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LUIS GARCÍA PIMENTEL

La Semejanza Trinitaria
en la Creación
El Universo Teocéntrico
La Semejanza Trinitaria en la Creación
Cuento “El Árbol de Navidad”

COSMOLOGÍA

EDITORIAL
Creador-Creatura A.C.
La Semejanza Trinitaria
en la Creación®
2ª EDICIÓN CORREGIDA Y AUMENTADA. 2007

Luis García Pimentel


lgpimentel@hotmail.com

EDITORIAL
Creador-Creatura A.C.
Todos los libros con autorización eclesíastica.
Citas de Escrituras de la traducción del Dr. Juan Straubinger
D.R.© 2007.
SEGUNDA EDICIÓN
Luis García Pimentel
Guadalajara, Jalisco, México - lgpimentel@hotmail.com
Impreso y hecho en México/Printed and made in Mexico.
Autorizaciones y
Comentarios
1. Autorización interna de la Prelatura
del Opus Dei.
Dos censores teólogos cuyo nombre no nos es
informado, bajo la supervisión del responsable
de Formación en la Delegación de Guadalajara,
Presbítero Antonio Cueirán. (A los miembros del
Opus Dei se nos pide que nuestras publicaciones
sobre temas con aspectos teológicos sean
revisadas por dos teólogos de esta Prelatura antes
de buscar las autorizaciones obligadas de obispos
ordinarios). Yo soy miembro de esta Prelatura, sin
duda un gran privilegio.

2. Autorización de un Obispo ordinario.


En este caso las autorizaciónes eclesiásticas
definitivas vienen de censores y autoridades de la
Arquidiócesis de Guadalajara, México, conocida
por su ortodoxia. Los nombres de estos están al
principio de cada uno de los seis libros de la obra.
Uno de ellos tiene el Imprimatur y la introducción
del Cardenal Juan Sandoval, Arzobispo.
3. Ante la Santa Sede.
En diciembre de 2007 fui a Roma y presenté la
obra ante la Congregación para la Doctrina de la
Fe, el Cardenal Levada me ayudó comisionando
al Rev. Luis Rodrigo de la sección de doctrina
de ese dicasterio, para revisarla y él me autorizó
mencionar su complacencia con ella.

4. Comentarios.
Esta búsqueda poco común de censura y
autorización de la jerarquía eclesiástica tiene
su razón de ser. Los escritos anexos son muy
poco comunes y fácilmente pueden provocar
la duda ante el lector. Creo que más de uno
dirá:
-“¿Serán estos argumentos realmente doctrina
válida?, pues nunca los he escuchado.”
Escogeré modos pocos comunes de difusión,
pues la obra es difícil y sólo partes fueron
escritas para el común de los cristianos.
Comenzaré la promoción entre personas
involucradas en la enseñanza del cristianismo,
como obispos, superiores de órdenes
religiosas, universidades católicas, etc., para
que de ahí sea dirigida como y a donde más
se necesite. Sería incoherente pasarme treinta
años laborando sobre el tema y no dedicar
un tiempo difundiéndolo. (Dios proveerá lo
necesario).

Sugiero la lectura de la obra de siguiente


manera:

a) Empezar con el libro titulado “El Universo


Teocéntrico”, que está apoyado en el
Catecismo de la Iglesia Católica y es
relativamente corto. Difícil será aceptar
algunos postulados del libro –muchos
dramáticamente diferentes a lo que afirma
la comunidad científica actual- sin esta
constante referencia al Catecismo de la
Iglesia.


b) Seguir con el libro titulado “La Semejanza
Trinitaria en la Creación”. Este es el libro
básico de la tesis, es largo y difícil, pero
no deja duda de esta forma de entender
la creación y acumula gran cantidad de
argumentos apologéticos y aspectos de
exégesis propia, a la vez que desenmascara
varias falacias de los enemigos de la fe.

c) Seguir con los libros de biología: La


ecología, la demografía y la fecundidad. En
ellos encontrarán abundantes aplicaciones
y argumentos para sostener la Doctrina de
la Iglesia ante el embate de los científicos
materialistas, y sin duda tendrán mucho uso
en el siglo que empieza, por el crecimiento
de la presencia de las doctrinas politeístas
y la errada cosmovisión que ya prolifera
con la presencia de la doctrina “verde” y la
demografía criminal.

d) Por último, le lectura del libro de Navidad,


escrito corto y sencillo, ayudará a cerrar
con broche de oro el camino de acercarse
a la Santísima Trinidad cada vez que vemos
su portentosa obra. Este opúsculo es mi
predilecto y espero que se difunda entre
niños y adultos.


Reconocimientos
-Al Cardenal Juan Sandoval Iñiguez, Arzobispo
de Guadalajara, quien por su amor a la verdad,
su atinada dirección y su equipo de teólogos
me facilitó mantener este trabajo dentro de la
ortodoxia católica.

- Al Tecnológico de Monterrey, en donde


aprendí a estudiar con ahínco. Tengo gratos
recuerdos de esta institución y le debo sin
duda buena medida mi amor y conocimiento
de las ciencias naturales.

-A la Prelatura del Opus Dei, en donde me


enseñaron le filosofía y la teología que sé –sin
duda menos de lo que sabría si hubiera tenido
estudios más completos, lo cual fue imposible
por mi condición de padre de familia
numerosa- y la espiritualidad de ver a Dios en
cada lugar y momento, de ser contemplativo
en medio de la calle (o, para el caso, en medio
de la creación) y de usar la herramienta trabajo
para ganarme la vida y la Vida.

- A mi esposa, compañera incondicional, quien


con paciencia y magnanimidad nunca reclamó
las miles de horas de mi atención que requerí
para completar esta investigación y quien me
ha ayudado con insospechadas capacidades,
siempre con alegría y gran amor.


Misión de estos escritos
- Conciliar nuestro conocimiento del creador
(Trinidad ad-intra) con el de la creación
(Trinidad ad extra). Conciliar lo que sabemos
del primer amor de Dios (Sí Mismo) con
el segundo (El Amor a su creación). Esto
fortalece nuestro amor paterno-filial y hace
que ordenemos fácilmente las criaturas al
creador. Es la más importante.

- Reconocer la misión del Verbo-Redentor.


¿Quién más que Cristo “Creador-creatura”
concilia a Dios con el hombre?

- Como consecuencia de esto, conciliar


ciencias teológicas y ciencias naturales.

- Dar a conocer el jardín para poder labrarlo,


cuidarlo y cosechar frutos sabrosos al paladar
del Padre y de los hijos, porque Dios hizo al
hombre para que “labrara y cuidara el jardín”.
Es n-uestra misión ordenada por Dios. Esto lo
glorifica y nos facilita entrar en sus planes.

- Conciliar a los hombres para que el esfuerzo


de todos se sume y dé abundantes frutos.
Que esto permita una humanidad de crezca
cualitativa y cuantitativamente hasta el
horizonte que Dios le ha marcado. Numerosa
en verdad.

- Dar herramientas a los modernos apóstoles


para combatir la doctrina llamada “Nueva
Era” o “New Age”.


Ahora que la intensidad del comunismo ve
disminuyendo por la ausencia de la pasión
hegemónica del extinto imperio soviético, se
apresta a tomar el primer lugar esta vieja herejía
panteísta, entre otras cosas, por la presencia de
la pasión hegemónica de las Naciones Unidas,
quien se yergue como cabeza de este nuevo
politeísmo, o cosmolatría verde. Esta doctrina y
esta organización perfilan para ser las mayores
enemigas de las religiones monoteístas a partir
de este siglo XXI.

- Promover la presencia de la Trinidad Beatísima


en la mente de los hijos de Dios. Ayudar a hacer
de Ella fin de todos nuestros actos, peticiones
y agradecimientos. Pedirle nos ayude a lograr
la mayor cercanía con el Creador, que por su
Amor nos dé Su Semejanza.

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Introducción
Este tomo es la recopilación de diversas obras
sobre la creación. Todas tienen un trasfondo
apologético, aunque en algunas se cite a Dios
o la Revelación con frecuencia y en otras
apenas se mencionen.

No son obras de teología –pues no estudian


a Dios- sino de “economía de la creación” u
oikonomía, ordenamiento ya mencionado por
autores del amanecer cristiano (Padres), pero
aun así es una ciencia muy olvidada.

Con frecuencia la teología y las ciencias


naturales han crecido dándose la espalda. La
teología es una ciencia más fácil en el sentido
de que requiere del estudio de menos libros
y es sólo hasta Gutenberg cuando puede
aparecer “abundante” material escrito sobre
aspectos de la creación, y aun él empieza por
imprimir un libro de teólogos: la Biblia. Antes
de esto, los monjes solían hacer la función de
la imprenta y no hay duda de sus preferencias.
Retirados del mundo, estaban también lejanos
del contacto con parte de la creación. Su
espíritu de claustro incide sobre el caminar de
la ciencia y el cristianismo. Afirmo que esta
actitud rindió frutos al mantener viva la fe,

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pues hubo difusión de las verdades y bondades
del cristianismo, que dieron pié a la población
numerosa que actualmente lleva este signo.

Es posible pensar que este espíritu de


apartarse del mundo haya provocado que las
obras de teólogos como Tomás de Aquino,
Buenaventura o San Agustín recibieron más
atención, eran más “publicadas” y difundidas
que lo concerniente a los conocimientos de la
oikonomía. Se intuye que era más frecuente
que se conocieran aspectos de la Obra de
Dios por el conocimiento de obras de teólogos
(derivadas del estudio de esos autores), que
verla salida de las manos del Señor. No nos
sorprendan entonces sucesos como los de
Galileo y Copérnico. Los teólogos apenas se
molestaron en voltear a ver el sol y los planetas.
Ignoraron la creación. ¿Qué hay del “Creo en
Dios Padre, todopoderoso, creador del cielo y
de la tierra...”? ¿No se podrá ver a Dios en la
creación?

Esta separación ha sido dañina para las


poblaciones humanas en el pasado y peor
puede serlo en el futuro, pues parte creciente
de la comunidad científica comulga cada vez
más con la civilización de la muerte, al tiempo
que la cristiana se mantiene férreamente en
lo contrario. Conviene conciliar teología y
oikonomía, apegados a verdad, “labrando y

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cuidando el jardín”, pues para eso hizo Dios al
hombre (cfr. Gen 2,15). No se puede mantener
o promover la vida sin frutos de ese huerto.
Para eso, conocer y dirigir la creación hacia la
civilización de la vida resulta imprescindible.

Hay excepciones como la del monje agustino


Gregorio Méndel, quien da la muestra
descubriendo las leyes de genética que llevan
su nombre. Su trabajo es puntal para que los
éxitos de la selección natural dirigida (mal
llamada artificial) se haya dado, produciendo
con ello el alimento diario para sostener a la
mitad de la población actual, efecto llamado
“revolución verde”. Sirva de ejemplo a la
comunidad católica, pues esta “multiplicación
de panes...” -millones diariamente- se puede
correlacionar con el ejemplo que dio el galileo
hace dos mil años multiplicando el alimento,
aunque no sabemos si Méndel lo hizo por
caridad, pues no creo que alcanzara a ver las
monumentales consecuencias de su trabajo.
Tampoco se trata de que los monjes se vuelvan
científicos. Se trata de que las ciencias que
estudian a Dios y las que estudian sus obras
vayan en la misma barca y remen en la misma
dirección.

Esperar a que la comunidad científica actual


tome la iniciativa de dirigir la naturaleza al
crecimiento de la población humana (como

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lo hizo en el pasado) me parece candidez,
pues están haciendo justo lo contrario. Más
espero del Espíritu de Dios y en los que llevan
la gracia con sus dones, pues así pueden
llevar a buen término esta aventura de vida
deseada por el Señor. Apelo a la asistencia del
Abogado, pues hace falta que la caridad y la
ciencia comulguen.

Por otra línea, las obras de este libro tienen


autorización eclesiástica (Imprimatur), que
dará confianza a los lectores, pues encontrarán
varios argumentos nuevos que pueden
inducirlos a dudar. Lo expuesto aquí de
ciencias naturales se sostiene en mis propios
estudios como bioquímico, investigador,
algo de filósofo, algo de teólogo y mucho
de autodidacta. Bastante he podido recopilar
en los más de treinta años de elaboración
de este trabajo. Sin embargo, si hubiese un
“Imprimatur”entre los científicos, seguramente
me lo negarían. Creo que ahora me lanzarán
al olvido. No importa, el tiempo me dará la
razón como pasó con Copérnico y Méndel.

Los seis libros que siguen nos remiten a dos


ciencias naturales: cosmología y biología. En
estas, las diferencias de opinión entre los que

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le dan alto peso específico a las Escrituras
y los que más creen en sus instrumentos
ópticos son aquí contrastadas y así se pueden
reconocer en detalle las diferencias, para
facilitar la conciliación. Algo de esto se logró,
aunque no siempre aceptarán las partes en
conflicto estas líneas, no con la cordialidad
que yo desearía. ¿Qué hacer cuando el dogma
trinitario muestra diferencias insalvables con
el “dogma” de la clasificación de Linneo
que esgrime la comunidad científica? ¿habrá
forma de vincular estas dos firmes creencias
de alguna manera que permita compararlas y
evaluarlas, mas aun, conciliarlas?

Esta respuesta, que resuelve una cuestión


fundamental (con alma o sin alma), vendrá
en el texto junto con muchas otras respuestas
a cuestiones aparentemente insalvables y
cuya solución puede cimentar avances en la
actuación de la Iglesia en cuanto al cuidado del
jardín y como consecuencia, en el horizonte
de vida y Vida de la humanidad.

Sin duda habrá quien no esté de acuerdo con


parte de estas exposiciones. Como verán los
que se internen en estas páginas, la búsqueda
de la verdad se ha tomado muy en serio, más

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allá de lo acostumbrado. Además, me interesa
en especial dar herramientas a los que aman
la vida. A los miembros de la civilización de
la muerte, hacerles ver que nada nuevo hay en
la creación, en donde canibalismo, sacrificios
humanos, belicismo devastador, seguidores
de deidades asesinas, hambreadores,
homosexuales, infanticidas, esclavistas,
antinatalistas, etc. han sido frecuentes en la
historia y han sido superados, pues más ha
podido la tendencia vital.

Por desgracia, parte importante de la comunidad


científica se está inclinando a no pelear por
dar la vida que ha recibido, y a veces atacarla.
Son meros eslabones que pronto estarán
perdidos, pues no se puede mantener la vida
promoviendo la muerte, dando todo al confort
o la complacencia sin límites. Sin embargo
dañan a la población pues la contagian.

¿Por qué dirijo mis escritos hacia los defensores


de la vida?, respondo: porque son los que van
a vivir, una, diez, cien, mil generaciones (me
complace trascender de esta manera). Para
esto, la ley de la selección natural es una
aliada indispensable, ley que aparecerá en
estos libros con frecuencia.
¿Por qué me interesa la semejanza trinitaria en
la creación y en qué forma dará esta semejanza
la pauta para ser más aptos para sobrevivir?
Respondo con abundante evidencia en los
seis libros que siguen cómo, el “Concierto
para Creador y creaturas” supera cualquier
actuación que se pretenda independiente. La
ciencia puramente humana se topa con una
miopía crónica. La teología sin ciencia natural
no tiene ni que comer.

Es fácil entender que un buen mapa lleva al


destino mejor que uno diseñado con poca
semejanza con la realidad. Además, condición
sine equa non, hay que marcar nuestro origen
y destino en el mapa. Luego, con la ayuda de
una brújula, encontrar la dirección y así poder
andar el camino para llegar a la meta.
Contenido
Cosmología PÁGINA

LIBRO I
Introducción 9
1. “El Universo Teocéntrico“ 21
Descripción del universo sustentado con citas del
Catecismo de la Iglesia Católica.

2. “La Semejanza Trinitaria en la Creación“ 103


Sustentado en argumentos de ciencias naturales,
Escrituras, Magisterio.

3. Cuento “El Árbol de Navidad“ 449


Para niños y adultos. Simplifica las tesis anteriores.

LIBRO II
Biología y Antropología
1. “Ensayos de Ecología para Cristianos” 509
Argumentos que demuestran verdades y falacias de
la doctrina ecológica en boga a principios de este
siglo XXI y ordena la ciencia al bien del hombre.

2. “Historia de la Fecundidad” 703


“La familia. Tres mil quinientos millones de años de
éxito sostenido”
Muestra como la familia es inseparable de la vida,
desde los organismos más primitivos hasta el hombre
con Revelación.

3. “Demografìa y la Defensa de la Vida” 815


Descripción de lo natural y lo antagónico en esta
controvertida ciencia.
Llevarla al contexto de la biología y el valor de la
vida, sacándola del contexto del “dólar per cápita”
“La creación, obra de la Santísima Trinidad”

El Creador. Párrafo III - II


Catecismo de la Iglesia Católica

LA SEMEJANZA
TRINITARIA, EN LA
CREACIÓN
(La Trinidad ad-extra)
2ª edición corregida y aumentada
Luis García-Pimentel Cusi

TOMO I

Cosmología
Título Original: “A MIS HIJOS, EL MAPA DEL TESORO”

EL UNIVERSO
TEOCÉNTRICO®
2ª EDICIÓN CORREGIDA Y AUMENTADA. 2007

Explica la semejanza entre la Creación y Dios,


usando como referencia
la doctrina expuesta en el
“Catecismo de la iglesia católica”.
En homenaje a Dios Padre Creador
en su Año de jubileo 1999

NIHIL OBSTAT. Pbo. Ignacio Gómez Robledo S.J. IMPRIMATUR


“Dios hace la luz y ella nos llevará a la verdadera Luz” Canónigo Jesús
Garibay Briseño. Vicario General.

ARZOBISPADO DE GUADALAJARA, MÉXICO

Luis García Pimentel


Índice
PÁGINA TEMA

25 PREÁMBULO DE REFERENCIA: DIFERENTES


MODELOS DE UNIVERSO

41 PROLOGO

43 RESUMEN DEL MISTERIO TRINITARIO

43 TESIS A DEMOSTRAR: LA CREACIÓN SE ASEMEJA A


LA TRINIDAD BEATÍSIMA.

44 MISMA TESIS EN MODO GRÁFICO.

51 PRIMEROS PASOS EN LA CREACIÓN EN


MODO GRÁFICO.

52 EL SEGUNDO IMPERIO QUE SE CONSTRUYE SOBRE


EL PRIMERO.

55 LA SEGUNDA CREACIÓN.

58 LA GRACIA, CURIOSA CREATURA DEL SEÑOR

64 CLASIFICACIÓN DE LAS CREATURAS DEL COSMOS


PRIMERO.

65 LOS SACRAMENTOS DEL SEGUNDO COSMOS

71 LA EUCARISTÍA

78 ORDEN DEL SEGUNDO COSMOS. CLASIFICACIÓN


DEL LINAJE SANTO, LA IGLESIA

79 LA CAUSA EJEMPLAR

82 LA IGLESIA Y ALGUNAS REFERENCIAS HISTÓRICAS

95 EL UNIVERSO TEOCÉNTRICO

97 LA TRIPLE EVOLUCIÓN

101 LA ESTRELLA DE JESÚS

23
Preámbulo de Referencia
Diferentes modelos de Universo
De la primera edición obtuve frecuentes comentarios de
la dificultad de entender este libro. De ahí que decidí
sumar este breve paréntesis para tratar de curar el mal.

La historia de las diversas


teorías de la forma del universo
ayudará al lector a ponerse en
contexto. Como verán, no fue
algo expedito, y el desarrollo de
las soluciones propuestas por
los pensadores que abordaron el
tema tardó milenios. No será fácil
entender lo que expondré con una
breve mirada.

Atlas que carga al mundo Atlas

es no sólo antiguo, sino simpático.


Ejemplifica un fenómeno que veremos resurgir una y otra
vez. Si el mundo no caía porque lo cargaba Atlas, ¿por
qué no caía Atlas, que ahora
pesaba la suma del peso de
la tierra y el propio?

El egipcio Ptolomeo,
diseña un modelo mucho
más avanzado. Propone
la tierra como centro y se
despreocupa de quien carga
Modelo de Ptolomeo la tierra, pues era más fácil

25
ignorar el asunto que resolverlo. Simplemente propone
que flota en el espacio al tiempo en que los objetos
celestes giran en torno a ella. Ptolomeo vive en el primer
siglo de la era cristiana y es erudito de la biblioteca de
Alejandría.

Viene luego un
salto para atrás. Hay
quien propone la tierra
plana, en la cual los
barcos caen al llegar
al extremo, o finis
térra. Como se puede
Finis térra
ver en el dibujo que
anexo, los barcos que caían
al abismo eran ya de épocas renacentistas. El problema
se plantea ante la eminencia de los viajes oceánicos, en
dónde tal vez estaban las cascadas que determinarían el
final de todo lo habido. ¿Quién detiene al mundo? ¿Por
qué no detiene al agua y a los barcos? ¡Qué problema!

Copérnico, en el siglo
XV reta a los anteriores.
Estudioso de los griegos
y de Ptolomeo, desarrolla
el primitivo telescopio y
con esa ayuda encuentra y
lanza la idea del universo
heliocéntrico, en el que el sol

Universo de Copernico

26
es centro de los movimientos celestes. Este es sin duda
un avance notable. ¡Giran en torno al sol¡ Pero... ¿quién
los sostiene. No sólo en el espacio, también en el tiempo,
en el movimiento, en la fuerza de gravedad...?

Con el desarrollo de los telescopios se descubren


las galaxias. El astrónomo norteamericano Edwin Hubble
extiende el concepto de universo fuera de la Vía Lactea y
hasta millones de años luz. En este momento no hay un
modelo de universo, sólo saben que es más grande y más
grande. Demuestra que el universo está en expansión.

La pregunta de quién lo sostiene sigue presente.

A fines del siglo XX se desarrolla una fina teoría


física que concluye que solamente puede haber dos
tipos de universo. El de la materia negra (hay mucha
materia que no vemos dicen- y eso hace que el universo
regresará a ser pequeño luego que la gravedad lo detenga
y lo concentre), provocando un modelo de universo
palpitante, sin principio ni fin, y el de expansión al

Big-bang

27
infinito o Big Bang. Con un observatorio satelital llamado
COBE, se demuestra que el universo tuvo principio y que
nació de una gran explosión de partículas subatómicas,
o sea luz. No se detendrá. Los autores principales de
este descubrimiento, fueron al inicio George Gamow a
principios del siglo y el inglés Stephen Hawking, quien a
fines del siglo XX dio el impulso definitivo desarrollando
las matemáticas del modelo y logrando así obtener
financiamiento para el satélite COBE.

Hasta aquí hemos caminado en más de dos mil


años, sin embargo veamos detalles interesantes que
hacen de todos estos modelos intentos limitados.

a) Atlas detenía al mundo pero nadie lo detenía


a él. ¿Por qué no se caía?
b) El modelo de Ptolomeo explica algunos
movimientos relativos, pero no dice nada del
principio y del fin, el quién o para qué, al
cómo, el cuándo y el hasta cuándo.
c) Copérnico expandió la visión de Ptolomeo en
cuanto a la distancia. El telescopio le ayudo a
ver luz más lejana. Copérnico, al ser clérigo
católico, sabrá quién y para qué se hizo la
creación. Le falta detallar el cómo y cuándo
y a ejemplo de qué.

El actual modelo universalmente aceptado, la


explosión de luz, describe un universo fotocéntrico. Lo
expuesto por Hubble-Gamow-Hawkins y muchos más, es
muy complejo. Rematado con los modernos telescopios
satelitales, hace explotar nuestro conocimiento con
imágenes de una belleza sublime.

28
Ver las fotos del telescopio Hubble es posiblemente
una de las experiencias más cautivadoras. No me
canso de admirarlas, pero quedan muchas cuestiones
pendientes. Muy en particular la manera como el
universo se creó, no sólo en los aspectos visibles con
aparatos fotorreceptores como el ojo, el telescopio, el
microscopio, etc. -sino el ¿quién, cómo, porqué, para
qué, porqué es cómo es, a dónde va, cómo llegará, etc.?
Al modelo que aquí expondré y que responde a estas
cuestiones lo llamaré “Universo Teocéntrico”.

d) Como verán en este escrito, hay mucho que


decir de esta creación que no ha sido dicho.
Ya que estamos inmersos en los dibujos que
explican los modelos de universo según
los conocimientos y los instrumentos que
han estado en manos de los científicos,
permítanme presentarles con auxilio de una
forma gráfica el modelo que explica todas
las preguntas hasta ahora acumuladas. No
tengo duda que será el de mayor similitud a
la realidad.

Hasta ahora los modelos se han basado en lo


que se ve, en la luz, por lo que realmente no se está
hablando de un modelo de universo, sino de la luz en
el universo.

De la misma manera como Copérnico logró dar


un gran salto cuando vio la creación por el telescopio, así
pasó, cuando pude verla por el Catecismo de la Iglesia
Católica. ¡Qué diferencia es sólo ver la luz cuando

29
podemos admirar el “plan providencial” de quien no
sólo hizo la luz, sino que pavimentó la creación para
que las criaturas pudieran llegar a un objetivo deseado
por el Autor, el hacer su obra a su semejanza¡

Como la luz se expande como esfera, casi todos


los modelos propuestos son esféricos. Las dimensiones
usadas son las de la luz. En realidad el universo no
es esférico, es triangular. No tiene cuatro dimensiones
(como la luz en expansión), sino que tiene tres, que son
las dimensiones de quien lo diseño a su semejanza. No
tiene solamente una frontera, como el globo de luz al
expandirse en nada (frontera de la luz con nada), sino
que tiene tres, pues tiene frontera con nada (al comenzar
la creación había nada), tiene frontera con Dios, quien
le da la participación del ser y otras que luego veremos,
y una tercera frontera por donde camina del origen al
fin: Se llama tiempo, o plan providencial, o evolución.
Hela aquí:

30
Si parece difícil entender lo que hasta aquí
llevamos, no se preocupe. A los que se enfrentaron con
los modelos de Ptolomeo y de Copérnico también les
llevó un buen rato entenderlos, y mucho más tiempo
aceptarlos.

Las tres dimensiones son más difíciles de


entender, eso porque llevamos toda la vida pensando en
dimensiones físicas, que son efecto. Ahora enfrentaremos
otras dimensiones, las que son causa del universo o la
creación.

Solamente hay tres. La primera es la causa


principal, el principio o la Paternidad de la creación.
Nos referimos a ella como Dios Padre (creo en Dios
Padre, todopoderoso, creador del cielo y de la tierra...)
en este caso será la Paternidad, pues Dios Padre está en
la intimidad de la Trinidad (ad intra) y no fuera de ella
(ad extra), o la creación.

La segunda dimensión nos debe de parecer muy


sencilla. ¿Por qué hago algo?, ¿Por qué deseo obtener
una cosa? En el esquema de las dimensiones conocidas
que dirigen los actos creacionales, a esta dimensión la
llamamos Amor de Dios o Espíritu Santo. Esta dimensión
antecede cualquier acción del Padre. Él hace la creación
porque la ama. En la creación, el Amor de Dios que opera
es el Amor de Dios a la Creación. Esta es la dimensión
que nos marcará posición en este trabajo.

La tercera dimensión es más difícil de entender.


Si partimos de que el Padre, el principio trinitario, es
inmensamente poderoso y bondadoso, amante de sus

31
actos, un verdadero maestro del arte en sus acciones, ¿qué
será lo que el desea hacer con su Amor? Obviamente es
algo bueno, bello, trascendente. Considerando que lo
mas bello, lo más bueno y trascendente que existe es
Él mismo, pues sin duda escogerá esta dimensión: La
imagen o semejanza de Dios en la Creación como la
tercera marca.

Alguno me dirá: “ya existe le imagen del Padre


que es el Hijo”, y contesto afirmativamente, pero Dios,
creador del cielo y de la tierra, vuelve a dar la imagen
en un esquema diferente, en el tiempo, con un proceso
evolutivo, con un plan providencial, cuya función es dar
a su amadísima creación la semejanza que le dio a su
amadísimo Hijo inter-trinitario. De ahí que la creación
se eleve hasta formar un cuerpo místico glorioso, con
su imagen atemporal a la cabeza (El Hijo), que a la vez
es temporal (Cristo), y con él a los millones de criaturas
que lograron semejanza. De ahí que la obra sea causada
por la Trinidad, quien en su infinito poder combina en su
obra el perfil de las Personas Trinitarias.

¿Será posible tal simpleza? Con estas palabras


hemos contestado las cuestiones pendientes: ¿quién,
cómo, porqué, desde dónde y hasta dónde camina el
tiempo, como es a grandes rasgos la evolución o el plan
de Dios y porqué la creación es como es (o lo que llaman
los filósofos medioevales, la causa ejemplar). Con este
modelo encontraremos que las verdaderas dimensiones
de la creación son:

32
Y ¿en dónde está el Big Bang, las galaxias, los
minerales, las plantas, etc? Pues al principio del tiempo o
de la evolución, al comienzo del “plan providencial”. ¿Y
por qué ahí? Porque, como luego veremos, son criaturas
muy primitivas. Tienen poca semejanza. Veremos en el
escrito a criaturas que llegan a ser mucho más similares
al causante de la creación: la Trinidad Beatísima, aunque
los astrónomos no tengan instrumentos para verlas.

Y ¿por qué se marcarán con un triángulo el lugar


de los primeros actos de Dios? Pues porque tienen las tres
dimensiones que explicamos. Lo mismo haremos con el
Big Bang o el sistema solar. Cuando hacemos un modelo

33
de la creación que vemos emite luz, tendrá las cuatro
dimensiones de esta: ancho, alto, largo y tiempo. Por
esos causes caminará la luz sin perder jamás estas cuatro
dimensiones. Pero el conjunto de la creación caminará
por las tres dimensiones mencionadas siempre. Luego,
usaremos esta forma constantemente.

Ahora sabemos que en los hombros del Dios


Todopoderoso se cimienta todo lo temporal. Atlas
adquiere la forma adecuada y su función real.
Paternidad, Amor y Semejanza sostienen a la creación
en la existencia y dirección.

Falta un comentario. Si preguntamos a muchos


buenos cristianos cual será el mayor Amor de Dios
fuera de Sí, creo que la mayoría escogerá alguno de
estos: La Santísima Virgen, la Iglesia, la Eucaristía, los
ángeles, los santos, etc. Y sin embargo dudo que haya
muchos que digan el correcto: La creación. Resulta que
en la creación está todo lo que no es Él y que, como
veremos, en la frontera con Dios hará el Señor creaturas
que pueden asemejarse tanto a Él que cuesta trabajo
diferenciarlas (perfectas como nuestro Padre Celestial es
perfecto). En la creación está la Virgen. los ángeles, la
Iglesia, la gracia, la Eucaristía, etc. Esto lo veremos en
detalle más adelante.

La creación es como el taller del artista, en


donde se acumulan materiales y herramientas que usará
para hacer lo más granado de su arte -y en algún lugar
escogido- guardará lo mejor de su obra, con lo que más
se identifica, lo que más tiene Su Semejanza.

34
Y si esto es así ¿por qué hay tan poco estudio
y atención a esta “creatura de creaturas” por parte de
los cristianos? Supongo que es uno de los efectos más
devastadores del pecado original: ya no podemos ver
a Dios en buena parte de su obra, ciegos y ausentes
ante el paraíso más evidente, imposibilitados para ser
contemplativos ante la imponente galería que nos
presenta a diario el gran Maestro.

Me asaltan las palabras llenas de don de ciencia


del Santo de Asís: “Hermano lobo... hermana agua...
hermano sol... hermana luna...”. ¡Qué bien entendía
Francisco las dimensiones definitivas de la creación!
¡Con qué claridad veía la Paternidad, el Amor y la
Semejanza en todo lo creado!

35
Esquema de referencia
Más sobre las dimensiones y fronteras del Universo a
modo trinitario.

En el primer instante de la creación:


“Dios (1) dijo (2)... haya (3) luz (4), y hubo
luz (5)” (Gén 1,3).

A partir de esta frase se construirá este esquema, que


servirá de referencia en todo el trabajo. Ver la frontera
con “nada”, la línea continua gruesa a la izquierda del
triángulo y comenzar de ahí:

Más sobre las dimensiones de la creación.

En la descripción física del universo fotocéntrico,


describimos las dimensiones de la luz como cuatro.

37
Largo (imagine el lector una línea), que si lo movemos en
un plano acostado nos da ancho (imagine el lector una
superficie), que si lo movemos para arriba nos genera un
volumen y luego lo vemos moverse en el tiempo.

En las dimensiones del universo teocéntrico pasa


algo similar. Comienza por una acción del Principio
Trinitario, el Padre Creador, quien crea la dimensión de Su
Paternidad ad extra (en la creación). Nada puede existir
sin esa dimensión. Esa Paternidad que determina como
será la creación, puesto que el Padre ama la perfección
y entonces ama a su Semejanza. Al ser Dios lo único
que hay, es pauta de la perfección. La otra dimensión
necesaria es la Semejanza del Padre, o sea el Hijo. El
Amor de Dios es imprescindible para llevar la voluntad
(el Amor) del Padre a su Semejanza, cuyos fundamentos
expondré en las páginas que siguen. El esquema anterior
ayudará a entender lo expuesto, aunque la idea de que
la creación es semejanza de la perfección seguramente
será un bocado difícil de tragar a estas alturas el escrito.

Conviene considerar que en el tiempo se da el


plan de Dios, o “plan providencial”, que camina desde
su Amor a la creatura hasta su semejanza creada, igual
que en lo humano, el amor del Padre da la vida del que
tendrá su semejanza, es decir, su Hijo. Podemos decir
que si Dios Hijo es la Semejanza Engendrada atemporal,
la creación es la semejanza creada en proceso de cambio
a la perfección temporal.

En este escrito trataremos de describir el plan


providencial que llevará la luz hasta la Semejanza de

38
Dios, en el tiempo y se marcarán, paso a paso los
principales rasgos en los que la creación se asemeja al
Creador, y que constituyen –no tengo duda- el modelo
de creación más confiable hasta ahora expuesto.

El modelo del Big Bang es muy diferente, pues


solamente considera las dimensiones de la luz. No dice
muchas características ya mencionadas que sí explican
el modelo de la semejanza trinitaria.

39
Prólogo

Dice San Agustín: “Interroga la belleza de la tierra,


interroga a la belleza del mar, interroga la belleza del aire
que se dilata y se difunde, interroga la belleza del cielo...
interroga todas esas realidades. Todas te responden: Ve,
nosotras somos bellas. Estas bellezas, sujetas a cambio
¿Quién las ha hecho sino la Belleza Suprema, no sujeta
a cambio?” (Catecismo de la Iglesia Católica o Cat 32).

“Todas las creaturas poseen una cierta semejanza


a Dios”, dice el Catecismo (Cat 41). Sobre este tema
trata este libro, en la búsqueda de la “Causa ejemplar”
que predice la metafísica clásica.

La escritura, la tradición, las enseñanzas de la


Iglesia (El Magisterio), la teología católica que estudia
a Dios y la “Oikonomía”, [que los padres de la Iglesia
distinguen de la teología porque esta última palabra
designa el estudio de la vida íntima de Dios-Trinidad,
y la primera estudia las obras del Dios Trinidad por las
que se revela y comunica su vida.] ������������������������
(Cfr. Cat 236)]. Ambas
ciencias tienen un mismo tema, complementario, que
en Dios Uno-Trino se resuelve. Luego, hay manera de
correlacionarlas, precisamente en la consideración del
Dogma Trinitario.

El libro da por hecho que el lector conoce al


menos superficialmente ese dogma. Aún así, se hará un
breve resumen para recordar algunos de los principales
atributos de este gran misterio.

41
Este es un libro de OIKONOMÍA y trata sobre LA
OBRA DE DIOS, la parte que cambia, que está en vía,
que evoluciona, gobernada por las leyes que emanan
de un PLAN PROVIDENCIAL, de un plan concebido
por el Amor, el Entendimiento, la Paternidad o Principio
Trinitario: Esta OBRA DE DIOS, que busca la semejanza,
necesariamente se perfecciona según va adquiriendo
semejanza con Dios, hasta fundirse con Él por la
Redención, al venir Dios mismo a formar parte de lo que
se mueve en el tiempo que Él creó.

El Dios-Hombre cierra la pinza entre la Teología


y la Oikonomía, entre el Creador y la creatura, entre
la Obra, la Escritura y el Magisterio, entre la causa
primera (Dios) y la causa última (Manifestar Su Gloria).
Es la Creación ejemplo del Creador. ¿Qué mas puede
esperarse de un Dios omnipotente, omnipresente,
omnicoherente, amante de Él, de Su Hijo (Su Semejanza
perfecta, Su Verbo, Dios de Dios, Luz de Luz, Imagen de
Dios, resplandor de Su Gloria, impronta de su esencia.
Cat I Cat 241). Infinito en Amor, Amor por el que
comienza cualquier acto del Dios que es Amor? (Cfr.
Cat I Cat 221), Amor que apropiamos al Espíritu Santo,
de quien se dice ”El Amor infinito entre el Principio
Trinitario (Padre) y Su Semejanza Perfecta (Hijo)”.

42
Resumen del
Misterio Trinitario
Algunos aspectos fundamentales del Misterio Trinitario.
Catecismo de la Iglesia Católica.

“El misterio de la Santísima Trinidad es


el misterio central de la fe y de la vida
Cristiana. Sólo Dios puede dárnoslo a
conocer revelándose como Padre, Hijo y
Espíritu Santo (Cat 261)

La fe católica es esta: Que veneremos a


un Dios en la Trinidad y la Trinidad en la
unidad, no confundiendo a las Personas
ni separando las substancias: una es la
persona del Padre, otra la del Hijo y otra la
del Espíritu Santo, pero del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo, una es la divinidad, igual
la gloria, coeterna la majestad. (Cat
����������
260).

Toda la obra divina es común a las tres


Personas Divinas. El Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo, no son tres principios de
creaturas, sino un solo principio. (Cat 260)

“El último fin de toda la economía divina


es la unidad perfecta de la Bienaventurada
Trinidad” (Cat 260)

En numerosas instancias de este escrito, se usará


el ”modo gráfico” para explicar algunas similitudes entre
el Creador y la creación, usando para esto uno o varios
triángulos. Uno de estos polígonos –que marcaremos
como la Trinidad, o sea Dios– significa la acción
conjunta del Padre (quien manda), del Hijo (obedece al
Padre) y el Espíritu Santo (quien obedece al Padre y al
Hijo conjuntamente). Luego, el triángulo que se usará

43
para identificar a la creación indica que la Paternidad,
la Semejanza y el Amor operan siempre en conjunto
y en dirección que va del Amor (principio de todas las
obras de Dios) hacia la manifestación de su Semejanza y
Su Gloria (fin de todas las obras de Dios). Confirmando
con esto que “Toda la obra divina es común a las tres
Personas Divinas” (Cat 260) pues “El último fin de
toda la economía divina es la unidad perfecta de la
Bienaventurada Trinidad” (Cat 260)

Se usará siempre una flecha punteada para indicar


la vía de la creación en el tiempo.

La vía de la creación.

Tesis a demostrar
“LA CREACIÓN SE ASEMEJA A LA TRINIDAD BEATÍSIMA”

44
Continuando con el modo gráfico, podemos ilustrar el
siguiente acto de Dios:

En el acto mismo de creación, dice el Génesis,


“Dios dijo: hágase la luz, y la luz se hizo” (Génesis).

Un esquema del acto de la creación del Tiempo-


Espacio y de la Luz puede ser, correlativo a la Orden de
Dios.

Los teólogos dirán: Dios es Causa Ejemplar de Su


Obra, a la cual comunica sus Perfecciones paulatinamente,
pues la creación está en estado de cambio, de vía (Cat
310). Dios no cambia. La creación es la que cambia.
Jamás hay que confundir a Dios y a su creación. A ese
error, muy común entre los hombres primitivos, se llama
“Pantéismo” (que quiere decir, “Todo es Dios”, lo cual es
una gran falsedad). El Catecismo dice: Todas las creaturas
tienen cierta semejanza con Dios” (Cat 41) pero ninguna
creatura es Dios.

Muchos científicos aceptan que la creación camina


o cambia. Ellos dicen que “evoluciona”, pero no hay que
confundir la evolución sin Dios con la evolución de la
creación dirigida por Dios, pues lo NATURAL es que lo
creado vaya al Creador, como la semilla de un árbol se
desarrolle hasta formar un árbol similar. Lo inverso, lo que
llamamos “pecado” es lo antinatural, como si la semilla de
un árbol se desarrollara y formara algo distinto al ser que
la hizo, como si de la semilla del trigo brotara una piedra.
La evolución atea, o sin Dios, es imposible, pues sin el
creador no hay tiempo o espacio, no cabe el cambio o el
movimiento. Sin Dios no hay creaturas que evolucionen.

45
Decir que la creación se perfecciona en el tiempo,
según el modelo de perfección, es doctrina cristiana
(Cfr. Cat 216, 308, 310). Si no fuera así, ¿qué hace Dios
omnipresente que no sea comunicar su perfección?

La luz-tiempo-espacio
Hablar de que se hizo la luz sin suponer que exista desde
ese momento el tiempo y el espacio es imposible. Sin
espacio, ¿a dónde va la luz, cómo irradia su presencia?
¿Sin tiempo, cómo se mueve?

La luz, el tiempo y el espacio se complementan


de manera muy difícil de explicar. Sin tiempo-espacio
no hay luz, pero sin luz, tampoco hay tiempo-espacio.
Como la luz se expande, así se expande también le
tiempo-espacio. Más allá de la luz, ni tiempo ni espacio.
Sólo la ausencia de todo, es decir, nada. (esto es muy
difícil de entender)

La frontera
Entre la inexistencia –nada– y la aparición de algo
que participa del ser, hay un momento, una posición
en que se da la diferencia. A este lugar de transición
le hemos llamado “Frontera”. Hemos visto que en el
modelo trinitario de la creación hay tres fronteras: una
con la “nada”, otra con el tiempo, conforme camina el
universo inseparable de la transición, cambio dirigido a
la semejanza o evolución y que depende del llamado
“Plan Providencial”, y la tercera con Dios, en donde
aparecen creaturas que son Dios o cuya similitud es
impactante, como Cristo y la gracia.

46
El Primer acto de creación
“Dios (1) Dijo... (2), Haya(3) luz(4), y hubo
luz.” Génesis 1,3

En 1992 se comprobó la tesis cosmológica del “Big


Bang” (o “gran explosión inicial”), mediante estudios del
satélite COBE. De ahí que muchos científicos estén al
día de hoy de acuerdo en que lo que primero se dio
fue energía radiante intensa, es decir, luz de altísima
frecuencia y gran temperatura.

Fuerzas de Atracción-Repulsión
Luego dice el Génesis: “Sepárense de las aguas de
arriba de las aguas de abajo” Y así fue. Por “arriba” y
“abajo” podemos entender la dirección que se da por
la acción de la fuerza de gravedad, pues es lo que nos
“ata” hacia “abajo”. De ahí que podemos concluir que
de esa explosión inicial de luz, dirigió Dios a la creación

47
hacia donde se da la fuerza de gravedad, es decir, a la
materia. Esto también está en armonía con todas las tesis
comprobadas de los cosmólogos. Cuando el espacio se
enfrió como consecuencia de su rapidísima expansión,
parte de la energía radiante se convirtió en materia.

Los científicos dirán que la energía y la materia


son prácticamente lo mismo, y lo han demostrado con
las reacciones nucleares, que convierten a la materia en
energía, como cuando explota una bomba atómica.

Luego Dios, desde Su eternidad inmutable, dejó


sentir su mando en el tiempo de la creación (Pues Dios
no está en el tiempo), y siguió manteniendo el curso de
su Plan Providencial. Dejó sentir su presencia en cada
segundo, en cada milímetro cúbico de su Obra para cuidar
que sus leyes, verdaderos ladrillos de construcción del
proyecto final de Semejanza, sean obedecidas. Caminó
así la creación, obediente al mandato del todopoderoso,
desde la luz hasta la materia, (Primer Cauce de creación-
con tiempo pero sin vida) y luego desde la vida vegetal
y la vida animal (Segundo Cauce de creación: Con
tiempo y con vida). Esto se puede derivar del Génesis,
de la cosmología y de los restos fósiles conjuntamente.
No existe contradicción alguna.

Todo lo que se ve, interacciona con la luz, pues de


ella proviene y se deriva. Las recientes pruebas que se
han obtenido en la década de los ’90 con aceleradores de
partículas y con satélites especializados no dejan duda.
Lo primero que se dio en la creación son partículas sub-
atómicas como el fotón. Los neutrones y los protones,

48
y luego los átomos comúnmente asociados con el
concepto de materia aparecieron después, aunque sea
por una fracción de millonésima de segundo, pues
a la temperatura inicial del cosmos no pueden existir
los átomos o partículas complejas como el protón o el
neutrón que forman el núcleo de la materia.

Si algo tiene capacidad de almacenar calor o


energía sabemos que Dios la creó a partir de ese primer
instrumento maravilloso pues Dios mismo se dice “Luz”
y “Luz de Luz”, creador de la luz y de las leyes que
gobiernan esta parte de la creación, el mundo de lo
visible. Nos referimos no a la Luz inaccesible de Dios,
que no podemos ver, sino a la luz que existe en la
creación, que se mueve y cambia, se refleja y nos llega
del sol y las estrellas, de la flama y del foco.

Si algo está en el Tiempo-espacio-luz (a la luz la


llamaremos energía por ser esta la forma más simple
o “pura” de esta forma de creatura) serán la energía
y la materia, y lo que está en la vida, los vegetales y
los animales. Los científicos llaman a estas creaturas,
clasificándolas, con el nombre de Reinos: Reino
mineral, Reino vegetal, etc. Como todos estos Reinos
se derivan de un origen, la luz, los llamaremos en este
libro los Reinos del Imperio de la Luz. Es característica
de estos Reinos del Imperio de la Luz es que pueden ser
observados con instrumentos que detectan alguna forma
de luz (visible, infrarroja, rayos x, etc.) o sea los llamados
instrumentos fotoreceptores, como los ojos, telescopios,
microscopios, receptores de radio, películas fotográficas
para luz visible, para rayos X, etc.

49
Primeros pasos de
La Creación en modo gráfico
Comenzamos a caminar con el tiempo hacia formas
cada vez más evolucionadas. Partimos con la luz y
mudando en dirección a la semejanza con el Creador,
vemos que la creación toma caminos insospechados. La
luz primera empieza a formar creaturas que nos parecen
bien distintas a ella, como la materia, pero sabemos por
la Revelación y la física que hay correlación estrecha
entre esa primera creatura, la Luz, que da calor y
movimiento (Formas de energía) y que se almacena
en la materia uniendo partículas sub-atómicas que se
derivan de la luz (fotones, quarks) para formar átomos de
materia. Esa materia, ayudada por la energía misma que
la formó, produce los Reinos Vegetal y Animal que todos
conocemos. En modo gráfico podemos expresarlo así:

Posición relativa de parte de la


creación temporal del
“Imperio de la Luz”
El Imperio de la Luz se manifiesta en cuatro formas
distintas, o Reinos, los cuales se construyen utilizando
la estructura del Reino inmediato anterior. Estos cuatro
“Reinos” son, el Reino de la Energía, el Mineral, el
Vegetal y el Animal. Así, el Reino vegetal usa energía y
materia, ordenada. El Reino animal usa energía, materia
y procesos vegetativos, como la multiplicación de sus
propias células.

51
El segundo imperio que se
construye sobre
el primero
Luego de lo que es visible y se deriva de la LUZ, Dios
crea; algo muy distinto el ALMA, que por ser amplia
su diversidad, lo calificamos como Imperio. Aquí
explicaremos el como y el porqué.

Posición relativa del


Imperio del Alma

En el Imperio del Alma, al igual que en el Imperio de la


luz, se distinguen dos Cauces de creación, que son las
creaturas que tienen:

52
1) Libertad y ley de la conciencia y
2) Los que encima de lo anterior tienen Ley de
Dios Revelada y además la obedecen con
fidelidad. Actuan con Verdad.

Todos los hombres tienen conciencia de sí.


Además de esta conciencia de un grado mínimo, los
hay que además tienen conciencia de otros, de los
demás. Los que creen en “varios dioses”, los politeístas,
no son conscientes de Dios, sólo usan esta figura para
“explicar” el cosmos (dios sol, dios fuego, dios del vino,
etc.). Los que son conscientes de Dios se conocen por el
monoteísmo y tienen Revelación de Verdad y Ley Escrita,
emanada del Creador mismo. Es el caso de los judíos, los
cristianos y los mahometanos, quienes reciben herencia
del Antiguo Testamento como elemento de construcción
de su libro sagrado, el Corán.

En el Cauce de la Libertad se dan dos Reinos:


el de los Conscientes de Sí y el de los Conscientes de
Otros, que enseguida se explicarán ampliamente.

En el Cauce de la Verdad, en donde Dios da Ley


Escrita, se dan también dos Reinos, en función de esa Ley:
el Reino de los Conscientes de Dios y el de los que son
fieles, radicalmente, el Reino de los Obedientes a Dios,
conceptos que también se explicarán ampliamente.

Los “científicos” que sólo creen en lo que ven,


dirán que esto es falso. Los pobres, que están ciegos a
la fe, no podrán entenderlo. Ténganles caridad, pues es
peor estar ciego a la fe que ciego a la luz. Con el tiempo,
evolucionarán.

53
El primer reino de este imperio, los conscientes de
sí, son hombres muy primitivos.

No pueden hacer civilización y fácilmente caen


en hábitos muy dañinos para el grupo de humanos,
como la antropofagia. Los conscientes de otros, son
hombres que pueden complementar sus acciones, son
hacedores de civilización. En las primeras miles de
décadas de humanidad dominaron los primeros. Luego
la conciencia y la técnica evolucionaron a los “hacedores
de civilización”. La diferencia es tan dramática como la
que hay en los organismos unicelulares y multicelulares.

Luego, Dios da Revelación. Un grupo de hombres,


los judíos, guarda celosamente las Escrituras que
contienen esta Revelación, como las membranas protegen
los cromosomas primeros. Muchos otros se enteran de
la Revelación, pero no la guardan celosamente y se
pierde en forma parcial: es el caso de los seguidores de
Mahoma y otros.

54
La Segunda Creación
Dice el Catecismo “La obra de la creación culmina en
una obra todavía más grande: la Redención. La primera
creación encuentra su sentido y su cumbre en la Nueva
Creación en Cristo, cuyo esplendor sobrepasa a la
primera.” (Cat 349).

Esta segunda creación cambia o evoluciona a la


anterior, pues el hombre adquiere con este sumando una
“participación divina” que se perdió por el pecado de los
primeros padres. La venida y sacrificio de Cristo Salvador,
constituye el pivote medular desde donde la creación se
parte en dos: 1. Antes de Cristo y 2. Después de Cristo.
Con la institución de los Sacramentos y la Eucaristía,
cambia por completo el derrotero de la creación y la
llevan a su destino previsto desde antes del tiempo: la
Semejanza, para así comunicar la Gloria de Dios, que
por Amor nos desea dar cabida en la Semejanza Perfecta
del Dios Uno-Trino, en el cuerpo Místico Glorioso, cuya
cabeza es Cristo y las células los que a él se asemejan.

Con la Encarnación del Verbo, cambia el universo


efectuado por el Verbo inicial (en el que Dios aún no
se ha metido en Su creación), al universo nuevo. El
Verbo Encarnado da a la creación su derrotero final: la
Semejanza completa, que llamamos cuerpo místico o
Iglesia. Cristo la reconoce como Él mismo (“Saulo ¿por
qué me persigues?”, le dice Cristo a San Pablo cuando
la persigue).

En la Iglesia, (como en el Espacio-tiempo), se


mueve la persona hacia la perfección cuando obedece

55
la orden de Cristo: “Sed perfectos como vuestro Padre
Celestial es perfecto”. Esta perfección se logra caminando
por el cauce que Cristo mismo nos enseñó -por los
Sacramentos hasta la Eucaristía– y nos pide la unión
total con Cristo, la unión Eucarística. Entonces, dice San
Juan, “seremos consumados en la Unidad” (Jn 17,23).
En modo gráfico quedamos con algo como esto:

(*)

El primer acto de creación se ilustra gráficamente


en la línea de la izquierda. (1) y muestra como, por la

56
Paternidad de Dios (*), el Verbo legisla de tal manera
que ya hay Espacio-Tiempo-Luz y de ese momento
en adelante camina la creación a su destino final. En
la etapa segunda (2), vemos el acto de Redención en
lenguaje gráfico. Por la Paternidad de Dios, el Verbo se
hace carne y se da lo que suele llamarse “la plenitud
de los tiempos”. Empieza con Cristo el “tiempo de la
Iglesia”, cuya primera manifestación palpable es María
Inmaculada, puesto que nace ya con el alma limpia de
pecado, capaz de recibir la intensa gracia que sabemos
recibió. Participa Dios Su Ser Inmaculado igual que lo
hizo con Adán y Eva, pero ya en el contexto de curar
el daño del pecado. En la tercera etapa se muestra
gráficamente como se completa la Imagen Trinitaria de
la creación, pues es llevada a la perfección por Cristo, en
la Iglesia y en la Eucaristía. Manifiesta así Dios su plena
Gloria en la Perfección de Dios Hijo en la creación (Cfr
Tertio Millenio Adviente Cap. 3 ss)

57
La Gracia, curiosa
Creatura del Señor
Con la Redención, irradia la naturaleza Divina a la Obra
con una ley cuya acción en el cosmos segundo equivale
a la acción de la ley natural en el cosmos primero.
Esta ley que supera a la acción natural, puesto que
opera en el segundo cosmos, se llama gracia, y suele
conocerse como la “gracia Sobrenatural”, puesto que
su acción complementa y está por encima de la acción
de la naturaleza del primer cosmos. Así como la vida
se suma a la materia, o el alma se suma al cuerpo, la
gracia se suma a la naturaleza del hombre y caracteriza
al comportamiento de aquellos que van llegando o
han llegado al cosmos segundo, es decir, a la Iglesia.
A diferencia de leyes naturales como la gravedad, que
afecta al cuerpo y no puede ser rechazada, la gracia
sólo opera en el alma. Por eso puede ser rechazada, en
función de la libertad del hombre (cfr Cat 2002).

Los teólogos ilustran la gran cercanía de la gracia


con la naturaleza de Dios diciendo que la gracia es
“deiforme” (es a Dios como el calor es al fuego, dice
San Agustín.) y esta creatura nos mueve sutilmente
a acercarnos a Dios, como la gravedad acerca a los
cuerpos celestes. La gracia es una participación de la
vida de Dios (cfr Cat 1997), y por ella podemos llamar a
Dios “Abba”, Padre.

La gracia, la Iglesia, la Eucaristía y los que llegan


con Cristo a la Gloria son obras que sobrepasan la
naturaleza que deriva de la acción del Verbo de Dios
en el cosmos inicial. Son sobrenaturales. Son como una

58
“frontera entre la creatura y el Creador”. Se derivan de la
acción del Verbo Encarnado y Glorificado. Se distinguen
por una presencia íntima y real de Dios o de su propia
naturaleza.

Este mundo “sobrenatural” no parte de la acción


anterior a la “Redención”, no parte de la “Primera
Creación” que enseña el Catecismo, sino que parte de
la acción Redentora, de la “Segunda Creación” llevada
a cabo por el Verbo en pago a Su Sacrificio (ganada
para nosotros por el Redentor). Es la esencia misma del
rescate.

La Paternidad del Padre (o acción del Padre en la


creación) cubre a toda la obra. Él es sin duda el director
de este acto. Esto se ve claramente en la expresión gráfica
que acompañamos. También se puede apreciar como la
acción del Verbo inicial cubre a toda la creación, con la
excepción del imperio de la Eucaristía, en donde se dan
fenómenos que no corresponden a lo natural, como es la
transformación del vino en Sangre de Cristo.

Del mismo modo, la Gracia cubre a toda


la creación, exceptuando al Imperio de la Luz. El
movimiento, minerales, plantas y animales no pueden
recibir la gracia pues esta actúa sólo en el alma. De ahí
que los santos como Abraham hayan podido recibir la
gracia de la fe aun antes de la venida de Cristo, pues
Jesús irradia su acción salvífica a todas las almas del
universo que la requieren, sin limitaciones de espacio
o tiempo.

Los Sacramentos de la Iglesia sólo se dan después


de Cristo, aunque Su gracia opere antes de su venida,

59
como operó en la Santísima Virgen, la llamada “llena
de gracia” por el ángel de Dios y que nació antes que el
Redentor.

Las obras del Segundo Cosmos, en la línea que


va de lo apropiado al Padre (*) a Su Semejanza (+), son
las más elevadas obras de la creación. La Eucaristía y la
Iglesia son el mismo Cuerpo de Cristo. La Gracia, al ser
participación de la naturaleza de Dios, cabe también en
esta “frontera entre Dios y Su Obra”. Y por último, en
esta misma frontera entre Dios y la creatura está Cristo
(Dios y creatura) en la Gloria, en donde llegan las células
constituyentes del Cuerpo Místico Glorioso, o cielo.

En el gráfico se ilustra como se relacionan a la


creación las obras finales del Redentor. Gracia, Iglesia,
Eucaristía y Gloria.
Nótese que la gracia irradia su acción al
alma. Es una obra de Dios que se asemeja,
estando en el cosmos segundo, a la acción
de las leyes naturales en el cosmos primero.
La gracia mueve al alma como, digamos,
la gravedad a la materia. Sobre esa alma
bañada en gracia se construye la Iglesia, la
Eucaristía y la misma Gloria.

60
En el siguiente gráfico se ilustra cómo, en la primera
creación, (1) “Adán y Eva Tienen abierto el camino hasta
Dios, pues El se manifestó a ellos personalmente” (Cat
54). Pero al pecar perdieron ese nivel de acercamiento
a Dios. Se desviaron y perdieron la cercanía al
todopoderoso, es decir, perdieron la santidad. (2) En
la segunda creación, Jesús corrige la falta del pecado
y lleva a la Obra a mayor cercanía con Dios. Esto, por
la Paternidad del Padre, que con la Gracia ganada por
el Sacrificio del Verbo, se crea la Iglesia, la Eucaristía y
finalmente la Gloria de Cristo y de los redimidos.
Nótese también en dónde se desvió la
creación (En la libertad del Imperio del Alma
se dio el pecado) y de nuevo aparece el
camino a la Gloria abierto por el Redentor.

61
En las próximas páginas viene una resumen de la
clasificación que se ha venido haciendo en estos últimos
razonamientos. Se preguntarán algunos científicos” que
en qué me baso para hacer una clasificación tan poco
común, tan alejada de lo que enseñan sus “doctos”
representantes que desconocen las grandes diferencias
entre el hombre y el animal porque no las pueden ver
en sus microscopios y están ciegos a evidencia que
claramente ven los abogados, los economistas y los
ministros de las religiones, entre otros. Además están
ciegos a la fe, como las rocas están ciegas a la luz.

Una explicación sencilla para los que ven con los


ojos de la fe es que, en cada Reino actúan una serie de
Leyes. La clasificación que a continuación expongo se
basa en las diferencias de respuesta a las Leyes también
creadas por Dios. En este esquema se relacionan las
bases de esta clasificación parcial, que corresponden a
la capacidad de obediencia a un número creciente de
Leyes que afectan a las creaturas. En la creación primera,
antes del Redentor, lo creado en el espacio temporal se
puede clasificar según la página siguiente.

Conviene insistir que la actual comunidad


científica repudiará esta clasificación, e insistirá en
colocar al hombre como simio y nada más que simio,
clasificándolo como especie entre los primates. Negará
sistemática y dogmáticamente al hombre inteligente y
libre como una creatura distinta del reducido simio-
simio. Contra toda la evidencia de las civilizaciones
que ha creado y la ciencia que ha desarrollado, la
comunidad científica ha repudiado la existencia del
principio espiritual, consciente de sí y de otros, ético y

62
estético, que tipifica al hombre como algo más alejado
del simio sin alma que, digamos, la distancia evolutiva
del ciliado y las plantas. Estas no tienen cilios y algunos
animales sí. Las células con cilios son clasificadas como
animales normalmente.

A los cristianos que reconocen la acción de Dios


de “adicionar características que dan semejanza a Dios”,
esta pauta constante en la creación, como el caso del
“Hombre con Divinidad” en Cristo, “Universo temporal
con Iglesia” como es el caso de los que vivimos en el
tiempo y en la Iglesia, pueden fácilmente entender al
“simio con alma” en Adán y su descendencia. Fuimos
creados eso mismo, simios con alma, y sólo eso fuimos
hasta que Dios adicionó en nosotros algo más que nos
acercó a la Semejanza y a la Gloria.

Como la piedra, sin vida y sin alma, o mismo el


simio-simio, no gozarán de escuchar una sinfonía de
Beethoven, aquellos que no tienen Revelación y fe no
podrán entender mucho de lo plasmado en este escrito.
Entenderlo será prueba de ser más evolucionados.

63
Clasificación de las Creaturas
del Primer Cosmos

Imperio-Cauce-Reino LEYES DE DIOS QUE OBEDECEN

Interacciona, se mueve, irradia, luz


Energía
genera tiempo-espacio
Interacciona, Se atrae o repele por la
Tiempo Materia gravedad, magnetismo, fuerzas nucleares,
etc.
LUZ
Son fecundos. Son afectados por la ley
Vida Vegetal de la Selección Natural. Son fecundos, se
mueven.
Se mueven ágilmente en busca de
Animal
satisfactores.
Obedecen ley de la Selección Natural.
Son conscientes de su futuro y actúan
abusando de otros. El caso más típico es el
del caníbal. Muchos matan o desposeen
a otros para solucionar su necesidad.
C .de Sí
En este siglo pueden clasificarse aquí a
abortistas y antinatalistas. Obedecen a la
ley de la Libertad, conciencia dañada por
un gran egoísmo.
Libertad
Son conscientes de su actuar como
grupo. Son hacedores de civilización.
C. de Otros Suelen idolatrar a los gobernantes y
hacen “dioses” a ídolos de grupo, como
ALMA la “comunidad científica”, o “el comité
del partido”, etc. Obedecen a la ley de
la conciencia refinada y orientada buscar
el bien común. Suelen actuar con visión
a corto plazo.
Reconocen a un solo Dios Creador.
Generalmente tienen algo de Revelación,
como los seguidores de Mahoma.
Verdad C. de Dios
Obedecen la ley escrita aunque su verdad
está dañada. Reconocen a un solo Dios
Creador.
Obedecen escrupulosamente la Ley
C. de la Escrita. El pueblo judío. Le dan gran
Obediencia importancia a la Revelación y la guardan
con celo.

Volveremos al tema para dar más y concluyentes


explicaciones.

64
Los Sacramentos del
Segundo Cosmos
Según las enseñanzas de la Iglesia, los Sacramentos son
siete. Tres de ellos se dice que “imprimen carácter” y no
pueden recibirse más de una vez. Estos son: el BAUTISMO,
la CONFIRMACIÓN y el ORDEN SACERDOTAL. Estos
tres son como escalones a la Gloria, producto de la
efusión del Espíritu Santo (Cat 1119, 1121)

Estos niveles de acercamiento a Dios son


determinantes. Por ejemplo, el Catecismo de la Iglesia
Católica dice “El Santo bautismo es el fundamento de
toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el espíritu
y la puerta de acceso a los otros sacramentos. ...por él
llegamos a ser miembros de Cristo...”, ”se convierte en
hijo de la luz y es luz él mismo” (Cat 1213,1216).

“El bautismo es el más bello y magnífico de los


dones de Dios...” (1216) y digo yo: más importante que
la diferencia entre un simio y un hombre (el alma), es
la diferencia entre el no bautizado y el bautizado. Por
esto es esta una nueva y más elevada forma de creación,
aunque el Verbo de Dios que actúa como hacedor de
este nuevo nivel de semejanza, es el mismo y único
Verbo de Dios.

“La confirmación es necesaria para la plenitud de


la gracia bautismal”, “esta plenitud del Espíritu debe de
ser comunicada a todo el pueblo mesiánico...” (1287)
y Cristo prometió varias veces esta “efusión del Espíritu
Santo”, cosa que hizo en Pascua, en la Ascensión, y

65
luego en Pentecostés. (Jn 14,15; Jn 15,26; Jn 16,7; Jn
29,22; Hechos 2-2) En los Hechos de los apóstoles ya
consta que era común que los apóstoles “impusieran
las manos” para comunicar del don del Espíritu Santo
(Cat 1288).

“El Orden Sacerdotal... confiere el don del


Espíritu Santo que permite ejercer un “poder sagrado”...
es llamada “consacratio” porque es un “poner aparte”,
y un “investir” por Cristo mismo...” (Cat 1536... 38).
Por eso, al clasificar a continuación esta parte de la
creación, la “pondremos aparte”.

Otros Sacramentos, como el matrimonio y la


unción de los enfermos, no imprimen carácter, por lo
que no son verdaderos cauces de creación (o escalones
definitivos) aunque son en verdad grandes. El sacramento
de la comunión lo veremos aparte, pues “...la Eucaristía
es la fuente y cumbre de la vida cristiana”. (Cat 1324) y
el Sacramento consiste en unirse a esa cima de Dios en
la creación, para que “Todos seamos uno, como tú Padre
en mí y yo en ti, que ellos sean también uno en nosotros,
para que el mundo crea que tú me has enviado”, “...
Yo en ellos y tú en mí, para que sean consumados en la
unidad” (Cfr Jn 17,20...24)

Los Sacramentos que imprimen carácter son


tan importantes, que de hecho marcan los niveles de
evolución de la creación de una manera más clara
que lo que hacen los cilios y los flagelos. Satán y sus
agremiados odiarán esta afirmación.

66
Posición relativa del Imperio
de los Sacramentos

El Imperio de los Sacramentos se divide en grupos


reconocibles. Los bautizados son el grupo primero,
donde los católicos, ortodoxos y protestantes se
reconocen claramente. Todos ellos son verdaderos hijos
de Dios por haber recibido la participación del “ser
inmaculado” de Dios.

Esta participación del alma limpia, sin mancha,


como semejanza el ser del tres veces Santo, es el sello de
familia de los Hijos de Dios, y eso es justo lo que hace
el bautismo.

Los tres Sacramentos, el Bautismo, la Confirmación


y el Orden sacerdotal confieren, además de la gracia,
un “carácter” sacramental o “sello” que por el cual el
cristiano participa del sacerdocio de Cristo y forma parte
de la Iglesia según estados y funciones diversas. Esta
configuración con Cristo es indeleble” (Cat 1121)

67
Los cauces que nos marca esta división en
función de la presencia del Espíritu Santo, los bautizados
tienen dos grandes caminos a seguir. O se confiesan
asiduamente, pues ese magnífico Sacramento de la
confesión regresa el alma al estado de limpieza cuando
por el pecado se pierde esa característica de la “familia
de Dios” (El “tres veces Santo”) o se vuelve a caer en el
pecado. El bautismo nos da los rasgos de Dios, por la
naturaleza divina que nos participa, la llamada “Gracia
Santificante”, que estudiaremos más avanzado el texto.
Con el Bautismo y la Gracia Santificante, recibimos los
hábitos o virtudes llamadas “virtudes teologales” o sea la
fe, la esperanza y la caridad.

Si por abusar de la libertad dejamos de tener cara


de “Hijo de Dios“ y nos parecemos a hijos del opuesto
a Dios, de Satán, la misericordia del Padre permite
que regrese el hijo a ocupar la posición bajo Su manto
de Paternidad, limpiándolo así de la “genética” del
Maligno, por el Sacramento de la Confesión. Por eso los
que se confiesan frecuentemente son diferentes. Luego,
el cauce del “ser hijo” puede dividirse en “Ser hijo
indigno por el pecado” (cara de chivo, les digo, pues
no se parecen al Padre) y “ser hijo digno por la limpieza
constante, producto de la confesión” y que se reconoce
fácilmente por ese “olorcillo” a Cristo que despiden,
que es la piedad y el gusto por las cosas de Dios. Estos
son los dos primeros Reinos de la creación segunda.
Este comportamiento que nos recuerda al actuar de
Dios mismo y que se incrementa según el alma incide
en mantener una intensa limpieza del alma se da por la

68
acción de Dios mismo en el alma, por la Inhabitación,
“...desde ahora somos llamados a ser habitados por la
Santísima Trinidad” (Cat 260) y se manifiesta por un fuerza
que permite actuar a manera de cercanos colaboradores
de Cristo, conocido como “dones del Espíritu Santo” que
mueve los actos de los Santos, lejos del actuar esperado
de un hombre sin esta intensa presencia de Dios. Así,
reconocemos las virtudes teologales (leyes como la
Caridad). Jesús hace de la caridad un mandamiento
nuevo, amando a los suyos hasta el final, manifiesta el
Amor del Padre que ha recibido. (Cat 1823) y los Dones
del Espíritu Santo (leyes que rigen el actuar de los Santos)
son verdaderos cauces de Creación. “La vida moral de
los cristianos está sostenida por los Dones del Espíritu
Santo. Estos son disposiciones permanentes que hacen
al hombre dócil para seguir los dones del Espíritu Santo”
Cat 1830. (Ver gráfico).

