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TECNOLOGÍAS DE

COMUNICACIÓN E
INFORMACIÓN Y LA
PARTICIPACIÓN
DEMOCRÁTICA EN
VENEZUELA

SILVIA C. GARCÍA URREA/MARCO D. SANTIAGO


Tecnología de Comunicación e
Información y la Participación
Democrática en Venezuela
Créditos:
1era edición junio 2009
Diseño de portada: Karen Vito
Diagramación:
Iván Yanes
Pier Alessi
Jesse Gozález
Agradecimientos a Amilcar Figueroa.
Indice

Prólogo _____________________________________________7

Introducción________________________________________9

Parte I: Tecnologías e Inclusión social__________11

Buscando la Inclusión Social y la Participación a través


de las TIC______________________________________________12
La Política Democratizadora del EstadoVenezolano______________12

La Construcción Social de la Tecnología_____________________21


El Constructivismo Social aplicado a la Tecnología_______________21
En los Procesos de Co-construcción surgen Tensiones
Políticas y Sociales_______________________________________25
Democratizar el Uso de la Tecnología_________________________26
La Participación del Usuario Añade Significado al
Uso de la Tecnología______________________________________29

Apropiación: La Clave de la Democratización Tecnológica______31


Los No-usuarios de la Tecnología____________________________33
La Decisión de Uso de la Tecnología__________________________36
Del Uso a la Apropiación___________________________________38
¿Apropiación Individual o Social?____________________________41

Reflexiones. La Importancia de Apropiarse de la Tecnología_____45

Parte II. Tecnologías y E-Participación___________47

Gobernabilidad y e-Participación__________________________48
Las Redes Comunitarias Virtuales: Espacios para la
Participación___________________________________________55

Democracia y e-Participación en el Contexto Venezolano_______59


e-Participación en Venezuela: las Iniciativas Gubernamentales_____61
Indice

e-Participación en Venezuela: la Formación Ciudadana


Empoderamiento Ciudadano ¿Qué estamos buscando?____________64
Las Debilidades de los Procesos Formativos para la
e-Participación___________________________________________66

Reflexiones. Formación de Capacidades Ciudadanas___________70

Parte III.Formar para la E-participación usando


la tecnología______________________________________73

Nuestra Propuesta para la Formación_______________________73


mas allá del Paradigma de la Escuela Tradicional________________74
Soñar lo que Queremos____________________________________76
Diseñar la Solución_______________________________________79

Reflexiones finales. Transformar las Prácticas Educativas_______80

Bibliografía________________________________________83
Prólogo

En la perspectiva de la construcción del Poder Popular, el


tema que analizan y proponen al debate académico, y direc-
tamente a las comunidades, los investigadores Silvia García
y Marcos Santiago es crucial para el despegue y crecimiento
del derecho a la información, para el desarrollo equitativo e
inclusivo de la población y para la lucha contra el burocra-
tismo; ya en la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela se introducía el necesario reconocimiento a la in-
formación y a la popularización del uso de los medios tec-
nológicos de comunicación, se abrió y se masificó el uso de
Internet y se masificaron las instalaciones a tal fin; el reto
es llevar el compromiso hasta los más recónditos lugares de
nuestra geografía y hasta la comunidad más alejada; es llegar
a la escuela y a la comunidad indígena así como a los invi-
dentes en su alfabeto; es la obligación del Estado a dotar a los
estudiantes del equipo de computación en su escuela o pro-
gresivamente de un equipo personal para su uso y desarrollo
de sus capacidades y habilidades; es la creación de un Mi-
nisterio que se encargue de velar por las políticas del sector y
de adelantar cualquier acción que consolide estos proyectos.
Los autores nos introducen en el camino del reconoci-
miento a la necesaria presencia de las tecnologías de la comu-
nicación en todos los ámbitos de la vida y a la obligación de
su manejo adecuado, nos convencen del papel que debe tener
el Estado y también del derecho de las comunidades a su uso
y disfrute y de la formación que se requiere para ello; no es
plantearnos el problema como la construcción o dotación de
las instalaciones y equipos sino la creación de nuevas solu-
ciones tecnológicas que ayuden a mejorar la vida en comu-
nidad, es la apropiación de la tecnología para el crecimiento
y enriquecimiento colectivo y consolidar el infinito esfuerzo
de la formación de esa masa crítica de la población, que ade-
más de haber aprendido a leer, se forme cotidianamente y se
informe, que pueda leer y también crear y recrearse.
7
Prólogo

Y también nos introducen en el tema de la participación


directa de las comunidades en las decisiones sobre las po-
líticas de Estado, haciendo uso de la tecnología, en la posi-
bilidad real de ejercer la Contraloría Social y la obligatoria
corresponsabilidad del pueblo en el diseño, elaboración y
aprobación de las Leyes, en la vigilancia de su aplicación y
oportuna transformación; el gobierno virtual nos permitirá
acceder a los trámites administrativos y a la celeridad, la va-
lidez de la firma electrónica puede disminuir considerable-
mente los lapsos de respuesta y hacer de la burocracia del
estado un servicio social para la gente.
Ahora tienen en sus manos este ejemplar, producto del
esfuerzo intelectual de est@s dos estudiosos que contribuyen
con su trabajo a imprimir claridad al rol de las tecnologías
de la información y comunicación en el desarrollo nacional,
profundicemos nuestro compromiso social en difundirlo en-
tre las comunidades, entre los Consejos Comunales y en las
Comunas (redes de comunidades), que les llegue a los obre-
ros y a los campesinos, que lo difundamos en el exterior y
que se comprenda con la información que ellos aportan, el
papel que desde nuestro país le hemos dado a la Ciencia y a la
Tecnología, que se difundan los avances y que con humildad
reconozcamos que solo en un proceso de cambios y trans-
formaciones lograremos las metas de ser un pueblo grande
como lo enseñó El Libertador.

Vidal E. Cisneros G.

8
Introducción

Esta publicación es producto de trabajos sociales, aca-


démicos y de investigación realizados por los autores sobre
ambientes comunitarios, y recoge ideas para la formación de
personas adultas, desde una perspectiva abierta, flexible y
fundamentada en las experiencias de las mismas comunida-
des, sus intereses, necesidades, características y requerimien-
tos sociales.
En la obra se discute el concepto de participación, de e-
participación y la importancia de la apropiación tecnológica
como medio para lograr un uso socialmente eficaz de la tec-
nología. A partir de allí, se formulan algunas ideas para fa-
cilitar procesos de aprendizaje social que marquen una dife-
rencia en cuanto a la transformación hacia comunidades más
participativas que utilicen las Tecnologías de Comunicación
e Información (TIC) como medio importante para construir
canales de intercambio de información con otras comunida-
des y organismos estatales.
Se toman en cuenta los logros y avances del Estado vene-
zolano en el terreno de la democratización digital y la innova-
ción social y, a partir de allí, se asoman algunas sugerencias
para profundizar estrategias orientadas a la construcción de
capacidades en comunidades locales. Se toman como punto
de partida los recientes hallazgos en cuanto a los procesos de
apropiación tecnológica en grupos humanos específicos y al-
gunas experiencias y corrientes educativas novedosas, apli-
cadas en otros contextos a comunidades de adultos.
9
10
Parte I: Tecnologías e
Inclusión Social

Para que las innovaciones tecnológicas tengan un sentido


y un propósito en las sociedades donde se generan o aplican,
debe lograrse un sentido de apropiación en las poblaciones
que les permita un uso social provechoso.
Actualmente los ciudadanos y ciudadanas en países como
Venezuela, tienen mayores posibilidades de acceder a un in-
finito cúmulo de información que llega hasta ellos y ellas a
través de las redes informáticas, principalmente Internet. Sin
embargo, el hecho de tener acceso a tal cantidad de informa-
ción, no garantiza que tengan la formación para comprender-
la, aprovecharla y asimilarla adecuadamente. Debido a esto,
mucha información que puede servir de apoyo para mejo-
rar nuestro sistema de vida se deja pasar sin siquiera darnos
cuenta de su valor real.
En el caso de nuestras sociedades latinoamericanas, la
presencia de las tecnologías de información y comunica-
ción, alcanza un propósito político y social importante. Es-
tas tecnologías se convierten en un medio con amplias po-
tencialidades para lograr sociedades más inclusivas, en la
medida que la población aprende sobre ellas y desarrolla
paralelamente habilidades para utilizarlas en su beneficio,
seleccionando y utilizando la información que le es realmen-
te relevante y participando activamente en los procesos de
transformación social.
Todas esas capacidades ciudadanas giran en torno a la
materia educativa, en tanto que se requiere una población
con las herramientas necesarias para el aprovechamiento y
transformación de las tecnologías y conocimientos a su al-
cance y para su uso en el mejoramiento de sus condiciones
de vida.
Sin embargo, antes de pensar en una solución, es preciso
detenerse a reflexionar acerca de cuál es el significado que se
espera que asigne el ciudadano común a la tecnología, si real-
mente va a hacerla un instrumento útil para su desarrollo.
11
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

Buscando la Inclusión Social y


la Participación a través de las TIC

La Política Democratizadora
del Estado Venezolano

La política social en Venezuela se fundamenta, según


la Constitución Nacional vigente (1999), en la consecución
de un desarrollo social y económico con inclusión social y
equidad.

La inclusión social significa que todas las venezo-


lanas y todos los venezolanos puedan desarrollarse
integralmente, cumpliendo con sus deberes y, so-
bretodo, ejerciendo sus derechos a la educación, a
la seguridad social, a la seguridad ciudadana, a la
sana alimentación, al trabajo, a la vivienda digna y
al pleno desarrollo de la personalidad del individuo,
entre otros, garantizando así la igualdad de condi-
ciones y de oportunidades que faciliten la justicia
social y que garanticen el desarrollo humano y la
paz integral. (Portal Constitución)

Es pues, un concepto que incorpora las dimensiones: físi-


ca (vivienda), humana (salud y educación), política (seguri-
dad ciudadana, justicia social), económica (trabajo) y social
(desarrollo humano integral y paz).
Como parte de las políticas adoptadas desde el año 2000
para lograr la inclusión, el Estado venezolano ha desarrolla-
do, a través de sus diversos organismos, una política de aper-
12
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

tura de acceso a las tecnologías. Ésta parte de una creencia


fundamental de que las desigualdades en el acceso a las nue-
vas tecnologías de información y comunicación, suponen un
obstáculo para la inclusión social, semejante a lo que ha sido
el analfabetismo y falta de acceso a la cultura letrada en los
últimos siglos. (Zambrano, 2008: 6).
En consecuencia, se han desarrollado programas en los
que confluyen los objetivos de inclusión social, aunados a
estrategias para facilitar el acceso al conocimiento y a las
tecnologías, y al incremento de la capacidad de innovación
entre las comunidades. Entre estos programas se encuentran
el establecimiento de Infocentros; la alfabetización tecno-
lógica; la difusión y la formación sobre Software Libre; y la
creación de Mesas Técnicas de Telecomunicaciones, Infor-
mática y Servicios Postales; todos sustentados en un marco
normativo que incluye, además de la Constitución Nacional,
el Decreto 825 (2000) que declara el acceso y el uso de Inter-
net como política prioritaria; la Ley de Firmas y Datos Elec-
trónicos en el año 2001, que otorga y reconoce la eficacia
y valor jurídico a la firma electrónica, al mensaje de datos
y a toda información inteligible en formato electrónico, in-
dependientemente de su soporte material; el Decreto 3390
(2004) que obliga a la Administración Pública Nacional al
uso prioritario del Software Libre desarrollado con estánda-
res abiertos, en sus sistemas, proyectos y servicios informá-
ticos; la Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación (2005) y,
más recientemente, el Decreto Presidencial No. 5.263, me-
diante el cual se crea la Fundación Infocentro, cuyo objeti-
vo es “…consolidar espacios comunitarios cimentados en
las tecnologías de información y comunicación, para afian-
zar la organización y la articulación de las redes sociales,
en el proceso de fortalecimiento del poder para el pueblo y
de la conjugación de saberes y del conocimiento.” (Portal
Fundación Infocentro).
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Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

En los últimos años se ha incrementado sustancialmen-


te el número de centros públicos de informática. De los 243
centros de acceso gratuito para la población en más de dos-
cientos municipios, en toda la geografía nacional que había
instalado el Ministerio de Ciencia y Tecnología hacia el año
2001 (Genatios y Lafuente, 2003), actualmente los distin-
tos portales de las oficinas del gobierno nacional y regional,
reportan la apertura de centros de computación de diversas
conformaciones que dan apoyo a las comunidades bajo la
figura de Infocentros, Infomóviles, Infopuntos, Bibliotecas
Virtuales, Salas de navegación de IPOSTEL, Centros Bo-
livarianos de Informática y Telemática, Centros Móviles y
Núcleos de Desarrollo Endógeno en Telecomunicaciones
(NUDETEL). A estos se le suman los espacios abiertos en
universidades, aldeas universitarias, FUNDACITE y los la-
boratorios de computación de la red de Bibliotecas Públicas.
El trabajo publicado por Nancy Zambrano, actual direc-
tora de la Fundación Infocentros en Octubre del 2008, repor-
ta que para ese año existían en el país 637 Infocentros, 13
Infomóviles, 572 infopuntos institucionales en organismos
del Estado e Infopuntos sociales. Además de 1500 personas
trabajando en diferentes funciones de facilitadores, coordi-
nadores estatales, regionales y nacionales.
Los Infocentros han sido creados para atender princi-
palmente a sectores poblacionales excluidos. Su objetivo
principal es formar en las comunidades las capacidades y ha-
bilidades para el manejo de las TIC, para que éstas puedan
participar en la conformación de redes comunitarias y en el
desarrollo y mejoramiento de su calidad de vida. Este objeti-
vo está acorde con una concepción de los Infocentros como
…”espacios multiusos donde el usuario puede buscar infor-
mación sobre cualquier tema y al mismo tiempo desarrollar
un intenso intercambio que crea organización para resolver
diversos tipos de problemas”. (Fundación Infocentro, 2008:
14
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

8-9), lo cual los convierte en centros para la organización po-


pular en los cuales se comunican problemas y necesidades
y se construyen soluciones. No sólo desde el punto de vista
de las facilidades tecnológicas que ofrecen para facilitar la
comunicación, sino por la posibilidad que ofrecen a las co-
munidades de …”contar con espacios disponibles en una tra-
ma urbana o rural que por lo general tiene un agudo déficit
de equipamiento ofreciendo a las comunidades instalaciones
confortables y mobiliario que puedan permitir el encuentro y
el intercambio” (Fundación Infocentro, 2008: 9)
Son entonces centros promotores de la participación de
las comunidades, la cooperación, la reflexión, la inclusión
social y la concertación entre los actores sociales, con el fin
de promover el desarrollo integral.
Los resultados, de las políticas y programas llevados a
cabo desde el Ministerio de Ciencia y Tecnología desde el
año 2000 son visibles cuando observamos el crecimiento en
la proporción de usuarios de internet. De acuerdo con el In-
ternet World Stats1, el porcentaje de usuarios de Internet en
Venezuela para Junio del 2008, era un 22,5% (5,9 millones)
de la población total, y el crecimiento en el número de usua-
rios de Internet entre el año 2000 y el 2008, fue de 525,3%.
Aún cuando Venezuela es el país que presenta la menor pe-
netración entre los seis países de mayor proporción poblacio-
nal en América Latina (Venezuela, Argentina, Brasil, Chile,
Colombia, y Perú), y el crecimiento absoluto registrado en el
número de usuarios es menor, cuando se compara con Brasil,
Colombia y Argentina, resulta innegable que el desarrollo de
las facilidades de acceso a la tecnología a los sectores tradi-
cionalmente excluidos ha sido importante.

