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ORIGEN DE LA VIDA

INDICE
1­ Teoría cristiana

2­ Francesco Redi

3­ Lazzaro Spallanzani Y John Needham

4­ Louis Pasteur

5­ Panspermia

6­ Aleksandr Oparin

7­ Stantley Miller
8­ Lynn Margulis

9­ Teoría de las enzimas

1­ Teoría Cristiana

El panorama que hemos presentado hasta aquí se deriva del método científico. Según
este método, las teorías son confirmadas o abandonadas si los resultados de los
experimentos y observaciones sobre la realidad no verifican las conclusiones que se
han anticipado. En ocasiones, esos mismos experimentos proporcionan datos
novedosos que no encajan en las teorías existentes y que requieren nuevas
formulaciones. En su conjunto, el desarrollo de este método implica un proceso
interactivo donde teoría y experiencia se modifican mutuamente hasta lograr avances
en nuestra cosmovisión, que recién cuando se logra la síntesis consideramos como
segura. Una seguridad relativa, que se mantiene dentro del marco de validez en el
cual las ideas han sido comprobadas.

El concepto de Universo que analizaremos en esta parte proviene de fuentes muy


distintas a la ciencia. En este caso, los conceptos sobre los cuales se debe razonar
(y que como veremos, llaman a obrar en consecuencia), provienen de una
experiencia espiritual en cuyo inicio se sitúa Dios mismo. Y Dios no es una idea
filosófica. Para todos los monoteístas es una Persona. Es el Ser por excelencia, el
único Ser Necesario, según el mismo se nos ha revelado: Dios es el que Es, es
decir, el único ser que Es por sí mismo. Los demás somos seres contingentes,
creados por Él.

Cuando afirmamos que somos seres contingentes, no introducimos ninguna novedad


respecto de la visión anterior: para la ciencia, esto también es una evidencia. El
hombre no ha creado el universo ni se ha creado a sí mismo, y por lo tanto,
respecto de la naturaleza también somos contingentes. Per

o en nuestra concepción religiosa hay una diferencia fundamental, Dios se sitúa por
encima de la naturaleza, es tanto Creador de la naturaleza como Creador nuestro.
En este sentido Dios es superior al destino, a diferencia de otras religiones de la
antigüedad que, como la griega, suponían a sus dioses sometidos a éste.
El punto de partida, nuestra primera afirmación en este camino es, entonces,
nuestro reconocimiento personal y la aceptación (al menos), de la posibilidad de
existencia de ese Ser. Sin este paso no podemos avanzar ni entender la nueva
concepción del universo que nos plantea la fe.

Ese paso de afirmación nunca es completo, no carece de dudas, ni es el único en la


vida de un hombre. Podemos identificar y observar en otros seres humanos los
avances y los retrocesos en el crecimiento de su relación con Dios. Una relación que
se construye mediante la reflexión pero fundamentalmente, mediante experiencias
espirituales en las cuales cada ser humano comienza a considerar por distintos
caminos, que ese universo físico del cual él mismo forma parte, en el que se
desarrolla y evoluciona, al cual se asoma con su pensamiento, tiene un sentido. Un
sentido que como hombre puede llegar a comprender.

Entonces, la imagen que el hombre se forma a partir de la fe, no es la de un


universo producto del azar ni de fuerzas ciegas y extrañas. Tiene un propósito
establecido, una dirección de evolución hacia un fin determinado que lo justifica y
lo trasciende. El hombre entiende que si bien él mismo es una criatura, una parte
casi insignificante de la creación, su Creador se preocupa, gratuitamente, por su
crecimiento y desarrollo dentro de ese sentido global que dio al universo.

La experiencia de la fe no es una experiencia fácil ni masiva. Se inicia


personalmente, se desenvuelve persona a persona, a media luz y en voz baja. Dios
se manifiesta mediante “un susurro” (Salmo 18, versículos 2-3), como una “leve
brisa” (Elías) o se oculta “tras una nube” (Moisés). A nosotros nos llega por medio
de un libro, la palabra de un amigo, una enfermedad,... por mil caminos que
debemos aprender a transitar para reconocerle. Dios no fuerza la libertad humana,
el hombre tiene en cada etapa de crecimiento personal la posibilidad de aceptarlo o
de negarlo, de comprenderlo o rechazarlo.

