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POR ESO ME AMA EL PADRE, PORQUE YO PONGO MI VIDA, PARA VOLVERLA A TOMAR. (Juan 10:17) MAS EL HERIDO FUE POR NUESTRAS REBELIONES, MOLIDO POR NUESTROS PECADOS; EL CASTIGO DE NUESTRA PAZ FUE SOBRE EL, Y POR SU LLAGA FUIMOS NOSOTROS CURADOS. (Isaias 53:5) Las heridas de Jesus tienen tanta profundidad que no solo traspasaron su cuerpo sino que traspasaron al mismo universo, heridas que desde la tierra llegaron hasta el cielo, y no solo hasta el cielo, sino que una vez en el cielo llegaron hasta el corazon de Dios. Por ese motivo, ya no hay pecado que nos aparte del amor de Dios, porque por medio de la llaga del Hijo, llegamos al amor del Padre. Aleluya!!! Hay cristianos que estan lejos de Dios por culpa del pecado que ha entrado en sus vidas. Pecados que aveces tratan de excusar, o de ignorar. Pero que como una mala enfermedad va cada dia haciendose mas insoportable. Hoy yo te invito a que le creas al Seor, que no le pongas limite hasta donde el perdon de Dios puede llegar en tu vida. El sentimiento de culpabilidad te aleja de Dios, eso fue lo que sucedio con Judas, se sintio culpable y el diablo lo llevo al suicidio. Pero la conviccion de pecado te acerca a Jesus, la conviccion de pecado no es un sentimiento de culpa sino de reconocimiento, cuando aceptamos con arrepentimiento nuestra falta, nuestro pecado. Es ese momento donde se acaban las excusas, donde vienes a sus pies y con toda honestidad pides su perdon. Tu puedes ser libre en este mismo instante en el poderoso nombre de Jesus. Siente como tu mente recibe la libertad, como tu corazon siente el alivio de un gran peso removido. Aun cuando pareciera imposible, aun cuando tu no veas como, Cristo tiene tanto alcanze que su llaga hasta el dia de hoy une a la tierra con el cielo, te une a ti con el Padre! Solo atrevete a poner tu carga a sus pies, atrevete a creer hasta donde te puede alcanzar su perdon! SI DECIMOS QUE NO TENEMOS PECADO, NOS ENGAAMOS A NOSOTROS MISMOS, Y LA VERDAD NO EST EN NOSOTROS. SI CONFESAMOS NUESTROS PECADOS, L ES FIEL Y JUSTO PARA PERDONAR NUESTROS PECADOS, Y LIMPIARNOS DE TODA MALDAD. (1 Juan 1:8-9)