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2009

http://apristaverde.blogspot.com
Luis Zaldivar

[ALAIN TOURAINE: MAS ALLA


DEL NEOLIBERALISMO
(INTRODUCCION EN
CASTELLANO)]
Nota Preliminar:

Esta es una traducción de la introducción al libro Beyond Neoliberalism que Alain


Touraine publico el 2001 como una discusión sobre lo que el considera son los nuevos
paradigmas políticos del siglo XXI. Si has llegado a este documento por scribd o alguna
referencia no relacionada a este traductor, lo mas probable es que quieras pasar a leer el texto
inmediatamente. Si has llegado aquí por el blog http://apristaverde.blogspot.com, a
continuación doy unas líneas de la importancia de este aporte al análisis político peruano y el
partido aprista.

Alain Touraine es uno de los sociólogos contemporáneos más importantes e influyentes


para los politólogos, antropólogos, y sociólogos que nos sentimos identificados con el
paradigma de los “nuevos movimientos sociales”, en donde consideramos que en el mundo
post-industrial, las dinámicas sociales incluyen una serie de elementos culturales que la teoría
del “actor racional” –osea, que la gente reclama simplemente porque no tiene- tiende a
obviar1. Mas importante, la influencia de Touraine es crucial en la critica contemporánea a las
explicaciones marxistas estructurales, en donde el “ciudadano de pie” (para usar los términos
neo marxistas criollos) se revela en contra de las estructuras económicas porque no las ve a su
conveniencia. Gracias a Touraine, y otros intelectuales en esa onda, ahora hay los que
pensamos que las luchas sociales son en gran parte luchas por identidades y significados
propios más que determinaciones económicas. Conocido históricamente como un “socialista”,
Touraine es considerado una fuerte influencia en la izquierda Europea, para que no digan luego
que es un miembro del Opus Dei.

En el libro que le da introducción aquí, Touraine hace una crítica aguda a los discursos
polarizantes que identifican a la globalización como un gran enemigo o al mercado como un
gran salvador. En franca oposición al establishment intelectual progresista francés –del cual
Latino América se alimenta de manera casi enfermiza-, Touraine marca aquí diferencias entre
una crítica en contra de la exclusión o la pobreza y un discurso ideologizado en contra de la

1
Una discusión mas profunda de NSMs (new social movements por sus siglas en ingles) puede ser encontrada aquí
http://www.scribd.com/doc/3210465/Los-nuevos-movimientos-socialesMG
globalización. De la misma manera, Touraine también marca distancias (más profundamente al
final del libro) de la “tercera vía” en la que algunos proyectos pretenden enmascarar tendencias
institucionalistas que no quieren cambiar nada, y llama una reorganización del discurso político
para darle prioridad a la acción de los actores sociales en vez de las ideologías de los
intelectuales e instituciones políticas que no terminan representando a nadie.

Ahora, ¿qué tiene que ver esto con el Latino América, con el Perú, con el APRA, con el
último cambio de gabinete, etc.? Pues en realidad todo, la crítica de Touraine al discurso
progresista cae como anillo al dedo a los que se rajan las vestiduras argumentando que el
proyecto de ingresar al mercado mundial –llámese TLC, inversión privada, etc.- trae
necesariamente pobreza al país y beneficia a los ricos. Como el mismo Touraine dice aquí sobre
el mundo globalizado:

“no existe ninguna razón para acertar que políticas sociales ahora son imposibles, que la
tecnología solo sirve los intereses de finanzas dominantes, y que el colapso de las viejas formas
de administrar y manejar la economía pueda llevar solo al triunfo de mercados desregulados”.

Así es, la quimera izquierdista que ahora es compartida por casi todo el mundo que
quiere protestar por algo no tiene ningún valor empírico. No existe una razón por la cual no
podamos tener una globalización benigna, incluyente, participativa, en la cual la grandes
mayorías se beneficien abriendo mercados. El problema es, como dice Touraine, que los ultra-
liberales se han encargado de alimentarnos otra falacia: que es imposible tener estado y
marcados abiertos. La verdad es que ninguno de los dos extremos es verdad y las experiencias
se han dado para todos los casos. En un artículo para la revista Nueva Sociedad2, Touraine
argumenta que el caso chileno es un ejemplo claro de globalización sin la catástrofe que
personajes ideologizados nos pretenden hacer creer.