69
El siguiente Sacramento que imprime carácter será
el parte-aguas entre los que son santos, y los que son
santos-santos, doblemente distinguidos por la segunda
efusión del Espíritu Santo de Dios que da la Confirmación,
según lo enseña el Magisterio de la Iglesia.

“La confirmación, como el bautismo, del que


es la plenitud, sólo se da una vez. La Confirmación,
en efecto, imprime en el alma una marca espiritual
indeleble, el“carácter”que es el signo de que Jesucristo
ha marcado al cristiano con el sello de su Espíritu
revistiéndolo de la fuerza para que sea su testigo”. (Cat
1304)

La presencia constante de Dios en este nivel


de Santidad permite que se abra un nuevo cauce de
creación. En este estado de avanzada evolución hacia
la Gloria, se manifiesta también una clara diferencia
entre los grupos. Más elevado es aquel que se acerca
e inscribe al nivel supremo de Creación: la Eucaristía.
Esto se logra acudiendo al Sacramento de la Comunión,
que consiste en buscar y encontrar la identidad con
Dios, según instruyó Dios mismo.

Al ser hecha su carne y alma, el espacio-tiempo


que el Verbo le dio a esa persona, queda colocada en
una “primera etapa” (1) bajo la influencia del Verbo.
Si escucha la Palabra de Dios se acerca mucho más a
la Semejanza de Dios(2). Si se bautiza, ya es marcado
con la característica, el apellido de Dios, el “Tres Veces
Santo”, el Inmaculado.

Todos aquellos que reciben el bautismo y cuidan


de no perder la gracia santificante, el “lazo de familia”

70
que los une con Dios, son llamados Santos, sobre todo
si cuidan el complemento del bautismo, que es la
Confirmación. Después, cuando reciben la Comunión,
se hacen ya parte de la Unión Eucarística y se vuelven
aun más parecidos a Dios. San Juan nos recuerda las
palabras de Cristo cuando nos transcribe “este es el
pan que baja del cielo, para que quien de él coma,
no muera..., el que come mi carne y bebe mi sangre
permanece en mí y yo en él..., así como el Padre que me
envió posee la vida y yo vivo por el Padre, de la misma
manera, quien me coma vivirá por mí” (Jn 4,51ss).

El Orden Sacerdotal garantiza tres veces la


acción del Espíritu Santo, pues junto con el Bautizo y la
Confirmación es una efusión definitiva del Don de Dios.
Como en el caso del bautizo y de la confirmación, esta
participación en la misión de Cristo es concedida de
una vez, para siempre. El sacramento del orden confiere
también un “carácter espiritual indeleble” y no puede
ser retirado ni ser conferido por un tiempo determinado.
(Cat 1582)

El ordenado es con ello una representación del


mismo Cristo. Con este Sacramento que imprime carácter
termina un Imperio y comienza otro gran segmento de la
creación trinitaria, otro gran continente de la creación.

El imperio de la Eucaristía
La Sagrada Eucaristía culmina la iniciación cristiana. Los
que han sido elevados a la dignidad el sacerdocio real
por el Bautismo y configurados más profundamente por

71
la Confirmación, participan por medio de la Eucaristía
con toda la comunidad en el Sacrificio mismo de
Nuestro Señor” (Cat 1322)

Este Imperio es en donde se funde la creación


con Dios mismo, pues el altar y el cáliz (Reino Mineral),
el pan y el vino (Reino vegetal) el cuerpo de sacerdote
y fieles (Reino animal), el alma de las personas, alma
consciente y obediente a Dios, bautizados, confesados,
generalmente confirmados, se entrega a la unión más
perfecta que puede haber entre Dios y el hombre que
camina en la tierra: la Eucaristía. Finalmente, por la
celebración eucarística nos unimos ya a la liturgia del
cielo y anticipamos la vida eterna cuando Dios será
todo en todos. (Cat 1326).

Para el hombre con vida y libertad, en gracia


de Dios y habitado por Dios mismo, (pues esa
inhabitación trinitaria se garantiza con la recepción de
los Sacramentos), este alto nivel de evolución hacia la
perfección por la semejanza al Dios Uno y Trino, es la
comunión, recibida del tres veces señalado por Dios
(Bautismo, Confirmación, Orden Sacerdotal), es camino
para elevar a la creación hasta el más alto nivel.

La Eucaristía es un enorme regalo de Dios. Los


caníbales malos comen a sus semejantes, para convertir
la carne del ingerido en la propia carne del ingestor
caníbal (aunque la comparación resulte un tanto
repugnante). Dios bueno hace justo lo contrario; se
da de comer Él para así hacernos parte de Su Cuerpo;
nos lleva al acercamiento más estrecho que se da en la
creación.

72
En la Eucaristía están los que reciben a Dios en
Su Iglesia, en el Purgatorio o Iglesia Purgante (los que
ya han sido salvados, pero que aún les quema una
acción purificadora del Espíritu Santo para hacerlos
dignos del “Tres veces Santo”). El tres veces ungido (El
Sacerdote) da los Sacramentos en los nuevos templos de
Jerusalén, que son las almas inhabitadas por la Trinidad
Beatísima, la nueva acción de adoración de los Hijos de
Dios dispersos por el mundo. Estos millones de templos
trinitarios son los fieles que comulgan frecuentemente y
viven en Gracia Santificante normalmente.
“...el culto que en el Espíritu Santo los hombres
dan a Cristo y por Él al Padre”(Cat 1325), hace que
hayan cientos de nuevos templos de Jerusalén en cada
parroquia, en donde un representante de Dios, tres veces
ungido, enlaza a los santos con Su Reino. La Santa Misa,
el acto que se repite en la creación como réplica del
Sacrificio de Cristo, enmarca este enlace supremo que es
como puerta por la que se camina desde donde Dios nos
dejó la creación (el sexto día), hasta donde nos invita a
colaborar con Él para llevarla a la Manifestación plena
de Su Gloria.
El Verbo hizo la luz en el tiempo, primera creatura,
luego hizo el alma en un cuerpo de luz, de donde resulta
la persona humana, el hombre. luego los Sacramentos
en el hombre y luego la Eucaristía en el hombre
sacramentado, porque “por Él empezaron a existir todas
las cosas y ninguna de las que existen empezó a ser sino
por Él” (Juan 1,3).
En coherencia con este orden divino, este plan
providencial, el acto de recibir la Eucaristía es también

73
un Sacramento, la llamada “Comunión” y acusa el
marcado semblante trinitario que hemos visto en toda la
creación. La Eucaristía es “fuente y culmen de toda la
vida cristiana. Los demás Sacramentos, como también
los ministerios eclesiales y las obras de apostolado están
unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. La sagrada
Eucaristía contiene todo el bien espiritual de la Iglesia,
es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua (Cat 1324)

Posición relativa del imperio


de la eucaristía

Así opera la Salvación: El Verbo, por su Encarnación y los


méritos de su Sacrificio condigno (de la misma dignidad
del ofendido por el pecado, pues Cristo es Dios), nos da

su gracia, elevando la creación primera a la creación


segunda, y de la luz, por el Alma, el Sacramento y la
Eucaristía se manifiesta la Gloria de Dios dada por el
Hijo.

74
Luego del Sacrificio del Hijo, Cristo mismo nos
indica el camino. Baja a la morada de los muertos, como
Salvador de los que muertos esperan, privados de la
visión de Dios (Cfr Cat 633) para luego resucitar y subir
glorioso a la derecha del Padre. Igual propongo que se
clasifique este Imperio, en donde los tres veces ungidos
enlazan los Sacramentos con la Eucaristía. Caben aquí
los que están en la Iglesia Purgante, y los que están ya en
la Iglesia triunfante, cuerpo Místico Glorioso de Cristo.

Con estas posiciones en línea (Gracia, Iglesia,


Eucaristía, Gloria o Cuerpo Místico Glorioso) he
encontrado conveniente bautizar a este sitio entre la
creación y el Creador con el nombre de “Frontera con
Dios”.

Esto es, a grandes rasgos, esta avanzada etapa del


Plan Providencial, el camino a la Gloria, como lo sugiere
el Catecismo de la Iglesia Católica.

75
Inseparable el representante de Cristo, el
Sacrificio, el Sacramento, la Eucaristía en la misa, el
Representante con el Orden Sacerdotal y la Iglesia. De
ahí que pongamos este elevadísimo acto de creación ya
cerca de la Gloria, y luego la Iglesia Purgante, pues el
mismo Cristo sufrió primero el Sacrificio y luego bajó al
Seno de Abraham a rescatar a los justos.
Actualmente esta figura es el Purgatorio, en
donde el espíritu de Dios da la última pulida a los que
no hicieron en vida el Sacrificio de tal manera que sean
dignos de la visión de Dios.
En la Gloria debe de haber muchas diferencias,
como las hay en toda la diversidad de la creación. Algunos
llegaron ahí con pocos méritos y con poca identificación
con el Creador. Estas almas tendrán presencia y felicidad
menuda y discreta en los mas “bajos” niveles del cielo.
(Imagínese el lector a las diminutas bacterias del reino
vegetal), y otros que vivieron la Santidad y el Sacrificio
intensamente y por ello son grandes en el Reino de la
Gloria (Ahora compare el lector, a manera de ejemplo,
aquella diminuta bacteria con los grandes árboles del
Reino Vegetal, para ilustrar la diversidad que suele darse
en un Reino de la creación, como es el Reino de la
Gloria de los Redimidos).
Aunque la felicidad esencial en el cielo es la
visión de Dios y todos la tendremos una vez ahí, la
Revelación que Cristo enseña y dice que “en casa de mi
Padre hay muchas moradas” nos sugiere la posibilidad
de dicha diversidad. También los ángeles muestran
diversos rangos, pues los hay más o menos elevados,
desde ángeles, arcángeles y hasta serafines.

76
EUCARISTÍA

SACRIFICIO GLORIA

Santa Misa Iglesia Gloria de Gloria del


Purgante los Redimidos Redentor

A la Cabeza de este Reino de Gloria, está por


supuesto el que es Dios y Hombre verdadero y es Él
quien mantiene unida y dirigida la creación hasta llevarla
a la Visión de Dios en el cielo, al igual que el sacerdote
mantiene unidos al Imperio de los Sacramentos con el de
la Eucaristía por medio del Sacrificio de la Santa Misa,
pues es en verdad representante de Dios en la tierra y
vínculo para el camino a la Gloria. En este Reino del
Dios Encarnado y Glorificado ya no cabe diversidad.
Sólo es el Redentor cabeza de la creación llevada al
Padre. Ver gráfico 14
Insistiré en hacer clasificaciones de los actos
de Dios en la creación, pues adelante veremos
como evoluciona lo creado asemejándose a Dios en
características muy concretas y demostrables. De ahí
que hagamos esta penúltima tabla de lo creado.

77
Orden del segundo cosmos
CLASIFICACIÓN DEL LINAJE SANTO,
LA IGLESIA
IMPERIO REINO COMENTARIO
Iglesia 1. Bautismo
–Primer perdón que borra el pecado original,
o filiación y permite al alma recibir la gracia
santificante y afilia al Linaje Santo. Da las primicias
de los Dones del Espíritu Santo.
2. Penitencia
–Permite mantener un estado de gracia constante
si es frecuente y válida con el cumplimiento de los
requisitos la confesión (de “Examen de conciencia,
dolor de corazón, etc.”).

Santidad 3. Confirmación
–Efusión del Espíritu Santo que fortalece vivamente
el alma y deja una huella indeleble la acción de
la presencia trinitaria. Estimula la acción en el
alma de los Dones del Espíritu Santo.
4. Santidad
–Cabe aquí la vocación cristiana vivida
intensamente, ya sea en el matrimonio o la vida
célibe. Santificando el trabajo con vida interior
intensa. Se manifiesta la acción de los Dones
del E. Santo, entre otras cosas, por recibir la
Comunión.
Eucaristía 5. Sacrificio
–El Orden Sacerdotal (El Sacerdote) se une a la
Iglesia y se renueva la Consagración Eucaística.
Son los que comulgan frecuentemente.
6. Iglesia purgante
–Los hijos de Dios sufriendo sus últimas penas
pendiente por pagar por las culpas. Arden en el
Amor a Dios y añoran la visión celeste. Ya están
en unión Eucarística pues ya están salvados, pero
no han entrado a la Gloria.
Gloria 7. Gloria de los redimidos
–Cuerpo Místico Glorioso. La unión eucarística
los redimidos es ya total.
8. Gloria del Redentor
–Cabeza del Cuerpo Místico Glorioso. Cristo, la
cima de la creación.

78
La causa ejemplar
La filosofía clásica menciona la llamada “Causa
Ejemplar” o la causa que determina que la creación sea
cual es. Desde antes de bautizar la causa buscada, San
Agustín hizo un intento de describir como opera, y se
fundamenta en que los primeros padres de la Iglesia -al
formular el dogma trinitario en los primeros siglos de la
cristiandad- se resisten a creer que la infinita paternidad
de Dios, principio trinitario (Dios Padre) no se refleja en
Su obra, aunque el nombre de causa ejemplar se forjó
posteriormente. En unas breves páginas del libro “de
Trinitate”. (Cap 15) de San Agustín, se hizo el primer
intento de resolver lo que tal vez sea el enigma más
buscado en la historia.

Hasta ahora hemos visto dos Linajes o Cosmos,


el Natural y el Sobrenatural (o Iglesia) cuatro Imperios,
(Luz, Alma, Sacramentos, Eucaristía) de los que se
derivan ocho Cauces de creación: Tiempo, Vida, Libertad,
Verdad, Filiación, Santidad, Sacrificio y Gloria.

Estos Cauces son en verdad “Causa Ejemplar”,


modos con los que Dios da vía, evolución o cauce a la
creación con relación a la Causa Ejemplar buscada por
algunos Padres de la Iglesia y revisada por Santo Tomás
en la Summa Teológica (c.43), pues se niegan a creer
que no participe la creación características del Su Ser
Uno y Trino que la origina. Hasta donde yo sé, no hay
mayor resultado del intento de encontrar una “horma” o
“molde” de la creación antes de este opúsculo. (Falta ver
si mi intento no resulta vano).

79
Escribiré pronto y Dios mediante, algo más
completo, pero me pareció oportuno componer este
resumen para buscar la autorización eclesiástica y
establecer un antecedente. El haberlo obtenido el Nihil
Obstat es señal de que vamos por buen camino. Conviene
fundamentar lo hasta ahora escrito adicionando los
siguientes argumentos, que pienso definirán el perfil
de la creación, apoyados en el Catecismo de la Iglesia
Católica.

El linaje natural participación


A. Imperio de la Luz:
1. Cauce: Tiempo:
Participación del Ser Divino: Participa Dios su
Esencia, pues Dios “Es el que Es” y lo temporal
Participa del Ser.
Leyes que rigen al Cauce: Leyes de Interacción
como la gravedad, electromagnética, nucleares.
2. Cauce: Vida
Participa Dios Su fecundidad, pues Dios Padre
engendra a Dios Hijo. desde la eternidad. Ningún
ser vivo carece de Padre .
Leyes que rigen al Cauce: Ley de la Selección
Natural, Bioquímicas, fisiológicas, etc.
B. Imperio del Alma.
3. Cauce: Libertad.
Participación del Ser de Dios: Dios participa de
Su Entendimiento.
Leyes que rigen el cauce: Ley de la Conciencia.
4. Cauce: Verdad
Participación del Ser de Dios: Participa Dios Su
Ciencia, que complementa a Su Entendimiento ya
Participado.
Leyes que rigen al cauce: Ley Escrita. Antiguo
Testamento Nuevo Testamento y luego Magisterio
de la iglesia.

80
El linaje sobrenatural
C. Imperio de los Sacramentos.
5. Cauce de la Filiación o del Bautizo.
Participa Dios Su Ser la limpieza del Ser
Inmaculado.
Leyes que Rigen el Cauce: La Gracia Santificante
que conlleva las virtudes teologales que son la
Caridad, la Esperanza y la Fe.
6. Cauce de la Santidad
Participación del Ser del Omnipotente: Participa
Su Ser Trinitario Inhabitando a la creatura
plenamente.
Leyes que rigen en este nivel: Dones del
Espíritu Santo. Esta Presencia de Dios es lo que
hace a la creatura actuar con visión superior al
entendimiento a secas. Es una ley que modifica
el actuar del hombre.
D. Imperio de la Eucaristía
7. Cauce de Sacrificio.
Participación del Ser: Participa Dios Su
representación por conducto de Su Segunda
Persona. Nos da Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad. Nos participa Su facultad de atraer a
la creación a participar de la Gloria. Nos hace
células de Su Cuerpo. Corredentores.
Leyes que rigen en este nivel: Corredención.
8. Cauce: La Gloria.
Participa Dios Su Gloria, que se manifiesta
plenamente en el Cielo.
Leyes que rigen en este nivel: Visión Beatífica.

En esta última descripción se aplica la forma de


participar Dios a sus creaturas de elementos que las
llevan paulatinamente a Su Semejanza, es donde mejor
se aprecian, entre otros, los elementos esenciales de la
Causa Ejemplar.

81
Con esta estructura clara del universo en
comparación a su Arquitecto, se nota la importancia de
que llevemos, durante nuestro diario labor, la energía
y materia a la vida (promoviendo la multiplicación de
los vegetales y animales), ordenados estos a su vez al
servicio de los hombres, quienes deben de ser formados
en la voluntad y acercados a las Escrituras. De ahí hay
que esforzarnos para llevarlos al bautismo y luego a los
más elevados sacramentos hasta unirlos con Dios en la
gloria, por medio del sacrificio: Por Él, con Él y en Él.
Quien pretenda salirse de este esquema tan
sencillo, promoviendo ideas materialistas ateas,
ecologistas ateas, socialistas ateas, o un cristianismo
sin confesión, confirmación o comunión. Se desvía del
camino. La Iglesia es Una, como el espacio-tiempo es
uno también.. Los que afirman una religión ajena al
cristianismo, están en la primera creación. Son por esto
muy primitivos; les falta evolución, les falta bautismo.
Los que se dicen ateos, comparten con piedras, plantas
y animales esa condición primitiva.

Algunas referencias históricas y


más sobre la Iglesia

En el camino que va del principio se notan los cuatro


Imperios que hemos visto. Como ya estudiamos el
detalle de los primeros dos, (Luz-Alma), que constituyen
la “Creación Primera” nos concentraremos en el segundo
linaje: el Linaje Sobrenatural o La Iglesia.

82
La posición de la Iglesia en los tiempos y en el
Cauce de la evolución desde la primera manifestación
temporal hasta la Manifestación de la Gloria, es así:

Referencias históricas

Todo bautizado pertenece a la Iglesia y manifiesta la


“genética” del Creador, al ser tocado por la gracia
santificante con el bautismo. Conforme avanza la acción
del Paráclito por medio de los sacramentos y se llega a la
Eucaristía, se nota también que Cristo va produciendo el
cambio, la vía, la evolución hasta los niveles superiores
de la creación. Es Él quien crea la Iglesia (como secuencia
de su cuerpo físico y de su alma. Suma los nuevos
Imperios que se requieren para llevar la obra trinitaria a
la Gloria) y a esta Iglesia le llamamos “cuerpo místico” y

83
es en este cuerpo en donde actúa la gracia santificante,
de igual manera como en el cuerpo físico de Jesús actuó
la gravedad y su fisiología actuó sobre las células de sus
tejidos y órganos. En verdad que los bautizados somos
como células del cuerpo místico de Cristo.

Se marca en todos los gráficos que la Iglesia


comienza en la Encarnación. Seguramente alguien
recordará la sentencia de que la Iglesia comienza en
Pentecostés por la acción del Espíritu Santo, y he aquí
que yo, un desconocido, seglar y no teólogo, afirma
que la Iglesia comienza en la Encarnación. Para hacer
esta afirmación me ayudan dos hechos. Primero, el que
es común decir que Cristo vino al mundo en Navidad,
cuando en verdad vino en la Encarnación, nueve meses
antes de Navidad, y esta afirmación común a nadie
molesta. José, María y los pastores lo pudieron ver en
ese invierno en Belén. Lo mismo pasa con la Iglesia.
Cuesta trabajo decir que no había Iglesia cuando la
Jesús, la cabeza de la Iglesia, vivía y caminaba por Judea,
cuando un ser inmaculado además de Jesús bien podía
representar el cuerpo místico, la Inmaculada. Afirmar
que Cristo funda los Sacramentos fuera del cosmos del
Linaje Santo, que instituye la Eucaristía sin haber Iglesia
y que sin haber gracia santificante María pisa la cabeza
del maligno, repugna. Fue visible para los apóstoles la
Iglesia en Pentecostés, como el niño para los pastores en
Navidad. Pero el Verbo en gestación ya estaba en María,
y la Iglesia en gestación ya estaba en Jesús y María.

También, en el camino que el Verbo hace


obedeciendo a Su Padre, (pues es Su Palabra, Su Verbo),
resulta claro que:

84
–Por el Verbo se manifiesta Dios en la creación,
pues por él hace todas las cosas.

–Por el Verbo redime, pues el Redentor da Su


Gracia para el auxilio de las almas.

–Por el Verbo Glorifica y recibe Gloria, pues es


Rey de la creación ordenada a manifestar la grandeza de
Dios y glorificar al Padre.

Pues “Ya al comienzo de las cosas existía el


Verbo, y el Verbo estaba en Dios, y el Verbo era Dios. Al
principio estaba Él con Dios. Por Él comenzaron a existir
todas las cosas y ninguna de las que existen empezó a
ser, sino por Él. (Jn 1,1ss).

La Iglesia llama “el Linaje Humano” a la gran


familia de los hijos de Dios. El bautizo permite se dé
esta semejanza. Sin embargo, la participación de la vida
divina se da con la gracia santificante. Luego hay hijos
en gracia e hijos en desgracia (bautizados en gracia y
bautizados en pecado).

La gracia actúa exclusivamente en el alma de la


persona. Esta puede ser gracia “actual”, que mueve a los
hombres en pecado y sin pecado, o “gracia santificante”,
que al actuar en un alma limpia, que participa del ser
inmaculado de Dios, permite que las obras sean meritorias
en función de la salvación. La gracia santificante sólo
actúa en el alma bautizada sin pecado.

La “gracia actual” puede actuar desde el momento


mismo de crearse el alma y actúa moviéndola a la
búsqueda de la Verdad. Se da en todo momento de la
vida del hombre, antes o después del bautismo, más no

85
en la Gloria. La Gracia Santificante sólo se da después
del bautismo y se pierde con el pecado. La Santidad se
da únicamente con la Gracia Santificante y la Visión
Beatífica se da sólo en la Gloria.

Una pregunta común será si el hombre puede


llegar a la Gloria sin pasar por todo este elaborado
camino. La respuesta es que Dios todo lo puede, y el
caso del ladrón arrepentido es claro. De la vida pecadora
pasó a la Gloria directamente. Notable es como Cristo
toma un vegetal (pan o vino) y lo convierte en su Cuerpo
y Sangre, demostrando así que para Dios y su Amor todo
es posible.

¡Qué cambio tan drástico el que se opera


aquí como en la Consagración! Vemos que lo que se
acostumbra en el primer cosmos, no operan en el
Imperio de la Eucaristía. Este está ya libre de las fuerzas
naturales y de ahí que lo que se opera en ese nivel sea
enteramente sobrenatural. ¡Pasar de pan a carne no
es natural! ¿Qué lógica natural hay en la conversión
Eucarística?. Ninguna. El vino se convierte en Sangre

86
de hombre-Dios, el pan en su Carne. Dios atrapa al
hombre para hacerlo suyo con esta “carnada” material
convertida en divina, el anzuelo de su gracia y el hilo de
su Amor. Entramos con la Eucaristía en el torrente de la
Redención, en la fisiología del Altísimo.

Pero aún cuando Dios puede llevar al hombre


hasta la gloria sin pasar por el camino normal de los
sacramentos, el curso pausado y ordenado que hemos
marcado en este escrito es lo normal. El caso de Abraham
es ilustrativo. Caminó desde la humanidad herida hasta
una tremenda conciencia de Dios, pasando de Reino
en Reino. Dios lo premia con la Revelación y le da las
virtudes teologales de la fe, la esperanza y la caridad.
Espera a la ancianidad y está dispuesto al sacrificio de
lo que más deseaba, (su paternidad). Este gran patriarca
caminó por el sendero del Plan Providencial mucho
antes de la llegada de Cristo. Merece gran gloria y sin
duda la paternidad del pueblo numeroso como el polvo
de la tierra, ampliada la promesa con el don del Mesías
que nació del pueblo de Israel y abonó con su gracia,
potenciando así el crecimiento del pueblo de la fe. Por
eso hay que contar con que los planes de los antinatalistas
están condenados al fracaso, pues Dios cumplirá su
palabra dada a Abraham, de darle una descendencia tan
numerosa como las arenas del mar. Aún no sumamos ni
el uno por ciento de lo prometido por Dios.

Conviene, creo, hacer una ligera capitulación


de lo ya visto. Este gráfico tal vez ayude a despejar
dudas que se hayan acumulado. Pretende ilustrar como
se intercala el cosmos primero con el segundo, como

87
el Verbo cambia su acción hacia la creación antes y
después de la Encarnación (Las leyes naturales son
ahora la gracia Sobrenatural), como el Tiempo-espacio
se convierte en Iglesia (Tiempo de la Iglesia) que crece
dentro del espacio-tiempo, de cómo la Luz es cimiento
para la creación del alma, proporcionando el cuerpo
y los medios para que el cuerpo subsista, de cómo
los Sacramentos embellecen y dirigen al alma para
prepararla hasta unirla con Dios en la Eucaristía, y de ahí
llenar la gloria con los Hijos del Padre Celestial, quienes
heredan el principazgo de la vida eterna. Espero que el
gráfico ilustre todo este mundo de evolución hacia la
Semejanza que parte del Amor de Dios, a semejanza de
la Trinidad.

Personas trinitarias y sus


Apropiaciones

88
En el momento de la Encarnación del Verbo, la
creación sufre un cambio muy importante. En virtud del
acercamiento que recibe al Padre y de la dirección que
recibe hacia la gloria, se proyecta en el tiempo un camino
por donde puede transitar la creatura humana, elevada
al rango de príncipe heredero, de hijo adoptivo. Por la
FILIACIÓN (Bautismo), la SANTIDAD (Esfuerzo para
acoger a la Santísima Trinidad en el alma por medio de la
obediencia a las Leyes divinas y otros Sacramentos), y el
SACRIFICIO (entrega Eucarística por medio del sacrificio
de la Santa Misa y el Ofrecimiento, en Eucaristía, del
trabajo y penalidades para vivir el ejemplo de Cristo).
Veamos como el Verbo da su ley y con la autoridad manda
que se creen las leyes que determinan los fenómenos
naturales: Se ordena así el caos en lo que nombramos
“naturaleza” (de alcance universal), y así se hace el
primer cosmos. Luego de la Encarnación, el Verbo da su
Gracia, que ordena los cauces últimos, y por ella se hace
el Segundo Cosmos o Iglesia Universal.

Dios da su Imagen a las creaturas (Luz), a los


hombres su Semejanza (alma), a los bautizados da su
Paternidad (Son llamados hijos de Dios) y por ello nos da
su Nombre de Familia, que es el de Santo, Santo, Santo
Cfr. Isaías) y a los unidos en Eucaristía los hace parte de
Sí mismo (“...como mi Padre y yo somos uno, dice Cristo
en su oración, transmitida a nosotros por San Juan), y
en esto se cumple la perfección que Dios pide cuando
dice Jesús: “Sed perfectos como mi Padre Celestial es
perfecto”.

89
Sirva el esquema anterior para demostrar como
la creación, la Escritura, el Magisterio y el Creador se
concilian en la GRAN VERDAD DE UN DIOS UNO
Y TRINO, OMNIPOTENTE, OMNICOHERENTE,
CREADOR, REDENTOR Y SANTIFICADOR.

Creo que con esto queda demostrada la Causa


Ejemplar de Dios en su creación, explicando como es
llevada la Obra a la Perfección, fusionando la semejanza
en la creación y la Semejanza de Dios (Hijo) en el Cuerpo
Místico Glorioso, cuerpo cuyas células son los santos, la
cabeza Cristo y será vivificado con un alma que será el
Espíritu de Dios.

Tal vez convenga recalcar que por más esfuerzos


que hagan las células de una zanahoria de multiplicarse,
de esas células jamás saldrá un tejido de avanzado
primate y menos aún un hombre con alma, salvo si son
integrados por ingestión para así convertirse en parte
de un ser con alma. Igualmente, por más esfuerzo que
hagan los hombres fuera de la Iglesia no llegarán a
tener avanzada santidad, salvo si son integrados por el
bautismo y ordenados de la Eucaristía para ser integrados
al cuerpo místico. No es tan difícil de entender.

Falta un comentario que será bueno hacer. He


omitido referencia de una fracción de la creación que
no me entusiasma, pues no está en el camino de la
gloria, que no evoluciona normalmente, sino que es
más como un desecho de desagradable olor, caño o
canal del desagüe: el infierno. Claramente nombrados
en Escrituras y Magisterio, ambas fuentes describen este

90
lugar como el sitio de oposición a Dios, en donde la
resistencia a la gracia (la desgracia) puso a los que no
buscaron el camino para dar gloria y se resistieron a
Dios y sus leyes.
¿Qué pasa cuando se peca y se pierde la gracia?
Pues se retorna a niveles inferiores y se empieza a
caminar en una dirección distinta a la conveniente.
Un buen ejemplo puede ser el de un santo que
peca por falta de caridad por actuar con desprecio, sin
amor, perdiendo por esto el camino a Dios.
Pues primero 1). Pierde la santidad y el nivel de
evolución del alma inmaculada y 2). Camina ahora rumbo
a la negación de Dios y su gloria. Marcha en contra de la
voluntad divina, rumbo al infierno. Gráficamente:

Como la planta que pierde la vida deja de ser del


Reino Vegetal, y, por ejemplo, se convierte en carbón
del Reino Mineral, el que pierde la santidad o deja de
sacrificarse por otros para sacrificar a los otros para sí,
camina lejos de la vía a la gloria y se convierte en algo
peor que lo que desprecia. (Es inferior en semejanza
a Dios por estar en pecado por falta de caridad hacia
un no bautizado que ser un no bautizado que camina
a la gloria en el nivel de Libertad adquiriendo mayor
Semejanza.)

91
Todo esto se resume en una ley muy fácil de
entender. Es necesario cuidar todos los cauces de la
creación y llevarlos a un nivel más cercano a la gloria.
Es deseable que la planta tome de la tierra para crecer
(transforma al mineral complementando con vida). Es
deseable que el hombre tome de los vegetales y animales
para vivir (transforma la vida en vida con libertad), es
deseable que el bautizado enseñe la verdad, o bautice
(transforma al libre en bautizado), es deseable que el
santo prodigue su caridad y use de los dones del E. Santo
para llevar a ese nivel de evolución a los que apenas
alcanzar a ver de lejos las maravillas de la Eucaristía.
Esto hace que la acción transformadora de las Personas
Trinitarias llegue hasta los confines de la creación y así,
“Él atraerá todo hacia sí”. Todo esto cabe en la sentencia
del Génesis que dice que “Tomó Yahvé al hombre y lo
llevó al jardín del edén para que lo labrara y lo cuidara”
(Gen 1,29), intensión de Dios para hacer al hombre.

Somos co-creadores si logramos que la energía


y materia caminen hacia la vida, (irrigando desiertos,
fabricando fertilizantes, sembrando, criando animales,
etc.); si encuentra la forma de llevar esa vida al
crecimiento de las creaturas con libertad, haciendo
que la energía y la materia, los vegetales y los animales
sirvan al hombre, estará acercando la creación al fin que
designó el Creador. Si lleva a los hombres a la conciencia
de Dios, a la Verdad, al Sacramento y a la Eucaristía; si
logra hacerlos participar con Él del Sacrificio, en vez de
buscar la comodidad y el confort, el que logra enseñarnos
y convencernos de servir al Creador en su creación, en

92
vez de desviarla y servirse de ella, estará caminando
sobre la huella de Dios. Es entonces co-creador con el
Padre, co-redentor con el Hijo y co-santificador con el
Paráclito. “Seréis como Dioses”, dice en el Génesis el
demonio y engaña a los primeros padres haciéndolos
pecar. También dice Jesús al Padre en Su oración “...
que sean en mí como yo en ti”, como semejantes a Dios
entonces, en Él y por Él. Esta es la verdadera ciencia, la
que trasciende en júbilo eterno.

En este próximo milenio, el tercero, habrá que


llevar a la “ciencia” del hombre por caminos paralelos a
las enseñanzas de la Iglesia. Con esto haremos cumplido
con poner a Cristo sobre todas las cosas. Entonces la
coherencia de nuestro concepto de la creación será
perfecta. Los minerales son ordenados bajo los vegetales,
que a su vez sostienen a los animales, que son alimento
del hombre. Luego el hombre, con bondad y caridad,
debe de colaborar con Dios para dirigir la creación a su
destino, porque “cuando sea levantado sobre la tierra, lo
atraeré todo hacia mí” (Juan 12,32), dice Jesús.

Es de buenos pastores y de buenos científicos


el llevar a las creaturas rumbo a la gloria de Dios. Es
ecología acertada el llevar la creación al Creador. Por
eso, parte de la lucha trascendente del futuro en buena
medida dependerá de que se reconozca el universo como
teocéntrico y no sólo fotocéntrico, como lo entienden los
más de los científicos actuales, como cosmos reducido.
Esta “reducción” produce una idolatría: a lo que se
deriva del Imperio de la Luz, al cuerpo, a lo temporal, al
espectáculo, al confort, la diversidad, el placer, etc. los

93
ponen sobre todas las cosas, en vez de poner ahí el que
es “Luz de Luz”, a la Semejanza Divina.

Si actuamos sin bondad y caridad, ¿cómo


llevaremos al hombre primitivo a niveles superiores de
evolución, comiéndolos como caníbales para integrarlos
a nuestra fisiología como hacemos con minerales y seres
vivos que comemos?

He aquí el “punto fino del Plan Providencial”.


Cristo, quien se da de comer a los hombres, ha diseñado
una segunda “fisiología” -el Cuerpo Místico- al cual nos
integra si nosotros lo comemos a Él. En el Imperio de
la Eucaristía, llegamos como célula en la “fisiología”
divina, para ser Uno en Él y con Él y en Él recibir la
participación de la Gloria, por el perdón de nuestras
faltas (por su misericordia) y por la gran dignidad y
valor del Sacrificio, sustentado en el Amor de Dios a los
hombres y por su infinito Entendimiento.

Hay quien dirá que esta tesis produce el efecto


de segregación de unos hombres con respecto a otros.
Esto no es así, pues de la misma manera que los hijos de
un solo padre no tienen diferencias raciales, en la gran
familia de los hijos de Dios las diferencias son como
las edades de los hijos de una familia. Estos pueden
mejorarse y superarse. Es obligación del hermano
“mayor” cuidar amorosamente del “menor”, pues ese es
el gran mandamiento del Linaje Santo: “Amaos los unos
a los otros como yo os he amado” (Jn 13,34.)

He aquí algunas situaciones que podemos


aprender de esta visión del universo que gira en torno a
la Semejanza con Dios, del conocimiento del...

94
Universo Teocéntrico
1. La clasificación que hacen los científicos actuales
de los segmentos del universo, en sólo cuatro reinos
(algunos un poco más) como el mineral y el animal,
es primitiva. Desconocen en gran medida las leyes
que rigen a la creación. ¿Qué será más importante; la
diferencia de unos cilios o un flagelo (vegetales contra
animales) o la diferencia entre el actuar libre del hombre
o el acondicionamiento instintivo del animal? Fracciones
de la ciencia de este siglo XX ha perdido profundidad y
recto juicio con el actuar regido por la fotolatría, es decir,
reconocer sólo lo que emite o absorbe luz, haciendo de
ella un verdadero dios, de cuya existencia no dudan
porque la ven. Esta “adoración” de lo que se deriva del
Imperio primero hace imposible que puedan apreciar
siquiera las enormes diferencias entre el hombre y el
simio, y por eso, clasifican al hombre sólo como una
especie de los primates, orden erróneo, pues es mucho
más que eso. He aquí que no pueden ver la diversidad
humana y se limitan a ver la “biodiversidad”

2. De aquellos que reconocen la gran diferencia


entre hombres y los otros simios, aún se quedan cortos.
Este reconocimiento de las facultades del hombre apunta
a la existencia de un nivel superior, que es el alma, que
con un cuerpo de primate produce una persona humana.
El alma es el principio espiritual en el hombre, apunta
el Catecismo de la Iglesia. (CIC 363), por lo que es
error pretender que haya alma en vegetales o animales,
como a veces he oído decir. No hay que confundir vida

95
con alma, cosa que se da en algunos textos de filosofía.
Probablemente errores de traducción.

El comportamiento libre se reconoce por sus


efectos. Por eso concluimos que el alma, dentro del cuerpo
del hombre, está en el espacio de la misma manera que el
cuerpo, pero tiene otras dimensiones. Tal como el calor
no desplaza a la materia, sino que la calienta, el alma no
desplaza al cuerpo, sino que le confiere sus dimensiones
(conciencia, ética, estética, sentido de lo cómico, de lo
trascendente, etc.). Es curioso que algunos admiten que
se puede conocer por la acción de un agente, como la
gravedad que no vemos pero sí conocemos por su efecto
en la materia, y no reconozcan el alma por sus efectos
en el simio animado.

3. Con los ojos de la fe se pueden ver aún más las


diferencias ¿En donde habrá mayor distancia evolutiva,
entre el simio y el hombre (la diferencia es el alma)
o entre el bautizado y el no bautizado? La diferencia
entre estos últimos es inmensa, pues afecta al alma
en parámetros de existencia eterna. El bautismo parte
a la estructura cósmica en dos “cosmos”, cosa que el
alma hizo cuando solamente había un cosmos. En este
universo de “horizonte limitado” el alma parte en dos a lo
evolucionado. Pero en el universo de horizonte amplio,
casi infinito, es el bautismo el que determina quien es
del universo de “antes” y quien es del “después”, del
universo crecido. Hay enorme distancia genética entre
el no bautizado y el hijo de Dios.

4. Difícil de entender que entre aquellos que


creen en el bautizo en función de las palabras y obras de

96
Cristo, algunos no acepten las enseñanzas de la Iglesia,
en particular la Eucaristía, claramente expresada por el
Verbo de Dios en los cuatro Evangelios. Los que se han
separado del Magisterio o enseñanzas de la Iglesia, se
han quedado atrás. No supieron escuchar al Espíritu
de Dios, “quien os llevará a la verdad completa”, pues
habla el Magisterio de la Iglesia Católica con la garantía
de Dios. Los que no tienen esa garantía, se quedaron
atrás en el proceso de la evolución. Se atan a lo no
trascendente.

La Triple Evolución
El concepto común de evolución, según la entiende la
mayoría de las personas es un concepto comprimido y
triste.

-Comprimido, pues suele hablarse de la evolución


de los seres con vida, siendo que desde las partículas
atómicas, las civilizaciones y la Iglesia evoluciona.
En seguida describiré siete áreas de evolución que
correlaciono con lo más básico de la naturaleza.
Cientos de conjuntos de creaturas evolucionan, como
puede ser la evolución de la danza clásica, de las
cámaras fotográficas o del dogma cristiano. Sin embargo
limitaremos estos aspectos que son de la creatividad
humana especializada y mantendremos un criterio más
universal.

-Triste, porque se limita a estudiar básicamente la


evolución a la diversidad. Alegraremos esta melancolía

97
intelectual sumando a esta visión de horizonte limitado,
otras dos tendencias evolutivas universales, según se
verá en el diagrama que sigue.

La vía o la evolución del universo se puede agrupar


en tres formas de cambio en el tiempo. Estas son:

1. EVOLUCIÓN A LA DIVERSIDAD, de sobra conocida


Es la que argumentan los científicos, pues de ella la
diversidad de elementos atómicos, de especies de
plantas, de estrellas, de tribus, de iglesias cristianas.

2. EVOLUCIÓN AL ORDEN, eventualmente mencio–


nada y que se plasma en la tabla que sigue. En esta
forma de evolución se efectúa el cambio cuando
la parte superior (agregado) se estabiliza utilizando
las partes menos ordenadas como elementos
constructivos. Por ejemplo, las moléculas se
estabilizan usando ladrillos de construcción que son
los átomos. Los tejidos de los seres vivos usan las
células, las tribus a las familias. La secuencia familia>
tribu> pueblo> nación> Imperio> Organización de
Naciones Unidas, es un ejemplo de la evolución al
orden.

3. EVOLUCIÓN A LATRASCENDENCIA es la secuencia


de cambios que hemos estado estudiando y cuya
característica es que integran a la creación formas
de participación de la deidad trinitaria en forma
ascendente, sumándose la nueva sobre la secuencia
de las anteriores: Tiempo> vida> libertad, etc. Estas
se caracterizan de que manifiestan claramente una
participación de la deidad. (Participan del Ser de
Dios, de la fecundidad de Dios, etc.).

98
El modo de evolución del Orden y la Trascendencia
se mostrarán en una gráfica a continuación. La
evolución a la diversidad quedará oculta, en un tercer
plano, ordenada hacia la profundidad (por eso no se ven
pues están debajo de cada nombre genérico dado a los
eslabones de la evolución al orden) Por ejemplo, debajo
del nombre genérico “átomo” podemos considerar se
encuentra la diversidad de estos: hidrógeno, helio, litio,
berilio, boro, etc.

99
Tabla periódica
de la triple evolución
CAMINO EN EL TIEMPO:
DE LA LUZ A LA GLORIA DE DIOS
LA TRIPLE EVOLUCIÓN

EVOLUCIÓN A LA TRASCENDENCIA
E Cause del... Cause del... Cause del... Cause del... Cause del... Cause del... Cause del... Destino
TIEMPO VIDA LIBERTAD VERDAD FILIACION SANTIDAD SACRIFICIO final...
V GLORIA
El Verbo El Verbo El Verbo El Verbo El Verbo El Verbo El Verbo El Verbo
O Cromosoma Hombre Hombre con Bautizo Iglesia gloria
Luz (?) Revelación reconocen el Eucarística de los
L Familia con Bautizo,
leptones Plasmidio Familia Revelación Obispos Penitencia militante. redimidos
U
Partículas Célula Tribu Tribu con Diósesis y Orden Gloria del
C Revelación Confirmación Sacerdotal

I subatómicas Colonia
Células
de pueblo Pueblo con
Revelación
Iglesias
cristianas
viven
normalmente Misa Redentor

Ó Átomos Órganos Nación Nación con Iglesia en Gracia Almas en


con tejidos Revelación Apostólica Unión
N Órganos
Moléculas con Imperio Eucarística
órganos
Órganos Naciones Alma
A Cristales con
sistemas Unidas Purgante

L Rocas colonia de (Purgatorio)


individuos
Continentes con Almas que
sistemas mueren
O planetas sist. en estado de
ecológicos Gracia
R Sistemas biota
D planetarios Evolución a la diversidad
Galaxias Esta evolución se esconde en dirección hacia abajo. Resulta invisible desde este punto
E de observación
conjuntos de Es la que describe parcialmente Darwin (en el cauce de la vida). Porejemplo::
N galaxias
universo Átomo
temporal

hidrógeno helio litio etcétera


Célula
procariota eucariota etcétera

Lugar de translado de cause

100
La Estrella de Jesús
Al jugar y arreglar triángulos para ilustrar esta tesis de
la Causa Ejemplar, encontré algunas composiciones que
creo resultan muy acordes con la realidad contemplativa
del cristianismo. La que más me agradó es la que sigue,
totalmente ideada por mí y por lo tanto muy opinable.

Al ser Cristo Dios y hombre verdadero, y por lo


tanto habitar en la Trinidad ad-intra o intimidad de Dios
y la Trinidad ad-extra o Creación, podemos suponerlo
enmarcado en dos triángulos equiláteros “trinitarios”.

101
El esquema resulta sugestivo. Nótese como su
Sagrado Corazón marca el eje en donde las relaciones
de Dios y sus creaturas encuentran quicio y equilibrio.
En este esquema de íntima unión de Dios con su obra,
en la búsqueda de la posición de Cristo en el momento
cumbre del Sacrificio Redentor, vemos que entre Dios
Padre y el Amor a la Creación está el Corazón de Jesús,
entre el Espíritu Santo y la Semejanza que Glorifica al
Padre, está también el Corazón del Redentor. Además,
entre el Hijo y la Paternidad de la Trinidad ad-extra de
nuevo salta a la vista el Corazón amabilísimo de Nuestro
Señor. ¿Será todo esto mera coincidencia?

Con Su cuerpo, el Salvador une a la creación con


Dios (Él mismo), los pies firmemente plantados en el ad-
intra y las manos en la creación. Con ambas manos sujeta
la primera creación con la segunda. Une el tiempo con
la Semejanza (Gloria) y a los hombres con Dios.

102
“La creación, obra de la Santísima Trinidad”

El Creador. Párrafo III - II


Catecismo de la Iglesia Católica

LA SEMEJANZA
TRINITARIA A LA
CREACIÓN
(La Trinidad ad-extra)
2ª edición corregida y aumentada
Luis García-Pimentel Cusi
Nihil Obstat: Pbro José Gracián Ordaz
Imprimatur: Mons. G Ramíro Valdez Sánchez
Arzobispado de Guadalajara.

Todos los derechos reservados. Aparte de los usos relacionados con la


investigación, el estudio privado, la crítica o la reseña, esta publicación no puede
ser reproducida, ni el todo ni en parte, en español o cualquier otro idioma, ni
registrada o transmitida por un sistema de recuperación de información, en
ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico,
magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro inventado o por
inventar, sin el permiso expreso, previo y por escrito de los editores.

2ª. Edición, Corregida. 2007


D.R. © Luis García Pimentel Cusi
Índice
Introducción 107

Capìtulo I
La Luz. De la nada al primate que usa herramientas
1. Al modo de las ciencias naturales 113
2. Al modo de las ciencias teológicas. sagradas escrituras 150
3. Magisterio, Padres, Doctores 158
4. Esquema con fines pedagógicos 159
5. Comentarios al margen 164

Libro segundo
El alma. De la conciencia de sí al pueblo judío
1. Al modo de las ciencias naturales. 168
2. Al modo de las ciencias teológicas. 223
3. Magisterio, Padres y Doctores. 250
4. Esquema con fines pedagógicos y analogías. 253
5. Comentarios al margen. 256
A los amantes del Imperios de la luz y del alma 257

Introducción al libro tercero 265


Libro Tercero
Los Sacramentos. De Nazaret a Jerusalén
1. Al modo de las ciencias naturales. 267
2. Según el modo de las ciencias teológicas 270
3. Magisterio, Padres y Doctores. 316
4. Esquema con fines pedagógicos y analogías 321
4. Comentarios al margen 325

Libro cuarto
Introducción al libro cuarto
1. La omnicoherencia de los actos de Dios 330

La Eucaristía. Del sacrificio meritorio a la Gloria del Redentor


1. Al modo de las ciencias naturales. 340
2. Al modo de las ciencias teológicas. 342

3. Magisterio, Padres y Doctores. 369


3. Esquema con fines pedagógicos y analogías 373
De la Santa Misa a la Gloria del Redentor
4. Comentarios al margen 375

105
Libro quinto
La Creación Teocéntrica. Del vestigio a la semejanza.
Interacción entre las ciencias naturales y las teológicas 376
Ad Extra. La Gracia. Del Verbo de Dios a la naturaleza Divina
creada
1. La creación teocéntrica. 416
2. “Jerarquías” de luzbel a maría. 438

106
Introducción
El Catecismo de la Iglesia católica, nos enseña
en su punto 236: “Los Padres de la Iglesia
distinguen entre la theología y la oikonomía,
designando con el primer término el misterio
de la vida íntima del Dios Trinidad, con el
segundo, todas las obras por las que se revela
y comunica su vida. Por la oikonomía nos
es revelada la theología; pero inversamente,
es la theología quien esclarece toda la
Oikonomía.”

Aquí y allá hay libros de teología, hay doctores


en teología, universidades en donde se enseña
la teología, e innumerables tesis teológicas se
han sumado en bibliotecas y archivos durante
los dos últimos milenios.

Sin embargo, después de extensa búsqueda,


ni un solo libro de oikonomía ha llegado
a mis manos, ni un experto en el tema he
encontrado en más veinte años de explorar
los despoblados campos de la oikonomía.

107
Conviene mencionar que De Trinitate, de
San Agustín, aunque básicamente libro de
teología, también coloca las primeras piedras
de esta ciencia de la creación. En función de
esta particularidad, podemos decir que este
escrito está en la línea del pensamiento del
santo de Hipona, y como hizo él, se dará gran
importancia al dogma trinitario correlativo a
la creación.

Hubo que estudiar filosofía y teología, más una


media docena de ciencias correlacionadas con
la naturaleza, además de Padres y Doctores,
para comenzar a vislumbrar un esquema
válido identificable en nuestro entorno, de
todas “las obras por las que [Dios] se revela y
comunica su vida” (Cat 236).

Este parece ser el primer libro de oikonomía,


al menos de que yo tenga noticia (pues san
Agustín sólo le dedicó algunas páginas de
su libro De Trinitate). La conferencia de esta
ciencia con la teología, será constante (como
lo dice la definición previa). Se pretende
encontrar en la creación, la huella nítida del
Creador quien, al ser Padre, dejará “genética”
reconocible entre las múltiples creaturas que
han nacido de su Amor.

108
En el largo caminar para poder escribir este
libro, recibí una clara ayuda del cielo. Esta fue
la publicación, en el momento adecuado, del
Catecismo de la Iglesia Católica, sin cuya ayuda
hubiese sido imposible pretender obtener una
autorización eclesiástica para un libro cuya
interpretación de algunos pasajes bíblicos sale
totalmente de lo acostumbrado.

En el punto 362, el Catecismo nos habla del


lenguaje simbólico que se usa en algunas
partes del Génesis, y en el punto 377 hace un
señalamiento en la misma dirección.

La interpretación del Génesis que aquí se


hace, es un tema en que lo común no aflora.
Después de veinte siglos de interpretar estos
párrafos de la Escritura con apego a la letra, se
abre una puerta en la cual el simbolismo debe
de ser interpretado con apego a la verdad, a
la forma como Dios hizo las cosas. Tomé la
decisión de alejarme lo más posible de toda
forma de interpretación antropomórfica (que
coincide con frecuencia con la interpretación
tradicional) e interpretar estos paisajes
teomórficamente, comparando las obras de la
primera creación (primer Adán, primera Eva),
con las de la segunda, o Redención, en las

109
que el segundo Adán y la segunda Eva (Cristo
y María) muestran un derrotero que se puede
comparar con el de nuestros primeros padres.

El resultado de este ejercicio de coherencia


teológico-oikonómica es notable. La
conferencia entre creación y Escritura, a la luz
del Magisterio, se lleva a cabo con nitidez y
se expresa en el libro segundo de este escrito,
en donde se concentran gran parte de las
“novedades” que el lector encontrará.

Una vez salvada esta dificultad -que creo


frenó el desarrollo de la oikonomía por
tiempos inmemorables- comencé a entrever la
silueta del Ser Trinitario en su obra. Entre más
busqué, mejores muestras de la semejanza del
Todopoderoso aparecieron en la creación.

Para descubrir la verdad sobre lo que va


resultando en este trabajo de investigación,
decidí apuntalar la mayoría de las afirmaciones
sobre una cimentación triple. Busqué que
el esquema se sostuviera en una imagen
claramente trinitaria, pero separando lo
apropiado a las tres Personas.

Se describe una parte primera de cada Libro,


la de ciencias naturales, en lo que es propio

110
de Dios Padre (el Creador, la obra creada,
las ciencias naturales). Luego, lo apropiado
al Hijo se analiza partiendo de la Palabra. Se
sigue con notas del Magisterio de la Iglesia,
la verdad matizada y pulida por el Paráclito,
que nos llevará a la Verdad completa (“...él os
llevará a la verdad completa”, dice al respecto
Jesús). Se pretende demostrar que casi siempre
hay coincidencia de tres cimientos de la
verdad (al menos habrá dos si alguna de las
tres fuentes no hace mención del asunto) y
nunca hay oposición.

Esta afirmación es fundamental para entender


el formato de las líneas que siguen. Se
comparará siempre lo que se puede ver desde
el mirador de las ciencias naturales, para luego
ver los mismos aspectos desde el observatorio
de la Escritura y las ciencias teológicas, luego
confirmar con el Magisterio, Padres y Doctores,
y finalmente formas de ordenar lo visto en la
fracción anterior con comentarios, con un
claro trasfondo trinitario.

Esto último (el ordenamiento y los comentarios)


servirán en el Libro Quinto para sacar más
conclusiones, que saltan a la vista conforme
se amplía el horizonte estudiado y se colocan

111
diversos hechos encontrados en el mismo
contexto.

Con este criterio de comparar, hasta donde


es posible, estas tres grandes fuentes de
información que conozco, me siento muy
seguro de mantener una línea de verdad
difícil de superar. Me siento avalado por los
modos apropiados por las Personas Trinitarias
de efectuar y expresar la misma realidad
con distintos ángulos de apreciación, pero
garantizada su armonía por la veracidad,
omnicoherencia y unidad radical del Ser
Subsistente.

112
Capítulo I
La Luz
De la nada al primate que usa herramientas.

1. Al modo de las ciencias naturales


Nadie sabe cómo fue el primer instante.

Pero, aunque parezca increíble, sabemos cómo


fue el universo en el primer millonésimo de segundo
después de aquel instante. A temperaturas enormes,
a velocidades formidables, el total de la energía del
cosmos se concentra en un volumen muy pequeño.

Poner números a este momento resulta difícil.


Imaginar un trillonésimo de billonésimo de billonésimo
de segundo, (10-43), o pensar en temperaturas de una
cifra con treinta y cuatro ceros (1034 grados centígrados),
sale por completo de nuestra capacidad de juicio. Sin
embargo, se sabe que en esas fracciones de tiempo, a
esas temperaturas, a volúmenes diminutos, existió en
el principio todo lo que hay en el cosmos. Galaxias y
nubes de gases siderales cupieron en menos de lo que
mide una lenteja, ¡mucho menos!

El principio fue una gran, gran explosión de


partículas energéticas. Con velocidades de vértigo, lo
existente en ese instante se disparó en todas direcciones,
causando que el cosmos se expandiera, aumentando
muchas veces su volumen en brevísimo tiempo. Si
consideramos que en el primer segundo creció de
prácticamente nada, a un diámetro de seiscientos mil

113
kilómetros, entonces el cosmos aumentó su volumen,
trillones de billones de millones de veces en ese lapso. De
algo menor a un milímetro cúbico, creció lo que recorre
en ese tiempo la luz hacia cada uno de los extremos
del recién formado universo. Y otra vez creció otro tanto
en los primeros años, lo que hizo que la temperatura
bajara por una cifra de unos veinte ceros, reduciendo
en trillones de grados su temperatura inicial en el primer
segundo de existencia, y otra vez se enfrió millones de
grados en las siguientes decenas de años.

Describir lo que ocurría en pocas palabras nos


dará suficiente información como para darnos una idea
somera de las cosas.

A partir de donde los experimentos de laboratorio


nos han permitido observar, usando para ello los grandes
aceleradores de partículas, sabemos con elevado grado
de certeza lo que ocurrió a partir del primer millonésimo
de segundo, en que la temperatura había ya bajado a
sólo un billón de grados centígrados.

En estos momentos, las más pequeñas partículas


que conforman lo que será luego la materia, los quarks,
los leptones y los fotones, forman el caldo básico de
donde se derivará todo lo demás. Empiezan a combinarse
distintos quarks (son seis tipos de quarks) para formar
partículas compuestas, como los protones y neutrones. A
partir de ahí, en el primer segundo, empiezan a unirse las
partículas últimas que mencionamos, con los leptones
(primordialmente el conocido electrón), para formar los
primeros átomos, como los de helio e hidrógeno.

114
Después del primer segundo, este proceso en
que las partículas básicas se hacen átomos, empieza a
hacerse más lento. Ahora ya podemos empezar a contar
en años los cambios que seguirán.

La síntesis de átomos ligeros, como los


mencionados helio e hidrógeno, continúa efectuándose
durante varios miles de años. A los trescientos mil años
de existencia, sucede una cosa excelente: el espacio
se vuelve transparente a las ondas de radio. Esto es
importante, porque estas ondas nos contarán parte de la
historia del universo, que resumiremos a continuación.

En otra línea de narración, pero en el mismo orden


de cosas, tenemos que dos astrónomos, Arno Panzias y
Wilson, en la década de 1970, estaban investigando
el espacio en las frecuencias de radio, con un curioso
telescopio, que parece más una oreja que una lente.
Encontraron una señal de radio, un ruido constante, que
venía de todos los extremos del universo, y que vibraba
a frecuencias correspondientes a las que emite el helio
a bajísimas temperaturas, cerca de lo que se llama cero
absoluto. Lejos estaban de pensar que su descubrimiento
produciría una verdadera avalancha de investigaciones,
junto con el desarrollo de la nueva ciencia de la
cosmología física.

Después de muchos estudios y de incontables


hipótesis y experimentos en aceleradores y cámaras
de frío, se empezó a delinear la verdad de aquel
descubrimiento: lo que se había encontrado eran los
fósiles más antiguos del universo. Aquellas ondas eran

115
ecos de la primera milésima parte de la existencia del
cosmos cuando, a los trescientos mil años de existencia
(su edad actual supera los diez mil millones de años) se
volvió transparente a las ondas de radio.

Las mejores cabezas del mundo de la física, se


sintieron seducidas por la nueva línea de investigación,
ya que prometía guiarlos hasta grandes descubrimientos.
En los siguientes años, se elaboraron muchas hipótesis
para explicar aquel ruido cósmico; con el tiempo
quedaron en pie sólo dos: la hipótesis de la materia
obscura (dark matter, en inglés), que sugería la
existencia de una materia que los telescopios no pueden
detectar, pero que suma su gravedad para hacer que
el universo deje de expanderse (actualmente sigue
expandiéndose a vertiginosa velocidad). Esto significaría
que, eventualmente, la materia regresaría a juntarse en
un diminuto punto, y volvería a difundirse y formar otro
cosmos semejante, una y otra vez, concluyendo entonces
que el cosmos no tiene principio.

La segunda tesis que resistió la avalancha de


todos los ataques fue la de la gran explosión (Big Bang,
en inglés), que sugería que la materia en el universo
no tiene la capacidad de retener la expansión, ya que
la gravedad que produce toda la materia existente, no
alcanza para ello.

En la primavera del año de 1992, la comunidad


cosmológica no apartaba los ojos de los reportes de un
satélite lanzado hacía poco, con la misión de estudiar
detalladamente las ondas de radio en las frecuencias de

116
emisión del helio, para obtener algún dato que permitiera
confirmar alguna de las dos teorías subsistentes. El satélite
COBE (Cosmic Background Explorer, o explorador
de trasfondo cósmico), emitía los datos finales de una
elaborada exploración del firmamento. Los cosmólogos
partidarios del Big Bang, lanzaron al viento los gritos de
la victoria, al quedar demostrado que el cosmos tenía
principio, por las características del helio disperso por
todas los extremos del espacio sideral, primer fósil de la
creación.

La historia de los descubrimientos de física es


apasionante. Desde los primeros científicos, como
Copérnico y Newton, y luego los que penetraron en los
secretos de la materia, como Rutherford, Fermi, Planck,
Bohr, Einstein, Heisenberg, Schrodinger, y Gamow; hasta
los ahora vivos Gell-Mann, Wheeler, De Witt, Alpher,
Herman, Everett, Hawking y Smoot (por mencionar a
algunos cuantos) es digna de ser leída. Pero no es motivo
de estas páginas.

Nuestro interés irá mucho más lejos; en la


búsqueda de mayor integración con otras disciplinas
–usando la terminología de los hombres de ciencia– por
lo que regresamos a la línea de los acontecimientos
físicos, tal y como ahora lo sabemos y que pronto nos
llevarán a otras áreas del saber.

Las leyes que rigen a la materia han cambiado


substancialmente desde los primeros millonésimos de
segundo, hasta que la materia empezó a comportarse en
forma similar a lo que ahora conocemos, después de la

117
primera fracción de su existencia. Las leyes de atracción
y repulsión que ahora manifiesta la materia, no eran
iguales en un principio a como son ahora.

Estas leyes, o fuerzas básicas que se conocen


actuando ahora, son cuatro: la fuerza de gravedad, que
hace que las masas se atraigan; la fuerza fuerte, que
hace que se mantengan unidos los protones en el núcleo
atómico; la fuerza electromagnética, que atrae o repele
a las partes, según si estas partes son de cargas (o polos)
iguales u opuestos; y por último, la fuerza débil, que
se manifiesta en algunos procesos de desintegración
atómica.

Se cree que estas fuerzas estaban unificadas


en el inicio del tiempo, de tal manera que produjeran
oposición de las partículas entre sí, por lo que el caldo
inicial salió disparado con fuerza inenarrable en todas
direcciones, separando violentamente las partes de todo
cuanto existía en el pequeño, pero hirviente embrión de
nuestro universo.

Con el crecimiento del cosmos a toda velocidad,


en la etapa de la gran expansión que mencionamos,
el caldo ardiente se enfrió hasta temperaturas de sólo
millones de grados (nada, comparado con la temperatura
inicial) y, entonces, las leyes empezaron a adoptar los
perfiles que ahora conocemos. La gravedad comenzó a
determinar que algunas partes se atrajeran, formándose
campos gravitacionales que hacían que ciertas partículas
empezaran a condensarse en áreas en las que luego se
darán las aglutinaciones de materia. De estos agregados

118
de gases, nacerán después las galaxias y los quásares
(estrellas enormes y muy brillantes), todo a los mil
millones de años del principio. Luego, el universo se
convertirá en lo que ahora vemos, al cumplir los diez o
quince mil millones de años de su ser.

La fuerza fuerte, que actualmente une a los


protones en el núcleo (para que no salgan disparados
por la acción de oposición que ejerce en ellos la
fuerza eléctrica, por ser todos de la misma carga) en un
principio no podía existir, ya que ni siquiera existían los
protones en donde radica. Estas partículas constituyen
hoy parte importante de toda la materia que conocemos.
En los primeros instantes del cosmos, todo era repulsión,
favoreciendo la explosión.

Lo mismo sucedió para las otras dos leyes, la débil


y la electromagnética. Se cree que sólo operaban como
leyes de oposición, unidas todas en una misma fuerza,
aún desconocida, pero ya bautizada con el nombre de
fuerza unificada. Esta fuerza básica, en teoría, debe
existir a esas tremendas temperaturas del principio.
Actualmente se buscan pruebas de ella con sumo interés,
pues ayudaría a dar toque final al conocimiento de la
forma como se formó el universo.

No es tan difícil entender lo que argumentan los


cosmólogos. Su deducción es obvia: ¿Cuánta fuerza se
requiere para hacer que el universo, millones de millones
de galaxias, salgan disparadas a velocidades cercanas a
la de la luz?

Es claro que toda la capacidad de movimiento


del universo operaba en dirección a la dispersión, y

119
que las leyes de atracción aún no operaban. De haber
operado la gravedad, como la conocemos ahora, el
universo se hubiera frenado, oponiendo a la explosión
toda la capacidad de atracción de toda la enorme masa
del universo. La verdad es que la energía escapó en
todas direcciones por la baja atracción de la gravedad,
y cuando se formaron los átomos y empezó a operar la
gravedad, la velocidad de escape había sido superada
por la recién nacida materia. Desde entonces, el universo
se expande sin cesar, y no se sabe que haya fuerza que
lo pueda detener.

La energía de todas las estrellas del cosmos, y


mucha más, que se ha convertido en movimiento y en
materia, se concentró en esta increíble esfera inicial.

Los científicos se empeñan en penetrar, con sus


instrumentos, a mayores profundidades en la naturaleza
del principio cósmico. Ahora se sabe, que las partículas
de energía pura, los fotones, pueden salir de la materia
en las reacciones nucleares (como en la bomba atómica).
Pero aún no se ha encontrado la partícula energética que
encadene a los mínimos quarks –que se convierten en
materia– con el fotón, o sea, la luz.

De ahí que los hombres de ciencia deseen


hacer siempre mayores aceleradores de partículas, que
reproduzcan en el laboratorio las condiciones del big
bang. Actualmente se piensa construir el gigantesco
acelerador llamado super collider (super impactador)
en la Unión Americana, que permitirá a los científicos
alcanzar temperaturas millones de grados más elevadas

120
que las actualmente alcanzadas en el acelerador de
partículas del CERN (Centre Européan de Rechèrche
Nuclaire), pero aún lejos, muy lejos, del brutal calor del
instante mismo de la gran explosión, aunque la falta de
los enormes presupuestos necesarios empieza a frenar
estos proyectos.

Los científicos están entusiasmados por sus éxitos


y siguen en la línea que ha demostrado ser la indicada.
Cuando calentaron un poco, los átomos se rompieron
en partículas más pequeñas, los protones, neutrones y
electrones. Al seguir calentando por medio de tremendos
choques de partículas, los protones y los neutrones se
fragmentaron en los llamados quarks, además de otras
partículas. ¿Por qué no seguir calentando, produciendo
cada vez choques de partículas a mayor velocidad o
nivel energético?

De este calentamiento esperan pronto descubrir


los procesos íntimos por los que la luz se convierte en
materia, por los que las leyes de repulsión se convierten
en las actuales leyes de atracción-repulsión. Buscan
la unificación de la materia energía, de la gravedad,
las fuerzas fuerte, débil y electromagnética; con la
esperanza de entender la esencia del proceso del ser
temporal del universo entero y beneficiar el progreso
con esa ciencia.

De las formas de energía que conocemos, la


inicial es sin duda la energía electromagnética, o sea,
la luz. Esta energía producirá el calor, el movimiento, la
dispersión y la materia del universo entero.

121
La luz inicia el proceso de cambio desde la nada,
hasta cualquier otra forma de manifestación del universo
físico que podemos ver. El motivo es que la luz es lo más
rápido de la creación. Entonces, en todos los puntos que
existen en el espacio, lo primero que llegó ahí fue la
luz. Ella participa el ser al universo temporal, afirmación
atrevida pero cierta.

Vale la pena hacer un alto en el camino, para


concentrarse un poco en una notable característica de la
luz; la de poder atravesar la nada.

¿Qué había en el entorno de la bola de luz formada


por la gran explosión? ¿En qué estalló la primitiva forma
del universo?... ¡En nada!

Decimos comúnmente la nada, para evitar el


tremendo esfuerzo que significa pensar en “nada”.
El vacío es algo bien diferente: en el vacío ya existe
espacio, ya pasó la luz por ahí, generando volumen,
dejando su huella de calor, de radiación, de distancia
y de tiempo. No así en “nada”. Ahí no había cosa que
pudiera referirse a cualquier concepto que podamos
tener de la existencia misma.

La luz se expande dentro de nada, comunicando el


ser a nada, generando, en nada, espacio. En este espacio
se mueve al menos la luz, por lo que entonces hay
tiempo, que al fin y al cabo no es más que una relación
de movimientos. Antes, nada; ni cosa, ni movimiento,
ni dirección; luego, tampoco tiempo. La luz y el tiempo
son en consecuencia dependientes entre sí. La luz se
mueve en el tiempo, pero el tiempo se crea con la luz.
Junto con el espacio, son compañeros inseparables.

122
Entender estos razonamientos no es fácil. Estamos
tan inmersos en el tiempo, dependemos tanto del
espacio, que imaginar “nada” nos es punto menos que
imposible. Sólo con mucho entrenamiento, aprenden
algunos expertos a pensar con independencia de los
fenómenos físicos que nos rodean del nacimiento a la
muerte, como el tiempo o el espacio.

