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PENSADA Y CONTRASTADA
por
Dionisio José Durán González
y
LAS ESCUELAS FERRERISTAS
por José López
Estos textos, redactados hace décadas, tratan sobre unos temas que hoy como
ayer siguen candentes: la religión y la enseñanza.
Sirvan para reflexionar, e igualmente, como bien indica Corrêa: “El anarquismo no
debe ser sólo una forma de estilo de vida, o simplemente como observación crítica
del mundo, sino también debe ser la herramienta de lucha para el cambio social”.
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Poemario LA RELIGIÓN CRISTIANA. PENSADA Y CONTRASTADA
por Dionisio José Durán González
Meditando
Si Dios me da inteligencia,
dejándome en libertad,
si la aplico para el mal
¿por qué, después, me aprecia?.
¿No hubiera sido mejor
que Él, que tiene poder,
llevado, hubiera, el control
evitándome el caer?.
Pues un padre, a mi entender,
si en peligro ve a su hijo,
si está a su alcance, de fijo,
amoroso, ha de coger.
Y no concibo, en mi mente,
que, según la Iglesia, Él,
me ame paternalmente
y vea, impasiblemente,
como damos el traspié.
Los Cristianos Tienen Dios
¡Oh! El Dios de los cristianos,
que, sólo con su palabra,
un Universo se labra,
para admiración de humanos.
Seis días invirtió,
no sé como contaría,
el día aun no existía
por que no existía el Sol.
Más sigamos adelante
sin forzarnos más el mento,
sería el día un momento,
un espacio o un instante.
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La luz, el primero, hacía;
más con o vio que era buena versículo
ahuyentó de si la pena (13)
demostrando su alegría. (14)
Y aquí vuelvo yo a insistir,
como aún no estaba el Sol,
tal vez lo que alumbró
fuese una tea o un candil.
Quizás tampoco esto sea,
pues, no existiendo animales
ni tampoco vegetales,
no habría ni aceite ni tea.
Luego, en el segundo día,
aun con gran contento, (16)
el inmenso Firmamento, (17)
con su verbo construía.
La gran bóveda formada,
a la que llamara Cielo
y aún no tenemos suelo,
pues la tierra está enfangada.
Y así llegó el tercer día
y el Dios Poderoso habló,
la Tierra, en trozos, alzó,
Aguas ,en hoyos reunía.
Y parándome a pensar,
si mi memoria no yerra,
la mezcla del agua y tierra
¿cuando se pudo crear?.
En su comienzo Moisés
dice cual corriendo un velo,
que en principio Tierra y Cielo (11)
fueron creados por Él.
Y, por si alguno lo duda,
para evitarnos porfía,
la Tierra nuestra vacía (12)
y por completo desnuda.
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También descubre, asimismo,
lo que a la Tierra la puebla,
una profunda tiniebla (12)
que invade no sé que abismo.
Las Aguas, luego, presenta,
cual humilde transportista,
llevando al Supremo Artista, (12)
a “quince, treinta o sesenta”.
Y aquí, de nuevo, un inciso,
exento de solución
al Espíritu de Dios
llevarlo no era preciso.
Nadie en tal hora mandaba,
ningún mandatario había,
nadie, en principio, existía,
sólo su Espíritu estaba.
La luz primera era poca
para todo lo creado
y en el firmamento, amado,
faltaba un algo “una toca”.
Por eso, en el cuarto día,
cual un obrero a destajo,
ejecutó tal trabajo,
que al humano asombraría.
Como una araña, muy bella,
puso un movible gran Sol, (114)
que, en espacios, alternó, (115)
con Luna y muchas estrellas. (116)
Hubo, escriben, gran creyente,
que aseguró que era Dios,
el que trasladaba el Sol
desde el Oriente a Occidente.
Y un generalconductor,
a quien llamaban Josué,
también pidió fuera Él.
Quien le detuviera el Sol;
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pues una de sus batallas,
ya finalizaba el día,
y si no lo detenía,
la noche sería muralla.
Y, escriben, se lo detuvo
empalmando al día la noche
y acuchillo a “troche y moche”
y así la victoria obtuvo.
Pero muchos años más
de escribirse lo que leo,
hubo un hombre, Galileo,
que hizo cual Santo Tomás.
A lo escrito dijo: “nones”,
que ese Sol no era movible,
y con prueba muy tangible
demostró sus opiniones.
Y tenemos, pues, el Cielo,
el Sol, la Luna y estrellas
como el arroz en paellas,
las Aguas y el duro suelo.
