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LEY
Derecho de querella
FUNDAMENTOS
I
Desde la sanción de la ley 2153, que reformó el Código de Procedimientos
Penal y Correccional de la Provincia (aprobado por ley 1677), se reincorporó en
nuestro sistema la figura del querellante, a fin de posibilitar a las víctimas el
ejercicio de la acción penal junto al fiscal.
II
La Corte Interamericana, en el caso “Barrios Altos vs. Perú” (sentencia
del14/3/2001), ha reconocido que “el derecho a la verdad se encuentra
subsumido en el derecho de la víctima o sus familiares a obtener de los
órganos competentes del Estado el esclarecimiento de los hechos violatorios y
las responsabilidades correspondientes, a través de la investigación y el
juzgamiento que previenen los artículos 8 y 25 de la Convención” (ap. 48).
La Corte Suprema de Justicia, por su parte, ha expresado que “si bien incumbe
a la discreción del legislador regular el marco y las condiciones de ejercicio de
la acción penal y la participación asignada al querellante particular en su
promoción y desarrollo …, todo aquel a quien la ley le reconoce personería
para actuar en juicio en defensa de sus derechos está amparado por la
garantía del debido proceso legal consagrada en el art. 18 de la C.N., que
asegura a todos los litigantes por igual el derecho a obtener una sentencia
fundada previo juicio llevado en legal forma” (caso “Santillan”, considerando
13/8/1998). Apuntamos que precisamente en este caso la Corte reconoció el
derecho de la querella de acusar en forma autónoma (aunque el Fiscal se
abstenga) y la posibilidad de que los Jueces dicten una condena mediando
sólo acusación de la querella. Este fallo fue ratificado en otros precedentes, de
modo que puede considerarse jurisprudencia estable del máximo Tribunal
Federal.
Esta doctrina llevó a otros Tribunales a reconocer que ”se debe hacer
extensivo el efecto que surge de ‘Santillán’ también al momento en que, al
comienzo del asunto, el Ministerio Público Fiscal considera que no debe
impulsar la acción (vg., cuando se solicita la desestimación por inexistencia de
delito, el sobreseimiento, el archivo o la reserva, etc.) o cuando entiende que
no existe mérito para llevar el asunto a juicio …Cuando hay un particular
damnificado constituido en parte querellante y este impulsa la acción, sin
perjuicio de la opinión del Ministerio Publico Fiscal, la jurisdicción se ve
obligada a analizar la viabilidad del pedido, correspondiendo a la querella, en
forma autónoma, impulsar los procedimientos al comienzo de un asunto, …y, al
finalizar la instrucción, …para obtener la elevación …” (CNCyC de la Cápital
Federal, Sala I, “Storchi, Fernando”, sentencia del 8/3/2004.).
III
Si bien el texto actual del art. 70 del Código Procesal Penal faculta al
Querellante a “impulsar el proceso”, algunos tribunales sostienen, en una
interpretación absolutamente disfuncional con el bloque de constitucionalidad,
que ello no autoriza a las victimas a “promover” la acción penal, estimando que
esta facultad está solo reservada a los fiscales, por imperio de los arts. 6 y 171
del Código.
Por una parte, estimamos que esa interpretación no armoniza con el bloque de
constitucionalidad, especialmente con la interpretación que corresponde con
alguna de las normas de la Convención Americana, como surge de la
jurisprudencia mencionada en el apartado anterior.
Además, creemos que tampoco ha advertido que el art. 70 fue introducido por
la ley 2153, mientras que las otras dos normas, corresponden al texto
originario, por lo que deben compatibilizarse en función de la ley posterior.
Por último, tales alcances tampoco se concilian con los alcances literales de la
expresión “promover”, pues es equivalente a “impulsar”, como surge del
significado que proporciona el Diccionario de la Real Academia Española
(promover: Iniciar o impulsar una cosa o un proceso, procurando su logro).