1
Internet World Stats: Internet Usage and Population in South America.
http://www.internetworldstats.com/stats15.htm#southp

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Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

Tabla 1
Porcentaje Usuarios de Internet

Fuente: Internet World Stats: Internet Usage and Population in South America (Junio 30, 2008)

Fuentes locales, como el Portal del Ministerio del Poder


Popular para la Comunicación y la Información, señalan que
6,7 millones de venezolanos tienen acceso a Internet, repor-
tando un crecimiento significativo desde el año 1999: “El
número de usuarios de Internet ha crecido significativamen-
te desde 1999 cuando sólo se alcanzaba 680.000 personas,
el 2,1% de la población. Al 2008 se cubren 6,7 millones de
usuarios, el 24,2% de la población”2
Algunos estudios cualitativos sobre el uso de Internet en
Venezuela por parte de las comunidades locales en los Info-
centros, nos muestran resultados interesantes.
Para el año 2003 Gonzalo (2005), realizó un estudio pi-
loto con 30 usuarios de 3 Infocentros. Los resultados obteni-
dos demostraban poca participación de los usuarios de estos
centros en facilidades como listas de discusión o grupos de
correos, así como una baja producción de contenidos. Esto,
unido a que un gran porcentaje no sabía abrir un correo, evi-
denció una interactividad casi nula.
2
Ministerio del Poder Popular de la Comunicación y la Información. Venezuela de Verdad.
http://www.venezueladeverdad.gob.ve/logros-del-gobierno-bolivariano/6-millones-de-
venezolanos-tienen-acceso-a-las-nuevas-tecnologias-318.html

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Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

Como parte de sus conclusiones Gonzalo expuso:

…el acceso a la infraestructura es sólo una parte del


problema, … un elemento importante del [proceso]
es la infraestructura institucional que haga posible
su gestión sustentable, la existencia de contenidos
locales y la capacitación, tanto de los que operan el
servicio como de los usuarios para que la inclusión
sea algo más que un esfuerzo… (Gonzalo, 2005: 23)

En la presentación del artículo en el año 2005, la auto-


ra expone que los Infocentros han contribuido a hacer más
equitativo el acceso a las nuevas tecnologías, facilitando una
mayor inclusión social; sin embargo, explica, que tal como
se habían desempeñado hasta ese momento, …”no han esti-
mulado el uso con sentido y por ende, la apropiación social
de la tecnología, ya que su relación con la comunidad es más
bien escasa, aunque esto ha comenzado a cambiar, pero de
manera muy paulatina” (Gonzalo, 2005: 1).
Por su parte, uno de los estudios más completos publica-
do en el 2008 por Parra, Cendrós y Medina, realizado en los
años 2003 y 2004, sirve para complementar esa visión de la
problemática de los Infocentros en sus inicios.
En el trabajo, se muestra a través del estudio de los 10
infocentros que existían en el Zulia para esos años las debi-
lidades funcionales que estos tenían y que afectaban su uso.
Entre estas debilidades se encontraban que los entes guber-
namentales no se identificaban plenamente con el proyecto,
la infraestructura de conexión era débil, existían problemas
con la ubicación de algunos de ellos, pues fueron creados sin
conversaciones con las comunidades que pretendía benefi-
ciar, los servicios ofrecidos no incluían acceso a herramien-
tas para crear redes, no se brindaba ningún tipo de capacita-
ción a las comunidades, no existían estrategias claras para
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Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

usar Internet con fines de desarrollo, no había generación


de contenidos propios y locales, tampoco se propiciaba un
vínculo estrecho entre la escuela y el infocentro local ni con
ninguna otra organización, institución o empresa. No existía
comunicación entre los infocentros y su sustentabilidad esta-
ba amenazada por el poco apoyo del gobierno regional.
De manera pues que el Estado en los primeros años de
creación de los Infocentros, se había preocupado por crear
la infraestructura, pero poco había avanzado en propiciar su
uso y sustentabilidad.
Desde al año 2003 hasta la fecha actual, la situación pare-
ce haber cambiado. En el 2008, Gonzalo expuso en una cró-
nica a través de Internet3 sus impresiones después de asistir
al II Encuentro de Infocentros en Caracas, en la que retoma
el tema del uso de la tecnología, ahora desde la perspectiva
que le ofrecen las comunidades que asistieron a exponer sus
logros en el evento:

Cada una de estas experiencias … nos habla de un


compendio de iniciativas que muestran el vigor de
una Venezuela profunda … que existe y se multipli-
ca y poco a poco se va haciendo visible y ejemplar
y, que nos deja la lección de cómo la gente desde
sus comunidades, va construyendo sus propias res-
puestas y con ellas, su destino y su futuro.

Más adelante agrega:

Entendí en este encuentro, que buena parte del verda-


dero país se fragua en estos espacios. Que más allá
de las políticas públicas y de las leyes y decretos, un
3
Gonzalo (2008). II encuentro de Infocentros. Crónica de un viaje a la Venezuela Profun-
da:http://www.telesurtv.net/noticias/contexto/525/cronica-de-un-viaje-a-la-venezuela-
profunda/

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Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

país se construye con personas como las que vi des-


filar estos 4 días que duró el II Encuentro, mostran-
do sus sabores y saberes, en una ejemplar lección de
elaboración colectiva de una esperanza.
Entendí finalmente el verdadero significado de las ex-
presiones uso con sentido y apropiación social de las
TIC, que a veces de tanto usarlas las vacían de senti-
do y aquí lo recuperé. Sentí que en estos Infocentros
se está construyendo la Venezuela que queremos y re-
cibí de ellos, la mejor lección de organización social
y política que ningún libro me había dado

Esas experiencias ciertamente demuestran que sí es posi-


ble lograr que las comunidades hagan un uso provechoso de
la tecnología, y aún cuando no se puede decir que son expe-
riencias reproducidas masivamente, constituyen la muestra
fehaciente de que los esfuerzos llevados a cabo en los últi-
mos años por los organismos del Estado, con énfasis en las
áreas formativa, de infraestructura, promotora de redes y di-
vulgativa, han dado resultados.

En el documento de la Fundación Infocentro (2008), se


pueden leer cuáles son los lineamientos estratégicos de la
Fundación para los próximos años:
• Crecimiento y consolidación de los espacios tecno-
lógicos comunitarios
• Formación socio-tecnológica
• Apropiación de las tecnologías por las comunidades
• Desarrollo y articulación de las redes sociales
• Fortalecimiento institucional
Tres de estos lineamientos nos interesan principalmente:
• Formación socio-tecnológica; especialmente la for-
mación en el área de las TIC: Alfabetización tecnoló-
gica y la formación de tecnólogos comunales.
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Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

• Apropiación de las tecnologías, que se enfoca en la


promoción de la comunicación hacia la divulgación de
contenidos comunitarios y de producción multimedia
• Desarrollo y articulación de redes sociales, mediante
el cual se pretende estimular a las comunidades para la
generación de contenidos locales y promover la trans-
ferencia de experiencias, coordinación e integración
en los dominios socio-técnico, educativo y de gestión.

Analizando la forma en la cual se conciben las estrategias


de la Fundación y cruzando esta información con su actual
estructura organizativa y con nuestra propia experiencia en
ambientes comunitarios, tres preguntas llaman nuestra aten-
ción en este momento:

¿Cómo se pueden entramar a nivel operativo estas


estrategias para lograr en una comunidad la for-
mación, la apropiación tecnológica y la participa-
ción activa a través de ambientes virtuales?
¿Son estas las estrategias que deben desarrollarse
de manera separada y secuencial o deben ser tra-
bajadas simultáneamente?
¿Existe otra manera más eficiente de acercarnos a
las comunidades para lograr la inclusión a través
de las TIC que no sea desde procesos formativos
totalmente estructurados?

En las próximas secciones abordaremos algunos aspectos


teóricos fundamentales que ayudan a entender cómo surge la
apropiación social de la tecnología, tratando de ver éste pro-
ceso como el motor a partir de cual se activan los procesos
de transformación social (que llevan a la participación y a la
inclusión) y de procesos que pareciera que preceden al acto
mismo de apropiarse, como el de la formación.
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Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

La Costrucción Social
de la Tecnología

Para entender el concepto de apropiación social de la tec-


nología, primero tenemos que explicar cuál es el basamento
teórico en el cual se sustenta este proceso, lo cual a su vez
nos permitirá entender la importancia del protagonismo de
quien se apropia y del poder que, desde el punto de vista so-
cial, tiene éste en la construcción de su propia realidad.
Esta visión modifica el enfoque determinista según la
cual la relación hombre-tecnología se da en un solo sentido
en el que tecnología transforma al hombre y determina su
cultura; poniendo delante de nosotros la posibilidad de que el
hombre, a partir de sus interacciones sociales, los significa-
dos que asigna a la tecnología y los valores subyacentes a esa
relación, sea capaz de modificar patrones tecnológicos en la
misma medida en que es transformado.
Esta concepción no determinista que explica la relación
entre el hombre y la tecnología, se fundamenta en el cons-
tructivismo social, tema al que le dedicamos algunas líneas,
por cuanto resulta importante para justificar nuestros plan-
teamientos sobre las potencialidades que tienen el individuo
y la sociedad misma como agentes de transformación social,
utilizando las bondades de la tecnología.

El Constructivismo Social
Aplicado a la Tecnología

Los primeros trabajos de Callon (1980), Pinch y Bijker


(1984), Pickering (1984), Collins (1985), McKenzie y Wajc-
man (1985), Latour (1987); y más recientemente los trabajos
de Woolgar (1991) Silverstone y Hirsch (1992), Lie y So-
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Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

renson (1996) y Flichy (2001), entre otros, han contribuido a


dar forma al constructivismo social aplicado al estudio de la
tecnología, mediante el cual se pretende explicar la manera
en que los procesos sociales influyen en el contenido y con-
formación de la tecnología.
Muchos de los constructivistas sociales que hoy estudian
la función social de la tecnología, comenzaron estudiando la
sociología del conocimiento científico. Uno de los más des-
tacados es Woolgar (1991). También Trevor Pinch, un soció-
logo de la ciencia, que junto con Hughes (historiador de la
tecnología) y Bijker (sociólogo de la tecnología) escribió en
1987 “La construcción social de los sistemas tecnológicos”.
Para estos autores los cambios tecnológicos no son situa-
ciones predeterminadas, con un origen totalmente situado
en el campo de lo técnico; sino que son, en buena parte, so-
cialmente construidos desde las interacciones entre los se-
res humanos; es decir, desde las controversias, dificultades,
acuerdos y desacuerdos que se dan entre los actores de los
diferentes grupos sociales que hacen uso de esa tecnología.
En este sentido, los trabajos de MacKenzie y Wajcman
(1985 y 1990) sobre cómo la sociedad contribuye a moldear
la tecnología, aceptan el rol de los factores no sociales en los
cambios tecnológicos, y atribuyen propiedades y efectos a
la tecnología que están definidos por el contexto social en el
que ésta se utiliza.
Se considera que la tecnología, tiene una flexibilidad in-
terpretativa que permite a quien la usa, diversas interpreta-
ciones en cuanto a su funcionalidad y contenido. Esta flexibi-
lidad, para autores como Pinch y Bijker (1987) desaparece al
negociar y acordar significados entre los grupos que interac-
túan (el productor de la tecnología y el usuario) la configu-
ración final del artefacto tecnológico. Para Woolgar (1991)
esta flexibilidad surge durante el proceso de construcción o
diseño de la tecnología y, en función de las limitaciones y
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Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

posibilidades que formaron parte de su diseño, esto afecta


la “configuración” de los posibles usos que puede dar poste-
riormente el usuario cuando usa esa tecnología; es decir, en
la fase de diseño de la tecnología se delimita su fexibilidad
interpretativa.
De acuerdo con esto, la manera como está definida la tec-
nología restringe acciones futuras innovadoras por parte del
usuario. En otras palabras, la participación del usuario en la
construcción de la tecnología se da sólo durante la fase de
diseño y no después, una vez que ya ha sido socializada.
Sin embargo, esta posición de Woolgar ha sido criticada
por otros investigadores sociales (Oudshoorn y Pinch, 2003),
para quienes se está dejando el poder de moldear la tecnolo-
gía sólo en los diseñadores expertos, sin considerar el poder
que los usuarios y las mismas organizaciones sociales tienen
en la conformación de la tecnología.
De hecho, a la luz de trabajos más recientes en el área, esa
flexibilidad interpretativa, está presente no sólo en el proce-
so de diseño de la tecnología, sino que permanece una vez
que el usuario accede al producto terminado, cuando todavía
puede modificarlo, reconfigurarlo, rechazarlo o substituirlo,
influyendo de esa manera en la reconstrucción de la tecnolo-
gía. Por otra parte, según los nuevos aportes en la materia, la
manera cómo el usuario participa en la construcción, trans-
formación o desaparición de la tecnología, influye en su pos-
terior aceptación y uso por parte de otros usuarios.
El usuario entonces, tiene la capacidad de modificar la
tecnología, como resultado de la “lectura” que hace de la
misma, promoviendo nuevos usos y formas de satisfacer sus
necesidades, en función de su experiencia y referentes cultu-
rales; a la vez, esa tecnología modifica al usuario brindándo-
le acceso a nuevos conocimientos, experiencias y abriéndole
posibilidades para innovar y usar tecnologías similares.
Así pues, el usuario da un significado social a la tecnolo-
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Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

gía que está muy ligado a la utilidad que de ella se percibe,


y, por ende, a la respuesta que ésta ofrece a sus necesidades
más inmediatas.
Central a estos conceptos, está la idea de que el usuario
tiene oportunidades (aunque no necesariamente conscientes)
de escoger entre los sistemas tecnológicos que adopta y de
decidir sobre la dirección o trayectoria de las innovaciones
tecnológicas que se desarrollan. Estas escogencias son inhe-
rentes al diseño de los artefactos y se muestran diferentes en
cada grupo social; por ende, conducen a distintos resultados
en cuanto a productos tecnológicos finales.
Una vez en manos del usuario, en un contexto cultural
concreto, el artefacto tecnológico puede adquirir un signifi-
cado distinto, relacionado con el uso que se le da en ese con-
texto. Esto refuerza el planteamiento de que existen influen-
cias sociales que determinan la configuración y la selección
de diferentes rutas tecnológicas y que esa selección tiene sus
consecuencias en el campo de lo social y en el tecnológico.
Feenberg (2002), va más allá cuando señala que la nueva
configuración de elementos que componen una tecnología
determinada, no es para nada un proceso meramente técni-
co, sino que allí entran en juego aspectos sociales y políticos,
los cuales determinan las características del nuevo artefac-
to desde el mismo momento en que se seleccionan los ele-
mentos técnicos que lo integrarán y la forma en que éstos se
combinan para que cumpla con los criterios del contexto so-
cial donde se aplica la tecnología. De manera que, si bien las
ideas técnicas aplicadas en la tecnología son relativamente
neutrales, se puede seguir la pista de la mezcla de determi-
nantes sociales, valores e intereses sociales predominantes,
que se configuraron para construir la tecnología.
Del mismo modo, tal como antes dijéramos, la selección
de una tecnología y no otra dentro de un contexto social, no
es tampoco una decisión puramente técnica. La tecnología se
24
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

selecciona de acuerdo a unos intereses de entre las posibles


selecciones que se pueden hacer. Guiando los procesos de
selección y configuración tecnológica, están las luchas polí-
ticas por el poder entre los diferentes grupos sociales.

