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ALEJANDRO CASAS
ESCUELA DE POSGRADOS
MAESTRÍA EN LINGÜÍSTICA
TUNJA
2009
VIVIR EL LENGUAJE EN UN CONTEXTO DE DIVERSIDAD
ALEJANDRO CASAS
Anteproyecto de Tesis
ESCUELA DE POSGRADOS
MAESTRÍA EN LINGÜÍSTICA
TUNJA
2009
5. MARCO REFERENCIAL
El lenguaje, por tanto, es una actividad social, cultural e histórica cuya complejidad
abarca una serie de factores (Gómez Palacios, 2000), no solamente una actividad
escolar que sugiere la reproducción y la quietud de nuestro sistema educativo:
Las funciones del lenguaje han sido copiosamente definidas por varios autores.
Entre ellos, Halliday (1975) hace una separación entre las funciones pragmáticas
y las matéticas, en correlación con el uso del lenguaje para examinar
informaciones que permitan construir nuevos conocimientos.
• Funciones pragmáticas:
Por otro lado, se reconoce otra función, señalada originalmente por Jakobson
(1981), que completa la lista de Halliday: la función metalingüística, es decir, la
que se refiere al uso que se hace del lenguaje para examinarlo o explicarlo.
• Funciones matéticas:
Función heurística: Para preguntar acerca del ambiente y averiguar qué son las
cosas.
"¿Qué pasa si no tomo el medicamento?" (Entrevista a un dentista).
"Vayamos a la fuente para contar lo que verdaderamente sucedió" (Informe).
Función imaginativa: Para actuar y simular; para contar algo referido a otro
tiempo y lugar.
"¡Podemos crear una obra de teatro!" (Teatro).
"Y… ¿qué haría Caperucita en el País de las Maravillas?" (Reinventar un cuento).
"Yo escribiré una historia sobre marcianos" (Narraciones).
"Hacemos el Libro de los textos especiales" (Libro colectivo).
Esta tesis asume una posición abiertamente distanciada frente a las anteriores
posturas. En realidad, tales deficiencias o alteraciones, probablemente, en
profundidad, sugieren un sentido discriminatorio y excluyente hacia esta población.
La limitación, en realidad, está más por el lado de quien ve en el otro la limitación.
Como grupo investigador, existe la convicción de que al trabajar con esta
población, desde una perspectiva pragmática funcional del lenguaje, es posible
encontrar resultados (sorprendentes para muchos) bastante positivos, en la
medida en que logren desarrollar procesos lectores y escritores, conducentes a
explorar sus intereses, sus gustos y preferencias.
Hoy está totalmente asumido que el acto de escribir, por ejemplo, no consiste en
una actividad espontánea e irreflexiva, sino que, exige, entre otros procesos, los
de organización del texto. “Esto lo convierte en una re-elaboración compleja.
Permite aumentar la capacidad de memoria, de clasificar y ordenar la información,
a la vez que incrementa los procesos de reflexión motivados por la capacidad de
objetivar el mensaje gracias a la diferenciación que se introduce entre el productor
y la marca escrita” (Teberosky y Tolchinsky, 1995).
Desde esa perspectiva, “lo posible es generar condiciones didácticas que permitan
poner en escena –a pesar de las dificultades y contando con ellas- una versión
escolar de la lectura y la escritura más próxima a la versión social (no escolar) de
estas prácticas” (Lerner, 2001: 32), lo posible es propiciar espacios democráticos
del lenguaje, ir más allá de las relaciones de poder que se establecen entre quien
enseña y quien aprende. Por supuesto, no siempre es posible determinar si es el
estudiante el que aprende, no siempre es posible precisar si es el profesor el que
enseña. Ese tipo de relaciones siempre es bidireccional y, en esa medida, las
relaciones de poder, de autoridad y de dominación no tienen sentido.