Pero el crecimiento y la maduración del contenido de la fe, el dogma, no es tarea


individual, fruto de un pensador solitario, sino que se deriva de una experiencia
comunitaria desplegada a lo largo de una historia de milenios. Por ello, en el
comienzo de esta segunda explicación del origen del universo, el ser humano no
involucra sólo su raciocinio; necesita aceptar personalmente que Dios le confiere un
sentido maravilloso a esa realidad que él, como hombre, observa, sufre y modifica.
Asume también que ese sentido escapa a su voluntad y que sobrepasa a la razón y al
conocimiento humanos. El hombre no es autor del proyecto de la creación, pero
puede escrutar sus huellas y formular teorías, que siempre dependerán de la
revelación. Al cambiar su cultura con los tiempos, ese sentido sobre su destino no
se le manifiesta de manera inmutable, de una vez y para siempre. Su interpretación
se desarrolla en la historia y evoluciona según progresan los conocimientos humanos.
Su experiencia personal tiene sentido como una prolongación de la experiencia que
tienen de Dios muchos otros hombres: un pueblo entero, el “pueblo de Dios”.
Comunidad de fe a quien Dios elige no por mérito, sino gratuitamente, por amor.
La fe no es nuestra fe, es la Fe de toda la Iglesia.

Detrás de cada interpretación científica sobre el universo que los hombres


construimos, cada vez de manera más compleja y perfecta, resplandecerá ese
sentido que Dios le ha dado y vendrá a iluminar el conocimiento que nos forjamos
con la razón. Recién comprendemos completamente la naturaleza cuando además de
observarla con los ojos de la ciencia, vemos su sentido con relación al plan de Dios.
Entonces se vuelve transparente e inteligible, inteligibilidad que no es obra humana,
nos viene de Dios, del hecho de compartir con el resto de la creación el carácter
de criaturas.

Al conjunto de esa explicación en la historia la llamamos Revelación, y es la base del


contenido de nuestra fe. Esa fe nos permitirá interpretar lo que el universo
significa para el hombre cuando se le dota de sentido histórico, trascendente y
escatológico. La revelación es a la fe, lo que el conocimiento es a la razón.

Ese conocimiento reconoce dos fuentes concretas: la Tradición y las Sagradas


Escrituras. La Tradición oral, es anterior a las Sagradas Escrituras. Las sagradas
escrituras recogen la revelación, en primer lugar, la que Dios otorga al pueblo de
Abraham y de Jacob por medio de sus profetas, y luego, ya definitivamente, por
medio de su Palabra encarnada: el Logos, Jesucristo nuestro Señor. A través de los
discípulos que Él eligió, llega al pueblo de Dios, y por su intermedio debe llegar a
todo el resto de la especie humana.

Para los católicos, la Tradición se expresa por el Magisterio de la Iglesia,


depositaria del contenido de ese Logos y responsable de su adecuación a cada
momento histórico, de la adecuación a “los signos de los tiempos”. Esas son las dos
fuentes inseparables que tiene la fe cristiana para interpretar el origen del
universo: la Sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia.

Definiciones m ás recientes

El Concilio Vaticano I define que: “Dios sostiene y gobierna todo lo creado


mediante su Providencia”. La aclaración resultó necesaria frente a la reducción
mecanicista que se desplegó desde las ciencias físicas durante el siglo XIX, a partir
del desarrollo de la “Mecánica Racional” (de Laplace a Mach) y de la Termodinámica.
Según estas concepciones reduccionistas, se podría llegar a admitir, válidamente para
la razón científica, la existencia de un dios creador, que pone en marcha su
creación del universo y luego la abandona a su suerte. O bien la de un panteísmo
natural, un dios “relojero” universal que controla y participa en todos los
movimientos del universo, es decir, lo que llamamos naturaleza.

Un judío, un cristiano o un musulmán responderían que imposible elevar una oración


a un dios así. La idea que nos forjamos de Dios los que creemos en Él, es mucho
más trascendente que ésta y a la vez, sorprendentemente, más cercana. Con la
formula citada, el Magisterio aclara la concepción cristiana de un Dios personal y
providente.

El Vaticano I es prolífico respecto del tema, en la “ Constitución Dogmática sobre


la Fe Católica” aclara que É “este único, verdadero Dios, por virtud de su bondad y
omnipotencia, no por aumentar su gloria o por adquirirla”É. “hizo el mundo para
comunicar su bondad y sus perfecciones”. Dedica un capítulo para especificar las
relaciones entre fe y razón declarando que É”hay un doble orden de conocimientos,
distinto no solamente por su principio, sino también por su objeto” É[35]. No hace
sino confirmar lo que ya exponía Santo Tomás 600 años antes.

Pero el gran documento del siglo XX es el Concilio Vaticano II. La cantidad de


temas discutidos fue tan amplia y tan completa que no podían faltar las referencias
a la creación del universo. La doctrina secular de la Iglesia hasta aquí expuesta
aparece reflejada en numerosos trabajos discutidos por los padres conciliares que
luego fueron publicados en distintos documentos particulares.