Dicen los entrenados en física que el tiempo se


curva... es decir, se acelera, o se frena, según se acerque
un objeto a la velocidad de la luz. En función de la
famosa ecuación de Einstein, E=MC2, se relaciona la
energía (E), la materia (M) y la velocidad de la luz C.
La velocidad será siempre una relación de distancia en
tiempo (como al decir: kilómetros por hora). Entonces,
resulta que de nuevo aflora el que, el tiempo y la luz, son
dependientes entre sí, para sorpresa de muchos. Donde
nunca ha habido luz, tampoco hay tiempo. Difícil de
entender.

¿Qué había antes del Big Bang? ¡Nada!

En este contexto, es posible entender que la luz


genere millones de años luz cúbicos de volumen cada
segundo, al tiempo en que modifica la inexistencia, en
las fronteras del espacio en expansión. La luz hace de
nada, algo; espacio tiempo le llaman los físicos. Más allá
de la luz: ni espacio, ni tiempo, ni energía, ni materia:
¡Nada!

Así, se dijo en párrafos anteriores que la luz participa


el ser al cosmos, pues es lo primero que llega a cualquier
lugar del espacio, porque nada alcanza su velocidad. Al

123
ser lo primero que hubo en cualquier lugar de espacio,
y ser lo que produce espacio, es necesariamente parte
esencial de cualquier cosa que ocupe espacio, o que se
pueda ver, con los ojos o con aparatos fotorreceptores,
porque emite luz o calor. Volvemos a la afirmación de
que la esencia del ser material es la luz. Al ser principio
de toda energía y de toda materia, es lo más elemental
del cosmos.

La luz ejerce fascinación en los científicos.


Copérnico marcó la tendencia, haciendo los primeros
telescopios. Luego vinieron los microscopios, con
Van Leeuwenhoek. Siguieron los detectores de luz
infrarroja (calor), luz ultravioleta y rayos x. Después, los
radiotelescopios expandieron la capacidad de detectar
la luz en frecuencias de radio y así indagar en las
profundidades del universo. A continuación, desfilaron
los grandes aceleradores de partículas, en donde se
imitan las condiciones del naciente universo. El cauce
de la ciencia actual depende en gran medida de estos
aparatos fotorreceptores y de nuestro entendimiento
de las condiciones de la materia, como las leyes de la
electricidad, el movimiento o el calor, cuyo origen es la
luz. De ahí que tengamos un mundo en donde, aquello
que no se puede ver, con frecuencia se considera
inexistente.

Al caminar la luz en el cauce del tiempo, se


desarrollan eventos que llevan a la formación del
universo, tal como lo conocemos. De los fotones, o sea,
la luz, se forman los quarks y los electrones (falta al día

124
de hoy, descubrir exactamente cómo). De ahí, se forman
las partículas pesadas de los átomos, como los protones
y neutrones. Luego los átomos mismos, de los cuales hay
cerca de cien tipos básicos. Hasta ahí llegamos en los
primeros milenios del cosmos.

Con el enfriamiento que se da, inexorable,


al tiempo en que sigue la expansión del cosmos y el
calor se dispersa en espacios cada vez mayores, la ley
electromagnética hace que los átomos se unan entre sí.
A partir de las distintas formas de átomos, se integran
una variada cantidad de conjuntos de átomos, llamados
moléculas o compuestos, de los cuales se descubren
nuevos casi a diario y cuyo número inmenso no cesa
de crecer, al tiempo en que se descubren nuevas
combinaciones de átomos, en la naturaleza o en el
laboratorio.

Crece el espacio, con lo que se enfría la materia,


y hay nuevos acomodamientos. Después del átomo y la
molécula, se forman los cristales, en los que sinnúmero
de partículas menores se ordena, atraídos por sus cargas,
en unidades como los granos de arena o las partículas
de arcilla. Luego se vuelven a ordenar en agregado de
cristales, como las rocas, para conformar los continentes,
o los núcleos helados de infinidad de planetoides,
meteoros o cometas, que surcan el universo. Según
el objeto espacial sea caliente o frío, se combinan los
estados sólido, líquido y gaseoso, como en la tierra, dos
o sólo uno, como en los sólidos asteroides o gaseosas
nubes cósmicas de hidrógeno.

125
Sigue agregándose la materia, para unirse en
escalas mayores, formando ahora sistemas solares, en
donde los planetas giran en torno a una estrella, como
en el átomo giran los electrones en torno al núcleo.
Luego, crecen las proporciones y millones de sistemas
solares son ahora los que giran en torno al denso centro
de las galaxias, en donde frecuentemente hay enormes
estrellas quásares o pesadísimas estrellas llamadas
estrellas neutrón, que sirven como centro gravitacional,
igual que el sol con respecto a los planetas, pero en
proporciones gigantes.

En última instancia, siempre en el cauce del


tiempo, se ordena otra vez la materia en lo que se ha dado
en llamar clusters o agregados de galaxias, que forman
verdaderos muros de miles de estos inmensos cuerpos
en algunos lugares del tiempo espacio, recientemente
descubiertos y confirmados por el telescopio orbital
Hubble.

Así corre el cosmos finito en el cauce del tiempo.


En constante expansión y enfriamiento; en constante
cambio hacia algo más desarrollado; en evolución hacia
formas más elaboradas; buscando mayor diversidad y
nuevas formas de manifestación.

Y otra vez; nadie sabe cómo...

Algunos científicos muy jóvenes, y aún más


cándidos, encabezados por S. Miller, en 1953 pensaron
que sería muy fácil reproducir el proceso de la vida en el
laboratorio, esto después de unos pueriles experimentos
en que se obtuvo la síntesis de unas pequeñas moléculas

126
(llamadas aminoácidos), a partir de una chispa eléctrica
en un matraz con gases de carbono, hidrógeno y
nitrógeno. Veinte años después, estos mismos científicos
se han vuelto mucho más cautos en sus afirmaciones y
respetuosos de la vida.

Morgan y Crick descubren en la década de


1950, una elaborada forma de materia que se halla
siempre presente en cualquier organismo con vida. Una
molécula de la familia de los azúcares, llamada ribosa,
junto con átomos de fósforo y algunos compuestos de
carbono, hidrógeno y nitrógeno, llamados purinas,
se juntan en la más extraordinaria combinación de
millones de moléculas para formar el llamado ácido
desoxiribonucléico, que suele encontrarse en el núcleo
de multitud de células.

Con los años de estudio, la comunidad científica


ha ido de sorpresa en sorpresa, encontrando siempre
que la complejidad de esta materia esencial en los
procesos de vida, es elaboradísima. Se ordena en grandes
cadenas, por pares, en que una cadena se enrosca en
la otra, formando así lo que llaman una hélice o una
helicoidal.

En todas los eslabones de la cadena, la ribosa y


el fósforo se mantienen inmutables, pero las fórmulas de
las purinas cambian de un eslabón a otro, de tal manera
que se hacen combinaciones. Miles de secuencias
de cuatro tipos de purinas que convierten al ácido
desoxirribonucléico (ADN de aquí en adelante) en un
verdadero código de instrucciones químicas inmenso.

127
Millones y millones de estas instrucciones, llamadas
genes, determinan que un ser vivo sea como es.

El proceso de la reproducción se explica en estos


niveles porque las dos cadenas se separan la una de la
otra y admiten que otras partes (otros átomos de fósforo,
otras ribosas y otras purinas), se unan a la cadena sola,
pero copiando el código de instrucciones (o código
genético) y produciendo, de la primera hélice, dos
hélices idénticas.

Las dos cadenas de millones de eslabones del ADN


se compactan ordenándose en cuatro doblamientos. El
primero, la hélice que mencionamos, y que a su vez
se enrosca en unos pequeños compuestos (llamados
histonas), por lo que se ve como una cuerda atada en
torno a una larga fila de pelotas. Luego, este arreglo se
vuelve a enroscar sobre sí mismo, como un diminuto
resorte, para hacer una secuencia mucho más gruesa
que la primera.

Por último, se vuelve a ordenar con otro


anudamiento, para así formar los llamados cromosomas
y que son visibles con primitivos microscopios cuando
se bañan con tintes, pues se colorean fácilmente (se
deriva su nombre de cromos, color en griego). Estos
cromosomas son mucho más gruesos y cortos que el
ADN original.

Se piensa que el ADN sólo no hace vida, aunque


creo esa afirmación tan común es cuestionable. Si los
llamados “plásmidos” o “plasmidios” (cortas secuencias
de ADN que radican dentro de las células, llamados

128
comúnmente “material extracromosómico)”, al ser
compuestos que nacen, crecen, se reproducen, mueren
y evolucionan independientemente de los cromosomas,
me parece son la más primitiva forma de vida. Para que
esta maravilla de la ingeniería de la Creación –la vida-
pueda hacer su característica labor, generalmente esta en
un medio acuoso, ligeramente salino, con abundancia
de fósforo, ribosa y las purinas que mencionamos. Para
ello, en las condiciones actuales (no sabemos hace miles
de millones de años, pues entonces la atmósfera era muy
distinta) es necesario que exista un entorno protegido,
que se da por medio de elaboradas membranas orgánicas,
con base en capas de substancias que se derivan de las
grasas y que permiten el paso de lo que el ADN necesita
para reproducirse, a la vez que detienen el ingreso de lo
que daña el proceso de la reproducción del cromosoma.
El plasmidio inicialmente no lo necesitaba.

Además de esto, debe haber un orden de


reacciones. De hecho, un organismo vivo tiene, al igual
que el organismo recién muerto, todo lo que acabamos
de mencionar, pero la diferencia estriba en que en el
vivo, hay un proceso ordenado de ciclos de reacciones
bioquímicas, a cuan más de complicadas. En el muerto,
las reacciones se descarrilan y producen, ya no otro
organismo vivo, sino putrefacción y materia inerte.

Los materialistas ateos, dirán que las leyes básicas


de la materia son tales, que todo esto evolucionó de la
combinación de leyes y partículas que rigen y existen
en el cosmos desde siempre. Nos preguntamos: ¿De qué
evolucionó la fuerza unificada? ¿De qué evolucionó la

129
luz? ¿Por qué las leyes iniciales son de tal manera que
permiten que la mezcla inicial, lleve al ser como es y
también a la vida? ¿Será que en el no ser hay ya leyes y
fuerzas que determinen el ser temporal del cosmos finito,
según lo determinan las leyes de la termodinámica?
¡Curioso no ser el que proponen! ¡Curiosa materia, que
previó lo que venía! ¡Curioso ser, que siguió las leyes
dictadas por el no ser, pues sucede que la ciencia,
que retó el comienzo de la existencia, demuestra que
el espacio tuvo principio en el tiempo. Esto hace a la
ciencia mucho más interesante!

Nos detenemos a admirar el primer cauce de


Creación: el cauce del tiempo. Lleva de la luz a las
galaxias, por el ya mencionado camino de subsecuentes
ordenamientos temporales: fotón, luego algunos
eslabones desconocidos, enseguida el quark y el electrón,
el protón y neutrón, el átomo, la molécula, cristal, roca,
continente o planetoide, planeta o estrella, sistema solar,
galaxia, agregados de galaxias...

¡Qué orden! ¡Qué diversidad de formas y leyes,


de tamaños y colores; de emisiones e interacciones!
¡Qué legislación!

Y ya con esta visión de lo enorme, de las


distancias siderales, tomamos aire para penetrar en el
mundo de lo elaborado y lo complicado, lo armonioso
y espectacularmente diversificado. El segundo cauce de
Creación: el cauce de la vida.

¿Cómo se hizo la primera vida?

Por ahora, es imposible decir en el estado actual


de las cosas. Los millones de años en que el mar fue

130
el caldo en donde se dio la primera vida posa diversos
cuestionamientos ¿Cuánto medía el caldo primigenio?
¡Pues como cuatrocientos millones de kilómetros
cúbicos! ¿Durante cuanto tiempo se gestó esa primera
mezcla de átomos? Durante unos 300 millones de años
¿Cuántos átomos había que ordenar en la secuencia
típica del ADN? Pues si los primitivos plásmidos se
consideran vivos, la expresión mínima de vida requiere
como doscientos átomos de substancias bien comunes,
como el carbón, nitrógeno, fósforo, hidrógeno y oxígeno,
ordenados en purinas, pirimidinas, ribosa y fosfatos.
Estas moléculas son bien sencillas, pues tienen como 15
átomos cada una. La posibilidad de que en este tiempo
tan grande y el caldo inmenso pueda dar una pequeña
muestra de ADN de unos 200 átomos (Dos purinas, dos
pirimidinas, dos ribosas y dos fosfatos por cada par ), no
parece tan lejana.

El Creador ordenó y las leyes que determinaron


el proceso vital fueron tales que llevaron la materia a
actuar en otro derrotero cósmico del que había sido
hasta entonces.

Sabemos que algunas primitivas formas vivieron en


el entorno reductor (lo contrario a oxidante, es reductor)
de los primeros millones de años de la vida. Además
de los plasmidios, eran como bacterias de la actualidad,
aunque su bioquímica difería de las que comúnmente
encontramos ahora, porque la atmósfera era una mezcla
distinta de gases. No había oxígeno, pues en dónde
estas bacterias del azufre crecían, había gases de óxidos
de azufre y carbono. Con esta actividad bacteriana, el

131
azufre oxidado de la atmósfera quedó atrapado como
azufre básico, mucho en la misma forma como el carbón
oxidado de la atmósfera acabó en depósitos de carbón
mineral por la acción de las plantas verdes. De aquí los
grandes depósitos que explotamos en la actualidad.

Después de millones y millones de años de esta


acción bacteriana (todavía existe este tipo de bacterias,
que crecen ahora en algunos abismos marinos en
donde se dan fumarolas de óxidos y sulfuros de fierro),
aparecen en los mares las primeras plantas verdes, con
la admirable capacidad de producir energía eléctrica (en
escala diminuta e internamente) y luego energía química
a partir de la luz. Esta forma de energía en que termina el
proceso de la fotosíntesis, se almacena como azúcar que
luego es utilizado por las plantas como alimento.

El principio de las plantas verdes fue lento. La


atmósfera nubosa de los calientes días del principio de
la vida, mantenía una elevada temperatura, por ser el
principio del proceso de enfriamiento y por la elevada
concentración de los gases que guardan el calor (los
llamados gases de efecto de invernadero, como los
óxidos de carbono).

Las plantas verdes comenzaron una titánica


labor de atrapar el carbono atmosférico y convertirlo en
materia orgánica, produciendo los primeros sedimentos
de carbón al tiempo en que empezaba el cambio de la
fase gaseosa del planeta.

El cambio en la composición de la atmósfera tuvo


efectos importantes, como el acelerar el enfriamiento y,

132
por lo tanto, aclarar el cielo al reducirse la densidad de las
nubes. Esto permitió que la luz penetrase en frecuencias
con las que la fotosíntesis es más eficiente. Explotó la masa
vegetal, multiplicándose, diversificándose e invadiendo
nuevos entornos. Esta vigorosa actividad vegetal, durante
millones de años, trajo como consecuencia la reducción
de los gases de invernadero (el gas de oxígeno y carbón
se redujo porque las plantas secuestraron al carbón en
su materia orgánica) y se dio una gran producción de
oxígeno que invadió la atmósfera. Entonces cambió de
reductora a oxidante.

El entorno oxidante produjo otra gran ventaja:


permitió la configuración del mundo animal. Encontraron
estos nuevos organismos que, apoderándose del azúcar
de las plantas y haciéndola reaccionar con el oxígeno
(en ese principio, disuelto en las aguas del mar), obtenían
una gran fuente de energía. Esto les permitía moverse
con rapidez e independencia hacia donde había más
materia orgánica para ingerirla, oxidarla y así obtener
más energía.

Se modificó el planeta con la vida y la vida con


el planeta. El tiempo permitió este nuevo cauce y esta
hizo su actuar con la misma diligencia que la materia y
la energía lo habían hecho anteriormente. La economía
de la Creación se manifiesta de nuevo. Se encarrilaron
las formas de vida hacia seres cada vez mayores, más
complejos, más ordenados y más diferenciados.

¿Qué leyes hay en este nuevo nivel, que nos


recuerden aquellas reglas sencillas del principio de la

133
energía y la materia y que, bajo su mando, los seres
del cauce de la vida sean como son, actúen en forma
pautada, razonable y previsible?

A primera vista encontramos infinidad de normas


de la bioquímica y la fisiología, pero estas no nos indican
el cauce de la vida, sólo nos explican cómo viven, crecen
y mueren los seres fecundos.

Pero una ley satisface el requisito de determinar


por qué los seres vivos son como son. La ley de la
selección natural, o de la supervivencia del más apto.

Bajo la norma rígida de este principio universal de


lo vivo, entendemos lo que ocurre en el cauce segundo
de Creación.

Charles Darwin empieza a descifrar el significado


de esta ley de equilibrio y adaptación, sin entender en
absoluto cómo opera en detalle y a nivel básico. Luego,
Watson y Crick descubren el ADN, por lo que las cosas
empiezan a comprenderse. El ADN es el causante
de la variación que se da en los linajes, de donde se
seleccionan los mejores modos de supervivencia.

En escala atómica, el ADN es afectado por


diversos motivos. Uno, importante, son los rayos de alta
frecuencia que llegan del cosmos, de vez en cuando, y
que son los rayos cósmicos (huellas de las explosiones
de grandes estrellas). Otras fuentes de radiación son los
depósitos de metales radioactivos, mucho más frecuentes
en la tierra de eras ancestrales, antes de que el tiempo
redujera sus emisiones, por tener estos metales una vida

134
activa limitada. Luego, la acción mecánica de golpes,
como el del oleaje marino, altas temperaturas, acción
de entornos químicos agresivos, rayos ultravioleta en la
atmósfera inicial, etc.

Al principio, la diversificación de formas y la


creación de especies distintas (especificación) camina
lentamente, ya que de miles de cambios al azar, lo
probable es que ninguno sea en dirección a favorecer
la supervivencia y sólo uno en millones puede producir
un cambio benéfico. Después, se acelera el proceso del
cambio, cuando las células aprenden a intercambiar
material genético.

En formas de vida tan primitiva como las bacterias,


sucede que esporádicamente se acerca a otra célula
de su tipo e intercambia material genético. Esto es un
gran paso, tanto, que ninguna forma avanzada de vida
existe sin esta característica, inmensamente prolífica
en diversidad, ya que los más de los cambios entre
padres e hijos, se dan por las diferencias del ADN de los
progenitores.

El bisexualismo determina que se incremente por


un factor enorme la variación entre generaciones, pues
al mezclar los genes paternos y maternos, se logra una
gran variedad. Por esto las formas sexuadas avanzan en
la escala evolutiva a mucha mayor velocidad que las
formas que sólo se reproducen asexualmente. No tiene
sentido que los seres con vida intercambien material
entre más de dos sexos, digamos, tres. Esto nunca se da,
porque los cromosomas sólo pueden dividirse en dos

135
(las dos cadenas enroscadas en espiral), por lo que la
forma bisexuada es la más fructífera en variación que
puede haber y en función de la misma ley de la selección
natural, es la que existe. También los bisexuados son los
organismos más avanzados.

Las pruebas que se han obtenido sobre la evolución


de los organismos vivos son aplastantes y ningún
científico reputado duda de su existencia. Dado que esto
aparenta oponerse a algunos paisajes de las Escrituras
judeo-cristianas, se ha combatido con frecuencia el
concepto de evolución, sobre todo por algunas iglesias
de Norteamérica. Dado que en las creencias protestantes,
cada cual puede interpretar la Biblia a su modo y dado
que en los Estados Unidos existió un sentimiento contra
los ingleses, a raíz del colonialismo y de las recientes
guerras de independencia, prendió con facilidad el
sentimiento contra Darwin, científico notoriamente
británico.

En la línea de las pruebas que mencionamos, las


más conocidas son las secuencias de fósiles que se han
encontrado por doquier. Estos fósiles, considerados en
su conjunto como organismos completos, o siguiendo
órgano por órgano y hueso por hueso, revelan una
coherencia imposible de lograr sin un lógico proceso de
cambio. Por ejemplo, la ascendencia fósil de las ballenas
revela que durante un tiempo estos linajes salieron
del mar a vivir en la tierra, y luego regresaron al mar.
Esto determina que las ballenas, al igual que todos los
mamíferos marinos, respiren con pulmones, a diferencia

136
de los peces, que nunca dejaron el medio acuático y por
lo tanto respiren con branquias.

Otra prueba es la adaptación de la fisiología


o la bioquímica. Por ejemplo: los peces excretan el
nitrógeno residuo del metabolismo de las proteínas en
forma de amoniaco por la piel. Las aves excretan ácido
úrico y los mamíferos excretan urea por la orina. El
amoniaco es muy venenoso, por lo que sólo los peces
que están inmersos en agua (que disuelve el amoniaco
de inmediato) pueden sobrevivir con este desecho de su
proceso bioquímico. Incluso los huevos de los peces no
tienen dificultad en dejar que el amoniaco se disuelva
en el agua que los rodea.

En las aves, el amoniaco en la sangre sería mortal


ya que, para evitar la pérdida de agua de los huevos,
desarrollaron cáscara dura. En estas formas de vida,
el amoniaco, desecho metabólico de los embriones,
mataría al embrión en desarrollo al no poder escapar
del huevo. Para evitar esta muerte, la bioquímica de las
aves cambia y les permite excretar con la forma de un
compuesto más complicado, pero menos tóxico y que
tiende a hacer cristales: el ácido úrico. Esto permite
sobrevivir a los polluelos, que dejan pequeños cristales
del ácido pegado a la cáscara.

En los mamíferos, el caso es distinto. El amoniaco


los mataría, el ácido úrico se le acumula al hijo o a la
madre, ya que no hay cascarón y la placenta puede
sacar el producto de desecho metabólico a través de
la madre, por lo que la sabia naturaleza les permite

137
excretar como urea, compuesto similar al amoniaco y al
ácido úrico, pero que se limpia por la placenta hacia la
sangre materna, pues es soluble, va a los riñones y luego
es excretada por la orina de la madre.

¡Qué lógico es aceptar la diferencia entre esos


grupos de seres! Si no actuara la ley de la selección, no
podríamos explicar con asombrosa coherencia por qué
respiran de un modo unos, distinto a otros; saber por qué
tienen distinto metabolismo, y para el caso, diversidad de
forma y color, instinto y sentidos. Los fósiles, por sí solos,
no nos dicen todo lo que brinca a la vista del biólogo
entrenado cuando se topa con estas huellas del pasado
y las compara con los resultados presentes, a la luz de la
ley de la selección natural, conociendo las normas de la
genética y los procesos por los que los linajes se separan
en distintas especies y se adaptan a su entorno.

Llevado esto a otros niveles de complejidad,


empezamos a ver cómo se adapta la abeja a la flor
que poliniza, al tiempo en que la flor se adapta a
la abeja polinizadora, logrando así mejorar ambas
partes su capacidad de supervivencia. La bacteria del
suelo y la raíz, la incidencia solar y el movimiento
vegetal, la humedad y la tendencia de crecimiento de
la raíz, el alimento con respecto a órganos digestivos
y masticadores, la temperatura y los mecanismos de
defensa, como hibernar o emigrar, los comportamientos
de reconocimiento entre la especie, de apareamiento,
del cuidado de las crías y obtención de alimentos, etc.

Hay otras pruebas de la evolución, como es


el hecho de que los embriones de los organismos

138
avanzados, con frecuencia siguen la ruta evolutiva. Los
embriones de los mamíferos, son muy parecidos a los de
animales marinos, presentando, por ejemplo, branquias
que luego se modifican en pulmones.

Por si esto fuera poco, actualmente es común


producir artificialmente el proceso de selección genética
en los laboratorios. La trascendente revolución verde,
comenzada por Borlaug y un grupo de científicos en
México, se basa en el mejoramiento de los organismos,
precisamente por el proceso de selección natural y
de intercambio genético. Los pocos opositores que
conozco de esta ley, probablemente se desayunaron con
pan de trigo modificado y mejorado por el método de
la selección (en este caso, se le dice selección artificial,
como si los hombres fuéramos artificiales). Más de
la mitad de la población mundial se sostiene de este
proceso de selección genética.

Un gran paso en la formación de la vida consistió


en la diferenciación. Primero, en la célula se van
formando características de diferencia con otras células.
Tal vez algún pigmento, algún agregado exterior, primitivo
esqueleto; y luego, en los primeros seres con movimiento
vigoroso, pequeños vellos vibradores, llamados cilios o
largos pelos móviles –flagelos– determinan que a ese
nivel existan ya los reinos totalmente diferenciados por
su modo de buscar, pasiva o activamente, el alimento.

En las primitivas células, la ley de la supervivencia


favoreció la capacidad de unirse para formar
conglomerados de células, encontrando así ventajas
para perpetuar la vida. Se unieron en consecuencia en

139
colonias, en donde las condiciones del entorno favorecían
su reproducción, defensa o alimentación cuando se
unían en concentraciones de organismos iguales. Luego,
en millones de años, alguna mutación entre millones las
llevó a depender las unas de las otras.

Este paso de buscar actuar en conjunto (hacerse


gregario) lo vemos actualmente en muchos organismos,
como infinidad de aves que se defienden volando en
conglomerados, haciendo con esto menos vulnerable
al individuo de la parvada. Las aves saben volar en
formación por instinto heredado, producto de infinidad
de ligeros cambios de adaptación, durante millones de
años de selección.

Poco a poco, diversas formas de vida se empiezan


a complementar, subiéndose las unas sobre las otras
para alcanzar más luz o penetrar los substratos en busca
de alimento y se produce una difícil pero eventual
característica heredable: la diferenciación entre las
células que se derivan de un mismo ADN. Entonces
aparece el organismo multicelular con partes distintas.
Ya no como colonia, sino como organismo único, que
reparte las funciones entre distintas células diferenciadas.
Es un paso colosal.

El proceso de diferenciación a nivel del ADN,


abre enormes posibilidades de diversidad. Para explicar
cómo se dan las cosas en ese nivel, tratemos de imaginar
el ADN como una cremallera, de la que se usa para
cerrar la ropa en vez de botones. Un cierre recorre la
cremallera en una dirección u otra, según se quiera abrir
o cerrar.

140
En el ADN pasa lo mismo. Unas moléculas
especiales recorren parte del ADN, abriendo sólo una
fracción y permitiendo que se copie sólo una parte del
ADN, por lo que la célula hija, que recibe sólo esta parte
del código genético, resulta distinta a otras células que
reciben otro segmento del código. De esta forma, la
increíble secuencia química de la vida permite que se
formen cientos de distintos tipos de célula, a partir de
un mismo ADN.

En estos casos, las células llamadas germinales,


como el espermatozoide o el óvulo, contienen siempre
todo el código genético que tiene que llevarse completo
hasta el próximo organismo. Este se diferenciará en las
etapas de la formación del embrión para poder formar
un individuo con diversidad de órganos.

Si deseáramos entrar en detalles de biología


molecular, no nos cabría un resumen en este escrito y
muchos más, por lo que dejamos este apasionante tema
para ir en busca de la integración interdisciplinaria que
prometimos en párrafos anteriores.

Ya encontrado el mecanismo para desarrollar y


perpetuar organismos diferenciados, tanto en animales
como en plantas, las formas comenzaron a proliferar.
Hace unos seiscientos millones de años, en la era
cámbrica, hubo una como explosión de nuevas formas
en el reino animal.

A estos tiempos se remonta la formación de las


grandes divisiones de organismos del reino animal.
Desarrollaron algunos un conducto interno para digerir el

141
alimento, como intestino primitivo, llamado enterón (los
llamados celenterados, como la anémona). Luego, duras
capas protectoras de piel (equinodermos, como la estrella
de mar), conchas protectoras con base en segregaciones
de carbonato de calcio (como los caracoles y almejas),
o patas articuladas que les dan gran movimiento (como
los crustáceos o insectos) y así, hasta llegar a avanzados
sistemas nerviosos dorsales de células conductoras de
electricidad, el llamado notocordio, de donde se derivan
los vertebrados, como los peces, reptiles y mamíferos.

La combinación de una estructura ósea interna de


gran resistencia, unida a la capacidad de llevar ágilmente
las órdenes desde los sentidos hasta el cerebro y luego
ordenar vigorosos movimientos a la fuerte musculatura
insertada en el resistente esqueleto por medio de la
red nerviosa dorsal, hizo de los vertebrados los reyes
de la Creación. Peces en el mar, aves y reptiles en la
tierra, marcan un paso importante en el camino de la
evolución.

Operó de nuevo la ley de la selección. Un grupo


de pequeños habitantes de las regiones frías del planeta
encontraron la manera de mantener caliente al sistema
nervioso, para lograr moverse a pesar del frío que los
entumía. Con mecanismos bioquímicos produjeron
calor y con diversas fórmulas aprendieron a cuidarlo.
Pelos, plumas, hibernación y migración, permitieron
a este grupo de vertebrados mantener su presencia,
discretamente, alejados de los lugares más calientes
del planeta, donde los reptiles tenían una indiscutible
preponderancia, ya que el calor del entorno los mantenía

142
ágiles y fuertes (no sólo en lo físico, sino también en
la bioquímica, ya que el entorno caliente permitió un
mejor sistema inmunológico).

Sin embargo, un día se enfrió la tierra.

Se cree, con razonable justificación, que un


cuerpo espacial la golpeó y se produjo una gran nube de
polvo que la enfrió, o tal vez fue una intensa actividad
volcánica que tuvo el mismo efecto (o ambas cosas). El
hecho es que los reptiles quedaron desprotegidos contra
los pequeños mamíferos, ya que el frío los inmovilizaba.
Un animal de sangre caliente, semejante a un roedor,
podía comer un pedazo de reptil antes de que el gran
saurio supiera siquiera que lo estaban devorando o
alguna bacteria podía infectarlo fácilmente.

El beneficio de tener sangre caliente siguió dando


pie a una rápida evolución. Se pudieron desarrollar
masas encefálicas más eficientes, que podían trabajar
siempre con la misma calidad de sus circuitos, ya que no
cambian las resistencias con los cambios de temperatura.
Así se hicieron cerebros más confiables. Este desarrollo
fue preferentemente en los mamíferos y no en las aves,
porque en estas últimas, había requisitos de ligereza para
el vuelo, por lo que un encéfalo grande no les permitía
escapar y sobrevivir. De ahí que los mamíferos tomaron
la delantera en cuanto a inteligencia se refiere.

Los mamíferos pronto hicieron su propia


competencia, por lo que se desarrollaron feroces
carnívoros, compitiendo en fuerza y tamaño para
alcanzar y matar los cada vez mayores herbívoros, que

143
crecían como defensa y pastaban en las grandes llanuras,
vaciadas de reptiles. Los pastos volvieron a reproducirse
con vigor al calentarse de nuevo la tierra.

Subsecuentes enfriamientos, las llamadas eras


glaciares, acabaron por determinar el predominio de
los animales de sangre caliente en gran parte de la
superficie y parcialmente en el mar, a donde volvieron
algunos grandes mamíferos por encontrar ese medio
mejor para su supervivencia. Como era de esperarse, en
el mar también aventajaron notoriamente en agilidad y
velocidad a sus enemigos marinos, como el delfín que
superó al tiburón.

Un grupo dependió más de la agilidad y velocidad


de su masa encefálica que de su fuerza muscular para
correr o de enfrentar a los agresores. Estos fueron los
mamíferos que decidieron habitar en los árboles. Un
cuerpo pesado, como el del búfalo o el elefante, les
hubiera evitado vivir en ese medio. Poca agilidad y
presteza equivalía a caer en manos de los gatos feroces,
como el actual leopardo, que son buenos trepadores.

La necesidad de evaluar cuidadosamente diversas


rutas de escape, en tres dimensiones, entre ramas a
distinta distancia, forma, ángulo, equilibrio en troncos
retorcidos, calculando la resistencia de diferentes tipo
de rama, de distinto espesor, etc., en mucho determinó
la dependencia del cerebro más adelantado.

El tener que asirse de troncos y ramas, seleccionó


de tal manera que la mano tomó la forma de un órgano
prensil, a diferencia de la pezuña o la garra. Los ojos se

144
hicieron capaces de hacer imagen, medir distancias con
precisión, detectar movimiento con rapidez, colocándose
al frente de la cara para reconocer forma y color a gran
velocidad, además de la visión de integración del entorno
que permite el desarrollo avanzado del encéfalo. Esto
sirvió para huir apresuradamente, saltando entre ramas
delgadas, donde el gran gato no puede pisar sin desgajar
la madera.

La diversidad que siempre nos ha acompañado


volvió a presentarse, producto de la omnipresente
selección. De los mamíferos arbóreos de mano prensil
y cerebro desarrollado, los primates evolucionaron
como diversas especies, que compitieron entre sí por
la supervivencia y el espacio arbóreo. Alguno, como el
actual gorila, escogió el camino de la fuerza muscular,
lo que lo limitó a vivir solamente en selvas con grandes
árboles y espesa vegetación, que lo aguantaran o lo
escondieran. Otros se hicieron pequeños, logrando
asirse a diminutas ramas, lejos de los predadores, o
aprovecharon la aparición de mayor habilidad para
fugarse entre los árboles, como el gibón, el chimpancé
o el orangután.

La mano prensil, el equilibrio desarrollado, la


fina visión y la precisión de movimientos, permitió una
nueva modalidad de defensa: tomar la masa de un palo
o una piedra para golpear o escarbar, al tiempo en que
se sostiene sobre las patas posteriores.

El bajar de los árboles y caminar para recoger


el fruto caído, el levantarse sobre las extremidades

145
posteriores para ver más lejos o para alcanzar una rama
más elevada, el usar las dos manos para comer un fruto,
golpear con una piedra la cáscara dura de una nuez o
cargar a la cría, son capacidades que van favoreciendo
la supervivencia de los que usan la posición bípeda.

El caminar en búsqueda de raíces o carroña, hace


que el linaje de este primate sobreviva en lugares en
donde la competencia de otros simios similares no es tan
grande. El poder correr a subirse en un árbol lo protege
de animales como hienas o leones, bajar al suelo para
obtener la raíz, golpear la nuez o tomar un proyectil para
apedrear al leopardo, dan a este primate una ventaja
evolutiva bien reconocible.

Un importante cambio sucede en esos momentos.


El simio llamado Australopitecus afarensis aprendió a
golpear una piedra con otra, para producir herramientas
cortantes. La abundancia de material trabajado asociado
a este simio del sur (de África) de la zona de Afar, que
hace herramientas, provoca que los estudiosos de la
materia empiecen a llamar a su descendencia Homo
hábilis (hombre hábil, aunque es un simio).

Importa, porque así han dejado huella de esa


actividad y por ello sabemos que en el África oriental, al
sureste del continente, en la gran falla en la que se asienta
la zona lacustre donde ahora están Uganda, Tanzania,
Malawi y otros, el llamado Homo habilis caminó por la
orilla de los abundantes lagos y cañadas de la húmeda
región, hace un millón de años.

La herramienta trae consigo muchas ventajas.


Al golpear las piedras para hacer una modalidad de

146
herramientas, aprenden a hacer chispas y luego fuego.
El fuego les permite habitar las cuevas, en competencia
con los murciélagos (muy comunes en esa región), ya
que ambos grupos no pueden cohabitar. Esto, por una
enfermedad mortal para el primate, que se produce con
las heces de murciélago en la humedad de las cavernas:
la histoplasmosis, infestación pulmonar de diminutos
hongos.

Este cambio que dijimos importante, es mucho


más importante de lo que aparenta ser. Por un lado,
el prehomínido se vuelve un animal extremadamente
capaz de defenderse y de atacar. Nace la posibilidad de
la caza mayor, proveyendo así de más variado inventario
de alimentos. Puede desollar un elefante con facilidad y
con el fuego puede ingerir raíces y tejidos animales que
difícilmente podía comer anteriormente.

Por otro lado, la forma del hombre ya no necesita


cambiar para diferenciarse. El conocimiento de hacer
herramientas absorbe la tendencia diversificadora que
hemos visto desde el principio de la vida. La forma
prehomínida y ahora humana no necesita desarrollar
pinzas como el cangrejo o pico duro como el ave. Puede
moler granos como lo hacen los grandes rumiantes
con sus poderosas muelas, atacar con herramientas
punzantes o desgarrar y cortar como lo hacen las fieras
con sus garras y poderosos colmillos.

La diferenciación entre linajes ya no se da con


visibles cambios en la forma –morfología– sino en la
capacidad de hacer herramientas y en el comportamiento,
como después veremos. Inclusive se nota esta tendencia

147
en los fósiles hallados de esa época. De diversos tipos
de primate homínido (H. robustus, H. erectus, A. boisei)
que obedece a la diferenciación que observamos
siempre, empiezan a acusar los fósiles de este grupo
una mayor semejanza entre sí, para acabar siendo una
misma forma.

Dicen los expertos que probablemente se


agredieron unos a otros hasta que sólo una “raza”
sobrevivió, pero considero que la tesis que aquí propongo
es mucho más realista.

Si las diferencias raciales que se manifiestan


al principio de la diferenciación entre especies de
organismos lucharan siempre y se acabaran hasta quedar
una sola, entonces no habría evolución. Hasta este punto
del cauce de la vida, le diferencia de comportamiento,
de una habilidad o capacidad, va siempre unida a una
diferencia de forma, por lo cual es fácil observar el
cambio ocurrido, aun en organismos fosilizados.

De ahora en adelante, en el linaje homínido,


se impondrá la diferencia de herramientas, de
comportamiento y de tecnología como forma de
dispersión, nueva forma de “genética” que absorberá
la tendencia de cambios y adaptación de formas con
base en tejidos diferenciados por la genética tradicional.
Además las diferencias encontradas entre muchos de
estos fósiles hay menos diversidad entre ellos que en
muchas especies animales actuales.

Al hacer herramientas, ya la forma pasa a ser


secundaria. Importa la capacidad de desarrollar más y

148
mejores conductos para obtener una ventaja evolutiva y
el cambio morfológico es muy lento: demasiado.

El derrotero de la selección natural muda en


este linaje y adopta un modo de imprimir cambios
que los biólogos actuales no alcanzan a medir con sus
microscopios, observaciones o disecciones. El primate
homínido abre así otro capítulo de la selección natural, al
tiempo en que terminamos este resumen de los sucesos,
desde la luz hasta el primate homínido y prometemos
demostrar que la evolución no ha terminado, sino que
apenas empieza el recorrido del fecundísimo potencial
del espacio tiempo, sin cerrarnos a posibilidad de que
tal vez haya más.

La posición erecta del homínido permitió que


el cráneo girara hacia adelante, para mantener los
ojos al frente, como desenroscándose, y generara
más volumen en la zona de la nuca. En los siguientes
cientos de milenios, aprendió la técnica para usar más
herramientas, cómo tratar pieles para el frío y cavar sus
propias cuevas.

Con estas nuevas modalidades, la especie se


dispersó al menos por África y Asia (hombre de Pekín
y de Java), a gran distancia ya de los árboles y a zonas
donde la temperatura era menos benigna, siguiendo el
cauce de los ríos. En ese lapso, el cerebro de este linaje
de primates doblaba su capacidad, mejoraba su postura
erecta en función de la independencia de las manos.
Crecía con ello la calidad y diversidad de herramientas,
según se deriva de los fósiles y restos que conocemos.

149
Capítulo I
La Luz
De la nada al primate que usa herramientas.

2. Al modo de las ciencias teológicas.


Sagradas Escrituras
Las tinieblas cubrían la faz del abismo, mas el Espíritu de
Dios se movía sobre las aguas.” 

Y dijo Dios “Haya luz”, y hubo luz.

En total concordancia encontramos la Palabra del


Creador con Su obra. La ciencia ha caminado mucho...
al punto en que, al menos en algunos aspectos, se
puede comparar la Palabra con lo que de la obra vamos
conociendo.
Este libro está escrito para la Gloria de Dios. Muchos
de los potenciales lectores, probablemente ignoran lo
que esas palabras significan. Esperamos que al final de la
lectura al menos consideren que, aun cuando sepamos
que al principio fue la luz y los cosmólogos puedan
decirnos –con ayuda de sus portentosos instrumentos– la
reseña de cada millonésimo de segundo, ello sólo, no tiene
sentido. ¿Sabemos el qué...? La existencia. ¿Conocemos el
cuándo...? En el tiempo. ¿El dónde...? Aquí.
¿Cómo? ¿Por qué así? ¿Para qué? Estas son tres
cuestiones que no plantean normalmente los científicos
actuales, eruditos notoriamente fotofílicos, amantes de
la luz y lo que con la luz se puede hacer o detectar.
1
Gén. 1, 2.
2
Gén. 1, 3.

150
¿De dónde viene? ¿A dónde va? ¿Por qué es, cuál
es? Son estas las cuestiones que esperamos ayudar a
contestar en los próximos capítulos.

Embebidos en la ciencia de los hombres, no hemos


actuado como ciegos. Textualmente, hemos usado de
nuestra facultad visual con abundancia y profusión. Tal
vez en exceso.

Miles de libros, cientos de programas de televisión


y decenas de espléndidas películas, ilustran el horizonte
del entendimiento humano. Los instrumentos que se han
desarrollado en el presente siglo, como los poderosos
telescopios espaciales, los microscopios electrónicos, las
fotómetros (instrumentos para medir luz en frecuencias
visibles e invisibles), los submarinos que exploran las
profundidades y las naves espaciales que surcan el
sistema solar, aunados a elaboradísima teoría en física,
biología y matemáticas, nos ha permitido entender en
buena medida nuestro entorno.

Se ha requerido de colocar en el espacio


formidables instrumentos de medición de luz infrarroja,
visible y ultravioleta, registrando el espectro de frecuencias
de un extremo al otro y el cielo de un hemisferio al
otro también, preparar a miles de científicos, dedicar
millones de horas hombre y presupuestos enormes, para
descubrir lo que ya sabían aquellos que tienen fe.

¿Y qué del Espíritu de Dios que se movía sobre las


aguas, antes de la luz, que nos informan las Escrituras?
No lo perdamos de vista, ya que habrá luz y lo podremos
ver.

151
Volvemos a la descriptiva:

“Vio Dios que la luz era buena, y separó Dios


la luz de las tinieblas. Llamó Dios a la luz día, y a las
tinieblas, noche. Y hubo tarde y hubo mañana: primer
día.” Las tinieblas en la nada, que estaban en torno al
punto de Creación, fueron violentamente rechazadas
por la luz que se fundía con el tiempo y la energía,
contagiando con su ser al creciente entorno sideral. No
podía haber tarde y mañana según el uso que damos a
estos términos, relacionando la posición del sol y nuestra
tierra, ya que no había ni el uno ni la otra. Las palabras
de tarde, mañana y primer día se pueden referir a algún
parámetro de medición de tiempo, que nos recuerde que
el universo todo se dio en esa condición. Observemos
con qué insistencia nos menciona la Escritura esta
secuencia: el cauce del tiempo.

“Después dijo Dios: «Haya un firmamento en


medio de las aguas que separe unas aguas de otras.
E hizo Dios el firmamento» y separó a las aguas que
estaban bajo el firmamento de las aguas que estaban
sobre el firmamento. Y así fue. Llamó Dios al firmamento
cielo; y hubo tarde y hubo mañana: día segundo”

Entonces no había aguas similares a lo que nosotros


llamamos agua. Había un enorme flujo de luz y partículas
elementales, que se separaban a gran velocidad las unas
de las otras, produciendo así una enorme explosión. En
lapsos breves, la consistencia comenzaba a parecerse a


3
Gén. 1, 5.

4
Gén. 1, 8.

152
lo que conocemos actualmente por materia, por lo que
las partículas se empezaban a asociar, atraídas por las
fuerzas que interaccionan entre ellas.

No había abajo y arriba, con referencia a algo


externo, como en los hombres se dan estas referencias
con respecto al suelo que pisamos. Sin embargo, al unirse
algunas partículas en átomos, empieza ya a perfilar la
acción de la gravedad, lo que hace que unas partes
atraigan a otras; como la tierra nos atrae, y logrando
con esto que materia y luz se separen. Entonces, abajo
sería hacia donde la gravedad atrae; arriba, la dirección
opuesta.

En este momento se da la formación de las primeras


concentraciones de gas, que se irán convirtiendo en
galaxias, estrellas, planetas, etc., sin que la Escritura nos
deje olvidar el cauce del tiempo. “Hubo tarde y hubo
mañana: día segundo”

“Y dijo Dios: «júntense en un lugar las aguas que


quedan bajo el cielo, y aparezca lo seco». Y así fue.
Llamó Dios a lo seco tierra, y a la reunión de las aguas
llamó mares. Y vio Dios que estaba bien”

Al enfriarse el cosmos y la tierra, los gases de


agua empiezan a condensarse, juntándose en los valles
del arrugado e irregular planeta, quedando seco lo
que superaba el nivel de los mares, tal como ahora lo
conocemos. De aquí en adelante, el narrador se coloca
en la recién formada tierra, y de ahí nos da su reseña.


5
Gén. 1, 8.

6
Gén. 1, 10.

153
“Después dijo Dios: «Brote la tierra hierba verde,
plantas que den semilla, árboles frutales que produzcan
fruto según su especie y cuya semilla esté en ellos sobre la
tierra. Y así fue. Brotó, pues, la tierra hierba verde, plantas
que tenían en sí semilla según su especie, y árboles que
producían frutos y cuya semilla se hallaba en ellos según
su especie.» Y vio Dios que estaba bien. Y hubo tarde
y hubo mañana: día tercero” La narrativa del pasaje
es clara como pocas. Cabe observar que se repiten tres
veces las palabras “según su especie”, preámbulo de la
importancia que tendrán los linajes en el cauce de vida
que se está creando en tiempos que corresponden a este
pasaje.

Sigue la narración bíblica. “Luego dijo Dios:


«Haya lumbreras en el firmamento del cielo, que separen
el día de la noche, y sirvan de señales y estaciones, días
y años. Sirvan también de lumbreras en el firmamento
del cielo para alumbrar la tierra...» y vio Dios que estaba
bien, y hubo tarde y hubo mañana, día cuarto”.

Al enfriarse aún más la atmósfera, se condensan


las nubes que la opacan, y se vuelve transparente.
Entonces se pueden apreciar los astros, tal como ahora.
En ese lapso –millones de años– los vegetales aceleran
su acción fotosintética por efecto de la intensa radiación
solar, y llenan las aguas y la atmósfera de oxígeno, que
es requisito para la vida animal.

“Después dijo Dios: «Pululen las aguas multitud


de seres vivientes; y vuelen aves sobre la tierra, bajo

7
Gén. 1, 13.

8
Gén. 1, 19.

154
el firmamento del cielo.» Y creó Dios los grandes
monstruos marinos, y todos los seres vivientes que
marchan arrastrándose, de los cuales hierven las aguas,
según su especie; y toda ave alada según su especie, Y
vio Dios que estaba bien. Y Dios los bendijo diciendo:
«Sed fecundos y multiplicados, y henchid las aguas en
los mares, y multiplíquense las aves sobre la tierra». Y
hubo tarde y hubo mañana; día quinto.

Como se preveía, explota la vida animal en gran


variedad. Primero en los mares, luego fuera de ellos.
Repite la Escritura el ya mencionado ...según su especie,
en dos ocasiones, al igual que la referencia al tiempo:
“hubo tarde y hubo mañana...”

“Luego dijo Dios: «Produzca la tierra seres


vivientes según su especie animales domésticos, reptiles
y bestias salvajes, según su especie»”. Y así fue. Hizo,
pues, Dios las bestias salvajes según su especie, y los
animales domésticos según su especie, y todo reptil
de la tierra según su especie. Y vio que estaba bien.10
El relato sigue siendo muy claro. Se diversifica la vida
en las superficies secas de la tierra ...según su especie,
que sigue repitiéndose, ahora cinco veces, como para
reafirmar la importancia de la diversidad... y de la
especificación, resultado de la adaptación de los seres
al medio.

“Después dijo Dios: «Hagamos al hombre a


imagen nuestra, según nuestra semejanza; y domine


9
Gén. 1, 23.
10
Gén. 1, 25.

155
sobre los peces del mar y las aves del cielo, sobre las
bestias domésticas y sobre toda la tierra y todo reptil
que se mueve sobre la tierra». Y creó Dios al hombre a
imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y mujer los
creó. Los bendijo Dios y les dijo Dios: «Sed fecundos y
multiplicaos, y henchid la tierra y sometedla; y dominad
sobre los peces del mar y las aves del cielo, y sobre los
animales que se mueven sobre la tierra».”11

El Creador comunica algún aspecto de su persona,


algo en que hay semejanza. De los párrafos anteriores
se desprende que el dominio sobre otros seres, que se
logra con la capacidad de hacer herramientas y armas,
lo cual exige y demuestra creatividad, semejanza es con
el Creador; iniciativa, capacidad de correlación, etc...

Impone el Creador dos leyes: la de dominar a


los otros seres de la Creación y la de no claudicar a la
fecundidad, característica de la vida. Ordenar la vida
vegetal y animal a la fecundidad del hombre, parece ser
la conclusión más obvia de estas líneas, muy al contrario
de lo que predican muchos ecologistas de nuestro
tiempo.

Prosigue el relato bíblico: “Después dijo Dios:


«He aquí que yo os doy toda planta portadora de semilla
sobre la superficie de toda la tierra, y todo árbol en que
hay fruto de árbol con semilla, para que os sirvan de
alimento. Y a todos los animales de la tierra y a todas las
aves del cielo y a todo lo que se mueve sobre la tierra,
que tiene en sí aliento de vida, les doy para alimento

11
Gén. 1, 26.

156
toda hierba verde». Y así fue. Vio Dios que todo cuanto
había hecho, y he aquí que estaba muy bien. Y hubo
tarde y mañana: sexto día”.12

Repite el paisaje la orden de dominar a las otras


formas de vida, pero ordena su uso. También repite la
referencia al tiempo, y hubo tarde...

Alguien preguntará, sin duda, por qué omitimos


la mención del alma. El motivo es sencillo. El Autor del
escrito sagrado pospone mencionar el concepto hasta el
siguiente capítulo. Igual haremos nosotros.

Ilustramos a continuación algunos puntos clave


del relato, observando la repetición de algunas palabras
o frases:
“Sed fecundos y/o multiplicáos” Tres veces
“... luz...” Cinco veces
“...unió, ...separó...” Seis veces
“Y hubo tarde y hubo mañana....” Seis veces
“...vio Dios que era bueno
(estaba bien)”, etc. Siete veces
“...según su especie...” Diez veces


12
Gén.. 1, 29 y ss.

157
Capítulo I
La Luz
De la nada al primate que usa herramientas

3. Magisterio (M), Padres (P) y Doctores


(D)
MP Creo en Dios Padre, Todopoderoso, que creó
los cielos y la tierra. Símbolo Apostólico. Dz. 7.
M El mundo tuvo principio en el tiempo. Concilio
IV de Letrán, Dz. 428 Concilio Vaticano I, Dz. 1783.
M Todo lo que existe fuera de Dios ha sido
sacado de la nada por Dios en cuanto a la totalidad de
su substancia. Concilio IV de Letrán, Dz 428 Concilio
Vaticano, I Dz 1784.
M Dios fue movido por su bondad a crear
libremente el mundo. Concilio Vaticano, I Dz 428.
Concilio de Florencia, Dz 706.
M Dios conserva en la existencia todas las cosas
creadas. Concilio Vaticano I, Dz 1784.
M Dios tuvo libertad de crear este mundo u otro
cualquiera. Sínodo de Colonia, Dz 374.
M Dios creó un mundo bueno. Concilio de
Florencia, Dz 713.
M Dios creo para manifestar su perfección por los
bienes que reparte a las creaturas. Concilio Vaticano I,
Dz 1783.
D Que el mundo no ha existido siempre, lo
sabemos sólo por la fe, y no puede demostrarse... Santo
Tomás de Aquino, I, 46, 2. (Sorprendido estaría Santo
Tomás de ver cómo se demostró, después de todo).

158
Capítulo I
La Luz
De la nada al primate que usa herramientas

4. Esquema con fines


pedagógicos.

El siguiente esquema tiene como fin ordenar lo que se ha


visto. Más avanzado este escrito, será muy útil.

Al fin del libro se volverá difícil seguir la trama


que se piensa exponer, sin acudir constantemente a este
resumen gráfico, que se irá desarrollando en esta tesis,
capítulo por capítulo.

El esquema no pretende tener otro valor que el de


correlacionar aspectos relevantes de la Creación y poder
conocer pautas sugestivas de lo creado. Todo lo que se
anote en este gráfico, deberá probarse según al menos
uno de los dos modos científicos: ciencias naturales y/o
ciencias teológicas.

Se usarán nombres comunes para las clasifica–


ciones que se piensan hacer. Veamos: las plantas, los
animales. la energía y la materia, serán consideradas,
como comúnmente se hace, como Reinos de la
naturaleza. El tiempo y la vida son cauces de Creación,
como en su oportunidad lo vimos. La luz es un común
denominador, ya que de ella se derivan los cuarto Reinos
de que hablamos. En principio el esquema quedará así:

159
IMPERIO CAUCE REINO

Energía

Tiempo

Materia

Luz

Vegetal

VIDA

Animal

Al ser la luz un común denominador de cuatro


reinos, le llamaremos Imperio, por la similitud que hay
con el concepto que se usa en la geografía política.

En este mismo esquema se puede apuntar que la


característica de lo que está en el tiempo es el participar
del ser. El concepto de participar se deriva de la filosofía
clásica, en la que se da el ser total a quien no lo recibió
de otro. El término participar del ser se aplica a aquello
que recibió el ser de otro Ser, el Ser Subsistente. Esta
participación la recibe todo lo creado.

En el mismo contexto, se puede afirmar que la


característica de la vida es la fecundidad, por lo que en
este cauce lo que se participa es eso mismo.

En breve veremos el sentido de apuntar esto


en el esquema, de tal manera que se dé primero la
participación del ser, como condición del tiempo y de
la luz; luego viene la fecundidad, como condición de
la vida.

160
Además, podemos apuntar algunas leyes que se
han mencionado, correlacionándolas con el cauce en el
que operan, así:

Imperio Cauce Reino Ley Característica

Energía
Interacciona Participación
Tiempo
(Atrae, repele) del Ser
Materia

Luz

Vegetal
Participación
Selección
Vida de la
Natural
Fecundidad
Animal

El cambio o evolución de la Creación, empieza


al principio con la Luz, que da movimiento, condición
del tiempo, en donde inicialmente se da sólo energía.
Camina en el tiempo de la energía hacia la materia,
luego los vegetales y luego los animales, de tal manera
que los animales conjugan la energía, materia, vegetales
(procesos vegetativos como la reproducción de las
propias células) y lo propio del movimiento ágil del
animal. Todo está en el tiempo, pero sólo los vegetales y
los animales están en la vida.

De lo apuntado en este esquema, nada se da sin


la luz, por eso podemos ver todas esas cosas. Son estas
las más primitivas manifestaciones del ser. El telescopio,
microscopio, cámaras fotográficas, fotómetros, y
aparatos de acercamiento, como submarinos, naves
siderales y aceleradores de partículas, son herramientas

161
valiosas para enriquecer nuestro entendimiento con las
maravillas del universo que se derivó de la explosión
inicial de luz.

Encontraremos que en cada cauce hay leyes que


lo gobiernan. El cauce siempre obedecerá esas leyes, al
igual que todas las leyes anteriores.

En cuanto a las características que se darán en


cada cauce, tienen por objeto correlacionarlas con las
que se verán más adelante. Vale la pena apuntarlas desde
ahora, aunque el explicarlas se posponga.

El esquema también nos servirá para hacer


analogías. Éstas tienen por objeto apreciar mejor las
pautas de similitud que van a aparecer en los próximos
capítulos.

En este nivel de desarrollo, lo que se puede hacer


de analogías es bien poco. Hay analogías del mismo
orden; analogías simples, las llamaré en este escrito,
como en la parábola cristiana del rico y avaro Epulón
y el pobre Lázaro, que son analogías de otros avaros y
otros pobres. En los próximos capítulo veremos un tipo
de analogía que pensamos debe llamarse analogía de
orden mayor, o analogía DOM.

Esta consiste en que una analogía de un orden,


sirve para ilustrar una situación de otro orden. Por
ejemplo, cuando Cristo dice: “Yo soy la vid, vosotros
los sarmientos”, no se refiere obviamente a que ahora se
han convertido en seres del reino vegetal. Hace analogía
para ser entendida en otro orden, en un orden mayor. De
ahí el nombre de analogía DOM.

162
Haremos unas analogías DOM con el último
esquema, para demostrar el modo como esto opera:

1. Como sin tiempo no puede haber energía o


materia, sin vida no puede haber vegetales o
animales.
2. La forma como se manifiesta el universo de
la energía y la materia es determinado por
las leyes de interacción entre las partículas
(como la gravedad, etc.), del mismo modo
como la forma de los animales y los vegetales
es determinada por las leyes de la selección
natural.
3. Así como en el tiempo, la interacción entre
partículas de energía hace que se desarrolle
la materia; en el tiempo y la vida, la
selección natural hace que de los vegetales
se desarrollen los animales.

Estas analogías son de una extraordinaria sencillez.


Vendrán otras que serán mayor reto para los que gustan
de ejercitar el entendimiento.

163
Capítulo I
La Luz
De la nada al primate que usa herramientas

5. Comentarios al margen
La lectura de este primer libro, que esperamos que
haya sido breve y claro, habrá inducido algunas preguntas
al aventurado lector, que por azares del destino -y algo
de estoicismo- llegó hasta aquí.

¿Qué pretendo?, aflorará sin duda la pregunta.

Deseo hacer un inventario de las cosas creadas,


ordenadas de tal forma que sea fácil entenderlas. Es
el primer capítulo, mencionamos cosas muy sencillas,
tanto, que los aparatos ópticos pueden amplificarlas y el
tiempo puede fosilizarlas.

La comparación de los libros judíos, las Escrituras,


y después los comentarios del Magisterio de la Iglesia
Católica, deben de haber desanimado a más de alguno
que no encuentra relación entre lo uno y lo otro. ¿Qué
hacer? He buscado afanosamente otra relación que
tenga sentido. Me bastó la redacción del primer capítulo
del Génesis para decidirme por esa manifestación del
conocimiento antiquísimo, que ha servido de guía a las
mejores fracciones de la civilización durante milenios.

La tesis que escribo emana de un convencimiento


total de que la obra creada se asemeja al Creador, en
forma ascendente. La convicción es que la evolución de
las cosas deben de acercar a lo creado, perfectible, hacia

164
el Creador –medida de la perfección– asemejándose a Él
sistemáticamente hasta llegar a fundirse con la deidad.
Me anima el demostrarlo –en la medida de lo posible–
en este escrito.

Coloqué los grandes avances de los últimos años


de la ciencia, en comparación con el primer capítulo
del primer libro de la Escritura Hebrea, para demostrar
que lo que llamamos “grandes avances” son en realidad
pequeños pasos de niño tambaleante, junto a la riqueza
de entendimiento que las Escrituras contienen.

En la línea de la Escritura Hebrea, está la Escritura


Cristiana, que se suma a la anterior para marcar un
camino de una armonía espléndida según veremos, y
nos invita a conocer un mundo en donde los aparatos
receptores de luz pierden capacidad de enseñanza.
Tendremos que apoyarnos cada vez más en otras fuentes
del saber, que serán primero ciencias que estudian el
comportamiento del hombre y luego, sólo la ciencia
teológica nos podrá guiar. Buscaremos siempre la huella
del Creador, para discernir la verdad de la ignorancia o
la mentira.

Estará siempre presente la referencia de las


enseñanzas de la Iglesia Católica. Siento una predilección
enorme por este Magisterio, aunque acepto que es más
fácil discernir sobre aquello: la luz y su resplandor, o
sobre la imponente presencia de Cristo en la tierra. Pido
al lector paciencia, pues estoy seguro podré demostrarle
que, junto con la Creación, la Escritura Hebrea y
la enseñanza de Cristo, el Magisterio de la Iglesia

165
Apostólica forma un mismo cauce de manifestación del
mismo Entendimiento.

Me preguntarán sin duda: Y... ¿Qué de los que no


creen en Dios?

Y contesto: La materia, la energía, las plantas


y los animales no creen en Dios. ¿Por qué había de
sorprendernos que hubiese hombres que no creen en
Dios o, al menos, eso dicen?

La diversidad es marca de la creación. La


evolución también. El semejarse a partes primitivas no
desdice, sino que confirma, las partes más avanzadas, y
sin duda, el creer en Dios es señal de avance. La prueba
más rotunda es que ni las piedras ni las cucarachas creen
en Dios.

Me dirán también: ¿Por qué la Biblia y no los Vedas,


o el Corán, o el Libro de los Muertos? En su momento
daré las explicaciones al respecto. Trataré de ilustrar con
argumentos simples, pero contundentes, dónde están las
huellas de hombre y dónde las huellas de Dios.

Entonces puedo ampliar la explicación del


porqué escribí este libro, aún sabiendo la formidable
oposición que habrá de parte de muchos científicos y
algunos teólogos: infinidad de circunstancias de mi vida
me han llevado a la posibilidad de ordenar estas piezas
del rompecabezas. Una vez que lo terminé, quedé
sorprendido de lo que la semejanza de la creación
significa, de la belleza de la imagen revelada por el
rompecabezas, de su coherencia, de su origen, de su

166
finalidad. Por eso no deseo morir sin dejar al menos
huella somera de lo que las circunstancias me han
puesto al alcance y me ha permitido entender, sin contar
para ello de capacidades de entendimiento especiales,
sino ayudado por circunstancias frecuentemente ajenas
a mí.

No hubo telescopio ni fotómetro. Se podrá


entender cómo se vieron las cosas, una vez que cuente
la historia tal como fue.

167
Capítulo II
Alma
De la conciencia de sí, al pueblo judío

1. Al modo de las ciencias


naturales

¿En qué momento se dio la transformación del mono al


hombre?

Los teólogos dirán que en el momento en que Dios


infundió el alma, que lo hizo capaz de ser receptor de
la gracia, de poseer un principio espiritual característico
del hombre (Cfr: Cat 363), de tener una conciencia
para reconocer el bien del mal. En el contexto de las
ciencias naturales, para poder dar fechas o encontrar
fósiles sugestivos, esta respuesta requiere de mucha
elaboración. Trataré de hacerla sencilla y, hasta donde
puedo, breve. Pido paciencia al lector, porque el asunto
está lleno de aspectos poco estudiados y explicados. Al
final le será mucho más fácil entender esta interesante,
controvertida y hasta divertida cuestión.

Podemos notar que una mayoría de paleontólogos


se ubican usando términos que sugieren una transición
entre el mono y el hombre, como pithec... anthropos (del
griego mono... hombre), australo...pithecus (mono...
austral, del sur). Es el Australopithecus, el grupo más
antiguo de fósiles que se reconoce universalmente como
antecesor próximo del homínido (prehomínido). Hay
infinidad de “especies” reportadas inscritas en este género

168
Australopitecus, como “A. afarensis”, A. robustus”, “A.
africanus” etc. Su característica más importante es que
camina sobre dos pies.

Antes de seguir con esta descripción me parece


vital detenernos en el concepto “especie” que con tanta
liberalidad usan los paleontólogos, como buscando
que su trabajo se corone con el descubrimiento de una
nueva especie y así pasar a la historia aunque sea en una
perdida página de un libro de taxonomía fósil o lograr
un buen argumento para obtener fondos de alguna
desvelada fundación.

Es de llamar la atención las pequeñas diferencias


en las formas de los esqueletos fósiles encontrados en
las que se sostienen estas clasificaciones. Aplicado este
concepto a la especie de los perros, Canis domesticus,
encontraremos que entre el gran danés y el chihuahua,
entre el afgano y el bulldog hay diferencias que se
prestarían para describir diversas especies. Ahora, como
los perros están vivos y sabemos que puede existir
flujo genético entre ellos y como vemos claramente su
comportamiento y procreación, no hablamos de diversas
especies sino de razas. Como esto es imposible en
fósiles, pues no tienen comportamiento o apareamiento,
se permiten numerosas divagaciones y posibilidades, se
da una gran libertad para definir especies. Luego esta
clasificación resultante es bastante cuestionable y creo
que se ha abusado de ella.

Ciertas características nos definen grandes


cambios e indican la presencia de grupos diferenciados

169
bien definidos, como por ejemplo la posición del orificio
en el cráneo en donde se conecta la columna vertebral
(foramen magno). En el simio agachado, el hoyo craneal
está en una posición distinta a la que tiene en el simio
erecto. Es una diferencia muy importante que separa al
simio ancestral del prehomínido Australopithecus. La
capacidad craneana es otro carácter muy importante,
por la correlación que hay entre esta característica y la
inteligencia. Sin embargo en la práctica se tienen diversos
cráneos que van desde el Australopithecus (aprox 430
cc de capacidad cerebral, comparado al chimpancé que
tiene unos 385 cc), hasta el hombre actual (aprox. 1400
cc). ¿En qué parte de estos extremos se encuentra la
diferencia, el puente entre el simio y el hombre?

La descripción que los paleontólogos hacen de


estos cambios puede ser muy elaborada y engorrosa.
Muchas especies, cientos de atributos físicos... el fémur,
el mentón, el cráneo, el molar, ...etc. Por ello anexo una
breve diseño en que se compara la capacidad craneana
de los bípedos (hay correlación aproximada con el
intelecto del individuo) y la antigüedad del fósil. En
este diagrama vemos lo siguiente. Hay claramente dos
tendencias evolutivas.

Una lenta evolución ( ), que sabemos existió


como tendencia porque siempre habrá alguna medida
de selección natural en toda población, aunque la línea
desaparece hace un millón de años aproximadamente
sin mayor diferenciación, y otra, cuya velocidad de
evolución se acelera dramáticamente en el momento en

170
que el bípedo empieza a hacer herramientas ( ).
A partir de este punto, el mono empieza a evolucionar
en dirección al hombre, aunque no sabemos en que
momento se convierta en el “hombre” según la definición
de los teólogos cristianos. Sobre ese punto abundaremos
avanzado el escrito.

De aquí en adelante, le palabra en negritas


tendencia se referirá a un proceso de evolución largo
y más o menos constante, que es como creo se dan los
más comunes cambios importantes y se marca ya en el
diagrama que sigue:

EVOLUCIÓN DE LA LÍNEA DE LOS PRIMATES ERECTOS


GÉNEROS AUSTRALOPHITECUS Y HOMO
Sin tendencia evolutiva al hombre
Con tendencia evolutiva al hombre
1500

1400

1300
H. erectus

1200
CAPACIDAD CRANEAL CC

1000
H. neanderthanlensis
H. sapiens

H. sapiens sapiens

900
H. hábilis

800•1000
800
A. africanus

A. robustus

700
A. afarensis

600•750
600
Chimpancé

500 500•600

400 400•500

300 385

4 3.5 3 2.5 2 1.5 1 0.5 0

FÓSILES FECHADOS EN MILLONES DE AÑOS ANTES DEL PRESENTE

171
Obtenido partiendo de autores paleontólogos
pioneros reconocidos y publicados en revistas como
Scientific American, National Geografic, e incluyen a
paleontólogos famosos como Louis y Mary Leakey, Philip
Tobías, Bernard Wood, etc.

Interesa entender la consecuencia de usar


herramientas antes de entrar de lleno en el tema de la
diferencia del simio y el hombre. Para esto, son varios
los atributos que hay que analizar.

1. El andar en dos pies de Australopiteco da


libertad a las manos para recolectar y usar
herramienta, más no las hace. Esto quiere
decir que puede ya llegar a ser hombre, pero
no lo es. La capacidad craneal de 400cc es
casi la del chimpancé (unos 385cc). Es una
clara limitante. Por otro lado, el chimpancé
también usa herramientas.
2. El usar o no usar herramientas y en particular
hacerlas según las necesidades, determina que
la tendencia evolutiva ha modificado el rumbo.
Las manos libres ya se usan para recolectar y
eventualmente hacer herramientas. A partir
de ese momento (el llamado Homo habilis,
con capacidad craneana de hasta casi el
doble tamaño del mono que camina en dos
pies, de 600 a 750 cc) se puede especular la
aparición del hombre, aunque muchos de los
paleontólogos (y yo), lo ven aun muy cercano
al simio, con reducida capacidad craneal y de

172
hacer herramientas de piedra. Vive hace más
de un millón y medio de años. Sin embargo,
la rápida selección hacia un cerebro más
desarrollado claramente indica un proceso
intenso de selección natural. Volveremos al
punto.
3. Durante un millón de años, y considerando
las clasificaciones más aceptadas en este
nacimiento del tercer milenio, una forma en la
tendencia al hombre mantiene su presencia,
el llamado Homo erectus, cuya diferencia
con el anterior (H. habilis) consiste en un
crecimiento de la capacidad craneal a unos
900cc aproximadamente y una substancial
mejora en las herramientas. No creo que
sea una simple coincidencia que H. habilis
desaparezca, ya sea por agresión del erectus
o por asimilación en esta nueva forma. Me
parece que sea la segunda causa la más
probable, pero no necesariamente la única.
Es interesante, pues nos obliga a investigar el
¿cómo caminó esa tendencia?..., camino que
duró aproximadamente un millón de años.
También volveremos al tema.
4. El fósil posterior (Homo sapiens) consiste en
una forma que los fósiles sugieren, que dura
más de 250,000 años y cuya muy visible
característica es la de un gran incremento
en la masa encefálica y de nuevo la
desaparición del anterior H. erectus, con las

173
mismas consideraciones en cuanto a la causa
de su desparición. H. sapiens muestra un
formidable avance en la masa cerebral, con un
incremento de casi el 50% sobre el anterior H.
erectus. Toda la morfología de este organismo
sugiere que estamos ya ante un ser humano,
aunque habrá que ver a este organismo en
conjunto con su comportamiento y facultades
del intelecto. Conviene decir que H. Erectus
muestra una notable inteligencia al aprender
a transportarse, pues se han descubierto sus
fósiles en China y en Java.
ß Luego hay una breve pausa en que se reporta
que un homínido llamado H. neandertalensis
aparece con físico grande y masa cerebral
con un volumen aun por arriba de la de H.
sapiens, (1480cc aprox.) aunque la estructura
cerebral no sea probablemente igual de
eficiente.

