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Misión Continental
Ficha de reflexión para las comunidades juveniles

Ficha Nº1. Abril 2009

La belleza
de encontrarse
con Jesús

Discípulos misioneros de Jesucristo


para que nuestros pueblos, en Él, tengan vida


Hacia una Iglesia Misionera


en Chile y
en el Continente


Presentación

Esta ficha comunitaria es la primera de tres sesiones que durante este año se
ofrecen a la Pastoral Juvenil de la Arquidiócesis para ir reflexionando sobre
los tópicos más relevantes de la Misión Continental. Le siguen los temas: “La
Misión de la Pastoral Juvenil” y “El lugar de la Misión en el PPEJ”.

Son encuentros que duran dos horas aproximadamente y expuestos con una
metodología simple que consta de cuatro pasos: Motivar, Compartir, Profun-
dizar y Celebrar.

Este material constituye una propuesta a la vida pastoral de la comunidades,


indistintamente su naturaleza, proceso y etapa de crecimiento. No hay un pla-
zo definido para tratarlas y sus didácticas están completamente disponibles
para hacer todas complementaciones y adaptaciones necesarias.

Objetivo
Reflexionar sobre la gracia de encontrar-
se con el Señor como una experiencia eje
en la vida de cada uno, que transforma,
vitaliza, renueva e impulsa a compartirlo
con otros a través del testimonio.

Motivar (15 minutos)

• El animador previamente ha procurado tener varias imágenes de Jesús.


Ojalá sean lo más variadas posible.

• Pega las imágenes en una pared, panel o pizarra y les pide a los inte-
grantes de la comunidad que las observen detenidamente.


• Cuando todos estén listos, puede comentar sus impresiones en base a


las siguientes preguntas motivadoras:

– ¿Qué imagen les llamó más la atención?


– ¿Qué imagen les gustó más?
– ¿Cuál responde más a la idea de Jesús que cada uno tiene?

• Luego de compartir, el animador menciona que las diferentes imágenes


de Jesús representan la diversidad de formas como el Señor ha sido
reconocido por las diversas culturas. Estas “representaciones” expresan
diferentes sensibilidades y mensajes en los que podemos vernos refle-
jados. Por eso, la imagen de Jesús que más nos gusta, más que dar
con el verdadero rostro de Jesús, habla de nuestra propia búsqueda y
sensibilidad.

Precisa también que este encuentro tratará sobre las experiencias persona-
les de encuentro con Jesús. Experiencias que pueden darse de tres formas:

• Encontrar algo sin conciencia de haberlo buscado.


• Encontrar algo que se buscaba con intención.
• Encontrar algo que se buscaba y que se creía perdido.


• Al respecto los Obispos sostienen:


(Este texto puede estar previamente escrito en un cartel o data).

“En lo más hondo de nuestras búsquedas late el anhelo de desple-


gar la vida y su creatividad, sus afanes de bien y de verdad, en un
país que refleje los rasgos característicos del Reino de Dios, que es
un reino de verdad y de vida, de santidad y de gracia, de justicia,
de amor y de paz… quienes hemos recibido el don de la fe sabe-
mos que este Reino está presente donde Jesucristo sale a nuestro
encuentro y su persona se convierte en el mayor tesoro de nuestra
vida. Sabemos que fuimos creados para encontrarnos con Él, y que
dicho encuentro colma todas nuestras expectativas de camino, de
verdad, de bien, y de vida. Aún sin saberlo, todos tenemos la espe-
ranza de encontrarnos con Aquél que es el origen de nuestra frater-
nidad y de la belleza que nos rodea. Con ese alguien que nos da la
Vida en plenitud, que nos une y es nuestro hogar, que es nuestra
Paz y nuestro Camino. Ese Alguien que no vino a ser servido sino a
servir, que es nuestra esperanza, nuestra alegría, nuestra verdad y
nuestra felicidad. Queremos despertar en todos el fuerte anhelo de
acercarse a Él y seguirlo, con la misma pregunta de Juan y Andrés
en los labios: ¿Dónde vives?”, y el anhelo en el corazón de recibir
su invitación: “¡Vengan y lo verán!”. 1

Compartir (45 minutos)

• El animador invita a la comunidad a realizar un ejercicio personal con la


siguiente reflexión:

En nuestra participación en la Iglesia quizá hemos tenido muchas oportuni-


dades para reflexionar sobre la relación con Dios y hemos recordado muchas
vivencias marcadoras de nuestra fe. La idea ahora es repasar una de estas
vivencias que haya sido especialmente relevante en nuestro encuentro con
Jesús. Más que recordar la situación puntual, es bueno advertir los detalles
de esa vivencia, como por ejemplo:

1
(OO.PP. 08-12, 46/47)


• ¿De qué se trató la experiencia?.