Es mi consideración pues que en el Perú, el APRA y el resto de partidos políticos aun nos
falta aprender esa lección. Que no se gano nada por años repitiendo el discurso

2
Touraine, Alain. 2006. Entre Bachelet y Morales, existe una izquierda en America Latina? . NUSO 205.
http://www.scribd.com/doc/6637780/Alain-Touraine-Entre-Bachelet-y-Morales-Existe-Una-Izquierda-en-America-
Latina
antiglobalización y que felizmente ahora el presidente ya reconoce su ambivalencia 3. La
oposición, de la misma manera, debe de dejar de tildarnos de neoliberales simplemente por
apoyar una versión del libre mercado, dado que aun el APRA mantiene el rol del estado en la
regularización del a economía, un principio que es obvio luego de las intervenciones americanas
durante la recesión del 2008-2009, y hay por lo menos una decena de ejemplos de países que
han combatido la pobreza con políticas parecidas.

Es necesario ahora pues cambiar de discurso e ir mas allá del neoliberalismo (titulo
traducido del libro de Touraine) no en el sentido que debemos simplemente superar las
políticas económicas autárquicas del fujimorismo –que eso creo ya se ha hecho bastante- sino
que debemos superar el enredo ideológico que tenemos de llamar neoliberal a cualquiera que
se opone al status quo de la cero producción en las zonas alejadas. A cambio, los apristas
debemos de empujar al gobierno a tomar acción concreta para que no se pueda decir que “no
hay estado”, porque no podemos olvidar que hay aun muchísimo que hacer.

Fraternalmente

Luis Zaldivar

3
Alan Garcia, en La Revolución Constructiva del Aprismo (2008) dice: La globalización es una realidad, se reducen
las fronteras, avanzan las informaciones, las inversiones y los productos. Pero esta realidad es, en los términos de
Haya de la Torre, tan ambivalente como el imperialismo que el definió en 1928, y el esfuerzo de la democracia
social es potenciar productivamente el país para hacerlo mas resistente los movimientos internacionales y hacerlo
más capaz de aprovechar comercial y tecnológicamente el crecimiento mundial
Mas Allá del Neoliberalismo

Introducción4

Alain Touraine

¿Es nuestra sociedad aun capaz de usar sus ideas, esperanzas, y conflictos para actuar
por si misma? Hay intentos de todas las partes de convencernos que la respuesta a esta
pregunta es negativa.

Los liberales nos piden que abandonemos lo que ellos ven como una pesada excepción y
nos dejemos guiar por el mercado. En el otro extremo, la ultra izquierda está contenta con
denunciar la dominación y hablar en nombre de victimas que supuestamente han sido
prevenidas de entender el significado de la situación. Estas reacciones son compartidas en otros
países, pero estas tienen más peso en Francia que en cualquier otra parte. Esto es porque
Francia es la cuna de la obsesiva idea que somos esclavos del “pensamiento único”, al cual (al
parecer), la izquierda y la derecha se han apegado por igual. Esto implica que el escoger entre
izquierda y derecha no tiene sentido. La creencia en la omnipotencia de la economía
globalizada da paso a la idea de que las victimas no están en posición de hacer nada más que
revelar las contradicciones del sistema y que es entonces la tarea del intelectual y activistas
políticos ensenarles el camino hacia la acción.

Estas posiciones contrarias, que pudiésemos describir como pensamiento único y contra-
pensamiento único, tienen un rasgo en común: ninguno cree en la existencia de actores sociales
autónomos capaces de influenciar las decisiones políticas.