Me parece que evolucionó en gran medida


y se adaptó al frío del entorno europeo. Se
le dio una exagerada importancia (¡hasta
su propia clasificación de especie!) pues
la paleontología nació y se popularizó en
Europa y hubo más interés en el tema que en
otras partes del mundo. No creo que existan
tres especies consecutivas: (H.sapiens, H.
neandertalensis y H. sapiens sapiens) en el
último millón de años, como lo proponen
la mayoría de los paleontólogos. Con tantas

174
características en común en un plazo relativo
tan breve, y menos el ir de sapiens y llegar a
sapiens sapiens, pues se argumenta que este
volvió a ser un primate similar al sapiens. ¿No
será que por algún error recibió tres veces
las aguas bautismales? Dudo que existan
estas tres especies (Y también algunas de las
anteriores que mencioné), al menos no con
la definición tradicional de especie. No tiene
lógica en el contexto de una sólida evolución
bien encausada.
El llamado H. Neandertal ocupa
principalmente las zonas frías de Europa
durante las glaciaciones, obviamente
ayudado por herramientas de caza y de
abrigo y habita en cuevas según sabemos
por las pinturas rupestres que ahí dejó hace
unos 30,000 años. Me parece que su físico
responde a una adaptación momentánea
a condiciones difíciles para alimentarse y
resistir a la pérdida de calor ante el avance
de los climas polares sobre Europa. Nada
que justifique la clasificación de una especie
nueva o diferente.
6. Por último los paleontólogos se refieren al
Homo sapiens sapiens, como una especie
que recupera la pauta del Homo sapiens
original. Su cráneo vuelve a capacidades de
aproximadamente 1400cc. Es el prototipo
del hombre actual. ¿Porqué no una raza o

175
variedad de estos hombres que recuperan
la pauta del Homo sapiens inicial? -Ya
comentamos el caso.
Hay mucho más que analizar en esta gráfica.
Muy importante es que difícilmente podemos
probar que todas estas especies sean realmente
“especies”. El motivo es fácil. Por ejemplo, si
dos animales semejantes se aparean y resulta
que producen descendencia estéril, como el
caballo y el burro, sabemos que no son de
la misma especie por definición, pues no se
pueden seguir reproduciéndose indefinida-
mente. Por otro lado, si un perro mastín y
un salchicha se cruzan y tienen descendencia
fértil, sabemos que son de la misma especie
por definición, pues se pueden seguir
reproduciendo una generación y otra. El
tamaño y la morfología que usé en el ejemplo
tienen diversidad de formas para recalcar que
estas no son determinantes. Lo es saber si son
fértiles o no, si sus genes son compatibles en
ese aspecto.
La cuestión va más allá. Basta con que haya
un puente genético entre dos animales para
que se consideren de una misma especie,
pues con eso se pueden mezclar sus genes.
Así, tal vez cruzar un perro toy con un San
Bernardo no sea físicamente posible en el
entorno natural, pero si el San Bernardo
se cruza con un perro intermedio (pastor

176
alemán por ejemplo), y tal vez el intermedio
se cruza con otro entre-partes (un terrier por
ejemplo), una fracción de la genética del
grande llegará al pequeño eventualmente y
podrá criar descendencia con los genes de
los antepasados. Se demuestra así que son de
la misma especie, por definición.
Ahora ¿cómo saben los paleontólogos que en
cierto momento los Homo habilis con cráneos
de 750cc no mezclaron sus genes con Homo
erectus de 800cc y que habitan en el mismo
continente y zona, se traslapan en el tiempo y
por eso resulta que son de la misma especie?
Normalmente, al saber que dos grupos vivos
estuvieron aislados en distintos lugares
(dos continentes, por ejemplo) y por eso
cada grupo tomó un derrotero evolutivo
distinto, una tendencia evolutiva diferente,
podremos observar que al volverlos a juntar,
los animales: 1) se reconocen, se aparean y
engendran descendencia fértil (siguen siendo
de la misma especie aunque su apariencia
haya cambiado como el caballo percherón
europeo y el caballo árabe), o 2) ya no se
reconocen de la misma especie y no se unen,
o si se aparean, engendran sólo descendencia
estéril. 3) Pero cuando la diferencia de
separación se da en el tiempo en vez de en
el espacio, es imposible saber si fueron o no
de la misma especie. ¿Cómo apareamos un

177
Homo habilis con un H erectus y un Homo
sapiens que vivieron en un lapso de dos
millones de años para saber si sus genes son
o no compatibles? Imposible.
Me siento tonto hablando de especies
de homínidos, organismos que están en
una misma secuencia evolutiva, dentro
de un esquema de tendencia consistente,
marchando en una misma dirección, en un
mismo lugar. Es como si al ver los huellas de
digamos, diez pasos de hombre, considero
que eran diez distintos individuos caminando.
¿Puedo decir que las pisadas son de distinto
organismo porque todas están de subida, a
altura siempre más elevada (o para el caso,
capacidad craneal mayor)?, o bien si nos
encontramos huellas más grandes y resultan
ser del mismo individuo que cambió por algún
motivo, cambio que no afecta a su estructura
genética, como cuando de niño pasó a adulto-
(¿o tal vez H sapiens a H neanderthalensis?).
Considero por esto que el uso del concepto de
especie en este contexto de la paleontología
humana es inadecuado e indemostrable. En
cierta medida niega la evolución dentro de la
especie. ¡Qué error tan difundido!
Al comenzar su trabajo de investigación, los
paleontólogos evidentemente necesitaron
forma de nombrar a sus fósiles y luego manera
de ordenarlos. Pero en este escrito usaré el
concepto “tendencia evolutiva” como una
pendiente que lleva a niveles superiores de

178
evolución, sin grandes saltos, considerando
en este grupo que nos ocupa las muestras de
inteligencia como la señal de mayor evolución.
Aquí cabe considerar la capacidad craneal, el
avance de la herramienta, la evidencia de uso
de transporte (dispersión a otros continentes)
y otros. ¿Qué primate hay entre el H. erectus
de 1000 cc y el H sapiens de 1400 cc de
capacidad craneal y que no aparece en las
actuales descripciones de la comunidad
científica según innumerables escritos? Pues
obviamente una “tendencia evolutiva” que
permitió que el salto de 1000cc a 1400cc se
hiciese aprovechando la selección natural
de adaptación -en este caso- favoreciendo la
selección de más inteligencia, en discretos
incrementos, como promedios aproximados
de 1000 > 1100> 1200 cc, etc., fósiles que
aún no han sido encontrados y tal vez muchos
jamás lo sean.
Hay quien opina que fue un cambio brusco, de
simio a hombre, producto de alguna mutación
o instrucción divina . La abundancia de fósiles
va demostrando lo contrario. ¿Algún cambio
sutil, producto de una mutación? Este tipo
de cambios empezarán a ser la norma en el
organismo que evoluciona con herramienta,
por lo que tal vez la herramienta tiene mas
influencia de lo que aparenta.
Debido a estos raciocinios, de aquí en
adelante ya no marcaré los géneros y especies
normalmente asociados a estos fósiles con

179
letra de cursiva o subrayado como se hace
para certificar que está uno hablando en esa
semántica especializada. En todo caso, las
tendencias (al hombre o al simio) las marcaré
en negritas.
______________________

Se perfila en el horizonte la llegada del hombre.

Uno de los asuntos realmente importantes nace


aquí. Me parece que paleontólogos, biólogos y filósofos
no se han detenido a analizar el significado de este “usar
herramientas”. Es cierto que algunos animales tienen
esta facultad, como ciertos cangrejos que se colocan en
el dorso una anémona para protegerse con su veneno,
monos que usan espinas para sacar gusanos de algún
orificio o golpean las nueces con piedras para obtener
el alimento, etc. Pero en el hombre esta característica
generó una dinámica muy importante, elocuente, que no
se explica con una ordenamiento entre especies, como
veremos. Es algo tan importante que supera la separación
específica (de especies) o la genérica (de géneros), y que
va más allá por motivos que serán evidentes conforme se
avance en este escrito.

En la forma de ser más primitiva, el reino de la


energía y de la materia, hay diferencias importantes con
el reino que le sigue en movilidad y diversidad. En los
minerales las formas cambian poco. Su evolución es
muy lenta. Muchos millones de años no significan nada
para un basalto. Aunque la luz puede moverse a gran
velocidad, puede no cambiar en miles de millones de

180
años y estar, sin cambios importantes, en la frontera del
espacio, siendo que partió del Big-Bang.

En los reinos de la vida, los vegetales y animales


ya tienen una dinámica distinta. El primero tiene gran
capacidad de moverse en la diversidad, de producir
organismos diferentes, y puede hacerlo en tiempos
relativamente breves.

Si, por ejemplo, comparamos los organismos de


Europa con los de Australia podemos comprobar esta
agilidad en la adaptación al medio, gran diversidad en
cientos de millones de años, tanto en animales como
en vegetales. Una marcada capacidad de acelerar este
proceso de evolución, pues cada vez más la diversidad
permite mayor velocidad de adaptación -como cuando
los organismos sexuados aparecen y permite este
característico “conjugar genes de dos organismos
distintos” y obtener así cambios más frecuentes entre
una generación y otra, mayor evolución y diversidad-
y adicionalmente desarrollan por evolución en estos
reinos modo de “moverse”, como el traslado físico en
los vegetales (las semillas portadas por el viento, etc. )
o como el vuelo de las aves, que les permite en años
establecerse a grandes distancias, conquistando nuevos
nichos.

No nos cuesta trabajo distinguir entre los más


comunes de los seres del mundo mineral (piedra) de una
planta y de un gusano. Hasta un niño suele hacerlo con
destreza. La diferencia entre reinos es elocuente y las
más de las veces salta a los ojos de algún clasificador

181
aun sin entrenamiento. En menos de millones de años
vemos dramáticos cambios en diversos organismos
que se adaptan al medio. ¿Qué decir de perros y gatos
que se adaptan al hombre? Los geólogos difícilmente
encontrarán “adaptaciones” geológicas en ese plazo.
Muy visible es la extinción de los mamuts, la evolución
de los caballos y mil otras que no acabaríamos de
mencionar.

La herramienta permite que esta velocidad de


evolución (adaptación, de ubicación y de diversificación,
pero no así la morfológica) se acelere en forma dramática
y por lo tanto salte a la vista el desarrollo a una etapa
distinta, en la que la evolución y la diversidad se aceleran
constantemente y lleguen con esto a una actividad
evolutiva jamás antes vista en organismo alguno.

Los actuales biólogos negarán rotundamente esta


aseveración. Dirán:

-“¡¿Cómo que el hombre tiene más capacidad de


diversificación que, digamos, las aves o los insectos?!-
¡¿Quién es el ignorante que dice eso?!”

Sostengo sin parpadear la postura de la gran


evolución que sufre el hombre. Como ya lo dije en otro
escrito, a los taxónomos tradicionales les parece “cambio
evolutivo” una integración de un metal al cuerpo de
un animal, digamos calcio al caparazón defensivo
de un molusco: lo consideran como parte del animal.
pero no les parece cambio la integración de un metal,
digamos acero, en una herramienta defensiva elaborada
por el hombre. Les parece cambio cuando un rumiante

182
produce pelo, que transforma la proteína vegetal en
lana por medio de su cuerpo, pero no lo ven así si el
hombre hila a partir de minerales (petroquímicos) o si
la fibra animal o vegetal es transformada por un hombre
por medio de un huso y un telar. Pues se equivocan. La
vía entero-fisiológica (por llamarle de algún modo) no
es la única con la que un organismo se puede adicionar
algún elemento de utilidad, como comer proteína para
crecer pelo o absorber carbón por una estoma vegetal
para hacer espinas.

El concepto de evolución que se usa


tradicionalmente debe de rectificarse. De una evolución
lenta –miles de años o más- a una evolución rápida,
usando la inteligencia. En vez de cambios genéticos, en
vez de la vía entero-fisiológica y luego reflejado en un
cambio de forma (morfología), la característica del homo
sapiens (sabio) se demuestra. En paleontología, la forma
derivada de los huesos es por mucho la principal prueba
de diferenciación. Sin embargo el punto a discutir salta
por arriba de las diferencias de especie y género: desea
considerar las diferencias entre reinos, pues no tengo
duda, entre el etiquetado Australopiteco -simio bípedo
que no hace herramientas- y el Homo que sí las hace,
hay un abismo que iguala a las diferencias entre los
reinos.

Consideremos que una vez que el homínido


sabe hacer herramientas, desaparece la necesidad de
la diferenciación entre especies, pues la herramienta
suplirá la necesidad de forma otra que la de poder hacer

183
más y mejores herramientas- ¿Que desean cortar? ¿Que
desean golpear y romper? Ya no hacen falta dientes
filosos y una gran mandíbula como en roedores y
rumiantes y hienas. Hará falta una piedra cada vez más
elaborada. Y la evolución ¡se desarrolla en función de
las herramientas! ¿la diversidad morfológica para qué?

Ya no sirve. Es muy lenta.

El Australopiteco resuelve con su nuevas


facultades bípedas, buscar y hallar herramientas como
piedras y palos, y el Homo resuelve con su capacidad
de fabricar herramientas, gran dominio sobre su medio.
Quedan infinidad de piedras labradas y lajas –pruebas
inequívocas- elaboradas por este antecesor nuestro.
Entre el simio y el hombre hábil, “sabio”, media la
herramienta, pues ella acelera la capacidad evolutiva
vertiginosamente. Eventualmente el producto de la
tendencia al hombre puede ya conquistar infinidad de
nichos ecológico que sin fuego, vestimenta caliente,
armas poderosas, apeos de labranza y metales (por
mencionar sólo unas) sería imposible.

Tengo en mente lo que considero la más


monumental mentira del siglo: alguien, reputado
científico y supuestamente sabio, apodó al hombre “el
mono desnudo”.

Voy a la calle y ni uno sólo de los millones de


“monos” va desnudo. Grandes fábricas hacen ropa
para estos “monos sin ropa”. Si el chimpancé ingiere
vegetales y luego sus células (pilares) elaboran pelo...
no está desnudo, dicen. Si el hombre cultiva vegetales y

184
luego con sus células (manuales) elabora ropa... sí está
desnudo. ¡Qué curiosidad!

Entre estas dos formas de primates comienza


el reino homínido. El argumento anterior nos permite
explicar por qué aparentemente se paró la evolución en
el grupo líder en esta destreza. Pues esto es otra mentira.
No sólo no se paró, sino que se aceleró y sofisticó.
Antes, sólo había evolución morfológica. Cada vez más,
la evolución será en el uso de extensiones del hombre:
no tentáculos sino herramientas.

En un ensayo que publiqué hace tiempo, describo


este argumento de la siguiente manera:

<<...Luego, nuevamente algo notable, espectacular,


pues en el último millón de años, más o menos, sucede
de nuevo, pues este tiempo que sirvió para que una
diferenciación especialmente dinámica, espectacular
a su manera, alcanzara una tercera plataforma de
evolución, ya no unicelular, ya no multicelular, sino
multiparticipativa, macrointegrada.>>

Así como la gran diferencia de complejidad de


los organismos de la primera plataforma (unicelulares)
con respecto a la segunda (multicelulares) permitió en
esta última un conjunto de etapas en las que puede
haber cambios y por lo tanto evolución y mucha mayor
diversidad (formación de tejidos, órganos, sistemas,
etc.), en la tercera plataforma se eleva exponencialmente
la capacidad de variación y por lo tanto de diversidad.
Este grupo es el que aprende a hacer objetos útiles,
habilidades e ideas que le llegan o hace él mismo y

185
produce con ello una extensión de su propia persona.
Interacciona así con el entorno, usando cuerpo y
herramienta para penetrar multitud de nichos ecológicos
inaccesibles con lo limitado de su sola morfología. El
hombre, sin sus herramientas, puede hacer poco. Con
ellas, la diversidad de todos los animales y vegetales
juntos es nada comparada a la variación que en los
hombres puede haber -y de ahí la tremenda acción
que este organismo puede ejercer en el entorno- en el
ecosistema, pues puede no sólo destruirlo, sino que
puede construirlo, complementarlo, dirigirlo y ocupar
innumerables nichos ecológicos simultáneamente. Este
organismo vulgarmente clasificado como una simple
especie del Reino animal es sin duda mucho más que
eso.

Hay herramientas físicas y su manejo para


modificar el entorno. Desde la piedra para cavar una
cueva, para hundir el cráneo de un animal agresor, para
aprovechar los restos de un elefante abandonado por los
leones o para bajar la fruta de un árbol que no puede
alcanzar con la forma corpórea sin extensión. El cobre,
bronce, el hierro y metales nuevos como el aluminio y el
titanio se integran en este conjunto, unido a herramientas
de protección corpórea como las pieles, el hilado y
tejido, la construcción de chozas o edificios. Otras lo
ayudan a moverse, descansar, y calentar, como la rueda,
la construcción de muebles y el fuego, automóvil, y
muchas otros objetos con la técnica para manejarlos, que
son herramientas que modifican el entorno del hombre y
lo ayudan a adaptarse a él, pues lo transforma.

186
Herramientas, las hay de comunicación, el
lenguaje y la danza, la música y la pintura, la escritura y
los feroces aspavientos de los guerreros, planos, gráficas
y una lista interminable de herramientas y técnicas
determinan que haya muchas formas que permiten a los
seres de esta tercera plataforma ponerse de acuerdo y
puedan actuar en conjunto, como el sistema nervioso
acciona los distintos tejidos del elegante sistema
muscular de un felino al caminar.

Hay herramientas de reconocimiento del entorno,


como la brújula y el telescopio, la técnica de ubicarse
por las estrellas, de predecir el clima, de reconocer el
movimiento de migraciones de peces y de manadas de
animales útiles, etc.

Otras propician el orden, como códigos, leyes y


semáforos, cárceles y juzgados. Otros el reconocimiento
especie-específico, como el canto y la danza, que hace
que se reconozcan y se unan hombres y mujeres de
todas las tribus y pueblos, sin excepción, para procrear.

Hay herramientas económicas, como la técnica de


atesoramiento de objetos preciosos, el almacenamiento
de granos para regular precio y abasto, acuñar e
imprimir moneda, el uso de sistemas computarizados de
tarjeta de crédito y hasta los sistemas de satélite para
las transacciones internacionales de moneda, acciones
o futuros.

Hay herramientas de producción de alimento y


fibra, como el arco en la caza, el arado en la agricultura,
el corral en la ganadería, diversas formas de preservación

187
de alimentos, de perforar pozos y hacer aguajes, de
seleccionar semilla, criar animales de tiro, de engorda y
de leche, usar la ingeniería genética, etc.. La lista parece
no tener fin.

Pero hay herramientas más difíciles de describir.

El hombre primitivo seguramente tuvo un doloroso


aprendizaje cuando se cruzaron por su camino la ira y
la lanza simultáneamente; imaginemos a un hombre
sin sólidos hábitos de respeto intraespecífico ante la
situación de tener simultáneamente hambre, lanza
(piedra, o la herramienta agresora que se desee) y al
vecino desarmado...

Comencemos a despejar una cuestión que


me parece resulta muy difícil. Si hay dos tendencias
juntas, pues una se separa de la otra no por un efecto
geográfico (como suele ser) sino por un efecto de una
actividad (hacer herramientas), ¿qué muro o abismo
permitió que se separaran?, ¿qué permitió que la hembra
de la tendencia homínida reconozca un hombre con la
misma tendencia y no engendre con el organismo de
la tendencia contraria?, ¿qué evitó que se aparearan las
tendencias “simio” con “hombre” cuando sus cuerpos
se veían idénticos y estaban en el mismo lugar? Para los
paleontólogos esto ha sido un problema insoluble, hasta
donde yo sé.

Como la separación se dio en función de usar o no


herramienta, es definitivo que esa diferenciación se dio
causada de alguna forma por la herramienta. Lo único
que puedo hacer es formular una hipótesis que espero

188
sea convincente y tal vez algún día se pueda demostrar.
Presentaré algunos fósiles que la demuestran, pero estos
son poco convencionales.

Sabemos a ciencia cierta que el hombre fue al


menos en parte un animal carroñero, y que buscó en
la sabana africana restos de animales cazados por otros
animales (se piensa que principalmente elefantes muertos
y medio consumidos por los leones que se llenaban con
parte del voluminoso paquidermo y se iban). Las aves
carroñeras marcaban el lugar volando sobre los restos
y los primates erectos acudían a comer, armados de
afiladas piedras que les permitían aprovechar una parte
de la carcasa que ningún otro carroñero podía comer: la
médula de los huesos.

En el lugar acudían carroñeros poderosos, como


hienas y chacales, que junto con los buitres pelearían
contra la tendencia homínida para obtener lo más del
festín. Primer fósil instintivo, pues quedó en el instinto
del hombre actual una marcada displicencia en contra
de estos tres animales. Nos disgustan hienas, chacales y
buitres y no así los elefantes, que nos suelen caer bien.
¿Qué circo muestra hienas y buitres para atraer a su
espectáculo?

Cuando el homínido logró hacer cuevas, estas


estaban limpias pues aun no había toneladas de
guano de murciélago que les causaba enfermedades
de hongos en los pulmones. Si los mamíferos alados
tomaban posesión de una cueva la hacían inservible
y el homínido usaría toda su maña para no permitir el

189
ingreso a estos quirópteros, usando fuego, supongo.
Hubo un antagonismo entre los animales que afectaron
a la tendencia homínida (probablemente durante un
lapso largo) y esto dejó huella, una presencia fósil en
nuestro instinto: No queremos a los murciélagos y con
frecuencia nos asustan y se convierten fácilmente en
creaturas agresivas –vampiros sedientos de sangre- en
nuestra imaginación.

Luego la tendencia homínida logró almacenar


alimentos, aparecieron cucarachas y ratones y
compitieron por el alimento, hasta nuestros días.
¿Adivinen qué fósil del instinto se puede encontrar aquí
y allá? : la imagen de la señora sobre la silla gritando,
aterrada,

-“¡un ratón!”

es elocuente. No se debe a la estupidez de la


señora, sino a la presencia de profundos antagonismos
milenarios, fósiles enterrados en el subconsciente.
Los ratones eran creaturas mortales si se comían el
alimento guardado para tiempos de escasez. Algo de eso
conocimiento milenario se quedó en el subconsciente
de los organismos hembras que habitaban y cuidaban el
alimento en esas casas.

Creo que quedó ya claro el concepto de “fósil


instintivo”, y con este concepto abordaremos el problema
de descubrir como se separaron los simios de la tendencia
con poca evolución, de los simios de la tendencia o
evolución en dirección al hombre. Quedaron dentro de
nosotros fósiles elocuentes

190
Dijimos que si la herramienta provocó la
separación de estos grupos, y que si esa separación se dio
sin barreras geográficas (pues con ellas es como siempre
se había dado), entonces algo se hizo con la herramienta
que permitió el reconocimiento entre los grupos.

En estos dos asentamientos, Australopitecus y


Homo, cuando comenzó la separación o las tendencias
hace 2 millones de años, tal vez nada detectaba la
vista de la diferencia de las tendencias que los llevarían
a distintos lugares evolutivos. El olfato tampoco sentirá
la diferencia de una piedra tallada de una sin tallar.
Se veían iguales los primates unos y otros, imposible
de reconocerlos con la vista. Pero la presencia de la
tendencia a la rápida evolución se puedo reconocer, aun
en la lejanía, por el oído.

Tac, tac, tac, será unas huella fácil de discernir,


sobre todo para las hembras -que en su búsqueda de
compañero poderoso cazador, que no sabe ganar en
la bolsa de valores pero sí sabe hacer herramientas y
obtener abundante alimento- tendrán que seleccionar
aposento. Ese ruido indica mayor seguridad, más y
mejor alimento. Para los machos, ese ruido puede ser un
señuelo para atraer hembras, aunque el macho también
querrá escoger aquéllas que, por una discretísima mejora
cerebral, llevan la tendencia hacia el homínido en genes
y neuronas. Si ese ruido se escucha más nítido o más
lejos, tal vez más hembras acudan, por lo que varios
machos golpeando simultáneamente varias piedras
en forma rítmica darán una señal más convincente
(esto pasa entre algunas luciérnagas, que se agrupan y

191
prenden rítmicamente al mismo tiempo todas, viéndose
así a muchos kilómetros).

Las hembras también harán lo suyo. De llenarse


de hembras el asentamiento “rítmico”, tal vez se
produzca un desequilibrio entre la capacidad de
producir (descuidada por los machos atendiendo a
muchas hembras) y el consumo (más hembras y sus crías
para alimentar). Luego debe de haber una característica
de diferenciación entre las hembras para que sean
seleccionadas las de tendencia homínida, de las que
sólo llevan genética tendencia de simio. Esta señal debe
de ser inmediata, al acercarse, que es cuando el macho
puede escoger con más eficacia. Las habrá que se
acerquen caminando sin respuesta al tac-tac y las habrá
que aprendan a moverse rítmicamente, enviando así la
señal de que ellas también pertenecen a la tendencia
hacia la humanidad. (y hay que ver que esta señal es
atractiva para los machos aun hoy en día)

El resultado de ese comportamiento de


diferenciación entre grupos que aún son de la misma
especie, entre los cuales no hay el acostumbrado
aislamiento o diferenciación que los lleve a no
reconocerse y aparearse, es un fósil bien reconocible.
El adolescente ruidoso, rodeado de un estrepitoso y muy
rítmico “hard rock”, o la joven bailando con gran vaivén
de cadera son una muestra. Más indicadora me parece
el fósil de la universal costumbre de bailar durante las
bodas, de escuchar música para enamorar a la pareja, de
bailar hasta el agotamiento y las altas horas de la noche.
¿Quién duda de que la música acerque a las parejas de la

192
tendencia homínida y no a las de la tendencia simiesca?
Observen a un chimpancé e imagínenlo bailando como
algún gran bailarín que conozcan, o a un orangután
“rockanroleando”. ¿Verdad que resulta una visión
incongruente para cualquier hombre? Para los individuos
que evolucionaron hacia los humanos, esta incapacidad
del simio para moverse rítmicamente equivalía a una
firma de “yo no soy como tú”. Adicionalmente conviene
apreciar un concierto de música muy rítmica, con una
docena de ruidosos contorneadores rodeados de un par
de miles de hembras frenéticas, agitándose al ritmo de la
batería. ¿Cómo llegó todo hasta ahí? -Fácil.

Como paliativo para aquellos padres que tienen


hijos aficionados a la música e hijas a la danza, tal
vez consideren que los inconvenientes sean muchos,
sobre todo si el joven toca música e instrumentos
ensordecedores. Les pido consideren algo peor: lo que
sería si esa condición no existiera. Pregúntenle a un
simio: seguro estoy de que un padre chimpancé jamás
sufrirá de ese rítmico inconveniente.

La danza y la música evolucionaron de diversa


manera en diversos pueblos, desde la elegante sinfonía
moderna hasta lo monótona canción del primitivo
patagón o el tun-tun tambor de la selva, pero la presencia
en todos los grupos humanos primitivos y evolucionados
es innegable. Y ¿de donde salió tan aparentemente inútil
instinto sino de la herramienta, presente universalmente,
porque es una condición de nuestra existencia como
humanos?

Ahora ya sabemos cómo fue la historia de la


separación entre dos grupos de animales que vivían

193
entremezclados, sin el aislamiento normalmente
requerido. Esta separación es un logro poco conocido
de la herramienta, pero sin él, el flujo genético del simio
y del futuro hombre no se hubiesen diferenciado. No
se estaría escribiendo ni este ni otro libro. Estaríamos
más preocupados en quitarnos los piojos que en estudiar
ciencias naturales.

Si la herramienta da al hombre un modo de


diferenciarse, una señal especie-específica que hace las
veces de un mar intermedio en cuanto a la separación
necesaria para alejar a los grupos en proceso de evolución
diferenciada, es también un elemento de muerte.

Una mejor herramienta para la lucha es una forma


devastadora a favor del que la tiene. El choque entre
grupos con diversidad de armas puede ser destructor para
el que no tiene el armamento adecuado. Un ejemplo
que tenemos está a la vuelta.

Cuando los anglosajones arribaron a Norte


América, no pararon de asesinar bisontes y autóctonos.
En ambos casos quedaron pequeños grupos que al final
recibieron protección, más con un espíritu de museografía
que de reconocimiento específico. El instinto bélico que
también debe de venir de mucho tiempo atrás, hizo
lo contrario de las tendencias aglutinadoras de seres
inteligentes.

En cuanto la selección natural exigió mejores


ojos, discernimiento del color y la forma, se juntaron
grupos cerrados de homínidos –familias y diminutas
tribus- que encontraron en diversas señales motivos

194
de agrupamiento, así como rechazo hacia otros que
no llevan señales por ellos reconocidas. Tan tremenda
fue la tendencia de agrupamiento que casi un millón
de años después, la segregación puede ser dramática,
espectacularmente descrita por las luchas tribales
africanas en el siglo XX.

Y es que, aun actualmente, un hombre con


herramienta y un hombre desarmado puede ser una
mezcla bastante explosiva. Luego, la evolución de la
tendencia homínida exigía no sólo la técnica para hacer
herramientas, sino la habilidad y la agresividad para
atacar o defenderse y desembocaba en un instinto de
respeto por la vida de la misma huella. Al unirse células
en organismos multicelulares, tuvieron que desarrollar
un instintivo código de respeto ante células y agregados
de células de su mismo organismo. ¿Qué león, por
hambriento que esté, se desayuna su pata derecha?

Por ejemplo, las guerras tribales son de los más


sangrientos actos en la tendencia homínida y las más
crueles que se dieron recientemente, se dieron con
pobladores de la zona en que la tendencia homínida se
desarrolló, en torno al valle del Rift y los grandes lagos
del oriente africano. ¿Coincidencia?

Este mismo comportamiento de organización


celular en un organismo se refleja en una sociedad animal
y humana. Es importante que las partes aprendan no sólo
a respetarse sino a colaborar y a obedecer. ¿Qué será de
un animal en que las células musculares no obedezcan
las órdenes nerviosas o que a veces las obedezcan y a
veces no? Esto nos lleva a apreciar procesos evolutivos

195
que ocuparon la selección natural durante cientos de
milenios y que la evidencia de fósiles óseos difícilmente
podrá manifestar.

En este estado de cosas, los miembros de la


tendencia homínida, ya separados de la tendencia del
mono, con cerebros bastante más desarrollados que
Australopiteco, con el instinto del reconocimiento
especie-específico y hacedor de herramientas que le
darían gran capacidad de caza y defenderse de o agredir
a sus congéneres, en la etapa de aprender a respetar la
vida de los de su especie, domadores de fieras y otros
grandes simios agresores, se pudo bien dar el cambio
al hombre consciente de sí y luego hacia el hombre
consciente de otros. En un momento, el incipiente
instinto de no agredir a su propia forma, se convierte en
un acto consciente.

Como el cambio de simio a hombre, animal


consciente de sí, no puede verse en los fósiles, sólo
sabemos que sufrió una mutación que impacta en la
percepción de su entorno. Este cambio se notará en
ciertas circunstancias, por ejemplo, creo que la capacidad
de vivir en agregados más numerosos (por el respeto
a los de su especie), de enterrar a los muertos (en un
agregado grande sería común que alguien pereciera y es
necesario adquirir un habito de desaparecerlo y no dejar
que atraiga a carroñeros, además de evitar la dolorosa
visión de la putrefacción de un miembro del grupo), y en
especial el colocar ofrendas en esos entierros, muestran
ya un hombre con leyes inscritas en su conciencia, más
inteligencia suficientemente importante como para

196
cuestionar el instinto y actuar ignorándolo. Nace el bien
y el mal.

¿Cuándo exactamente se da este cambio? En


uno de muchos saltos que el intelecto de la tendencia
dio. No puedo decir otra cosa. Mis motivos para pensar
que es reciente (digamos, unos setenta mil años o cien
mil), es que no encontramos entierros con ofrendas de
mayor antigüedad, pero esa cifra puede cambiar si se
llega a demostrar actos de solidaridad entre los hombres
que no lleven la pauta del instinto, es decir, verdadera
inteligencia. Esto demostrará que ya hay grupos de
hombres. También encontramos huellas humanas en
Australia de cerca de cincuenta mil años.

Acordémonos que en el hacedor de herramientas


la evolución se acelera en función de las herramientas
mismas, y puede adquirir vertiginosa velocidad
comparada a otros organismos. Esto me hace pensar que
efectivamente el paso de la tendencia al hombre se dio
en la ultima fracción del tiempo de desarrollo evolutivo,
repito, unos 100,000 años o menos, que comparada al
tiempo de existencia de la tendencia homínida, es como
el 5%.

Creo que en este período de unos 100,000 años


no sólo nace el primer hombre, producto de una sutil
mezcla o mutación que libera el acto instintivo y permite
el acto inteligente, libre. También nace el nuevo Reino
de los que evolucionan con herramienta y actúan en
función de un instinto amortiguado, más influenciado
por la inteligencia según el cerebro crece con la edad y

197
con la evolución. Homo sapiens se convierte en el Reino
homínido, Regnum sapienciae si alguien quiere usar los
tradicionales vocablos latinos.

Vuelvo a mencionar que:

1. El reino mineral no evoluciona por


reproducción de sus partes
2. Los reinos animal y vegetal evolucionan
“desarrollando sus partes con elementos
absorbidos de los padres y del ambiente”,
convirtiendo estos en parte de su cuerpo,
en el entorno de una fisiología, parte de su
forma. Sólo sigue la orden de sus genes.
3. Los individuos del reino homínido no sólo
absorben alimento o “respiran” para de ahí
copiar sus cargas genéticas y producir tejidos,
órganos, sistemas y su propio organismo.
En su primera etapa de desarrollo su origen
vegetal-animal se manifiesta, pues su cuerpo
se desarrolla igual que el de cualquier simio,
respirando oxígeno, comiendo alimentos
que desordenará en el aparato digestivo y
reordenará en sus células. En una segunda
etapa de desarrollo es su inteligencia y no su
genética la que manda la construcción de sus
nuevos órganos, sus herramientas. Su sapiens
se manifiesta espléndidamente.

Algún teólogo, ansioso de manifestar su


conocimiento y su fe preguntará:
–¿Y Dios cómo intervino?

198
Dios intervino en todo: Dando cada precioso
y constante segundo en que la evolución caminó,
proporcionó cada centímetro cúbico de espacio, toda
la energía, toda la dirección, cada ley natural que
intervino desde la creación del fotón. Dios crea y dirige
la evolución a Su paso, en Su tiempo, en Su espacio, con
Sus leyes. Dios es el “Gran Evolucionador” hasta cuando
engendra a quien en un momento podrá desobedecer su
mandato, porque ya es más parecido a Él en cuanto a la
libertad. Posee ya un principio espiritual.

La evolución manifiesta Su bondad y Su


omnipotencia.
________________

De la conciencia de sí a la conciencia de otros,


comprende otro avance milenario. El desarrollo de
cualidades que permiten a los humanos asociarse
productivamente para incrementar su capacidad de
supervivencia, requerirá de muchos cambios en el
primitivo homínido consciente de sí. La tendencia a la
antropofagia, al abuso, al robo del alimento, de las cueva,
de la hembra, etc, requiere de nuevas especializaciones
que se van dando en una ley que modifica los
comportamientos agresivos y territoriales que mostraba
seguramente el hombre primitivo. La necesidad de la
caza y la defensa hará que se junten en pequeños grupos
que se formarán fácilmente, con el tiempo, partiendo del
grupo familiar. Competirán los pequeños grupos con los
más grandes y la consecuencia resulta obvia.

De la familia, evoluciona la tribu, pueblo, luego


la ciudad y la nación. Se observa cómo multitud de
herramientas y costumbres ayudan a dar sentido a la

199
concentración de los homínidos, como la herramienta
condiciona a la concentración y viceversa.

Las técnicas de cría y labranza permiten a las


poblaciones crecer sin necesidad de guerrear para
retener o incrementar las extensiones que requieren para
la caza. Las artes empiezan a proveer de manifestaciones
de grupo que confieren coherencia al conglomerado
de individuos. La danza y la música son ya requisitos
inseparables de toda civilización, como las hormonas y la
impronta genética lo son de todo organismo multicelular
avanzado. La arquitectura -como fósil milenario- nos
platica de aquellas primeras ciudades, nos habla de
obras que manifiestan el acuerdo entre multitud de
individuos.

Palacios y murallas, tumbas y centros de adoración,


nos permiten pasar de la prehistoria al conocimiento del
pasado del hombre. Se manifiestan pronto la presencia
de leyes humanas, herramienta necesaria para la
convivencia en grupos numerosos. Códigos como el de
Hamurabi demuestran que el hacedor de herramientas
ha caminado a la conciencia de otros, y desarrolla
medios para alimentar y ordenar el camino de miles
de individuos hacia el bien común, a semejanza del
organismo multicelular. El “Zoon politikon” era ya una
realidad. Ahora la diferenciación entre los organismos
ya no sólo dependía de las herramientas que podía
manipular un sólo hombre, como la piedra o la lanza,
sino que dependía de la habilidad de muchos, para hacer
muchas cosas, integradas ya en la leyes que gobiernan a
esta nueva división que deseamos hacer, para enojo de
los linneanos: el grupo de los Conscientes de Otros.

200
Costará trabajo explicar la necesidad de esta
división.

Para empezar, resulta que la historia propiamente


dicha comienza a partir de que algún tipo de escritura,
pintura o arquitectura nos informa de los sucesos, como
las pinturas de los muros de las viejas ciudades en Egipto,
Creta, Mesopotamia, Turquía o China. Estas muestras de
trabajos efectuadas en conjunto por hombres que ya
sabían de la agricultura y tenían instrumentos musicales
más avanzados que los simples de percusión, tienen
un horizonte de menos de diez mil años. El hombre
conciente de sí aparece, dijimos, en un período que
creo no mayor de unos cien mil años. Esto explica
que los hayamos encontrado ya dispersos por diversas
partes del mundo hace poco menos de unos cincuenta
mil (Australia), según los fósiles hallados al día de hoy
parecen demostrarlo.

La ley de la selección natural no estuvo dormida


por cincuenta, cien o doscientos mil años. Esta actuó
con toda eficacia, tal como lo hizo antes y lo hará donde
quiera que haya vida, siempre.

La falta de información de esta prehistoria nos


hace pensar que la presencia del hombre y su evolución
fue poca, pero obviamente es esta una apreciación
equivocada. Sin duda se dieron muchas formas de
comportamiento, como formas diversas se dan en los
organismos unicelulares o primitivos multicelulares.
Nos quedan muestras de esto en las solitarias familias
de aborígenes australianos o de los habitantes de
la Patagonia, que tanto impresionaron a Charles
Darwin, por su increíble primitivismo. Él mismo dice:

201
“aquellos hombres estaban completamente desnudos y
pintarrajeados; su largo cabello enmarañado, sus bocas
espumosas por la excitación y su expresión salvaje,
medrosa y desconfiada, me hicieron pensar desde luego:
¿y éstos son nuestros antepasados?”

Es muy razonable pensar que el primate


consciente de sí es el que caminó por el cauce del Nilo
hace unos ochenta mil años (vuelvo a hacer hincapié
en no tratar de dar fechas muy exactas pues hay aún
muchas dudas), o más, porque todos los descendientes
conocidos conllevan las muestras de la conciencia de
sí. No hay pueblo que no tenga alguna huella del canto,
de la danza, de la risa. Es pues acertado afirmar que
el primate hacedor de herramientas que no obtuvo la
conciencia, desapareció. Esto pudo ser efecto de una
muerte a manos del “conciente” y también se puede
suponer la influencia y transferencia genética, (que se
dará al menos eventualmente en regiones tan reducidas
y en tiempos tan largos)

¿Y por qué la conciencia de sí tendrá tanta


importancia para la supervivencia de la especie?

Porque es el embrión del principio de la propiedad


privada.

En muchos animales se da el fenómeno de reclamar


para sí. Reclaman algunos un territorio, las hembras o la
prole, a la que protegen frecuentemente con la vida. Sin
embargo, al tiempo en que el hombre empieza a requerir
de cosas, que son como proyección de sí mismo, tal que
su herramienta, su piel curtida para el frío, su lanza, sus

202
joyas, su técnica, su provisión de agua o de comida, su
árbol frutal o su animal, se hace este comportamiento
como un aglutinante de riqueza que permite superar las
limitaciones que se darán en épocas o lugares. ¿Cuántos
no habrán sobrevivido un invierno por haber protegido
su choza, su abasto de alimento, su reserva de agua, su
leña, su piel, su hacha y lanza, su molino,... su..., su...,
su...?

El hombre consciente de sí, ante una obvia escasez


futura de agua, matará al competidor que también la
consume, pero que no peleará ante este peligro futuro
porque no es consciente de sí, y menos aún del futuro
de sí. ¿Quién sobrevivirá, el que mata para obtener
la garantía de vida, o el que muere sin saber por qué
murió?

De ahí que esa conciencia de sí sea un verdadero


motor de supervivencia y/o de destrucción.

La contrapartida arribó cuando los concientes


de sí fueron muchos y entonces la asociación para el
bien común se dio con presteza. No fue como entre
otros animales, mediante larguísimos procesos de ajuste
entre el comportamiento y la forma corporal, esperando
millones de años a que aquel órgano y el correspondiente
comportamiento se fuesen seleccionando para permitir
la acción en equipo -comportamiento y órgano-, sino
con la velocidad de adaptación que va demostrando
cada vez más el cauce de la humanidad (por el desarrollo
de la herramienta y la tecnología) y que es prueba de
racionalidad.

203
Se dieron pues comportamientos que no
requirieron de cambios morfológicos. Comunicaciones
de grupo, sofisticación en la danza y el lenguaje,
permitieron que estos primitivos humanos pudieran
asociarse, encontrando beneficios comunes, como la
persecución de la seguridad, la complementación de
sus tecnologías y el placer del arte. El lenguaje es otra
adaptación determinante en el velocísimo proceso de
unión de la familia para llegar a la tribu.

¿Cuántos años habrán transcurrido desde las


primeras células hasta la formación de los primeros
organismos multicelulares?

Las decenas de miles de años en que tardó el


hombre en unirse para lograr las primeras y primitivas
sociedades, es menos del uno por ciento del lapso que
tardaron las células un unirse para hacer organismos
multicelulares. Los plazos de decenas de millones de
años para lograr cambios mayores, se transforman ahora
en plazos de decenas de miles.

¿Como pasó el primer hombre su estructura


genética a toda una comunidad?

Probablemente la aparición de la estructura


cerebral de la materia gris (en donde dijimos se
encuentran funciones relacionadas con la conciencia de
sí, o el lenguaje), no se dio por una simple mutación.
Probablemente haya requerido, además de la mutación,
una secuencia genética complementaria bastante
elaborada, que se habría dado en un reducido grupo de
primates hacedores de herramientas.

204
De ahí que nos parece bastante probable que el
primer hombre haya procreado con un pariente muy
cercano, probablemente con su hermana, y tal vez
también con su hija, fruto de su hermana. Esto, como
se sabe en genética, es una forma común de fijar una
característica recesiva en corto plazo. El hombre puede
hacer esto con más facilidad que la mujer, por el mayor
lapso de su fecundidad, por lo que sostenemos que es
más probable que sea hombre el primer heredero de la
carga genética que se manifiesta con la conciencia de sí,
y lo haya trasferido a su descendencia.

Se requería también que estos organismos


supieran reconocer a los de su nueva especie (y Reino),
para que se cruzaran con frecuencia con los concientes
de sí y se fijara rápidamente la combinación genética
vital para el nuevo grupo. De ahí que encontrar que
comportamientos tan universales en los humanos, como
la danza, sea bien indicativo.

Difícilmente se sabrá jamás a ciencia cierta, pero


la arraigada estructura tribal (señal de primitivismo) que
hay en África, arraigada a costumbres bien identificantes
de cada tribu, como la danza autóctona y que han
determinado una disgregación genética tan notable en
África misma (por ejemplo, los hombres mas pequeños
-los pigmeos- y los hombres mas altos -los Masai- se dan
curiosamente en el mismo continente), hacen suponer
que los comportamientos tribales son poderoso motor
de reconocimiento y, por eso, lo son de aislamiento y de
diversificación.

Es verdad que estas diferencias tribales se

205
manifiestan en las ropas, lenguaje, arquitectura, y muchas
otras cosas, pero en aquel entonces -cuando se dio el
primer hombre- no había ni ropa, ni lenguaje elaborado,
ni arquitectura diferenciada, de ahí que la danza de
nuevo aparece como posible fuente de reconocimiento
especie-específico.

Tal vez por la influencia subjetiva de mi intensa


afición por la música y la danza, la pintura y la risa,
me hacen llevar los pensamientos en esta dirección;
pero la aparente inutilidad de estos comportamientos en
otros contextos, sobretodo en cuanto a la música y la
danza se refiere, me sugiere que la presencia universal
de estas manifestaciones de la conciencia pudieron
inicialmente estar en el contexto de la identificación
de la especie y por lo tanto ayudaron a unir parejas.
Después se proyectan, en la evolución futura, para unir
hombres, tribus y naciones. Todo esto en función de la
supervivencia de la especie (y Reino)

Se me hacía difícil aceptar que en épocas


recientes, un grupo de paupérrimos emigrantes italianos
en EE UU, estuviera deseoso de entregar sus escasos
ahorros al gran músico italiano, Caruso, para que les
cantara algunas canciones de su tierra (tal como lo leí
en alguna crónica de la época). Si la música existe en
el contexto del reconocimiento de grupos de individuos
que han sido victoriosos en la difícil carrera de la
supervivencia, entonces la música vernácula bien vale
nuestros ahorros.

Conviene comentar que otras artes como la


pintura y la escultura están en otro contexto, el de la
comunicación, No vemos que en bodas y bailes los

206
machos elaboren pinturas y esculturas, sin embargo
la música y la danza la encontramos en todas las
civilizaciones.

La tribu tiene obvia ventaja sobre la simple familia.


Además de la diversidad genética, no es lo mismo que
una manada de leones ataque a cuatro hombres que a
cuarenta o a cuatrocientos. Es muy razonable suponer
que cuando los hombres bajaron por el Nilo y pudieron
sobrevivir a las condiciones de aquellos desiertos poco
arbolados, (y más si pensamos en cruzar el desierto del
Neguev, o el Sinaí, y llegar a la media luna fértil de Asia
Menor o a Europa.; ya se había superado el nivel de
asociación-familia y que ya había un lenguaje primitivo
con leyes que permitieran la convivencia tribal.

También es razonable suponer que (por las huellas


de fósiles y antiguos monumentos) de la llegada de los
primeros hombres a ese y otros lugares de Asia, hasta
que las primeras manifestaciones arqueológicas nos dan
historia, pasaron varios miles de años, tal vez decenas.
en donde se dieron, sin duda, multitud de cauces de
evolución.
Los sobrevivientes en su mayoría son los que
lograron llevar el orden tribal al nivel evolutivo de ciudad,
cambiar los hábitos y establecerse en zonas donde la
agricultura permitió una gran estabilidad geográfica,
contrario a lo que sucede con los grupos que siguen los
pastos o la caza solamente. Aparecen aquí las muestras
de los campos de trigo y cebada, el pan y la cerveza, el
tejido y la cerámica.

Pudo pasar que se asociaran los prehomínidos


antes de la conciencia de sí, tal como lo hacen, digamos,

207
los elefantes, y en función de eso, superar los obstáculos
y llegar a Asia y a Europa. En ese caso, debió haber una
substitución de la población consciente más adelante.

No me cabe duda que hay hombres ahí donde


hay manifestación estética otra que la relacionada
únicamente con el reconocimiento especie-específico.
Esto puede explicar la aparición de grupos disímiles
en lugares como Europa. Recordemos también que los
enfriamientos de la tierra, épocas glaciares, cambiaron
el clima del norte de África y partes de Asia, haciéndolo
más benigno y adecuado para plantas y animales, lo
que facilitaría el tránsito a grupos de animales y de
hombres.

Las antiguas ciudades egipcias, como Buto, Tinis


y Nekhen, las mesopotámicas más antiguas, como Uruk,
Kish, Ur, Akkad, Troya en Africa, Cnossos en Creta, Jericó
en Canaán, en Turquía Katak-Hoyuc, se muestran ya en
proceso de convertirse en nación cuando encontramos
sus restos, siendo común que ejerzan considerable
influencia sobre territorios más bien extensos, sobre todo
para los medios de comunicación de aquel entonces.

Para dejar sólidos restos arqueológicos, era


necesario que la organización social tuviera ya una
considerable especialización y división del trabajo, pues
se aprecian las especialidades de albañilería y textiles,
talabartería, metalurgia, alfarería, agricultura y ganadería
y artistas como orfebres, danzantes, pintores, escultores
y músicos. Los restos de escritura más antigua también
se remontan a este estado avanzadísimo de organización
social, que tardó sin duda muchos miles de años en
gestarse antes de producir tanto resto arqueológico

208
como el que hemos encontrado.
Unidos los hombres ya como grupos que
trascienden a la familia; rotos los lazos familiares por
la distancia genética entre los individuos del grupo,
la tribu perfila como la organización más probable,
aunque es difícil distinguir entre la familia grande de
la tribu pequeña. Sin detenernos por esto, vale la pena
mencionar algunas incógnitas que resultan obvias, por
los espacios que se observan en el rompecabezas que
estamos pretendiendo armar.
Vimos al menos hipotéticamente cómo de la
conciencia de sí, motor de progreso a un alto costo de
vida, se desarrolló la conciencia de otros. Las herramientas
para efectuar este enorme paso en la organización del
nivel evolutivo de los concientes de sí, se manifiestan
en leyes y lenguas, cooperación de distintas técnicas y
siempre la búsqueda del bien común. Sin embargo no se
puede ignorar la omnipresencia de diversas respuestas
a la gran pregunta que el entendimiento manifiesta sin
retardo ni excepción...
–¿Quién es el autor de todo esto?
La conciencia de Dios se hace presente en todos
los pueblos cuyos restos nos llegan. La búsqueda de la
deidad distingue al hombre de los animales tanto como
el reconocimiento de la belleza, la previsión creativa del
futuro, la capacidad de elección entre varias alternativas
(libertad) o la búsqueda del saber en general.

Excluyendo a la Escritura Judía, todas las demás


muestras de respuesta a la pregunta manifestada por
todo entendimiento, tienen una obvia similitud con los
humanos. Los dioses son muchos (tal como los humanos

209
son muchos), los dioses tienen pasiones y diferencias
entre ellos (tal como los hombres se comportan), siempre
tienen forma de hombre o animal: simetría bilateral,
miembros unidos al tronco, se casan, engendran, y hasta
mueren. De Isis, Osiris, Horus y Anubis a Huitzilopochtli,
de Marduk a Brahama, Visnú y Shiva, se manifiesta
la obra a imagen de los hombres, la “mano” humana
manifestada como respuesta a “la” pregunta. La “mano”
de los manipuladores -ayer como hoy- tiende a hacer
que los gobernantes se vean como dioses: faraones y
reyes disputan a la deidad sus poderes y privilegios; se
visten de omnipotencia y hacen enormes monumentos
mortuorios para manifestar su “potencia” (en realidad,
su impotencia ante la muerte). Tienden a correlacionarse
con alguna obvia manifestación de la naturaleza: el
sol, la luna, la lluvia, la muerte, la vida, la guerra, los
antepasados.

Sólo el Dios judío escapa a estas pautas


indeleblemente humanas. Es único. No tiene principio o
fin, es autor de todo. Ni nace, ni muere. Es un Dios con
perfil nada humano... ni animal, ni vegetal, ni mineral;
nada correlacionado con lo que los hombres ven e
imitan burdamente. Es un Dios muy divino. Él se auto-
nombra “Soy el que Soy”, verdad espectacularmente
cierta, ajena totalmente a los nombres que reciben otros
dioses -manifiestamente obra de los humanos- que no
concebimos el ser sin la materia o el movimiento, a
menos que seamos expresamente informados.

Esta es la respuesta del porqué seguiremos la línea

210
de las Escrituras judías como únicas que difieren en su
origen y en su fin. Y entonces ¿qué de los Vedas y libros
sagrados de otras religiones politeístas?

Pues como no toda la energía se hizo materia... ni


todo lo que está en el tiempo está en la vida, lo que no es
de Dios, no puede ser motor de evolución en el contexto
de la conciencia de Dios.

Tal como el primate es similar al hombre y


decenas de especies de primates no son conscientes
de sí, decenas de manifestaciones similares no son
“conciencia de Dios.” Al asemejarse las deidades
politeístas a hombres o cosas que los hombres ven o
imaginan (o les es conveniente), son más reflejo de la
“conciencia de sí”, o de “otros”, que de Dios.

La mente humana, sin ayuda, no manifiesta


otra respuesta a la pregunta ¿quién hizo...?, que una
respuesta muy humana.

Numerosas creencias en diversos continentes dan


peso a esta gran verdad. Con la excepción del Corán,
que aparece miles de años más tarde y que tiene obvia
influencia de la religión judía, no encontramos una sola
manifestación de origen claramente divino más que la
Escritura Judía, que luego se tornará Judeo-Cristiana,
miles de años después, y esto provocado por la acción
de un judío, Jesucristo.

Hay leyes primeras, las leyes de interacción entre


las partículas, las que provocan la expansión del cosmos
hacia los extremos donde se da la frontera entre el ser y
el no-ser, la gravedad, la fuerza fuerte, la fuerza débil y

211
la electromagnética (que son las que a ciencia cierta se
conocen como regidoras del comportamiento del nivel
del tiempo-espacio). Hay leyes segundas -las de la vida-
que conocemos como todas aquellas reglas de orden
genético, fisiológico o bioquímico que gobiernan a los
seres vivos y cuyo resumen se da en la ley de la selección
natural, a la cual están subordinadas todas las demás leyes
de este cauce de creación.
El cauce tercero, el de la conciencia, también tiene
su ley, que gobierna los comportamientos de los que en
ese cauce son, y es la “ley de la conciencia”
El niño, el asesino, el ladrón y el primitivo
hombre de Patagonia descrito por Darwin, claramente se
comportan con una conciencia cargada al “sí mismo”,
desconocedores de la presencia de los otros. Conforme se
vuelven conscientes de los demás, su comportamiento se
convierte en algo orientado al bien común.
Manifiesta el entendimiento la necesidad de
un Dios creador, pero el nivel del cauce de concientes
de sí mismos se refleja en la creencia en dioses que se
parecen a ellos mismos, o son ellos mismos. Por eso,
desecharemos todas estas creencias déicas politeístas o
“fototeistas” (dioses que se derivan de la luz, materia,
vida o humanidad visible) y afirmamos que el único Dios
posible es el creador de la luz: sin tiempo, sin principio,
sin dualidad, sin limitación otra que su propia voluntad. A
esta definición responde solamente el Dios de Abraham
y de Moisés, el Dios Trascendente: “El que Es”, aunque
muchos años después emerge el Islam monoteísta, que
muestra signos de influencia del monoteísmo judeo-
cristiano.

212
Entonces, la ley que emana de ese Dios, tal como
lo narra la historia y se manifiesta claramente en el libro
del pueblo judío, es distinta y más avanzada que la ley de
la conciencia. Por esto es que el pueblo judío camina por
nuevo cauce, distinto a los demás pueblos “politeístas-
fototeístas”. Lo llamaremos la “tendencia a la Verdad” y,
como es de esperarse, debe de tener efectos muy positivos
en cuanto a la capacidad de supervivencia de sus
encausados. Esto se demuestra analizando la influencia
que ha tenido en la humanidad entera, como fundamento
de la civilización occidental.
La tendencia de la Verdad nace como nacen otros
cauces, en discretas proporciones. Compiten contra
rumbos bien establecidos de anteriores caminares,
integrando las principales características de las formas
exitosos del pasado, pero aceptando nuevas leyes que les
permiten avanzar en complejidad.
En el tiempo, la vida y la libertad, se abre la nueva
tendencia a la Verdad, donde la nueva ley determina
nuevo derrotero. Tal como las primeras leyes llevaron a
los avanzados sistemas siderales, las leyes de la vida a
complejos organismos y la ley de la conciencia a variadas
civilizaciones, ahora avanza la creación por nuevos
senderos hacia su destino.
La historia nos llega por un libro escrito por Moisés.
Nos muestra al “padre” de este nuevo cauce, Abraham,
profundamente consciente de Dios.
“Dios habla al Patriarca”, dice Moisés, manifes–
tándose “El que Es” por medio de las formas más
avanzadas del entendimiento, llevándolo al desierto con
su familia, pero lejos de su tribu y su ciudad. El nuevo
cauce requiere de esa independencia.

213
Lleva consigo abundante carga de civilización:
lenguaje, animales domésticos, herramientas, tecnología
para hacer tiendas y armas, etc. Pero no lleva a aquellos
dioses manifestación de la “ciencia” del hombre; le es
dada la nueva “ley de la fe” y obedece Abraham a la
Palabra, como obedece un planeta a la gravedad del
sol.

Una nueva ley norma la vida de la descendencia


de Abraham. Primero, el conocimiento Del que Es,
manifestada por Isaac y Jacob, de donde nacen doce
tribus, esclavizadas por cuatrocientos años, sin perder la
conciencia “Del que Es”.

Sabemos a ciencia cierta que Moisés, nacido


en Egipto (África otra vez, curiosamente) los lleva de
regreso a Asia por senderos elaborados. Cuarenta años
después, muertos todos los adultos contaminados con
la influencia de dioses paganos, borrada la imagen de
Isis y Osiris que pudiera quedar en los cerebros viejos,
fortalecida la fe en Dios por manifestaciones repetidas
de poder excepcional, como el paso del Mar Rojo y la
caída de los muros de Jericó, se establece nuevo cauce
en la tierra prometida de Canaán.

La nueva ley es profundamente elaborada,


aunque se resume en diez mandamientos. Los libros
que escribe Moisés contienen una serie de reglas de
observancia profundamente avanzadas, y que permiten
la vida en lugares pobres en agua, con elevada densidad
de hombres y animales. Protegen estas leyes de
enfermedades transmitidas por el cerdo, por ciertos peces,
por contacto entre los hombres, por contacto sexual.
Muestran un increíble conocimiento de los requisitos de

214
supervivencia y subrayan sin cesar la necesidad de la
conciencia de Dios, para que pueda existir el cauce de
Verdad, tal como el agua se requiere para la vida o la
energía para el movimiento.

Prosigue una secuencia de eventos que se pueden


sintetizar en un alejamiento de los individuos del cauce
de la obediencia Del que Es, y luego de nuevo la
manifestación de poder de Dios, que les obliga a bajar
su “dura cerviz” ante la legislación del Creador que
abre cauce nuevo. Moisés es apertura de la sinfonía de la
nueva tendencia de obediencia. Su pluma es conducto
de nueva Ley (El Decálogo y los libros de carácter
legislativos del Pentatéuco: Levítico y Deuteronomio)

La conciencia sola no podía ya llevar a la creación a


cimas más elevadas, por lo que el Entendimiento Creador,
el que ordenó a la materia obedecer a la gravedad, el
que ordenó a la vida obedecer a la selección natural,
el que puso cerca del entendimiento del creado una ley
de conciencia, que permitió al hombre “conciente de
sí” caminar hasta la civilización, ahora actúa según su
modo para dar ley al cauce, para legislar el progreso,
para llevar la creación a nuevas cimas de perfección.

Aceptamos sin dificultad el cauce del tiempo,


en donde materia y energía interaccionan, en donde
gravedad y fuerzas nucleares y eléctricas mandan y
determinan una evolución que va del fotón al cúmulo
de galaxias.

Aceptamos también sin dificultad el cauce de


la vida, en donde la selección natural determina qué
forma vive, que fisiología subsiste, qué comportamiento

215
manda, y dónde la evolución camina del plasmidio a
primitiva bacteria reductora de azufre (según parece) y
hasta la tribu de primates hacedores de herramientas.
Más difícil será aceptar el cauce de libertad o
entendimiento, en donde la conciencia va determinando
comportamientos que evolucionan, de la creatura cerril,
familiar, radicalmente agresiva y posesiva, solitaria y
probablemente asesina y antropófaga, a la nación, con
legislación ordenada al bien común, murallas, técnicas,
oficios y enseñanza especializada.
Ahora se enfrenta un nuevo nivel de evolución.
La nueva ley determina nuevo tendencia: “tendencia
de la Verdad”, puesto que contesta con verdad aquella
pregunta que se produjo con violencia en el hombre
primitivo y atrapa aún al hombre actual al confrontar su
entendimiento a la verdad de la creación:
-¡¿Quién?!... ¡¿Quién hizo todo esto?!
En verdad que sólo el ser subsistente pudo hacerlo.
Aquél que no cambia con el tiempo, porque no está en el
tiempo: “El que Es”.
El que no engendra con materia, porque no está en
la materia: El de voluntad fecunda, el Todopoderoso.
Aquél cuyo entendimiento no está en el cerebro,
limitado al tiempo y a la vida: El Entendimiento Legislador,
porque no sólo entiende las leyes, sino que las dicta. El
Verbo, la Palabra, porque basta la manifestación de Su
Voluntad para que sea.
El Uno, porque no cabe en lógica que haya varios
todopoderosos, pues entonces el poder de uno limitaría
al otro.

216
El Amor, pues de otra manera no generaría ser
ajeno a sí, ya que el egoísta no da de lo que tiene.
El perfil de la nueva manifestación del Entendimiento
Creador es tal que lo distingue de otros simulacros
de verdad, tal que el nacimiento, el crecimiento y la
multiplicación de los cristales, son no más que simulacro
de vida.
Para aceptar este cauce se requiere el
convencimiento de la existencia del Ser Subsistente;
la fe, realidad vigorosa que ha sido tronco del árbol de
Occidente.
No hay quien no acepte la existencia de la fe.
Pero sí hay quien no tenga fe. Para ese, ha llegado
el fin de este escrito.
Nada entenderá de lo que vendrá a partir de este
cauce de evolución. Como la piedra no aprecia la música,
él no podrá apreciar el resto de la creación. Quedará con
los helechos y las cucarachas en un nivel limitado de
evolución. Ni piedras, ni plantas ni animales creen en
Dios, y algunos hombres tampoco. He aquí el límite que
a muchos detiene.
No vendrán con nosotros plantas o animales,
cargas eléctricas ni hombres del cauce de la conciencia
sola. Les diremos “hasta luego”, y que Dios en el tiempo
les permita avanzar, para que puedan algún día apreciar,
junto con los más evolucionados, el Horizonte de la Obra
de Dios.
Trataremos, sin embargo, de cuidar y respetar esos
Reinos de la naturaleza, cimiento de otros cauces. Si no
hubiera materia... ¿habría vida?; Si no hubiera vida...

217
¿habría conciencia? y a la vez agradecer a aquellos
que, antes de nosotros, optaron por caminos de alta
evolución y nos llevaron a ser hombres, concientes de
Dios y con apertura de mente y espíritu para aceptar
gustosos nuevos cambios hacia nuevo desarrollo.

Luego de los cauces del tiempo, la vida y la


libertad, viene este nuevo cauce, la “Tendencia a la
Verdad”.

Según nos narra el primer libro histórico escrito


por Moisés, el concepto del Dios único viene de mucho
atrás; del primer hombre, nos dice, y no nos es imposible
creerlo. El concepto de Dios se da con naturalidad, y de
él se derivan diversas formas de politeísmo cuando no
se defiende el rigor de la Verdad sobre la imaginación
acomodaticia de los humanos.

Defienden este concepto algunos hombres, como


Enoc y Noé, que se pierden en un pasado lejanísimo.
Más cercano se nos muestra a Abraham, con todo y
su lugar de nacimiento, Ur de Caldea. La narración de
cómo el Patriarca hace una familia, que camina a la
tribu y nación, nos certifica la certeza de estos relatos
de antiquísimo origen, pues es así como evolucionan los
seres vivos, ordenándose y sumándose. Se van asociando
hasta volverse conjuntos cada vez mayores.

Sin duda, así fue en todas las naciones actuales


que, como la judía, demuestran su pasado por el hecho
de estar en el presente. El relato de Moisés en el Génesis y
hasta el Éxodo, da prueba radical de veracidad, al mostrar
tal grado de ciencia, imposible de lograr por hombre

218
alguno sin el auxilio directo de un Entendimiento más
allá del hombre mismo, y menos en ese remoto pasado.

La legislación, la historia, la teología, son en


verdad asombrosas, y contagian aun sensiblemente
al mundo, casi cuatro mil años después de muerto el
Patriarca del Sinaí. Sin muchas de esas normas de
convivencia e higiene, aquella tierra semidesértica no
podía habitarse. De hecho, ese era el motivo por el que
estaba casi virgen cuando los Judíos llegaron a ese lugar
con sus ganados.

Luego de Moisés, la tendencia antropomórfica


del entendimiento humano pronto empezó a mostrar
los derroteros del politeísmo que afectaban a otras
poblaciones menos evolucionadas. El contagio de
creencias de dios ajenas a la Verdad se dieron con
frecuencia, a lo que la Ley Escrita contestaba con
severísimos llamados al orden de la Verdad, y el reclamo
de obediencia se hacía cada vez más y más presente.

Los Reyes como Salomón y David; los profetas


como Elías e Isaías, van conformando con más ley el
nuevo cauce, en el que la obediencia se va haciendo
palpable. La nueva ley va llevando a algunos organismos
de este cauce a niveles de mayor perfección, en función
de la obediencia que dan a la Verdad, en relación
a sus actos, llenos de sentido en el contexto de la fe,
en sus fiestas y costumbres; arraigadas en esclavitud y
cautiverio, persecución y batalla, victorias y derrotas,
ritos, sacerdotes y espléndido Templo de Jerusalen.
Pronto estos escritos se convierten en una pauta de

219
reconocimiento y adquieren gran fuerza, entonces y en
nuestros días.

Silenciosamente, el cauce de verdad va dando


cabida a aquellos que creen y a aquéllos que obedecen.
La creencia en el Dios único de Israel se contagia a otros
pueblos vecinos, y se demuestra en escritos del rey de
Babilonia, Nabucodonosor, quien se confiesa creyente,
según lo narra el profeta Daniel en el pasaje de los niños
que sobreviven al fuego cantando, pero jamás obediente
a la Ley del Dios de los judíos.

La larga secuencia de acciones de la Ley de la


Verdad acaba por dar forma a un Reino de Primates
hacedores de herramientas, conscientes de sí y de otros,
con conciencia de Dios (fe) y obedientes a la Ley de
Dios, que se escenifican vivamente en el libro de los
Macabeos.

Mueren siete hijos de la familia de los Macabeos,


uno por uno, defendiendo la Ley, y luego la madre
que los alentaba. En vez de llorar y huir a la vista del
cuerpo destrozado de algunos de sus hijos, encabeza
la voluntad determinada de entregar la vida en martirio
antes de ignorar el mandato de la Verdad.

Con esta determinación, todo está listo para abrir


nuevo cauce de Creación, nueva Ley, nueva participación
del Ser Trascendente a Su Creación.

Y a todo esto, en este capitulo, que hemos llamado


“alma”, aún no hablamos de ella.