En los Procesos de Co-construcción


Surgen Tensiones Políticas y Sociales

Para Feenberg (1995a), la tecnología moderna lleva im-


plícita valores políticos que promueven la jerarquía y la do-
minación. Esta es una de las fuentes de mayor poder en las
sociedades modernas y, quienes controlan el poder tecnoló-
gico, controlan los hilos de la democracia política. Argumen-
ta el autor que las nuevas formas de hegemonía política se
fundamentan en la mediación tecnológica de las actividades
sociales.
La forma de sobreponerse a esa tecnología desigualadora
es que los grupos sociales participen en las opciones técni-
cas y que el desarrollo tecnológico se realice bajo un con-
trol democrático.
Feenberg (1995b y 2002), al igual que los autores que
propugnan la sociología de la tecnología, expone que la tec-
nología no puede ser considerada como “una colección de
dispositivos”, sino como un objeto social, sujeto a la in-
terpretación, como cualquier otro artefacto cultural.
La tecnología, expone el autor, posee códigos que le dan
un significado social, relacionado con lo que les está veda-
do a unos y a otros no (prestigio, autonomía, eficiencia, con-
trol). El código, representa tanto el objeto al cual se le asigna
el significado, como la sociedad que asigna ese significado
y las asociaciones creadas o controladas por las organiza-
ciones como base para su existencia y su posible desarrollo
(Guillaume, 1975:64; citado por Feenberg, 2002).
25
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

Lo que Freenberg ha denominado los “prejuicios” de la


tecnología, está precisamente relacionado con el papel que
ésta tiene en el soporte de los propósitos hegemónicos de
ciertos grupos sociales, papel que también cumplen por igual
la ciencia moderna y el conocimiento.
La tecnología entonces adquiere un sentido ambivalente,
que se relaciona con la mediación técnica que se ejerce para
el control de la sociedad y la respuesta que son capaces de
dar los grupos “dominados”. Esa ambivalencia abre espacio
para que florezcan dos tipos de sistema político, el socialista
y el capitalista. No como modos exclusivos de producción,
sino como extremos de un continuo de cambios en los códi-
gos técnicos de las sociedades.
El socialismo, como alternativa política requiere de la
democratización y socialización del conocimiento y de la
tecnología, para que se puedan socializar los medios de pro-
ducción. Y la educación es esencial para la democratización.
En el caso de las tecnologías de información y comu-
nicación, la vía asumida por los Estados para que todos los
grupos sociales se incorporen en igualdad de condiciones a
los procesos de configuración tecnológica ha sido dar ma-
yor acceso a la tecnología y al conocimiento, tanto por la vía
de acceso directo a plataformas de comunicación digitales,
como por la vía de la formación del usuario. Esto, de acuerdo
con el autor, tiene su forma de abordaje para romper con ese
ciclo hegemónico.

Democratizar el Uso de la Tecnología

En su libro Modernidad Alternativa, Feenberg (1995a)


explica que, hoy en día, la tecnología moderna se presta para
una administración autoritaria, pues está en manos de exper-
tos que tienen el control sobre los patrones de desarrollo tec-
26
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

nológico; pero eso no implica que no pueda darse el contexto


en el que esas tecnologías puedan ser operadas democrática-
mente. Para ello se requiere un cambio radical tanto político
como técnico.
Democratizar la tecnología, no puede ser un problema de
derechos legales o de satisfacción directa e improductiva de
las necesidades económicas inmediatas, sino del desarrollo
de capacidades para la “iniciativa y participación”. No una
participación individual, sino de redes de individuos que re-
tan la “hegemonía” de quienes proveen la tecnología y que
la transforman para suplir sus necesidades. Los usuarios,
afectados por la tecnología resisten, reclaman sus derechos,
boicotean, demandan cambios en el diseño y participan en
su reconstrucción.
De acuerdo con lo que nos plantea Feenberg, la igualdad
de derechos, que constituye una de las bases de la cultura de-
mocrática (Touraine, 2000), debe verse reflejada no sólo en
la igualdad de acceso a los recursos tecnológicos, sino tam-
bién en la igualdad de oportunidades para desarrollar las
habilidades, conocimientos y valores que se requieren para
participar en los procesos de reconstrucción de la tecnología,
o lo que es lo mismo, igualdad en distribución de capaci-
dades para recrear, innovar y hasta de rechazar o sustituir
una tecnología que no resulta adecuada.
Tiene que ver con el empoderamiento de los grupos so-
ciales de base y con el acceso real al conocimiento que se
requiere para establecer objetivos sociales claros y sobre esa
base decidir sobre las tecnologías y ejercer el requerido con-
trol social, en cuanto a su impacto potencial y real sobre su
calidad de vida. Esto no es más que la intervención cons-
ciente de la sociedad en las innovaciones tecnológicas para
que éstas sirvan a sus propósitos de bienestar.
Para ello, evidentemente, el conocimiento y la expe-
riencia, la capacidad de evaluar y transformar la tecnología
27
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

son relevantes y su ausencia no refleja más que otro tipo de


exclusión que, como proceso cíclico que es, genera mayor
exclusión4.
Así, la propiedad social se extiende más allá del concepto
que incluye las máquinas, los edificios y la tierra, para lle-
gar a incluir el conocimiento requerido para el manejo cons-
ciente de la tecnología y la industria. Del mismo modo, la
redistribución cultural se convierte en una función del pro-
ceso de socialización, el cual no es posible de alcanzar si no
se producen cambios en la institución del conocimiento para
alcanzar dos objetivos:
1. Calificar a la fuerza de trabajo, no sólo a una élite.
2. Suplir el volumen de recursos intelectuales reque-
ridos para tomar ventaja de las opciones tecnológicas
que implican el desarrollo de habilidades y uso de la
inteligencia.

De manera que, no sería la tecnología, sino la profun-


dización del sistema democrático lo que llevaría al pro-
ceso de transición, y el desarrollo tecnológico sería un
resultado y no la causa del establecimiento de nuevas re-
laciones sociales. Esto sólo reafirma que los cambios socia-
les y culturales no tienen su origen único en lo tecnológico y
que no es posible impulsar procesos de democratización di-
gital desde políticas que incluyan sólo el desarrollo del apa-
rataje tecnológico.
La apropiación social del conocimiento y la tecnología
sólo se producen cuando confluyen al menos dos condicio-
nes necesarias: 1) el acceso a la tecnología, y 2) el acceso
4
Consideramos que la exclusión social, al igual que la pobreza, posee características mul-
tidimensionales que se alimentan a sí mismas como en un círculo perverso en el que, quien
tiene menos educación y conocimientos es excluido de todas las oportunidades sociales
y por estar en situación de exclusión sus posibilidades de acceder al conocimiento dis-
minuye. Corresponde al Estado romper con ese círculo a través de esfuerzos en diferentes
áreas que promuevan la inclusión.

28
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

al conocimiento (en su sentido más amplio) que permite in-


tervenir en el diseño de la tecnología, dominarla e inventar
nuevas aplicaciones sociales.
A ésta, habría que agregar una tercera, que veremos con
mayor claridad cuando expliquemos cómo se dan los pro-
cesos de apropiación social de la tecnología: 3) la oportu-
nidad de acceder, especialmente a tecnologías susceptibles
de ser modificadas, tanto en su uso y aplicación, como en
su configuración técnica; pues cuando las posibilidades de
adaptación y reconfiguración son mínimas o inexistentes, la
transferencia y aprendizaje tecnológico están limitados a re-
laciones de poder que perpetúan la dependencia del usuario
con respecto al proveedor de la tecnología y se promueve la
des-apropiación.

La Participación del Usuario Añade


Significado al Uso de la Tecnología

En el argumento que venimos exponiendo, el diseñador


de la tecnología deja de tener el control único en su trans-
formación, generándose un proceso interactivo mediante el
cual el usuario participa en las diferentes fases de la confi-
guración tecnológica y va incorporando al diseño final sus
necesidades, costumbres de uso e intereses.
Siendo así, la posibilidad que tiene el usuario de interve-
nir la tecnología y reconstruirla, aumenta las posibilidades
de apropiación, pues crea entusiasmo y genera a la vez cierto
compromiso por la tecnología, su uso y mejoramiento.
Al participar en el diseño o remodelación de la tecnolo-
gía, ésta adquiere significado para él y puede desarrollar nue-
vas formas no previstas para su aplicación y uso, e inclusive
crear nuevas configuraciones técnicas para su beneficio, que
eventualmente se incorporan para, posteriormente, estanda-
29
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

rizarse en esa tecnología. El resultado es una configuración


muy particular de la tecnología, adaptada a las necesidades
del usuario y del grupo social al cual pertenece.
El proceso de creación y adopción de la nueva tecnología,
trasciende así las fronteras de resolver un problema técnico,
para convertirse en una preocupación social o individual por
articular intereses y generar nuevos conocimientos que con-
duzcan a crear nuevas y distintas soluciones en el campo tec-
nológico o social. Es allí cuando surge la innovación.
Llegar a ese punto en el que se es capaz de utilizar la tec-
nología para crearle nuevos usos sociales o para rediseñar-
la con el fin de adaptarla a sus necesidades, significa que el
usuario ya se ha apropiado de esa tecnología.
Desde el punto de vista gubernamental resulta perentorio
conocer cómo se llega a ese estado de apropiación social y
cuáles son los factores potenciadores sobre los cuales el Es-
tado puede intervenir.
En la siguiente parte abordamos el asunto de la apropia-
ción, junto con otros elementos que se le vinculan: la no-
apropiación y la des-apropiación; además de analizar bre-
vemente los aspectos que condicionan estos procesos. Esta
discusión es básica para avanzar hacia propuestas realmente
democratizadoras en cuanto al uso de la tecnología.

30
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

Apropiación: La Clave de la
Democratización Tecnológica

Cuando hablamos de apropiación nos


estamos refiriendo a que las comunidades
usen las tecnologías para su beneficio en fun-
ción de transformar su realidad, tejiendo
su conocimiento y su devenir en conciencia
y potenciar con ellas la organización,
la movilización y la articulación
(Fundación Infocentro, 2008)

La apropiación presenta diferentes dimensiones: psico-


lógica, sociopolítica, comunicacional, pragmática. No tiene
un concepto único, ni la misma connotación para todos los
investigadores que han trabajado el tema.
Desde una aproximación cognoscitivista, la apropiación
pasa por la asimilación y la acomodación. La asimilación es
la integración del “objeto” nuevo que se está conociendo en
las estructuras mentales pre-existentes del individuo. Mien-
tras que la acomodación es la modificación o creación de nue-
vas estructuras mentales (de conocimiento o de uso) bajo las
propiedades específicas del objeto que se está descubriendo.
Godet (2000) también utiliza el término apropiación,
cuando explica que “…la apropiación intelectual y afectiva
constituye un punto de paso que resulta obligado si es que
se quiere que la anticipación cristalice en una acción eficaz”
(p.18). Para Godet, la apropiación es un proceso inseparable
de la anticipación (reflexión estratégica) y la acción (volun-
tad estratégica), pero inevitablemente debe existir primero
una construcción y movilización colectiva de voluntades, un
involucramiento de los actores (apropiación). En el proce-
so, como valor agregado se genera el aprendizaje.
31
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

Para Silverstone y Hitch (1992); y Lie y Sorensen (1996),


la apropiación está íntimamente ligada a la domesticación.
Para Silverston (2005), la aceptación de nuevas tecnologías
en la esfera del día a día, es una decisión activa y creativa.
Los individuos, familias y grupos seleccionan tecnologías
con base a la percepción de sus necesidades, sus valores y
los marcos de referencia que manejan a nivel no consciente
y que guían sus acciones e interacciones. Este hecho, que los
autores refieren como la domesticación, tiene que ver con el
contenido mismo de la tecnología y los servicios que brinda,
así como con sus efectos transformadores en la vida social,
con la cual mantiene una relación dialéctica en la que am-
bos, la tecnología y las culturas, se modifican.
Feenberg (1995a), no habla de apropiación, sino de re-
apropiación, y la define como el involucramiento de la
gente en el proceso de diseño de la tecnología, para crear
aplicaciones innovadoras. Entendiéndose por esto que la
apropiación lleva en sí misma un acto innovador, bien sea
relacionado con el uso que se da a la tecnología o con una
creación de nueva tecnología.
Stewart (2003) refiere que Fournier y Deighton hablan
de apropiación como la asimilación, en la que la gente se
acomoda al artefacto. Esa asimilación incluye también por
parte del usuario una “des-adopción” de su forma de hacer
las cosas, de sus rutinas, patrones de relación, entre otros,
que imperaban antes de enfrentarse a la nueva tecnología.
Visto desde el constructivismo social, que considera que
la dimensión social tiene un rol decisivo en la construcción
del conocimiento y de la realidad (Bloor, 1976; Berger y
Luckman, 1966; Knorr-Cetina, 1981), cuando se da el pro-
ceso de apropiación, el usuario participa en la construcción
de esa tecnología; y, de acuerdo con lo que hemos discutido,
esto puede ocurrir antes o después de que la tecnología está
en uso. Es lo que Carroll, J., Howard, S., Vetere, F., Peck,
32
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

J., Murphy, J. (2001) llaman el “remodelamiento” (reshap-


ing) de la tecnología.
La definición que hacen los autores revisados sobre la
apropiación de la tecnología va más allá de la apropiación del
objeto, y transciende a la apropiación de su funcionalidad.
La apropiación de la tecnología requiere que el usuario
pruebe y evalúe la tecnología, la seleccione, adapte algu-
nos de sus atributos y tome posesión de sus capacidades
para satisfacer sus necesidades, produciéndose simultá-
neamente un proceso de des-adopción de prácticas o cos-
tumbres anteriores.
Implica, en una primera instancia, el dominio de la tec-
nología; seguidamente, un desarrollo de nuevas prácticas de
uso; y eventualmente, si se posee el conocimiento requerido,
el desarrollo de nuevas tecnologías. En el proceso juegan un
papel importante la creatividad y el desarrollo de propues-
tas diferentes a las expuestas por el diseñador de la tecnolo-
gía, derivando en una adaptación de su uso o de la tecnología
misma o en la integración de ésta con otras tecnologías.