Son un ejemplo las constituciones conciliares tituladas “Lumen Gentium”, “Dei Verbum”
y “Gaudium et Spes”. En ellas se remarcan: el misterio de la creación, la visión cristo
céntrica de la misma, la colaboración del hombre, criatura singular de Dios, que
actúa como continuador de la obra creada, o la relación existente entre la creación
y el fin de los tiempos.

Los temas tratados en los documentos conciliares, por iniciativa del mismo papa que
convocó el concilio, Juan XXIII, se discutieron en años posteriores para elaborar
con ellos un catecismo que los pusiera al alcance de todos los fieles. De esta forma
se incorporaron al pensamiento católico general y al Catecismo de la Iglesia Católica.
El Catecismo, es un documento cuya redacción fue inicialmente recomendada durante
el concilio, concretada durante el Sínodo de Obispos de 1985 y que conoció la luz
bajo el Pontificado de Juan Pablo II, 30 años después de haber sido inaugurado el
concilio .

En su primera parte, el Catecismo analiza la Profesión de Fe o “Credo”. Desde su


primer capítulo proclama que el hombre es “capaz” de Dios y en el segundo, que es
Dios quien viene al encuentro del hombre. Entre los puntos 279 y 301 analiza los
orígenes del universo y destaca la importancia de una buena catequesis sobre estos
temas.

La sucesión de los pontífices desde el concilio: Juan XXIII, Pablo VI o Juan Pablo
II , en varios discursos a la Pontificia Academia de las Ciencias, precisaron los
detalles de la doctrina de la Iglesia como lo habían hecho todos los papas
anteriores.

También el papa Juan Pablo II, pidió perdón por los errores que pudieran haberse
cometido en el denominado “caso Galileo”, como un acto de buena voluntad dirigido
al mundo de la ciencia, para reafirmar la importancia que la Iglesia siempre le dado
a esta actividad de la razón humana.

En 1998 Juan Pablo II publicó la encíclica Fides et Ratio (Fe y Razón), donde se
plantea para esta relación el doble objetivo del diálogo y la autonomía que
destacamos al comienzo de este artículo, que aclarara Santo Tomás y que reafirma
lo establecido en el Concilio Vaticano I.

Desde el mundo católico, siempre ha existido una apertura a la ciencia, estableciendo


los puentes necesarios para una comunicación serena y profunda de la verdad que
cita su santidad Juan Pablo II en el apartado anterior. A pesar de algunos
desencuentros, como el que se suscitó en torno al caso Galileo, la actitud normal
entre los católicos fue intentar comprender la ciencia en sus detalles más profundos
para encontrarse con el Misterio. En remontar la realidad física hasta la
trascendente.

La relación entre la Religión y la Ciencia es muy importante para nosotros, los


católicos y los religiosos en general. Algunos de los avances más significativos en la
comprensión del universo como el heliocentrismo o la la teoría del Big Bang, se
deben a personas de conocida religiosidad. El mismo Galileo, a pesar de lo que se
diga en algunos ambientes o en los medios de comunicación, era un católico
práctico. Son muchos también los encuentros y diálogos entre grandes científicos
con diferentes convicciones religiosas o bien ateos y científicos católicos. Lo normal
ha sido siempre el encuentro personal , más allá de sus convicciones religiosas, y
debería bastar para demostrarlo con observar juntos en esa foto de Albert Einstein
y Robert Millikan flanqueando al creador del modelo del Big- Bang, George
Lamaître, en 1933.

Pocos años antes de esa fotografía se había establecido la ley de Hubble, Lemaître
era un convencido del modelo dinámico, había introducido la hipótesis del átomo
primordial en 1931, y Einstein no compartía esa visión científica. Sin embargo allí
están juntos. Einstein, que muchas veces alabó el talento matemático del sacerdote
y éste, que utilizó las ecuaciones de Einstein para desarrollar su modelo dinámico.
Un modelo que incluye el origen del tiempo junto al universo, coincidiendo con la
definición de Santo Tomás de Aquino, 700 años antes.

Estas relaciones entre ciencia y fe, dentro del catolicismo, van mucho más allá: el
propio Vaticano tiene una Academia Pontificia de las Ciencias donde muchos de los
más importantes científicos son invitados a exponer sus teorías. El mismo papa Pío
XII fue uno de los más entusiastas seguidores del modelo del Big-Bang, desde
antes de su aceptación generalizada por la comunidad científica. Nada más ajeno ni
más injusto entonces, que esa acusación de oscurantismo que le llueve a la Iglesia
desde determinados ambientes del ateísmo.