• ¿Dónde, cuándo, cómo sucedió?
• ¿Quienes participaron?
• ¿Qué estaba viviendo yo en ese momento?
• Qué sucedió después.
• Por qué creo que esta experiencia tiene relación con mi encuentro
con Jesús.

Trabajo personal: (15 minutos)

• El animador reparte a cada integrante una hoja tamaño carta en la que


pueda narrar una situación que considere importante en la experiencia
de haberse encontrado con Jesús, atendiendo a los aspectos señalados
anteriormente.

Compartir en parejas: (20 minutos)

• Finalizado el tiempo de trabajo personal, el animador invita a juntarse en


parejas para compartir las narraciones.

Plenario:

• El animador convoca a todas las parejas a com-


partir en plenario lo que alcanzaron a reflexionar.
La idea es ir procurando una primera síntesis
para lograr una noción común de lo que se puede
entender por encontrase con Jesús.

• El animador pide a las parejas resumir su apor-


te señalando los aspectos comunes de ambas
experiencias y respondiendo en una frase: ¿qué
entendemos por encontrarse con Jesús?.

• Los aportes pueden ir anotándose en un papeló-


grafo o pizarra.


Aporte del animador

De la tradición bíblica hemos aprendido que es Dios quien sale a nues-


tro encuentro, El Dios Uno y Trino, no sólo como una entidad externa
que se comunica con algunos privilegiados, sino por sobre todo, com-
partiéndonos su propia esencia al crearnos a su imagen y semejanza.
El Espíritu de Dios habita en cada uno de nosotros. Tenemos su huella
digital impresa en nuestros genes. Por eso, propiciar la experiencia del
encuentro con Dios no consiste en importar algo previamente ausente
en el ser humano, sino en ayudar a tomar conciencia más explícitamen-
te y en aceptar con libertad una realidad inherente y propia del hombre,
en muchos casos subestimada o reprimida, pero que es ineludible y en
el que Dios mismo se hace presente de modo inmediato.

La expresión “encuentro con Jesús” sugiere una experiencia que relacio-


namos, más que nada, con un ejercicio de toma de conciencia de que,
por la persona y mensaje de Jesús, vivimos en un constante encuentro
con Dios. Conciencia alcanzada por la ayuda de muchas mediaciones
(circunstancias y personas) cuya elocuencia nos comunica el gozo pro-
fundo y la gratitud desbordante de descubrir esta realidad. Dios está en
nosotros y nosotros en Él desde el mismo momento en que existimos.

Y este proceso de toma de conciencia es tan diverso como personas hay


en el mundo. Y de igual modo esto no sólo refiere a un acontecimiento
puntual, con fecha y hora determinadas, sino más bien a un proceso,
una sucesión de acontecimientos que la persona puede interpretar de
distinto modo. Un primer paso de comprensión del encuentro, por lo
tanto, es saberse buscados por Dios y hacer conciente la necesidad de
dejarse alcanzar por Él.

Siendo Jesús (verdadero Dios y verdadero hombre) la plenitud del en-


cuentro entre Dios y la humanidad, es Él mismo y su Evangelio, el lugar
o escuela donde podemos comprender los rasgos, las consecuencias,
las implicancias del encuentro con Dios. En Jesús, Dios Padre sale a
nuestro encuentro y, al mismo tiempo nos ofrece una “metodología” para
vivir tal experiencia2:

2
Tomado de Jn 1,35-42. Estructura tomada también en las actuales OO:PP


– “¿Qué buscan?”: Ver la realidad.


– “Vengan y verán”: Saberse llamados.
– “se quedaron con él: Ser discípulos y vivir en comunidad.
– “¡Hemos encontrado al Mesías!”: Enviados a compartir el gozo del en-
cuentro con Jesús.

Profundizar (40 minutos)

• El animador coloca tres carteles en diferentes lugares del salón con dis-
tintas citas bíblicas y suficiente espacio en blanco. La idea es que cada
integrante ponga su nombre en aquella que mejor represente su proceso
de encontrase con Jesús y su manera de concebir este encuentro.