En el modo de las ciencias naturales, cada vez


se acostumbra más a pensar que lo visible constituye lo

220
científicamente aceptable y si el conducto ocular no
recibe color o forma, luego no es sujeto de ciencia. El alma
no se ve. Su creación dista mucho de la forma de la luz.
La única interfase, el único “instrumento” que manifiesta
el alma es el cuerpo humano. Esto abre un abismo
entre el microscopista, el astrónomo o el entomólogo,
que desean ver el cilio, la desviación de las series del
hidrógeno o los élitros, porque el alma no responde a
la vibración electromagnética que llamamos luz. Sin
embargo el concepto es bien aceptado por numerosos
hombres y civilizaciones. Las pirámides egipcias,
los entierros mayas, la veneración a los ancestros, los
nirvanas budistas, todo juicio trascendente supone la
existencia de aquellos ojos, que detectan belleza y que
exige identificación con lo creado y con el Creador.

¿Cómo explicar la luz a la piedra? ¿Cómo explicar


el alma a un fotólatra o adorador de la luz? La piedra,
expuesta a la luz, se calienta. El adorador de lo que ve,
expuesto al alma, baila, ríe, llora.

Pero la piedra no ve la luz, como el fotólatra


no hace suyo el concepto que lo hace trascender a
mayores niveles de creación. Aceptemos pues a la
piedra sin receptores de energía luminosa y al fotólatra
sin conocimiento de su visión trascendente, son parte
también de la creación. Veamos la piedra con agrado,
que es materia con potencia a ser algún día cauce de
vida. Seamos gentiles con el limitado a lo que su sentido
le dice, aunque su lógica sea por demás primitiva. La
intrascendencia lo descubre, sin por eso dejar de ser un

221
ser trascendente, que puede obedecer a su conciencia
en la libertad como la piedra obedece a la gravedad en
el tiempo.

¿Quién hizo a la gravedad invisible? pues el


mismo que hizo al alma invisible. Tiene que haber luz
o derivados de la luz (como la materia) para que se
manifieste el tiempo o gravedad, de la misma forma en
que tiene que haber hombre o civilización para que se
manifieste el alma. Luego, ¿qué es el alma?

Si hemos aceptado la definición de que la luz


es una energía electromagnética (según la definen los
científicos), digamos que el alma es una forma de
creación taxiotrascendente, es decir, que se orienta y
busca la trascendencia; que responde a lo bueno, lo
bello, lo sabio, lo lógico, lo eterno, lo infinito ¿Qué otra
cosa hay que tenga esta característica?

Además, como Dios permitió a la luz expandirse


hasta una “nada” sin límites, frontera del espacio, permite
al alma estar hasta un “algo” sin límites: la inmortalidad.
El Omnipotente sabe su hacer y dirige Su creación hasta
nueva evolución.

222
Capítulo II
Alma
De la conciencia de sí, al pueblo judío

2. Al modo de las ciencias


teológicas. Sagradas Escrituras
formó Yahvé Dios al hombre del polvo de la tierra e insufló
en sus narices aliento de vida, de modo que el hombre
vino a ser alma viviente”.13
Efectivamente sabemos que el alma insuflada
vivificó a un cuerpo de materia. De ahí la conciencia,
que se dio en concordancia con la adaptación del
órganos en donde las potencias del alma se manifiestan,
el cerebro avanzado del hombre.
“Y plantó Dios un jardín en el Edén, al oriente,
donde colocó al hombre que había formado”.14
Este pasaje puede interpretarse de distintas
maneras. Straubinger comenta que esta palabra, de
origen sumerio, significa llanura fértil; llanura donde
prosperan todos los frutos. La traducción de la Vulgata,
en vez de oriente, dice “desde el principio”.
“Yahvé Dios hizo brotar de la tierra toda clase de
árboles de hermoso aspecto y (de frutos) buenos para
comer”.15
Nos recuerda este pasaje, sobre todo si lo
enmarcamos como siguiente a aquél donde se afirma

13
Gén. 2, 7.
14
Gén. 2, 8.
15
Gén. 2, 9.

223
que el Edén está al oriente, en la llanura fértil... desde
el principio... ¿El principio de qué?... El oriente, donde
sale la luz, ¿será la luz del principio, la Creación que
vimos en las primeras páginas de este libro? Porque ahí
sabemos que Dios sembró árboles hermosos de frutos
excelentes: su semejanza.
“...y en el medio del jardín el árbol de la vida”.16
Si proponemos que el jardín del Edén es la
Creación misma, ordenada a Dios, el árbol de la vida
que Dios sembró en su Creación es la vida misma (notar
que primero sembró el árbol de la vida) nos sugiere que
Dios da relevancia a la vida sobre la no vida. Por el
hecho de que está en medio del jardín, es entonces la
vida la cúspide de la Creación en ese momento (antes
de Adán).
“... y el árbol del conocimiento del bien y del
mal”. 17

Si seguimos la lógica anterior: luz... luego vida...,


parece llevarnos a suponer que la libertad es el árbol
del conocimiento del bien y del mal, aquello cuyo fruto
puede ser para el bien o para el mal. Adán, y después
Eva, pueden comer de ese fruto.
“Del Edén salía un río que regaba el Jardín...”18
Si afirmamos que el Edén es la Creación, y el jardín
es donde se dan los dos árboles: el de la vida y el de la
libertad, entonces el río que permite el crecimiento será
la acción de Dios; Su Amor, que en el Edén (la Creación)

16
Gén. 2, 11.
17
Gén. 2, 9.
18
Gén. 2, 10.

224
se manifiesta como el tiempo, cauce en que participa
Dios el Ser.

“...y desde allí se dividía y se formaban de él


cuatro brazos:...”19

Coincidentemente son cuatro los cauces de


Creación con los que nos hemos topado hasta el
momento: tiempo, vida, libertad y Verdad. Con Adán
ya hay Verdad, puesto que Dios les habla y le da Ley.
Adelante abundaremos en el tema.

“El nombre del primero es Fisón, el cual rodea


toda la tierra de Havilá, donde está el oro”.

El oro está en el tiempo y no en la vida, como


mineral que es; y el tiempo, en el que la Creación da
gloria a Dios, es en verdad valioso.

“El nombre del segundo río es Gihón, que circunda


la tierra de Cus. El tercer río se llama Tigris, el cual corre
al oriente de Asur, y el cuarto río es el Éufrates”.20

Este pasaje ha hecho a muchos afirmar que el


Edén se encontró en Mesopotamia, por la semejanza de
nombres entre los últimos ríos que menciona el Génesis
y los ríos que circundan esa región del Asia.

La localización geográfica del Edén ha sido


sumamente controvertida, y ninguna de las proposiciones
se ha demostrado, ni por modo teológico ni por modo
científico. Algunos autores lo ubican en la India, China
y hasta en América.


19
Gén. 2, 10.

20
Gén. 2, 13.

225
En nuestro relato hipotético en el capítulo
anterior, tratando de conciliar fósiles y genética, se ubicó
el principio de la humanidad en el África oriental, de
donde, curiosamente, se originan varios ríos muy grandes
también. Sin embargo, al no saber en que momento se
infundió el alma, esto no deja de ser mera hipótesis.

El colocar el alma en la cuna del hombre hacedor


de herramientas, sólo pretende reafirmar la posición
de que todos los hombres tienen alma inmortal. Si se
pospone el primer hombre a un horizonte de digamos,
menos de cincuenta mil años, resultaría que muchos
hombres de diversos continentes no serán hijos de Adán
ni tendrán alma. Como aún los más primitivos habitantes
de la tierra tienen esas características, al igual que los
más alejados hombres de la selva (como la amazónica)
o lugares remotos como la Patagonia o las islas australes,
y los simios más evolucionados no las tienen, entonces
nos es lógico suponer que la acción de animar con
alma al simio se dio antes de la dispersión del hombre
fuera de África, hacia otros continentes. De otra manera
caeríamos en el poligenismo, es decir, varios Adanes,
lo cual es remoto en términos genéticos y opuesto a la
Escritura.

La tesis de orden teológico que deseamos sostener,


excluye la común tendencia de los humanos a pretender
que los actos de Dios de den con las limitaciones de los
actos de los hombres (antropomorfismo). De ahí que el
término río se quiera usar con la similitud de los ríos que
los hombres conocemos. Para Dios, el tiempo es un río

226
de Creación, cuyas aguas llevan la participación del ser,
en medio de la nada.

Para Dios, cualquier galaxia, planeta, tiempo y


condición, es pasto fértil para sus designios. De ahí que
nos parece que el antropomorfizar los términos de este
pasaje, aleja al lector del verdadero significado, con
horizonte de Dios. Si aceptamos que el Edén se dio en
el tiempo, la vida, la libertad y la Verdad, encontraremos
que infinidad de sitios geográficos eran buenos para el
Edén (como lo demuestra el hecho de darse multitud
de teorías factibles, por boca de comentaristas serios).
Sin embargo, ninguno de estos pretendería que el Edén
está fuera de los cuatro cauces de Creación que aquí
propongo.

“Tomó, pues, Yahvé Dios al hombre y lo llevó al


Jardín, para que lo labrara y lo cuidase”21

Este pasaje es muy ilustrativo. Dios da un claro


sentido al hombre, como parte de la Creación y como
portador del cauce de libertad y verdad dentro de ella
¿Pueden labrar y cuidar los animales, que no tienen
libertad y verdad?

“Y mandó Yahvé Dios al hombre, diciendo: «De


cualquier árbol del Jardín puedes comer, mas del árbol
del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque
el día que comiereis de él, moriréis sin remedio»”.22

Este pasaje, junto con Gén. 2, 9 (...en medio del


jardín, el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del

21
Gén. 2, 15.

22
Gén. 2, 16.

227
bien y del mal) han sido controversiales. ¿Serán árboles
del reino vegetal, o habrá aquí también una tendencia
a entender las cosas de Dios como si Él estuviera
contagiado de las limitaciones de los hombres?

En el Éxodo, Dios da diez mandamientos al


hombre por conducto de Moisés. ¿Será posible que este
mandamiento de la ley de Dios, dado en el Edén, difiera
tanto de los Diez Mandamientos dados también por
Dios en el Sinaí?

Siguiendo la línea de la coherencia de la legislación


divina, podemos analizar los tres mandamientos dados
al hombre en el Edén.

El primero en aparecer es: “Dios llevó (al hombre)


al jardín de Edén para que lo labrará y lo cuidase”23

El segundo mandamiento que aparece en el relato


bíblico es:

“Sed fecundos y multiplicaos, y henchid la tierra


y sometedla”24

Y el tercer mandamiento de la ley de Dios en el


Edén, dice así:

“De cualquier árbol del jardín puedes comer,


mas del árbol del conocimiento del bien y del mal no
comerás...”25

La Escritura es clara y, además, es interpretación


universalmente aceptada, que el pecado de Adán, por el

23
Gén. 2, 15.
24
Gén. 1, 28.
25
Gén. 2, 16.

228
que Dios le mandó salir del Edén, fue una desobediencia
relacionada con comer el fruto del árbol del bien y del
mal, y en orden a la soberbia. Analicemos esto con lo
ya visto.

Con respecto al primer mandamiento, parece


ser que Adán no lo cumplió tampoco, pues parte del
castigo por su desobediencia fue el tener que trabajar
dolorosamente la tierra para subsistir.26 ¿Por qué había
de castigarlo Dios por algo bueno que hacía, poniéndolo
a hacer lo que hacía? Luego, no lo hacía.

Con respecto al segundo mandamiento, parece


ser que hubo desobediencia. En el Edén, Adán no se
multiplicó, a pesar de haberle dado Dios compañera.
Sus hijos fueron concebidos fuera del Edén.

Y el tercer mandamiento no lo obedeció. Lo


sabemos porque es el motivo de su caída, según el
Génesis.27

Repasemos los tres mandamientos para buscar


alguna luz en cuanto a qué consistió el fruto del árbol
prohibido.

El mandamiento: “Sed fecundos...” es un


mandamiento de vida. Sin la fecundidad de los primeros
padres, no habría género humano.

El mandamiento, “...lo labrara y lo cuidase (el


jardín)” es no sólo un mandamiento de vida. (¿Cómo
será fecundo un linaje si no tiene qué comer?) Mas tiene


26
Cfr. Gén. 3, 17.

27
Cfr. Gén. 3, 17.

229
que ver –pienso– con los cauces subsecuentes al de
la vida ¿Cómo será para Dios un linaje si no colabora
con la Creación según la diseñó Su Entendimiento; si se
opone a cultivar el nivel de Creación que encomienda
al hombre: la Libertad y la Verdad? Sería aceptar que
Su Gloria no debe buscarse, pervirtiendo el orden de la
Creación. ¡Imposible!
El tercer mandamiento en Edén adquiere entonces
un significado obvio. El árbol de la vida ha de cultivarse.
Las acciones del hombre en función de la dirección
deseada por Dios para Su creación, son buenos. Pero
del fruto apetecible del árbol que produzca un bien –
produciendo simultáneamente un mal– Adán no debe
disponer.
Vida humana la puede producir Adán. Lo opuesto
–no vida o muerte– no le es permitido, aunque de aquello
le derive algún “bien” para él.
Libertad y conciencia, también puede estimularlas.
Lo opuesto: inconsciencia, esclavitud, dependencia,
legislación adversa a la libertad, desordenar los actos a
los objetivos de Dios y Su creación, le es expresamente
prohibido.
Verdad, también puede producirla. Puede indagar
y comunicar todo aquello que es ordenado a la Verdad.
Debe guardar con celo la Verdad expresada por Dios.
Para ello, Dios le faculta de lenguaje. Mentira no debe
producir, ni ocultar verdad alguna en perjuicio de otro,
aunque aquello le produzca “provecho”.

En verdad que Adán desobedeció, la sencilla pero


trascendente legislación que Dios le dio.

230
Vimos por qué parece que Adán no cumplió ni el
primero ni el segundo mandamiento. Es un hecho que
tampoco cumplió el tercero, según las Escrituras.

A los apologetas de otros siglos, que veían a Adán


solo, rodeado de animales muy distintos a él, les sería
imposible discernir de la manera como lo haré en los
próximas páginas.

Adelantaré unos párrafos escritos en el cuarto libro


para ayudar a entender la próxima exposición sobre los
principios del género humano y sobre la descripción del
Génesis, interpretados en forma teomórfica, comparando
los actos del primer Adán y la primera Eva, con los del
segundo Adán (Cristo) y la segunda Eva (María).

<<El sacrificio con que el Hijo glorifica al Padre,


tiene poder de borrar la afrenta del pecado provocado
por Satán con la complicidad de Adán y Eva.>> Si
recordamos la versión que del pecado original se hizo
en el libro segundo de este trabajo, se pueden ver con
detalle algunos argumentos iluminadores.

Ahí, aprovechando la postura de la Iglesia28


respecto a que lo expuesto en el Génesis, al afirmar de
este libro de la Biblia que está compuesto con imágenes
en un lenguaje simbólico, comentamos por qué nos
parece que el primer pecado fue de asesinato y tal vez
canibalismo. Esto adquiere sentido en el contexto de la
forma de la Redención. Para dar más explicación que
la que dimos anteriormente, recordemos en paralelo
algunos hechos:

28
CIC, 362.

231
En la caída:

... En la Redención:
1. La que lleva la palabra del maligno, es mujer
hecha inmaculada.
...La que lleva el Verbo de Dios es mujer hecha
inmaculada.

2. El que cae es el hombre empujado por Satán.


...El que se levanta es el hombre rescatado por
Dios.

3. La mujer escucha a la serpiente.


...La mujer pisa a la serpiente.

4. La mujer no procrea en paraíso a la “semejanza


de Dios”, contrario al mandato de Dios.
...La mujer procrea a la “semejanza de Dios”, en
total obediencia al mandato de Dios.

5. ¿Adán no trabaja según mandato de Dios? (Ref.


Labrar y cultivar el jardín)... Cristo trabaja.
6. Adán nos hace perder la Gracia.
...Cristo nos hace ganarla.

7. Adán ofende a Dios.


...Cristo glorifica a Dios.

8. Satán lleva la Creación al caos.


... Cristo lleva la Creación a la Gloria.

9. Eva produce el linaje maldito.


...María produce el linaje de los hijos de Dios.
(Jesús los afilia al Padre)

10. Eva produce hijo(s) asesino(s).

232
...María, hijo(s) mártir(es).

11. Adán y Eva mienten y se esconden de Dios.


...Jesús es Dios verdadero y María es veraz y da
la cara a Dios.

12. Adán pierde la paternidad de los hombres


por causa del maligno.
...Jesús recupera la paternidad para Dios Padre.

13. Eva es castigada con la mancha del pecado


en su descendencia.
...María nace inmaculada. Concibe el perdón
para su descendencia

14. Adán peca contra Dios por falta de Amor a


Dios (¿y al prójimo?)
...Cristo es Dios y es Amor. Muere por el próximo.

Después de esta secuencia, no nos cuesta trabajo


adicionar esta posibilidad:

16. Adán come el cuerpo de los hombres. (¿?)


...Cristo da de comer Su cuerpo a los hombres.

17. Adán bebe la sangre de los hombres. (¿?)


...Cristo da a beber Su Sangre a los hombres.

La duda de si los hermanos de Adán son en


verdad prójimo para él, se me resuelve cuando analizo
si los no bautizados son en verdad prójimo para los sí
bautizados.

Algunos motivos parecen sugerir que Adán


estaba rodeado de seres casi idénticos a él (posibilidad
fuertemente sugerida por la abundancia fósil),

233
posiblemente hermanos, tíos, sobrinos y otros primates
hacedores de herramientas. Esta similitud terminaba en
la conciencia y por supuesto, el alma de semejanza con
Dios.

Podía cultivar el jardín para colaborar y compartir


con otros seres su existencia, a imagen de Dios, que hizo
y compartió Su existencia por medio de Su Creación.

Pero podía también matar, mentir, esclavizar,


limitar, e imponer leyes opuestas a la vida o a la verdad.
Como animales que eran, podía disponer de ellos como
alimento29 pero para el omnívoro, cazador y carroñero,
los “demás” animales que podía comer, no eran
ciertamente sus hermanos.

Aquellos portadores de la genética que tal vez


pudiera conducirlos a la vida consciente en un par de
generaciones, ayudando a llevar a la Creación a su fin
último, podían ser materia de abuso por parte de Adán.
El bien que podía obtener era... no trabajar. El mal que
hizo tal vez, fue atacar a la vida y a la libertad potencial
de sus físicamente semejantes.

Esta tesis es muy agresiva en cuanto a que difiere


de lo expuesto por Padres y Doctores, quienes siempre
vieron a Adán y Eva rodeados por seres radicalmente
diferentes a ellos, con los que la procreación de hijos de
Dios era imposible. Me parece que no fue así.

Otro elemento de juicio que me hace pensar


en esta posibilidad de convivencia de prehomínidos

29
Cfr. Gén. 1, 29.

234
con hombres, es lo expresado en el Génesis30 donde
se afirma: “... y vieron los hijos de Dios que las hijas
de los hombres eran hermosas, tomaron de entre todas
ellas las que les agradaron. Entonces dijo Yahvé: «No
permanecerá para siempre mi espíritu en el hombre, a
causa de su delito»...” y ¿por qué será delito, si la Ley que
les dio era de reproducción y los hombres muy cercanos
a Dios, ya después de la Ley de Sinaí, tenían muchas
mujeres, como David o Salomón? ¿No será posible que
haya habido gran abuso de los conscientes sobre los no
conscientes en cuanto a este delito que menciona la
Escritura?

El detalle de si mató, comió sus carnes, esclavizó,


o engañó en provecho propio, no lo sé. Sin embargo, el
comportamiento de Caín con Abel tal vez sea indicativo
de lo que Adán hizo con sus hermanos primates. “De tal
palo, tal astilla” diría, al escuchar esto, un campesino
de nuestros días. San Agustín de Hipona, cimiento de
Occidente, califica el pecado de Adán como un pecado
“inefablemente grave”31

Sabemos que Adán también mintió a Dios luego


de la desobediencia. No quiso darle la cara después de
lo que había hecho. Se tapó, para no ser visto; más con
el estilo de los que esconden pecados en la confesión, o
se niegan a confesarse, que con el criterio de cubrir un
cuerpo que siempre había estado descubierto (o tal vez
la desnudez a la que alude el Génesis, está en función
de la sinceridad con que actuaban).
30
Gén. 6, 2.
31
Op. imperf. C. Iul. I 105.

235
Quisieron esconder a Dios sus actos ocultándose
(oposición a la verdad), que es también fruto de la
libertad que Dios les había dado para bien (verdad) y no
para mal (oposición a la verdad). Vemos como Caín usa
la misma técnica cuando Yahvé le pregunta por Abel32
escondiendo de nuevo la verdad.

Y es Caín de nuevo maldito por matar a su


hermano, tal cual fue maldito Adán.33 De ahí que me sigue
pareciendo que hay semejanza entre estos dos pecadores
y, por desgracia, con muchos pecadores más.

Tal pudo haber sido el pecado de desobediencia


de Adán: No vida, y además, muerte y mentira.

Y de Eva... ¿Qué...?

Eva debió de haber sido un pariente de Adán.


Salió de su costado, de su carne, “... es hueso de mis
huesos, carne de mi carne”34

El hecho de que tal vez fuera pariente muy cercano,


como su hermana, o tal vez su hija, tampoco debe de
sorprendernos por ser incestuosa. Según la interpretación
tradicional, los hijos de Adán debían necesariamente
cometer incesto.

En una especie con gran dinamismo de evolución,


como el primate prehomínido, muy probablemente
existían comportamientos que evitaran la procreación
entre parientes (de hecho existe en especies varias,
como la abeja). Sin embargo, un comentario de la misma
32
Cfr. Gén. 4, 9.
33
Cfr. Gén. 3, 17.
34
Cfr. Gén. 2, 21 y ss.

236
Escritura nos da un indicativo del cómo pudo haber sido
esta unión:

“Dios sumió a Adán en un profundo sueño”35 y


luego de este sueño se le presentó Eva. Es decir, tal vez Dios
privó a Adán de cierto nivel de obediencia y conciencia
con respecto a las costumbres o comportamientos
instintivos de los primates hacedores de herramientas,
suponiendo que fuese necesario.

Si esta Eva recibió la morfología cerebral requerida


y el insuflo del alma, ambos requisitos para ser verdadera
compañera de Adán, entonces Adán podía reconocerla
por los síntomas de la conciencia y del alma que hemos
mencionado.36 La conciencia, la risa, la danza, la
capacidad de comunicarse, de entablar diálogo, de la
ética, el apreciar la belleza, etc., harían de Eva un ser
semejante a Adán, quien sin duda exclamaría:

“¡Esta vez sí es hueso de mis huesos, carne de mi


carne!”37

En las Escrituras, Dios nos muestra esta misma


situación con Lot, quien procrea con sus hijas38 y la Ley
Escrita contra el incesto no se da sino hasta tiempos de
Moisés.39

La Escritura nos muestra a Eva incitadora del


pecado de Adán.40 El castigo dado a Eva nos muestra tal
vez el carácter de su desobediencia.

35
Gén. 2, 21.
36
Cfr. CIC. 33.
37
Gén. 2,21.
38
Gén. 19, 30 y ss.
39
Cfr. Lev. 18, 1 y ss.
40
Cfr. Gén. 3, 6.

237
Primero, es madre de Caín y Abel, asesino y
asesinado, por lo cual tal vez podamos entender que
es posible que, de esa naturaleza, también fueron sus
culpas, en función de la justicia de Dios. Al incitar a
Adán a comer del árbol no del de la vida, como debiera,
sino del bien y del mal,contra la vida, cometió el pecado
de Adán, junto con él.

A Eva le es dado como castigo el parir con dolor.


¿Será posible que por ese motivo se haya dilatado el
engendramiento de sus hijos hasta después de la salida
del Edén? Un comentario bíblico ciertamente lo sugiere:
Después de la expulsión del Edén, “conoció Adán a Eva,
su mujer, la cual concibió y dio a luz a Caín...”41

Aunque la Escritura no menciona que los


primeros padres evitaron de alguna manera consciente
ser fecundos según el primer mandamiento de la Ley de
Dios en el Edén, nos llama la atención que de ese fruto
de vida no hayan producido dentro del paraíso, siendo
entonces ajenos al árbol de la vida en ese aspecto.

No podemos saber si mis argumentos tienen trazas


de verdad. ¡Tanto se ha dicho al respecto! Me parece
que cuando Eva se hace consciente de los esfuerzos
para producir una familia, prefirió esperar y dilatar el
engendramiento. De ahí que se le castigue con una pena
relacionada con el dar a luz.

Los animales no son conscientes de la correlación


entre el apareo y el nacimiento y menos con el esfuerzo

41
Gén. 4, 1.

238
necesario para sacar adelante a una familia puesto
que actúan sólo bajo el mando del instinto. Al dársele
conciencia a Adán y a Eva, es muy posible que se hayan
opuesto al primer mandamiento: “Sed fecundos...” Esta
desobediencia es, por desgracia, la mar de frecuente en
nuestros días. Por esto, la muestra de lo que pasa cuando
la conciencia da la alarma del sacrificio requerido para
procrear, es evidente.

Y del Edén... ¿Cómo fueron expulsados?

Si seguimos el argumento de las primeras líneas


de este capítulo, que el Edén es la Creación, entonces no
pudieron haber sido expulsados (físicamente hablando),
pues siguieron en ella.

Claro que se habló de la Creación dirigida a


buscar la semejanza con el Creador: la Creación misma
ordenada a Dios. Luego podían los primeros padres
entender que todo aquello que veían era un camino
para la Gloria de Dios y de ello disfrutaban, a la vez que
gozaban de la conciencia y la belleza. Veían también la
manera de llevar a la Creación hacia su propio provecho
inmediato.

“Hagamos al hombre a nuestra imagen y


semejanza...”42

“Y formó Yahvé Dios al hombre, del polvo de la


tierra e insufló en sus narices aliento de vida, de modo
que el hombre vino a ser alma viviente”43


42
Gén. 1, 26.

43
Gén. 1, 7.

239
Es difícil entender lo que sucedía en Edén para
aquéllos que caminan ya fuera de sus fronteras. Para los
primeros padres, cuya alma venía del aliento de Yahvé,
aliento mismo que Cristo envía a sus apóstoles diciendo:
“...os envío el Espíritu Santo”44 el asunto puede haber
sido bien sencillo. Llenos del Espíritu de Dios, del Amor
del Creador, amaban locamente a la Creación, como
Yahvé mismo la ama, con el mismo Amor de Yahvé, el
Espíritu Santo. De ahí que se gozaban de estar inmersos
en ella, participar de ella, comer de ella, vivir en ella,
sin error un edén.

Pero no obedecieron.

El trabajo encomendado no se hizo. Las leyes


dadas por el Creador se contravinieron. Pudo más la
flojera (solapada por la soberbia); pudo más la gula de
comodidades (solapada por la soberbia), y penetró la
envidia (solapada por la soberbia) “Seamos como Dios”45
se dijeron, y substituyeron el Amor a Dios por el amor a
sí mismos: ¡soberbia!

Salió vertiginoso el Espíritu de Yahvé de los


pecadores, y ya no hizo morada en los hombres.

En vez de amar a la Creación, la ignoraron.


Dieron por un hecho que ahí estaban porque sí (como,
por desgracia, ocurre con el hombre actual).

Se mataron entre hermanos, se robaron, se


agredieron. Ya no veían la obra exquisita de Yahvé, sino
sus pobres envidias y gulas. Se perdió el Amor a las cosas
44
Juan, 20 - 22, 23.
45
Cfr., Gén. 3, 5.

240
de Dios (como, por desgracia, ocurre con el hombre
actual) y se hizo del asesinato una costumbre.46

“Y habiendo expulsado a Adán, puso delante del


jardín del Edén querubines, y la fulgurante espada que
se agitaba, a fin de guardar el camino del árbol de la
vida”.47

En este punto romperé la secuencia temporal que


hemos llevado en este libro. Entiendo que esta última
interpretación de la Escritura es difícil, pues no en vano
se ha interpretado al pie de la letra durante milenios y es
sólo hasta hace poco, en 1993, que el Catecismo de la
Iglesia Católica abre la puerta a nuevas interpretaciones
al reconocer el carácter simbólico que frecuentemente
se halla en el Génesis.

Entiendo que no hay propuesta alguna seria


para dar más luz a estos simbolismos, y pretendo hacer
ahora una propuesta seria. La estructura lógica de esta
propuesta es su origen teomórfico, es decir, proviene de
cómo Dios mismo hizo las cosas, como Padre Creador,
avalado por actos apropiados al Hijo Redentor.

Esto se logra comparando al primer Adán y al


Segundo Adán, y buscando que exista entre esos actos
la coherencia esperada del Dios omnicoherente que
reconocemos los Cristianos. Esta coherencia en el nivel
de los actos de Dios, creo, son prueba fehaciente de
cómo sucedieron las cosas en el Edén.


46
Cfr., Gén. 4, 23 y ss.

47
Gén. 3, 24.

241
Quedan otras preguntas por contestar.

¿Veían a Dios en el Edén?

El pasaje de Escritura en donde Caín mata a su


hermano, me sugiere que Dios no se vestía de cuerpo
o luz alguna para ser visto. Cuando Caín mata a su
hermano, la Escritura dice: “Preguntó Yahvé a Caín:
¿Dónde está tu hermano?”48 redacción muy similar a
otros paisajes del Génesis, como: “Cuando oyeron (Adán
y Eva) el rumor de Yahvé Dios por entre los árboles del
jardín, al tiempo de la brisa del día, Adán y su mujer
se ocultaron entre los árboles del jardín. Yahvé llamó a
Adán y le dijo: “¿Dónde estás?”...”49

Vemos similitud entre la forma en que Dios se


refiere a Caín, ya fuera del Edén, antes de reprocharle
y maldecirle, y a Adán, dentro del Edén, antes de
reprocharle, maldecirle y expulsarle.

Sugiere esta similitud de pasajes que la forma


de expresar Yahvé su Palabra dentro y fuera del Edén se
correlacionan. Adán conocería mejor el rumor de Yahvé,
pues al estar lleno de Su Espíritu, no sólo la conciencia
reclamaría el pecado contra Yahvé, sino también sentiría
la pérdida de la semejanza, de la participación de la
vida divina.50 No dice la Escritura que Dios se hacía
visible a los ojos de Adán. Con el Espíritu Santo llenando
a Adán, vería a Dios en todas sus obras y sentirían
inequívocamente Su presencia.

48
42
Gén., 4, 9.
49
43
Gén., 3, 8-9.
50
44
Cfr., CIC, 375.

242
En concordancia con la interpretación que dimos
al término jardín y árboles, o sea la Creación y las obras
de Dios, nos parece que Dios se pasea siempre por el
jardín y sigue llenando de árboles bellísimos de frutos
deliciosos, que son Su semejanza. (Esto se entenderá
mejor en los últimos capítulos de este escrito).

“Así los dispersó Yahvé de allí por toda la superficie


de la tierra...”51

¿Y qué hay de la intervención de Satán en este


proceso de desobediencia...?

Expresamente lo marca la Escritura en diversos


pasajes, no sólo del Génesis.52

De hecho, Dios castiga la maldad de Satán,


presentado por una serpiente, prometiendo que será
pisado por “la mujer... y su linaje”53

¿Será físicamente una serpiente la que incita a Eva?


Nos parece más que razonable. ¿Qué acaso la serpiente
no es terrible asesina? ¿No come otras serpientes? ¿No
se esconde traicionera entre los abundantes vegetales
para atacar sin aviso a su futura presa? ¿No queda quieta
durante horas, días, digiriendo a su presa, sin trabajar,
esperando astutamente a que otra presa inconsciente
cayera en su proximidad para matarla y comerla?

Podía entonces la serpiente astuta, dar pauta a


Eva para desear una existencia cómoda; a Adán podía
significarle el ocio productivo que tal vez lo perdió. A
51
Gén. 11, 1 y ss.
52
Cfr., Gén. 3, 14; Juan 12, 31; Cor., 4, 4 etc.
53
Gén., 3, 15.

243
Satanás le vendrá de perlas que la serpiente representara
tan a la medida la oposición a Dios que deseaba sembrar
en la Creación, aprovechando la libertad de los hombres
recién creados.

De ahí que tal vez a la víbora no le hizo falta


expresar en términos lingüísticos su mensaje satánico. El
reptil, actuando su papel de astuto y Satán, irrumpiendo
en la imaginación de los hombres, era suficiente. Es obvio
que cuando Dios maldice a la serpiente y la condena a
ser pisada por “...la mujer... y su linaje”, no se refería a
un simple animal, que no sobrevivirá los años que de
hecho pasaron hasta la venida de la mujer madre del
linaje que pisa su cabeza. Es obvio que sólo un espíritu
podrá sobrevivir los milenios necesarios. Luego no hay
duda que el provocador es Satán y no una serpiente,
aunque no hay motivo de desechar la presencia de la
astuta carnívora.

La oposición a Dios –el pecado– sembrado por


Satán y luego abrazado por los hombres, expele el
Espíritu de Dios fuera de los actos de los hombres. De
aquí que se hable de un pecado original que contagie
a la descendencia de los pecadores. El Espíritu de Dios
ya no mora en los padres, luego los descendientes son
marcados con esta característica que nos parece injusta,
la de nacer ajenos a la inhabitación del Espíritu de Dios.
Sin embargo, es justa, ya que Dios no les debe ni Su
presencia ni cualidad alguna, desde la participación del
Ser. Ahora exigirá que se luche, que se pida Su presencia;
ya no será regalada sin requisito.54

54
En el Génesis, 3, 23, queda plasmada la maldición.

244
Luego de las desobediencias, la Escritura retoma
la línea del bien. Sigue una secuencia de hombres que
pertenecen fieles a Yahvé, como Enoc y Noé. Vuelve la
Escritura a fijarse en otro hombre, al que nombra Dios
en términos de paternidad: “Y haré tu descendencia tan
numerosa como el polvo de la tierra. Si fuera posible
contar el polvo de la tierra, podría contarse también tu
descendencia”55

Abraham deseaba ser padre. Le dolía inconscien–


temente no cumplir con el primer mandamiento en el
Edén: “Sed fecundos...” En esto es opuesto a Adán.

Abraham no peleaba con su hermano, a quien le


habla así:

“No haya, te ruego, contienda entre mí y ti, ni


entre mis pastores ni los tuyos; pues somos hermanos.
¿No está todo el país delante de ti? Sepárate por favor,
de mí. Si tu vas por la izquierda, yo iré por la derecha. Si
tu vas por la derecha, yo iré a la izquierda.”56

Lot toma el camino que prometía menos esfuerzo,


escogiendo la vega del río Jordán, toda ella de regadío.57
Abraham no mató a Lot como hiciera Caín, sino que
caminó a las regiones más adversas, cediendo lo mejor
al hermano. La generosidad contrasta con la envidia de
Caín.

Después, aboga por los hombres cuando Dios


pretende castigar a Sodoma.58 Abraham es viva imagen

55
Gén., 13, 16.
56
Gén. 13, 8 – 9.
57
Cfr., Génesis, 13, 10 y ss.
58
Cfr., Gén., 16, 16 y ss.

245
del Creador, quien en su momento abogará por los
hombres, con el Mesías. Abraham es obediente ante el
mandato durísimo de Dios, de sacrificar a su hijo Isaac
y con él la descendencia prometida por Dios. Él, en su
momento, sacrificará a su hijo Jesús, más debió de haber
sido tremenda prueba, tan fuerte como la de Adán, para
que la paternidad gozosa que no conoció el primer
hombre fuera transferida al gran Patriarca de Israel.

Toma Dios este camino para llevar la punta de lanza


de su Creación a niveles insospechados por los hombres.
El linaje de Abraham obedece sistemáticamente a Dios,
a la vez que los pueblos vecinos y lejanos imaginan,
cocinan y se postran, ante dioses a su semejanza y
conveniencia.

Sigue una secuencia de pasajes en que se


puede apreciar la acción de la obediencia que se va
entrelazando con los favores que el Todopoderoso hace
con la cúspide de su Creación:
“Dijo Dios a Isaac...” Gén., 26,23
-e Isaac obedeció.
“Dijo Dios a Jacob...” Gén., 31,3; 35,1
–y Jacob obedeció.
“Dijo Yahvé a Moisés...” Ex., 3- 5; 3- 7;- 3- 14;- 4-
2; 4--6, etc.
-y Moisés obedeció.
“Dijo Dios a Josué...” Josue, 1, 1
-y Josué obedeció.
“Dijo Dios a Samuel...” I Reyes, 3, 10
–y Samuel obedeció.
“Dijo Dios a Nathán...” II Reyes, 7, 5
–y Nathán obedeció.

246
“Dijo Dios a David...” II Reyes, 5, 19 y ss.
–y David obedeció.
“Dijo Dios a Salomón...” II Reyes, 3, 5
–y Salomón obedeció.
“Dijo Dios a Elías...” III Reyes, 7, 5
–y Elías obedeció.

...Y así continúa la lista de los miembros del


pueblo de la obediencia, hasta la imponente fortaleza
de la madre y los hijos Macabeos, descuartizados uno
por uno, antes que adorar al Dios Júpiter,59 impuesto en
Israel por Antioco.

Surge la pregunta: ¿y había quién conociera a


Dios y no lo obedeciese?

La respuesta la tenemos en la Escritura en el Libro


de Daniel: “Entonces Nabucodonosor tomo la palabra y
dijo: Bendito sea el Dios de Sidrac, Misac y Abdénago,
que ha enviado a su ángel y ha salvado a sus siervos
que han confiado en Él, traspasaron la orden del rey y
entregaron sus cuerpos para no servir ni adorar a Dios
alguno fuera del suyo. Publico pues, por mi parte este
decreto: “Cualquier pueblo, nación o lengua que hable
mal del Dios de Sidrac, Misac y Abdénado será hecho
pedazos.” Y continua:

“Manifiesto del rey. El rey Nabucodonosor a todos


los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la
tierra: La paz os sea dada en abundancia. Me parece
conveniente publicar las señales y las maravillas que el
Dios Altísimo ha hecho conmigo. ¡Cuán grandes son

59
Cfr., II Macabeos 6, 2.

247
sus señales y cuán estupendas sus maravillas! Su reino
es reino eterno y su poderío subsiste de generación en
generación.”60

Pues aún después del milagro patente de los


jóvenes salvados del fuego, que muchos vieron, o del
manifiesto del rey, no pensó alguno de la familia, la corte
o los pueblos gobernados por Nabucodonosor, obedecer
seriamente la Ley del Altísimo, al cual conocían. Baltasar,
el siguiente rey babilónico, deshonra a Yahvé bebiendo
en los vasos sagrados del Templo de Jerusalén, horas
antes de ser aplastado por Ciro.

Ni egipcios, ni moabitas, ni babilonios, o medos,


o persas, por nombrar sólo a algunos de los que sin duda
oyeron del Dios de Israel y sus prodigios, se sintieron
referidos u obligados a obedecer la Ley del Todopoderoso.
No actúan como músculos del animal con respecto al
cerebro que les ordena un movimiento.

Literalmente miles y miles vieron las grandezas


del Dios de Israel; vieron caer murallas como en Jericó,
abrirse al mar como en Egipto, bajar fuego del cielo por
orden de Elías, etc. Mas no se dieron por aludidos.

Así como las plantas no podrían obedecer


a una orden de movimiento vigoroso que les fuera
supuestamente dada por algún tejido nervioso (y los
animales se distinguen por esa facultad de moverse ante
una orden de este tipo), los hombres que no llegan al
cauce de la obediencia, no se mueven por una orden
dada por Dios, ya que son libres de hacerlo o no.

60
Daniel, 3, 97 y ss.

248
Por eso, no sólo la fe, la creencia en un Dios único,
sino la reiterada y decidida obediencia, son requisitos
para entrar en el cauce supremo de la Creación hasta
ese día, por obedecer a la ley suprema dada en ese
momento: La Ley del Antiguo Testamento, del Dios del
pueblo judío, otorgada primero a Moisés en el Sinaí, y
luego a posteriores autores de esa Ley.

249
Capítulo II
Alma

3. Magisterio (M), Padres (P)


y Doctores (D).

M El alma de cada hombre es creada


inmediatamente por Dios cuando es infundida en el
cuerpo.

* Concilio de V Letrán (a. 1513). Concilio Vaticano


I (a. 1869). Papas: Virgilio (a. 543). León IX, 13 – IV -
(a. 1053), Benedicto XII, (a.1341), León XIII, (1889), Dz.,
527, 738, 1910, 1911, 2327.

M El hombre consta de dos partes esenciales: el


alma racional y el cuerpo material.

* Concilio V de Letrán, Concilio de Calcedonia (a.


451). Símbolo Atanasiano (a. 497?). Concilio Vaticano II.
Dz., 39, 428, 738, 1783.

M El cuerpo y el alma se unen de tal manera que


resulta una nueva naturaleza que es persona.

* Concilio de Calcedonia, Concilio IV de Letrán,


Concilio de Vienne (1305). Dz., 481, 738.

M El alma de cada hombre es individual.

* Concilio IV de Constantinopla (a. 869) Concilio


V de Letrán. Dz., 338, 738.

M El alma de cada hombre es racional.

250
* Concilio de Constantinopla, Concilio de Éfeso
(a. 431), Concilio de Caledonia, Concilio V de Letrán.
Dz., 111, 338, 738.

M El alma de cada hombre es inmortal.

* Todos los Símbolos Apostólicos conocidos (desde


el siglo II. Fechas exactas desconocidas). Concilio V de
Letrán. Dz., 1, 2, 3, 4, 5, 6, 14, 16, 20, 30, 40, 738.

M El alma de cada hombre es espiritual.

* Concilio V de Letrán, León I (san León Magno,


a. 440). Paulo VI, Credo del pueblo de Dios. Dz., 143,
738.

M Es facultad de la libertad del hombre hacer


malos sus propios caminos; el hombre tiene libre
albedrío.

* Concilio de Trento. Ses. VI, Cn., 5 (a. 1545) Dz.,


816.

M El hombre, con su apertura a la verdad y a la


belleza, con su sentido de bien moral, con su libertad y
la voz de su conciencia, con su aspiración del infinito
y a la dicha, el hombre se interroga sobre la existencia
de Dios. En estas aperturas, percibe signos de su alma
espiritual. “La semilla de eternidad que lleva en sí, al ser
irreductible a la sola materia, su alma, no tiene origen
más que en Dios.” CIC, 33.

M Todos los hombres son de la misma especie.61

* Pío XII Encíclica Humani Géneris. (a. 1950);


Concilio Vaticano II; Gaudium et Spes. No 29.
61
Esto es, con respecto al cuerpo.

251
M No es lícito poner en duda el sentido literal e
histórico con respecto a los hechos que a continuación
se mencionan:

Que al primer hombre le fue impuesto un precepto


por Dios a fin de probar su obediencia.

Que transgredió este precepto divino por insinua–


ción del demonio, presentado bajo la forma de una
serpiente.

Que nuestros primeros padres se vieron privados


del estado primitivo de inocencia.

* Comisión Bíblica del año 1909, Dz., 2123.

M El pecado de Adán se propaga a todos los


descendientes.

Concilio de Cartago, (a. 418), II de Orange (a.


529) y luego en Trento. Dz.,102, 174, 787..91.

M “...a imagen tuya creaste al hombre y le


encomendaste el universo entero, para que, sirviéndote
sólo a ti, su Creador, dominara todo lo creado.” CIC.,
380.

P El alma es simple con respecto al cuerpo porque


no es mole difundida en el espacio.

*San Agustín, De Trin. C. 6.

P La costumbre del bautismo es prueba de que,


desde los primeros cristianos, se acepta la creencia de la
mancha original que requiere salvarse.

* San Cipriano lo comenta en los albores de la


cristiandad. (Cfr., Ep.64, 5).

252
Capítulo II
Alma
De la conciencia de sí, al pueblo judío

4. Esquema con fines pedagógicos


y analogías

Como dije al comenzar este mismo capítulo en el libro

primero, este formato no pretende otra cosa que hacer


sencillo y comprensible lo que se va argumentando. Al
final del libro y al hacer algunas analogías, será muy
útil.

El esquema jamás será cimiento de argumento


alguno, sino siempre se sostendrá en razonamientos de
ciencia natural y teológica. De ahí que esos capítulos
antecedan siempre al capítulo del esquema.

Para efectos de comparación, anotaremos primero


el esquema que se deriva de la luz, visto en el libro
primero, para seguir con el del alma.

Imperio, Cauce o tendencia, Reino, Ley o Fuerza,


Característica.

Desde los amantes de las potencias del alma (o


los entusiastas del arte), los que creen en Dios pero
no se ocupan de escuchar su ley (sino que opinan que
basta ejercitar una visión humanista, llena de bondad y
filantropía) y hasta los que obedecen con todo detalle
la última coma de la Ley revelada a los judíos, pueden
apreciar aquí la Creación (o una fracción de ella) tal
como la entienden, según el nivel de evolución en
que se encuentren: la obra del hombre, individual o

253
colectivamente y la fe laxa o llevada al extremo de dar
por ella la vida.
Imperio Cauce Reino Ley o fuerza Participación
Energía
Tiempo Interacción Del Ser
Materia
Luz
Vegetal
Selección De la
Vida
natural fecundidad
Animal

Conciencia
de sí
De la Del
Libertad
conciencia entendimiento
Conc. de
otros
Alma
Conc. de
Dios
Verdad Revelada De la Ciencia
Obediencia
a Dios

Hasta este punto del libro, la evolución va del


fotón, obediente a las leyes de su nivel, hasta al pueblo
judío, obediente a las leyes de su nivel -Ley Revelada-
hasta la muerte.
Darwin dirá tal vez otra cosa. No me opongo a él,
sólo que en vez de buscar la evolución en la dirección
hacia la variedad de vida, la diversidad de forma y
comportamiento, me propuse descubrir un horizonte
más amplio, sin pretender delimitar la libertad de los que
buscan la verdad en otras direcciones, muy meritorias por
cierto.

254
Si no se generaran algunas aplicaciones prácticas
que pueden afectar la vida de numerosas personas,
haciéndoles un servicio, no perdería tiempo escribiendo
estas líneas.
Los próximos capítulos darán más luz a nuestras
intenciones.
Prometimos hacer algunas analogías De Orden
Mayor (DOM). En este nivel de desarrollo, aún son
analogías muy sencillas.
Más por seguir un orden, que por aclarar aspectos
que por el momento son obvios para cualquiera, haremos
algunas analogías de este tipo. Por ejemplo:

1. Así como para que haya tiempo se requiere que


haya luz, para que haya libertad se requiere
que haya alma.
2. Así como la luz permite que en el tiempo haya
vida, el alma permite que en la libertad haya
verdad.
3. Así como la energía y la materia responden a
las leyes de interacción (unen, separan, radian),
los hombres de fe y de obediencia responden
a la Ley Revelada.
4. Así como la luz, con el tiempo, en la vida,
llega al nivel evolutivo del animal (por la
selección natural); el alma, con la verdad y en
la Verdad, se llega al Hombre de Obediencia
(por la Revelación).

Algún teólogos preguntará: ¿y qué de la gracia?


Se verá en el capítulo correspondiente.

255
Capítulo II
Alma
De la conciencia de sí, al pueblo judío

5. Comentarios al margen
A los amantes del Imperio de la Luz:

Me hago parte de ese grupo de admiradores de los procesos


físicos, químicos y biológicos. La belleza de una visión
por un potente telescopio, o una rica muestra de
plancton marino vista en un microscopio; el desarrollo
de un embrión desde la célula germinal o la multitud de
reacciones químicas posibles a partir de los elementos
de la tabla periódica; la armonía entre la fisiología, los
órganos, el entorno y el comportamiento de los seres
vivos, o el equilibrio de los sistemas ecológicos en el
espacio y en el tiempo; todo esto es suficiente para que
la admiración que cabe en el entendimiento del hombre
pueda volcarse y desdeñar lo demás.

Las ciencias que se derivan del estudio de lo


evolucionado a partir de la luz, como la metalurgia,
la medicina o la agronomía, hacen posible la vida de
la gran mayoría de los que ahora existimos. Gracias al
trabajo de Newton, Copérnico, Curie, Fleming, Pasteur,
Borlaug y miles de hombres que han dedicado su vida a
las ciencias naturales, debo probablemente el estar aquí,
tanto como a mis padres.

Deseo pagar esa deuda que tengo con la


descendencia de estos buscadores de verdad. Lo mismo

256
para las naciones, los gobiernos e institutos que aportaron
recursos para lograr los frutos de ciencia que tanto nos
benefician.

Permítaseme mostrar otros horizontes.

La luz no explica el por qué son las cosas, ni por


qué son como son. Mucho menos para qué son.

Vivir en el horizonte de la luz es imprescindible,


mas limitarse a él es estupidez y grave ignorancia.
Fotolatría se puede llamar: Adoración a la luz y a lo que
de la luz se deriva (aunque las leyes que gobiernan a la
luz ciertamente no vienen de ella: ¿Cómo algo irracional
va a legislarse a sí mismo?)

Este horizonte es ajeno al curso evolucionado de


la Creación. Es horizonte primitivo.

A los amantes del Imperio del Alma.

Me hago partícipe de ese grupo de admiradores


del alma. De la estética y la ética que dicta la conciencia.
De las civilizaciones que han crecido en torno a las
herramientas de los hombres: sus leyes y ladrillos, techos
y drenajes, escudos, flechas y blasones, velas y brújulas,
el amor por la familia, tribu, ciudad, pueblo y nación.
Su música y las danzas, expediciones, publicaciones,
su elaborado lenguaje y su capacidad de comunicación
masiva. Sus cultos, templos, tumbas y mausoleos.

Lo mismo para la civilización que ha crecido


apoyándose en la Ley Revelada: sus ritos, profetas y
sacerdocio, sus mandamientos, lamentaciones, salmos,
cánticos, perdones, templos y sacrificios.

257
Las ciencias que se derivan del conocimiento de
este Imperio del Alma, como la economía y pedagogía.
Los hombres, como William Pitt, Gutemberg y Juan
Bosco. ¡Qué decir del enorme testamento en música y
literatura, pintura, escultura, orfebrería y arquitectura,
creados por hombres como Goethe, Cervantes, Victor
Hugo, Beethoven y Brahms, Da Vinci, Tintoretto,
Rembrandt y El Greco, sin olvidar los antiguos comienzos
de las pinturas rupestres!
¿Qué decir de los que tocaron sus instrumentos
para permitir la danza que me acercó a la mujer quien
es madre de mis hijos, de los autores de los cantos de
nuestra niñez, de los grandes arquitectos del pasado y
del presente?
¿Cómo agradecer a los hacedores de las doctrinas
sociales y descubridores de leyes económicas? ¿Por qué
medio reconocer la inteligencia y voluntad de los hombres
que lucharon y cimentaron numerosas culturas, como las
autóctonas de esta América en que me tocó nacer y de la
cual tienen descendencia casi todos los mexicanos, mis
compatriotas? ¿Cómo manifestar agradecimiento a los
creadores de la cultura europea, tan influenciada por los
avanzados judíos, guardianes celosos de la Ley de Dios
en el Antiguo Testamento?
Deseo pagar esa deuda que tengo, por conducto
de su descendencia.
Para esto, permítanme mostrar otros caminos, tal
como hicieron aquellos antepasados y desarrolladores
del progreso, sostén de la vida de miles de hombres de
hoy y de mañana.

258
Vivir en el horizonte del alma es imprescindible.
De otra manera seríamos animales. Limitarse a él es
estupidez y grave ignorancia. Animalatría se puede
llamar; adoración al alma y de lo que del alma se deriva,
como en el budismo y el confusionismo. Una vez
reconocido Dios, el evolucionado judaísmo y los pueblos
que en algo contagió con su avance, que superó en su
momento a otras formas más primitivas por responder
a una ley más avanzada, obediente a esa Ley hasta la
muerte (tal como el músculo del animal obedece al
cerebro, llevando el valor del guerrero hasta el fragor de
la batalla, en oposición a la inmóvil planta). El avanzado
judaísmo, pues, es aún ajeno a lo que aquí llamaremos
el Horizonte de la Obra de Dios espectacularmente
ensanchado y enseñado por el más grande de todos los
judíos, obediente hasta la muerte: Cristo Jesús.

¿Por qué, si aceptan y reconocen al verdadero


Dios y obedecen a Su Ley Revelada, han de ser ajenos al
Horizonte de Dios que aquí proclamo?

Las leyes, todas, como la gravedad y


electromagnética, selección natural, conciencia y
Revelación, son leyes impuestas por el Creador. De
ahí que el obedecer a la Ley Revelada, aunque más
avanzada sin duda que la gravedad, no implica una
separación radical con respecto a la legislación anterior.
Dios es autor de esas leyes y Dios mismo impone criterio
al respecto.

¿En qué parámetro nos moveremos para hacer


esta separación tan drástica que vendrá en páginas

259
subsecuentes? ¿Cómo explicar que la nación judía, sin
duda privilegiada en dones divinos, no sea clasificada en
los niveles de evolución que se verán más adelante?

Primero, quedaron en Nación. No supieron


pasar a una clasificación más avanzada de sociedad:
Iglesia. El concepto de paternidad por vía genética los
ató. Dios ensanchó, pues, el horizonte para cumplir la
promesa hecha a Abraham dos mil años antes: el darle
una descendencia tan numerosa como las estrellas del
cielo, o las arenas del mar. No vieron que a Dios le era
importante la fe y la obediencia del Patriarca.

Segundo, una enorme cantidad de judíos sí


evolucionó. Superaron su nivel de nación, como antes
habían superado el nivel de familia, tribu y pueblo, y se
integraron al nuevo cauce. Ya no están entre los referidos
judíos, tal como los hombres ya no habitan las cúpulas de
los árboles de donde salieron. Con esta modalidad, los
hijos de Abraham ya no son sólo una decena de millones,
sino miles de millones. Dios cumple sus promesas y no
olvidará Su palabra empeñada por pequeñeces. La fe
del Patriarca es la guía que Dios respeta, por ser lo que
premió. No la secuencia genética.

Tercero, no quisieron evolucionar. Su voluntad se


quedó atrapada en sus ritos. Y no sólo eso, sino que se
quedaron en el lado seguro –con parámetros humanos–
mientras que iniciaban la gran persecución contra la
naciente Iglesia, el camino prometido en sus mismas
Escrituras.

Tal como Dios sacó de Ur a la familia de Abraham


y a el pueblo de Moisés de Egipto, a la nación Judía de

260
Babilonia, saca a los cristianos de Palestina hacia otra
más grande y fértil tierra prometida: la Iglesia.

Cuarto. Dios no se dice tres veces omnipotente,


a pesar de Su Omnipotencia. Dios no se dice tres veces
sabio, a pesar de Su obvia sapiencia. Pero sí se dice Tres
veces Santo62 y es en función de esta característica Divina
con la cual Dios mismo se identifica reiteradamente:
que la Creación sigue su curso ascendente hacia la
semblanza del Creador.

El pueblo judío fue, por cierto, magnífica


semblanza del Creador en su momento. Participó del
Ser, como Dios Es.

Participó de la fecundidad, como Dios Es


Fecundo.

Participó de la Libertad y del Entendimiento, tal


que Dios Es Libre y Sabio y

Participó de Su Palabra, ya que Dios usa esa Forma


para expresar Su Voluntad.

El entendimiento del hombre fue llevado al curso


adecuado para entender la Palabra, tal como la ley de
gravedad lleva al planeta a formar parte del sistema
solar.

Por desgracia, afloró el signo de Caín. El curso


natural de la evolución es distraído por los flagelos que
evitan que las células se unan en seres multicelulares;
por las lanzas que evitan que las tribus se unan en
pueblos y naciones; por las pasiones que evitan que las


62
Isaías, 6, 3.

261
naciones se unan en Iglesia, el trascendente cauce que
pronto veremos.

De los judíos que evolucionaron más allá del nivel


de nación con la huella del Creador, la gran mayoría ya
olvidó sus raíces ancestrales y se diluyó en el este y el
oeste, aunque principalmente en el mundo occidental,
arrastrando con su teología monoteísta a multitud de
pueblos, haciendo gran bien a miles de millones que
heredaron el cauce de Verdad y acercando así a multitud
de hijos al patriarca Abraham.

El Tres Veces Santo se manifiesta en Su Creación


con Su Palabra. Pero ya no bastan los signos escritos en
papel, puesto que la gran riqueza que se trasmite por
contacto humano, por el gesto y la inflexión de voz, por
la actitud ante el mercader, el hipócrita, el humilde, el
poderoso, el pobre o el juez, difícilmente se entiende
por escrito.

Para arrancar a los primeros apóstoles, decidió


Dios hacerse presente Él. Pero hay más. El ejemplo
lo pudo haber dado un hombre santo de Dios. Pero el
sacrificio condigno a Él mismo sólo lo podía dar Él. De
ahí el que se haga carne, que entre a la Creación que Él
mismo diseño, creó y legisló con tanta ciencia y poder.
Desde ahí abre cuatro nuevos cauces de Creación.

La piedra no entiende de fisiología, ni el animal


de libertad o verdad. De ahí que sea tan difícil para el
hombre entender de niveles de Creación tan elevados
cómo el de santidad o sacrificio. Y, sin embargo,
los cauces florecientes de vida y libertad del futuro
dependerán de eso mismo.

262
Las leyes que enseñó Cristo, harán palidecer de
vergüenza al más sabio y reputado de los científicos
modernos, por la armonía que integran los ocho cauces
de Creación. Nada es el concepto de equilibrio ecológico
-tan de moda en estos años- comparado con la armonía
de la Creación ordenada a la Gloria de Dios. El tiempo
me dará la razón, estoy seguro.

En los próximos capítulos intentaremos demostrar


la semblanza de la Creación con el Creador. La imagen
del Tres Veces Santo aparece en la obra como nueva
explosión de luz. La ciencia de los hombres pierde
capacidad de análisis.

Tal como la piedra no vio el Big Bang ni podrá


acercarse nunca a él, aunque los astrónomos actuales
lo han logrado con sus telescopios y aceleradores, el
hombre del cauce antiguo, cauce de Verdad, tampoco
podrá ver la luz del nuevo amanecer; Luz de Luz. Sólo
algunos lo vieron. De ahí que es necesario seguir las
pautas de evolución diseñadas por el Creador y no
quedarse atrás en este caminar hacía la Semejanza de
Dios.

La Santidad supera a la Verdad, en que hace


al hombre más semejante a Dios, en un aspecto más
importante para Dios.

Viene entonces la participación del Ser Santo en


el nuevo horizonte, el Horizonte de la Obra de Dios.

He aquí los grados de semejanza que hasta ahora


se han mencionado:

1. La participación del Ser, porque Dios Es el


que Es.

263
2. La participación de la Fecundidad, porque
Dios es Fecundo en obras. Es fecundo en Su
Hijo, idea que abordaremos más adelante.
3. La participación del Entendimiento, porque
Dios es el Entendimiento rector de todas las
cosas que son.
4. La participación de la Verdad, por Su Palabra,
porque de Dios es la Palabra que determina
lo que tiene realidad. Es la Palabra que dice,
“Haya luz”, y hay luz. Es entonces la Verdad
absoluta, pues todo obedece a su mandato,
menos el hombre que comete pecado, pues a
este dio libertad.
5. La participación de la Santidad, porque
Dios es el Santo de Santos, el Tres Veces
Santo... tema que dejaremos para el próximo
capítulo.

Aprovecharé este nivel para hacer una reflexión.

¿Qué grupo humano estará caminando por la vía


de cumplir la promesa de Dios a Abraham de darle una
gran descendencia, los judíos o los cristianos?

He aquí que los judíos, en más de tres mil años


desde Abraham, son unos trece millones. Los cristianos,
desde Cristo, en dos mil años, son casi dos mil millones.
¡Cien veces más! Y es que el valor de la fe para la vida
se incrementa sensiblemente con la caridad que enseñó
Jesús de Nazaret.

264
Introducción al libro tercero
En mi juventud, cuando por primera vez tuve
acceso al tema de la Trinidad, (la forma de Dios
que se deriva de las descripciones que Cristo
revela acerca de la deidad), no pude evitar
sentir pena por aquéllos que ponían en juego
imperios por alguna palabra o algún concepto
en la formulación de lo que había de creerse
de la Trinidad (el llamado Dogma Trinitario) por
los teólogos de la Iglesia Apostólica, todavía
unida, antes del rompimiento entre Oriente y
Roma a principios del segundo milenio de esta
era cristiana.

¡Cómo ha cambiado mi opinión desde aquel


instante!

Ahora, cuarenta años después, no tengo duda


de que no sólo los imperios de los hombres,
sino que todos los Imperios y Reinos de
la Creación dependen de esta influencia
universal, ley suprema de lo creado.

¿Cómo explicar al lector lo que esto implica


sin darle alguna pista que le permita admirar
las semejanzas entre el Creador y Su obra, si
desconoce la forma del Creador?

265
Dejando las pruebas teológicas para el capítulo
correspondiente en los próximos libros, me
adelanto en exponer lo siguiente:

266
Capítulo III
Los Sacramentos
De Nazaret a Jerusalén

1. Al modo de las ciencias naturales


Las ciencias naturales poco pueden aportar sobre lo que
sabemos de este fenómeno.

Se sabe que los bautizados salieron de Israel,


diciéndose cristianos, en referencia a un Jesús de Nazaret,
a quienes los griegos llamaban Kristos o sea, ungido.
Sabemos que conquistaron al gran Imperio Romano,
que sus comportamientos se extendieron y modularon
en gran medida la vida de Europa, norte de África, Asia
Menor y luego América y Oceanía. Lucharon y vencieron
al Imperio Otomano, perdiendo en esta lucha gran parte
de las que fueran posesiones romanas en Asia Menor y
África del Norte. Se dividieron en dos grandes grupos:
uno con sede en Roma y otro en Constantinopla, capital
del Imperio Bizantino.

Algunas características que pueden ser apreciadas


por los estudiosos de las ciencias naturales son: que
hacen familias muy duraderas, son comúnmente
monógamos, con menor tendencia a la crueldad, mayor
vocación al trabajo, leyes civiles moderadas, promueven
insistentemente la defensa de la vida, la libertad, la
verdad y el estudio, mejor trato a las mujeres.

Fueron pioneros en la abolición de la esclavitud


y fundaron las primeras universidades. Las empresas

267
descubridoras de América y los pasos navegables
entre los océanos se dieron por individuos bautizados,
preferentemente españoles y portugueses. En cuanto a
Oceanía actuaron en mayor proporción los ingleses, y
las primeras palabras del hombre en la luna fueron de
una oración propia de bautizados.

Entre los comportamientos también notables,


está el amor a las artes, como se dio en el pintura del
renacimiento italiano, la arquitectura del centro europeo,
la musicalidad austro-alemana y el teatro inglés. Son
inigualables manifestaciones de estética –muy visible
por cierto– para felicidad de los amantes de lo fácilmente
comprobable.

Otro síntoma de diferenciación es el amor por


la ciencia. De la lista de grandes descubridores, de
Copérnico a la fecha, no me asusta afirmar que más
del 80% son bautizados. En cuanto a los más elevados
niveles de la ciencia, por la amplitud y profundidad de
su obra, brillan tres estrellas en el firmamento (dos de
ellas son bautizados): Aristóteles, Agustín de Hipona y
Tomás de Aquino. El de mayor influencia en mi opinión,
aunque tal vez el menos conocido, es Agustín; bautizado
y bautizante, determina magistralmente las costumbres
que hoy en día –más de mil quinientos años después–
son aún en gran medida diferencia importante entre las
poblaciones de Oriente y Occidente.

A quien no crea esta afirmación, lo invito a estudiar


la enorme obra que dejaron las letras de este obispo
africano, verdadero cimiento de la civilización. En cuanto

268
a los otros dos, en muchos aspectos parecidos, fecundos
generadores del aristotélico tomismo, defienden ambos
en su tiempo y su lugar, el pensamiento occidental.

El primero, griego maestro de Alejandro Magno,


invade al mundo de influencia helénica, llevando el
pensamiento griego a Asia y a Egipto por medio de su
alumno conquistador.

El segundo, maestro de varias generaciones de


gobernantes y científicos europeos (desde su cátedra en
La Sorbona parisiense, principal centro de ciencia en
el medioevo) y por medio de sus numerosos escritos,
logra detener el avance del pensamiento de los hijos del
profeta –no bautizados– y unifica el pensamiento y las
fuerzas de la cristiandad (separados antes de Tomás por
la influencia de los filósofos árabes Aberroes, Abisina
y el judío Maimónides,) y propagada en Europa por el
emperador Federico II Barbarroja, feroz enemigo de los
bautizados fieles a Roma.

Los bautizados vencen en ciencia (y dos siglos


después, también en milicia) al imperio otomano,
competidor del cristianismo.

Hay que mencionar que los seguidores del Corán,


vencieron y desmembraron al gran Imperio de los siglos
de la Edad Media: Bizancio (de bautizados, por cierto)
pero chocaron ante el cristianismo romano. Entonces se
hundieron, en aguas del golfo de Lepanto, las naves y
las aspiraciones de conquista universal de Suleimán el
Magnífico y otros seguidores de Mahoma.

269
Capítulo III
Sacramento
De Nazaret a Jerusalén

1. Al modo de las ciencias teológicas


Según el modo de las ciencias teológicas.
El pueblo que andaba en tinieblas vio una
gran luz;
sobre los habitantes
de la tierra de sombras de muerte
resplandeció una luz.”63
“Yo seré su Padre, el será mi hijo.”64
“Oh Yahvé, Dios mío,
Tú has multiplicado
tus hazañas maravillosas
y nadie puede compararse a Ti
por tus planes en favor de nosotros.
Yo quisiera anunciarlos y proclamarlos,
pero su número excede todo cálculo.”65

“Y en lugar de decirles “no sois mi pueblo”, seréis


llamados hijos de Dios Vivo, y se congregarán en uno los
hijos de Israel, los hijos de Judá, y se pondrán sobre sí un
mismo caudillo.”66

“Alégrate en grande, hija de Sión. He aquí que


viene tu rey; Él es justo y hace salvación.67

Estos y muchos otros pasajes de la Escritura antigua


tienen atentos a los hijos de Israel, pues saben que aquél
que los liberó de la esclavitud en Egipto y los llevó por el
63
Isaías, 9, 2.
64
II Reyes, VII, 8, 7.
65
Salmo 39 – 6.
66
Oseas, 1 – 10.
67
Zacarías, 9, 9 – 10.

270
desierto hará lo prometido; tomará del pueblo escogido
a los príncipes de la Creación, los que serán llamados
hijos de Dios. En función de la apreciación de los
hombres nada ha cambiado; tal como para las piedras
nada cambió cuando aparecieron los primeros vestigios
de vida; tal como para los primates nada cambió cuando
hubo primeros hombres.

Las leyes de la bioquímica en poco afectaron a


la gran masa mineral, como las leyes de la filiación en
poco afectaron en esos días a la gran masa humana. Sólo
unas moléculas minerales dieron cauce al protoplasma
de las primeras células, como sólo unas cuantas personas
fueron los primeros hijos del linaje prometido.

Dios muestra su estilo. El Tres Veces Santo,68


vuelve a manifestar Su imagen de santidad, antes dada
y torcida por Adán, ahora entregada de nuevo a las
personas que rodean al Redentor. La Sagrada Familia,
Juan el Bautista y los primeros apóstoles reciben de
nuevo aquel Espíritu de Dios que dio fuerza a David,69
cumpliendo la Palabra dada por boca de otro profeta:
“Él derrama Su espíritu sobre la carne”.70 Desde ahora
este linaje se vuelve radicalmente distinto del linaje de
pecado, aún del pueblo escogido.

El microscopio del sabio no encuentra diferencia.


La báscula, el colorímetro, la medida, la forma y la voz,
en nada mudan. La diferencia entre el antiguo linaje y el
nuevo está donde Dios ve con preferencia, donde Dios
68
Cfr., Isaías, 6 – 3.
69
Cfr., II Reyes, 15 – 13.
70
Joel, 2, 19 – 13.

271
distingue los rasgos de los suyos con el reconocimiento
especie específico (como llaman los biólogos a la
capacidad de los organismos de reconocer a los de su
propia especie): rasgos con los que Dios marca a su
descendencia, el Linaje de Filiación.

Comunica Dios Su Santidad a los hijos predilectos


del cauce de Creación anterior. De entre los judíos salió
quien recibe esta nueva participación de la semejanza
divina, igual que de entre algunas moléculas salieron las
primicias de la vida, o de entre los primates los primeros
signos de conciencia.

“Pues mis pensamientos


no son vuestros pensamientos,
y vuestros caminos,
no son mis caminos, dice Yahvé.
Así como el cielo
es más alto que la tierra,
así mis caminos
son más altos que vuestros caminos,
y mis pensamientos
que vuestros pensamientos.71

¿Quién podrá adivinar lo que sucederá en Israel


si no es informado por el mismo Dios “...pues vuestros
caminos no son mis caminos”? ¿Quién entenderá lo que
el Dios de las galaxias tiene reservado en su Amor para
la Creación, ya que “mis pensamientos no son vuestros
pensamientos”?

