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I. Introducción
Dar cuenta sobre las formas y complejidades que involucra la conformación de una
matriz socio - política articulada sobre la base de la descentralización regional y local
del Estado es un proceso siempre complejo dada la variedad de experiencias existentes
y de no pocos enfoques interpretativos que se han desarrollado para reducir tal
complejidad en los últimos años. En Chile se pueden consignar innumerables trabajos
que desde diversas ópticas analizan la articulación local - nacional, y otros importantes
esfuerzos orientados a comprender y analizar las reestructuraciones económicas -
espaciales en las regiones de los procesos de apertura de mercados.
En este trabajo se presentan algunas reflexiones derivadas de una de las líneas del
estudio realizado en la Región de Los Lagos en el marco del Programa " Aplicación,
fortalecimiento y Modernización de la Gestión Pública", proyecto FNDR, código BIP N°
20148695 durante el primer trimestre del año 2000, y que tuvo por objetivo analizar y
caracterizar los procesos de articulación entre el Gobierno Regional de Los Lagos y los
Gobiernos municipales de dicha región en torno a las temáticas de coordinación de las
inversiones , planificación del desarrollo social y territorial, asistencia técnica, políticas
de desarrollo productivo y social y participación social en la toma de decisiones
estratégicas.
II. La modernización del sistema político como diferenciación
La emergencia de una sociedad sin centro que regule, integre y coordine los distintos
sistemas de vida social plantea un problema fundamental para la teoría social y política
de fin de siglo. Dado que en estos procesos de diferenciación funcional de sistemas
societales - incluidas las emergentes- el Estado deja de ocupar un rol central, la
política pasa a ser una de las funciones de la sociedad; la economía sé autonomiza y
entra en su propia dinámica autopoiética. El Estado deja de ser un orientador
fundamental de la actividad económica y pierde su carácter tutelar de la iniciativa
privada. Observamos al Estado perdiendo su unidad monolítica, y finalidades
históricamente reconocidas; como afirma acertivamente D. Rodriguez se pasa del
Estado modernizador a la necesidad urgente de lograr la modernización del Estado.
Modernizar el Estado se ha entendido , en gran medida en los últimos años, como una
modernización de la gestión pública, esto es , se desarrollan propuestas y vías
pertinentes para que éste alcance cada vez mayores niveles de eficiencia, eficacia y
calidad en la gestión de los servicios y políticas públicas. Propuestas que tiene una
orientación económica - administrativa en el sentido de buscar mejorar las capacidades
gerenciales del aparato público. Como afirma, D. Santibañez estas estrategias se han
concentrado en bosquejar, impulsar y potenciar, cualitativa y cuantitativamente,
procesos de modernización que ponen de manifiesto la potencia de la lógica del
mercado y el enfoque de la administración empresarial.
Vale decir, tales discursos reformistas imbuidos de una racionalidad de fines, que se
han establecido en el imaginario social latinoamericano en los recientes años, apuntan
a señalar como deseable y esperable el advenimiento de niveles de modernización
conforme a los modelos de los países desarrollados. Entendiéndose que la globalización
actuará como catalizador de un desarrollo activador de igualdad de oportunidades e
inclusión social. Se aboga por potenciar la racionalización, basados en los principios de
eficacia y eficiencia, protegidos bajo el alero de un liberalismo económico triunfante.
Entre las estrategias más referidas y difundidas que se han diseñado para hacer
operativa tal racionalidad modernizadora; destaca la que propugna que la
modernización del sistema político se sustenta en el desenvolvimiento sistemático de
procesos de descentralización políticos y administrativos del Estado.
Tal sobreabundancias de decisiones nos puede alentar a plantear que el Estado y sus
procesos internos de diferenciación, como los Gobiernos Regionales, están en una
suerte de encrucijada debido a un problema de adaptación entre sistema y entorno, o
sea la incapacidad del Gobierno Regional - en cuanto subsiste político - para establecer
la suficiente transparencia propia y de ahí su relación comunicativa con otros
subsistemas - como el municipal- y la denominada sociedad civil - que continuamente
están enfrentados en un proceso de retroalimentación dinámica y circular.
En la medida que todas las tendencias que se han sido configuradas desde una
modernización reflexiva se complejizan, las organizaciones regionales deben estar
atentas a enfrentar dos demandas constantes de su entorno :un creciente interés de
racionalización en la toma de decisiones y la democratización de los espacios sociales.
Por tanto, el éxito de la modernización descansa en la búsqueda de un adecuado
acoplamiento entre organización regional, los gobiernos locales y la comunidad
organizada; apuntando a radicalizar la heterorefencia, donde el énfasis en la acción se
traslada desde la misma institución hacia los usuarios.