Citas:
– Una vez que estuvo a la mesa con ellos, tomó el pan, lo bendijo, lo partió
y se lo dio. En ese momento se les abrieron los ojos y lo reconocieron,
pero ya había desaparecido. Se dijeron el uno al otro: ¿No sentíamos
arder nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba
las escrituras? (Lucas 24, 30-31)

– La mujer contestó: “Yo sé que el Cristo está por venir. Él, al llegar, nos
enseñará todo”. Jesús le dijo: “Ese soy yo el que habla contigo”… La
mujer dejó allí el cántaro y corrió al pueblo a decirle a la gente: “Vengan
a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que yo he hecho. ¿No será
éste el Cristo?. (Juan 4, 25-29)

– Zaqueo quería ver cómo era Jesús, pero no lo alcanzaba en medio de


tanta gente por su baja estatura. Entonces corrió adelante y se subió a
un árbol para verlo cuando pasara por ahí. Cuando llegó a ese lugar, Je-
sús levantó los ojos y le dijo: “Zaqueo, baja pronto porque hoy tengo que
quedarme en tu casa”. Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría.
(Lucas 19, 3-6)

• Una vez que todos hayan escrito sus nombres se reúnen en grupo de
acuerdo a cada cita bíblica:


Grupo 1: Los discípulos de Emaús.


Grupo 2: La mujer samaritana.
Grupo 3: Zaqueo.

Trabajo grupal (15 minutos)

• Los grupos se reúnen y comparten en torno a las siguientes preguntas:

• ¿Cómo se dio el proceso de toma de conciencia de haberse en-


contrado con Jesús en el (la) o (los) personajes de este relato
del Evangelio?

• Y en nosotros, ¿qué sentimientos, qué pensamientos y qué ac-


ciones se han suscitado por nuestra experiencia de encontrar-
nos con Jesús?

• A cada grupo se le proporciona tres franjas de papel de distintos colores,


designando un color para los sentimientos, otro para los pensamientos y
otro para las acciones. La idea es que cada grupo resuelva sobre una o
dos frases de cada dimensión y las anote en el cartel respectivo.

Plenario

• El animador pide a los grupos pegar en columnas separadas los senti-


mientos, pensamientos y acciones, y explicar brevemente sus conclusio-
nes.
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Aporte del animador

Como hemos dicho, la experiencia de encontrarse con Jesús se da por


un proceso de toma de conciencia de pertenencia a Jesús. Es decir, de
darnos cuenta de que siempre hemos estado con Él y en Él.

• Esto puede suceder antes de una experiencia marcadora y elocuen-


te como le sucedió a Zaqueo, quien intuía la dimensión redentora
de Jesús.
• Puede suceder en el momento mismo de la experiencia que Jesús
se nos revele, como le sucedió a la mujer samaritana.
• Puede suceder después de la experiencia relevante, como fue el
caso de los discípulos de Emaús.

Este proceso de toma de conciencia es dinámico y siempre compromete


la totalidad de nuestro ser. Podemos iniciar este proceso por tres puertas
de entrada que se corresponden:

• los sentimientos o dimensión afectiva.


• los pensamientos o dimensión cognitiva.
• las acciones o dimensión activa.

Cuando Jesús forma parte de nuestra conciencia, lo hace de manera


integral y transformadora de manera tal que sentimos que Jesús mismo
nos invita a encontrarnos con Él, confirmamos el conocimiento de que
fuimos creados para encontrarnos con Él, y nuestra vida se transforma
para actuar conforme a lo que sentimos y pensamos (testimonio).

(El animador puede repartir a cada uno un ejemplar del esquema


que está más adelante y que es explicativo de este proceso).