Los profetas abren el camino de la esperanza


del pueblo de fe. Nadie puede saber lo que pasará si

71
Isaías, 55 – 9.

272
no es por ese aviso dado cientos de años antes. No
cambió aquello que el hombre puede a simple vista ver;
morfología y etología (forma y comportamiento), hábitos,
vestidos, cantos, danzas y lenguas no cambiaron. Para
ver la diferencia de este cauce, no hay que buscar en
la tierra, sino en el cielo; porque “así como el cielo es
más alto que la tierra, así mis caminos son más altos que
vuestros caminos”.

Los nuevos surcos de evolución a la trascendencia


se han abierto en el Amor de Dios a Sus creaturas. El
valor de aquel pueblo judío hace fecundo al Espíritu de
Yahvé. Su omnipotencia reclama a los hijos de aquellos
hombres victoriosos en la lucha para defender la Palabra,
como hijos suyos. Dios no se deja ganar en misericordia
y en bondad.

A la sangre Macabea y al sacrificio de dos mil


años de lucha desde Abraham, contesta con la filiación
del linaje nuevo, según prometió en el Génesis, y luego
a David.72 Los nuevos habitantes en trascendencia divina
son adoptados en el cauce de Filiación. Son separados
del resto de la Creación por llevar la genética santa según
el mandato de Dios. Ahora, por el bautizo, el pueblo
escogido puede ir por el camino a al Gloria plena del
principazgo:
“...habrá allí una senda, una calzada,
que se llamará camino santo,
Ningún inmundo lo pisará,
será solamente
para ellos,


72
Cfr., Jeremías, 33 – 14, 15.

273
los que siguen ese camino
aún los sencillos, no se extraviarán.
“...Allí marcharán los redimidos,
y los rescatados de Yahvé volverán;
vendrán a Sión cantando
y regocijo eterno coronará sus cabezas.”73

El más amado de los apóstoles del maestro Jesús,


toma de nuevo la línea de Isaías afirmando:

“¡Desde ahora seréis llamados Hijos de Dios!”74

Pues “...de Sión saldrá la ley y de Jerusalén


la Palabra.”75 “Alégrate con alegría grande, hija de
Sión [...] He aquí que viene tu rey; él es justo y hace
salvación...”76 “Mirad a vuestro Dios [...] El mismo viene
y os salvará.”77

Mas no todo judío caminará por la senda a la


filiación:
“¿Quién será digno de ascender en el monte de
Yahvé?
¿Quién estará en su santuario?
Aquél que tiene inmaculadas las manos
y puro el corazón.”78

Pues no todo judío fue invitado a la cena.


Aquellos que ordeñaban el templo para sus intereses,
aquellos que retorcían la ley de Dios para sus bolsillos
y para su dignidad, no fueron invitados. ¿Habrá querido
Dios llevar consigo a los que llamó hipócritas, sepulcros

73
Isaías, 35 – 8.
74
1 Juan, 3, 2.
75
Miquéas, 4 – 2.
76
Zacarías, 9 - 9, 10.
77
Isaías, 35 – 4.
78
Salmo XXIII-3.

274
blanqueados y raza de víboras?79 El signo de Caín aflora
matando al hermano, robando a la viuda, abusando del
incauto, del ignorante, del niño, de la misma Palabra
de Dios, de Su templo, de Su pueblo elegido, de Su
Mesías.

Recordamos del Génesis aquella promesa de


enviar a la mujer madre del linaje santo80 y el Nuevo
Testamento continúa esta historia, diciendo por boca del
Evangelista:

“... el ángel Gabriel fue enviado por Dios a


una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen
prometida en matrimonio a un varón de nombre José, de
la casa de David, y el nombre de la virgen era María.”81

Hay notas bajas que son poderosas, cómo cuando


un cantante rompe una copa con su esplendorosa voz.
Esta mención de la Madre de Dios y su consecuencia,
bellísimo recuerdo de la omnipotencia de Dios, de
Su misericordia y del Amor a la santidad, ha roto
muchas copas; ha enfurecido a más de uno cuando la
Iglesia proclama la virginidad de una madre o declara
inmaculada a esta respuesta a la promesa de Dios que
es María.

En verdad que es bellísima la nota del trovador


eterno y la respuesta de Dios a Satán es manifiesta. El
maldito usó mujer creada por Dios inmaculada (Eva),
para llevar la tentación y torcer a la Creación; Dios usa

79
Cfr., Mateo, 23 – 13 y ss.
80
Cfr., Gén. 3 – 1.
81
Lucas, 1, 26.

275
entonces mujer creada por Dios inmaculada para llevar
el remedio. El hacedor de galaxias no pidió permiso
a los sabios ni a los poderosos de la tierra, tanto para
crear el tiempo o la gravedad, como para crear a María
Inmaculada. Ignoró, en ambos casos, la docta opinión
de los humanos, de aquellos sabios y poderosos que se
oponen a esta obra, llena de significado, que es María.

Sólo dijo “seas llena de gracia...” y María fue,


según el mensajero testifica: “Salve, llena de gracia; el
Señor es contigo.”82

En verdad que es manifiesta la voluntad de Dios


de tomar para sí a María, según lo testifica el profeta:
“La virgen concebirá y dará a luz a un hijo”83 El hacedor
del tiempo y la energía, de la luz y los planetas desea
que así sea y “Porque El habló y quedaron hechas,
mandó y tuvieron ser.”84 Entonces fue, aunque aquéllos
que ignoran la omnipotencia de Dios se opongan a esta
voluntad.

La Virgen María, Inmaculada, llena de gracias,


prometida desde el Génesis, amada desde la eternidad,
abre esta nueva obra de la Creación que es el linaje
afiliado a Dios, pues ella es la primera de quien sabemos
es creada inmaculada sin duda (después del pecado de
Adán). José, padre putativo del Hijo del Padre Eterno,
nos parece que será inmaculado también, pero aunque
nos parezca que debió de serlo, (por la proximidad que
tendrá con Dios al tomarlo en sus brazos como padre

82
Lucas, 1, 28.
83
Isaías, VII – 4.
84
Salmo, XXXI – 32, 5.

276
humano y vivir con Él muchos años) no lo podemos
referir a la Escritura (hasta donde yo sé). Luego la ciencia
teológica está impedida de hacer tal afirmación.

Esta obra cúpula de la Creación que es María,


presenta características tan especiales que requerirá de
capítulo aparte, por lo que pasaremos por ahora de largo
y luego en el Libro V, tomaremos de nuevo este tema
para hacer un análisis más profundo sobre la Madre de
Dios.
“He aquí que vas a concebir en tu seno y darás luz
a un hijo y le pondrás por nombre Jesús. El será grande y
será llamado el Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará
el trono de David su padre.”85

Identificado está el Niño que nacerá, prometido


desde los tiempos antiguos:
“Porque niño nos ha nacido,
un Hijo nos ha sido dado,
que llevará el imperio en sus hombros.
Se llamará maravilloso, Consejero,
Dios todopoderoso, Padre de la eternidad,
Príncipe de la paz.”86

Aparece el Mesías en Israel, conforme a la


promesa de Dios, ordenado al plan de Su obra y al
objeto de Su Creación. Nace en Belén, la ciudad de
David; desciende de la sangre del vencedor de Goliat.
El Salmo, Palabra de Dios engendrada por el Espíritu de
Yahvé en la mente del profeta y Rey de Israel, es ahora
el Cristo, engendrado como Palabra-Verbo en el vientre
de la Reina de la Creación, en la Dignidad Suprema,


85
Lucas, 1 - 31, 32.

86
Isaías, 9, 6.

277
creada exprofeso para comenzar el linaje prometido,
el que pisará a la oposición a la familia de Dios: los
amados hijos del Creador.
Cristo se apresta a llevar la obra del Padre hacia
Su gloria87 y comienza el hacer de su vida pública con
una presentación formal del Padre, quien se manifiesta
con una gran voz que afirma desde el cielo: “Este es mi
Hijo, el Amado, en quien me complazco,”88 una forma
que bajó sobre de Él, “como una paloma,”89 reconocido
así por Juan el Bautista quien da testimonio diciendo: “He
visto al Espíritu descender como paloma del cielo y se
posó sobre de Él. Ahora bien, yo no lo conocía, pero Él,
que me envió a bautizar con agua, me había dicho: Aquel
sobre quien vieres volar el Espíritu y posarse sobre Él, Ese
es el que bautiza con el Espíritu Santo. Pues bien, he visto
y testifico que Él es el Hijo de Dios.”90
El que bautiza con Espíritu Santo es, entonces, el
que tiene la facultad de afiliar al Padre, porque el Espíritu
de Dios es el Amor del Padre a Su Semejanza, al Hijo y a
los que al Hijo se parecen.
Dios nos muestra el camino para obtener la
filiación del Padre invocando Su Amor; el ser Inmaculado
que participó a Adán, a Eva y a María, lo hace extensivo a
todos los hombres.
“Id y haced discípulos a todos los pueblos
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del
Espíritu Santo”91

87
Cfr., Juan, 17 – 1 y ss.
88
Mateo, 3 – 17.
89
Lucas, 3 –22.
90
Juan, 1 - 33, 34.
91
Mateo, 2 – 19.

278
El maestro que envía al Espíritu Santo manifiesta
esa ruta para caminar en los cauces del Amor filial ante
Dios. No busca una iniciación complicada, ni se aleja de
las costumbres del pueblo escogido. Así como el profeta
Samuel unge a David y en ese día vino al futuro rey de
Israel el Espíritu de Dios,92 o indica a Elíseo que para curar
al general leproso Naamán debe hacer que se bañe en el
Jordán93 para ser afiliado con el Amor de Dios en calidad
de hijo adoptivo (por tener el alma inmaculada por el
perdón de la marca de oposición, del pecado original),
enseña con el ejemplo la necesidad del bautismo con
agua.
El bautismo es el nuevo cauce de evolución por el
que lo más elevado de la Creación (los judíos en este punto
del relato) puede ahora escalar. El mismo Dios enseña este
camino. En el bautismo participa el Creador su nombre de
familia: “Sin Mancha de Pecado”, y accede a ingresar a
Su casa a los que reciben tan sencillo procedimiento, de
incalculable significado en el corazón de Dios.
Da con él la facultad a los hombres de llevar a
otros hombres a la dignidad de filiación, permitiendo que
otro bautice, como Juan el Bautista, aunque sea indigno
como él mismo se confiesa.94 Es, sin embargo, digno por
orden de Dios, quien nos devela la grandeza del Bautista.
“En verdad os digo: No se ha levantado entre los hijos de
mujer, uno mayor que Juan el Bautista...,”95 pues nunca
antes dio hombre alguno el bautismo, el perdón en
nombre de Dios.

92
Cfr., Reyes, 15 – 13.
93
IV Reyes, 5 – 1 y ss.
94
Cfr., Mateo 3 – 11 y ss.
95
Mateo, 11 – 11.

279
El bautismo proporciona la filiación divina al
hombre que lo recibe por voluntad y orden de Dios. Cristo
mismo da el ejemplo, como lo dará en todos los nuevos
cauces que abre el Señor desde el pueblo de obediencia
hasta la Gloria del Padre. Seguiremos de aquí en adelante
los pasos del Nazareno, para descubrir el trascendente
cambio, la profunda evolución que significa el Dios
encarnado, el Maestro todopoderoso, el Entendimiento y
Ley suprema de Creación.
El Padre Creador, legisla por Cristo legislador;
cambia el curso de la Creación por el conducto del
Engendrado de Dios, Ama a los hombres por Cristo; envía
al Espíritu conjuntamente con Su imagen perfecta, el
Mesías prometido por los profetas.
Satanás siente el embate. Se precipita a destrozar
la obra de Dios y tienta al mismo Cristo, quien se deja
acercar por el maligno en el desierto, justo después de
abrir a los hombres el cauce de filiación, de dar con el
bautizo el perdón y la fórmula para recibir, como David,
el Espíritu de Dios.
Satán no logra vencer al Hombre-Dios como
venció al hombre-hombre Adán. Se encuentra con algo
mucho más fuerte que antaño. Empieza a sentir que su
poder se reduce, que su efecto mengua. Las tentaciones
de una Redención fácil no hacen mella en el Redentor,
pues bien se nota por el diálogo en el desierto, que Satán
busca desesperadamente obtener la obediencia, o el
reconocimiento de ser él un poder superior a Dios: “...yo
te daré todo esto, si postrándote me adoras”96 dice Satán
al Maestro.

96
Falta el texto de este pie de nota

280
La promesa de una redención fácil, si cede el lugar
del Padre al Infame, si hace pan de las piedras usando Su
poder divino para facilitarse el paso por la tierra, si llama
a Sus ángeles para que le resuelvan el camino evitando
así el sacrificio que le pide el Padre, quien siempre tiene
la iniciativa pues conoce el tiempo y ordena al Hijo lo
que ha de hacer.97
El Hombre-Dios no cae, pero el hombre-hombre
sí. Satán redobla sus esfuerzos para atacar entonces a
los ungidos con el agua y hacer que la imagen de Dios
se asemeje al maligno, gozándose incalculablemente
cuando lo logra, pues sabe que es victoria contra Dios
obtener la complicidad del hijo adoptivo, de torcer la
filiación contra el Padre y de oponer el pecado contra la
Santidad del Hacedor, desfigurar la semejanza y destruir
el Amor.
En el actuar magistral de Dios, regresa con Amor
el plan del maligno, que es torcer a los hijos adoptivos
contra Él. Ahoga el Santísimo el mal con abundancia
de Bien, que es Su característica más evidente, (por la
triple santidad) e instituye otro proceso para limpiar los
pecados tantas veces cuantas Satán pueda ingeniárselas
para torcer al hijo: la confesión. Da la orden a Pedro de
perdonar “setenta veces siete”98

En este siglo de abundantes ciencias médicas,


muchos han aceptado el decir todo a sus doctores,
psiquiatras, etc., pero se niegan a confesar sus pecados
al enviado de Dios, al cura de almas. Esto no es más que


97
Cfr., Mateo, 14, 36 y Juan, 2, 29.

98
Lucas, 17 - 2, 3.

281
una consecuencia de adorar a las ciencias humanas en
demérito de la Promesa o Ciencia de Dios.

No hay por qué asombrarse. La confesión es


consecuencia de la presencia de fe; la negativa de
confesarse es consecuencia de la ausencia de fe. Muchos,
primero hablarán ante un hombre con pequeña ciencia y
limitado poder, como el psiquiatra, que con un hombre
con la Ciencia del Amor de Dios y Su representación
para perdonar.

No cabe duda que la diferencia es enorme. El


primero es príncipe que no se pule para imitar la imagen
del Padre, el segundo es hijo que acepta ser limpiado
como ordena el Rey, como condición de marchar hacia
el banquete de Dios. El primero es como hijo de hombre
que regresa a actuar como simio. El segundo es como
hijo de hombre que se esmera en ser más hombre y
menos simio, más hijo de Dios y menos cómplice de las
tinieblas.

La diferencia es muy grande. El primero queda


estático, con su ficha de inscripción para ingresar en la
escuela; el segundo, acude a clases, estudia y aprende.
La característica del bautizado, que significa el tener el
alma limpia a semejanza del Creador, se mantiene por
la confesión. No hay hombre que pueda continuar el
camino a la trascendencia sin sumergirse en este lavado
continuo que permite que la realeza se manifieste, que
Satán sea constantemente echado del alma, que la
limpieza que da similitud con la Triple Santidad se haga
habitual.

282
Esta limpieza de alma, este pedir perdón por los
cauces mandados por la ley de Dios; permite actuar al
Espíritu de Dios como lo hizo con David, para acercarnos
a la imagen de Dios y hacernos así dignos del principado
que nos corresponde por derecho de herencia.

A San Pedro le es dada la llave del Reino donde


atará y desatará.99 El día de la resurrección, apareciéndose
Cristo a sus apóstoles les sopla y entre otras cosas les
dice: “Recibid el Espíritu Santo; a quien perdonareis
los pecados, les serán perdonados; a quienes se los
retuvieres, les serán retenidos.”100

Satanás queda así burlado. Para salir del reino de


las tinieblas, de la oposición a la luz, basta con buscar
un facultado y pedir perdón de los pecados.

La soberbia humana busca afanosa cómo quitarse


este requisito de la confesión, sobre todo cuando implica
confesión verbal de la falta que requiere ser perdonada:
Satán aparece y aprovecha esta triste condición de
vanidad en el hombre para alejarlo de la confesión, para
que se aplique lo que se prometió por boca del profeta:
“Y habrá ahí una senda, una calzada,
que se llamará camino santo.
Ningún inmundo la pisará.
Será solamente para ellos;
los que sigan este camino,
aún los sencillos, no se extraviarán.”101

Porque si el bautismo perdona los pecados


de antes del bautismo, ¿cómo será con los pecados
cometidos después?

99
Mateo, Cfr 16 - 19.
100
Juan, 20 - 22, 23.
101
Isaías, 35 – 8.

283
La calzada se abre al humilde. El soberbio que
cree poder lograr que se le perdone la falta según como
él decreta que Dios deba de hacerlo, es inmundo, pues
la soberbia lo convierte en algo inaceptable para el
Espíritu Santo. Igual que Satán y Adán fueron echados
por el pecado de soberbia, el que no confiesa su falta
en señal de humildad no merece el perdón. Se hace
cómplice de los anteriores.

Más impacta la vanidad y la falta de entendimiento


cuando confiesan sus culpas e intimidades ante el
psiquiatra, al facultado por la ciencia humana, pero se
niegan ante el facultado por Dios. ¿Recibirán por su fe
el perdón, o manifiestan su falta de fe, por lo que no
reciben el perdón? Los que se “confiesan” solos, no
merecen perdón por su manifiesta falta de fe, pues no
obedecen a Dios, ni a quienes han recibido el Espíritu
Santo y por lo tanto hablan en nombre de Dios. La tal fe
es en verdad falta de fe.

Durante mil quinientos años, la Iglesia en concilio


camina hacia la confesión auricular. No es hasta el
cisma protestante que se elevan las voces seriamente
contra este sacramento. ¿Será que el Espíritu de Dios se
equivocó durante más de un milenio y ellos llegaron a
corregir ese error? ¡Cuánta soberbia lleva implícito el
reclamo de confesarse sólo ante Dios!

Aquí se separa el camino de los que limpian


como Dios manda, frente a los que “limpian” como les
da la gana. Ya caminan los unos por la senda que se
llamará camino santo. Caminan los otros a la diversidad,

284
hacia ordenamientos lejanos a la marcha que lleva
hacia glorificar al Padre. No podemos sorprendernos de
que la diversidad absorba la tendencia natural hacia la
evolución, al cambio.

Como miles de especies de insectos o de peces, se


dan miles de iglesias protestantes; falta Espíritu Santo que
los guíe al destino, como cuando el agua borra la marca
química que dejan las hormigas para encontrar su camino
y se aglomeran en un ir y venir desordenado. Cuando no
hay Espíritu Santo, toda trascendencia se convierte en
berenjenal, en Torre de Babel, en hormiguero.

La fe y la humildad se manifiestan en acudir a esa


confesión un poco molesta por el requisito de decir los
pecados al confesor. La fe que no es prendida por la acción
de Dios, por el Espíritu Santo, es una fe lúgubre y triste.
Lo mismo es válido para la esperanza y el amor a Dios
y al prójimo. Como frío y lento es el vegetal, comparado
con el ágil animal de sangre caliente, la presencia de los
comportamientos energizados por la presencia de Dios,
las virtudes teologales, se manifiestan produciendo un
gusto por las cosas de Dios, una docilidad increíble ante
la Palabra y el Magisterio, una preferencia por el Dogma,
frente al puro parlotear de supuestos sabios humanos que
no pueden ni crear un átomo, pero que se atreven a auto-
nombrarse guías de hombres, tal cual falsos profetas. Bien
haremos en llamarlos “ciegos, guías de ciegos”.

Una característica definitiva del cauce de filiación


es que el Amor con que amamos ya no es el amor humano,
excelente forma de amor por cierto, digno y deseable sin

285
duda. Pero ante el inmenso mar del Amor de Dios, del
Espíritu Santo que se nos da con el bautismo, queda lo
otro en un plano diminuto. El Amor de Dios vivifica la fe
y la esperanza de tal forma que ya no pertenecen a las
virtudes humanas, como la justicia o la templanza.

El Amor de Dios sembrado en el alma del bautizado


tiene por este motivo una capacidad de creer, de esperar
y de amar que es de gran valor ante los ojos de Dios y de
gran significado para entender, aceptar y amar los nuevos
cauces de Creación por los que habrá de escalar. Sin
virtudes teologales, será imposible proseguir. El primer
pequeño promontorio que se alce ante los escaladores,
como lo es la confesión auricular, será insuperable.

La fe languidecerá y dirán: ¿Por qué habré yo


de decir mis pecados a otro hombre igual a mí? ¿Si
puedo hablar con Dios, para qué molestarme con los
hombres?

¡Qué distintos aquellos leprosos que fueron a


presentarse ante los sacerdotes, como Jesús les indicó;
qué diferente el ladrón arrepentido crucificado con
Jesús!

¿Amor por las cosas de Dios? Cuando el amor


humano pide una pequeña humillación, sin duda
acudimos a efectuarla. La madre que limpia los pañales
del niño es un ejemplo palpable de un acto desagradable
que es efectuado sin consideraciones por el ser que ama.
Cuando nos negamos a la humillación de la confesión,
demostramos poco amor a las cosas de Dios y también
poco Amor, con mayúscula, que es la caridad teologal

286
que se manifiesta antes que nada en el Amor por las cosas
de Dios: Su Iglesia, Sus sacramentos, Sus instrucciones y
la interpretación dada por los nombrados por Dios para
dar fiel interpretación a la Palabra, el llamado Magisterio
de la Iglesia.

Qué bien entendemos los hombres que de una


semilla puede crecer un árbol que tendrá la facultad
de efectuar fotosíntesis, lo que es obra de Dios. Así, el
bautismo es una aparente nimiedad, pero sin esa semilla
de Amor de Dios, carecerá el alma de la vida de Espíritu
que le permite recibir la naturaleza de Dios que le da la
filiación al Padre.

La obediencia constante a los preceptos de Dios,


el gusto por la confesión y el estado de ser inmaculado,
de actuar como el Rey, de seguir en fe profunda, en
esperanza continua, en caridad manifiesta por la
presencia de Dios en el alma, abre las puertas al cauce
de santidad.

Dios instituye otros ritos como forma de adoración


a Él, en obediencia a Su ley, en concordancia con sus
preceptos, que conforman su orden de caminar hacia la
Gloria, glorificando al Padre. Los siguientes sacramentos
son distinto modo de caminar hacia el reino de Dios.

Destaca el matrimonio, instituido por Cristo como


un verdadero camino de santificación. Ya prevé la unión
del hijo y la hija de Dios como una segura forma de
obtener hijos de Dios, de trasmitir la Semejanza Divina a
Su Creación, de llenar de príncipes el trono eterno donde
el Dios todopoderoso puede dar tantos principados
cuantos quiera.

287
La vida ya se engendra con Amor de Dios a flor
de piel. El compromiso de llevar al fruto de aquel amor y
de aquel Amor a la Gloria eterna semeja a los cónyuges
al Maestro y los hace co-responsables ante el Padre de la
vida eterna de los hijos e Hijos.

En la actualidad se ha desvirtuado con frecuencia


el matrimonio, llevándolo a un plano humano, más como
inercia de costumbre social (y también comportamiento
animal), que como camino de santidad. Es también
común que la voluntad de procrear en unión con Aquél
Que Crea se halle ausente y los cónyuges hayan decidido
escapar a la responsabilidad de engendrar a los hijos de
Dios.

Este no es verdadero matrimonio, ni camino a la


vida eterna. Es necesario unirse y recibir los hijos que Él
mande, con generosidad. Aquí dejan el camino muchos,
asustados por el obvio esfuerzo y sacrificio que requiere
el ser co-progenitores con Dios. La santidad se aleja del
horizonte de los timoratos. La fe ¿dónde está?; el Amor a
Dios, ¿dónde quedó?

Asustados por los ciegos guías de ciegos que


pregonan la imposibilidad de crecimiento de la población
desde que la población era una centésima de lo que
ahora es, imponiendo límites al poder de Dios con bases
que, pomposa y equivocadamente, llaman “científicas”,
negando entre otras cosas el avance científico mismo,
que es puntal de la mayor producción de energía y
alimentos.

Dicen que es imposible crecer, pues no se sabe


cómo se podrán resolver los problemas que el crecimiento

288
plantea. Con este criterio, el simio no hubiera bajado del
árbol, ni el hombre hubiera descubierto la agricultura, la
metalurgia o América, por mencionar tres de entre miles
de avances provocados por la necesidad de obtener
nuevos recursos.

Con este criterio, la mal llamada “ciencia” justifica


el no avance científico como método científico ¡Qué
increíble estupidez!

Con respecto a los recursos, ¿cómo es que hay


enormes montos para armas y para diversiones? Campos
de golf, super-bombarderos y cruceros de placer
abundan. ¿Quién argumenta que no hay recursos? Más
bien no hay ganas de superarse, domado y esclavizado
el espíritu por la búsqueda insaciable de confort y de
obtención de bienes materiales.

“Somos linaje escogido, una clase de sacerdotes


reyes, gente santa, pueblo de conquista...” clama ya San
Pedro en los albores del cristianismo;102 “nos escogió
el Señor antes de la constitución del mundo para que
fuéramos santos y sin mancha en su presencia, por el
Amor”, afirma San Pablo.103

La diferencia es radical. No es del orden de


oposiciones raciales, intrascendente como el color de la
piel. No es del orden de distinta especie, porque no se
basa en la capacidad de procrear; ni siquiera de orden,
Phyla o Reino. Dios no ama más a los peces que a las
aves. Es una diferencia tan grande que sólo caben dos
en la naturaleza: ¡O se es hijo del que Crea, Entiende


102
1 Pedro, 2, 9.

103
Ef., 1 - 3, 14.

289
y Ama, o no se es! Más allá de diferir en el nivel de
Reinos, difiere en nivel de Linaje, y en cada Linaje caben
muchos Reinos.

En el primer Linaje propuse ocho Reinos: 1)


energía, 2) materia, 3) vegetal, 4) animal, 5) hombre
consciente de sí, 6) hombre consciente de otros, 7)
hombre consciente de Dios, 8) hombre obediente a la Ley
de Dios. Guardando la simetría, por motivos que luego
se verán evidentes, propondremos otros ocho Reinos de
la naturaleza –obra de Dios– en este nuevo Linaje. Se
encontrarán sin dificultad si seguimos la misma lógica
que en los capítulos que versan sobre el Linaje antiguo.

Claro está que para los biólogos de microscopio,


esta clasificación les parecerá absurda. ¿Para qué?
preguntarán sin duda. Ellos ven claro que aquel cilio o
flagelo hace diferencia. No ven claro que la Iglesia de
Dios haga la diferencia. Cuestión de capacidad visual y
de entendimiento trascendente. La capacidad de mover
un pelo, les parece más significativa que la capacidad
de trabajar con la piedra, mover una montaña con una
máquina o volar en un avión, que hacen una civilización
o mover al mismo Dios en función de su filiación. ¡Qué
grandes criterios de diversidad se dan entre los que no
salen del horizonte del microscopio y los que atisbamos
en las realidades de la diversidad cósmica micro y macro!
Asimismo, entre los que escudriñan en el universo de lo
visible mediante lentes ópticos y los que escudriñan en
el horizonte de Dios, en función de Su Obra, Su Palabra
y Su Magisterio.

290
Bueno es que despidamos de nuevo a los que
no tienen fe. Este y los próximos capítulos les serían
intolerables. Parece más fácil pedir a una piedra que
baile, que pedir a los hombres sin fe teologal que puedan
aceptar estas líneas. No en vano Dios comenzó por crear
el hombre de fe y sólo dos mil años después instituyó el
bautismo.

Después de la primera limpia del alma para llegar


a la participación del ser inmaculado, se mantiene esta
limpieza por el constante cuidado que de ella se haga.
De ahí que la actividad y movimiento en busca de esta
limpieza, esta verdadera condición para mantener al ser
inmaculado, nos recuerda el movimiento de los seres
animales en búsqueda de alimento.

La demanda de la asociación con Dios por esta


filiación para lograr Su constante presencia, nos recuerda
el escudriñamiento de la asociación con otros hombres
para formar la civilización. El hombre que se humilla
constantemente con esa confesión difícil pero efectiva,
logra acercarse a Dios en la característica de limpieza,
por lo que su comportamiento se hace más parecido al
de Cristo. Por lo pronto, cumple con los requisitos de la
familia del Padre en cuanto a la ausencia de oposición. La
confesión permite que el Espíritu Santo siga modelando
aquella alma a semejanza del Creador.

La limpieza del alma permite a la fe hacer


asiento. Permite a la fe y la esperanza tornarse divinas o
teologales. Esas virtudes, dormidas o incipientes, cuando
resultaron sólo del tiempo en que el alma permaneció

291
limpia por el bautismo, se despiertan con la confesión
y la lucha contra el pecado (como el sistema muscular
con el ejercicio) y ese vigor sirve para dar un nuevo
comportamiento a la creatura.

La ley de Amor a Dios (Caridad), la docilidad a


las enseñanzas de la Iglesia tamizadas y dirigidas por
la presencia del Espíritu Santo, preparan al alma para el
próximo gran don. Esto permite escalar al tercer escalón
del Linaje Santo: la santidad o la acción vigorosa de los
dones del Espíritu Santo.

La presencia trinitaria que se dio durante el


bautismo de Cristo, donde el Padre presenta al Hijo, y
el Espíritu Santo hace acto de presencia, se repite en el
monte Tabor.104 Cristo, acompañado por sus principales
apóstoles, se dirige a las alturas y ahí confirma el Padre
lo dicho en el bautismo.

Una voz que dice: “Este es mi hijo, el elegido:


escuchadle a Él,”105 retumba en las alturas, al tiempo en
que el Espíritu Santo se aparece, ahora con forma de
nube luminosa. Confirma el padre Su paternidad con
respecto al Hijo Jesucristo. Se confirma la Divinidad o
deidad de Cristo, se confirma la potestad del Mesías,
se confirma Su nexo con el Antiguo Testamento por la
presencia que ahí se da de Moisés y Elías, confirma Jesús
su nexo con el Nuevo Testamento por la presencia de
Pedro, Juan y Santiago.

La presencia evidente trinitaria es tremendamente


significativa. No puede haber momento, verdad o acto


104
Cfr., Lucas, 9 – 26 y ss.

105
Lucas, IX – 35.

292
más intenso en deicidad. De ahí que lo mencionemos
aquí. Se da en la Creación de la luz (Dios, el Verbo
de Dios...dice y el Espíritu de Dios se mueve sobre las
aguas.106 Se da en el nacimiento del Mesías (El Padre
da al Hijo por obra del Espíritu Santo). Se vuelve a dar
en el bautismo de Cristo (El Padre habla, el Espíritu se
mueve sobre las aguas con forma “como de paloma” y
el Verbo da el ejemplo recibiendo el bautismo trinitario).
Las presencia trinitaria marca pues los momentos
principales en el cauce de la evolución de la obra
camino a la Gloria de Dios. De aquí el argumento de
que la presencia trinitaria tiene un profundo significado
también en el Tabor.

Confirma Cristo que el Padre sigue actuando.107


El principio trinitario ha decidido renovar Sus dones
a la Creación y llevar a Su obra un mayor nivel de
perfección, como cuando a la nada sumó luz, o al alma
dio la semejanza inmaculada.

Esta correlación que aquí se hace del Sacramento


de la Confirmación con la confirmación de la Divinidad
de Jesús que se da en el Tabor, no es pasaje común en
la doctrina de la Iglesia (hasta donde yo sé), pero no
puedo dejar de reconocer que la similitud entre aquella
presentación hecha por Dios Padre en el bautizo del
Jordán y esta nueva presentación que hace el Padre en el
Tabor, me recuerda la relación entre el bautizo trinitario
que es sacramento de la Iglesia y otro sacramento que es
la confirmación. Ambos marcan al hijo adoptado para


106
Cfr., Génesis, 1 - 2, 3.

107
Jn 5,17

293
siempre. Ambos imprimen carácter, dirá el catecismo.
Ambos son parteaguas en cuanto a la acción del Espíritu
Santo. También me parece que es coherente en Cristo el
recibir la confirmación, tal como recibió el bautizo.

El sacramento de la confirmación, también


instituido por el Nazareno como sacramento de
Vida, redobla la presencia de Dios pues manifiesta
la voluntad de seguir las enseñanza de Cristo. En ese
acto el confirmado es colmado de Espíritu Santo por
la imposición de las manos del descendiente de los
apóstoles, los obispos de la Iglesia de Dios. Recuerda y
renueva la venida del Enviado en Pentecostés.

La Escritura da fe de cómo, desde los primeros


días, los apóstoles ya imponían las manos para que
viniera sobre el confirmado una intensa presencia del
Espíritu Santo:108 San Pablo comunica el Espíritu Santo
a unos doce discípulos de Éfeso;109 cuando Pedro y Juan
van a Samaria e imponen las manos sobre los bautizados
para que baje sobre de ellos el Espíritu Santo.

Sin embargo, hay quienes reciben el bautizo, pero


la falta de acción de Dios en el alma, por el pecado
y la falta de confesión, derivan hacia otro cauce de
evolución. Ya no caminan a la trascendencia y van hacia
la diversidad. Se dan entonces variedad de individuos
y de grupos que reclaman el derecho de interpretar las
Escrituras, negando así la ayuda del Espíritu de Dios en
la interpretación de la Ley Revelada.

Estos negarán pronto grandes horizontes de Dios,


revelados por Cristo, para ensanchar el horizonte de los


108
Cfr., Hechos 19, 6.

109
Hechos 8,14

294
hombres. Se unirán a gobiernos, como los anglicanos
y luteranos. Se reducirá en gran medida el celibato
sacerdotal, se desconocerá la capacidad de la Iglesia
de perdonar los pecados según mandato de Cristo,110 la
Eucaristía (dice Dios “este es Mi cuerpo”, pero dicen
ellos: “este es sólo memorial del cuerpo de Cristo; no
es Él mismo”. ¡Como si Dios no pudiera cumplir Su
palabra!) Esto se verá con más detalle en el libro IV.

Igual que muchas formas de vida, los compuestos


moleculares o las tribus, se pueden dispersar lejos
del cauce de trascendencia; estas formas de Creación
también se pierden en la natural tendencia a la diversidad
que muestra todo el orden de la Creación. Sólo la acción
cercana de Dios prepara su obra para pavimentar el
camino hacia Su imagen.. Si esto no fuera así, ¿hubiera
dicho Jesús: “Sed perfectos como mi Padre Celestial es
perfecto”?

Después de Pentecostés, cuando los apóstoles


recibieron el prometido Espíritu Santo,111 los apóstoles
comenzaron a proclamar las “Maravillas de Dios”112 y
Pedro declara que esta efusión del Espíritu es el signo
de los tiempos mesiánicos.113 Los que creyeron en la
predicación apostólica y fueron bautizados, son materia
prima para el próximo escalón a la Gloria, que se
manifiesta por la efusión del Espíritu Santo y la fuerza de
los llamados dones del Espíritu Santo.

“Desde aquel tiempo y en cumplimiento de la


voluntad de Cristo, los apóstoles comunicaban a los
110
Jn 20,23
111
Cfr., Juan, 20, 22. Lucas, 12, 12; Hechos., 2, 1 – 4.
112
50
Hechos, 2, 11.
113
51
Cfr., Hechos, 2, 17 – 18.

295
neófitos mediante la imposición de las manos el don
del Espíritu Santo, destinado a completar la gracia del
bautismo.”114

En este nivel, la santidad es ya patente. Claro que


el pecado puede afectar al santo, como la enfermedad o
muerte al vivo. La falta de alimento que en el cuerpo se
manifiesta por anemias y tisis, incapacidad de defenderse
de enfermedades infecciosas y estados de avitaminosis,
en el alma se manifiesta por falta de búsqueda de las
cosas de Dios. No se cumplen los mandamientos, se
evitan los sacramentos (en especial la penitencia, por
aquello de la soberbia), y se cae en estados de fe muerta
o dormida, incipiente o estéril. Pero si el alimento del
alma, la naturaleza divina que recibe el hijo de Dios
(gracia santificante lo llaman los teólogos) se ha recibido
por la presencia de Dios en el alma, entonces la santidad
crece constantemente. Luego se empiezan a manifestar
los dones del Espíritu Santo.

En este nivel de Santidad, los mismos sacramentos


a que da acceso el bautismo adquieren una dimensión
distinta. El matrimonio entonces es un verdadero camino
de santidad en donde los cónyuges, además de amarse
en lo físico y lo espiritual, están empeñados a llevarse
mutuamente a la Gloria. En él, los hijos que llegan son
ya reconocidos como verdaderamente hijos de Dios y se
les entrega gustosos al servicio de la divinidad, cuidando
celosamente su educación cristiana. La confesión se
vuelve como la sopa, un requisito de una buena comida;


114
Cfr., Hechos, 8, 15 - 17; 19, 5 – 6.

296
frecuente, caliente y sabrosa. La humillación de confesar
el pecado se convierte en el deleite de saborear la gracia
que se obtiene al recibir el Sacramento.

En este nivel de santidad, Cristo escoge a los


que recibirán el sacramento del Orden Sacerdotal. La
santidad produce profunda apetencia del servicio de
Dios y, entonces, hay quien sacrifica todo por obtener
la dignidad de servir al Tres Veces Santo. El Espíritu de
Dios arrebata a esas almas y las lleva a un estado de
profunda unión con Cristo: el Sacerdocio Cristiano, que
como Cristo mismo, rechaza el llamado de la carne y
se entrega en cuerpo y alma a favorecer la fecundidad
del Padre eterno, bautizando, y con esto engendrando
a los hijos de Dios, igual que hizo San José, al ceder su
apetencia para que el Padre engendrara.

Al recibir esa cercanía con Dios, son llamados a


ser cimiento del nuevo, último y más elevado escalón a
la Gloria: la Eucaristía. La capacidad de traer al Creador
a la obra igual que María Madre de Dios, para dar a
Cristo el gusto de estar con los hermanos (mi deleite es
estar con los hijos de los hombres...115) y a los hombres
la inigualable dicha de estar con el Salvador, Dios
Todopoderoso, Hijo Trinitario, Señor de la Creación. Este
signo de la Eucaristía y el Sacrificio de la Redención, los
veremos en el siguiente libro.

Los que por falta de Espíritu Santo siguieron caminos


otros que el de la confesión y la Eucaristía, se parecen
un poco, aunque en mayor medida, a los ignorantes que


115
Prov 8,31

297
entregaron oro contra lentejuelas. ¡Qué terrible es la
ausencia del Espíritu Consolador, del Abogado de Dios!
Sin Él, no hay quien nos defienda del sutil ataque de
Satán y de nuestra soberbia e ignorancia.

Falta abordar una cuestión: ¿Qué son los dones


del Espíritu Santo?

Posiblemente de todos los temas abordados en


este escrito, este sea el menos conocido y sin embargo
es tan importante a la santidad como la gravedad a la
materia o la selección natural a la vida. Sin duda será
difícil de explicar cómo ejerce esta ley su acción sobre
los que se muevan en el cauce de la santidad.

Apelaremos a los santos para ilustrar el efecto de


estos siete dones que el Espíritu de Dios envía como
legislación de los actos de sus allegados.

Isaías116 describe los dones espirituales del futuro


Mesías con estas palabras:

“Sobre Él reposa el espíritu de Yahvé, espíritu


de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de
fortaleza, espíritu de entendimiento y de temor de Yahvé:
y en el temor de Yahvé tiene Él su complacencia [...]
espíritu de entendimiento y de piedad, [...] y le llenará el
espíritu de temor del Señor.”

El texto hebreo numera seis dones, pero a


consecuencia de diferencia en la traducción, la Vulgata
numera siete, pues el concepto de temor de Dios lo
transcriben de dos formas distintas. Seis o siete, no


116
Isaías, 11, 2.

298
tiene importancia. Lo fundamental es que los dones
mencionados se conceden a los que se asemejan en
su actuar al Mesías, luego recibirán con el Espíritu que
Jesús les envía, los mismos dones que Cristo.

Dice San Pablo: “...el hombre animal no percibe


las cosas del Espíritu de Dios. Son para él necedad y
no puede entenderlas, porque hay que juzgarlas
espiritualmente.”117 y dice también: “...si el Espíritu de
aquel que resucitó a Jesús, habita en vosotros, [...] dará
también la vida a vuestros cuerpos mortales por virtud de
su Espíritu que habita en vosotros”118 por lo que desde
principios de la Cristiandad se sabía a ciencia cierta de
la incapacidad de los hombres no bautizados y en estado
de no santidad. Son como imposibilitados a entender las
cosas de Dios.

A la fecha esto no ha hecho más que evidenciarse.


En el siglo XX en que me ha tocado vivir, los impotentes
en este sentido, carentes del Espíritu de Dios, se han
sentado en los presupuestos de investigación y la cabeza
de los gobiernos y han hecho verdaderos estragos en el
nivel de evolución que estamos estudiando. Al igual que
una bacteria puede infectar a una población de animales
y diezmarlos, los del reino de conciencia de sí, o de
conciencia de otros, pueden asentarse en medio de los
santos y hacerles gran daño. Eso está sucediendo por
falta de Ciencia con mayúscula, que lleve la Creación
a Dios y no a la dispersión de naciones y diversidad de
credos (y para el caso, de ranas).

117
1 Cor., 2, 14.

118
Rom., 8, 11.

299
La ciencia de los hombres no es mala si lleva
a la vida, a la libertad, a la verdad; pero es pésima si
lleva a la no vida, a la inconsciencia y esclavitud, a la
manipulación: todo en aras del confort y del “american
way of life” incluyendo el alcoholismo crónico, el
consumo de drogas, el tiempo enorme sentados viendo
televisión (que es vector para infectar de consumismo,
como el agua sucia produce enfermedades gástricas –la
amibiasis, salmonelosis, cólera, etc.– que pueden llevar
hasta la muerte).

Cabe aquí preguntar ¿Qué especie animal o vegetal


ha sobrevivido a base de buscar confort? ¿Qué Orden
o Phila vive gracias a su actitud de autocomplacencia,
de su facilidad para dedicar parte importante de su
vida (reduciendo así la capacidad de producción)
pasivamente a contemplar intrascendencias, unidas a
una clara manipulación e incitación al consumo?

El opuesto a la Gloria de Dios, claramente


buscará destruir los escalones que llevan a esa Gloria.
De ahí que el perder el tiempo en intranscendencias sea
opuesto a la Gloria y claramente satánico. También lo es
el reducir la vida o combatir la conciencia con drogas,
vinos o agrediendo a la vida humana con actitudes o
actos antinatalistas.

No se diga del gusto que a Satán le da el retorcer


la verdad, el promover el pecado, el sembrar vanidad
contra confesión, soberbia y pereza contra trabajo,
deseo de confort contra vida; todo esto es ignorancia
contra Ciencia de Dios, tiniebla contra Amor, estupidez
contra Sabiduría.

300
Esto lo vemos en paralelo a las causas directas
de estos males: escuelas y universidades, centros
de investigación y gobiernos son desgraciadamente
manejados en su mayoría por hombres carentes de
Espíritu Santo. El ateísmo que ataca al deísmo es como
una bacteria que infecta a un organismo superior -por
ejemplo- un vertebrado.

Y al igual que Pasteur enseña al cuerpo humano a


defenderse de estos invisibles organismos (por medio de
la vacuna), estas líneas tienen semejanza de intención.
Creo que la multitud de actos infames que hemos visto
en este siglo XX, producto del ateísmo, de la actitud
contra la vida, la libertad, la verdad y la Iglesia, como
los horrores del leninismo, estalinismo, el nazismo, el
maoismo, el abortismo, etc, son todos señal de que
el hombre primitivo, el ateo capaz de tanta atrocidad
y aberración, no deben de gobernar ni enseñar lo que
ellos falsamente llaman “ciencias” positivas y más bien
son “positivas ignorancias”.

Cabe, por supuesto, aceptar que la Iglesia ha


favorecido preponderantemente el estudio de las ciencias
teológicas en su afán de bautizar y dar así cauce al
Linaje Santo. Pero al dejar las ciencias del primer Linaje
en manos de los mal llamados “científicos positivistas”,
les ha dado formidables capacidades para infectar con
los gérmenes del armamentismo, del consumismo y del
antinatalismo.

Las poblaciones infectadas difícilmente podrán


sobrevivir, pues siempre estarán quitando más y más
recursos a la vida para darlos a la guerra y el confort,

301
estrangulando así a su propia descendencia (y hemos
visto que a la descendencia de otros también). Es en
verdad lamentable.

Que esto sea experiencia para no claudicar ante


el ateísmo, dando a la Obra de Dios la importancia
que tiene, y no sólo atendiendo al Linaje de la Iglesia.
Es necesario promover el materialismo déico (poner
lo material al servicio de la obra de Dios, incluyendo
ciencias como la física, la química y la biología) en
contra del materialismo ateo; es necesario imponer la
evolución déica sobre la evolución atea, la “ciencia”
dirigida al confort o la diversidad debe subordinarse a
la evolución de la Obra de Dios hacia la trascendencia,
haciendo de la diversidad una variedad de caminos para
llevar Gloria a Dios y no para que proliferen adeptos a la
intrascendencia, como intestinos digestores de imágenes
televisadas.

Regresando al hilo conductor, los dones del


Espíritu Santo han marcado el curso del caminar hacia
el Padre. Son muy tangibles en la vida de Cristo y de
otros santos, por lo que daremos algunas explicaciones
y ejemplos para ilustrarlos.

Un conocido exponente del tomismo nos lo


platica de esta manera:

–Cristo se aplicó a sí mismo en la Sinagoga de


Nazaret el siguiente texto mesiánico de Isaías: “El Espíritu
del Señor está sobre mí, porque Él me ha consagrado
con su unción y me ha enviado a evangelizar a los
pobres...”119


119
Isaías, 61, 1; Lucas, 4, 18.

302
“Nuestro Señor hacía suyas las palabras de Isaías
que comparan la acción del Espíritu Santo a una unción.
La gracia del Espíritu Santo se ha difundido sobre Jesús
como aceite de alegría que le ha consagrado, primero,
como Hijo de Dios y Mesías, y le ha henchido, además, en
el momento mismo de la encarnación, de la plenitud de
sus dones y de la abundancia de los divinos tesoros.”120

Continúa el mismo autor:

• Por eso el profeta Elías, hablando del futuro


Mesías, anunció la plenitud de los dones
con que será enriquecida su alma santísima:
“Y brotará un retoño del tronco de Jesé, y
retoñará de sus raíces un vástago. Sobre
Él se posará el Espíritu del Señor: espíritu
de sabiduría y de inteligencia, espíritu de
consejo y de fortaleza, espíritu de ciencia y
de piedad, y será henchido del espíritu del
temor de Dios.” La tradición cristiana ha visto
siempre en este texto la plenitud de los dones
del Espíritu Santo en el alma santísima del
Señor.-
¿No era natural que el apóstol Pedro quisiera
apartar a Cristo de la muerte de Cruz? Sin embargo,
Cristo le contesta: “Apártate Satanás...”121 ¿Nos parece
exagerado que san Pablo sintiera como basura y
estiércol todas las cosas creadas que le alejaran de Dios?
Y sin embargo lo afirma y lo demuestra con una vida
absolutamente ajena a toda posesión. Caminaban los
mártires cristianos cantando hacia el circo de los leones;

120
Royo Marín, El Gran Desconocido. Cap. IV.

121
Mt 16,23

303
ven en una flor y hasta el feroz lobo, la omnipotencia
de Dios (San Francisco de Asís) y acude a hablar con el
carnívoro diciéndole hermano lobo...

Los ejemplos llenarían una biblioteca, pero


para efecto de este libro nombraremos a continuación
una lista de los efectos que produce en el alma la
presencia intensa de estos dones, según se desprende
del mencionado autor Royo Marín.

Don del temor de Dios:

1. Un vivo sentimiento de la grandeza y majestad


de Dios, que sumerge al alma en oración
profunda, llena de reverencia y humildad.
2. Un gran horror al pecado y una vivísima
contrición por haberlo cometido.
3. Una vigilancia extrema para evitar las
ocasiones de ofender Dios.
4. Desprendimiento de lo que no acerca a
Dios.

Este don se opone a la soberbia más que la


humildad.

Don de fortaleza:

1. Proporciona en el alma una energía


inquebrantable en la práctica de la virtud.
2. Destruye la tibieza en el servicio de Dios.
3. Hace al alma intrépida y valiente ante toda
clase de peligros o enemigos.
4. Hace soportar los mayores dolores con gozo
y alegría.

304
5. Proporciona al alma el heroísmo de lo
pequeño, así como el heroísmo de lo
grande.

Este don se opone a la búsqueda de comodidad y


al temor desordenado y flojera natural.

Don de Piedad:

1. Produce una gran ternura filial hacia el Padre


que está en los cielos.
2. Nos hace adorar el misterio inefable de la
paternidad divina intertrinitaria.
3. Un filial abandono en los brazos del Padre
celestial.
4. Nos hace ver en el prójimo a un hijo de Dios
y hermano en Cristo.
5. Nos mueve al amor y devoción a las personas
y cosas relacionadas de algún modo con la
paternidad de Dios o la fraternidad cristiana.

Se opone a la dureza de corazón relacionada con


el amor desordenado a nosotros mismos.

Don del Consejo:

1. Nos preserva del peligro de una falsa


conciencia.
2. Nos resuelve, con inefable seguridad y
acierto, multitud de situaciones difíciles e
imprevistas.
3. Nos inspira los medios más oportunos para
gobernar santamente a los demás.

305
4. Aumenta extraordinariamente nuestra
docilidad y sumisión ante los legítimos
superiores.

Es opuesto a la precipitación y temeridad en el


obrar, o contra la lentitud excesiva que hace que las
ocasiones se pierdan.

Don de ciencia:

1. Nos enseña a juzgar rectamente de las cosas


creadas en orden a Dios.
2. Nos guía certeramente acerca de lo que
tenemos que creer y no creer.
3. Nos hace ver pronto y con certeza del estado
de nuestra alma.
4. Nos inspira el modo más acertado de
conducirnos con el prójimo en orden a la
vida eterna.
5. Nos desprende de las cosas de la tierra.
6. Nos enseña a usar santamente a las creaturas.
7. Nos llena de contrición y arrepentimiento de
nuestros pecados en consecuencia al recto
juzgar de las creaturas.

El vicio opuesto es la ignorancia, o el


desordenado tener conocimientos que no se dirigen a la
transcendencia.

Don de entendimiento:

1. Nos hace ver la substancia de las cosas


ocultas bajo los accidentes.

306
2. Nos descubre el sentido oculto de las Divinas
Escrituras.
3. Nos manifiesta el significado misterioso de
las semejanzas y figuras.
4. Nos descubre bajo las apariencias sensibles
las realidades espirituales.
5. Nos hace contemplar los efectos contenidos
en las causas.
6. Nos hace ver las causas a través de los
efectos.

Los vicios contra este don son la ceguera espiritual


y el embotamiento del sentido espiritual.

Don de Sabiduría:

1. Le da a los santos el sentido divino, de


eternidad, con que juzgan todas las cosas.
2. Les hace vivir de un modo enteramente divino
los misterios de nuestra santa fe.
3. Les hace vivir en sociedad con las tres Divinas
Personas, mediante una participación inefable
de Su vida trinitaria.
4. Lleva hasta el heroísmo la virtud de la
caridad.
5. Proporciona a las otras virtudes el último
rasgo de perfección y acabamiento.

Este Don del Espíritu Santo es opuesto a la


estulticia, estupidez o necedad espiritual, o la fatuidad,
que lleva consigo la incapacidad total de juzgar de las
cosas de Dios.

307
De estos efectos se pueden dar numerosos ejemplos
en la vida de los santos, pero esto requeriría de mucho
espacio. Daré sólo tres ejemplos:

1. Del Don de Entendimiento se dijo que “nos


descubre el sentido oculto de las divinas
Escrituras”. Esto es lo que sucede cuando el
Señor se aparece a los discípulos de Emaús y
“les abrió la inteligencia para que entendieran
las Escrituras.”122
2. Del Don de Piedad se dijo que “Nos da gran
ternura filial hacia el Padre que está en los cielos:
Esto es lo que sucede cuando dice San Pablo:
“Abba Padre”. El mismo Espíritu da testimonio
a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios.”
3. Del Don de Fortaleza se dijo que “proporciona
al alma una energía inquebrantable en la
práctica de la virtud.” El ejemplo de santa
Teresa, de san Ignacio de Loyola o del Cura
de Ars, nos lo muestran. Unas palabras de
santa Teresa dan fe del fenómeno. Hablando
de su decisión de llevar a la santidad dice: “...
venga lo que viniere, suceda lo que sucediere,
trabájase lo que trabajare, murmure quien
murmurare, siquiera llegue allá, ...siquiera se
hunda el mundo.”

Se mencionaron en este capítulo los Sacramentos


del bautismo y la confirmación, que imprimen carácter.
Los sacramentos de la penitencia y el matrimonio que no


122
Lucas, 24 – 25.

308
lo imprimen (se puede una persona casar o confesar más
de una vez) y vagamente se habló del orden sacerdotal,
que también imprime carácter, pero que será abordado
con amplitud en el siguiente libro. Falta mencionar otro
sacramento que lo mismo puede operar en el cauce del
bautismo, que en el de la santidad: el Sacramento de los
Enfermos, o la extrema unción.
La vida de Cristo se da tachonada de innumerables
actos que demuestran Su Amor por los enfermos. Sus
curaciones de leprosos y de paralíticos son de sobra
conocidas. ¿Cómo pretender una Iglesia cristiana sin un
auxilio especial para aquéllos que por enfermedad u otro
motivo se encuentran cercanos a la muerte, a punto de ser
juzgados por sus actos?
Revisando la vida del Señor y de los apóstoles, se
observa claramente cómo Dios cura a los enfermos123 y
ordena esta práctica: “y yéndose de ahí, predicaron que se
convirtieran; expulsaban a muchos demonios y ungían con
aceite a muchos enfermos y los curaban.”124
Una vez resucitado el Señor, renueva la instrucción.
“En mi nombre... impondrán las manos sobre los enfermos
y se pondrán bien.”125
Este sacramento de la unción se puede recibir varias
veces, porque no imprime carácter. Puede ser recibido por
sólo bautizados y también por confirmados y ordenados.
Su efecto será mayor en función de la cercanía con Dios
en que el alma se encuentre. Por orden de Cristo y de la
Iglesia, podrá perdonar los pecados.

123
Cfr., Mateo, 4, 24.
124
Marcos, 6 - 12, 13.
125
Marcos, 16 - 17, 18.

309
En este orden de la presencia de los dones Espíritu
Santo se encuentra el valor insuperable del Magisterio
o enseñanzas de la Iglesia. Las Escrituras, interpretadas
por el sínodo de obispos, adquieren un relieve déico
cuando hombres profundamente santos, entregada su
carne y su riqueza en aras del Amor de Dios, habiendo
recibido los tres sacramentos que imprimen carácter de
acercamiento a Dios: el Bautizo, la Confirmación y el
Orden, se entregan a la tarea de interpretar la Escritura
según mandato de Cristo: “...cuando venga Aquél, el
Espíritu de verdad, Él os conducirá a toda la verdad...”126
De aquí que este Magisterio sea manifiesto nivel supremo
de la Ciencia en la tierra. Es la obra de Dios, la Palabra de
Dios y la interpretación de Dios la que se nos ofrece.

Las “Iglesias” protestantes y no se diga de niveles


de menor acercamiento a Dios, no reconocen este
magisterio, lo cual es a la vez causa y efecto de que
deriven en dirección a la diversidad en vez de encontrar
su cauce a la trascendencia. De aquí que en este
libro siempre hagamos referencia a las Escrituras y al
Magisterio.

El sacramento del Orden, que imprime carácter,


es el sacramento gracias al cual la misión confiada
por Cristo a los apóstoles sigue siendo ejercida en la
Iglesia hasta el fin de los tiempos. Es, pues, el magisterio
apostólico. Se da solamente a los hombres, siguiendo el
ejemplo de lo que Cristo hizo en su vida pública.

Cristo es único mediador entre Dios y los


hombres,127 por lo que Cristo es el verdadero sacerdote;


126
Juan, 16 – 13.

127
1 Tim., 2, 5.

310
los demás son ministros suyos, dice santo Tomás en
referencia a Hebreos, 7, 4.

De hecho toda la comunidad de creyentes es,


como tal, sacerdotal. Los fieles ejercen un sacerdocio
bautismal a través de su participación, cada uno en
su vocación propia, en la misión de Cristo Sacerdote,
Profeta y Rey. El sacerdocio ministerial se diferencia en
que en el ordenado es Cristo mismo quien está presente
en su Iglesia, pastor de Su rebaño, Sumo Sacerdote del
sacrificio redentor, Maestro de Verdad. Por eso se dice
que el ordenado actúa in persona Cristi Capitis.

Entre los diversos ministerios que existen en la


Iglesia, ocupa el primer lugar el ministerio de los obispos
que, a través de la sucesión que se remonta hasta el
principio, son los transmisores de la semilla apostólica.
Para realizar estas funciones, el Espíritu Santo baja
sobre ellos. Luego comunican ese Espíritu Santo a sus
colaboradores mediante la imposición de las manos, el
don espiritual que se ha trasmitido hasta nosotros en la
consagración de los obispos.

El Magisterio enseña que por la consagración


episcopal se recibe la plenitud del Orden. Esto confiere
las funciones de santificar, enseñar y gobernar, quedan
constituidos como miembros del llamado Colegio
Episcopal, en comunión jerárquica con la Cabeza y
miembros del Colegio y, como vicario de Cristo, tiene
el oficio pastoral de la Iglesia particular que le ha sido
confiada, pero al mismo tiempo, tiene colegialmente
con todos sus hermanos en el episcopado, la solicitud
de todas las Iglesias.

311
Luego, el ministerio de los presbíteros, por estar
unidos al Orden episcopal, participan de la autoridad
con la que el propio Cristo constituye, santifica y ordena
a la Iglesia.

Su verdadera función sagrada la ejercen


sobretodo, en el culto o la comunión Eucarística y en dar
los sacramentos, como la confesión y el bautismo, por lo
que estrictamente hablando, pertenecen los sacerdotes al
nivel que se expondrá en el próximo libro: la Eucaristía.

Mucho más se puede decir de los sacramentos,


pero para efecto de nuestra intención, creo que esto
basta. Es claro que el Orden Sacerdotal, la Comunión y
la Eucaristía convergen para acercar al santo al mismo
Dios.

A todo esto, no sobra decir que el mismo Espíritu


que guió a los santos, guió también a la Iglesia a
reconocer, poco a poco, este gran tesoro que son los
Sacramentos. Así, la Iglesia ha precisado a lo largo de los
siglos que en sus celebraciones litúrgicas hay siete y sólo
siete sacramentos, que son los que hemos mencionado.

San Agustín y Santo Tomás, supremos teólogos


de la Iglesia, comentan unánimemente algo que nos
será de gran utilidad. “Los sacramentos son de la Iglesia
en el doble sentido de que existen por ella y para ella.
Existen por la Iglesia porque ella es el sacramento de la
acción de Cristo, que actúa en ella gracias a la misión del
Espíritu Santo. Y existen para la Iglesia, porque ellos son
sacramentos que constituyen la Iglesia.”128


128
San Agustín, Civ., 22, 17; Santo Tomás, s. th., 3, 64, 2 ad 3.

312
Difícilmente se pueden encontrar comentarios
más adecuados a lo que se está tratando de demostrar.
Los sacramentos son sin duda un camino de Creación
sobre los que se apoya la Iglesia. Los sacramentos son
escalones a la Gloria, reinos de la Creación hechos
por Dios al igual que el Creador hizo las plantas y los
animales, el tiempo y la vida.

El rápido elevarse a la oración, la intensa presencia


del Espíritu, el Amor vigoroso de su caridad, ilustran el
punto, pues semejan el rápido aletear del pez o del ave.
Los que apenas viven una fe dormida y una caridad fría,
fácilmente llevados por las pasiones y lenta reacción al
pecado, son semejantes a helechos o algas a la deriva
en el océano, donde la luz del sol las mantiene apenas
con vida, como a otros la luz del bautismo las afilia al
Creador.

La luz que permite tiempo y vida se asemeja a


los Sacramentos que permiten filiación y santidad. El
bautismo hace que el tiempo sea ahora “tiempo de la
Iglesia” y la santidad determina que la vida sea ahora la
“vida del Espíritu Santo en el Templo del Señor”. Lo que
antes se daba en el “Santo de los Santos” del Templo de
Jerusalén, ahora se da en el templo de aquellos hombres
y mujeres que viven en Sacramento. Dios entra ahí, la
Trinidad hace morada en el Santo del Señor.

El templo destruido por Tito, emperador Romano,


se ha convertido ahora en millones de templos que
dirigen su corazón y su afiliación a Roma misma, centro
de la catolicidad. Como siempre, el Entendimiento y el

313
Amor de Dios vence a la soberbia provocada por Satán
y sus seguidores de una manera imposible de imaginar
por el entendimiento de los hombres. Esto nos trae a la
memoria las últimas palabras de un emperador romano
antes de morir:
¡”Venciste, Galileo”!, dice;
Y anexo yo:
-“¡Y de nuevo vencerás!”.

Los sacramentos que imprimen carácter son


parteaguas entre cauces. En el medio del bautismo
y la confirmación se determina un cauce; entre la
confirmación y el orden sacerdotal otro. Los sacramentos
que no confieren carácter pueden darse en los dos
niveles. El matrimonio y la unción de los enfermos
pueden darse entre bautizados que comúnmente no se
confiesan y tienen poca presencia del Espíritu, o bien,
entre hombres que viven en intensa santidad.

La confesión es necesaria siempre entre el bautismo


y los sacramentos que acercan a Dios en el plano de la
santidad; de ahí que lo ubiquemos entre el bautizo y
la confirmación. El orden necesariamente antecede a la
comunión. Si no fuera así, ¿quién consagraría la hostia?

En la cúspide de este imperio de los sacramentos


hay uno que se halla en el supremo nivel que da esta
escalinata a la Gloria: el Hijo de Dios que recibe el
impresionante don de la Eucaristía. Será motivo de un
libro completo esta nueva y más elevada forma de
Creación.

En otra línea de pensamiento, un prestigiado


autor católico, célebre traductor al español de las Santas

314
Escrituras (monseñor Straubinger), en su traducción de
la Biblia, que en este libro hemos usado, comienza el
Salmo 18(19) con un comentario. Dice así:
“Dos Biblias: La Naturaleza y la Palabra”.
Y sigue la traducción del poema del Rey Profeta:
“Los cielos atestiguan la gloria de Dios;
Y el firmamento predica las obras
que Él ha hecho...”

En estas breves palabras se encierra en gran medida


el motivo que me ha hecho escribir estas páginas. No me
cabe duda de que la Obra, la Palabra y la Iglesia de Dios
y su Magisterio son creadas sin oposición entre ellas,
porque marca el Autor a Su Creación con Su huella; por
la imagen trinitaria resultante, queda esto manifiesto.
Esta marca certifica la veracidad de lo que en este escrito
se expone. De esto hablaremos más en el Libro V.

315
Capítulo III
Sacramentos
3. Magisterio (M), Padres (P)
y Doctores (D)
M El santo bautismo es el fundamento de toda
la vida cristiana, el pórtico de la vida en el espíritu y
la puerta de acceso a los otros sacramentos. Por el
bautismo somos regenerados del pecado y regenerados
como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo,
somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de
su misión.129

M Desde el origen del mundo, el agua, criatura


humilde y admirable, es la fuente de la vida y de la
fecundidad. La Sagrada Escritura dice que el Espíritu de
Dios se cernía sobre de ella (Génesis).130

M El bautizado es ahora hijo de Dios en el Hijo


Unigénito. Puede ya decir la oración de los hijos de
Dios: el Padre Nuestro.131

M Por el bautismo todos los pecados son


perdonados.132

M El bautismo no solamente purifica de todos


los pecados, sino que hace del neófito “una nueva

129
Catecismo de la Iglesia Católica, 1213.
130
Catecismo de la Iglesia Católica, 1217.
131
Catecismo de la Iglesia Católica, 1243.
132
Catecismo de la Iglesia Católica, 1263.

316
Creación,133” un hijo adoptivo de Dios134 que ha sido
hecho “Partícipe de la naturaleza divina”135 miembro
de Cristo136 coheredero con Él,137 y templo del Espíritu
Santo.138

M ...le hace capaz de creer en Dios, de esperar de


Él, y de Amarlo mediante las virtudes teologales; ...todo
el organismo de la vida sobrenatural del cristiano tiene
su raíz en el santo bautismo.139

M El Bautismo hace de nosotros miembros del


Cuerpo de Cristo, “Por lo tanto somos miembros los unos
de los otros.”140 El Bautismo incorpora a la Iglesia. De las
fuentes bautismales nace un sólo pueblo de Dios de la
Nueva Alianza que trasciende todos los límites naturales
o humanos de las naciones, las culturas, las razas y los
sexos: “Porque en un solo Espíritu hemos sido todos
bautizados, para no formar más que un cuerpo”141

M El Bautismo imprime en el Cristiano un sello


espiritual indeleble de su pertenencia a Cristo.142

M El “sello del Señor” es el sello con que el Espíritu


Santo nos ha marcado “para el día de la Redención.”143
El bautismo, en efecto, es el sello de la vida eterna.”144

133
2 Co., 5, 17.
134
Cfr., Ga., 4, 5 – 7.
135
2 P., 1, 4.
136
Cfr., 1 Co., 6, 15; 12, 27.
137
Rm., 8, 17.
138
Cfr., 1Co., 6, 9; Catecismo de la Iglesia Católica, 1265.
139
Catecismo de la Iglesia Católica, 1266.
140
Ef., 4, 25.
141
1 Cor., 12, 13; Catecismo de la Iglesia Católica, 1267.
142
Catecismo de la Iglesia Católica, 1272.
143
Ef., 4, 30; Cfr., Ef., 1, 13 – 14. Co., 1, 21 – 22.
144
San Irineo, Dem., 3.

317
El fiel que guarde el sello, es decir, permanezca fiel a las
exigencias del bautismo, podrá morir marcado con el
signo de la fe ... y la esperanza de la Resurrección.145

M El pecado es ante todo, ofensa a Dios, ruptura


de la comunión con El. Al mismo tiempo, atenta contra
la comunión con la Iglesia. Por eso la conversión implica
a la vez el perdón de Dios y la reconciliación con la
Iglesia, que es lo que expresa y realiza litúrgicamente el
sacramento de la Penitencia y la Reconciliación.146

M Sólo Dios perdona los pecados,147 Porque Jesús


es el Hijo de Dios, dice de sí mismo; “El hijo del hombre
tiene poder de perdonar los pecados de la tierra” y ejerce
ese poder divino: “Tus pecados están perdonados.”148
Al hacer partícipes a los apóstoles de su propio poder
de perdonar los pecados, el Señor les da también la
autoridad de reconciliar a los pecadores con la Iglesia.

Esta dimensión eclesial de su tarea se expresa


particularmente en las palabras solemnes de Cristo a
Simón Pedro: “A ti te daré las llaves del Reino de los
cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los
cielos, y lo que desates en la tierra, quedará desatado
en los cielos.”149 “Está claro que también el Colegio de
los Apóstoles, unido a su Cabeza150 recibió la función de
atar y desatar dada a Pedro.151

145
Catecismo de la Iglesia Católica, 1274.
146
Catecismo de la Iglesia Católica, 1440.
147
Cf r., Mc., 2, 7.
148
Mc., 2, 4; Lc., 7, 48.
149
Mt., 16, 19.
150
Cfr., Mt., 18, 18; 28, 16 – 20.
151
Cfr., Mt.,16, 19; Catecismo de la Iglesia Católica, 1441, 1444.