Los No-Usuarios de la Tecnología

Los primeros usos de una nueva tecnología no


son siempre los últimos, tampoco es probable
que su uso se extienda uniformemente en todas
las poblaciones, o inclusive entre todos los
sectores de la población que ganarían más con
su utilización. (Silverston, 2005: 14)

Hasta ahora hemos hablado de los usuarios de la tec-


nología, pero no nos hemos tomado el tiempo para discutir
sobre aquellas personas que, por decisión propia o induci-
dos por las circunstancias, se convierten en no usuarios. En
33
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

otras palabras, así como damos importancia al usuario con


un comportamiento que lo caracteriza, debemos considerar
que existe un no usuario de la tecnología a quien debemos
tomar muy en cuenta, si realmente queremos avanzar en los
procesos de democratización tecnológica.
Comenzaremos diciendo que el asunto de los no-usuarios
de la tecnología plantea dos cuestiones de interés en lo que se
refiere a la democratización tecnológica.

¿El no uso de una tecnología es un factor que afecta


de alguna manera la configuración tecnológica?
¿Puede considerarse inequidad, brecha o atraso
cuando una sociedad o grupo decide por elección
propia no usar una tecnología?

Ambas cuestiones pueden ser explicadas a partir de los


planteamientos que hemos sostenido en este trabajo.
Cuando la tecnología es introducida en un determinado
grupo sin que se considere la posibilidad de que el usuario
participe en su reconceptualización o adaptación, esto puede
marcar una influencia en cuanto a su aceptación o rechazo.
Si, por otra parte, la tecnología es complicada o no reporta
mejoras al usuario (o no las percibe como tal), éste no estará
dispuesto a la des-adopción de sus costumbres y rutinas pre-
vias y se convertirá en un no-usuario por elección.
Ahora bien, los no-usuarios, no poseen todos las mis-
mas características y motivaciones para el no-uso de la
tecnología.
Bauer (1995), citado por Wyatt (2003), distingue entre
los no-usuarios “pasivos”, que evitan el uso de la tecnología
y los “activos” que muestran una resistencia activa a su uso.
También separa entre los que no usan para nada una tec-
nología y los que usan sólo algunos de sus elementos o faci-
lidades, por ejemplo quienes usan sólo el correo electrónico
34
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

entre las distintas posibilidades de comunicación asincróni-


ca que brinda Internet.
Wyatt (2003), por su parte, distingue entre cuatro tipos
de no usuarios de tecnología: los “resistentes” que nunca
han usado una tecnología por que no quieren; los “rechaza-
dores” quienes han dejado de utilizarla voluntariamente por
distintas razones, entre ellas, porque poseen alternativas que
les resultan mejores; los “excluidos”, que nunca la han utili-
zado porque no han tenido el acceso ni las facilidades; y los
“expulsados”, quienes han dejado de utilizarla por razones
involuntarias (costos, acceso, entre otros).
En este sentido, podría decirse que el no-uso no es siem-
pre una consecuencia de falta de democratización de la
tecnología, sino que es una condición que está supeditada
a diversos factores. Coincidimos con Silverstone (2005)
cuando expresa que “Nuestra capacidad…de responder y
comprometernos creativamente con los cambios tecnológi-
cos dependerá de nuestros recursos financieros, pero tam-
bién de nuestros recursos educativos y culturales.” (p. 14).
Si bien la carencia de los recursos financieros pareciera ser
un factor limitante claro, no ocurre lo mismo en el caso de
los recursos educativos y culturales, lo cuales pueden actuar
en contra o a favor del uso de la tecnología.
Del mismo modo, si tomáramos como argumento el
asunto de la inclusión social, podríamos aventurarnos a
afirmar que los grupos rechazadores pueden considerarse
un grupo socialmente incluido, en el sentido de que su de-
cisión de no-uso afecta el diseño de la tecnología, la cual es
modificada por el diseñador para motivar la acción de estos
potenciales usuarios hacia el uso activo de esa tecnología
inicialmente rechazada. El diseñador de la tecnología hace
un esfuerzo adicional con el fin de disminuir la resistencia a
su uso, tratando de cumplir con las demandas y necesidades
del usuario potencial.
35
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

Por ende, estos no-usuarios, que resisten o rechazan la


tecnología, son también un factor clave para definirla y en
cierto modo son agentes incluidos en el proceso de diseño.
(Wyatt, 2003; Oudshoorn y Pinch, 2003).

La Decisión de Uso de la Tecnología

¿Cuáles son los factores que afectan la decisión del


usuario en cuanto a adoptar o no una tecnología?

Existen varias teorías que tratan de explicar los factores


que influyen sobre la adopción de nuevas tecnologías. Una de
las más importantes es el Modelo de Aceptación de la Tecno-
logía (Technology Acceptance Model-TAM) en sus dos ver-
siones (Davis y cols. 1989 y Venkatesh y Davis, 2000).
El Modelo de Aceptación de la Tecnología busca expli-
car cuáles son los factores determinantes del uso de la tecnolo-
gía de información, midiendo el impacto de los factores exter-
nos en las creencias, actitudes e intenciones de cada usuario.
El modelo toma como factores fundamentales “la utilidad
percibida” por el usuario y “la facilidad de uso” para explicar
la decisión acerca de cómo y cuándo usan la tecnología.
Gráficamente el modelo se expresa así:
Utilidad
percibida

Variables Actitud Intención de Uso


externas hacia el uso uso

Facilidad
de uso

Modelo de Aceptación de la Tecnología (Davis y cols. 1989)

La “utilidad percibida” se define como el grado en que la


persona cree que utilizar una tecnología en particular le ayu-
36
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

dará a mejorar su desempeño (Davis y cols. 1989, hablan del


desempeño en el trabajo) y la “facilidad de uso” percibida, se
refiere al grado en que una persona cree que utilizar una tec-
nología en particular no requerirá ningún esfuerzo adicional
relacionado con su transferencia y utilización.
La utilidad percibida y la facilidad de uso, forman parte
de las creencias internas de la persona.
La “actitud” demostrada por un individuo hacia el uso de
la tecnología está mediada por sus creencias acerca de esa
tecnología. Esta actitud, también puede estar influenciada
por las creencias de otras personas que sean importantes para
el usuario en su grupo de referencia (“norma subjetiva”). Si
otro(s) miembro(s) importante(s) de su grupo social (padre
o jefe) consideran que el usuario debe utilizar la tecnología,
éste incorpora las creencias del (los) otro(s) en su estructura
actual, lo cual influye sobre su actitud hacia la tecnología y,
por supuesto, sobre su utilización (Alrafi, s/f).
En el año 2000 Venkatesh y Davis publicaron la exten-
sión del modelo TAM original para explicar la utilidad per-
cibida y las intenciones de uso en términos de la influencia
social y los procesos cognitivos.
El modelo incorpora nuevos factores como la “imagen”,
entendida como el grado en que el individuo considera que el
uso de la tecnología mejorará su estatus en el sistema social.
El modelo teoriza que el efecto directo de la “norma sub-
jetiva” sobre la “intención de uso” y la “utilidad percibida”,
sólo ocurrirá en contextos en los que el uso del computador
es obligatorio, no donde es una decisión voluntaria. En estos
casos, actúa más la internalización o influencia social infor-
mal (en contraste con la norma subjetiva) que se refleja en
una “voluntad de uso”, entendida como el uso voluntario de
la tecnología.
El modelo plantea además que la “norma subjetiva” tiene
una influencia relevante en la “imagen” porque es significati-
37
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

vo para el usuario miembro de un grupo creer que si alguien


importante de ese grupo considera que es necesario aceptar
la nueva tecnología, la aceptará (Alrafi, s/f).
El TAM2 (Venkatesh and Davis, 2000), luce así:

Experiencia Voluntad
de uso

Normas
Subjetivas

Imagen
Utilidad
percibida
Importancia
para el trabajo Intención Uso
de uso
Actitud
hacia el uso Facilidad
de uso
percibida
Intención
de uso

Modelo TAM2. Extensión del TAM (Venkatesh y Davis, 2000)

Del uso a la Apropiación

La apropiación sucede una vez que el usuario ha tomado


la decisión de uso de la tecnología. Ahora bien, ya nos hemos
aproximado a cuáles son los factores que influyen para que
esa persona tome la decisión de uso.
La pregunta que sigue es:

¿Qué aspectos influyen para que el usuario de-


cida, una vez probada una tecnología, continuar
su uso? En otras palabras, ¿Cómo se pasa del
uso de la tecnología a su apropiación?

38
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

En un trabajo publicado en el 2002, Carroll y colaborado-


res presentaron un modelo de apropiación tecnológica fun-
damentado en una identificación de los factores que atraían
a los jóvenes hacia una tecnología específica y hacia la in-
tegración de ésta en sus sistemas de vida. Estos factores
actúan como atractivos o reforzadores en diferentes etapas
del proceso de apropiación, resultando en la no-apropiación,
la apropiación o la des-apropiación.
Este y otros trabajos posteriores llevaron al desarrollo del
modelo que explica cómo el usuario se apropia de una tec-
nología en la medida que adapta sus características a las
necesidades propias y en la medida que la apropiación de
esa tecnología o artefacto tecnológico contribuye al proce-
so de diseño. Para Carroll (2004), el diseño del artefacto
o sistema tecnológico se completa durante el proceso de
apropiación que hace el individuo.
Desapropiación
No-adopción
Adopción Explorar Evaluar
Nivel 2
Adaptar

Proceso de Adopción
Nivel 1 Apropiación

Posibilidades

Tecnología Tecnología
tal como se en uso
Diseño Nivel 3
Proceso de Diseño

Requerimientos
Analizar Negociar

Diseñar para Diseñar Diseñar desde


la Apropiación la Apropiación

Tomado de: The Technology Appropriation Cycle. Carroll, 2004

39
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

De esta manera, esa flexibilidad interpretativa de la que


antes hablamos es fundamental para la apropiación. El usua-
rio debe sentir que es capaz de moldear la tecnología una vez
que llega a sus manos.
La “no-apropiación” ocurre cuando el usuario ignora o
no le interesa la tecnología. En este caso el usuario simple-
mente no inicia el proceso de apropiación. La “des-apropia-
ción”, por otro lado, es una escogencia voluntaria que hace el
usuario, quien aún habiendo iniciado la apropiación, decide
al final no apropiarse la tecnología. El usuario puede inclusi-
ve haberla incorporado a su rutina de vida, y habérsela apro-
piado, pero una evaluación posterior de la tecnología puede
llevarlo a la des-apropiación.
Cuando el usuario se está apropiando de la tecnología, la
modela y remodela a sus necesidades y, en cierto momento,
la tecnología se estabiliza y se integra a su rutina de vida. Si
esa misma tecnología es posteriormente des-apropiada (pues
se alteran los factores que lo hacían atractivo para el usuario
o surge una nueva tecnología con mayores ventajas para él),
el diseño de la tecnología se afecta o ésta desaparece para dar
lugar a una nueva.
En el proceso de apropiación (incluida su dinámica de
des-apropiación y no-apropiación) ocurrirá entonces que la
tecnología se moldea por las decisiones y acciones que toma
el usuario y el no-usuario; y así como el diseño de la tecno-
logía es el producto de varios factores sociales, económicos,
políticos y técnicos en los que puede o no intervenir el usua-
rio final, el hecho de que sea apropiada por el usuario es tam-
bién el producto de sus percepciones frente a esa tecnología.
Para ilustrar, se toma el caso de un grupo de jóvenes
quienes descubrieron un valor añadido en el teléfono mó-
vil, como un organizador para guardar información sobre
sus números de cuenta bancaria, teléfonos de contacto, entre
otros, y como una herramienta social indispensable que les
40
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

permitía mantenerse en contacto con sus amistades. Este he-


cho constituyó un factor crítico para la apropiación (Carroll y
cols., 2002).
Los autores exponen que cuando los jóvenes son atraídos
por la tecnología, experimentan con ella y evalúan si añade
valor a sus estilos de vida. Si la tecnología encaja, los jóve-
nes se la apropian; si no, la sustituyen por otra tecnología que
se acerque mejor a sus necesidades.
Ese no-uso de la tecnología afecta la capacidad de apro-
piación y, de hecho, es una forma de no-apropiación que pue-
de llevar a cambios en el diseño de la tecnología.

¿Apropiación Individual o Social

En sintonía con lo expuesto, la tecnología no debe ser


vista como un producto individual, sino como el resultado de
un proceso social que puede a su vez influir sobre el compor-
tamiento individual.
Su naturaleza, no yace en la lógica de funcionamiento in-
dividual de los elementos técnicos que lo componen, sino en
la relación de esa lógica con respecto a un contexto social
(Feenberg, 2002).
Por ende, al hablar de apropiación de la tecnología, tam-
poco podemos pensar que es un proceso puramente indi-
vidual, sino que necesariamente debemos introducir en la
ecuación las interacciones del usuario con otros actores y
con la tecnología, la flexibilidad interpretativa de la tecno-
logía (significados que adquiere para los distintos usuarios),
las representaciones sociales y usos no prescritos que hace el
usuario de la tecnología y que derivan de sus experiencias,
conocimientos previos, necesidades e intereses, creencias y
valores, de su propia realidad y del uso dominante que quie-
re imponer el diseñador de la tecnología.
41
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

Este hecho lo comprobaron Caroll y colaboradores


(2002) cuando descubrieron que para los jóvenes un criterio
de apropiación importante era que la tecnología fuera adop-
tada antes por una masa crítica de su grupo social y que la de-
cisión individual de adoptar esa tecnología y no otra, estaba
influenciada por el grupo.
El individuo usuario de la tecnología, sin embargo, es
quien posee las características que lo hacen más, o menos ca-
pacitado y comprometido con el proceso de configuración y
reconfiguración tecnológica. Es él, y otros como él, quienes
pueden influir sobre los grupos sociales para que adopten y
posteriormente, decidan apropiarse o no de una tecnología.
Este aspecto es importante cuando hablamos de comuni-
dades de usuarios, por cuanto la adopción de la tecnología y
su difusión entre ese grupo social, el tiempo que éste proceso
tome y el número de usuarios que la adopten, dependerá entre
otras cosas, de la manera como se comporten los usuarios lí-
deres que adopten la tecnología tempranamente y que influyen
sobre la decisión de otros actores sociales. (Rogers, 2003).
Estos “usuarios líderes” son identificados por Seybold
como los “inventores” en los grupos sociales. Refiriéndose a
cómo deben darse los procesos innovadores en las empresas
modernas, Seybold (2005) distingue cinco tipos de usuarios
de los productos que éstas generan y que deben ser toma-
dos en consideración en los procesos de difusión de nuevos
productos o servicios:

A) Los usuarios-líderes, que al no encontrar una tecnolo-


gía que satisfaga sus necesidades la inventan. En ellos re-
cae la mayoría de las invenciones de próxima generación.
B) Los contribuyentes, que se sienten felices al donar su
trabajo en beneficio de otros, estos generalmente recon-
figuran la tecnología y comparten los resultados de sus
trabajos.
42
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

C) Los consultores, que son generalmente los usuarios


que participan en la reconfiguración dando sus opiniones
acerca de la tecnología.
D) Los guías que ayudan al usuario a comprender las tec-
nologías complejas, añadiéndole valor a través de la crea-
ción de nuevos conocimientos y,
F) Los promotores de quienes surgen ideas innovadoras
acerca de cómo promover la tecnología entre los usuarios
potenciales.

