuidad del karma)

Es importante darse cuenta, no obstante, que tanto la causa como el efecto existen dentro nuestro en
forma simultánea en el presente. Como manifiesta uno de los textos budistas antiguos: "si quiere
entender las causas del pasado, mire los resultados que se manifiestan en el presente. Y si quiere
entender los resultados que se manifestarán en el futuro, mire las causas del presente."
El karma entonces, como todo, se encuentra en flujo constante. Creamos nuestro propio presente y
futuro mediante las elecciones que hacemos a cada instante. Vista de esta manera, la enseñanza del
karma no fomenta la resignación, sino que nos da la facultad de convertirnos en los protagonistas de
nuestra propia vida. •

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