318
M La confirmación confiere crecimiento y
profundidad de la gracia bautismal; nos introduce más
profundamente en la filiación divina que nos hace decir
Abba Padre,152 nos une más firmemente a Cristo; aumenta
en nosotros los dones del Espíritu Santo, hace más
perfecto nuestro vínculo con la Iglesia, nos confiere una
fuerza especial del Espíritu Santo para difundir y defender
la fe mediante la palabra y las obras como verdaderos
testigos de Cristo, para confesar valientemente el nombre
de Cristo y para no sentir vergüenza de la cruz.153

M La confirmación, como el bautismo, sólo se


da una vez. La confirmación, en efecto, imprime en el
alma una marca espiritual indeleble; el carácter, que es
el signo de que Jesucristo ha marcado al cristiano con el
sello de su Espíritu revistiéndolo de la fuerza de lo alto,
para que sea su testigo.154

M En la Ley Evangélica, el sacerdote es otro Cristo,


a cuya persona representa.155

M ...Y su fin (del sacerdote) es la multiplicación y


gobierno de la Iglesia y la conservación de la misión y
potestad perpetuas de los Apóstoles.156

M En el servicio eclesial, del ministro ordenado


es Cristo mismo quien está presente en su Iglesia
como Cabeza de su cuerpo, Pastor de su rebaño, sumo
sacerdote del sacrificio redentor, Maestro de la Verdad.

152
Rm., 8, 15.
153
Catecismo de la Iglesia Católica, 1303.
154
Catecismo de la Iglesia católica, 1304.
155
Dz., Índice Sist., Orden, b.
156
Dz., Índice Sist., Orden, b.

319
Es lo que la Iglesia expresa al decir que el sacerdote,
en virtud del sacramento del Orden, actúa in persona
Christi Capitis.157

M Su verdadera función sagrada la ejercen


sobretodo en el culto o en la comunión eucarística. En
ella, actuando en la persona de Cristo y proclamando su
misterio, unen la ofrenda de los fieles al sacrificio de su
Cabeza.158

M “Con la sagrada unción de los enfermos


y con la oración de los presbíteros, toda la Iglesia
entera encomienda a los enfermos al Señor sufriente y
glorificado para que los alivie y los salve. Incluso los
anima a unirse libremente a la pasión y muerte de Cristo
y contribuir así, al bien del Pueblo de Dios”159

M “La alianza matrimonial, por la que el varón


y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la
vida, ordenado por su misma índole natural al bien de
los cónyuges y a la generación y educación de la prole,
fue elevada por Cristo Nuestro Señor a la dignidad de
sacramento entre bautizados.”160

157
Catecismo de la Iglesia Católica, 1548.
158
Catecismo de la Iglesia Católica, 1566.
159
Catecismo de la Iglesia Católica, 1499.
160
Catecismo de la Iglesia Católica, 1601.

320
Capítulo III
Sacramento
Esquema con fines pedagógicos
y analogías
Como se dijo desde un principio, este esquema jamás será
cimiento de argumento alguno, sino debe sostenerse en
los razonamientos de ciencia natural y/o de ciencias
teológicas.

En libros anteriores el esquema sólo abarca el


primer linaje. Ahora podemos incluir el segundo, que
llamaremos Linaje Santo, o Iglesia. El bautismo abre
la posibilidad de llegar a la santidad. Las fuerzas que
determinan el movimiento de las creaturas en este nivel
serán las virtudes teologales y los dones del Espíritu
Santo. Para efectos de comparación, anotaremos primero
los esquemas que se derivan de la luz y del alma.

Desde los que pertenecen a los albores de la


conciencia de sí, hasta los que gozan de la intensa
inhabitación Trinitaria con los Dones del Espíritu Santo,
pueden apreciar la Creación o parte de ella tal como
la entienden, según el nivel de evolución en que se
encuentren. La obra del hombre; la fe laxa o llevada
al extremo de dar la vida; bautizados, confirmados u
Ordenados y en Comunión.

En este punto del escrito, la Creación se manifiesta


desde el fotón hasta el sacramento de la Comunión. La
variedad de Iglesias que se derivan del Bautizo caminan
hacia la diversidad, produciendo miles de iglesias
protestantes. Aquella que escuchó el Magisterio, que se

321
mantuvo fiel dos mil años, que se viste con humildad y
sacramentos para recibir los Dones Trinitarios; aquella
que es fiel a la Palabra y la que produce el Magisterio
por el cual conocemos la gran Verdad de la comunión y
la radical realidad de la Eucaristía, que es Dios Mismo,
es la Iglesia santa, con la que Dios mismo se identifica
cuando reclama: a san Pablo: “Saulo; ¿por qué me
persigues?” 161

Imperio Cauce Reino Ley Participación


Energía
Leyes de
Tiempo Del ser
interacción
Materia
Luz
Vegetal
Selección
Vida De la fecundidad
natural
Animal
Natural
Libertad Conciencia de sí Ley de la Entendimiento de
Alma
Conciencia de otros ciencia Dios
Conciencia de Dios
Verdad Conciencia de la Revelación De la Sabiduría
obediencia de Dios

Bautizo
Virtudes Del
Filiación teologales Ser inmaculado
Sacramento Confesión
frecuente
Confirmación
De Él Mismo
Santidad Unión con la Dones del inhabitando
Eucaristía Espíritu Santo el alma
(Comunión)

Sobrenatura

Sacrificio Su facultad
condigno de llevar a la
Sacrificio Corredención creación a la
Purgatorio Gloria
Eucaristía
Gloria de los Visión
Gloria creada
Gloria redimidos Beatífica
Gloria del
REDENTOR


161
Hechos, 9, 5.

322
Conviene hacer algunas analogías de orden mayor
para percatarnos de lo que se está exponiendo. Ahí van
algunas:

1. Así como para que haya tiempo se requiere


que haya luz, o se requiere alma para que
haya libertad, se requiere de sacramentos
para que haya Filiación. Se requiere al menos
del bautismo.
2. Así como la energía y la materia permiten
actuar a las leyes de interacción, el bautismo
y la confesión permiten actuar a las virtudes
teologales.
3. Así como en el espacio se da que la energía
evolucione hasta los animales, en la Iglesia,
por los sacramentos, se da que los bautizados
evolucionen hasta la comunión.
4. Como la participación del Ser determina la
existencia del espacio, la participación del
Ser Inmaculado determina la existencia de la
Iglesia.

Nota: El término espacio se utiliza de manera


distinta al término volumen. El alma no tiene volumen,
pero sabemos que Dios la insufló en el hombre. Así como
la gravedad no interacciona con la materia, desplazándola
y se manifiesta atrayéndola, o de la misma manera como
decimos que el Alma de Cristo está en la hostia sin que
por eso muestre mayor peso o volumen, podemos afirmar
que el alma está en el espacio, aunque las dimensiones
de la luz (alto, ancho, largo y temporalidad) no sean
desplazadas por las dimensiones que conocemos del

323
alma (racionalidad, conciencia, ética, estética, busca de
la trascendencia) Se puede ubicar un alma espiritual en
el hombre sin pretender que el alma genere volumen o
peso, y esté en el espacio como la hostia consagrada está
en el Sagrario y el Alma de Cristo está con ella.

324
Capítulo III
Sacramento
4. Comentarios al margen
Como dijimos en el libro segundo, el ser humano manifiesta
su alma en varios aspectos. Uno de ellos es la conciencia
de lo cómico. De ahí que la risa de muchos habitantes
del nivel del alma, o de los bajos niveles del cauce de los
sacramentos, haya bien podido proferir sonora carcajada
cuando describí con toda seriedad la santidad y los
dones del Espíritu Santo.

Los evolucionistas bautizados cayeron en cuenta


hace tiempo que en verdad existe una ruta de cambio:
una evolución. Encontraron en animales y plantas el
cauce a la diversidad e intuyen la evolución al orden de
las cosas. Su aportación a la ciencia es meritoria y les
estoy agradecido.

Los evolucionistas ateos pensaron que con este


argumento de la evolución harían desaparecer a Dios del
horizonte de los hombres. Por otro lado, en su loco afán
de vestir a la materia con todas las características que el
hombre sin Revelación puede adjudicar a un primitivo
concepto de dios (eternidad, base de todas las cosas,
poder, etc.) hicieron no más que aquellos que tallaron en
piedra vagas formas de ilusorios dioses. En verdad que
en este aspecto se pueden remitir (en cuanto al grado de
estulticia) a evolucionadas formas de antiguos idólatras
que en la piedra manifestaron lo que ellos a la materia
desean adjudicar.

325
A los mexicanos como yo, nos es habitual ver los
ídolos de las numerosas y primitivas culturas que habitaban
esta tierra. Mi padre, que poseía una discreta colección de
ídolos prehispánicos, encontraba esta manifestación de lo
primitivo como algo encantador. Los ídolos de arcilla se
veían por los rincones de la casa en bases de madera bien
tallada y ofrecían un magnífico motivo de decoración.
Entre tanto artefacto con simbología déica no dejó
de pasar por mi mente la pregunta de cómo es posible que
el hombre pueda atribuir a tan rudas imágenes algo tan
importante como la deicidad. Creí entender que, como
ahora, esas imágenes llevaban a la mente de aquellas
culturas a sus dioses, de la misma manera como una
fotografía de la novia nos puede hacer suspirar.
Nunca pretendí que la tontería de adorar lo
material pudiera existir ni entonces ni ahora. Luego crecí
y conocí a los que en verdad aplican características de
deidad a la materia y aún no salgo del asombro. Triste
condición intelectual la de estos pobres y primitivísimos
seres humanos. ¡Qué lejos están de entender los más
elementales hechos de la Creación, aunque entiendan
las elaboradas ecuaciones de la física cuántica o la
bioquímica celular!
Provocará, sin duda, una carcajada el ver que
alguien como yo (un vulgar mexicano sin doctorado)
ubica a los hombres sin Dios en bajísimos niveles de
evolución. ¡A seres tan pretenciosos como ellos!
Habrá quien se sienta ofendido porque se afirme
que el hombre desciende de los primates. No sólo eso,
sino que también es cierto que muchos santos tienen entre
sus ancestros a uno o varios ateos. Disculpen los santos

326
por esta deprimente afirmación. Disculpen también la risa
de los materialistas y ateos. Ellos no dejan de ser hombres
y de tener algún grado de conciencia. Por lo tanto, pueden
reír.

La evolución permite este fenómeno. Al tiempo que


los darwinianos -muchos de ellos actualmente furiosos
ateos- ven en su microscopio a los mutantes microbios
o los apófisis óseos, los caninos y molares, son a la vez
observados como seres primitivos que pueden evolucionar.
Cuestión de enfoque y de instrumento óptico.

El microscopio permite ver cristales de materia o


enseña los cambios en las células vegetales y animales
(nivel primero y segundo de evolución). Con el
instrumento de esta semejanza trinitaria de la Creación,
son ellos los que se ven como primitivos seres con sólo
una deteriorada capacidad de juicio trascendente (tercer
nivel de evolución).

¡Hay que admitir que el instrumento es bastante


original!

En el nivel del Sacramento pasa lo mismo. ¿Cómo


explicar que ante tan claras alusiones de la Escritura,
hay quienes pueden elaborar tan confusas y dispersas
conclusiones? La diversidad en la forma en los insectos,
peces y aves, se imita bien con la diversidad de “iglesias”
que se derivan del bautismo, pero que han dejado la
interpretación de las leyes de Revelación al limitadísimo
juicio del individuo. Esta soberbia inaudita se paga caro,
dejando el camino del Maestro para seguir los miles de
caminos que cada quien pueda encontrar; igual que la
diversidad genéticas de los insectos multiformes.

327
Seamos positivos y admitamos que la sabia
Ciencia del Creador no se anonada. ¿Qué decir de
las inmensas manadas de bovinos que pastaban en
las praderas de América hace quinientos años? ¿No es
verdad que fueron base para el alimento de numerosos
humanos? ¿No son especies primitivas como el trigo y
el maíz las que permiten que usted y yo podamos vivir?
¿No es verdad que el pan del primitivo trigo puede llegar
a ser materia de la avanzada Eucaristía?
La iniciativa del Creador, el Amor de Dios y la
Semejanza hacen la diferencia. Tomemos pues de estos
niveles lo que sirve para fortalecer el camino a la Gloria.
La ciencia económica desarrollada por los protestantes,
la física, química y biología, en mucho supera a la
ciencia de este nivel desarrollada por los católicos.
Aprendamos de ellos tomando su ciencia, al igual
que tomamos las carnes de los bovinos o las semillas
de las gramíneas. Si se hace esto desde el nivel de la
caridad, cuidando con delicadeza a estos hijos de Dios
que van a la diversidad en vez de ir a la trascendencia,
podremos alabar al Señor con más hijos de Abraham
que caminan a la Gloria por el mejor uso de las ciencias
naturales. A la vez podemos acercar y eventualmente
afiliar a la santidad a numerosas creaturas racionales que
deambulan en caminos que no van a la Gloria sino a la
diversidad.
También hay carnívoros peligrosos para el Santo.
¿Qué decir de Nerón, Cromwell, Idí Amín Dadá o
Calles, carniceros de cristianos que en diversos tiempos
han desgarrado a los miembros de la Iglesia? De ellos
y sus similares hay que defenderse con toda nuestra

328
evolucionada presencia del Espíritu Santo y las tres
virtudes teologales: fe, esperanza y caridad.
El hecho de que el Imperio Romano sobre el
que gobernaba Nerón; el Imperio Inglés, sobre el que
gobernaba Cromwell y el gobierno mexicano que presidía
Calles, el Ugandés de Idí Amín, hayan sido favorables
a la catolicidad luego de la persecución, y en esos
lugares se vuelva a presentar una importante adhesión
a la Iglesia, demuestra que sabemos defendernos de los
carnívoros.
Los dos mil años de avance sin dispersión y
bajo un mismo y elevadísimo Magisterio dan suficiente
evidencia de la capacidad de superar a los carnívoros
que emergen de entre los sombras donde habitan los
hombres sin Espíritu de Dios.
Con respecto a la carcajada que sin duda muchos
emitirán por la doctrina católica, opino que es bueno
que manifiesten su humanidad. Con el tiempo y la
ayuda de otros más evolucionados, podrán escalar los
niveles donde lo que escribo ya no les hará reír: Les hará
reflexionar, subir en dirección a alturas que no sospechan
ahora y de ahí, amar y alabar a Dios y buscar con Él la
Gloria para siempre.
Cuando se decidan, solamente se requiere obe–
decer la ley del Magisterio. Estarán de nuevo caminando
en la ruta de la Gloria por el camino prometido por boca
de Isaías y abierto por el mismo Dios.
Ahí, no se perderán.

¡Bienvenidos!

329
Capítulo IV
Introducción
Más sobre los Sacramentos
y la Eucaristía

De Jerusalén a la Gloria de Dios.


La omnicoherencia de los actos de Dios

Me complace y me anima pregonar las maravillas de la obra


de Dios y en particular la coherencia de los actos del
Verbo, comparando digamos, el cosmos natural con el
cosmos sobrenatural y producto de Su Encarnación y
otros muchos actos que he encontrado y plasmado en
distintos capítulos de este escrito.

Al elaborar este libro, he verificado una y mil veces


que la coherencia de las obras de Dios es magnífica.
Veo con gusto como el Verbo Encarnado toma en Sí la
energía y la materia que Él mismo creó, vida, procesos
vegetativos, fuerte musculatura del Reino Animal,
etc., seres todos que por el Verbo –Él mismo– fueron
hechos.

Me admira ver cómo las “manos” del Padre autor,


el Hijo y el Espíritu Santo (Cfr. San Irineo en el Catecismo
292) tocan con maestría la sinfonía de la creación. Entra
el Espíritu Santo con la nota primera -el Amor de Dios
que precede todo acto creacional- y encausa al Hijo, la
melodía, quien la dirige a la Semejanza y devuelve al
Espíritu. Éste atrapa el tema y lo regresa al Entendimiento
para así coordinar la prosecución de la Obra, como el

330
pianista entrelaza con sus manos la música interpretada:
uno, dos, uno, dos, Amor, Entendimiento, Amor,
Entendimiento, marchan siguiendo la orden dada
por la batuta del Padre, quien entrelaza el Amor y el
Entendimiento en un fino y elegante encaje de Paternidad
y Filiación.

La Trinidad muestra sin duda esta coherencia


con la creación.(“El Espíritu de Dios se mueve sobre las
aguas”). Al encarnar al Hijo, hay movimiento (envía al
ángel y el Principio Trinitario cubre con su Amor). Luego
la materia le viene a Cristo del Padre y su Verbo (quien
hace la creación de donde sale el alimento, el agua y
el aire que llevan lo necesario para el cuerpo de Jesús a
través de la Madre). Los procesos vegetativos están sin
duda presentes: se multiplican las células del hombre
Dios –mórula, gástrula, bástrula, etc., y empiezan pronto
los indicios de su cuerpo animal: late el corazón, patea,
etc. En el pasaje del “niño perdido y hallado en el
templo” salta a la vista que ya el Redentor desarrolló
no sólo la conciencia de sí y de otros que tienen a esa
edad los niños. Claramente manifiesta Su conciencia de
Dios y Su conciencia de la obediencia de Dios (¡gracias
Espíritu Santo por dejarnos este pasaje tan ilustrativo!).

Luego recibe un bautizo espectacular. Los


invitados son ni reyes ni emperadores, sino el Padre y
el Paráclito. Todo va coherentemente hasta que... ¿y la
confirmación?, ¿ y el orden sacerdotal?

En una muestra de Semejanza al Padre, que es Él,


hace instrumentos para dar seguimiento a la Paternidad

331
intensa del Padre en la creación: doce apóstoles nos
recuerdan aquellos doce hijos de Jacob, por donde
camina la promesa de paternidad dada a Abraham.
Reciben los apóstoles todo lo necesario para caminar
hasta la tutela de Cristo, pero entonces... ¿y qué del
importantísimo bautizo y de la confirmación? Más
me llama la atención que Cristo les da el orden (en
el cenáculo) y les da el Espíritu Santo la plenitud del
orden (Pentecostés), haciéndolos obispos que pueden ya
consagrar a obispos (cosa que hacen en ese momento
con Matías).

Me cuesta trabajo esta falta de continuidad,


como que en algún lado se comieron unas notas. Faltan
acordes que hagan honor a la impresionante sinfonía de
la creación que hasta aquí hemos encontrado.

El Magisterio de la Iglesia, verdad avalada por


el Espíritu Santo, dice que... “El Santo bautismo es el
fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de
la vida en el espíritu y la puerta de acceso a los otros
sacramentos, [...]por él llegamos a ser miembros de Cristo,
[...] se convierte en hijo de la luz y es luz él mismo.”162

¿Negaría Cristo esta obra maravillosa a los


apóstoles?

Dice el Espíritu Santo por medio del Magisterio


que la gracia de la confirmación debe de ser comunicada
a todo el pueblo mesiánico163. ¿Negará el que ordena
la Creación estos dones inmensos a sus más estrechos
colaboradores?


162
CIC., 1213, 1216.

163
CIC., 1287.

332
Me complace ver la forma en que Cristo promueve
la caridad: Él es caritativo; ordena a sus apóstoles ejercer
la virtud teologal y les reclama cuando actúan en forma
egoísta; por ejemplo, cuando Juan y Santiago discuten
quién será mayor en el Reino de los cielos. Mas no
hay referencia de que Cristo reciba, o aplique, el total
de los sacramentos que instituye, al menos los que
dan carácter, que son el bautizo, la confirmación y el
orden. Ora Jesús y enseña a orar, vive la pobreza y eso
mismo hacen sus seguidores, pero según la tradición no
se menciona que Él bautiza a los apóstoles; nadie dice
nada de la confirmación, empero sí lo hace con el orden
sacerdotal: “lo que atares en la tierra será atado en los
cielos...” les dice.

Imposible que sea incoherencia pues en Dios


no cabe tal cosa. ¿Falta de Amor del Mesías? ¡Repugna
la idea! Tal vez es omisión en las Escrituras por algún
motivo que Dios tendrá y que no conozco, pero más
fácil me parece que sea la poca atención de nosotros los
humanos al leer los Evangelios. Algo, me parece, debió
de haber pasado inadvertido. ¿Por qué habría de callar el
Espíritu actos tan trascendentes? No es fácil pensar que
lo hizo, aunque factible lo es por supuesto, ya que “El
Espíritu sopla donde quiere”, dice la Escritura.

Ya armado con la idea clara sobre lo que había


que buscar, revisé los Santos Evangelios una y otra
vez, terminando por ubicar varios pasajes que son
muy sugestivos de que, efectivamente, la coherencia
esperada fue inspirada por el Espíritu Santo y plasmada

333
en gran medida por mano del evangelista más sensible a
los aspectos relacionados con los actos trinitarios.

Las siguientes líneas son un resumen de lo


que encontré en esta búsqueda y por qué pienso
que estos pasajes llenan el hueco tan palpable que,
tradicionalmente, se ha acarreado en la interpretación
de los Santos Evangelios. Pienso que subrayar esto
puede ayudar a promover entre católicos y no católicos
el sacramento de la confirmación, y en general, la fe
cristiana. Para algunos protestantes, pudiera ser un
aliciente para buscar el total de los sacramentos que
predica la Iglesia inspirada por el Paráclito prometido
por Jesús.

El esquema de la semejanza trinitaria en donde


se consideran los sacramentos queda trunco si no
demostramos como el Verbo los instituye incluyéndose
(como se incluye en la materia, la vida, el alma,
etc.) e incluyendo a los primeros doce. De ahí que
proponemos a continuación una interpretación de las
Sagradas Escrituras en el que se vea esta posibilidad.
Algunos sacramentos ya están recibidos por Cristo
y los apóstoles, y lo enseña la Iglesia de esa manera
(bautizo a Cristo, orden sacerdotal a apóstoles), pero
es necesario que los cuatro niveles de sacramentos
que imprimen carácter (bautizo, confirmación, orden y
plenitud del orden) sean dados según es necesario a los
tres representantes de la Iglesia militante (común de los
cristianos, sacerdotes-obispos y Cristo durante su vida)
para que quede completo el cuadro de omnicoherencia,

334
con Cristo dando el ejemplo completo del camino a
seguir hacia la gloria.

Podemos resumir este proceso de esta manera:

1) Bautizo
a) Cristo en el Jordán. Por todos conocido.
b) Los Apóstoles. Bautizo de deseo
confirmado por Cristo en la Última
Cena.
c) El pueblo cristiano. Por todos conocido.

2) Confirmación
a) Cristo en el Tabor. Se repiten las
palabras de Dios Padre, diciendo casi
lo mismo. “Este es mi hijo muy amado.
Escuchadle”. Obvia presencia trinitaria.
No está reconocido así por el magisterio,
aunque lo propone el autor para su
estudio. Se reconoce el hecho de que la
confirmación es la plenitud de la gracia
bautismal (Catecismo 1285-1314).
Cuesta trabajo creer que Cristo no
haya él mismo mostrado este camino,
sobretodo al ver la Transfiguración, que
nos recuerda el cambio sufrido por el
alma con el sacramento.

b) Los apóstoles. Cuesta más trabajo


encontrar cuando da Cristo la
confirmación a sus apóstoles, O habrá
negado esa “Plenitud de la Gracia
Bautismal” (Catecismo 1285) a sus

335
apóstoles? Lo dudo y por eso propongo:
De nuevo seguimos la huella del apóstol
amado. Entre el bautismo y el orden, como
lo manda ahora la Iglesia, Cristo les dice, en
el momento antes de la marcha al huerto de
los olivos: “Padre justo... yo les manifesté tu
nombre y se los manifestaré para que el amor
con que tu me amaste esté en ellos y yo en
ellos” Jn, 17,16
Siendo el Espíritu Santo el Amor entre el
Padre y el Hijo, se puede transcribir la frase
–para entenderla mejor- substituyendo de
esta manera: “Padre justo, yo les manifesté
tu nombre y se los manifestaré , para que el
Espíritu Santo esté en ellos y yo en ellos”
La presencia trinitaria, el momento sugerido
y la solicitud de Cristo para que el Espíritu
esté en apóstoles sugiere este pasaje como
la confirmación, la plenitud de la gracia
bautismal.
c) Pueblo cristiano. En cuanto a la
confirmación del común de los
bautizados, el procedimiento es del
conocimiento común y ha sido efectuado
diariamente durante dos mil años. Por
supuesto que se confirma en el nombre
de la Trinidad Beatísima.
3) El orden sacerdotal.
a) Cristo. No hay enseñanza de la Iglesia
respecto a este acto. Me parece de
nuevo que Nuestro Señor no dejaría
de dar la muestra de este sacramento

336
tan importante. Empujado por esta
convicción, tomé de nuevo las Escrituras
y me concentré en el Evangelio de San
Juan, quien pues es el evangelista que
mejor explica la obra trinitaria. Después
de la confirmación (que propongo en el
Tabor) y antes de celebrar la primera misa
(Última Cena) debe de esta el orden dado
a Cristo por su Padre ¡y ahí lo encontré!

Dice la Escritura que antes de partir


a Jerusalén a su sacrificio dice Cristo:
“Ahora mi alma está turbada, y ¿qué diré
yo? ¡Padre, líbrame de esta hora! Mas
no, pues para esto llegue a esta hora.
¡Padre, glorifica tu nombre! Entonces dijo
una voz en el cielo: “Lo glorifiqué y lo
glorificaré de nuevo” Juan 12,17

Analizando otras características de


este pasaje observo que el Padre se
presenta con su Palabra, igual que en
otras manifestaciones trinitarias, El
Hijo está presente ¿y el Espíritu Santo?
Pues mueve el alma de Cristo para que
acepte superando la turbación la pasión
dolorosa que ve llegar.

De hecho el Espíritu Santo no se


manifiesta normalmente ardiendo
como zarza o volando cual paloma o
nube luminosa, pero se manifiesta con
cotidianeidad moviendo a las almas a
cumplir la voluntad suprema.

337
Este ¿sacramento del orden? se da después
del bautismo en el Jordán, después de
su ¿confirmación? en el Tabor, antes de
su primera misa en Jerusalén. El arreglo
empieza a parecerme consistente con la
omnicoherencia de Dios.

b) Los apóstoles. Es enseñanza común y


muy obvia que los apóstoles reciben este
sacramento en el cenáculo cuando Cristo
se les aparece y les dice: “Recibid al
Espíritu Santo A quienes perdonareis los
pecados les serán perdonados. A quien
se los retuviereis les serán retenidos.”·
(De nuevo San Juan)

c) El pueblo de Dios. Es enseñanza común


de la facultad de los obispos de ordenar
a sus sacerdotes.

c) Plenitud del orden.

a) Cristo. No sé si este es el caso más difícil


de aclarar. De haberse dado, debe de estar
entre la recepción de Cristo del Orden
(antes de subir a Jerusalén a dar la vida)
y antes de dar Él el orden a los apóstoles
(el cenáculo luego de la resurrección).
Mucho he revisado este punto y
encuentro infinidad de argumentos, pero
el que a mi juicio opaca a los demás es
la Cruz. En ningún otro momento actúa
el Señor como cordero y pastor, quien

338
da la vida por sus ovejas. Acordémonos
que Cristo fue supremo sacerdote desde
siempre y no requiere de esta acción. Sin
embargo, también es cierto que siempre
ha enseñado el camino, y esta plenitud
del orden es un camino por el que la
Iglesia ha difundido el Evangelio y el
sacramento.

b) Apóstoles. La venida del Espíritu Santo


sobre los apóstoles en Pentecostés es
considerado desde los primeros años
de la Iglesia el momento en que se da
la plenitud del orden. Ese mismo día se
da el primer obispo ordenado por los
apóstoles (Matías).

c) El pueblo de Dios. Es bien conocido


como los sacerdotes son llevados a la
plenitud del orden mediante la acción
de un obispo, y los obispos mediante la
acción de dos obispos.

339
Capítulo IV
La Eucaristía
Del sacrificio meritorio a la Gloria de Dios

1. Al modo de las ciencias naturales


Vagamente podemos decir algo desde este modo.

La creencia en la Eucaristía es una forma de


adoración a Dios que solamente efectúan algunas iglesias
cristianas, como los católicos, los ortodoxos y algunas
iglesias protestantes. Afirman que Dios se transubstancia,
es decir, que el pan se convierte en cuerpo de Dios y el
vino en la sangre de Dios.

Para explicar esta transubstanciación afirman que


Cristo es Dios, que el cuerpo y la sangre de Cristo es
lo que se transubstancia en la Eucaristía, junto con su
alma y divinidad. Reclaman que esto se da por el mismo
poder que Dios tiene y que se manifiesta al hacer la
Creación. Se apoya esta creencia en palabras y promesas
hechas por Cristo, a quien, como dijimos, consideran
Dios todopoderoso y absolutamente veraz; tanto, que le
dicen la Verdad misma.

Conviene hacer algunas analogías de orden mayor


para percatarnos de lo que se está exponiendo:

La doctrina de los creyentes de estos fenómenos


afirma que en un solo Dios hay tres personas radicalmente
unidas, pero que se distinguen por una oposición relativa
las unas de las otras. La primera es el Padre, la segunda

340
es el Hijo y la tercera es el Espíritu Santo y afirman
que en la Eucaristía se transubstancia el Hijo, aunque
al ser Dios, conlleva la presencia de las tres personas
necesariamente.

Desde los albores de la cristiandad, se ha


reconocido la Eucaristía como un gran misterio y como la
forma más radical de acercamiento a Dios. Actualmente
en el mundo hay más de cien mil templos donde a
diario se efectúa el Sacrificio de la misa. En ese rito de
sacrificio y de adoración se efectúa la Consagración del
pan y vino, convirtiéndolos en la Eucaristía por manos
de un sacerdote, generalmente católico u ortodoxo.
Luego ingieren estos panes los que desean hacerlo, a lo
que se llama comunión.

En diversas épocas se ha desconocido esta


creencia necesaria, este dogma cristiano, por algunas
comunidades que se han separado de la Iglesia, como
los arrianos, o algunos protestantes. La iglesia ortodoxa
mantiene vigente este antiguo dogma cristiano al igual
que algunas iglesias protestantes.

Dentro de los templos, oratorios y capillas de


la catolicidad y de las otras iglesias que reconocen la
Eucaristía, se tiene siempre un lugar generalmente
centrado sobre el altar, donde se guarda el pan consagrado
durante la misa. Se le llama sagrario.

No hay duda de que varios millones de personas


reciben a diario la Eucaristía en los templos de la
cristiandad. Los domingos y días festivos el número
aumenta mucho.

341
Capítulo IV
La Eucaristía
Del sacrificio meritorio a la Gloria de Dios

2. Según el modo de las


Ciencias Teológicas
“En verdad, en verdad os digo, el que cree tiene vida eterna.
Yo soy el pan de vida. Los padres vuestros comieron en
el desierto el maná y murieron. He aquí el pan, el que
baja del cielo para que uno coma de él y no muera. Yo
soy el pan, el vivo, el que bajó del cielo. Si uno come de
este pan vivirá para siempre, y por lo tanto el pan que
yo os daré es carne mía para la vida del mundo... En
verdad, en verdad os digo, si no coméis la carne del Hijo
del Hombre y bebéis la sangre del mismo, no tenéis vida
en vosotros. El que de Mí come la carne y de Mí bebe
la sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último
día. Porque la carne mía verdaderamente es comida y
la sangre mía verdaderamente es bebida. El que de mí
come la carne y de Mí bebe la sangre, en Mí permanece
y Yo en él.”164

“Y habiendo tomado pan y dado gracias, lo partió


y les dio diciendo: “Este es el cuerpo mío, el que se da
para vosotros. Haced esto en memoria mía” y así mismo
el cáliz, después de que hubieron cenado, diciendo:
“este cáliz es la nueva alianza, en mi sangre que se
derrama para vosotros.””165

164
Juan, 47 y ss.

165
Lucas, 22, 19 y ss.

342
“Y mientras ellos comían, tomó pan y habiéndolo
bendecido, partió y dio a ellos y dijo: “Tomad, este es el
cuerpo mío.” Tomó luego un cáliz y después de haber
dado gracias, dio a ellos y bebieron de él todos. Y les
dijo: “Esta es la sangre mía de la alianza que se derrama
por muchos. ...”166

Mientras comían, pues, ellos, tomando Jesús pan


y habiendo bendecido, partió y dio a los discípulos
diciendo: “Tomad, comed, este es el cuerpo mío.” Y
tomando un cáliz, y habiendo dado gracias, dio a ellos
diciendo, “Bebed de él todos, porque esta es la sangre
mía de la alianza, la cual por muchos se derrama para la
remisión de los pecados.”167

El Verbo de Dios repite su todopoderoso actuar.


Tal que dijo “sea la luz” y el mandato fue obedecido y de
nada hubo luz; tal que dijo “haya un firmamento...” y así
fue; tal que dijo el Verbo: “brote de la tierra hierba verde,
plantas que den semillas...”, y vida de plantas hubo y
brotaron semillas por doquier; el mismo Verbo de Dios
toma el pan y dice ahora: “Este es mi cuerpo...”; y luego
con referencia al vino, el Verbo manda: “este es el cáliz
de mi sangre, ...”

La cadena de eventos que ata los primeros actos


del Amor de Dios en la Creación con la Gloria, pasó ya
por la Encarnación del Verbo en el vientre de María. El
pan que ella ingirió se convirtió en el cuerpo de Cristo.
Ahora, fuera del vientre de María se repite la acción: el


166
Marcos, 5, 22.

167
Mateo, 5, 26.

343
pan se convierte en el mismo Verbo en la Santa Misa.
Dios no requería de María ni de su fisiología, pero
quiso dar este toque de humanidad a su Encarnación.
Dios no necesita de la consagración del pan en manos
del sacerdote, su representante, pero dejó esta facultad
de provocar la consagración a los hombres que lo
representan.

La transubstanciación parece ser una norma en la


Creación (de ahora en adelante, para no cambiar el sentido
tradicional de la palabra, llamaremos transubstanciación
al cambio del pan y el vino en cuerpo, alma y divinidad
de Cristo. A los otros cambios que veremos se dan es
este nivel, los llamaré transformación eucarística).

En los primeros niveles de la Creación, el atún


que come sardinas acaba llevando a estas a formar parte
de la mancha de atunes. El lobo que come ovejas acaba
llevando la forma de la huella de oveja a ser huella de
lobo, pues la carne del herbívoro se ha cambiado a carne
de carnívoro por la digestión y acción de la fisiología del
lobo.

Luego, en un nivel radicalmente superior de


Creación, el bautismo que se da a una persona lo lleva
a ser hombre de sacramento. Al final de la evolución
a la Gloria, en este elevado estado de acercamiento
a la deidad, la Providencia de Dios hace algo más:
transubstancia el pan en Él mismo, al tiempo en que
transforma al que toma el pan en Él mismo también.

Esto, para proveer de la cercanía física y temporal


de Dios al hombre. Después de esto ya queda poca

344
capacidad de cambio, pues la semejanza mínima que hay
en los Reinos de la energía y la materia se ha mudado,
evolucionado hasta hacerse semejanza casi perfecta;
parte del mismo Dios (“seréis como dioses”, ya no por
la mentira de Satán, que las palabras del infame ahora
sí se aplican por la acción de la misericordia del Padre
manifestada por la acción redentora y santificadora de la
Santísima Trinidad).

Así como los pastos pasan al herbívoro, luego


a la leche que toma el hombre y cuya proteína acaba
siendo parte del cuerpo humano, el transformado por la
Eucaristía está en el más elevado proceso de cambio en
la Creación. Está siendo convertido en Cuerpo de Cristo,
para luego glorificar así al Padre y recibir esa misma
gloria del Señor.

Cristo manifiesta este “seréis como Dioses” que


perdió al hombre en forma bien distinta, diciendo: “...
Mas no ruego sólo por ellos sino también por aquellos
que, mediante la palabra de ellos, crean en mí, a fin de
que todos sean uno, como Tú, Padre, en mí y Yo en Ti, a
fin de que ellos sean con nosotros, para que el mundo
crea que eres Tú el que me enviaste. Y la gloria que Tú
me diste, Yo se la he dado a ellos, a fin de que sean uno
como nosotros somos uno. Yo en ellos y Tú en Mí...”168

Pero, entonces, ¿qué es la Eucaristía?

Vimos en el libro tercero como el Espíritu Santo va


tomando las riendas del actuar del hombre en santidad,


168
Juan, 17 - 20, 23.

345
respetando la libertad, pues es el santo quien quiere y
pide ser dirigido. Ahora es Cristo el que va transformando
a los hombres con Su propia identidad. Una vez
transubstanciado el fruto del reino vegetal, el pan y el
vino, procede a dar Cuerpo de Cristo, a transformar a los
hombres que están en comunión; que con Cristo hacen
Eucaristía, que se empiezan a fundir en lo que será el
Cuerpo Místico glorioso por el que Cristo da gloria en
los hombres y con los hombres al Padre.

“Y la gloria que Tú me diste, Yo se la he dado a


ellos, para que sean uno como nosotros somos uno: Yo
en ellos y Tú en Mí...

“Yo en ellos” dice claramente el Verbo; “Para que


el Amor con que me has amado (El Espíritu Santo) sea en
ellos y Yo en ellos.”169

El Magisterio clama afirmando: “la Eucaristía es


fuente y cima de toda la vida cristiana.”170 “Todos los
que comen de este único pan, partido, que es Cristo,
entran en comunión con Él y forman un sólo cuerpo.”171

Así arrebata Dios a las creaturas del Imperio de


los Sacramentos. Con la comunión los lleva con Él al
nuevo cauce de Creación: el cauce del sacrificio (cual
cordero, etc.), de la Cruz (“el que quiera venir conmigo,
que tome su cruz y me siga”)172, del perdón.

Esto se puede correlacionar con la secuencia


de los hechos históricos de la vida de Cristo. Primero

169
Juan, 17, 22.
170
CIC., 1324.
171
CIC., 1329.
172
Cfr., Marcos, 8, 34.

346
la comunión en la última cena y luego, parte Cristo a
cumplir con el sacrificio del mérito redentor.

Los apóstoles lo abandonan. Bien sabía Cristo que


así sería y bien sabe que lo mismo haríamos nosotros,
sus seguidores de los siglos posteriores. Sólo María
resiste la presencia del Sacrificio de la Cruz sin correr
(estrictamente hablando, no corre de, sino que corre
hacia...) y el apóstol Juan se une al sacrificio a última
hora.

Determina el Espíritu Santo por conducto de su


Iglesia, (que es Él mismo, pues Jesús dice a Pablo cuando
perseguía a la Iglesia... “Saulo, ¿por qué me persigues?”)
Que se haga un sacrificio incruento (sin derramamiento
de sangre) en que los que han recibido el bautismo y
limpios de pecado grave, puedan unirse al sacrificio de
la Cruz, en donde se da la comunión, convirtiéndose el
asistente en célula del Cuerpo sacrificado del Redentor.
Esto es el sacrificio de la Santa Misa.

No debe sorprendernos que esta acción está


concatenada con acciones anteriores que el Creador
ha ordenado a las creaturas. A la mano se encuentra el
ejemplo del alma que se une al cuerpo para formar una
persona racional a la imagen de Dios.

Luego el bautismo, que se da a la persona para


hacerla inmaculada (sin mancha) a imagen de Dios, en
el área de influencia de la Iglesia. No nos sorprende
que la Eucaristía se una al santo para hacerlo Cuerpo
de Dios. Así une el Creador sus cuatro grandes obras,
independientes las unas de las otras, pero que se suman
y se conjugan para llevar el fotón a la Gloria.

347
Estas son: Luz, Alma, Sacramento y Eucaristía,
que dan a la creatura la semejanza creciente al Creador,
hasta confundirla con Él. Así, de ser el hombre iluminado
por la Palabra, es ahora Luz de Luz por el Verbo. De ser
alma racional por el aliento de Dios, es ahora parte del
Cuerpo del Redentor por la Eucaristía; Alma de Alma por
la presencia del Espíritu Santo, en el que pisa los albores
de la Gloria del Padre en su integración al Cuerpo de
Cristo, en su unión con Él por medio de la comunión.

El sacrificio con que el Hijo glorifica al Padre, tiene


poder de borrar la afrenta del pecado provocado por
Satán con la complicidad de Adán y Eva. Si recordamos
la versión que del pecado original se hizo en el libro
segundo de este trabajo, se pueden ver con detalle
algunos argumentos iluminadores. Ahí, aprovechando
la postura de la Iglesia173 respecto a que lo expuesto en
el Génesis al afirmar de este libro de la Biblia que está
compuesto con imágenes en un lenguaje simbólico,
comentamos por qué nos parece que el primer pecado
fue de asesinato y tal vez canibalismo. Esto adquiere
sentido en el contexto de la forma de la Redención. Para
dar más explicación de la que dimos anteriormente,
recordemos en paralelo algunos hechos:

En la caída: En la Redención:

1. La que lleva la palabra del maligno, es mujer


hecha inmaculada.
...La que lleva el Verbo de Dios es mujer
hecha inmaculada.


173
CIC., 362.

348
2. El que cae es el hombre empujado por Satán.
..El que se levanta es el hombre rescatado
por Dios.
3. La mujer escucha a la serpiente.
...La mujer pisa a la serpiente.
4. La mujer no procrea en el Paraíso a la
semejanza de Dios, contrario al mandato de
Dios.
...La mujer procrea a la Semejanza de Dios,
en total obediencia al mandato de Dios.
5. Adán no trabaja según mandato de Dios
digo yo, aunque lo común es decir que sí
trabajaba sin cansarse. (Ref. Labrar y cultivar
el jardín).
...Cristo trabaja.
6. Adán nos hace perder la Gracia.
...Cristo nos hace ganarla.
7. Adán ofende a Dios.
...Cristo Glorifica a Dios.
8. Satán lleva la Creación al caos.
...Cristo lleva la Creación a la Gloria.

9. Eva produce el linaje maldito.


...María produce el linaje de los hijos de Dios
(Jesús los afilia al Padre).
10. Eva produce hijo(s) asesino(s).
...María, hijo(s) mártir(es).
11. Adán y Eva mienten y se esconden.
...Jesús es Dios verdadero y María es veraz y
da la cara a Dios.

349
12. Adán pierde la paternidad de los hombres
por causa del maligno.
...Jesús recupera la Paternidad para Dios
Padre.
13. Eva es castigada con la mancha del pecado
en su descendencia.
...María nace inmaculada. Concibe el perdón
y corredime a su descendencia.
14. Adán peca contra Dios por falta de Amor a
Dios (¿y al prójimo?)
...Cristo es Dios y es Amor. Muere por el
próximo.

Después de esta secuencia de actos de imagen


contraria, entre los actos de Satán y los inversos
del Redentor, no me cuesta trabajo adicionar esta
posibilidad:

16. ¿Adán come el cuerpo de sus parientes y


amigos sin alma como la suya?
...Cristo da de comer Su Cuerpo a los
hombres, parientes y amigos sin divinidad
como la suya.
17. ¿Adán bebe la sangre de los parientes sin
alma como la suya?
...Cristo da a beber Su Sangre a los hombres
sin divinidad como la suya.
18. ¿Adán incluyó a sus parientes y conocidos
próximos en un sacrificio que quita la vida
temporal?
... Cristo incluyó a los parientes, amigos y a
la humanidad, en un sacrificio que da la vida
eterna.

350
La duda de si los hermanos de Adán, simios sin
alma, son en verdad prójimo para él, se me resuelve
cuando analizo sí los no bautizados (no hijos de Dios)
son en verdad “prójimo” para los sí bautizados. En la
parábola del buen samaritano y la predilección por los
gentiles se me resuelve sin dudas la cuestión.

En otras palabras, aunque el poseer la inmensa


gracia de tener el don del bautizo, no me permite atacar
o afrentar a los no bautizados por la ley revelada en
Sinaí y por la ley cristiana de la caridad, me parece que
a Adán no se le permite atacar a los de su especie física,
aunque carecieran del don del alma.

Para nosotros, que a gran distancia imaginamos


a Adán radicalmente diferente(en aspectos visibles) de
los demás primates de avanzada genética, nos parece
imposible que estos simios sean nuestros hermanos y
primos, pero para Adán eran miembros cercanos de su
raza y tal vez familia, como algunos apóstoles lo eran de
Jesús. De ahí que el mandato de Dios de no comer del
árbol del bien y del mal, puede estar referido a no buscar
el bien propio, a base de producir el mal “ajeno”.

En esta interpretación, si se trataba de limpiar la


afrenta hecha por Satán, Adán y Eva, lo que hizo el Señor
en la Redención bien se correlaciona con la demolición,
parte por parte, del plan del maligno contra el Creador,
con magnífico despliegue de la sabiduría y del Amor de
Dios, de su omnipotencia y omnicoherencia.

Las leyes que dicta el Señor en el Paraíso se


pueden correlacionar. Sus leyes en el Sinaí y luego en el

351
Nuevo Testamento. Así, es comparable el mandamiento
de No matarás, no robarás, etc., en Sinaí y de “amaos
los unos a los otros como Yo os he amado”. La ley de la
conciencia se articula con los mandamientos de la Ley
hebrea y luego con las leyes cristianas.

Creíble sería que dijera que en el paraíso no


deberá comer de un árbol y luego refrendara esta
postura “antivegetariana” en el Sinaí y después en la
prédica cristiana; pero no fue así. Las circunstancias
entre la ofensa de Adán y el Sacrificio de Redención
parecen entonces semejantes. Tienen un importante
valor ante Dios y son aceptables en el entendimiento
de los que están llenos del Espíritu Santo, compungidos
por las propias ofensas al Creador y con inmenso interés
en desagraviar al Eterno en las propias faltas y las ajenas
ejerciendo la caridad en el prójimo aunque este no esté
bautizado. Se articulan con el Magisterio que dice: “El
Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del
diablo.”174

Por otro lado, el sacrificio del hombre poco vale


ante los ojos de Dios (por la diferencia enorme entre
la creatura y el Creador), la condición de pecadores
ante la santidad misma, nuestro amor ínfimo y nuestro
entendimiento afectado y diminuto. El sacrificio
verdaderamente meritorio debe de ser efectuado por un
ser condigno (de la misma dignidad) que el ofendido,
según el juicio de Dios.

Esto explica el que Dios haya enviado a su Hijo


–Dios mismo– para ser sacrificado. Luego, la única
manera de que nuestro sacrificio sea digno, es efectuarlo


174
CIC., 394 y Juan, 3, 8.

352
con Cristo mismo, como parte de su Cuerpo Místico, es
decir, la Iglesia.

La Providencia de Dios, llena por el Amor, permite


a la creatura elevar su plegaria al nivel del sacrificio
meritorio cuando se hace en unión al Condigno. Es
como ser transformado por la constante comunión, la
intensa inhabitación trinitaria y el sacrificio meritorio, y
convertido en miembro del Cuerpo Místico de Cristo, de
la misma manera como la mano y el pie traspasados son
cuerpo físico de Cristo. De otra forma, ¿cómo será que
el hombre pueda glorificar al Padre y por eso recibir la
gloria de Él?

El nivel de Eucaristía se une al nivel de sacramento


precisamente en la Santa Misa. Ahí el sacerdote
(sacramento del orden) y la comunión (sacramento de
la comunión) se unen a la transubstanciación y se da la
transformación eucarística. Esto es un eslabón entre el
nivel de sacramento y el sacrificio del Hijo y el de los
hijos, santificados por los sacramentos. Se da entonces el
acceso de los hombres a este nuevo cauce de semejanza:
la co-redención con Cristo, por Él con Él y en Él, pues
son parte de Él.

Es entonces meritoria la presencia del hombre en


la misa, aunque el mérito no se derive de su presencia,
sino del efecto de estar íntimamente unido al Redentor,
de hacer eucaristía con Cristo. La misa tiene un valor
inmenso por sí sola, pero jamás se da por sí sola. Por el
Amor de Dios a su creación, exige por Su magisterio que
al menos dos hombres estén presentes (y con Cristo tres,
a imagen Trinitaria), el sacerdote y otra persona más,
además del pan y vino vegetal y el cáliz mineral).

353
La integración de los cauces de la Creación en
este sacrificio es manifiesto, pues Dios ama a toda su
Creación con entereza.

Si decíamos que imposible es que la piedra


escuche a Mozart, o el helecho goce del drama de
Shakespeare, donde sólo hay una distancia evolutiva de
dos cauces o un Imperio; Si decimos ¡imposible!, ¿qué
decir de la posibilidad de que un hombre encuentre gozo
en el sacrificio aunado al Amor de Dios y en Eucaristía
con Cristo? Entre el hombre egoísta, consciente de sí y
la Santa misa, median cuatro cauces o dos Imperios. En
otras palabras, ¡imposible y de nuevo imposible!

Esta imposibilidad la vio el Padre eterno con toda


claridad. Por eso envió al Hijo, para que interviniera
con su ejemplo y la gracia de su Sacrificio y rompiera
así el muro de esta doble imposibilidad, construido
arteramente por Satán.

Ahora el mundo está juzgado, Satán vencido, el


muro de maldad convertido en ofrenda al Eterno y el
hombre, objeto lanzado como flecha infame contra el
Creador, es devuelto como linaje santo, para pisar la
cabeza de quien pisó a Adán y Eva y a la descendencia
atrofiada. La víbora arrastró su vientre ante la
magnificencia del vientre de María al tiempo en que los
seguidores del infame doblan sus esfuerzos contra los
que con Cristo corredimen.

Satán mismo tragó la ofensa y no pudo más


que reconocer que, si bien él bajó del cielo a la tierra
para retar al Eterno en el objeto de sus amores, el Dios

354
hecho hombre, Cristo, pisó la tierra para vencer al
retador, precisamente arrancando al esclavo de Satán y
haciéndolo hijo de Dios ¡Misericordia infinita para con
el hombre, justicia para con Satán!

Dos enamorados se envían cartas vibrantes... y


uno dice, ¡si pudiera meterme en el sobre y volar hasta
poder besar al amado! Cristo hizo eso mismo. Tomo un
discreto embalaje y está siempre al acecho de la caricia
del hombre enamorado, buscando al alma para hacerle
el regalo de su Amor en el sagrario y en la creación
entera.

Los amantes se toman de la mano y bailan


extasiados. El pequeño amor humano los hace olvidar el
cansancio de ejercitar tres o cuatro horas, de pie, los pasos
de la danza alegre de la fiesta. Los amantes del Cauce
del Sacrificio van extasiados a la muerte, van gozosos
a dar la juventud en sacrificio, la vida en holocausto.
Se entiende entonces la entrega total a Dios. Sin amor
humano, sin medios humanos, sin lógica humana. Así es
la vida de los que por la comunión han saltado el umbral
de la santidad y viven ya en el sacrificio redentor.

El Espíritu los guía como estrella orientadora hacia


los confines de la Creación; ahí donde se transubstancia
el Dios en hombre, el Dios en pan, el hombre en Dios,
el amor finito en Amor infinito, donde la Paternidad del
Padre engendra perfecta filiación (la del hijo en genética
de Gloria) pues llevó a las células embriagadas por el
actuar del Paráclito a formar una unidad radical (para
que sean uno como Tú y Yo somos uno...) con fisiología
propia, que es el Amor de Dios; con personalidad propia
que la semejanza al Padre. Esto es el Cuerpo Místico

355
Glorioso. El parto a la Gloria se da en dolor, en molienda
del yo persona independiente y a favor del Tú, Cuerpo
Místico de Cristo.

Las células del reino de la vida tuvieron que


aprender a aquietar sus flagelos contra las células de su
misma genética para poderse unir. Tuvieron que aprender
a obedecer el mandato de su específico laborar; su
vocación (o sea célula de hígado, músculo o cerebro) en
contra de la tendencia milenaria a moverse como célula
única. Tuvieron que aprender a no engendrar sino dejar
esta acción a las células con esa vocación (gónadas) y
decididamente superar a las demás en su encomienda.
De ahí que mi cuerpo y todos los demás, son conjunto
de células diferenciadas, de tejidos, órganos, aparatos
y sistemas que operan con impresionante exactitud y
permitan un cuerpo capaz de albergar el alma.

El Cuerpo Místico está en capacidad de unirse


hipostáticamente a la Trinidad Santísima por la dignidad
divina de su cabeza, de la célula germinal que nos dio la
vida eterna, Cristo (unión de dos naturalezas , la divina y
la humana, en la persona de Cristo), de su actuar divino
y su entender, guiado ahora por la tercera persona de
la Trinidad, el Espíritu de Yahvé. Esto es dar gloria a
Dios y por ello merecer el regalo en el cielo de la gloria
del Eterno y por eso podemos gozar de Dios una vez
integrados al cuerpo místico glorioso.

Alguno dirá: ¿Qué no se salvan los recién


bautizados que mueren sin siquiera llegar a la edad de
pecar o merecer? La respuesta es fácil. Merecen por los
méritos de Iglesia y por lo tanto son salvados, tal como
un hombre puede tomar directamente agua del reino

356
mineral y hacerla parte de su cuerpo, bebiéndola. Pasó
el agua a ser parte del cuerpo de una creatura mucho
más avanzada, sin caminar por toda la secuencia de
cauces de evolución. Así, el alma puede caminar
desde antes del bautismo a la gloria sin pasar por todo
el cauce normal, basta con que la Iglesia produzca
gracias sobreabundantes, y eso se logra con la misa. Sin
embargo, veremos más adelante que no es lo mismo en
efecto de Gloria.

La conciencia nos da una capacidad de gozo que


jamás tendrá una planta o un animal, de igual modo
como la comunión y los grados de santidad embriagan al
alma mejor que la conciencia más feliz y satisfecha. No,
sin motivo, exclamaba san Agustín, que el alma nunca
estará satisfecha hasta encontrar a Dios. Si destruimos
la conciencia con drogas, entonces, estando más en
el reino animal que entre humanos, podremos gozar
eventualmente con medios de desconectar la mente
de la realidad y hacer un mundo falso que dará poca
felicidad momentánea, negociando la vida eterna por un
espejillo.

Se acerca la muerte, ley infalible. El animal,


guiado por su naturaleza busca la supervivencia por
instinto, irracionalmente. El santo actúa de otra manera.
Sabe infaliblemente que la Gloria le será pronto dada y
empieza a gozarse de ella, tal como un ejecutivo se goza
de tener un cheque que corresponde a muchos dineros,
sin estrictamente tener los billetes en la mano. Sabe cada
cual que el cheque está respaldado en el banco y que el
pago del sacrificio está respaldado en la Gloria. Es más,
el ejecutivo corre el riesgo del fraude, de que el cheque

357
sea sin fondos, que le roben todo aquello el día siguiente,
que se devalúe la moneda y sabe a ciencia cierta que la
riqueza le durará poco tiempo, pues la muerte vendrá
más pronto que tarde. El santo sabe que no hay fraude y
que la riqueza será “ ...para siempre, para siempre, para
siempre” (Sta. Teresa de Ávila)

Gozoso el santo espera la muerte. A veces el dolor


fisiológico y la distrofia orgánica no lo dejan mostrar
esa alegría de saberse en el puerto de donde parte la
nave a la felicidad eterna, pero a veces esta criatura sólo
tiene una escasa santidad y no llegó a obtener el valor
del Sacrificio que la haga sentirse ya de Cristo. Tal vez
aquella alma sabe que debe al Señor gloria que debió
de dar y no dio; siente lejanía ante el Verbo, intranquila
conciencia, imperfecta caridad, fe no bien perfilada,
esperanza marchita. Entonces viene el Espíritu Santo, a
sacudir el alma atribulada que deja el cuerpo, pero como
aún debe Gloria, Gloria no puede cobrar. El cuerpo yace
inmóvil, pero el alma no. El Espíritu de Yahvé le regala
abundantes medios de superar esa última barrera que se
forma entre el hombre todavía imperfecto y los requisitos
de la casa del Señor, por la Justicia de Dios.

Es tomada el alma como por asalto, por el Amor


del Padre, por su Amor a la semejanza del Hijo, por su
misericordia hacia las creaturas que pisan la huella de su
enviado, por aquéllas que clamaron a su puerta “Abba
Pater; miserere mei...” y recibieron el don de Dios en su
corazón. El Padre se siente obligado, como todo padre,
de velar por su hijo en tránsito a su mesa eterna. Esto es
el purgatorio.

358
Sensibilizada el alma con el fuego del Espíritu de
Dios (como fuego se apareció en Pentecostés), iluminada
con intensa luz de presencia de Dios y transformado por
ella (como nube de luz apareció el Espíritu en el Tabor,
donde Cristo se transfigura), llevada hacia Dios como por
alas poderosas (“como paloma” describen al Espíritu en
la aparición del Jordán); aquel remolino de luz y fuego,
Amor y altos vuelos derriten la dureza de aquella alma,
limpian y purifican, acrisolan y dignifican, desflagelan y
aquietan, para que pueda unirse ya transformado como
parte y para siempre al Cuerpo Místico de Dios.

El purgatorio es frecuentemente rechazado por


los protestantes como una realidad derivada de las
Escrituras. No nos extrañemos. Aquellos que rechazan
al mismo Espíritu de Dios, que acomodan las frases
más elevadas del Evangelio a su antojo, que pretenden
humanizar a Dios negando actos como la Eucaristía,
en vez de “divinizar al hombre” que es la intención de
Dios (y en eso se oponen a su obra redentora), tampoco
pueden entender el purgatorio. El Amor manifiesto de
Dios se les escapa entre los dedos pues la soberbia
los tiene maniatados como lepra en la capacidad de
entender las cosas de Dios. Sin Espíritu Santo, pedir que
tengan el don del entendimiento es como exigirle a una
rana que resuelva ecuaciones diferenciales.

Las Escrituras son parcas en pasajes aplicables a


este nivel de Sacrificio, aunque lo escrito ahí sea más
que suficiente. Por ejemplo, se habla que algunas faltas
se perdonarán después de la muerte y otras no175 o que


175
Mateo, 12 – 31.

359
hay que pedir por los muertos.176 Después del sacrificio
de Cruz, Cristo se ausenta tres días en que “bajó al seno
de Abraham”, en donde lo esperaban aquellos que no
habían podido pasar a la Gloria por estar cerrado el
camino antes de Cristo.

Ahí, Abraham, Moisés y los demás merecedores


de recompensa eterna que vivieron y murieron antes
de Cristo, tuvieron que esperar el sacrificio meritorio
del Mesías para poder unirse a Él y entrar como células
del Cuerpo Místico al cielo. Luego, hay lugar donde
esperaron, donde se movieron las posibilidades, donde
el mérito de Cristo puede actuar y salvar. El purgatorio es
perfectamente posible (¿qué no es posible para un Dios
todopoderoso?) y su existencia es firmemente expresada
en las Escrituras tanto en el Antiguo como en el Nuevo
Testamento.

Argumentarán algunos que en los casos de


Abraham y Moisés no había necesidad de la acción del
Espíritu. Suponiendo sin conceder que en esos casos no
hubiera necesidad de “purgar” a estos dos gigantes de
Dios, pero como había más en estas condiciones, no se
puede negar la acción del espíritu de Yahvé, pues ¿quién
sino Él llevó a Cristo a sufrir como cordero inmolado,
como hostia inmaculada, y así abrir el camino al cielo?
Cabe, entonces, el tren de espera para que se “arreglen
las cosas”. Como para Moisés lo que faltaba era la
Redención, eso mismo dio la Providencia. Si otros tenían
cuentas que saldar con Dios (quién esté libre de culpa,


176
2 Macabeos, 2 - 46.

360
que se oponga a esta estupenda realidad del purgatorio),
¿por qué no aprovechar la circunstancia de purificación
que ofrece el Amor de Dios? Oponerse, es soberbia
inaudita.

Muerto el cuerpo hay forma para que el alma se


mueva. Condición o tiempo dado por Dios. Se trata de
una capacidad de movimiento que permite pasar de la
posición inicial de no ser dignos de sentarse a la mesa
del Señor, a serlo. Hay un capacidad favorable a los hijos
de Dios, por lo que, entre la muerte y la Gloria, Dios
favorece el cambio o la evolución para hacerse más
limpios o aptos para el cielo.

Tal vez sea importante recordar aquella


posibilidad que tiene la creatura de pasar sobre un reino
y llegar a más altos niveles de Creación. Di el ejemplo
del agua (del reino mineral), ingerida por un hombre
de alta evolución. Otro ejemplo es el caso mostrado
espectacularmente por Cristo: el ladrón arrepentido.
Antes de hablar con Cristo, estaba en un suplicio
intrascendente, sin dirección o causa. Luego de un acto
de humildad, aquel infeliz brinca de un cauce tercero o
máximo cuarto (libertad o verdad) al cauce de sacrificio
meritorio y luego al cielo. Más de tres cauces caminó
con sólo hablar y pedir perdón ante el Maestro, sin pasar
por sacramentos ni escuchar misa un solo domingo.

Bastó que la misericordia de Dios se moviera por


la humildad de aquella alma amada para que el Amor
del Creador secuestrara con apasionado cariño a la
creatura humilde y fuese llevada hasta la casa del Señor.

361
Esto viene también a recordarnos que es enseñanza del
Magisterio de la Iglesia el que las creaturas racionales
pueden alcanzar la Gloria sin necesidad de pasar uno
a uno los escalones que aquí llamamos cauces. Basta
conque obedezcamos la ley más elevada que rige
nuestra vida, sea conciencia, Verdad, Caridad o elevada
inhabitación Trinitaria. Ni dudarlo en los corredentores
que se mantienen en el sacrificio, transformándose en
Eucaristía con el Salvador.

¿Cuánto dura el purgatorio? Imposible saberlo.


Nada dice la Escritura al respecto, ni parece haber el
equivalente a nuestro tiempo en el purgatorio. Lo que sí
dice es que se puede pedir y aplicar sufragio por estas
almas, como lo hacían los judíos desde tiempos de Judas
Macabeo.

La discusión de los protestantes al respecto


del “espantoso pecado” de la Iglesia al conceder
indulgencias cuando se construía la catedral de San
Pedro, cosa que manejó Lutero contra los católicos, es
en verdad infantil ¿Por qué el que ata y desata, la que es
nombrada apoderado general de la Iglesia desde Cristo,
no había de determinar (“atar”) esa oferta en la tierra y
luego suponer que será determinada (“atada”) también
en el cielo, según promesa del Todopoderoso?

Los protestantes hacen lo mismo cuando piden


dinero para sus templos con la promesa que la Justicia
de Dios no ignorará este acto de caridad. Por cierto
que como niegan el purgatorio, no se contradicen, y
argumentan como si Dios no pudiera hacer purgar a

362
quien quisiera para cumplir las Escrituras. La defensa de
las acusaciones de Lutero se voltea contra ellos ¿Será
que si pido dinero prometiendo más Gloria cometo un
acto esencialmente diferente de si pido prometiendo
más facilidad para entrar a la Gloria o para acercarme
a la salvación?

Por otra parte, si en la Iglesia de Pedro hay


poderes para atar y desatar, en las iglesias fundadas al
margen de los apóstoles, ¿se aplicará lo prometido a los
descendientes del colegio apostólico? ¿de cuándo a acá
un testamento hecho para Juan se aplica a Guillermo?
¿De cuándo a acá los poderes de una persona pueden ser
reclamados por otra sin la intervención del poderdante?
¿de cuándo a acá las propiedades, derechos, o patentes
de uno los puede usar o ejercerlos porque al usurpador
le parece que el dueño está usando mal de su derecho?

Después, el ilegal los usurpa y luego hace lo


mismo, pedir dinero para el fin de construir lugares de
adoración, (lo que criticaban) excepto que el nombre
con que llama a sus actos es cambiado para disimular la
piratería. Porque pedir diezmo, pedir caridad u ofrecer
indulgencias es difieren sólo en semántica. Sirve para
acercar bienes materiales, sirve para agradar al Señor y
sirve para acercar a los fieles al culto y a la Gloria. Es
como afirmar que matar a otros con cuchillo es criminal,
pero matar con pistola no lo es. Ahora, en muchas Iglesias
protestantes piden donativos pero satanizan el ofrecer
indulgencias libremente. Curioso que pueda comprar
chocolates porque me da la gana y no pueda dar a la
Iglesia, que ata y desata, si ofrece intervenir para desatar
en el cielo la secuela de alguna falta que cometí.

363
Esta postura de atacar la existencia del purgatorio
se ordena con naturalidad a ocultar la gran mentira de
la improcedencia de la concesión de indulgencias. ¿Por
qué el panadero sí podrá vender sus panes y la Iglesia
no podrá vender sus dones? Clamarán que es simonía,
que lo mismo quiso hacer el llamado Mago Simón
cuando ofreció dinero a los apóstoles para comprarles
la capacidad de curar.177 Simón quería explotar el don
para él y gloria propia, mientras que la Iglesia deseaba
construir iglesias para los donantes y para la Gloria de
Dios. He ahí la clara diferencia.

Existe, sin duda, el purgatorio porque es voluntad


de Dios manifiesta en la Escritura. Puede la criatura
muerta pasar por ahí o no, según venga pura o impura en
función de lo que dicte el Juez en el juicio final, en el que
se dicta sentencia definitiva. La negación del purgatorio
por algunas iglesias protestantes se debe más al deseo de
ocultar viejas traiciones que a una postura verdadera y
sana. Falta de Espíritu Santo, como dijimos.

La Escritura nos informa de la existencia de un


juicio final individual, particular, justo después de morir
la creatura.178Luego, al final de los tiempos habrá un
juicio universal179 en el que se ratificará la sentencia
privada. Dios Hijo, Cristo, será el Juez.

Del juicio particular pueden salir dos sentencias.


O se salva el individuo en función de la Gloria dada a
Dios en vida, o se condena, por ser ladrón de Gloria,
177
Cfr., Hechos 8, 18.
178
Cfr., Lucas, 23, 43; Mateo,16, 26.
179
Cfr., Juan, 5, 22; Mateo, 25, 31.

364
por desviar a la Creación de sus fines divinos y ajustarla
a sus fines egoístas y por oponerse a la Ley y voluntad de
Dios. Una situación que se puede dar es una sentencia
que puede retardar la entrada a la gloria, hasta que el
Espíritu no haga más perfecta la semejanza con el Hijo,
purificando al alma (de ahí la palabra purgatorio) en
fuego espiritual (si fuera fuego físico, no haría interacción
con el alma espiritual) y acabando de transformarla en
célula digna de pertenecer al Cuerpo Místico Glorioso.
Del juicio universal ya sólo serán dos los destinos, ambos
sin fin. La unión o la oposición a Dios.

Ya sea que el alma logre brincar con la muerte


desde el Sacrificio Meritorio, o que a falta de adecuación
a las exigencias del Creador requiera después de la
muerte esta última caricia de Dios, que como madre
solícita limpia las manitas del hijo adoptivo para que se
siente con dignidad y limpieza a la mesa del Padre, el
cauce del sacrificio lleva inequívocamente a la Gloria.
Sólo retrocediendo vertiginosamente a la oposición de
Dios cambiaría este destino y sólo la soberbia puede
hacer este pavoroso desperfecto en el alma del hombre.
¿Qué decir de Satán, quien de la Gloria se desplomó
hasta el fondo del infierno?

Y hablando del infierno, en donde se da la


oposición a Dios para la eternidad, conviene comentar
que no he querido hacerlo tema de este libro, porque he
buscado afanosamente la imagen de Dios en la Creación.
No deseo invertir el tiempo con esta pesadilla. Líbreme
Dios siempre de todo mal, pero en definitiva de éste.

365
En el capítulo que viene volveré brevemente al tema,
sobre todo porque muestra la justicia de Dios para aquél
que insiste en llevar la obra de Dios a las conveniencias
de sí mismo, nadando contra el cauce hacia el Creador.
Conviene que esta existencia del infierno sea conocida
por todos, pues a más de alguno ha hecho reflexionar
seriamente sobre el rumbo que habrá de tomar.

El alma transformada camina a la Gloria

Describir la Gloria debe de ser factible para


aquéllos que ya entraron en ella, como factible es
describir la conciencia para los que ya la tienen. Para
que una piedra manifieste alguna forma de que refleja la
conciencia, aunque fuera como espejo, la imposibilidad
es manifiesta. Aún el que se acerca vertiginoso a ella, ya
en el área de la transformación eucarística, nada puede
imaginar. Lo comenta categóricamente san Pablo cuando
dice: “ni ojo vio, ni oído oyó...” Ni ojo ni oído podrán
detectar, pues se haya muy lejos de los sentidos o de los
sentimientos a que estamos acostumbrados.

Es imposible describir con detalle, como lo hemos


hecho en otros capítulos. Toda la imaginación humana
no puede expresar o imaginar, como toda la gravedad
de toda piedra, sumada, no puede sentir o padecer.
Simplemente se aleja la Gloria de toda descripción.
Sabemos que compartiremos el gusto y la Gloria de Dios
para siempre, fuera del tiempo y de cualquier sentimiento
que se asemeje al dolor, aburrición, depresión, etc. y
que la felicidad sobreabunda cualquier expectativa.