Estos tipos de usuarios, al ser consultados por las empre-


sas o participar en el proceso de introducción de la tecnología
en un grupo social, se convierten en contribuyentes activos
de la configuración y reconfiguración tecnológica.
Los usuarios-líderes, poseen ciertas características resal-
tantes que los hacen factores importantes para el impulso de
innovaciones en tecnologías de punta, y les permiten tener un
grado de influencia significativa en otros tipos de usuarios.
Para Von Hippel (2005) estos usuarios-líderes son los
que están a la vanguardia en las tendencias de uso, por lo que
constantemente experimentan necesidades que, más adelante
van a experimentar otros usuarios. Para Seybold (2005) son
usuarios imaginativos, visionarios, apasionados acerca de lo
que quieren, conocen su entorno y sus problemas a profun-
didad por lo que son capaces de determinar las condiciones
para satisfacer una necesidad de ese contexto, son pragmáti-
cos y no les importa compartir las soluciones que han creado
con otros usuarios.
Este usuario-líder por lo tanto es un agente con la capaci-
dad de impulsar una innovación en el terreno tecnológico o
social, por la vía del uso que le da a la tecnología.
Y aunque desde la visión empresarial el usuario sigue
siendo una pieza más del proceso productivo por el valor
agregado que imprime al producto, desde el punto de vista de
43
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

la sociedad se debe generar la suficiente conciencia al usua-


rio como para tener en cuenta su nivel de influencia en las
configuraciones tecnológicas que van a afectar su vida. Un
usuario con formación política y técnica posee la visión
requerida para ser más que un receptor de las consultas
que hace el productor de la tecnología y pasar a ser un
proponente activo de nuevas tecnologías y usos sociales.
En ambientes comunitarios de amplia flexibilidad parti-
cipativa, dos de los personajes más importantes para la di-
fusión y adaptación tecnológica son precisamente el usuario
promotor y el usuario guía. El primero porque propone for-
mas distintas de acercar la comunidad a la tecnología; el se-
gundo, porque es el puente facilitador entre la tecnología y el
usuario. Sin embargo, estos roles deben estar fundamentados
en un proceso previo de adopción y apropiación tecnológica,
aspecto éste que se descuida en los trabajos con comunida-
des. En otras palabras, en el caso de la introducción del uso
de las TIC en comunidades, el rol de líder con un ascen-
dente político y social importante sobre una comunidad,
debe complementarse con un conocimiento técnico que le
permita comunicar convincentemente las bondades del
uso de la tecnología que pretende transmitir.
Esto podría implicar la aparición de nuevos líderes en la
dinámica social de las comunidades con capacidades que in-
corporen las que corresponden a los usuarios colaboradores,
promotores, guías y consultores que señala Seybold (2006).

44
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

Reflexiones. La Importancia de
Apropiarse de la Tecnología

Lo que hemos discutido hasta los momentos, nos sitúa en


la perspectiva de entender la importancia que tiene el proce-
so de apropiación de la tecnología para avanzar en la meta de
democratización social. Como bien dice Silverstone (2005)
los procesos de compromiso social con las nuevas tecnolo-
gías han probado ser más evolutivos que revolucionarios y,
más que nada, contradictorios, en lugar de lineales.
El hecho de que las tecnologías y las sociedades cambien
a ritmos distintos, marca escenarios complejos para cual-
quier acción que se quiera emprender en el diseño de estra-
tegias para lograr la apropiación social de las tecnologías.
Todo cambio social es complejo y a largo plazo.
Lograr que la sociedad venezolana se apropie de las tec-
nologías de información y comunicación en función de un
mejoramiento de su calidad de vida, es una labor posible,
pero que requiere de acciones planificadas que tomen en
cuenta la naturaleza de la tecnología que se pretende difundir
y la manera como ésta responde a las necesidades, intereses,
valores y costumbres de la sociedad. Se debe considerar su
flexibilidad de ser moldeada, su facilidad de uso y su capaci-
dad de responder a las demandas del usuario en acciones que
constituyen su rutina diaria. Debemos tener en cuenta los si-
guientes aspectos:
1. En la medida que el usuario participe en el proceso
de diseño de la tecnología y la adapte a sus necesida-
des, más probabilidades existe de que ocurra la apro-
piación. Es importante dar al usuario las posibilidades
de transformar la tecnología y sus usos; es decir, la fle-
xibilidad tecnológica es parte importante del proceso
de apropiación.
45
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

2. Para facilitar la aceptación de la tecnología entre los


ciudadanos resulta crítico que al mismo tiempo que se
incrementan sus conocimientos técnicos, se procure
incrementar su percepción de la utilidad que tiene la
tecnología para su trabajo o rutina de vida y se procu-
re aumentar su percepción acerca de la facilidad de su
uso incorporando sistemas amigables que puedan utili-
zar en distintas facetas de sus vidas.
3. En general, para efectos de formación tecnológica es
importante conocer las características del usuario y de
la tecnología y los factores que afectan la adopción y
posterior apropiación tecnológica, con el fin de utilizar
las estrategias adecuadas.
4. Es importante considerar los factores reales que pro-
ducen el no-uso de la tecnología, la cual puede tener
razones que van más allá de la misma exclusión social.

En la segunda parte de este trabajo, planteamos el uso de


la tecnología como motor de la participación política, aña-
diéndole un sentido de uso. Este análisis se realiza desde la
perspectiva del ciudadano como usuario activo que está lla-
mado a motivar la movilización del Estado hacia nuevos es-
cenarios de participación, y no al revés. Estos planteamien-
tos nos servirán para enlazar con la tercera parte de la obra en
la que se propone la formación ciudadana orientada hacia la
apropiación tecnológica y con un contenido destinado al for-
talecimiento de la conciencia democrática, colectiva y parti-
cipativa del ciudadano venezolano.

46
Parte II: Tecnología y
e-Participación

Las sociedades modernas experimentan cambios conti-


nuos con los avances acelerados de las Tecnologías de Infor-
mación y Comunicación (TIC). Existen grandes posibilida-
des de que estos avances en materia tecnológica permitan la
participación directa de los ciudadanos en la toma de decisio-
nes de los regímenes democráticos, lo cual podría fortalecer
las bases de la democracia participativa y protagónica.
Sin embargo, debemos comprender que no es posible nin-
guna forma de participación ciudadana a través del uso de las
tecnologías si no se da primero un real proceso de apropia-
ción de su uso, y que este proceso no es posible sin el desa-
rrollo de estrategias educativas que formen al ciudadano para
una utilización provechosa de las herramientas tecnológicas
que se ponen a su alcance.
Partiendo de la concepción de que la verdadera democra-
cia se fundamenta en la participación activa de los ciudada-
nos y tomando como argumento cierto que las tecnologías
de información y comunicación juegan un rol importante en
la potenciación de esa participación, esta sección del trabajo
la hemos dedicado a discutir los usos de las TIC en la gober-
nabilidad del Estado, pasando por una visión del empodera-
miento social requerido para un uso consciente de las tecno-
logías en busca de nuevos niveles de participación política.
47
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

Gobernabilidad y e-Participación

En el año 1993, Rheingold exponía en su famoso libro


“Comunidades Virtuales” la importancia de las comunica-
ciones mediadas por computador para las libertades políti-
cas. Especialmente porque ésta sería la vía que un gobierno
que esperaba gobernar de acuerdo con las necesidades de su
gente, podría utilizar para conocer sobre los asuntos que le
afectaban directamente y con ello, llegar a ser efectivos. Al
respecto, el autor explicaba: “El significado político de las
CMC [comunicaciones mediadas por el computador] des-
cansa en su capacidad de retar el monopolio de jerarquía po-
lítica existente en los medios de comunicación, y por ende
en revitalizar la democracia ciudadana”
En general, el uso de las TIC en los procesos de profun-
dización democrática se han aplicado generalmente a dos
temas políticos: la gobernanza y el gobierno electrónico,
vinculando ambos temas a la participación ciudadana y más
específicamente a la e-participación.
En un estudio realizado en el año 2003 en Brasil, Uru-
guay, Perú, Ecuador y México (Baptista, 2003), se exami-
naron los factores que determinan un buena gobernabilidad
a nivel local y su relación con las TIC. Los aspectos consi-
derados fueron: descentralización, participación ciudadana,
transparencia y movimientos de base, experiencias alternati-
vas, participación popular y redes de movimientos sociales.

Los resultados del estudio mostraron que:

… el uso de las TIC en el sector público es un pro-


ceso de tres fases. Primero, la introducción de com-
putadoras en la gestión pública, particularmente en
48
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

los servicios internos. La segunda fase contempla


la implantación del gobierno electrónico. La mayor
parte de las veces, este es un procedimiento unilate-
ral, esto es, del gobierno al ciudadano, y en la mayo-
ría de los casos no permite la interacción. (Baptista,
2003: 62).

La tercera fase señalada en el artículo, es la utilización de


las TIC para mejorar la gobernabilidad. Esto implica un paso
decisivo en el proceso de democratización y colectivización
de la información pública y en la interacción entre ciudada-
nos y gobierno, asegurando la provisión de servicios por par-
te del gobierno a las demandas y prioridades públicas.
Esa interacción, McBride y otros (1980) lo plantean
como el “…derecho a comunicarse, que…significa mucho
más que el derecho a recibir información” (p.148). Ese de-
recho implica, una corriente en dos sentidos, en la que existe
un libre intercambio, acceso y participación en las comuni-
caciones y una diversidad y elección en el contenido de la
comunicación.
Esta tercera fase no se reporta en el estudio de Baptista
excepto como intenciones e interés de los entrevistados de
utilizar las TIC para desarrollar procesos centrados en el ciu-
dadano y por ende, para incrementar su participación; lo cual
sólo demuestra la importancia que la democracia electrónica
tiene para ellos.
El tipo de participación por medios electrónicos es lo que
Kearns, Berns y Stern (2002) llaman la e-participación, o
participación electrónica en su estudio sobre la participación
ciudadana en el gobierno local mediante redes electrónicas
en ciudades del Reino Unido y Gales:

La e-participación … definida como un número de


herramientas como grupos de discusión por correo
49
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

o en páginas Web, puede tener un potencial real


para conectar a los ciudadanos con el proceso polí-
tico entre elecciones, facilitando, ampliando y pro-
fundizando la participación de formas variadas. La
e-participación puede facilitar que los ciudadanos
se involucren al hacer que obtengan información
de una manera más fácil, puedan seguir el proceso
político, revisar la labor del gobierno y conectarse
con las visiones y opiniones de otros. También puede
hacer más fácil que los ciudadanos formen grupos y
hagan campaña sobre asuntos de importancia para
ellos… también puede incrementar la participación,
creando nuevos canales de inclusión democrática
que puedan hacer la participación menos intimidan-
te y más inclusiva… finalmente, la e-participación
puede profundizar el involucramiento público en los
procesos políticos en la medida que incremente el
diálogo entre los ciudadanos, con los representantes
electos y con todos los niveles de gobierno. (Kearns,
Berns y Stern, 2002: 13)

En el estudio los autores hicieron algunos hallazgos con


respecto a la realidad de esos países que son de interés:
•Los niveles de participación ciudadana eran bajos
•La mayoría de las interacciones se daban vía e-mail
y muy poco en casos de uso de espacios de foros de
discusión en la Web.
•La mayoría de las autoridades no hacía un claro com-
promiso de responder a las comunicaciones recibidas
y menos del 10% de los que sí respondían daban res-
puestas claras a los ciudadanos y de sus derechos y
responsabilidades.
•No se evidenciaron intentos suficientes por hacer la
e-participación genuinamente inclusiva.
50
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

•Pocas autoridades utilizaban moderadores en las ac-


tividades de e-participación, ni proveían algún tipo de
instrucción sobre democracia a sus moderadores u ofi-
ciales de gobierno.
•Pocas contactaban los grupos comunitarios o volun-
tarios para ayudarlos a desarrollarse o para colaborar
asociaciones democráticas.

De manera pues, que si bien existían algunas facilidades


para la e-participación, ésta no era promovida desde el sector
gubernamental. Tampoco contribuía éste a desarrollar las ca-
pacidades para la e-participación.
En el caso de las sociedades latinoamericanas, la pre-
sencia de las tecnologías de información y comunicación se
presenta como un medio con amplias potencialidades para
lograr sociedades más inclusivas, en la medida que la pobla-
ción aprende sobre ellas e internaliza las maneras de utilizar-
las para su provecho.
Existen ensayos recientes en países latinoamericanos
orientados a promover la e-participación. Un esfuerzo nota-
ble que figura en la red es el de Sistemas Kyosei-Polis, que se
inició como un proyecto doctoral de Pedro Prieto Martín en la
Universidad de Catalunya, denominado: “e-Participa: Diseño
de un Entorno Virtual de Participación Ciudadana Municipal
a partir de un análisis interdisciplinar de la participación ciu-
dadana”. Este proyecto buscaba delimitar los requisitos que
debe cumplir un Entorno Virtual para la Participación Ciuda-
dana municipal y el fomento de las redes ciudadanas y se pre-
senta como una idea que pudiese ser utilizado en municipios
de países en desarrollo, en este caso en municipios de Brasil y
Guatemala. La continuación del proyecto, ha buscado la cons-
trucción de un Software Libre que será hospedado en Source-
Forge, de forma que quede a disposición gratuita de todos los
municipios y organizaciones sociales que precisen usarlo.
51
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

En la página del proyecto5, se puede leer lo siguiente con


respecto a lo que considera el autor un entorno virtual de par-
ticipación ciudadana y sus capacidades:

Un Entorno Virtual de Participación Ciudadana es


un espacio en Internet donde tanto los ayuntamien-
tos como los ciudadanos y sus asociaciones pueden
poner a disposición de los ciudadanos, otros colecti-
vos, medios de comunicación, etc. todas las informa-
ciones referidas a las actividades participativas que
realizan en la ciudad.
Además, el Entorno Virtual de Participación Ciuda-
dana ofrecerá, en función de las necesidades del mu-
nicipio, herramientas especiales y espacios virtuales
que complementen y apoyen sus actividades partici-
pativas presenciales (Ciudades Kyosei, 2008)