4
Esta es una traducción cacera y a sido editada y formateada para su publicación en la web
http://apristaverde.blogspot.com. Cualquier error de traducción o objeción a su publicación en la web por favor
dirigirse a luis.zaldivar@unf.edu, o a Zaldivar_luis@hotmail.com. La versión original es: Touraine, Alan.
2001.Introduction. In Beyond Neoliberalism, 1-7. Trans. David Macey. Polity
Este pesimismo produce como reacción una defensa de las instituciones casi fundamentalista,
las cuales son vistas como la última barrera en contra de la descomposición continuada de la
sociedad que está en estado de descomposición avanzado. Estas llamadas ideas Republicanas
no le dan más reconocimiento a la existencia de actores sociales más que las ideas que oponen.
Al contrario, ellos divorcian deliberadamente la defensa de las instituciones de las demandas
sociales. Los que apoyan esta tercera posición entonces defienden lo que Norbert Elias llamaba
los “insiders” establecidos de los “outsiders” marginados o excluidos. Esto es muy diferente de
la vieja estancia de defender la República porque se le considera un espacio un espacio de
equidad y solidaridad.

Estas tres corrientes de pensamiento5, obviamente contradictorias pero también


interdependientes, están dominando el campo social incrementalmente y mantienen la
convicción que el cambio social y político ya no es posible. La esencia común de estas tres
interpretaciones puede ser definida en una frase: la única acción posible que puede ser tomada
en contra de la dominación económica es el rechazo y la indiferencia, lo cual lleva a la fractura
social. La única defensa contra esto es facilitada por las instituciones, las cuales están sobre las
diferencias y demandas sociales6.. Para mí, estas tres proposiciones son complementarias en
vez de contradictorias y escribo para refutarlas.

Intentare aquí defender tres ideas:

• La primera es que la globalización de la economía no disuelve nuestra capacidad para


acción política
• La segunda es que las acciones de las categorías menos privilegiadas no están restrictas
a la rebelión en contra de la dominación, que también pueden demandar derechos,
particularmente derechos culturales, y así pueden proponer una concepción de
sociedad de innovación (en vez de simplemente critica).
• La tercera es que si no están basadas en demandas por equidad y solidaridad, el mundo
institucional es poco efectivo y hasta represivo

5
Touraine se refiere aquí a la corriente liberal, a la ultra izquierda, y a la reaccionaria
6
Énfasis de la traducción al español
Tenemos que reemplazar la lógica del orden y desorden por una lógica de acción social y
política que demuestran que en ves tener que escoger entre la esfera institucional puramente
defensiva y rebeliones puramente anti sistema, tenemos que reconocer y revitalizar el espacio
público para que envuelva ambos conflictos sociales y la integración.

Hace cien años nuestras sociedades vivían en un mundo de expansión mundial del capitalismo
financiero. Su brutalidad, que no conocía control, provoco revoluciones anticapitalistas. Pero
nuestras sociedades finalmente entendieron que era posible lo que los Británicos llamaron
primero la democracia industrial. La democracia Industrial fue consecuentemente transformada
en políticas social-demócratas y luego de la Segunda Guerra Mundial en el Estado del
Bienestar7. Esto probó que no era imposible intervenir y disputar a la economía en su propio
terreno, aun cuando esta era abierta al mundo como era la Británica a comienzos del siglo
pasado. Aquellos que creían en la necesidad de un cambio rápido inevitablemente
establecieron sistemas totalitarios, mientras aquellos que fueron llamados a la mala
reformistas, porque creían en la posibilidad de la emergencia de nuevos actores sociales,
tuvieron nueva vida en la democracia.

Como en el pasado, ahora tenemos que escoger entre dos propuestas y dos políticas. SI
tú crees en la dominación implacable de de las fuerzas económicas, entonces no puedes vivir
con la posibilidad de un movimiento social; a lo mejor verías el movimiento de la sociedad
como una expresión de las contradicciones internas del sistema, o como una manifestación de
la pobreza y sufrimiento objetivos. Esto puede llevarnos a un pesimismo radical que no ofrece
salidas, o la búsqueda de las famosas leyes “científicas” que “gobiernan” la historia. Un pueblo
dominado y alienado entonces tendría que depender de la intervención del os intelectuales
convertidos en líderes políticos que supuestamente pelean la dominación económica en el
nombre de la visión racional de la sociedad.

La proposición opuesta está basada en la creencia que la acción es posible, y que puede
transformar las organizaciones sociales en formas que no solo son necesarias pero efectivas.