Y el tocan ya las veces
al quinto de la creación.
aves crea a discreción (120)
y en las aguas muchos peces. (121)
Existen ya en abundancia
los prados y cereales, (111)
gran variedad de frutales (112)
al ambiente dan fragancia.
Sería, pues, conveniente
trabajar un sexto día,
(supongo que pensaría
el Gran Dios Omnipotente).
Y habló, de nuevo, creando,
varias series de animales,
unos comen cereales,
otros, la hierba pastando;
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otros, en fin, de los frutos,
hacen su predilección,
su escasa imaginación
les clasifica de brutos.
Por ello, a su semejanza,
quiso crear cosa buena,
que merecía la pena
como final de crianza.
Y cual un sucio gabarro
o simple alfarero humano,
ensució sus puras manos,
haciendo al hombre con barro.
Y, después, haciendo alarde
de grandioso cirujano,
sin el bisturí en la mano
se comprometió a operarle.
Aunque anestesia no había,
Él no cesó en el empeño:
le infundió un profundo sueño (221)
y una costilla extraía.
Y la convirtió en mujer, (222)
Eva le puso por nombre, (320)
y desde entonces el hombre
“tuvo hueso que roer”.
Obra aquella tan perfecta,
al mismo Dios “salió rana”,
se comieron la manzana
contraviniendo receta.
Y ya el “melón empezado”,
¿a qué seguir sus consejos?
¿no son libres de reflejos
que el mismo Dios ha otorgado?.
Si el torcido y no el derecho,
escogemos por camino,
¿por qué ha de ser nuestro sino
sufrir de Dios el despecho?.
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¿Dónde tiene su bondad?
¿dónde su Sabia pericia?
¿cómo administrará Justicia,
y cómo su Potestad?.
Si de antemano sabía,
que el hombre se desviaba,
¿por qué su Poder no usaba
sirviéndose de buen guía?.
No demuestra ser tan bueno
ya que, conociendo, el paño,
deja al hijo darse un baño
en un lodazar de cieno.
Y cuando lo ve manchado
de los pies a la cabeza,
hace honor a su Justeza,
castigando su pecado.
Si al hablar de esta manera,
yo pecara mortalmente,
la culpa evidentemente
del Dios Poderoso fuera.
Pues la Iglesia siempre dijo
que, sin voluntad de Dios,
hoja alguna se movió
ni nació arbusto ni mijo.
¿La Resurrección de la Carne? ¡Otro mito!
¡ Oh mísero antropófago,
que haces pasar carne humana,
con gran deleite y con gana,
por tu tráquea y por esófago!.
Crees te sirve de alimento
y, en realidad, así es,
puesto que tu mismo ves,
tu volumen va en aumento.
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Sabes que vas a morir,
más tu religión ignora,
que, a determinada hora,
volverás a resurgir.
Y como en tu cuerpo hay carnes
que a otros cuerpos pertenecen,
y que adquirieron con panes
y verduras que se cuecen,
Llegado el fin de la espera,
tu cuerpo, indudablemente,
será cono regadera
cuando ante Dios se presente.
El Dios de los Católicos
El padre más bueno que humano merece,
aunque haga excepciones en cuanto a crianza,
llenando, con creces, a unos la panza,
negándole a otros lo que le apetece.
Los brazos y dedos a manos adhiere
que el hijo maneja más fácil amaño,
pero hace excepciones, porque así lo quiere,
y los mancos sufren por castigo extraño.
También, de la mano, con amor les guía
sobre el duro suelo, desde pequeñitos
por castigo ajeno, excepción haría
al dejar inútil, por siempre a cojitos.
En sus balbuceos, ¡es Padre tan bueno!
Que al hijo le enseña a bien pronunciar,
aunque haga excepciones, por castigo ajeno,
y a algunos les niegue hablar y escuchar.
Para recrearnos, muy bueno paisajes
en el mundo entero, puso el Gran Artista,
tal vez por castigo a nuestros ultrajes
a muchos, sin culpa, les negó la vista.
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Al hombre lo hizo a su semejanza,
y erguido se exhibe junto a “su costilla”,
par castigarlo, por las malas andanzas,
a otros expone a rastras o en silla.
Y yo, meditando, en tanto disgusto
que sufren hermanos por mis fechorías,
pregunto a la Iglesia o a su Jerarquía:
¿donde está el Dios Bueno? ¿donde está el Dios Justo?.
¿Qué es la Fe Teóloga?
Fe, es una palabra vana, hueca, vacía, pero Mágica. Lo mismo que el
aceite cubre la superficie de los metales, para evitar que la humedad
del aire los corroa; la Fe, envuelve la masa encefálica del ser humano,
anulando su capacidad de pensar.