Aún cuando los trabajos de Pedro Prieto se refieren al de-


sarrollo de sistemas tecnológicos, parte de las conclusiones
de sus trabajos que antecedieron a su propuesta tecnológica
ya revelaban problemas con la capacitación de los actores
sociales y la necesidad que existía de consultar al usuario en
el momento de construir la solución.
En el año 2005, el autor exponía algunas de las carencias
detectadas en los sistemas virtuales facilitadores de la e-de-
mocracia que existían en el momento, entre ellas:
• predominio de sistemas de software propietario, lo
que dificulta que su uso pueda extenderse e impide
que los municipios puedan adaptarlos a sus necesida-
des específicas.
• no se presta la debida atención al papel de los mode-
radores y no se les proporcionan las herramientas ne-
5
http://www.ckyosei.org/index.php?option=com_content&task=view&id=31&Itemid=68

52
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

cesarias para desempeñar con eficacia y transparencia


su función de facilitación de las discusiones.
• falta de continuidad de los procesos participativos,
que normalmente constituyen acciones aisladas.
• desajuste con respecto a las necesidades y caracterís-
ticas del ámbito municipal [pues raramente partieron
de un análisis previo y exhaustivo de las necesidades
en los municipios] (Prieto, P., 2005: 3)

Prieto plantea la participación desde una concepción


de redes ciudadanas, lo cual potencia las posibilidades de
que el Estado reciba retroalimentación del ciudadano, ya no
como ente individual, sino como grupo organizado, con ma-
yor fuerza de demanda.
Basada en los trabajos de Pedro Prieto, en el 2006 Marta
Prieto presentó el primer prototipo de la plataforma de parti-
cipación ciudadana para grupos organizados. Esta platafor-
ma se diseñó con las siguientes premisas:

Tal plataforma busca ser abierta; flexible; asequible;


de software libre; que permita que aquellos gobier-
nos municipales dotados de voluntad política para
integrar la participación en sus procesos de toma de
decisiones, dispongan de su “espacio virtual para la
participación”; que permita a las ONGs y colectivos
ciudadanos tener sus propios espacios de discusión
y distribución de información y facilite el surgimien-
to de nuevas redes ciudadanas; con funcionalidades
adaptables a las necesidades del municipio y orga-
nizaciones ciudadanas; que pueda apoyar procesos
participativos diversos; que promueva una discu-
sión transparente, confortable y de calidad; que fa-
cilite las labores de moderación y permita al usuario
hacerse rápidamente una idea sobre lo discutido;
53
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

con una administración fácil y descentralizada; que


permita un hosting compartido, para que no sean
las propias entidades quienes necesiten instalarlo y
administrarlo; que soporte lenguajes múltiples; que
pueda ser utilizado en las escuelas, para favorecer la
enseñanza práctica de la ciudadanía participativa;
que facilite a los investigadores sociales el análisis
de los procesos participativos; que tenga en cuenta
las necesidades específicas de países en desarrollo
(Prieto, M., 2006:7)

Es un espacio para la reconfiguración, que el usuario po-


dría manejar fácilmente, darle usos diversos acordes con sus
necesidades, crear e intercambiar contenidos, crear grupos y
redes comunitarias y recrear la tecnología en la medida de sus
posibilidades. Esta visión da cierto poder al usuario facilitan-
do la apropiación y fortalece la capacidad de participación.

54
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

Las Redes Comunitarias Virtuales:


Espacios para la e-Participación

Las redes sociales apoyadas en las TIC han despuntado


en los últimos años como una forma de facilitar la apertura
de los canales entre los distintos entes de la sociedad y a la
vez, una vía para ampliar la gobernabilidad o gobernanza,
entendida ésta inicialmente como el proceso de interacción
exitosa entre el gobierno y la sociedad.
Los conceptos de redes comunitarias y redes sociales se
utilizan como sinónimos, pero no lo son. Las redes sociales
no son siempre redes comunitarias. Tampoco son sólo gru-
pos o comunidades. Son más que eso.
Las redes sociales se han definido como “…sistemas
abiertos mediante los cuales se produce un intercambio di-
námico tanto entre sus propios integrantes como con inte-
grantes de otros grupos y organizaciones, posibilitando así
la potencialidad de los recursos que poseen.” (Bacalini, Fe-
rraris y Marano, 2002: 142.). Para Pakman (2002) el térmi-
no “redes sociales” es aplicable a dos fenómenos diferentes:
interacciones espontáneas que aparecen en un cierto contex-
to definido por la presencia de ciertas prácticas más o menos
formalizadas; ó, interacciones más organizadas a las que se
les fija un límite y se les da un nombre.
De acuerdo con el Comité de Ciencias de Redes (2005)
existen distintos tipos de redes sociales, entre ellas, las redes
de servicio social, las redes grupales y las redes de afilia-
ción social. Algunas las dirige el Estado, otras las dirigen
los ciudadanos, otras son dirigidas por organizaciones no
gubernamentales o por empresas privadas. Todas tienen un
propósito, estructura y forma de organización distintas. Las
herramientas que utilizan para su organización también pue-
55
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

den diferir, dependiendo de la dinámica que requieren y la


ubicación y preparación de sus miembros.
Las redes de servicio social, por ejemplo, son un tipo
de red social con objetivos direccionados (ej. Red de pre-
vención del SIDA) y de conformación diversa, en la cual
intervienen y trabajan coordinadamente diversos actores
sociales (gobierno local, comunidades, instituciones socia-
les, asociaciones, entes de gobierno central, instituciones fi-
nancieras, empresas sociales, movimientos sociales, ONGs,
entre otros) relacionados con el problema social que se trata
de intervenir, cumpliendo distintos roles, como promotor, fi-
nancista, coordinador y muchos más.
Por otra parte, dentro de las redes de afiliación social, se
ubican las redes comunitarias, que se fundamentan en la co-
laboración y trabajo coordinado y, que a diferencia de otras
redes grupales, sus miembros se conocen y desarrollan un
compromiso con la red.
Las redes ciudadanas, por su parte, pareciera ser un
concepto que se acerca más al de redes comunitarias. Va-
rios escritos publicados en Internet utilizan ambos concep-
tos indistintamente o haciendo de las redes comunitarias un
sub-grupo de las redes ciudadanas; sin embargo, a nuestro
entender, el término “redes ciudadanas” es menos preciso
en cuanto a la delimitación de sus diferentes conformacio-
nes, por lo que utilizaremos un término que nos resulta más
cercano a la idea de democracia participativa en América
Latina, como el de redes comunitarias. En este caso, redes
comunitarias soportadas por tecnología, las cuales pue-
den rebasar los límites de la comunidad local e integrar los
intereses de las comunidades geográficamente definidas con
los de la comunidad virtual.
Para el asunto de la e-participación, la sustentabilidad de
las redes comunitarias (especialmente virtuales) es una ma-
teria importante que se relaciona con la dinámica creada den-
56
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

tro de la red y que refleja el nivel de respuesta del ciudadano.


En la medida que la red desarrolle relaciones con visión de
compromiso de cada uno de sus miembros, mayores serán
sus posibilidades de supervivencia y de impacto esperado.
Clippinger (s/f) explica que la transparencia y la con-
fianza son dos aspectos requeridos para la supervivencia de
la red y que ayudan en la construcción de su capital social.
La confianza es la consecuencia o estado que ocurre cuando
uno o mas miembros de la red se comportan de acuerdo con
las expectativas del colectivo y surge como producto de la
calidad de las interacciones entre los miembros de la red.
La transparencia por otra parte, consiste en saber lo
que los otros miembros de la red están haciendo de manera
que no existan agendas ocultas o medidas no esperadas. La
transparencia es la base para aplicar presión de grupo para el
cumplimiento de las normas sociales.
Las redes, por otra parte, pueden ser más inestables en
su conformación que cualquier otro grupo de asociación
grupal. De hecho, el nivel de compromiso en una red vir-
tual tiende a ser menor que en un grupo o una comunidad
local, por lo cual se requiere otro tipo de actividad que gene-
re compromiso entre los actores para permanecer en la red.
Sin embargo, sus características cambiantes y generativas
tal vez hagan a las redes el medio de organización ideal para
ambientes comunitarios, pues permitirían atender a las nece-
sidades cambiantes de esos grupos. El reto es generar entre
esas poblaciones una percepción adecuada acerca de las po-
tencialidades y usos de la red como canal de intercambio y
de comunicación con otras instancias y entre ellas mismas.
Estas redes deben ser capaces de permitir a sus actores
funcionar como grupos organizados capaces de impulsar
proyectos y objetivos comunes a corto y largo plazo, orga-
nizar sus acciones a través de medios virtuales, compartir y
generar nuevos conocimientos que les permitan innovar en
57
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

función de sus necesidades sociales y actuar colaborativa-


mente en función del colectivo.
Dentro de esta concepción, el desarrollo de redes co-
munitarias virtuales por vía espontánea o planificada, abre
espacios para el encuentro e intercambio de experiencias
entre órganos oficiales de gobierno, institutos de estudios e
investigación, empresas y organizaciones ciudadanas dentro
y fuera de su localidad. Espacios de confluencia, en el que
diversos actores sociales se logren reunir para denunciar un
hecho, ofrecer alternativas, aprender y construir soluciones
en conjunto, hacer seguimiento a decisiones, informarse, en
fin, ejercer democracia y ciudadanía.
En las páginas siguientes retomamos éstos conceptos
desde la realidad nacional.

58
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

Democracia y e-Participación
en el Contexto Venezolano

La Constitución de la República Bolivariana de Venezue-


la (1999), en su preámbulo establece que el fin supremo que
se persigue, es refundar la República para establecer una so-
ciedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica
y pluricultural en un Estado de justicia, federal y descentra-
lizado, que consolide los valores de la libertad, la indepen-
dencia, la paz, la solidaridad, el bien común, la integridad
territorial, la convivencia y el imperio de la ley para esta y
las futuras generaciones; asegure el derecho a la vida, al tra-
bajo, a la cultura, a la educación, a la justicia social y a la
igualdad sin discriminación ni subordinación alguna; pro-
mueva la cooperación pacífica entre las naciones e impulse
y consolide la integración latinoamericana de acuerdo con
el principio de no intervención y autodeterminación de los
pueblos, la garantía universal e indivisible de los derechos
humanos, la democratización de la sociedad internacional, el
desarme nuclear, el equilibrio ecológico y los bienes jurídi-
cos ambientales como patrimonio común e irrenunciable de
la humanidad.
Posteriormente, en otros artículos se establece la impor-
tancia de la democracia:

Artículo 2. Venezuela se constituye en un Estado de-


mocrático y social de Derecho y de Justicia, que pro-
pugna como valores superiores de su ordenamiento
jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justi-
cia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la res-
ponsabilidad social y en general, la preeminencia de
los derechos humanos, la ética y el pluralismo político
Artículo 3. El Estado tiene como fines esenciales la
59
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a


su dignidad, el ejercicio democrático de la volun-
tad popular, la construcción de una sociedad justa y
amante de la paz, la promoción de la prosperidad y
bienestar del pueblo y la garantía del cumplimiento
de los principios, derechos y deberes reconocidos y
consagrados en esta Constitución.
Artículo 6. El gobierno de la República Bolivariana
de Venezuela y de las entidades políticas que la com-
ponen es y será siempre democrático, participativo,
electivo, descentralizado, alternativo, responsable,
pluralista y de mandatos revocables.
Artículo 62. Todos los ciudadanos y ciudadanas tie-
nen el derecho de participar libremente en los asun-
tos públicos, directamente o por medio de sus repre-
sentantes elegidos o elegidas.

La participación del pueblo en la formación, ejecución y


control de la gestión pública es el medio necesario para lo-
grar el protagonismo que garantice su completo desarrollo,
tanto individual como colectivo. Es obligación del Estado y
deber de la sociedad facilitar la generación de las condicio-
nes más favorables para su práctica.
De acuerdo con el modelo de Estado venezolano declara-
do en la Constitución de 1999, en una verdadera democracia,
debe existir la participación y protagonismo de los ciudada-
nos, para lo cual se deben establecer los mecanismos para
que éstos puedan ser sujetos activos en la construcción de su
propio destino, garantizando que el ejercicio de los Poderes
Públicos esté a su servicio.
Destaca en este modelo la necesidad de fomentar la de-
mocracia participativa como eje de la transformación, a tra-
vés del concurso de todos en espacios cogestionarios cons-
truidos por el Estado y las comunidades de ciudadanos,
60
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

ayudando así a la construcción de un sistema público eficien-


te, orientado al bienestar de la población. Espacios en los que
la participación ciudadana deje de ser intermediada por las
estructuras e instituciones constituidas, promoviendo y faci-
litando la acción directa del ciudadano y su entorno en el me-
joramiento de su calidad de vida, a la vez que contribuyen a
otorgar mayor legitimidad a las instituciones estatales.
Con estos planteamientos, los desafíos concretos que
los entes locales de gobierno enfrentan, requiere que éstos
se transformen desde los tradicionales modelos de “gobierno
burocrático” hacia nuevos modelos de gobierno, en los que
la administración pública ocupe un papel de mediación entre
los diversos actores sociales. En este sentido, se plantea la
necesidad de que se dé lugar a que se fortalezca esta nueva
forma de democracia, basada en la colaboración y el trabajo
participativo con los ciudadanos, por medio de la apertura de
los procesos políticos y canales facilitadores de la interac-
ción estrecha y continuada entre los políticos, las adminis-
traciones y la ciudadanía, en los que se consiga crear nuevas
formas de poder compartido desde las que se hace posible
afrontar, conjuntamente, los crecientes desafíos sociales.

e-Participación en Venezuela:
Las Iniciativas Gubernamentales

En el estudio realizado por Albornoz (2006) sobre los


países de Suramérica, se diagnosticó que los esfuerzos de
gobierno electrónico en los países de la región no toman en
cuenta factores de acceso, conectividad y alfabetización tec-
nológica de la población, marginando a la mayoría de las po-
blaciones como beneficiarios finales. No se promueven los
portales para gobierno electrónico, ni se capacita a las pobla-
ciones para participar en esas experiencias.
61
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