El fin del Uni vers o

Hemos llegado a la diapositiva final y nos preguntamos: ¿Cuál es el fin del Universo?
Podríamos hablar de algunas recientes opiniones científicas en las que se extrapola la
“muerte térmica” para un universo en expansión, hacer consideraciones sobre posibles
alternativas, analizar la posibilidad de existencia de universos simultáneos, cada uno
con sus constantes fundamentales y su Big-Bang, temas sobre los que también
especula la teoría.

No parece ser esta la idea buscada por Carlos Pérez para el cierre de una
exposición como la preparada en la serie de diapositivas que presentó. A mi
entender, el mensaje final que procuran dejarnos estas dos conferencias, es que el
fin del Universo, ocurra lo que ocurra físicamente, será la apertura completa a la
trascendencia. No se trata de un fin, sino de una finalidad.

Para un hombre de fe, el fin trascenderá todo lo material. No importa el cómo.


Desde la ciencia, aunque se especule con hermosas construcciones matemáticas,
tampoco se sabe cómo será y mucho menos por qué. Sin embargo, desde la
escatología cristiana, sí sabemos que el fin del universo será la realización plena de
ese sentido que hoy adivinamos, en el que creemos y que nos permite obrar en
consecuencia, para bien de todos nuestros hermanos, los hombres.

Según nuestra concepción, en el final de los tiempos terminará nuestro conocimiento


parcial y veremos a Dios tal cual es (1 Cor. 13,12). Dios entonces habrá conducido
su creación hasta el reposo definitivo y la gloria para la cual ha creado el Universo,
con nuestro Cielo, con la Tierra y con todos nosotros en la cumbre de la creación,
permitiéndonos comprenderla y colaborar con ella (Catecismo, 314).

En la ciencia, para explicar la evolución del universo, es necesario unir nuestros


conocimientos sobre lo más pequeño, las partículas elementales y sobre lo más
grande, los cuerpos de la astrofísica: planetas, estrellas y galaxias. Para explicar el
sentido de la evolución de la vida inteligente sobre la Tierra, vemos aquí, que
también necesitamos unir lo más grande y lo más pequeño: Dios y el hombre. El
hombre carece de sentido sin Dios, queda reducido a una fluctuación sin razón en el
universo.

Ocupamos un lugar privilegiado en el Universo: el planeta Tierra. Muchos analizan


desde la ciencia misma la causa y justificación de ese privilegio, tratando de calcular
la probabilidad de aparición de vida inteligente en otros rincones del universo. Esa
probabilidad, al parecer, es bastante baja. La tierra es un planeta habitable, al
borde de un brazo de una galaxia, parte de un universo con sus constantes
cosmológicas finamente ajustadas para la vida. Y es a la vez, un atalaya que permite
observar su sistema planetario, la forma de su galaxia y hasta “los bordes” del
universo. Es decir, con las bases para formar en su inteligencia, una cosmovisión
científica. Una visión bastante ajustada de la totalidad.

Pero desde la perspectiva que estamos analizando aquí, la razón de ese privilegio
trasciende lo físico y lo natural, porque este lugar donde vivimos, es el lugar del
encuentro del hombre con su Creador. Aquí el Verbo se hizo Carne y habitó entre
nosotros. Él establece nuestra dignidad como criaturas. Porque al principio, antes
de la Creación, el Verbo ya era.

2­Francesco Redi

Introducci ón

Fr an cesc o Redi, nació el año 1626, fuè Biologo, medico y poeta.

Su gran adelanto, fué la demostración de que la Teoria de la generación


espontanea, era erronea.

A lo largo de este apartado, explicaremos como planteó el experimento y como


demostró que no era cierto.

También fué, como hemos comentado anteriormente, medico de Fernando II, para
posteriormente formar parte de la " Academia della Crusca" y mas tarde de la
"Academia del Cimento".

Realizando experimentos con animales parasitos y serpientes.

La teor ía

Aunque la teoria de la generación espontanea será expuesta mas adelante, hemos de


explicar cuanto menos de que trata para poneros en situación.
La teoria, decía que un trozo de carne en descomposición, podía generar moscas o
larvas, en resumen, se generava vida a partir de materia inerte o materia sin vida.

El E xperi ment o

La idea del cientifico, era tirar por tierra la dicha teoria, para lo que dispuso tres
frascos: El primero con un trozo de carne sin cerrarlo. En el segundo, también
había un trozo de carne, con la particularidad de que este estava cubierto con
grasa. El tercero, contenia de nuevo carne, pero este lo cerró hermeticamente.

Al cabo de un tiempo los resultados fueron los siguientes:

-El primer frasco (abierto y sin grasa): El resultado del experimento fue que la
carne tenia (como decia la teoria) larvas y huevos de mosca, en resumen, se habia
creado vida.