Por cierto que es una paradoja que la descentralización haya sido diseñada,
implementada y regulada desde el centro político del país. Todo ello ha redundado en
la presencia de una descentralización más formal que real. Como se sabe gran parte
de las decisiones estratégicas de las regiones son gatilladas por un claro ambiente de
dirigismo centralizado; que más elocuente es el hecho de que el presidente del
Gobierno Regional es , al mismo tiempo, el Intendente de la Región, que es el
funcionario de confianza del Presidente de la República en ella. De igual manera, el
órgano colegiado del Gobierno Regional; los Consejeros Regionales, son elegidos de
manera indirecta por los concejales de la Región y, que por tanto , son resonantes a
estructuras partidarias ,lo que les ha restado credibilidad y representatividad en la
sociedad civil organizada. Asimismo, se observa un débil y fragmentado sistema de
participación ciudadana en la toma de decisiones regionales y comunales. Del mismo
modo, existe una percepción general de aquellas instancias que contemplan la
participación ciudadana en la toma de decisiones descentralizadas, como son las
denominadas Estrategias de Desarrollo Regional y los Planes de Desarrollo Comunal no
han sido lo suficientemente amplios y propiciadores de participación social. La crítica
más recurrente que existe en la Región de Los Lagos en torno a la Estrategia de
Desarrollo Regional es que tanto su formulación en 1994, como su actualización en
1999 no cumplió con los requisitos sustantivos de incorporar participativamente a los
actores relevantes de la Región, por lo cual se le reconoce una baja capacidad de
orientador de la toma de decisiones estratégicas, tanto a nivel público - sectorial y
municipal - como de los sectores sociales y productivos. En consecuencia, desde los
municipios de argumenta un desconocimiento de las directrices estratégicas a seguir
en la formulación de su planes de inversión social , lo que sumados a un importante
déficits en la generación de sus propios planes de desarrollo municipales hace pre -
suponer una importante debilidad del sector descentralizado para enfrentar las
contingencias sociales, políticas y económicas presentes y futuras.
Este sistema diferenciado puede ser definido como un sistema de gestión pública
estratégica , que se caracterice por contar con capacidades tecno - políticas, articulado
por equipos de trabajo de alto nivel que le permita asumir las complejidades de una
gestión regional moderna e innovadora , vale decir, coordinar, articular, regular,
evaluar y planificar estratégicamente las visiones parciales - sectoriales y municipales
en el marco de una apuesta por un desarrollo regional con visión sistémica.
Este objetivo involucra grandes complejidades y desafíos. Hay que tener claridad que
el éxito de un cambio en la deriva de sus actuales coordinación de acciones está
asociada , no sólo a las posibilidades de estructurales como sistema, sino
especialmente, en lograr generar mecanismos que puedan provocar resonancias en el
conjunto del aparato público desconcentrado y municipal respecto de que el proceso
descentralizador puede constituir un camino plausible para aminorar los crecientes
procesos de exclusión social que muestra la región . Sin embargo para ello, se requiere
avanzar en paralelo en la necesaria y urgente modernización de gran parte de las
anquilosadas instituciones públicas desconcentradas de la región, como también la
puesta en marcha de un innovativo profundo proceso de asistencia técnica a los
gobiernos municipales, de manera que éstos puedan abordar en forma capacitada los
desafíos que emanan por una apuesta estratégica asociada al desarrollo económico
local.
Dicha doble modernización constituye un tarea de proporciones para lograr una gestión
y cultura pública acoplada a las nuevas complejidades societales ; donde una
internalización real de la práctica descentralizadora por parte de sus directivos y
cuerpos técnicos sirva de punto de inició a la configuración de un sistema de decisiones
imbuida de una lógica de gestión pública basada más en prioridades regionales que de
las sectoriales y , por tanto, en un esquema menos centralizado y más orientado a la
participación ciudadana, en el cual el eje conductor del proceso sea la condición de que
la ciudadanía pueda elegir democráticamente a sus autoridades regionales y romper,
mediante este acto más de un siglo de centralismo asfixiante e inmovilizador de la
ciudadanía.-
BIBLIOGRAFIA
____________, La Modernización del Estado: una mirada desde las regiones. Estudios
Sociales Nº 85 /trimestre 3/ 1995
Luhmann, Niklas, Sistemas Sociales. Lineamientos para una teoría general. Antrhopos
Ed., España, 1997
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Carlos Haefner V.
Departamento de Antropología
Universidad de Chile
chaefner@uchile.cl
http://rehue.csociales.uchile.cl/antropologia/congreso/s0102.html