Con la Fe como blasón,
desde mis siete a doce años,
ignorante en el engaño
milité en congregación.
“El que enjuaga, siempre, traga”
y yo, que lo fui rumiando,
llegué, al final, adorando,
la imagen de Luis Gonzaga.
A don Pedro, el asesor,
aquella recua bisoña,
haciéndole carantoñas,
le hacen les seque al sol.
Y en cierto lugar de altura,
denominado El Calvario,
o bien rezaba el rosario
o de un santo la lectura.
Y en los ratos de expansión,
trepando a los eucaliptos,
suaves, resbaladizos,
salía yo de campeón.
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Mi mente también suscita
que, por aquellos contornos.
Se exhibían otros tronos
en una pequeña ermita.
Sobresale del montón,
el “médico” de animales,
el que los libra de males:
la imagen de San Antón.
El diecisiete de enero
aquel lugar se poblaba
y, en bloque, el pueblo adoraba
aquel trozo de madero.
Yo formo en el bloque humano,
pues, igual que San Francisco,
animal de boca o pico,
par mí, somos hermanos.
De aquel pueblo yo salí
y en los pueblos que moraba,
también, allí, se adoraba,
a un santo con frenesí.
Allá de adora a San Roque,
acullá a la Magdalena,
tallado en piedra o arena,
en tronco o en palitroque.
Y sigo corriendo España,
y tanta imagen conozco
que, ya, en mi cerebro tosco,
las ideas se enmarañan.
En los libros yo me inmerso,
libros que son de la Iglesia,
y la Fe, que me anestesia
la esparcí por el Universo.
Meditando la lectura,
el Génesis devoré,
con el Éxodo mi incultura,
pagándome la factura
de los años de inocencia.
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Metido, a fondo, en la ciencia,
en el 204 hallé,
que todo lo que adoro,
el Dios, Jehová, lo desprecia.
Introducción
Parece ser que la historia gusta de repetirse una y otra vez. Dicen que la testarudez
del hombre es grande, pues no se limita a tropezar en una ocasión con la piedra, sino que
vuelve a encontrarse de nuevo, y en varias ocasiones con el molesto canto.
Los socialistas, y demás partidarios de la “izquierda reconocida”, han redescubierto el
“chollo de la enseñanza laica”, y con un renovado discurso tolerante y democrático, han
comenzado una tímida cruzada para eliminar, parcialmente, la oferta obligatoria de la
enseñanza confesional de la religión en los centros educativos; mínima en consecuencias,
pues la asignatura de religión sigue y seguirá en todos los colegios e institutos a elección de
ser cursada o no por el alumno, pero bastante amplia en difusión publicitaria pues páginas y
páginas, minutos y minutos se han rellenado con la genuina promesa gubernamental.
Los mass media, nos empezaron a hacer creer en ser esto el inicio “de la separación de
la iglesia del Estado”, como si con cemento estuvieran pegados…
El gobierno socialista, por su parte justifica esto como “una necesidad
democrática, constitucional y respetuosa con el conjunto de los ciudadanos y de sus
confesiones religiosas”; en fin, lo de siempre pero con distintos amos.
Mi interés por informarme sobre los sucesos ocurridos anteriormente (dícese, por los temas
históricos), aún a riesgo de no ser reconocidos o más bien no rememorados por la
historiografía oficial, me llevó casualmente a dar con un artículo de opinión, aparecido en un
periódico obrerista zamorano de los años 30, firmado por un personaje, hasta entonces
totalmente desconocido para mi, llamado José López Marcos, del pueblo zamorano de
Muelas del Pan.
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En su redacción José López Marcos, realiza una contundente defensa por el sistema de
enseñanza de la Escuela Moderna ideado por el pedagogo libertario Francisco Ferrer y
Guardia, de los beneficios y progresos instructivos del sistema racionalista y “de la sociedad
razonable del porvenir”; y curiosamente, hace ya más de 70 años, advierte de los peligros,
tergiversaciones e intereses políticos creados en torno a la consolidación de la “enseñanza
laica”.
La lectura y reflexión sobre el citado artículo, me parecen muy apropiadas a día de hoy,
pues a mi juicio no han perdido ni un ápice de actualidad e interés.
Sin más, a manera de sencillo homenaje, a un libre pensador de mi tierra obligado al
olvido, os dejo con el artículo, juzguéis vosotros que mis comentarios bastan.
Carlos
Las escuelas ferreristas
Así han denominado a última hora, tal vez con intento despectivo las escuelas de la
iniciativa de Ferrer.