7
Discucion del Estado del Bienestar (en el sentido usado por Touraine) puede ser encontrado aqui
http://www.oposinet.com/filosofia/temas/oposiciones_filosofia_T45.php
Para ponerlo de otra manera: si queremos combatir el sufrimiento y la exclusión sin retraernos
a posiciones puramente defensivas, entonces debemos confiar en ideologías que claman tener
el monopolio del análisis de la acción, o reconocer el hecho que las victimas también son
actores cuando apelan a principios universales como justicia e igualdad, y que pueden obtener
fuerzas mayoritarias a su lado. ¿Creemos entonces en la necesidad de una ruptura absoluta o
creemos en la posibilidad de un movimiento colectivo que pueda aumentar la capacidad de
acción de las categorías sociales que son dominadas pero no completamente alienadas? Como
el lector puede ver, yo estoy defendiendo esta última posición. No lo hago solo por principio,
pero por que las realidades contemporáneas están ya modelando nuevos actores. No hay que
negar, sin embargo, que el argumento contrario tiene alguna pertinencia. Es un hecho que, en
Francia particularmente, hemos perdido confianza en la acción política, y que nos damos
cuenta brutalmente de la continua e irremediable deterioro de la situación social,
especialmente la situación de los trabajadores desempleados y de seguridad de trabajo. En una
palabra, es fácil entender la emergencia de movimientos cargados de dolor y sublevación, pero
son precisamente estos movimientos los que esparcen aberraciones ideológicas basadas en la
falsa idea que las victimas no tienen ningún poder. Ahora, esta es una convicción peligrosa
porque lleva las protestas a un callejón oscuro o los resultados de la defensa de un estatismo
fallido que beneficia solo a los ideólogos que hablan en nombre de la gente que, según ellos, no
pueden defender conscientemente sus propios intereses y su propia situación.

En el periodo contemporáneo podemos encontrar tres formas de crítica social:

La primera, que es la menos idónea para entender y preparar acción colectiva, combate
la globalización, denuncia la caída de instituciones nacionales, y tiende a recaer en los sectores
que están aun protegidos para reducir la proliferación de la inseguridad laboral. Pero no veo
como defender los trabajos seguros y el estado como actor económico puede ayudar la
situación de los desempleados o aquellos que solamente tienen trabajos inseguros, o puede
generar nuevos trabajos.

La segunda forma de crítica esta mejor construida. No ataca a la globalización pero hace
un ataque directo en los poderes que la promueven. Estos son financieros más que
económicos. Esta critica denuncia la pobreza e inequidad en la que los países, categorías
sociales y sectores económicos han sido llevados. La respuesta a las políticas liberales es, o
parece ser, intervencionismo estatal, pero muy pocas veces hace propuestas concretas.

La tercera, en la cual está inspirada este libro, esta opuesta a todas las representaciones
que niegan la posibilidad de acción positiva. Al contrario, acierta que los nuevos actores están
apareciendo y demandan derechos e identidades. Este modo de critica también mantiene que
la demanda por derechos culturales es hoy el factor que va a permitir a los nuevos actores
aparecer y que esta es la demanda que puede restaurar la capacidad de acción que ha sido
minada por los últimos veinte años, sobre todo por fuerzas de resistencia y oposición que se
ahogan en un intento de defender un modelo económico que ha sido inadecuado y cuyos
efectos se hacen cada vez más perversos.

Esto nos permite analizar una situación, definir posibles actores y hasta sugerir que se
va a convertir en política social.