-El segundo frasco (abierto y cubierto de grasa): Este frasco, presentaba un


aspecto parecido al anterior pero con los huevos y las larvas encima de la grasa.

-El tercer frasco (cerrado hermeticamente): Este fué el frasco importante ya que
fue el que le dió la razón a redi, mostrando que la carne estava podrida y mal
oliente pero sin ningun rastro de vida.

Esto demostraba la teoría de redi, la vida se creaba en la carne en descomposición


porque las moscas iban al olor de la carne y dejavan los huevos, por tanto la carne
encerrada hermeticamente, no iba a tener vida y así fué.

Las trab as

Tuvieron que transcurrir cien años para que en 1768 el fisiólogo italiano Lazzaro
Sp all an za ni (uno de los fundadores de la biología experimental) demostrase la
inexistencia de generación espontánea. Hirviendo un caldo que contenía
microorganismos en un recipiente de vidrio, y cerrándolo después herméticamente
para evitar la entrada de aire, el líquido se mantuvo claro y estéril. Los inmovilistas
de esa época no dieron validez al experimento, a pesar de su rotundidad, y
expusieron como argumento que se había alterado el aire del interior del recipiente
por efecto del calor, eliminando los principios creadores de la vida.

El problema seguía sin resolverse definitivamente en la segunda mitad del siglo XIX,
hasta que el biólogo francés Lo uis Pas teur se propuso emprender una serie de
experimentos para solventar la cuestión de la procedencia de esos microorganismos
que, en apariencia, se generaban espontáneamente.
En 1862 Pasteur llegó a la conclusión de que los gérmenes penetraban en las
sustancias procedentes de su entorno.

Conclusi ón

Para concluir el apartado sobre Redi y después de haberle puesto varias trabas,
diremos, que el
cientifico, tenia razón y su experimento fué correcto y demostrava que la vida solo
se genera de la vida.

3­ Lazzaro Spallanzani Y John Needham

John Turberville N eedh am (10 de septiembre de 1713 - 30 de diciembre de 1781),


biólogo inglés.En 1745 John Needham hirvió trozos de carne para destruir los
organismos preexistentes y los colocó en un recipiente que no estaba lo debidamente
bien sellado ya que según su teoría, se necesitaba aire para que esto se llevara a
cabo. Al cabo de un tiempo observó colonias de microorganismos sobre la superficie
y concluyó que se generaban espontáneamente a partir de la materia no viva. En
1769, Lazzaro Spallanzani repitió el experimento pero tapando los recipientes de
manera correcta, evitando que aparecieran las colonias, lo que contradecía la teoría
de la generación espontánea. Pero Needham argumentó que el aire era esencial para
la vida incluida la generación espontánea de microorganismos y este aire había sido
excluido en los experimentos de Spallanzani,en concreto, llegó a afirmar que
Spallanzani destruía lo que él llamaba la "fuerza vegetativa", sin embargo, Spallanzani
volvió a abrir los recipientes donde supuestamente se había destruido esa "fuerza
vegetativa" y observó cómo seguían apareciendo los organismos.En 1748 publicó
"Observaciones acerca de la Generación, Composición y Descomposición de las
sustancias Animales y Vegetales", trabajo en el que pretendía demostrar la teoría de
la generación espontánea de la vida a partir de la materia inorgánica.En 1768 fue
elegido miembro de la Royal Society of London.

Lazzaro Spa lla nz ani (Scandiano, Reggio, Italia, 1729 - 1799, Pavia) fue un
naturalista italiano.Fue profesor de historia natural en Pavía y director del Museo
Mineralógico de esta ciudad. Considerado uno de los fundadores de la biología
experimental, sus trabajos de investigación se centraron en los principales fenómenos
vitales, como la respiración, la reproducción, la digestión, etc. Realizó importantes
estudios sobre la reproducción artificial. Demostró la acción del jugo gástrico en el
proceso digestivo y el intercambio de gases en la respiración. Entre sus obras cabe
citar Memoria sobre la respiración, Opúsculos de física animal y vegetal (1776) y
Experiencias ilustrativas sobre la generación.
Fue nombrado profesor de física y matemática en la Universidad de Reggio, en 1757,
y sucesivamente de lógica, griego y metafísica en Modena y de ciencias naturales en
Pavia.

Spallanzani demostró que no existe la generación espontánea de la vida, abriendo


camino a Pasteur.

En 1769, tras rechazar la teoría de la generación espontánea, Spallanzani diseñó


experimentos para refutar los realizados por el sacerdote católico inglés John
Turberville Needham, que había calentado y seguidamente sellado caldo de carne en
diversos recipientes; dado que se habían encontrado microorganismos en el caldo
tras abrir los recipientes, Needham creía que esto demostraba que la vida surge de
la materia no viviente. No obstante, prolongando el periodo de calentamiento y
sellando con más cuidado los recipientes, Spallanzani pudo demostrar que dichos
caldos no generaban microorganismos mientras los recipientes estuvieran sellados.