Este proceso le confiere credibilidad a la experiencia de encontrarse con


Jesús. Pues podemos tener un registro de millones de testimonios de
Encuentro con Jesús y podemos también ejercer el derecho a la “duda
razonable” sobre la veracidad de muchos de ellos. Cada experiencia es
inédita, pues depende de cada persona, de su historia y circunstancia.
Sin embargo, las experiencias registradas en la tradición bíblica y en la
vida de los santos, en su diversidad, nos pueden ofrecer ciertos pará-
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metros para saber cómo y cuándo se está ante una experiencia de en-
cuentro con Jesús. Por ejemplo, unos de esos parámetros, puede darse
a partir de las consecuencias que se dieron en la vida de una persona
después de tal encuentro. Si el supuesto encuentro dio lugar a una vida
acomodada y egocéntrica, lo más probable es que se trate de un frau-
de. Porque lo que muestra la vida de muchos testigos de la fe es que el
Encuentro con Jesús les complica la vida y les hace volcarse de algún
modo al servicio de los demás: les compromete con un proyecto vital de
generosidad y apertura a los otros, especialmente en favor de los débi-
les y de las víctimas de la injusticia, hasta el punto de que la fidelidad
a ese nuevo compromiso vital, derivado del Encuentro con Jesús, les
convierte en mártires en la mayoría de los casos. Pero mártires felices
de serlo, no deprimidos ni frustrados.

La persona que se encuentra con Jesús sigue siendo esencialmente la


misma, pero cambia su visión del mundo y de su lugar en él, hasta el
punto de que cambia radicalmente su idea de la misión que quiere llevar
a cabo en la vida. Por eso otra señal indicadora es que todo encuentro
con Jesús genera un proceso de conversión, un cambio que compro-
mete todos los aspectos del ser. Nos dice Aparecida. ”El acontecimiento
de Cristo es, por lo tanto, el inicio de ese sujeto nuevo que surge en la
historia y al que llamamos discípulo...” 3

3
Cfr. D.A. Nº243.
12

• Dimensión cognitiva.
• Verbalización.
• “Me doy cuenta que es una realidad
Otros ontológica del ser humano”.
testimonios
mediaciones
CON-VOCACIÓN
Sabemos que fuimos creados para
encontrarnosa con Él.
OO.PP. 47

La experiencia
de encontrarse con
Jesús toca todas las
dimensiones de la
vida humana, de ma-
nera integrada,
CON-VOCADOS significativa y CON-VOCANTES
Jesús invita a encontrarnos transformadora. Comunicar a otros
con Él. D.A. 131 el don de ese encuentro.
D.A. 549

• Dimensión afectiva. • Dimensión activa.


• Sensibilización. • Testimonio, externalización.
• “Siento que Jesús me invita”. • “Actúo conforme a lo que
siento y pienso”.

Celebrar (20 minutos)

• El animador invita a la comunidad a disponerse para un momento de


celebración. Para hacer que el Señor ilumine todo lo aprendido, todo lo
descubierto y les anime a dar fiel testimonio de su mensaje.

• Para ello, entre todos pueden armar un pequeño altar en el centro de la


comunidad con un mantel, una vela y una Biblia. Sobre el mantel el ani-
mador deja un mazo con varias tarjetas de colores, de 15x20 cm. más o
menos, según la cantidad de integrantes de la comunidad.

• Pueden motivar a la celebración cantando: “Jesús, estoy aquí” u otra


canción que les acomode. Y disponen el corazón para escuchar el co-
mienzo del Evangelio según san Juan, cuando Jesús llama a sus prime-
ros discípulos y cuyo relato nos inspira como Iglesia en este hermoso
tiempo de Misión.
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Al día siguiente, Juan se encontraba en aquel mismo lugar con


dos de sus discípulos. De pronto vio a Jesús que pasaba por ahí, y
dijo:
Éste es el Cordero de Dios.
Los dos discípulos le oyeron decir esto, y siguieron a Jesús. Jesús
dio media vuelta y, viendo que los seguían, les preguntó:
¿Qué buscan?
Ellos contestaron:
Maestro, ¿dónde vives?
Él les respondió:
Vengan y lo verán.
Se fueron con él, vieron donde vivía y pasaron aquel día con él.
Eran como las cuatro de la tarde.
Uno de los dos que siguieron a Jesús por el testimonio de Juan era
Andrés, el hermano de Simón Pedro. Andrés encontró en primer
lugar a su propio hermano Pedro y le dijo:
Hemos encontrado al Mesías (que quiere decir Cristo).
Y lo llevó a Jesús. Jesús, mirándolo, le dijo:
Tú eres Simón, hijo de Juan; en adelante te llamarás Cefas (es de-
cir, Pedro).

Palabra de Dios.

Reflexión compartida

• El animador invita a la comunidad a compartir reflexiones libres en torno


al texto. Puede ser todo el grupo de una vez o en tríos.