Si la denominación se propaga como es fácil, dada la rutina personalista dominante,
nada se habrá perdido; se recargará en el diccionario enciclopédico la definición de la palabra
escuela con esta nueva acepción, sobre las siete u ocho que ya tiene: “ferrerista”, la adaptada
al método de La Escuela Moderna, fundada por Francisco Ferrer y Guardia, fusilado en los
fosos de Montjüich el 13 de octubre de 1909, por su amor a la educación y a la enseñanza
racional del pueblo”.
En cambio se habrá ganado la ventaja de establecer una diferencia clara y positiva
entre la escuela laica y la escuela racionalista.
Diferenciación necesaria y urgente, porque la araña política tan semejante a la araña
religiosa en el arte de tender sus redes para cazar crédulos, unos en la eficacia del voto, otros
en la eficacia de la oración quieren usurpar el prestigio francamente progresivo de la
Escuela Moderna confundiéndola con el laicismo.
El adjetivo laico aplicado a la escuela tiene razón de ser en Francia, de donde procede
con esa significación, y en donde no sólo la enseñanza habría sido religiosa, sino que
religioso habría sido el profesorado; compuesto en su mayor parte por esos hermanucos de la
doctrina cristiana, que solían verse por ahí con sotana y sombrero de tres candiles.
La República francesa se sacudió de esa lepra, y al adoptar la enseñanza obligatoria,
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encargó de ella al profesorado civil. Por tanto, cívica y no laica debería llamarse esa clase de
enseñanza.
Cívica es además esa enseñanza en atención a su objetivo puesto que hija del Estado
a imponer sumisión, al legalismo se dirige, en oposición a la enseñanza religiosa, y de la
Iglesia que solo se propone la sumisión al dogma.
El carácter democrático y hasta revolucionario que se atribuye a la enseñanza laica, se
funda en que: si es algo, ha de ser anticlerical, y así han hablado de ella en España los
republicanos; pero téngase en cuenta que aquí la escuela aunque sea religiosa en su esencia
es y ha sido laica, porque los maestros en general no eran clérigos ni hermanucos, sino
funcionarios civiles y en tal concepto hasta los clericales podrían aceptar la “escuela laica”
con mas razón que la que ellos llaman “escuela libre”.
La educación e instrucción de la infancia, en la sociedad razonable del porvenir, no se
hará a la sombra de dominación alguna, porque no habrá de ser sectaria ni revolucionaria;
cumplirá sencillamente una función social.
Como dijo Bakunin con perfecta precisión: la enseñanza de la Iglesia trata de hacer del
hombre un santo; la enseñanza del estado, un ciudadano; ambas pretenden amoldar al
hombre a la ciencia y a la obediencia.
La Escuela Moderna, las escuelas racionalistas, o si se quiere “ferreristas”, que siguen
aquella gloriosa iniciativa, quieren que niños y niñas lleguen a ser mujeres y hombres en
pleno desarrollo natural e intelectual que la naturaleza y el progreso reclaman.
Véase ahora la diferencia entre la escuela religiosa, la escuela laica y la racionalista: la
primera tiene por base, a la vez que por objetivo, la religión; la segunda la democracia; la
tercera, el hombre y la humanidad.
La escuela tradicional y la religiosa enseña al niño la fe en la revelación, la creencia en el
misterio y en el milagro, y la obediencia a los superiores.
La escuela laica y democrática le enseña las lecciones constitucionales, la historia
patriótica y le dispone para el cuartel, el comicio y la fábrica, si es pobre; y para vivir a sus
anchas si como industrial, rentista o propietario, pertenece a la categoría de los usurpadores
de la riqueza social, a la que provee el Estado democratizado de representantes y
mandarines.
La escuela racionalista o “ferrerista”, esencial y absolutamente opuesta a las anteriores,
nos enseña, educa y prepara a la infancia de ambos sexos, por el conocimiento de las cosas
y el ejercicio de la razón, a la vida humanamente social y a la perfecta solidaridad humana.
Los que gritan ¡viva la escuela religiosa!, llegan a canónigos, obispos o alcanzan
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prebendas, gangas y pueden morir en olor de santidad.
Los que gritan ¡viva la escuela laica!, si tienen palabra fácil y poca aprensión, pueden ser
diputados, gobernantes o ministros con casaca al revés o al derecho lo mismo da.
Gritando ¡viva la Escuela Moderna!, se muere acribillado a balazos en el foso de un
castillo maldito.
José López Marcos. Muelas del Pan, septiembre de1933.
( Artículo original publicado en “La voz del trabajo”, de 24 de septiembre de 1933).
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