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Tiempo ordinario D XVII - cB

Lectio divina – Jn 6,1-15


1- Signo
A diferencia de los otros evangelistas, Juan no habla de milagros, a estos los
considera “signos” (2,11; 4,54; 6,2.14). Con ello muestra que le interesa más
bien la capacidad de “significar” que tienen esos hechos milagrosos. Así vemos
cómo en el contexto de algunos de estos “signos” Juan intercala frases de Jesús,
“reveladoras” sobre el significado:
• multiplicación del pan y los pescados: “Yo soy el pan de Vida” 6,35
• curación de un ciego de nacimiento: “soy la luz del mundo” 9,5 (1,1-12;
3,19-21; 12,46)
• resurrección de Lázaro: “Yo soy la Resurrección y la Vida” 11,25
(5,21.24-25)

Los milagros son “signos” para descubrir de qué forma cada uno de ellos
revela quién es Jesús. Él es el centro en todo el Evangelio de Juan, porque es el
único que puede revelar al Padre (Jn 1,18; 3,13; 5,36-41; 14,8-11; 17,26).
Juan selecciona sólo algunos signos en la vida de Jesús para que por ellos
creamos que es el Hijo de Dios (Jn 20,30-31).

2- Maná
El relato con el que hoy rezamos, en la intención de Juan, mostrando la
significación de este “signo”, nos remite al ambiente del éxodo:
• cruzar el mar
• ir al desierto, la montaña
• la cercanía de la Pascual
• el diálogo de Jesús con sus Apóstoles tiene resonancias de Num 11,4-
23.31-32 (Ex 16,1-21), donde Moisés expone ante Dios la necesidad de
alimento para la multitud de Israel que está en el desierto, mientras esta
murmura contra el Señor, como sucederá aquí en Jn 6,41.

Juan toma el hecho del maná en el desierto y lo presente como figura de lo


que realiza Jesús. El pan que alimenta es Cristo mismo.

En 2Rey 4,42-44 aparece Eliseo multiplicando veinte panes para cien


personas, aquí Jesús supera a Eliseo (cinco panes y dos peces para cinco mil)
como la realidad supera a la figura.

3- No leyeron el signo
“Al ver el signo…” (v14) lo quisieron hacer rey, lo vieron como un profeta.
En el Evangelio de Juan, aparece Jesús interpelando a sus interlocutores
llevándolos más allá de la sola materialidad de la palabra humana, a la Palabra
que era Él mismo, es sucesivamente incomprendido por ellos:
• “…el que no nace de lo alto…” Jn 3,3 y Nicodemo, quedándose en la
materialidad de las palabras le pregunta “¿Cómo un hombre puede nacer
cuando ya es viejo?...” Jn 3,4
• “…tú misma se lo hubieras pedido, y el te habría dado agua viva.” Jn
4,10 y la samaritana quedándose también en la materialidad de las
palabras le dice “Señor,… no tienes nada para sacar agua…” Jn 4,11
• “…el pan que yo daré es mi carne para la Vida del mundo” Jn 6,51 y los
judíos quedándose en la materialidad de las palabras se decían “¿Cómo
este hombre puede darnos a comer su carne?” Jn 6,52
• Sucedió hasta el final, en la cruz misma, “Jesús dijo: tengo sed” Jn 19,28
y los soldados quedándose en la materialidad de las palabras
“empaparon en él –vinagre- una esponja y se la acercaron a la boca” Jn
19,29.

Jesús mismo hará la lectura del significado del hecho de la multiplicación de


los panes y de los peces en el marco de la historia del pueblo, a partir de la
interpelación que a Él le hicieron sobre los signos que autenticaban su misión (Jn
6,30-35). En realidad, Él mismo es el “Signo” del Padre, creer en Él es creer en
Aquel que lo envió, con el que es Una misma cosa (Jn 1,14; 10,30.37-38; 12,44-
45.49).

4- Eucaristía
Aquí los gestos de Jesús refieren a ella (v10-11):
• “háganlos sentar”, como lo estuvieron los discípulos en la última cena
• “tomó los panes, dio gracias y los distribuyó…”, gestos que se reiterarán
en la última cena (Mt 26,26-27)
• La abundancia de pan habla, como dice San Agustín, de Jesús que “es
sumido no consumido” cuando lo comulgamos en la Santa Eucaristía, Él
no se agota
• Alimento que queda para siempre, de allí los doce canastos (v13) que se
recogieron, cada uno de los Apóstoles tiene un canasto con este alimento
para seguir repartiendo en la Iglesia:
“Hagan esto en memoria mía…hasta que vuelva” (1Cor 11,23-27)

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