La disputa entre Needham y Spallanzani fue larga y enconada, pues el inglés


afirmaba que las cocciones del italiano destruían el espíritu vital y Spallanzani
demostró que lo único que la cocción destruía era las esporas de las bacterias, no
un principio de vida de índole místico.

En poca s pal abra s

En Inglaterra, Needham intentó demostrar las existencia de una fuerza vital


mediante cientos de experimentos, en los cuales llenaba botellas con caldos
nutritivos, los hervía durante do minutos aproximadamente, y luego las sellaba.
Inevitablemente, y a pesar de todas sus precauciones, los caldos se infestaban de
microorganismos. Needham concluyó que la generación espontánea de microorganismos
era el resultado obligado de la materia orgànica en descomposición, al ser animada
por una fuerza vital.

Spallanzani combatió la creencia en la generación espontánea con experimentos


concluyentes y demostró los fallos de los que, en apoyo de dicha tesis, había
realizado Needham en Inglaterra. De aquí que pueda considerarse como el precursor
de Pasteur.

Posteriormente, Spallanzani amplió el horizonte de sus trabajos experimentales e


investigó la capacidad de muchos animales inferiores de regenerar partes de su
cuerpo. En un experimento de tranplante implantó con éxito la cabeza de un caracol
sobre el cuerpo de otro. Estudió la circulación de la sangre a través de los
pulmones y experimentó con los jugos digestivos que, según observó, están
especializados en la digestión de diferentes tipos de alimentos. En un intento de
descubrir qué parte del semen era esencial para la fecundación, filtró muestras
procedentes de anfibios y descubrió que cuanto mayor era el grado de filtración,
menos probabilidades había de que se desarrollara el huevo. Aunque Spallanzani
estaba muy lejos de comprender el papel que desempeñan los espermatozoos, y creía
que eran parásitos, logró la inseminación artificial de una perra y varios animales
inferiores mediante sus meticulosos experimentos. En sus últimas experiencias intentó
demostrar que los tejidos del cuerpo convierten lo que hoy conocemos como oxígeno
en dióxido de carbono. Spallanzani murió en Pavía el 11 de febrero de 1799.

4­ Louis Pasteur

Louis Pasteur (nació el 27 de diciembre de 1822 y murió el 28 de septiembre de


1895) fue un químico francés cuyos descubrimientos tuvieron enorme importancia en
diversos campos de las ciencias naturales, sobre todo en la química y microbiología.
A él se debe la técnica conocida como pasteurización.

BIOGRAFIA
Nació el 27 de diciembre de 1822 en Dôle (región de Jura, Francia). De joven, no
fue un estudiante prometedor; de hecho, si demostraba alguna aptitud especial, era
la pintura.
Su primera ambición fue la de ser profesor de arte. En 1842, tras ser maestro en
la Escuela Real de Besançon, obtuvo su título de bachillerato, con calificación
"mediocre" en química. Tras licenciarse y asistir a las lecciones del gran químico
francés Jean-Baptiste Dumas, comenzó a interesarse por la química. A pesar de
esos principios desfavorables en la química, Pasteur se empeñó en que la química se
convirtiera en el trabajo de su vida. En pocos años, el estudiante "mediocre" dirigió
un programa de investigación que le dio fama internacional.
Fue profesor de química en Lille (1854). En 1857 desempeñó el cargo de director de
estudios científicos de la Escuela Normal de París, cuyo laboratorio dirigió a partir
de 1867.

PASTEURIZACION
Algunos químicos insistían en que la fermentación era un proceso químico y que no
requería la intervención de ningún organismo. Con la ayuda de un microscopio,
Pasteur descubrió que, en realidad intervenían dos organismos que eran la clave del
proceso. Uno producía alcohol y el otro, ácido láctico, que agriaba el vino.

Utilizó un nuevo método para eliminar microorganismos que pueden degradar al vino,
la cerveza o la leche, después de encerrar el líquido en depositos bien sellados y
elevando su temperatura hasta los 44 grados centígrados durante un tiempo corto.
A pesar del rechazo inicial de la industria ante la idea de calentar vino, un
experimento controlado con lotes de vino calentado y sin calentar demostró la
efectividad del procedimiento. Había nacido la "pasteurización", el proceso que
actualmente garantiza la seguridad de numerosos productos alimenticios del mundo.