De acuerdo con Albornoz, 2006, Venezuela y Colombia


destacan entre los primeros 36 países del mundo en cuanto a
e-participación: “A nivel mundial sólo 3 países se encuentran
entre el 76 y el 100% de e-participación y tan sólo Colombia
y Venezuela se encuentran entre el 34 y el 66%” (Albornoz,
2006: 121) Más adelante se destaca que el resto de los países
de la región, especialmente Ecuador, Perú y Bolivia, poseen
niveles muy bajos, de modo que, “… a pesar de la tendencia
de desarrollar gobiernos electrónicos en la Comunidad An-
dina, … estos no están produciendo niveles relevantes en la
información que ofrecen, las consultas que realizan, ni como
herramientas de toma de decisiones.”(Idem).
No obstante, mucho de este porcentaje se refiere a la po-
sibilidad que tienen los portales virtuales gubernamentales
de brindar información actualizada, pero no a la posibilidad
de brindar oportunidades para que el ciudadano interactúe
con los entes de gobierno o entre ellos. Albornoz señala que
la mayoría de las experiencias de la región visualizan la Web
como espacios de información y no como espacios de inte-
racción donde la población pueda opinar y crear contenidos.
De esta manera, las personas son incorporadas a las expe-
riencias de gobierno electrónico más como audiencias con
derecho a la información, y no como beneficiarios con de-
recho a la comunicación. En el caso de Venezuela, la autora
señala que 29 sitios de gobierno local y nacional analizados
tenían características informativas y con contenidos presen-
tados en forma de cartelera, pero no ofrecían suficientes ser-
vicios para la interacción con el ciudadano.
Siendo este el caso, es posible que desde los sectores
gubernamentales tampoco se haya logrado promover con
suficiente énfasis la creación de redes promotoras de la par-
ticipación ciudadana para profundizar el involucramiento
público en los procesos políticos mediante el diálogo entre
los ciudadanos, con los representantes electos y con todos
62
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

los niveles de gobierno, tal como lo planteaban Kearns,


Berns y Stern (2002).
En la clasificación empleada por las Naciones Unidas
(2005) para medir el índice de e-participación y la posibi-
lidad que tiene el ciudadano de influir en las políticas pú-
blicas, los portales de gobierno electrónico en Venezuela
estarían centrados en un aspecto de la e-información (re-
levancia y calidad de la información desplegada), obviando
el uso de herramientas y espacios para la participación vía
e-mail, foros, grupos de noticias, y otras modalidades.
También estarían quedando por fuera las facilidades para
e-consulta (consultas en línea y foros políticos) y e-toma
de decisiones (participación pública directa en las decisio-
nes del gobierno a través de peticiones en línea, opiniones y
otros. que se reflejan en las políticas públicas).
Obviamente, esto indica que todavía existe un largo ca-
mino por recorrer en cuanto a facilidades para la e-participa-
ción desde los portales de gobierno a nivel nacional. No obs-
tante, la otra cara de la moneda, el ciudadano mismo, podría
convertirse en la pieza que falta para promover y agilizar la
acción de gobierno en este sentido.
Sin embargo, el mismo hecho de que oficinas guberna-
mentales como la Fundación Infocentros haya desplegado
esfuerzos para dar a las comunidades la posibilidad de crear
contenidos locales en la red (generadores de sitios web de
encuentros comunitarios, de periódicos digitales y de sitios
turísticos y generador de encuestas), intercambiar saberes
(Wiki-Infocentro), y que esté en vías de ampliar en duración
y contenido el Plan Nacional de Alfabetización Tecnológica,
nos indica que se ha iniciado el camino que se debe recorrer
para darle sentido a la tecnología en la vida comunitaria.
Estos esfuerzos deben conectarse con el fortaleci-
miento de las capacidades ciudadanas para vivir y actuar
democráticamente.
63
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

e-Participación en Venezuela:
La Formación Ciudadana

Para poder hablar de una verdadera democracia participa-


tiva, los integrantes del pueblo deben tener la posibilidad real
de ejercer, madura y solidariamente sus derechos civiles y po-
líticos (incluyendo los sociales, culturales y ambientales); es-
tar en capacidad de proponer ideas directamente en espacios
democráticos, lo que los llevaría de un estado de pasividad a
ser ciudadanos activos, libres, conscientes y responsables.
Si bien es cierto que parte del problema de la no participa-
ción ciudadana en redes virtuales de e-participación proviene
de la carencia de suficientes iniciativas en diferentes sectores,
en las que se debe fomentar el uso de portales interactivos
para la consulta y participación ciudadana, también se deben
observar otras condiciones que afectan la e-participación y
que se refieren a decisiones individuales y a las dinámicas
propias de los grupos humanos, las cuales están a su vez rela-
cionadas con la escasa formación de los actores sociales para
la participación y, por ende, para la e-participación.
Esta formación de la que hablamos está relacionada con
el desarrollo de habilidades empoderadoras que faciliten su
inclusión en la sociedad y que sitúen al individuo en posición
de compromiso con su entorno social.

Empoderamiento Ciudadano
¿Qué Estamos Buscando?

Definir empoderamiento es difícil, por cuanto aún hoy si-


gue siendo un concepto vago al que cada sociedad le asigna
un significado distinto. Se entiende que el empoderamiento
tiene que ver con el poder que tiene el ciudadano de partici-
64
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

par en la toma de decisiones de los procesos sociales y po-


líticos que le atañen directamente. Ese empoderamiento sin
embargo, no es una situación absoluta en el sentido de que se
está empoderado o no se está. Kendrick (2004) habla de seis
niveles de empoderamiento.
El nivel uno en el que las personas no tienen ninguna par-
ticipación en las decisiones acerca de un servicio. El dos, en
el que no toma la decisión, pero se le informa regularmente
acerca de las decisiones que otros toman por ellas. El tres en
el que a la persona es consultada por quienes toman la deci-
sión sobre el servicio. El cuatro, en el que la persona participa
en un porcentaje menor de las decisiones que atañen al servi-
cio. El cinco en el que participa en más de un 55% de las deci-
siones; y el seis, en el que participa en todas las decisiones.
Igualmente se habla de empoderamiento individual,
como un proceso de toma de control de la vida propia, o em-
poderamiento social, como el proceso de garantizar los dere-
chos humanos y la justicia social a grupos sociales en situa-
ción de desventaja. (Strandberg, 2002).
El empoderamiento es, como dice Strandberg (2002) un
proceso transformador, en el sentido de que si bien al in-
dividuo por razones de justicia social se le expone a una se-
rie de oportunidades mientras toma posesión y control de su
vida, también desarrolla paralelamente las habilidades nece-
sarias para seleccionar adecuadamente entre las oportu-
nidades que se le brinda. Puesto que el empoderamiento no
es algo que pueda ser cedido por alguien, es un proceso que
debe gestarse desde lo interno de cada individuo, aunque el
Estado y las organizaciones sociales estén en la obligación
de facilitar las condiciones para que éste surja.
Por ello, para que ocurran los cambios sociales espera-
dos, el individuo debe poseer las capacidades (sicológicas,
de información, de autoorganización, materiales, sociales,
financieras y humanas) para poder hacer escogencias efi-
65
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

cientes (Alsop y Heisohn, 2005) y, la estructura social debe a


su vez proveer las oportunidades que requiere ese individuo
para escoger.
Si extrapolamos el concepto de empoderamiento que tie-
ne Kvinnoforum (citado por Strandsberg, 2002) a una comu-
nidad o grupo social, podríamos afirmar que una comunidad
empoderada desarrolla objetivos a mediano plazo y la con-
vicción de que puede actuar conscientemente para lograrlos;
reconoce las fuerzas y factores que inciden sobre su situación
de desventaja (sistema de valores, normas, prácticas discri-
minatorias, etc.) y actúa sobre ellas; además, busca su espa-
cio en la sociedad por cuanto reconoce su valor, capacidad y
aporte como grupo social. Una comunidad empoderada, por
ende, reclama sus derechos de justicia social en la medida
que reconoce la existencia de esos derechos, participando
activamente en su constitución.
Entendemos que el empoderamiento de las comunidades
organizadas a partir de esta concepción transformadora per-
mite enriquecer los espacios de reciprocidad entre los actores
sociales y el Estado, tal como establece el ordenamiento ju-
rídico venezolano a partir de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela de 1999.
Ese empoderamiento debe surgir a partir de esfuerzos
educativos constantes, los cuales a su vez deben fundamen-
tarse en una comprensión clara del significado real que tiene
para las comunidades locales la aplicación del concepto de
participación en sí mismo y la manera como lo implementa.

Las Debilidades de los Procesos


Formativos para la e-Participación

Para que los ciudadanos se conviertan en parte activa del


co-diseño de la sociedad y sean capaces de aprovechar la tec-
66
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

nología para transformar su estructura y modos de interacción


es necesario que tengan una comprensión clara del contexto,
la realidad donde se desenvuelven y una clara visión de lo que
desean lograr. Para ello, es requisito indispensable que las co-
munidades sean empoderadas con las herramientas y conoci-
mientos necesarios. Muchos de estos conocimientos no son
técnicos, sino que deben permitir al ciudadano familiarizar-
se con los usos sociales de la tecnología invitando a proponer
nuevos usos que se adapten a sus necesidades políticas.
Esto nos sugiere que los intentos de alfabetización digi-
tal, deben cubrir las limitaciones cognitivas y valorativas del
usuario, comunicándole la importancia de su uso, y promo-
viendo la necesidad de aplicarla para el bienestar social. A
través de la alfabetización y el uso frecuente de la tecnología
se debe conseguir que, eventualmente, el usuario extrapole
su uso a contextos y situaciones sociales, y que la adapte des-
de el punto de vista funcional y, si la tecnología lo permite,
desde el punto de vista operacional.
Los espacios para formación también deben ser reconsi-
derados para adaptarlos a poblaciones adultas.
La mayoría de los procesos formativos que se llevan a
cabo en ambientes comunitarios por parte de organizaciones
públicas y entes privados en Venezuela son programas es-
tructurados con pocos espacios para construir aprendizajes y
estrategias educativas propias más relacionadas con las rea-
lidades de cada adulto. Estas experiencias educativas poseen
un proveedor único del conocimiento (quien enseña) y un
contenido definido, emulando los procesos formativos de la
escuela tradicional.
El sistema escolar en su totalidad funciona con grupos de
aprendizaje organizados en secciones, cursos o cohortes. Es-
tos grupos son cohesionados, son estructurados y existe una
jerarquía en la cual el docente funciona como líder del grupo
y el resto de los miembros de la clase tienen roles definidos.
67
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

Estos grupos escolares trabajan en torno de actividades


específicas, generalmente pre-diseñadas y los productos ge-
nerados por los estudiantes son de dominio privado; es decir,
sólo el docente, sus alumnos y personas relacionadas con el
grupo llegan a conocerlos.
Pero la sociedad, las comunidades, no son escuelas, la
dinámica social es distinta. No existen grupos definidos y
cuando existen responden a situaciones temporales volunta-
rias y relacionadas con actividades u objetivos específicos.
La conformación grupal no siempre permanece, por cuanto
los intereses, los tiempos y los recursos se modifican en el
tiempo. Los conocimientos que se generan en la dinámica de
interacciones sociales requieren ser compartidos por todos
los miembros de la comunidad y aún más allá.
En estos ambientes existe mayor necesidad de libertad de
tiempo y acción, que al ser impedida, puede llevar a aban-
donar cualquier esfuerzo colectivo si surgen otros intereses
apremiantes. Por eso, los procesos educativos no pueden
darse dentro de un marco tradicional. Debe desarrollarse
una estructura no tradicional que tome en cuenta los factores
sociales que amalgaman grupos y crean compromisos indi-
viduales, atendiendo simultáneamente a las características,
limitaciones y necesidades de las comunidades receptoras.
Los procesos formativos en comunidades de adultos de-
ben manejarse con una concepción de formación más espon-
tánea, horizontal, multidireccional y amplia, tratando de cons-
truir espacios de formación en el que el individuo aprenda sin
proponérselo expresamente, sobre asuntos que vive en su coti-
dianidad y pueda generar soluciones a partir de lo aprendido.
Consideramos que una propuesta innovadora para la for-
mación ciudadana debe trascender los límites y características
de la escuela tradicional y tomar las ventajas de las tecnologías
para brindar oportunidades educativas realmente inclusivas.
Debe construir capacidades en los actores para generar
68
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

compromiso social, debatir y analizar ideas e iniciativas, di-


reccionadas a influir sobre la problemática local, a la vez que
debe generar entre esos actores conciencia sobre la utilidad
de los espacios sociales disponibles para lograr soluciones
consensuadas y eficientes que generen alternativas viables
para mejorar su calidad de vida.
Es en estos espacios donde se conjugan los tres elementos
que inicialmente propusimos en nuestras primeras preguntas
y que ahora respondemos.

Es posible entramar estrategias para lograr en un


mismo acto formación ciudadana (mediante el tra-
bajo de problemas atinentes a esa comunidad), la
apropiación tecnológica (mediante la creación de
una percepción de utilidad y facilidad de uso de la
tecnología aplicándola en el proceso formativo) y
la participación activa en ambientes virtuales (me-
diante el desarrollo de trabajos compartidos con
otras comunidades durante el mismo proceso de for-
mación que requiera de procesos de comunicación,
interacción e intercambio de información).

Creemos que es posible lograr simultáneamente la for-


mación ciudadana, la apropiación tecnológica y la cons-
trucción de redes para la e-participación y la inclusión en
un proceso que debería ser fluido y agradable para el adulto
que queremos formar.
Las últimas páginas de esta obra las dedicamos a presen-
tar nuestra propuesta.

69
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

Reflexiones. Formación de
Capacidades Ciudadanas

A partir de lo escrito hasta los momentos incorporamos


algunas reflexiones antes de pasar al último capítulo.

1. La participación ciudadana debe darse durante la


formulación, implementación y evaluación de polí-
ticas públicas y en todos los ámbitos que afectan al
ciudadano: social, económico, ético, defensa de los
derechos humanos, planificación local y elección de
funcionarios públicos. Este es un principio fundamen-
tal del empoderamiento que debemos buscar.

2. Visto así, el problema de la participación ciudada-


na a través de redes de e-participación, adquiere otra
dimensión que se relaciona directamente con la for-
mación de los actores que constituyen la red y con
las capacidades que deben construirse para que estos
participen activa y frecuentemente de acuerdo con las
expectativas de su conformación.

3. Para ello se debe lograr la apropiación de las herra-


mientas tecnológicas que le servirán de vehículo para
la participación. Una formación tecnológica adecua-
da para lograr la apropiación debe partir de crear en
el usuario la percepción de utilidad de la tecnología
y de que su uso no implica el desarrollo de esfuerzos
que van más allá de lo que puede manejar. Por otra
parte, debe estar destinada a añadir soltura en el uso
de la tecnología, gestionar sistemas de baja y media-
na complejidad y fortalecer en el usuario la capacidad
y la curiosidad por buscar soluciones a los problemas
70
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

que se le presenten. Esto, como podemos observar, va


más allá de lo puramente operativo, y apunta hacia el
desarrollo de habilidades y actitudes crítico-reflexivas
hacia el uso de la tecnología.

4. Para que las redes comunitarias virtuales para la e-


participación puedan surgir y fortalecerse en el ámbito
venezolano, es importante que los ciudadanos utilicen
adecuadamente las facilidades de la comunicación a
distancia, desarrollen habilidades para el almacena-
miento, recuperación, transformación e intercambio
de información y para la búsqueda e intercambio de
mejores prácticas aplicables a sus localidades a través
de medios tecnológicos; debiéndose convertir este he-
cho en un estímulo para democratizar el acceso a la
plataforma tecnológica desarrollada por el Estado en
los últimos años y una motivación para utilizarla para
el bienestar social.

5. Los esfuerzos formativos deben por ende, desarro-


llar competencias para la utilización de estrategias
orientadas a convertir el conocimiento que se inter-
cambia en la red en un activo intelectual que pueda ser
compartido, deconstruido y reconstruido en su propio
beneficio, con el fin de generar respuestas sociales
adecuadas.