• Se puede motivar a la reflexión preguntado sobre lo que más les llama


la atención del relato, respecto de las actitudes y palabras de Jesús y de
los discípulos. Quizá se podrían identificar con uno u otro personaje de
acuerdo a cómo cada uno siente que está viviendo su encuentro con el
Señor.
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• Luego del compartir, el animador puede complementar la reflexión con el


siguiente aporte:

Cuando uno se encuentra con alguien, implícitamente se despliega


un parámetro de tiempo y lugar. Eso nos sucede cuando nos pone-
mos de acuerdo con alguien para juntarnos a una hora y en un lu-
gar determinado (físico o virtual). Con el encuentro con Jesús pasa
lo mismo, pero como sabemos que él habita en nosotros, el lugar
sería nuestro corazón y el tiempo es siempre, es permanente, y
muy particularmente cuando suceden situaciones que despiertan o
remecen nuestra sensibilidad creyente.

El relato que compartimos hace una interesante alusión a un lu-


gar donde estar con Jesús. Los discípulos lo plantean así: ¿dónde
vives. Y Jesús responde: vengan y verán. El relato no precisa el
lugar, es algo que queda en el plano del misterio. Es un lugar para
ir, para ver y para quedarse.

Los obispos, en las conclusiones de aparecida destacan algunos


lugares que la Iglesia privilegia para encontrarse y quedarse con el
Señor :

• El animador puede pedir que los integrantes de la comunidad mencio-


nen algunos y entre todos se llegue a la claridad de estos lugares:

– La Iglesia
– Las Sagradas Escrituras
– La Liturgia
– La Eucaristía
– El sacramento de la Reconciliación
– La oración personal y comunitaria
– La comunidad que vive en amor fraterno
– El testimonio de vida cristiana
– Los más pobres
– La Piedad Popular
– La figura de María
– Los apóstoles y los santos
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Signo Señor Jesucristo,


Camino, Verdad y Vida,
• El animador invita a la comuni- rostro humano de Dios
dad a realizar un signo de com- y rostro divino del hombre,
promiso. Cada uno toma una enciende en nuestro corazones
tarjeta de color y le escribe una el amor al Padre que está en el cielo
invitación a Jesús para encon- y la alegría de ser cristianos.
trarse en un lugar y tiempo de-
terminado de la semana. Ojalá Ven a nuestro encuentro
sea un lugar y tiempo en los y guía nuestros pasos
cuales nos se considere habi- para seguirte y amarte
tual sentirse en la presencia de en la comunión de tu Iglesia,
Jesús. celebrando y viviendo
el don de la Eucaristía,
• Cuando todos terminen, el ani- cargando con nuestra cruz,
mador invita a cada uno a ma- y urgidos por tu envío.
nifestarse colocando la tarjeta
alrededor de la Biblia. Danos siempre el fuego
de tu Santo Espíritu,
• Por cada dos o tres que hablen, que ilumine nuestras mentes
se puede cantar una antífona. y despierta entre nosotros
el deseo de contemplarte,
el amor a los hermanos,
Oración sobre todo a los afligidos,
y el ardor por anunciarte
• Para finalizar el encuentro, el al inicio de este siglo.
animador invita a rezar juntos la
oración por la Misión Continen- Discípulos y misioneros tuyos,
tal: queremos remar mar adentro
para que nuestros pueblos tengan
en ti vida abundante,
y con solidaridad construyan la fra-
ternidad y la paz.

Señor Jesús, ¡Ven y envíanos!

María, Madre de la Iglesia,


Ruega por nosotros.

Amén.
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Materiales

– Muchas y variadas imágenes de Jesús.


– Papelógrafos o pizarra, marcadores.
– Cartel o data con la cita (OO.PP. 08-12, 46/47).
– Hojas tamaño carta (una para cada integrante).
– Carteles con las tres citas bíblicas (Emaús, Samaritana y Zaqueo).
– Copias del esquema explicativo (una para cada integrante).
– Biblia, vela y mantel.
– Tarjetas de colores de 15x20 cm. (una para cada integrante).
– Ejemplares de la Misión Continental (uno para cada integrante).

Área de Desarrollo Pastoral


Vicaría de la Esperanza Joven • Arzobispado de Santiago
MOneda 1845, Santiago. Fono 5307163
www.esperanzajoven.cl
formacion@iglesia.cl

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