Descubrió el dimorfismo del ácido tartárico, al observar al microscopio que el ácido


racémico presentaba dos tipos de cristal, con simetría especular.
En 1854 fue nombrado decano de la Facultad de Ciencias en la Universidad de Lille.

5­ Panspermia

Es la hipótesis que sugiere que las "semillas" o la esencia de la vida prevalecen


diseminadas por todo el universo y que la vida comenzó en la Tierra gracias a la
llegada de tales semillas a nuestro planeta.Estas ideas tienen su origen en algunas
de las consideraciones del filósofo griego Anaxágoras. El término acuñado por el
biólogo alemán Hermann Ritcher en 1865 usando el griego παν- (pan = todo) y
σπερμα (sperma = semilla). Fue en 1908 cuando el químico sueco Svante August
Arrhenius usó la palabra panspermia para explicar el comienzo de la vida en la
tierra. El astrónomo Fred Hoyle también apoyó la idea de la panspermia.

PAN SPER MI A:
Semillas en todas partes.

(O seminar en todas partes). Haciendo referencia al origen de la vida, supone que


la vida puede tener su origen en cualquier parte del Universo y no proceder
directamente o exclusivamente de la Tierra.
Hace 25 años, la panspermia era considerada una noción prácticamente imposible por
varias razones:

- Los microbios morirían en el espacio a causa de la radiación.

- Las células no pueden permanecer "útiles" durante millones de años, que es lo


que duraría un viaje interestelar.

- La entrada a través de la capa de la atmósfera, o el impacto con la tierra,


esterilizaría cualquier cosa.

- Hay insuficientes evidencias de que organismos complejos puedan componerse en el


espacio.

- Hay muy poca agua en otras lunas y planetas .

Hoy todas esas cuestiones han sido rebatidas, y fuertes evidencias sobre la posible
panspermia han sido notificadas.

En Agosto de 1996, un equipo de la NASA advirtió de la presencia de bacterias


fosilizadas en un meteorito llegado de Marte. Mas tarde, el mismo grupo, encontró
fósiles que fueron indiscutiblemente biológicos en otros meteoritos marcianos. Y en
Octubre de 2000, microbios fosilizados fueron hallados en la colección de rocas
recogidas durante un programa lunar de la Unión Soviética. Pero en un estudio
anunciado en la Conferencia de Ciencia Planetaria y Lunar en Houston en Marzo de
2000, nueve meteoritos fueron examinados buscando contaminación con bacterias y
aminoácidos terrestres y los nueve estaban contaminados. Y como el escepticismo es
lo propio de la ciencia, pues no se admitieron como validos los resultados y los
hallazgos, sin el principio del escepticismo no podría haber ciencia.
Se dice a menudo que la panspermia no es muy interesante, porque simplemente
elimina el problema del origen de la vida de nuestro planeta y lo traslada a algún
lugar del espacio. Esto es equivocado. Si la ciencia encontrara pruebas de que la
vida de nuestro planeta se genero en algún otro lugar del espacio, las líneas de
investigación que se abrirían serian enormes. Por otra parte, hay varias clases de
panspermia, y algunas son más interesantes que otras:

Pseudo-panspermia es el desarrollo de compuestos orgánicos complejos en el


espacio, que hubiera aportado a la sopa prebiótica algunos ingredientes. Esta noción
ya ha sido masivamente aceptada.

Panspermia básica, es la presencia en el espacio o en cuerpos como cometas o


asteroides, de vida macrobiótica que pueden haber sido desarrolladas en otros
planetas y dar comienzo a la vida aquí. Si las células escapan de un planeta donde
existe vida en fragmentos después del impacto de un meteorito, el fenómeno es
llamado impacto-lito-balístico o panspermia meteórica. Que se daría solo en viajes
interplanetarios (por ejemplo entre Marte y la Tierra)...

Svante Arrhenius propuso que células desnudas (sin protección de ningún tipo)
podrían recorrer distancias interestelares propelidas por la presión de la luz, una
teoría hoy llamada radio-panspermia. Una cubierta de carbono podría proteger a la
célula de los rayos UV, un par de metros de agua o roca serian necesarios para
protegerla de los rayos cósmicos. Consecuentemente, la radio-panspermia no goza
de favor hoy día...

El peligro de daño por influencia de la radiación fue estudiado por Francis Crick y
Leslie Orgel en 1973, para proponer que la vida llegó a la Tierra por panspermia
directa, la teoría decía que vida inteligente de cualquier parte del universo envió
gérmenes aquí a bordo de una nave espacial.

La panspermia moderna propone que los cometas sirvieron de vehículo. Los cometas
pueden proteger células de los rayos UV y del daño por radiación cósmica; y los
cometas pueden dejar caer células en la atmósfera que flotaran tranquilamente hasta
el suelo. Si las esporas bacterianas pueden ser inmortales, como parece, los cometas
podrían transportar la vida a cualquier parte de la galaxia.