6. Más importante aún es la formación del ciudada-


no para la participación, lo cual implica el desarrollo
de valores, actitudes y competencias democráticas
que le faciliten el reconocimiento y apreciación de las
oportunidades que tiene a su alcance y la capacidad
de convertir sus necesidades sociales en propuestas de
desarrollo viables.
71
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

7. Se debe procurar el desarrollo de destrezas para el


trabajo en comunidad. Promover la generación de com-
petencias para la convivencia, la solidaridad y la cons-
trucción de conexiones internas en la propia comunidad
y hacia otras comunidades. Esto no es algo que se logre
en cursos sencillos, sino en procesos comunitarios de
mediano y largo alcance, orientados a construir am-
bientes para el diálogo, la expresión libre y para com-
partir conocimientos y construir redes que promuevan
la inclusión social y la participación en las decisiones,
usos y difusión de los procesos democráticos.

8. Es fundamental que el Estado acompañe a las co-


munidades en el camino hacia el desarrollo de las ha-
bilidades que requiere para su empoderamiento.

Pero este acompañamiento debe reconfigurarse en un tipo


de relación horizontal, liberadora, empoderadora, que orien-
te al ciudadano en el reconocimiento de sus potencialidades,
promoviendo la adquisición de las herramientas cognosciti-
vas, valorativas y prácticas requeridas para su formación ciu-
dadana. Las comunidades deben desarrollar las habilidades
necesarias y los sentimientos de autonomía e independencia
requeridos para fortalecer su capacidad de crear alianzas con
instituciones y redes comunitarias, conformando comunida-
des de usuarios para la creación y difusión de proyectos y
obteniendo la respuesta que merecen por ello; al Estado y las
organizaciones con función social les corresponde asumir el
rol facilitador del desarrollo de capacidades y potencialida-
des internas en las comunidades.

72
Parte III: Formar para
la e-Participación Usando
la Tecnología
Nuestras Propuestas
para la Formación

Lo primero que debemos aclarar en esta sección final de


nuestro trabajo es que estaríamos contradiciendo todo lo que
hemos dicho hasta el momento si para complacer al lector,
desarrolláramos una propuesta formativa totalmente estruc-
turada y preconcebida, pues estaríamos ofreciendo a las co-
munidades locales una solución educativa en cuya construc-
ción y diseño no habrían participado.
Esto nos lleva a proponer una solución que pueda ser
construida desde y con la misma comunidad con la que com-
partimos. Lo que aquí exponemos no es una propuesta for-
mativa, sino las formas de llegar a ella tomando como re-
ferencia lo que hasta ahora hemos dicho sobre sistemas de
aprendizaje en los que puedan surgir las condiciones para la
apropiación social de la tecnología y a la vez se generen entre
las poblaciones beneficiadas, las capacidades básicas reque-
ridas para promover espacios para la e-participación.
Debemos partir de la idea ya expuesta, que en las comu-
nidades de adultos deben ensayarse sistemas de aprendizaje
menos formales y estructurados. Proponemos formas de al-
canzar el diseño de sistemas que consideren las necesidades
y características de la propia comunidad de aprendizaje y
que procuren la integración y el intercambio con otros sub-
sistemas que forman parte de la vida de las personas que con-
forman esas comunidades u otros que eventualmente puedan
llegar a formar parte de su dinámica social.
Tomamos como referencia los trabajos de Bathany (1996
y 2004) sobre el diseño de sistemas sociales y educativos,
de Reber (2002) sobre el desarrollo de alternativas para cen-
tros de aprendizaje comunitario y de Cooperrider, Whitney
y Stavros (2008) sobre el Diálogo Apreciativo (DA) como
73
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

método participativo que se inicia desde la apreciación de las


bondades y potencialidades de una comunidad, en lugar de
partir de sus problemas.

Mas allá del Paradigma


de la Escuela Tradicional

En su trabajo sobre el diseño de sistemas sociales en un


mundo cambiante, Banathy (1996), presenta un marco para
el diseño de sistemas educativos que permite a quien diseña
el sistema6, trascender el paradigma tradicional, creando las
opciones de diseño que se espera tener en un futuro.
El marco consta de cuatro dimensiones: foco de indaga-
ción, alcance, relación con otros sistemas y tipos de sistemas.
En su trabajo de Banathy presenta el marco para el diseño
de sistemas educativos a nivel de país, aquí lo adaptamos
para una comunidad, manteniendo los elementos concep-
tuales que subyacen al trabajo de Banathy, tal como lo hace
Reber (2002).
El foco de trabajo lo utiliza el diseñador para concep-
tualizar el sistema. Posee cuatro niveles. El primero, concibe
el hecho formativo como una extensión del sistema escolar,
en el que las comunidades reciben educación, en horarios es-
tablecidos distintos a los horarios regulares de la actividad
escolar. Un ejemplo son los programas de educación prima-
ria para adultos en horas nocturnas.
El segundo, está orientado a atender problemas puntuales
de capacitación, como cursos de computación para la alfabe-
tización de las comunidades.

6
El diseñador no actúa solo. El término “diseñador” se utiliza figurativamente para referir
al equipo que la comunidad y el investigador o grupo de investigadores deben conformar
para el diseño del nuevo sistema de aprendizaje comunitario.

74
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

El tercero, está orientado a generar autoconfianza, a tra-


vés de actividades en que los miembros de la comunidad son
empoderados para confiar en sus habilidades y en su poten-
cial participativo para la construcción de realidades mejores.
El cuarto, está orientado a la transformación individual y
comunitaria. Cuando los sistemas tienen este foco se desarro-
llan y mantienen acciones democráticas, se desarrolla la auto-
confianza y se generan habilidades para la vida comunitaria.
La dimensión referida al alcance, por su parte se mueve
entre un alcance local, centrado en los escenarios donde se
desarrollan actividades de aprendizaje comunitario y un al-
cance mundial, enfocado en los asuntos globales que afectan
directa o indirectamente la vida comunitaria.

Alcance Interacción con otros sistemas

Orientado al mundo Integración

Orientado a la comunidad Coordinación

D Orientado a problemas Cooperación

C Orientado Intercambio
a la escuela de información
B
A
Determinista Extensión
de la escuela

Con onjetivo definido Solucionador de Problemas

Heurístico Autoconfianza

En búsqueda de propósitos Transformacional

Tipo de sistema Foco

El marco para crear un campo de acción. (Banathy, 1996: 63)

75
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

La dimensión de las relaciones con otros sistemas, ex-


plora cómo el sistema educativo comunitario interactúa con
otros sistemas o sub-sistemas. Es aquí cuando la constitución
de redes virtuales adquiere significado, permitiendo exten-
der los alcances de la acción educativa desde y hacia otras co-
munidades, organizaciones y sistemas comunitarios en rela-
ciones de cooperación, coordinación o integración.
La cuarta y última dimensión, se relaciona con los tipos
de sistemas educativos que se pueden concebir. Los determi-
nistas, que son sistemas cerrados, orientados a metas específi-
cas, estructurados y con limitadas libertades de cambio (ej. el
sistema de enseñanza primaria). Los sistemas con propósitos
definidos, que son más abiertos que los sistemas determinis-
tas y reaccionan más rápidamente a los cambios; sin embar-
go, sus metas son establecidas desde niveles más altos (ej.
sistemas de capacitación y entrenamiento). Heurísticos, que
son sistemas plurales, dinámicos y sistémicos que actúan en
forma descentralizada; reaccionan a los cambios y son capa-
ces de iniciar cambios ellos mismos (ej. educación universita-
ria). Por último están los sistemas en búsqueda de propósitos,
los cuales son similares a los heurísticos pero, a diferencia de
aquellos, co-evolucionan junto con otros sistemas sociales
(ej. sistemas de formación comunitaria que integran sus ser-
vicios educativos, sociales y de desarrollo humano).

Soñar lo que Queremos

Los métodos de intervención socio-comunitaria que se


han desarrollado y utilizado en las últimas décadas, claman
por la participación activa de las comunidades locales en los
procesos de transformación social. Nuestra aproximación
comunitaria la proponemos desde el Diálogo Apreciativo
(Cooperrider y Srivastva, 1986), método co-evolutivo, que
76
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

busca lo mejor de la gente y del mundo a su alrededor.


El Diálogo Apreciativo (DA) parte de la premisa de que
las organizaciones sociales cambian en la dirección en que
investigan. De manera que una organización que investiga
problemas, se mantendrá encontrando problemas, pero una
organización que intenta apreciar qué es lo mejor de ella mis-
ma descubrirá siempre cosas mejores, pudiendo utilizar esos
descubrimientos para construir un futuro nuevo.
El método se enfoca en los aspectos positivos de la gen-
te, las organizaciones y las relaciones, entendiendo que el
pasado se conforma de eventos que podemos ver en forma
positiva, para ser usados como experiencias educativas, y al
entenderlas así, nos generan la energía necesaria para cons-
truir un futuro mejor.

Implica el descubrimiento de lo que da “vida” a


un sistema viviente cuando es más efectivo, vivo, y
constructivamente capaz en términos económicos,
ecológicos y humanos. El DA incorpora el arte y la
práctica de hacer preguntas que fortalecen la capa-
cidad del sistema de aprehender, anticipar e inten-
sificar el potencial positivo… El DA se centra en la
velocidad de la imaginación y la innovación en lugar
de lo negativo, lo crítico y los diagnósticos espirales
generalmente llevados a cabo en las organizaciones.
(Cooperrider, Whitney y Stavros, 2008:3).

Este método permite abrir y promover espacios para co-


lectivizar la discusión y buscar la sistematización, sociali-
zación y uso práctico del conocimiento tácito en la construc-
ción de nuevas vías de transformación de los grupos sociales
con los cuales se investiga.
El método incorpora cuatro ciclos, tal como se observa
en el gráfico siguiente.
77
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

Descubrimiento
¿Qué da vida?
Apreciación

Destino Sueño
¿Qué será? ¿Qué podría ser?
Continuación Imaginación

Diseño
¿Como puede ser?
Co-construcción

Cuatro ciclos del Diálogo Apreciativo (Cooperrider, Whitney y Stavros, 2008:5)

Su uso permite construir de manera colaborativa un siste-


ma formativo a partir de la experiencia de los propios actores
que sirva como base para co-crear con ellos las condiciones
para que surja la participación como práctica; y el desarrollo
de actitudes, valores y capacidades transformativas orienta-
das a la participación social. El final del proceso debe llevar a
la construcción de sistemas formativos flexibles propuestos
y adaptados a la comunidad y que generen mayores y mejo-
res transformaciones sociales.
En la etapa de descubrimiento se genera un contexto de
diálogo, en el que la gente descubre los aspectos positivos
sobre los cuales puede construir una forma de educarse en
comunidad. La etapa de sueño sirve para que los actores
sociales participen en la co-creación de una imagen futura
basada en nuevas posibilidades. Durante el diseño se cons-
truye la solución de una manera colaborativa con los grupos,
diseñando mapas de posibilidades que contienen tres círcu-
los concéntricos: el sueño para la comunidad, las relaciones
clave que tienen un impacto en el sueño; y los elementos de
78
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

diseño de la comunidad que deberán transformarse para al-


canzar el sueño. Finalmente, durante la etapa de destino, se
forman grupos para revisar los elementos del diseño y conti-
nuar el proceso apreciativo.

Diseñar la Solución

Durante el diseño del sistema, el equipo diseñador debe


preguntarse cuál opción se debe escoger y por qué, si cuenta
con los aliados para establecer ese tipo de sistema, los valo-
res y preferencias de quienes van a participar en el acto edu-
cativo y sus fortalezas y compromisos para darle sostenibili-
dad en el tiempo.
Tomando como referencia el marco establecido por Bana-
thy (1996) y utilizando la metodología participativa expues-
ta, se inicia el proceso de diseño, desde los sueños creados
por los actores sociales. Estas visiones e ideas dan un asomo
del tipo de sistema que cada comunidad quiere crear para sí
misma. Su selección estará fundamentada en sus creencias y
valores, sus conocimientos y experiencias, sus potencialida-
des y sus sueños.

79
Tecnología de Comunicación e Información y
la Participación Democrática en Venezuela

Reflexiones Finales.Transformar
las Prácticas Educativas

Desde nuestro punto de vista el diseño de un sistema for-


mativo comunitario ideal para promover la e-participación,
junto con la apropiación tecnológica, cumple varios aspectos:
• Promueve la autorrealización y autoconfianza del in-
dividuo en sus potencialidades
• Desarrollan propuestas educativas flexibles alineadas
con las habilidades cognitivas, necesidades y deseos
de aprendizaje de la comunidad y con sus limitaciones
para atender propuestas formales estructuradas.
• Fundamenta su acción en el día a día de los actores co-
munitarios, con actividades formativas que lo conecten
con su realidad.
• Integra el proceso formativo con otros procesos de
la vida comunitaria y con otras comunidades locales y
globales a través de las redes virtuales
• Genera percepción de utilidad y facilidad de uso de las
tecnologías a la vez que construye habilidades para la
ciudadanía activa y consciente.

No obstante, lo que para nosotros constituiría un diseño


ideal no responde necesariamente al diseño que las comuni-
dades tienen en mente para sí mismos. Sin embargo, estamos
seguros de que cualquier propuesta que salga del seno de una
comunidad, por más que haya tenido contacto con el sistema
formal de enseñanza, será por definición transformadora de
las prácticas educativas tradicionales, pues nace de vivencias
y experiencias ligadas a una realidad propia que el planifica-
dor educativo externo a esa realidad no conoce.
Las mismas limitaciones relativas que presentan algunas
comunidades en el campo del conocimiento científico, que a
80
Silvia C. García Urrea / Marcos D. Santiago

los ojos inexpertos pueden parecer obstáculos para la creativi-


dad en la formulación de soluciones que rompen con paradig-
mas educativos agotados, pueden convertirse en fuentes de
sabiduría para idear alternativas viables, efectivas y que real-
mente movilicen la conciencia ciudadana en esos contextos.
Conciliar posiciones entre los distintos miembros de la
comunidad que lleven a cumplir los sueños de un país con-
formado por ciudadanos y ciudadanas activos(as) y partici-
pativos(as), que interactúan a través de redes y aprenden en
ambientes flexibles acordes con sus necesidades más inme-
diatas de desarrollo e igualdad social, requiere de fórmulas
educativas orientadas a generar en cada individuo una percep-
ción clara de sus potencialidades para promover la interac-
ción y comunicación entre diferentes actores, incorporando
así la necesaria percepción de utilidad que se hace necesaria
para impulsar el uso y posterior apropiación de la tecnología.
Nuestras futuras investigaciones se darán en ese sentido,
tratando de indagar cómo las comunidades construyen sus
procesos formativos y activan su conciencia democrática
mediante la participación en construcciones sociales media-
das por la tecnología.
Evidentemente, queda mucho por decir, por corroborar y
por investigar en este campo. Este trabajo es sólo un princi-
pio dentro de un proceso investigativo que, estamos seguros,
producirá sus buenos frutos con el tiempo.
Amigo lector, le invitamos a unirse con nosotros en este
camino.

81
82
Bibliografía

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Technology Acceptance Model.
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