Sin embargo, si vamos a entender la naturaleza y posibilidad de la acción colectiva,


debemos eliminar primero el invasivo tema de la globalización que actúa como una droga. La
globalización es una representación ideológica o una expresión de la desesperación y ansiedad
de aquellos que si son las victimas de nuevas tecnológicas, concentración industrial, apuestas
financieras y la relocalización de ciertas actividades en los nuevos países industriales. Debemos
romper este círculo vicioso para empezar nuestro analisis. Aunque estamos sumergidos en
discursos sobre la globalización, no tenemos ninguna prueba concreta de nuestra impotencia
social y política de cara a lo que debe ser llamado por su verdadero nombre: una ofensiva
capitalista. De hecho, no existe ninguna razón para acertar que políticas sociales ahora son
imposibles, que la tecnología solo sirve los intereses de finanzas dominantes, y que el colapso
de las viejas formas de administrar y manejar la economía pueda llevar solo al triunfo de
mercados desregulados. Esta posición implica que debemos hacer alianzas con aquellos que
apuntan a las debilidades y fallos de la economía administrada, que ni siquiera tiene los efectos
igualitarios que algunos le adscriben. Así es, tenemos que abandonar completamente la
economía administrada, porque es económicamente destructiva y porque abrir el mercado
mundial permite, o hasta demanda, nuevas políticas sociales y la búsqueda de participación y
justicia.

Debemos parar pues las adivinanzas y la repetición de la letanía del “pensamiento


único”, cuyo argumento principal –compartido por enemigos y partidarios por igual- es que la
globalización económica deja a los estados nación y movimientos sociales importentes. En ves,
debemos ver la realidad a la luz de las siguientes tres proposiciones:

(1) La globalización no es más que una serie de tendencias. Estas son todas importantes,
pero hay poca conexión entre ellas. La afirmación que un mundo social esencialmente
liberal está siendo creado y que sus políticas son impermeables a intervenciones
nacionales son puramente ideológicas.
(2) Aun las protestas mas justificadas pueden llevarnos a un callejón sin salida si aquellos
que las llevan no creen en la posibilidad colectiva de transformar la sociedad y
establecer nuevas formas de control social en la economía.
(3) Este trabajo de reconstrucción presupone que la acción social e intervención política se
complementan, a pesar que van a haber tenciones entre los dos. Durante este análisis,
estaré refiriéndome al a situaciones sociales y las acciones colectivas contemporáneas
para demostrar que estas tienen por lo menos dos significados. En una mano, tenemos
las denuncias de las contradicciones del sistema capitalista, que pueden llevar solo a
sublevaciones marginales o dependencia en poder autoritario; en la otra, tenemos el
deseo de ayudar a las victimas transformarse en actores. Este primer significado tiende
a convertirse en dominante, el segundo tiende obviamente a desaparecer. Por eso que
nuestro análisis no debe ser una crítica de lo que podemos llamar el movimiento de
sociedad, pero de las interpretaciones más exclusivistas que se han hecho y que pueden
ser aceptadas rápidamente en un país el cual, por veinte años, ya sabe que está viviendo
una crisis, y que la situación social puede inevitablemente empeorarse bajo el impacto
de los golpes infligidos por los mercados mundiales.

Finalmente, debemos reconocer que los intelectuales tienen una responsabilidad


particular. Ellos, mas que cualquier otra categoría, deben ver que las protestas no se
degenenarn en denuncias sin sentido y que ellos, por el contrario, llevan a la formación de
nuevos actores sociales, e indirectamente nuevas políticas sociales y económicas.

Este análisis crítico, sin embargo, nos llevaría a ninguna parte si el poder político se
mantiene indiferente a las luchas sociales, es sospechoso de ellas y se contenta con adoptar
una política centrista de combinar administración neoliberal de la economía con una
preocupación simplista del orden público y seguridad. Si la mayoría reinante no siente que
es su deber el representar a los sectores no privilegiados de la sociedad, ¿Por qué
sorprendernos s que esos actores sean seducidos por los profetas del catástrofe y la
destrucción?

Casi toda Europa Occidental está gobernada por partidos de centro izquierda y
coaliciones. Pero todos los gobiernos aun parecen estar oscilando entre las políticas
centristas crecientemente sensitivas al interés de la vasta clase media que tiene que ser
defendida y asegurada, y la política de luchar activamente la exclusión social. Algunos
piensan que es desventajoso incrementar la distancia, en palabras y hechos, que divorcian
los programas políticos de las luchas sociales. Por el contrario, a mi me gustaría ver
gobiernos dando sus programas mayor contenido social. Por último, este libro es un intento
de defender ambos movimientos sociales independientes y políticas más activas en la lucha
contra la exclusión.

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