La panspermia fuerte es la extensión de la panspermia moderna que juega junto con


la evolución.Pondría en duda la teoría de la evolución de Darwin, pero eso ya es
tema de la evolución.
6­ Aleksandr Oparin

Biografía

Ale ks andr Ivan ovich Oparin era ruso de nacimiento, fisiólogo vegetal de carrera,
bioquímico por vocación. Nació en 1894 en Uglich. Estudió, y después enseñó, en la
Universidad de Moscú. La teoría que desarrolló en los años 20 fue el germen de la
visión actual sobre el origen de la vida.
Cuando Oparin era estudiante universitario, los biólogos rusos enseñaban que los
primeros seres vivos habían sido autótrofos (capaces de fabricar su propio alimento,
como las plantas), y se habían formado por generación espontánea a partir de
grumos de carbón. A Oparin, que había leído y aceptaba la Teoría de la Evolución
de Darwin, la idea no le cerraba. “Yo no lograba imaginar la aparición repentina de
una célula fotosintética a partir de dióxido de carbono, nitrógeno y agua -escribió
Oparin-. Por eso, llegué a la conclusión de que primero debieron haber surgido,
mediante un proceso no biológico, las sustancias orgánicas de las cuales se
formaron, más adelante, los primeros seres vivos, organismos que al principio eran
heterótrofos y se alimentaban de las sustancias orgánicas del ambiente.”

Graduado en la Universidad de Moscú en 1917. En 1924, comienza a desarrollar una


teoría acerca del origen de la vida, que consistía en un desarrollo constante de la
evolución química de moléculas de carbono en la sopa primitiva. La teoría de Oparin
fue retomada por Stanley Miller, que puso en práctica el experimento que lograba
crear materia orgánica a partir de materia inorgánica.

En 1935, funda el Instituto Bioquímico RAS. En 1946, es admitido en la Academia rusa


de las Ciencias. En 1970, es elegido Presidente de la Sociedad Internacional para el
Estudio de los Orígenes de la Vida. Está enterrado en el Cementerio Novodevichy,
en Moscú.

TEORI A

Oparin comenzó a revisar varias teorías de la panspermia, interesándose en cómo la


vida inicialmente había dado comienzo, y apoyándose en sus conocimientos de
astronomía, geología, biología y bioquímica.

En 1930, formuló una nueva hipótesis para explicar el origen de la vida. Eso culminó
con su libro El origen de la vida.

Gracias a sus estudios de astronomía, Oparin sabía que en la atmósfera del Sol, de
Júpiter y de otros cuerpos celestes, existen gases como el metano, el hidrógeno y
el amoniaco. Estos gases son ingredientes que ofrecen carbono, hidrógeno y
nitrógeno. Para completar faltaba el oxígeno, entonces pensó en el agua. En su
opinión, esos fueron los materiales de base para la evolución de la vida.

Para explicar cómo podría haber agua en el ambiente ardiente de la Tierra primitiva,
Oparin usó sus conocimientos de geología. Se sabe que actualmente es expulsado
cerca de un 10% de vapor de agua junto con el magma, y probablemente también
ocurría de esta forma antiguamente.La persistencia de la actividad volcánica durante
millones de años habría provocado la saturación en humedad de la atmósfera. En ese
caso el agua ya no se mantendría como vapor.

Oparin imaginó que la alta temperatura del planeta, la actuación de los rayos
ultravioleta y las descargas eléctricas en la atmósfera (relámpagos) podrían haber
provocado reacciones químicas entre los elementos anteriormente citados, esas
reacciones darían origen a aminoácidos.

Las contuas lluvias durante millones de años,originaron mares y hacia estos mares
fueron arrastrados por la lluvia las proteinas y aminoácidos que prmanecian sobre las
rocas.Durante un tiempo incalculable, las proteínas se acumularían en océanos de
aguas templadas del planeta. Las moléculas se combinaban y se rompían y
nuevamente volvía a combinarse en una nueva disposición. Y de esa manera, las
proteínas se multiplicaban cuantitativa y cualitativamente.

Así Oparin abrió un camino donde químicos orgánicos podrían formar sistemas
microscópicos y localizados (posiblemente precursores de las células) donde esas
primitivas formas de vida podrían desarrollarse.

Y en esta línea ordenada de procesos biológicos, van avanzando con cada vez más
importancia: la competencia, la velocidad de crecimiento, la lucha por la vida y,
finalmente, la selección natural determinando formas de organización material que es
característica de las cosas vivas del tiempo actual.

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