En el cielo se presentan dos niveles muy bien


definidos: la Gloria del Redentor y la Gloria de los

366
redimidos. Por supuesto Cristo, como cabeza del
Cuerpo Místico, tendrá la mayor Gloria. Luego, junto a
Él, estarán los corredentores, en donde al menos María
califica espectacularmente.

No quiero pensar que será la única. Los protestantes


dirán que no hay tal, porque tienden a tirar hacia abajo,
a devaluar el sacrificio meritorio de los hombres, ignoran
la Eucaristía y difícilmente reciben trazas de los dones
del Espíritu Santo sin la confesión y empecinados en la
soberbia de ignorar el Magisterio. Opino bien distinto. El
que jala hacia arriba es Cristo y no murió mediante un
sacrificio de una crueldad increíble para producir Gloria
de jardín de párvulos.

Si Dios da su semejanza y con ello recibe Gloria,


¿por qué había de actuar como mercader fenicio dando
gato por liebre; por qué se pretende darle un aire de
traficante de camellos y no de Dios, Amor infinito y
Omnipotencia, al dar menos de lo que el Amor infinito
y la omnipotencia pueden dar? Los hombres soberbios,
limitados, egoístas, tal vez negáramos a los hermanos
el ascender a la semejanza más íntima, al nivel de
corredentores. ¿Que acaso no son las delicias de Él
estar con los hombres? Si sufrieron con Él y por Él, ¿por
qué no les permitirá, como a Juan, poner su cabeza en
su pecho, cerca del Amor Infinito, y darles premio por
haber cargado gallardamente la cruz en Eucaristía?

También nos dice Cristo que en la gloria hay


muchos niveles (“En casa de mi Padre hay muchas
moradas” Jn 14,2) lo cual nos parece obvio por la

367
justicia categórica de Dios. Cabe que en función de la
misericordia divina, todos recibiéramos algo similar, por
ser en función del Amor de Dios y sin merecer todos
los hombres. Pero en cuanto a la justicia, ¿cómo dará el
Señor lo mismo a quien poco merece y a quien mucho?
¿Podrá estar santa Teresa en el mismo nivel que cualquier
gran pecador que va al cielo por la infinita misericordia
solamente?

La forma en que Dios hace las cosas se manifiestan


en la Creación y aunque no es correcto deducir de una
parte de la obra de un autor la forma de otra parte de esa
obra, tampoco es raro que podamos reconocer el estilo
de un músico o un pintor y, por lo tanto, deducir a quién
pertenece el lienzo o la sinfonía.

¿Cómo hace Dios los cauces? Pienso que


riquísimos en variedad y amplios en extremo. En el cauce
de la vida, por ejemplo, las diferencias entre la diminuta
alga y el gran árbol no dejan de ilustrar las posibilidades
Entre un pobre ciliado microscópico y una ballena, u
otro gran animal, también se habla de los extremos del
Reino.

En la Gloria habrá grandes diferencias entre la


Gloria obtenida por unos u otros, en donde están los que
llegaron sin mérito y por pura misericordia (como ínfimos
microorganismos en el subsuelo de un bosque) y habrá
quien merezca otra Gloria más elevada, como hermosas
creaturas gozando de enorme cercanía con Dios, en las
que, lo diferencia de tamaños que vemos en otro nivel
de Creación se puedan remotamente correlacionar

368
con la magnífica exaltación y gloria, acercamiento,
interacción, comunión, Eucaristía, o Amor que puede
dar el Omnipotente, unidas a un gozo inenarrable.

Los que logran acercarse a la Semejanza por los


actos de co-redención, sufriendo y dando vida como el
Redentor y por Él, y como las células del cuerpo del
Señor martirizado, deben de estar inmersos en niveles
aún mayores, formando las partes más próximas al
Redentor. Lo más cercano será María, glorificada por
Dios como Madre, Esposa e Hija de la Trinidad que es
Dios. Su nivel y dignidad en lo Creado es la suprema.

Se me dificulta seguir hablando del cielo ¡Cuánto


quisiera saber más para poder decirlo! Pero no. Sólo
sé que no hay entendimiento en el nivel humano para
describir aquello que traspasa todas mis facultades.

3. Magisterio, Padres y Doctores


La Eucaristía que instituyó en ese momento (Última Cena),
será el memorial de su sacrificio. Jesús incluye a los
apóstoles en su sacrificio. Jesús incluye a los apóstoles
en su propia ofrenda y les manda perpetuarla. Así Jesús
instituye a sus apóstoles sacerdotes de la Nueva Alianza:
“Por ellos me consagro a mí mismo para que ellos sean
consagrados en la Verdad.”180

“Los creyentes que responden a la Palabra de


Dios y se hacen miembros del Cuerpo de Cristo, quedan
estrechamente unidos a Cristo: “La vida de Cristo se


180
Juan, 17, 19; CIC., 611.

369
comunica a los creyentes, que se unen a Cristo, muerto
y glorificado, por medio de los sacramentos de una
manera misteriosa pero real.” Esto es particularmente
verdad en el caso del bautismo por lo que nos unimos
a la muerte y a la Resurrección de Cristo, y en el caso
de la Eucaristía, por la cual “compartimos realmente el
Cuerpo del Señor, que nos eleva hasta la comunión con
él y entre nosotros.”181
“Cristo es cabeza del cuerpo de la Iglesia.182 Es
el principio de la Creación y la Redención. Elevado a la
gloria del Padre, es el primero en todo,”183 principalmente
en la Iglesia por cuyo medio extiende su reino sobre
todas las cosas.184
“...Pero la participación en la Eucaristía nos da ya
un anticipo de la transfiguración de nuestro cuerpo por
Cristo.”185
“Alimentados con la Eucaristía con su Cuerpo,
nosotros pertenecemos ya al Cuerpo de Cristo.
Cuando resucitemos en el último día, también nos
“manifestaremos con Él llenos de gloria.””186
“La Eucaristía y la Cruz son piedras de tropiezo.
Es el mismo misterio y no cesa de ser ocasión de
división.”187
“La Eucaristía del domingo fundamenta y confirma
toda práctica cristiana. Por eso los fieles están obligados
a participar en la Eucaristía los días de precepto...”188

181
CIC., 790.

182
Col., 1, 18.
183 Col., 1, 18.
184 CIC., 792.
185 CIC., 1002.
186 CIC., 1003.
187 CIC., 1336.
188 CIC., 2181.

370
“La Eucaristía contiene y expresa todas las formas
de oración: es la “ofrenda pura” de todo el cuerpo de
Cristo “a la gloria de su Nombre”, es, según las tradiciones
de oriente y occidente, “el sacrificio de alabanza”.189

“La sagrada Eucaristía culmina la iniciación


cristiana. Los que han sido elevados a la dignidad del
sacerdocio real por el bautismo y configurados más
profundamente por Cristo mediante la confirmación,
participan por medio de la Eucaristía con toda la
comunidad en el sacrificio mismo del Señor.”190

Nuestro Salvador, en la última cena, la noche


en que fue entregado, instituyó el sacrificio eucarístico
de su Cuerpo y Sangre para perpetuar por los siglos,
hasta su vuelta, el sacrificio de la Cruz y confiar así a su
esposa amada: la Iglesia, el memorial de su muerte y su
resurrección, sacramento de piedad, signo de unidad,
vínculo de amor, banquete pascual en el que se recibe a
Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda
de la gloria futura.”191

“La Eucaristía es también el sacrificio de alabanza


por medio del cual la Iglesia canta la gloria de Dios
en nombre de la Creación. Este sacrificio de alabanza
sólo es posible a través de Cristo: Él une los fieles a su
persona, a su alabanza y a su intercesión, de manera que
el sacrificio de alabanza al Padre es ofrecido por Cristo y
con Cristo para ser aceptado en Él.

189 CIC., 2643.


190
CIC., 1322.
191
CIC., 1323.

371
“La Eucaristía es, pues, un sacrificio porque
representa (es decir, hace presente) el sacrificio de la
Cruz, porque es su memorial y aplica su fruto...”192 “El
sacrificio de Cristo y el sacrificio de la Eucaristía son,
pues, un único sacrificio: [...] En este divino sacrificio
que se realiza en la misa, este mismo Cristo, que se
ofreció a sí mismo una vez de manera cruenta sobre el
altar de la Cruz, es contenido e inmolado de manera no
cruenta..”193

Tal es el sacrificio de los cristianos. Siendo


muchos, no formamos más que un cuerpo en Cristo.194
Y ese sacrificio, la Iglesia no deja de reproducirlo en
el sacramento del altar bien conocido de los fieles,
donde se muestra que en lo que ella ofrece se ofrece a
sí misma.195

El mundo ha sido creado para la gloria de Dios196


192
CIC., 1366.
193 CIC., 1367.
194 Romanos, 12, 5.
195 San Agustín, De Civ., 10, 6.
196 CIC., 293.

372
Capítulo IV
La Eucaristía
Del sacrificio meritorio a la Gloria de Dios

3. Esquema con fines


pedagógicos y analogías
Como se dijo desde un principio del libro, este esquema
jamás será sostén de argumento alguno, sino debe
cimentarse en los razonamientos de ciencia natural y/o
de ciencias teológicas. Nos facilitará ver en síntesis lo
tratado, compararlo y a encontrar analogías en la obra
del Señor.
En este punto del escrito, la Creación se manifiesta
desde el fotón hasta la Gloria, el cuerpo místico de Cristo.
La diversidad en este nivel se da produciendo gran cantidad
de almas con variadas formas de sufrir, distintas penas a
purgar, multitud de glorias a recibir. Una parte de la Gloria
de Dios interna (ad intra), la que la Trinidad recibe como
fruto de su obra y en particular de la Redención, se deriva
de la Gloria de Dios externa, producto de la creación.
Conviene hacer algunas analogías de Orden Mayor
para percatarnos de lo que se está exponiendo:
1. Así como para que haya espacio se requiere
luz y tiempo (o sea, energía), para que haya
Iglesia se requiere sacramento y filiación (o
sea, bautismo).
2. Así como la energía y la materia permiten
actuar a las leyes de interacción, el bautismo
y la confesión permiten actuar a las Virtudes
Teologales.

373
3. Así como la interacción entre partículas
permite que por el tiempo haya vida en
la creación, la transformación eucarística
permite que por el Sacrificio haya Gloria en
la creación.
4. Así como en el espacio hay luz, en la Iglesia
hay Sacramento.
5. Lo que la luz es a la participación del ser de
Dios, el bautizado es a la participación del
ser inmaculado de Dios, y la Eucaristía es a la
participación de la Gloria de Dios.

La forma cómo se refleja la simetría trinitaria en la


creación se aprecia en este esquema:
Linaje Imperio Cauce Reino Participación

Energía
Tiempo Del Ser
Materia
Luz
Vegetal
Vida De Fecundidad
Animal
Espacio
Conc. de sí
Libertad Entendimiento
Conc. de
otros
Alma
Conc. de Dios
Verdad Conciencia de
Dios
Obed. a Dios
Bautismo
Filiación Amor de Dios
Confirmación
Sacramento
O. sacerdotal
Santidad De Dios mismo
Comunión
Iglesia
Meritorio
Sacrificio Redención
Purgatorio
Eucaristía
Los redimidos
Gloria Gloria
Redentor del Redentor

Esta perfección manifiesta la Gloria de Dios,


objeto y fin de la Creación

374
Capítulo IV
La Eucaristía
Del sacrificio meritorio a la Gloria del Redentor

4. Comentarios al margen
Difícil de creer en verdad. ¿Quién podrá aceptar que los
hombres puedan amar con el Amor de Dios? Pues esto
es exactamente lo que hace la Caridad.

¿Quién podrá admitir que los hombres pueden


pensar con el Entendimiento de Dios?

Pues esto es lo que sucede cuando los hombres


piden ser gobernados por el Espíritu Santo y sus Dones.

¿Quién podrá pensar que podemos hacer


sacrificio metiéndonos en las llagas de Cristo crucificado,
convirtiéndonos en Él? Nada menos que eso nos sucede
en la Santa Misa, cuando la atendemos en estado de
gracia y comulgamos en eucaristía.

¿Quién certificará que nuestra genética espiritual


puede ser homologada a la del Redentor? Pues certifica
ni más ni menos que la esencia pura de la verdad total,
el Verbo de Dios.

375
Capítulo V
La Creación Teocéntrica

1. Del vestigio a la semejanza.


Interacción entre las ciencias
naturales y las teológicas
Durante más de quince siglos se ha mantenido vigente una
afirmación de san Agustín,197 luego refrendada por Santo
Tomás de Aquino.198 Dicen estos supremos doctores de
la Iglesia, que en la Creación hay semejanza a partir del
hombre. Esto como resultado de lo expresado en Génesis,
1-26 de que Dios hizo al hombre a Su semejanza.
Antes del hombre, sólo había vestigio y no semejanza,
argumentan ambos teólogos.

Hemos visto en los primeros cuatro libros de esta


tesis, cómo Dios es causa primera, su Gloria es causa
última y su acción es causa eficiente. Me propongo dar
elementos para, razonablemente, sumar a las pruebas
ya aportadas en capítulos anteriores, probar en este
libro quinto, que Dios es también causa ejemplar de
su creación, desde el fotón hasta el Cuerpo Místico.
Es decir, que hizo a su semejanza no sólo al hombre,
sino a toda su obra temporal. Llámese ley, ente, objeto,
relación, accidente, destino, orden, etc.

Primero conviene aclarar que esto no se


contrapone, sino que cimienta, lo expuesto por padres
y doctores, ya que el encontrar la causa ejemplar,


197
De Trinitas, Lib. XV, 2.

198
Summa Theológica, Q., 45 a 7.

376
la imagen o la semejanza, no contradice en nada el
que otros hayan encontrado o propuesto el vestigio.
Utilizando el mismo ejemplo que exponen los doctores
citados de que el humo es vestigio del fuego; el humo
prueba que hay fuego, se vea el fuego o no se vea.

El que alguien no vea el fuego se puede entender


porque hay una barrera entre el observador y la flama, ya
sea en el espacio, en el tiempo, o en alguna otra capacidad
de observación. Era imposible para San Agustín o Santo
Tomás el poder ver en toda su extensión, las similitudes
que hay entre el Creador y su obra, pues no sabían gran
cosa de la obra. No había cómo comparar al Dios que
conocían, con la obra que no conocían.

Los más de quince siglos que median entre el gran


Padre de la Iglesia que nació en el continente africano y
nosotros, implica tener acceso a la física, a la química,
a la biología, reconocer el mundo redondo, la gravedad
y la fuerza eléctrica, tener noticias de todos lados, de la
prehistoria por fósiles paleolíticos y ecos cósmicos, de
galaxias y células, de átomos y espectrógrafos.

Una barrera se interpuso ante Agustín y Tomás que


limitó a sus poderosos cerebros obviamente bañados
por la luz del Espíritu Santo; el tiempo, pues la ciencia
que se desarrolló con posterioridad, es imposible que la
adivinaran. Del mismo modo, el Aquiniano tuvo ventaja
sobre Agustín, pues conoció el trabajo de Aristóteles que
formó el estilo y el método de la ciencia de Tomás.

Comenté en párrafos anteriores que estos dos


autores clásicos afirman que entre la Creación anterior al
hombre y Dios, “hay sino vestigio”. Recuerdo no haber

377
quedado satisfecho con esta explicación desde que la
escuché primero.

Veamos qué pasa cuando dos señoras hablan de un


niño que acaban de conocer. Pues dirán particularidades
como estas: “Pepito se parece a su papá en que babea,
se le cae el párpado y además se tropieza con todo lo
que hay a su paso”. Alguna dama más caritativa dirá:
“También tiene vestigios en los ojos que son del azul del
los de su abuelo, aunque son casi negros, o rastros de la
nariz respingada de su madre, aunque más narizón”.

Esto es, una comunicación plagada de adjetivos.


Difícilmente encontramos alguna particularidad
semejante en los comentarios de “vestigio” en los
antiguos y elegantes escritos teológicos. Por este silencio
en cuanto a los detalles, me dejaron prácticamente
abierto el tema. Por Providencia también resulta que no
represento a ninguna escuela o línea de pensamiento
teológico ¡ni siquiera soy teólogo! por lo que tengo gran
libertad para escribir esta tesis, que seguramente será
corregida muchas veces por gente más entendida que
yo.

Deseo, entonces, no sólo afirmar que hay


semejanzas entre el Creador y la creación, que se definen
en términos de causalidad metafísica (causa ejemplar),
sino describir sus particularidades detalladamente con
juicios, Escrituras y Magisterio que creo irrefutable (al
menos a grandes rasgos), tal como la señora del ejemplo
anterior describe el ojo o la nariz del niño.

Con respecto a la forma de hablar, comprobar


y enseñar, confirmo que seguiré usando el método
analógico. Era la manera de hablar de Cristo. No tengo

378
la menor intención de inscribir la semejanza que busco
a la fragmento de la creación que otros autores observan.
No puedo limitar la obra de Dios a la fracción de la obra
que ven éstos, por la misma razón de que no encontraré
las ruinas de Cartago excavando bajo el subsuelo de
Londres, excavado ya mil veces.

Es razonable pensar que con el horizonte, el


método y el universo de conocimiento que ha estado a
disposición de los teólogos tradicionales, cavando en los
mismos lugares donde ellos lo han hecho durante más
de quince siglos, no encontraré la imagen que busco.
Si ahí estuviera, ellos ya la habrían encontrado. Hubo
que ser bastante creativo en este aspecto. Como Dios
Padre es Creativo, Aristóteles, Agustín y Tomás también
lo fueron. Luego, no me alejo de un digno y magnífico
ejemplo.

Usaré similitudes con cosas y lenguajes que los


profanos entienden.

Un teólogo amigo mío a quien le platiqué parte


de lo que ahora expondré, se rió mucho y afirmó que yo
era el primer caso que conocía de alguien que “grafica”
los problemas de la teología, aunque en verdad que mi
campo no es la teología, sino la oikonomía, y en verdad
que grafico los problemas de esta olvidada ciencia: no
en vano soy ingeniero.

Así se adquirirá una mejor comprensión para los


que no somos teólogos y muy en especial para los que
algo han estudiado en escuelas técnicas y preparatorias.

Tomando de nuevo el hilo conductor, conviene


aclarar al que no está empapado del tema de la Trinidad,

379
que este es uno de los asuntos más estudiados en la historia
de occidente. En ningún momento debe pensarse que el
dogma trinitario ha sido formulado con superficialidad.
Varias de las cabezas más preclaras de los últimos dos mil
años y miles de cabezas de inteligencia muy superior a
la media se han dedicado en cuerpo y alma, en conjunto
millones de horas, a escudriñar una a una las páginas de
la S. Escritura para analizar cualquier detalle, aunque sea
minúsculo, que ayude a enriquecer el misterio. El dogma
tiene además la certeza absoluta que da la declaración
solemne del Colegio Apostólico. Nada hay más veraz que
esta declaración auspiciada por el mismo Dios.
En las siguientes páginas estaré dentro de los
dogmas de la Iglesia. Ese regalo de Dios, el Entendimiento,
me es muy grato, pues es ahí donde hay que encontrar la
semejanza. ¿En dónde más?
Luego, haré un pequeño dibujo que sugiera al
dogma, luego una similitud entre la forma como se
manifiesta el dogma dentro de la creación (con dibujo y
palabras según cada dogma) y luego se hará el diagrama
para, al fin, vestirlo de las cosas más físicas y visibles,
pues lo físico y visible es también obra de Dios, tal como
la Escritura y el Magisterio. El resultado, estoy seguro,
les parecerá sorprendente. Todo lo creado quedará
así manifestado en términos del dogma trinitario, que
por cierto tendré primero que explicar, aunque sólo
superficialmente. Explicarlo minuciosamente se llevaría
otro libro completo.
El primer punto del dogma o Misterio Trinitario, en
que veremos semejanza, es que Dios se manifiesta en las
Escrituras como Uno, pero también se manifiesta como

380
Trino (tres), por lo que sabemos que es ambas cosas. Esto
parece imposible por las más elementales leyes de la
lógica y las matemáticas; sin embargo, así lo afirma Dios
en la Escritura. Luego, así es, aunque los hombres estemos
imposibilitados para entenderlo.
Algunas, entre muchas de las citas a las que me
refiero, son: “Nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni a nadie
conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo
quiera revelar.”199 El Espíritu Santo es revelado por Cristo
cuando dice que lo enviará el Padre “otro Paráclito”,200 o
Él mismo les sopla y “envía al Espíritu Santo” y muchas
citas más, que en conjunto determinan una base más que
sólida para sustentar las afirmaciones de la Iglesia.
Se manifiesta la Trinidad desde el Génesis, el primer
instante de la Creación con las palabras: “Dios dijo (El
Padre toma la iniciativa) sea (El Verbo, la Palabra de Dios,
es el Hijo), y la luz fue” y dice justo antes: “El Espíritu de
Dios se movía sobre las aguas”, pues todas las obras de
Dios las precede Su Amor, que es el Espíritu Santo.
El magisterio define este dogma con palabras que
la Iglesia misma resume así:201

Dios es Uno.
Dios es Una Trinidad.
La Trinidad es Una, aunque sean TRES las Personas
en Ella.
Las TRES Personas trinitarias son realmente distintas
entre sí.
La diferencia estriba en la oposición relativa entre
ellas.

199
Mateo, 11 - 27.
200
Juan, 14 – 16.
201
Cfr., CIC., 253 y ss.

381
Dice que... “a causa de esta unidad, el Padre está
todo en el Hijo, todo en el Espíritu Santo; el Hijo está todo
en el Padre, todo en el Espíritu Santo. El Espíritu Santo está
todo en el Padre, todo en el Hijo”.

Nos dice, también el Magisterio que... “Toda la


economía divina es la obra común de las tres Personas
divinas. Porque la Trinidad, del mismo modo que tiene
una misma naturaleza, así también tiene una sola y misma
operación. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo no son tres
principios de creaturas, sino un sólo principio.” (Cat 238-
313)

Esta unidad será descrita gráficamente como se


describe desde la antigüedad, con un triángulo. Para
distinguir la unidad trinitaria de Dios, de la unidad
reflejada en la Creación, el triángulo izquierdo será Dios
Trino (AD INTRA). El triángulo derecho hechurado será la
semejanza (AD EXTRA), es decir de las cosas afuera de
Dios. Omito el mundo angélico que no he considerado
en esta tesis por mi ignorancia al respecto.

Como en el Dios Uno y Trino siempre se distinguen


las tres Personas que menciona la Escritura, en el triángulo
que representa al Dios Uno y Trino siempre marcaremos
(o daremos por entendido) a las Personas: el Padre arriba,
por ser principio trinitario, con el símbolo s. El Hijo a la
derecha (donde termina la página en los idiomas que,
como el latín o el castellano, empezamos a escribir por
nuestro lado izquierdo) y lo marcaremos con el signo
+ que corresponde a la Cruz, y a donde la Creación se
dirige, pues la segunda Persona es la semejanza del Padre.

382
En nuestro lado izquierdo, donde empezamos a escribir,
pondremos siempre al Espíritu de Dios. Esto, porque
las obras de Dios siempre las precede su Amor, que es
el Espíritu Santo. A esta tercera Persona la marcaremos
siempre con una x.

En el caso del triángulo de abajo, el que representa


a la Trinidad AD EXTRA: la Creación, se marcarán las
posiciones equivalentes de las tres personas con los
mismos símbolos pero entre paréntesis, o sea (*) (+) y (x)
pues no hay ahí Personas Trinitarias, sino sus apropiaciones
(adelante se explica este término).

CREACIÓN
Ad-Intra Ad-Extra
* (*)

x + (x) (+)

TIEMPO

Usaremos otro dogma, el que habla del Orden en


que las Personas Trinitarias envían o son enviadas. Lo
utilizaremos constantemente en este escrito. Consiste en
saber que el Padre envía al Hijo, y el Padre y el Hijo
envían al Espíritu Santo conjuntamente.

La descripción gráfica de este dogma serán dos


simples flechas:

383
El Padre envía todo hacia el Hijo, y de esa primera
Orden (flecha negra) se deriva una segunda flecha doble,
que P ES lleva al Espíritu Santo.

ES
P

H
En la práctica, estas flechas se usarán para mostrar
como se subordinan las partes de la Creación a este
segundo dogma, demostrar como opera hacia afuera de
la intimidad divina (AD-EXTRA).

Se aplica aquí el comentario de San Irineo, que


dice que el Padre es el autor, el ordenador, quien ha
hecho las cosas por sí mismo, es decir, por su Verbo y su
Sabiduría, por el Hijo y el Espíritu Santo, que son “como
sus manos.”202

El objeto de esta marca gráfica será mostrar en qué


punto se asemeja la Creación al Uno Trino precisamente
en ese rasgo, en esa particularidad del Orden del Dios
Uno Trino que nos enseña el Magisterio.

Un dogma que insistentemente se usará para ver


la semejanza, es el de que “todos los actos de Dios en la
Creación, son trinitarios” Es decir, nada hay en lo creado
que se pueda atribuir a una Persona Trinitaria sóla, pero
sí hay manifiesta similitud de algunas obras a alguna
Persona. A esto llama el Magisterio las “apropiaciones” o
“misiones”, pues se hace propia más a una persona que

202
Cfr., CIC., 292.

384
a otra, sobre todo por algún comentario de la Escritura.
Así, decimos que la verdad o la vida se apropian al Hijo,
pues Él mismo dice “Yo soy..., la verdad y la vida,”203 el
Hijo es el Redentor, etc.

El poder apropiar todas las cosas a una u otra


Persona sin salirse del dogma del Dios Uno Trino, del
dogma del Orden de cómo las Personas envían o son
enviadas y del dogma de la Acción Conjunta Trinitaria
con respecto a lo creado, sin contravenir a las cosas
naturales o sobrenaturales de la Creación, es una prueba
de semejanza, puesto que así se nos revela la Trinidad y
así se observa en la Creación esa semejanza.

Luego, es manifiesto en Escrituras el que la Segunda


Persona, el Hijo, es Semejanza del Padre (Semejanza con
mayúscula, pues es semejanza perfecta, tanto, que quien
lo ha visto a Él ha visto al Padre,204 según dice Cristo a
Felipe).

Si deseamos probar que la Creación se asemeje


al Dios Uno y Trino, bastará que probemos que hay
también semejanza (con minúscula) entre la Semejanza
con la semejanza, es decir, del Hijo con la creación.
(¡Qué trabalenguas!)

El Espíritu Santo muestra también su perfil en la


creatura, puesto que colaboró con la Creación en igual
medida que los otras dos Personas, sin perder su propia
identidad en el proceso. Como Él es el Amor entre el
Padre y el Hijo, su firma consistirá en que el Amor lleva


203
Juan, 14, 6.

204
Cfr., Juan, 14, 8 y ss.

385
la Creación hacia el Hijo, por el Amor del Padre al Hijo,
y también el Hijo lleva la creación al Padre, por el Amor
del Hijo al Padre. (en ambos casos, el Espíritu Santo)

La personalidad del Padre será más difícil de


discernir, pero muy fácil de ver. Como el Padre manda
al Hijo y con el Hijo mandan al Espíritu, luego el Padre
se manifiesta en la creación como la iniciativa de actuar.
El Padre siempre llevará la batuta y es visible, como
silencioso pero efectivo director de orquesta, cuya acción
se conoce por la sincronización de la orquestación
musical resultante. Siempre envía y sólo aparece por sus
enviados.

Luego, el Padre será la iniciativa, el principio,


el acto manifestado por la obediencia del Amor y del
Entendimiento, el Director. El Padre se mostrará como
la punta de la lanza en todo momento de la creación
temporal. “Es el Padre quien conoce el tiempo,”
revela Cristo a sus discípulos.205 “Infinita Iniciativa de
Entendimiento y de Amor” parece ser una forma de
imaginar la acción de Dios en la creación, con palabras
de todos los días, sin querer por esto explicar el Misterio
Trinitario, cosa imposible. Mueve el Padre la batuta y
el instrumento Amor comienza a ejecutar la acción
comandada y el instrumento Semejanza lo secunda sin
dilación, le dice por donde.

Para poder mostrar el dogma del orden y el dogma


de la omnipresencia Trinitaria, es importante recordar
que hay un sólo Dios. Con esto en mente trataremos de
entender cómo se compaginan estas dos afirmaciones


205
Mateo 13,32

386
dogmáticas que parecen opuestas. Si el Padre envía al
Hijo Trinitario, por Su Amor, y el Hijo tiene discípulos,
el Hijo adquiere paternidad de esos discípulos, quienes
deben de ver al Padre en el Hijo, pues lo afirma
categóricamente Cristo cuando contesta la pregunta de
el apóstol Felipe: “...muéstranos al Padre”, y contesta
Jesús: “El que me ha visto, ha visto a mi Padre”.206

Luego, si el Hijo es Hijo con respecto al Padre que


toma la iniciativa (engendra) de dar su Semejanza, Cristo
(el Hijo con respecto al Padre) es el Padre con respecto
a los que adquieren semejanza por su Semejanza, o
sea, sus discípulos. Luego ¿el Hijo y el Padre son uno
sólo, son consubstanciales? Definitivamente lo son. Esta
transmutación de Personas Trinitarias por su oposición
relativa, cara a la creación, permite que el Hijo represente
al Padre y el Espíritu Santo a las otras dos personas que
lo envían. Luego entonces, todas las obras Ad Extra son
trinitarias (esto se entenderá mejor en el gráfico).

Al obtener las apropiaciones de las Escrituras y


el Magisterio, se encuentran frecuentemente aparentes
contradicciones, como cuando Cristo se llama a sí
mismo “la Vida” y el Magisterio llama al Espíritu Santo
“Señor y Dador de Vida” ¿a quién apropiamos la vida? El
modelo trinitario que a continuación presentaré también
resuelve estas aparentes confusiones.

Antes de enseñar el modelo de semejanza,


encuentro la necesidad de modificar el gráfico del orden
trinitario. Como ya vimos que son intercambiables
los actos de las Personas Trinitarias según a qué las


206
Juan, 14, 8 y ss.

387
referimos, en vez de marcar el dogma del Orden con
letras y flechas, será marcado solamente con flechas,
y aún más, cambiaremos las flechas por una sencilla
“doble flecha,” así: “>” Este símbolo significa que el
Padre envía al Hijo, y que ambos envían conjuntamente
al Paráclito. Pensaremos siempre el Espíritu de Dios en
la parte más elevada de la hoja, porque el Espíritu de
Dios siempre abre la sinfonía de las obras de Dios. Esto
se muestra gráficamente así:

Y en los casos en que una obra de Dios conlleve a


otras, marcaremos con flechas consecutivas, así:

1) 2)
ES (P) P

H (P)
ES (P)

H (P) H (P)

En el primer caso, se nos ocurre el ejemplo de que


el Padre envía al Espíritu Santo, quien a su vez reclama
la Paternidad para el Padre, por el objeto del Amor del
Padre, o sea, el Hijo. Este ejemplo se realiza cuando el
Padre envía al Paráclito para que obre y dé Paternidad del
Mesías al Padre. El segundo ejemplo se aplica cuando el
Padre envía al Hijo, quien a su vez da paternidad a otros
que adquieren la semejanza de la Semejanza. Es el caso
que afirma Jesús ante la pregunta de Felipe.

388
Para simplificar más estos gráficos, pues al
apropiar toda la Creación se requiere de escribir muchos
símbolos, ambos ejemplos arriba mostrados en gráficos
1) y 2) se marcarán en conjunto, se escribirá así, o así:

ES (P) X

ES (P) x

P ó *

H (P) +

H (P) +

Al apropiar algo al Padre, marcaremos (P), si


lo apropiamos al Hijo será marcado así (H=), y si el
Paráclito, escribiremos (ES). Ahora usaré el esquema
pedagógico que hemos venido desarrollando desde las
primeras páginas, sustentado a veces (cuando procede)
en ciencias naturales y siempre en ciencias teológicas.

Estos argumentos adquieren peso si se recuerda


algo que afirma el Magisterio: “...el Padre... ha hecho
todas las cosas por sí mismo, es decir, por su Verbo y
por su Sabiduría, “por el Hijo y el Espíritu”, que son
como sus “manos”. “La creación es la obra común de la
Santísima Trinidad”207

Para resumir y caber en el papel, quitaré por el


momento las columnas de las “Leyes o Fuerzas” y de los
“Dones de participación;” aunque en sí estos últimos son
ya una prueba de semejanza trinitaria de la creación.

207
CIC, 292.

389
Acto de Dios Linaje Imperio Cauce Reino
Energía
Tiempo
Materia
Luz
Vegetal
Vida
Animal
Espacio
Conc. de sí
Libertad
Conc. de otros
Alma
Conc.de Dios
Verdad
Obedien. a Dios
Ad Extra
Bautizados
Filiación
Confesión
frecuente
Sacramento Confirmados

Santidad
Comunión fte.
Iglesia
Cruz y S. misa
Sacrificio
Purgatorio
Eucaristía
G.de Redimidos
Gloria
G.delRedentor

Algunos de los cauces de creación son bien fáciles


de apropiar. Cuando Cristo dice “Yo soy el camino
la verdad y la vida,” se apropia de tres cauces de la
creación. “La Santidad (El camino), la Verdad y la Vida”.
Como el Amor de Dios siempre antecede a sus obras, le
apropiaremos el tiempo al Espíritu Santo. Con respecto a
la Libertad, san Pablo nos facilita el camino diciendo: “...
ahí donde hay libertad, ahí hay Espíritu Santo”. Luego, la

390
filiación también se apropia al Paráclito porque se afilian
las creaturas de ese cauce por el Amor de Dios, que las
hace hijas del Altísimo. El Sacrificio al Espíritu Santo,
porque siempre que Cristo busca el Sacrificio, está
empujado por Él. La Gloria la da el Redentor llevando la
Creación al Padre.

Me reclamarán es este punto: “¡Pero, si el que


hizo el sacrificio fue Cristo!” Por eso apropiaremos
a Cristo la Cruz y el sacrificio incruento de la Misa. Y
entonces, ¿quién hizo la obra que llamamos sacrificio?
La respuesta correcta es que: Todas las obras Ad Extra
son por omnipotencia, y como la omnipotencia es de
todas las Personas, luego, todas las obras son trinitarias.
Es decir, son del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
simultáneamente.

En este ejemplo que acabamos de ver, el Padre toma


la iniciativa y ordena al Hijo que haga el Sacrificio.208 Esto
lo hace por Amor a sus creaturas caídas y Cristo obedece
al Padre por el Amor y toma martirio cruento movido por
el Entendimiento de las cosas de Dios, que es Él mismo,
y da la vida por la Gloria. La presencia trinitaria es obvia
y debe ser cumplida en todas y cada una de las obras de
Dios para que se contemple el dogma correspondiente,
por estar buscando así semejanza.

En el diagrama sólo veremos al Hijo y al Espíritu,


pero como estas dos Personas siempre obedecen al Padre,
quien las dirige, se puede presuponer esta marca del
Padre en el gráfico, pues siempre está presente en todos


208
Cfr., Lucas, 22, 42.

391
los Actos Ad Extra. Esporádicamente la colocaremos en
alguna ocasión en que nos sea especialmente útil.

Por ejemplo, si colocamos las apropiaciones que


se derivan del paisaje “Yo soy el ..., la Verdad y la Vida”
en el primer linaje, se puede apuntar:
Linaje Imperio Cauce

Tiempo (?)
Luz (?)
Vida (+)
Espacio (?)
Libertad (?)

Alma (?)
Verdad (+)

Otras apropiaciones se pueden derivar de las


Escrituras y el Magisterio: se conoce al Espíritu Santo
como Maestro de Verdad,209 que “habló por los profetas”
(Credo) y Cristo mismo lo llama Espíritu de Verdad,210
siendo que Cristo se llama a sí mismo Verdad. Con
respecto al alma, dice la Escritura, que Dios creó al
hombre a imagen suya, a imagen suya lo creó211 y ese
Dios que crea al hombre a Su imagen se identifica con el
Hijo: El que me ve a mí ve a mi Padre [...] Yo voy al Padre,
por lo que el alma, imagen de Dios, puede ser bien la
apropiación del Hijo, que además desde Su encarnación
tiene alma. El hombre puede decir Abba Pater en función

209
Juan, 14, 16.
210
Juan, 14, 17.
211
Génesis, 1, 27.

392
de su alma, cosa que lo correlaciona con el Hijo, ya que
el Espíritu Santo jamás dirá Abba Pater, pues decir Padre
al Padre, corresponde al Hijo.

Entonces, estos diversas lugares de Revelación


se armonizan marcando la apropiación. (seguir flechas
punteadas)

Espacio (x)
(Maestro) <
Alma (x) <
Verdad (+)

El Espíritu queda como Maestro de Verdad; el


Alma se apropia a Cristo al igual que la Verdad.

Para analizar la apropiación de la Libertad,


acudimos de nuevo a las Escrituras y encontramos esta
magnífica frase de san Pablo:212 “Donde está el Espíritu
de Dios, ahí está la Libertad”, como antes señalamos.

También hay que recordar que en el principio de


los tiempos, según mencionamos ya cita del Génesis,
“el Espíritu de Dios se movía sobre las aguas”, por lo
que es posible especular que el tiempo sea apropiación
del Espíritu de Dios. De igual modo, es lugar común
en las ciencias teológicas, afirmar que el Amor de Dios
precede a todas Sus obras,213 por lo que de nuevo, lo
más cerca al Acto de Amor de la Creación que se nos
ocurre es el tiempo, y es del Magisterio la afirmación de


212
II Carta a los Corintios, 3, 17.

213
Cfr., Santo Tomás: Summa contra géntiles, IV, c. 20.

393
que la Creación se hizo en el tiempo. Luego el cuadro de
apropiaciones queda así:
Linaje Imperio Cauce

Tiempo (X)
Luz (¿?)
Vida (+)
Espacio (X)
Libertad (X)
Alma (+)
Verdad (+)
Sólo la luz no ha sido apropiada. Me salta a la mente
el pasaje de las Escrituras en que Cristo se proclama “Yo
soy la luz del mundo”,214 más nos parece que se refiere
a lo que la Iglesia llama Luz de Luz en el Credo, o sea,
Redentor. El Espíritu Santo nos ayuda si observamos sus
apariciones. Se adapta bien la nube luminosa con que
se manifiesta en el Tabor; la llama con que se aparece
en Pentecostés; el movimiento de la paloma sobre el
Dios bautizado (energía) y, en el Antiguo Testamento, me
parece que la nube luminosa que acompaña a los judíos
cuando caminan por el desierto, y la zarza ardiente
que se aparece a Moisés, entra en la misma línea del
Espíritu Santo.215 Por estos motivos y porque lo sugiere
así la forma del dogma del origen trinitario de todas las
cosas, he optado por apropiar la luz inicial que dio pie
a que hubiera energía y materia, vegetales y animales,
al Paráclito.

Entonces, lo afirmado por el Magisterio en el


Credo, de que el Espíritu Santo es Señor y dador de vida,
se refleja amablemente en Su creación así:


214
Juan, 8, 12.

215
Cfr., San Agustín, De Trin. Lib., XV, Cap. 6.

394
Linaje Imperio Cauce

Tiempo (Espacio)
Espacio (X) Luz (X)
(SEÑOR) (Dador)
Vida

Con esto, hemos acabado de apropiar la Creación


antes de la venida del Redentor. La participación del Ser
inmaculado por el Bautismo, el linaje que pisará a Satán,
está aún por apropiarse.

En el segundo linaje, la palabra camino, en la


apropiación que Cristo mismo se hace de sí (“Yo soy el
camino...”) se utilizará para apropiar la santidad, pues es
el camino a la Gloria que Cristo mismo abrió. La Gloria
también se la apropiaremos a la Segunda Persona, pues
es el Hijo, quien glorifica al Padre, como cuando Cristo
dice al Padre: “Yo te he glorificado a Ti sobre la tierra,
dando acabamiento a Tu obra que me confiaste para
realizar.”216

Sobra decir que la Eucaristía y la Iglesia también


le serán apropiados al Hijo. La primera, por ser Él mismo
transubstanciado y la segunda, por ser también Su cuerpo
místico. Estamos entonces en este punto:

Linaje Imperio Cauce

Filiación (?)
Sacramentos (?)
Santidad (+)
Iglesia (+)
Sacrificio (?)
Eucaristía (+)
Gloria (+)


216
Juan, 17, 4.

395
Falta, pues, apropiar la filiación, el sacrificio
meritorio y purificador y los sacramentos.

La obra maestra del Espíritu Santo es su decisiva


participación en la Encarnación del Verbo. El ángel
Gabriel lo expresa maravillosamente cuando explica a
María: “El Espíritu Santo se posará sobre ti y la virtud
del Altísimo te cubrirá con Su sombra, y por eso el hijo
engendrado será santo; será llamado Hijo de Dios.”217 La
filiación lograda para nosotros por la Trinidad se apropia
aquí al Espíritu Santo, pues es el “Alma de la Iglesia”, el
Amor del Padre al Hijo, que afilia al Padre y que lleva al
Hijo y a su semejanza.

En los sacramentos, que son sacramentos de Cristo


puesto que es Él quien los fundó, son llamados por esto
Sacramentos de la Iglesia218 y no se puede separar el Hijo
de ellos. Sin embargo, como todas las obras Ad Extra son
trinitarias, la presencia del Padre y del Espíritu Santo son
necesarias.

Con respecto a los sacramentos, al apropiar la


Iglesia al Hijo y al conocer al Padre en todas sus obras,
reclama esta apropiación de la Iglesia al Espíritu y no
sin razón, pues es la misión del Paráclito, el Magisterio,
quien ha ido reconociendo esta hermosísima obra de
Dios que son los sacramentos.

Acudiendo al Magisterio recogemos estas


afirmaciones que relacionan al Espíritu con los
Sacramentos:


217
Lucas, 1, 35.

218
CIC, 1113.

396
“Por el Espíritu que la conduce a la Verdad
completa,219 la Iglesia reconoció poco a poco este tesoro
recibido de Cristo y precisó su “dispensación”...”220

Los Sacramentos son de la Iglesia en el doble


sentido de que existen por ella y para ella. Existen por la
Iglesia porque ella es el sacramento de la acción de Cristo
que actúa en ella por la misión del Espíritu Santo.221

Amablemente se adapta el magisterio a la


semejanza trinitaria de la Creación, pues Dios, autor
de ambos, no puede contradecirse. Recogemos esta
enseñanza de la Iglesia apropiando la Iglesia a Cristo.
(Existen los sacramentos por la Iglesia porque ella es
el sacramento de la acción de Cristo que actúa en ella
gracias a la misión del Espíritu Santo.)

El Sacrificio meritorio y purificador también exige


de difícil apropiación, pues aparentemente clama por el
Dios Crucificado. Pero el Espíritu Santo actúa con gran
intensidad en los actos de Cristo. En el Sacrificio, aunque
Jesús es el Crucificado, obedece al impulso del Espíritu,
“El cual, mediante el Espíritu Santo, se ofreció a Dios
cual hostia inmaculada.”222

El bautismo (filiación) también resulta sencillo


de apropiar al Paráclito de Dios, como lo muestra el
magisterio diciendo: “...desde los tiempos apostólicos,
para llegar a ser cristianos, se sigue un camino [...] el

219
Juan, 16, 13.
220
CIC, 1117.
221
CIC, 1118.
222
Hebreos, 9, 14.

397
bautismo, la efusión del Espíritu Santo, ...”223 o también:
“La Iglesia pide a Dios que, por medio de su Hijo, el
poder del Espíritu Santo descienda sobre esta agua, a
fin de que los que sean bautizados con ella “nazcan del
agua y del Espíritu”224
Tal vez parezca ligera la forma en que aquí hago
las apropiaciones, pero no lo es, puesto que quedan
dentro de todos los dogmas trinitarios que escogimos
para demostrar la semejanza. Es como poner un zapato
adecuado: ni falta ni sobra ni es difícil.
Se podrá observar que sólo se apropió hasta el
nivel de Cauce y no del Reino, esto por la razón de
que es cada vez más difícil apropiar según bajamos en
la escala de detalle y se particularizan las obras de la
Creación, de la misma manera como es más fácil ver la
semejanza entre un padre y un hijo observando todo el
rostro que concentrándose en, digamos, un diente o un
centímetro cuadrado de piel. Otra razón concatenada es
que se vuelve más impreciso, muy elaborado y cansado.
Resumiendo y complementando lo expuesto:
En la semejanza que ilustramos con el triángulo de
la creación Ad Extra, se refleja la obra pues también calza
la forma triangular con que históricamente se expresa la
Trinidad, pues conforme se extiende la acción trinitaria
por las misiones y apropiaciones, se abre un abanico
que asemeja a el tradicional gráfico que representa al
Dios Trino.
Esto no sería de importancia si las partes de la
creación que se han nombrado pudieran subsistir solas,


223
CIC, 1229.

224
Juan, 3, 5; CIC, 1238.

398
pero no, pues requieren de la unidad, semejante a la
Unidad Trinitaria. Por eso no puede haber tiempo sin
luz, ni luz sin espacio, ni santidad sin sacramento o
sacramento sin Iglesia. Si esto se pudiera sin romper la
estabilidad física o demeritar el fin último de la Creación,
entonces la tesis no sería de semejanza trinitaria, sino
más bien pitagórica.
Pero teniendo a su favor Creación, Escrituras,
Magisterio, semejanza en aspectos dogmáticos, y
mostrando orden y dirección a la Gloria de Dios por el
camino de la Semejanza que es Dios de Dios, Verbo y
Señor de la Creación, Cristo, quien glorifica al Padre con
Su Gloria, esta similitud gráfica no es más que un mero
accidente que ayuda a entender, aunque de hecho no
aporte prueba alguna. Eso sí, para efectos pedagógicos
es fenomenal. (Imagínese describir la interacción de las
apropiaciones para cumplir con el dogma sin el gráfico
que se propone. ¡Imposible!). En este caso la prueba
viene de la unidad que arriba mencionamos.
En la Creación, cada obra trinitaria muestra la
apropiación, de tal manera que se ve la acción de las tres
personas trinitarias simultáneamente, según el dogma de
la acción conjunta ad-extra. En ella, también se respeta
la secuencia de orden: lo apropiado al Padre envía a
lo apropiado al Hijo y ambos envían a lo apropiado al
Espíritu Santo.
En el diagrama de semejanza trinitaria, hay dos
casos que requieren de explicación, pues no muestran
la presencia de lo apropiado al Hijo y al Espíritu
conjuntamente.

399
El primero es la secuencia Espacio (x), Luz (x),
Tiempo (x); parece no tener la presencia necesaria del
Hijo y sólo del Espíritu Santo. Esto se resuelve porque
la creación misma se apropia sin duda al Verbo, “...por
quien fueron hechas todas las cosas”,225 obviamente, por
mandato del Padre, quien siempre toma la iniciativa y
ordena.

La segunda se da en la secuencia creación temporal


(+), –o Trinidad Ad Extra–; Iglesia (+), Eucaristía (+), Gloria
(+), en la que aparece sólo haber apropiaciones al Hijo
(+). En este caso se resuelve de otra manera. Cristo va a
la Gloria con su cuerpo y alma, bautizado y sacrificado,
lo que conlleva actos de creación apropiados al Paráclito
como el Tiempo, Luz, etc. La Eucaristía tiene pan y vino,
cuerpo de hijos de Dios libres y sacramentados y al
fin de los días, los cuerpos de los santos estarán en el
cielo con sus respectivas almas. Espíritu Santo –Amor de
Dios– por todos lados:

A continuación el proyecto propuesto de


apropiaciones en la creación: Imagen de la Trinidad en
el Ad Extra. La Creación aparece entre el cauce Tiempo
(x) caminando hacia la Gloria (+), por la columna
sombreada que baja del cauce primero.

Este arreglo nos ayuda a imaginar la unidad


trinitaria en los diversos aspectos de lo creado. Las
apropiaciones:


225
Juan, 1, 3.

400
APROPIACIONES:
Acto de Dios Linaje Imperio Cauce

Tiempo X
Luz X
Vida +
Espacio x
Libertad X
Alma +
Verdad +
Ad Extra +
Filiación X
Sacramento X
Santidad +
Iglesia +
Sacrificio X
Eucaristía +
Gloria +

Aunque ya se vea bastante claro, confirmo que


los dones de participación de la semejanza de Dios a la
Creación corresponden a un Dios trinitario, puesto que
la fecundidad Ad Intra sólo se entiende en el perfil del
Dios Revelado por Jesucristo.

Ni qué decir de la inhabitación trinitaria. También


se aprecia la intensa presencia del Hijo según se acerca
la Creación a los cauces más elevados, más cercanos a
la Gloria. Esto se entiende porque le Gloria se acerca a la
Semejanza, como se propuso anteriormente por prueba
de semejanza. La Eucaristía, la Iglesia y el Cuerpo Místico
Glorioso se confunde ya con la deidad, puesto que Cristo
mismo afirma que Él es el pan y el vino (última cena) o
que Él es la Iglesia (cuando reclama a Pablo del por qué
lo persigue a Él, siendo que persigue a la Iglesia), o está
como cabeza del Cuerpo Místico Glorioso.

401
Este acercamiento tremendo de la Eucaristía, la
Iglesia y el Cuerpo Místico Glorioso a la Semejanza, que
hace que parte de lo creado se confunda con la Trinidad
misma por la cercanía con Dios, por la transubstanciación
eucarística y por la Palabra de Dios que así lo reclama,
se entienden muy bien si aceptamos que la semejanza
del Hijo y el Padre se dan tanto Ad Intra como Ad Extra.
Si no fuera así, ni Cristo es Dios, ni sus obras, como la
Eucaristía, son semejantes a Dios, son Él Mismo.

Luego las obras mencionadas están intercompe–


netradas con Dios, pues navegan en las dos aguas del ser,
el Ser Subsistente, que es Dios –pues Cristo es Dios– y el
ser finito como el hombre –pues Cristo es hombre–.

Cuerpo Místico, Eucaristía e Iglesia, quedan en la


frontera del Ad Extra y el Ad Intra, por lo cual podemos
imaginar como una playa donde llega el infinito mar del
Amor y el Entendimiento de Dios, y donde el Altísimo
permite mojar en Su Gloria los cuerpos que por semejanza
a Su Semejanza se acercan radicalmente a Él. Cristo
estará siempre Ad Intra y Ad Extra simultáneamente,
porque es Dios y hombre verdadero.

Las demás creaturas no podrán navegar en la


extensión del Mar Infinito, ni son el Mar, sólo están pegados
a la Gloria del Señor por el Amor, el Entendimiento y la
Iniciativa de Dios, la Trinidad Beatísima.

A continuación veremos un uso práctico y creo


que necesario, del modelo de universo con semejanza
trinitaria, o Modelo teocéntrico. Permitirá razonar sobre

402
la ética de los actos del hombre en función del modelo
que aquí se descubre: la evolución de la creación del
fotón hasta la Gloria. Será de especial utilidad ahora que
las ciencias liberales, como con la ingeniería genética,
abren horizontes inimaginables hace diez años, en
donde no hay experiencia, y la comunidad científica ha
desarrollado técnicas que pueden sin duda ser usadas
para hacer un gran bien, o un gran mal.

La triple evolución hacia la trascendencia, es


un tema del que parece conveniente resolver algunas
cuestiones sobre la creación, que creo sería bueno
ordenar.

Actualmente diversos grupos pregonan objetivos


que aparentan no caber en un esquema integrado
de la dirección de las cosas en la Creación, como los
ecologistas, quienes pretenden darle total peso específico
a la evolución hacia la diversidad.

Empezaremos por descubrir tres tendencias


propias de la Creación que podemos nombrar como
sigue:

403
La Triple Evolución
EVOLUCIÓN A LA TRASCENDENCIA

E Cause del... Cause del... Cause del... Cause del... Cause del... Cause del... Cause del... Destino
final...
TIEMPO VIDA LIBERTAD VERDAD FILIACION SANTIDAD SACRIFICIO
V GLORIA
El Verbo El Verbo El Verbo El Verbo El Verbo El Verbo El Verbo El Verbo
O Luz Cromosoma Hombre Hombre con Bautizo reconocen el Iglesia gloria
(?) Revelación Eucarística de los
L leptones Plasmidio Familia Familia con Obispos Bautizo, militante. redimidos
Revelación Penitencia
U Tribu con y Orden
Partículas Célula Tribu Diósesis Gloria del
Revelación Confirmación Sacerdotal
C
Colonia de Pueblo con Iglesias viven
I subatómicas Células pueblo Revelación cristianas normalmente Misa Redentor

Ó Átomos Órganos con


tejidos Nación Nación con
Revelación
Iglesia
Apostólica en Gracia Almas en Unión

N Moléculas Órganos con


órganos Imperio Eucarística

Órganos con Naciones


Cristales Alma Purgante
sistemas Unidas

A Rocas colonia de
individuos (Purgatorio)

L Continentes con sistemas Almas que


mueren
sist. en estado de
planetas ecológicos Gracia
O Sistemas biota
planetarios Evolución a la diversidad
R Esta evolución se esconde en dirección hacia abajo. Resulta invisible desde este punto de
Galaxias observación
D conjuntos de Es la que describe parcialmente Darwin (en el cauce de la vida). Porejemplo::

E galaxias
universo Átomo
N temporal

hidrógeno helio litio etcétera


Célula
procariota eucariota etcétera

Lugar de translado de cause

404
a) La evolución hacia la diversidad
Aquí caben las diversificaciones que se dan en toda
la Creación: diversidad de partículas subatómicas,
moléculas, galaxias, etc., hasta llegar a un concepto que
englobe a toda esa diversidad que se vio en los primeros
libros de este ensayo.

Según caminamos en diversos cauces de Creación,


la diversidad se muestra como un principio universal. En
la vida las formas vegetales y animales; phyla, órdenes,
especies, etc. que se conjuntan en la biota, no hace
más que demostrar esta ley. En la conciencia, millones
de familias se dan en el presente, formando naciones de
múltiples tipos y características. Se ordenan en imperios
y se conjugan hasta unificarse en las Naciones Unidas,
con lo que se demuestra la universalidad del principio de
la evolución a la diversidad. Es la evolución descrita por
Darwin en el cauce de vida.

Lo mismo se aplica a los ocho cauces de Creación.

b) La evolución al orden
En la misma línea de la evolución anterior pero normando
la diversidad, se da una evolución al orden. Ya no nos
fijamos en la diversidad de cristales, sino en que las
partículas subatómicas se ordenan en átomos, como los
tejidos se ordenan en órganos, como las tribus se ordenan
en ciudades, pueblos y naciones. El orden superior se
dará con algún concepto que integre toda la diversidad y
nace de subsecuentes ordenamientos, como las naciones
se integran en las O.N.U. o los organismos vivos en una
biota.

405
c) La evolución a la trascendencia
Esto se nota porque del Tiempo, camina la Creación
a la Vida, que a su vez va a la Libertad y así hasta la
Gloria.

En el siguiente cuadro se muestra la segunda y


tercera forma de evolución. Imagínese el lector que la
evolución a la diversidad, la que propuso Darwin, se
proyecta hacia atrás de la hoja, ya que por limitaciones
de espacio y por ser esta la más obvia y conocida forma
de evolución, no requerimos detallarla. Entonces el
cuadro de evolución al Orden y a la Trascendencia se
entiende sin mucho esfuerzo.

En las columnas, hacia abajo, se muestra la


evolución al orden. Los cauces de la luz al universo
temporal, del la célula al organismo integrado de
organismos que a su vez tienen aparatos, órganos,
tejido, sistemas y células diferenciadas, es un ejemplo
de orden, pues las células se ordenan en tejidos, luego
órganos, etc.

Los cauces están bien delimitados por las leyes que


los determinan y por la semejanza a un Dios Trinitario,
que coincide con las leyes físicas, las del alma, las de la
filiación, de la santidad o de la Redención.

Aparte, se muestra cómo en el tiempo, los cauces


también tienen secuencia histórica. (Ver ilustración de
evolución a la trascendencia).

El valor de esta presentación consiste en que


ordena los problemas de cosmo-ética al fin último. Así, si

406
alguien propone que el sacramento debe de sacrificarse
por la biota o que la Iglesia debe subordinarse a los
mandatos de las Naciones Unidas, o la diversidad de las
especies al número de humanos, es claramente contra
natura.

Las normas naturales que se aplicarán serán:

1) La evolución a la diversidad debe de


sacrificarse ante la evolución al orden.

Por ejemplo, si quisiéramos defender a los


animales unicelulares de la agresión de los multicelulares,
diríamos que es contra natura, pues de los animales
multicelulares se da mucha mayor diversidad, y entonces
combatir el orden es limitar la diversidad, pues es mayor
la diversidad en los multicelulares.

2) La evolución al orden debe de sacrificarse


ante la evolución a la trascendencia.

Por ejemplo, no se puede sacrificar al hombre en


función de la biota, pues el hombre, con su ciencia y
la capacidad de transportar vida de un lugar a otro, de
cultivar, irrigar, y ahora aplicar la ingeniería genética,
puede enriquecer a la biota más de lo que ella se
enriquecerá por si sola.

Algunos argumentarán, sin duda, que el hombre


invariablemente destruye el entorno, pero están
totalmente equivocados. He aquí dos ejemplos que
ilustran los hechos:

a) Las plantas contaminaron de un gas corrosivo


y reactivo que se llama oxígeno. Un biólogo

407
imaginario con la mentalidad reducida
de los biólogos ateos y micropensantes
que nos invaden, colocados en aquel
momento, hubiese dicho del oxígeno: ¡Qué
contaminación!
b) Las abejas y otros insectos, con su actividad
polinizadora, cambiaron el reino vegetal
desde una posición inicial donde había
muchas especies polinizadas por el viento,
a una biota más rica en plantas con flores
(angiospermas), llevando así los frutos de la
Creación a su semejanza (a la semejanza de
los insectos polinizadores). Pues así pudo
crecer la impronta de su especie (insectos
polinizadores), enriqueciendo de variedad
y belleza el reino vegetal simultáneamente.
En otras palabras, las abejas, el favorecer la
evolución de las plantas con flores, también
fortalecen a su propia especie y pueden
crecer en número (y diversidad), pues hay
más alimento.
Así, afirmar que debe de limitarse el crecimiento
de la población por falta de recursos, es exactamente lo
que hicieron los simios que no descendieron del árbol
a buscar nuevas fuentes de abastecimiento. Se quedaron
con el horizonte arborícola y no se beneficiaron con
los recursos que sostienen a la humanidad actual y
futura. Frecuentemente la especie del arborícola estricto
desapareció o pronto desaparecerá, para fines prácticos.
El ejemplo es elocuente.

408
Difícil de digerir será esta afirmación que he
hecho sin mostrar mayor insistencia, pero que ahora
haré sin miramientos:

El hombre no es sólo una especie del Reino


animal, sino que es doce Reinos (sin contar a los hombres
que están en el infierno), por lo que dar prioridad a la
evolución humana rumbo a la trascendencia equivale
a:

1. Incrementar la diversidad;
2. Incrementar el orden y,
3. Incrementar también la trascendencia
(obviamente).

Cada hombre, con su individual y variable carga


de conocimientos y de herramientas, puede utilizar
los nichos ecológicos en función de esa tecnología y
hábitos, etc., más que en función de su morfología o
comportamiento animal.

Luego, la morfología y el comportamiento animal,


sin virtudes o educación formación y herramientas
(físicas, jurídicas, doctrinales, etc.), no son determinantes
en cuanto a la diversidad humana, sino otras variables
como las que marqué.

Sobra decir que el ignorante (carente de


herramientas) está en grave desventaja, por lo que la
educación, el mandato de “enseñar al que no sabe”
es radicalmente importante para la supervivencia del
individuo y de las poblaciones.

Así, aunque los hombres sean de una especie


en cuanto a sus cuerpos, cada hombre (¿o grupos de
hombres muy similares en las variables no morfológicas,

409
no etológicas?) será(n) una(s) especie(s) distinta(s) en
cuanto a su diversidad de aprovechar nichos ecológicos y
ordenar la Creación hacia su propia especie morfológica,
su propia diversidad o especie trascendente y además
satisfacer el requisito de dar Gloria de Dios y llevar a la
Creación a niveles insospechados para el hombre (como
los rascacielos y los aviones eran insospechados para el
cavernícola).

Claro que si el hombre es de hecho destructor de


la Creación, hombre que no cuida el jardín,226 como lo
ordena el primer mandamiento de la ley de Dios en el
Edén; luego perecerá y no podrá dejar descendencia.
¿Qué decir de aquél que come del árbol del fruto
prohibido, acercando a sí los bienes con el proceso de
llevar para otros los males, como Adán, que malhace
a otros seres porque no son como él, perdiendo así la
caridad, la obediencia a Dios, la conciencia de Dios y
de los demás, y los derechos ajenos, para convertirse en
hombre “sólo consciente de sí”: cuasi simio?

Habrá que corregir a Linneo y la definición


de especie, aunque dudo que los de horizonte de
microscopio vayan a estar de acuerdo con facilidad. No
concebirán cambio más allá de la variación genética
manifestada por forma y comportamiento. Peor para ellos
y su descendencia, pues el camino de la intrascendencia
conlleva la desaparición del orden de Creación de esa
creatura, de esa genética y de ese concepto limitado de
la Creación.


226
Cfr., Gén., 2, 15.

410
¡Cuántos fósiles con microscopio verán las futuras
generaciones en los museos de ciencias naturales de
siglos venideros!

Quiero cerrar este capítulo con lo expresado en el


Catecismo de la Iglesia Católica al respecto de las obras
divinas y las misiones trinitarias:

“¡Oh Trinidad, luz bienaventurada y unidad


esencial!” Dios es eterna beatitud, vida inmortal, luz
sin ocaso. Dios es Amor: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Dios quiere comunicar libremente la gloria de su vida
bienaventurada. Tal es el “designio benevolente”227 que
concibió antes de la creación del mundo en su Hijo
amado, “predestinándonos a la adopción filial en Él”228
es decir, “al reproducir la imagen de su Hijo,”229 gracias
al “Espíritu de adopción filial.”230 Este designio es “una
gracia dada antes de todos los siglos.”231 Se despliega en
la obra de la creación, en toda la historia de la salvación,
después de la caída, en las misiones del Hijo y del Espíritu,
cuya prolongación es la misión de la Iglesia.232

La acción creadora del Hijo y el Espíritu, insinuada


en el Antiguo Testamento, revelada en la nueva alianza,
inseparablemente una con el Padre, es claramente
afirmada por la regla de fe de la Iglesia: “Sólo existe un
Dios...; es el Padre, es Dios, es el Creador, es el Autor, es
el Ordenador. Ha hecho todas las cosas por Sí mismo,

227
Efesios, 1, 9.
228
Efesios, 1, 4 – 5.
229
Romanos, 8, 29.
230
Romanos, 8, 15.
231
2 Timoteo, 1, 9 – 10.
232
CIC, 257.

411
es decir, por su Verbo y por su Sabiduría, [...] por el Hijo
y el Espíritu”, que son como sus “manos”. La Creación
es la obra común de la Santísima Trinidad.233

A todo esto, se me ocurre una buena analogía:


lo que el alma es al cuerpo material, la Iglesia es al
espacio.

Algunas apropiaciones sugeridas para la Obra Ad


Extra a nivel de Reino nos llevan a hacer estas diez y seis
sugerencias.

1) La Energía, que es lo primero que se da


en la Creación y que determina que haya
tiempo, espacio y movimiento, creo se debe
de apropiar al Espíritu Santo, pues es quien
antecede toda obra de Dios y se aparece
como flama, como nube luminosa, como
paloma volando, como energía cinética. El
fuego simboliza la energía transformadora de
los actos del Espíritu Santo.234
2) El Reino de la Materia, que es una forma de
condensación de la energía, sugiero que se
debe apropiar al Hijo, por haber este tomado
cuerpo material, llevando el Acto del Amor
de Dios en dirección a la Semejanza.
3) El Reino Vegetal de nuevo parece más
apropiado al Espíritu, pues Cristo tomó cuerpo
animal. Cuando Cristo deja su persona en la
forma Eucarística toma cuerpos vegetales


233
CIC, 292.

234
CIC, 696.

412
(pan y vino) para demostrar Su Amor. al igual
que escoge un leño vegetal para hacer Su
sacrificio. La unción con óleo es reconocida
como significativa del Paráclito.235
4) El Reino Animal es propio del Hijo, pues esa
misma forma corporal tomó en la creación.
5) La Conciencia de Sí, me parece propia del
Espíritu Santo pues, la primera manifestación
del alma y el Espíritu Santo siempre antecede
y abre la sinfonía de las obras de Dios.
6) La conciencia de otros, me parece apropiada
al Hijo, quien dice: “amaos los unos a los
otros como yo os he amado” y da ejemplo
supremo de conciencia de los otros, al elevar
esta primitiva forma de relación al rango de
caridad, Amor a los demás con el Amor de
Dios, que es ese el Amor como Él nos ha
amado, pues es Dios.
7) La Conciencia de Dios. ¿Quién es enviado
sino el Espíritu a anunciar la nueva; quién
sino el que habló por los profetas?
8) El Reino de los que Obedecen a Dios, los
judíos, tiene una obvia e incuestionable
apropiación. ¿Quién sino el obediente hasta
la muerte y muerte de Cruz?
9) El bautismo, la puerta al ser inmaculado
como la Trinidad entera es inmaculada, la da
sin duda el perdón del pecado por el Amor de
Dios. Acordémonos que siempre las obras Ad


235
CIC, 695.

413
Extra son trinitarias, pero el Espíritu Santo es
quien obra en la Encarnación del Verbo, pues
es quien da paternidad al Hijo con respecto
al Padre y eso mismo pasa en el Bautismo,
pues por él somos hijos adoptivos de Dios.
10) La confesión o justificación la apropio al
Hijo, pues es él quien dice: “Perdonados te
son tus pecados.”236
11) La confirmación la apropiamos al Espíritu
Santo, por ser una unción que deja indeleble
la marca del sacramento en cuestión, junto
con el Bautizo y el Orden.237
12) La Comunión acerca en manera sin igual a
los hombres a la transformación Eucarística, a
formar con Cristo el Cuerpo Místico. Tal como
el cuerpo del hombre es donde el alma es
infundida, el hombre en comunión constante
es donde la Eucaristía tomará asiento. Al Igual
que el animal con alma es hijo a semejanza de
Dios, la persona con sacramento y Eucaristía
se funde en la divinidad según las palabras
de Cristo: “...para que sean uno... Tú en mí
y yo en tí, a fin de que también ellos sean en
nosotros. ”238 Se apropia de Cristo.
13) El Sacramento del Orden se apropia al
Espíritu Santo, al igual que el Bautizo y la
Confirmación, por los mismos motivos.
14) En este nivel se coloca a la Santa Misa, el
sacrificio incruento de la cruz, pues en la Misa
236
CIC
237
Cfr., CIC, 698.
238
Juan, 17,20

414
se representa a Cristo. Es apropiado al Hijo.
La transformación que se da en el sacrificio,
confirma al sacerdote como verdadero
representante del Sacerdote Supremo: Cristo.
De las formas del pan y del vino, verdadero
Cristo, y de la misa, verdadero sacrificio
meritorio.
15) El purgatorio, donde las almas ya transformadas
limpian el reato de sus faltas, en un fuego
que quema al alma y que nos recuerda de
nuevo el fuego con que el Paráclito coronó
a los apóstoles en los albores de la Iglesia,
se apropia al Espíritu de Verdad. Está en el
nivel de Gloria, pues la Gloria ya ha sido
ganada y no se perderá ni se incrementará.
Sólo es cuestión de purificar lo pecado para
recibirla.
16) La Gloria del Cuerpo Místico se apropia al
Redentor Mismo ¿A quién si no? Glorifica al
Padre el Hijo, quien a su vez es Glorificado,
en unión de aquellos que se unieron con
Él, formando un Cuerpo único. Estas almas
en Comunión Mística Gloriosa también son
glorificadas, se confunden con el Maestro, al
Altísimo, pues están con Cristo, por Él y en Él,
por la eternidad.

415
Capítulo V
La Gracia
Del Verbo de Dios a la Naturaleza Divina creada

1. La creación teocéntrica
La presencia de la gracia es un aspecto muy misterioso.
Cristo hace alusión a ella cuando enseña la parábola
de la vid y los sarmientos: “Yo soy la vid, vosotros los
sarmientos; el que permanece en mí, y yo en él, ese da
muchos frutos, porque sin mí, no podéis hacer nada.”239
San Pablo la menciona también en forma más directa,
como cuando dice: “Con la gracia habéis sido salvados
por medio de la fe y eso no os viene de vosotros; es
don de Dios: no viene de las obras, para que ninguno
se gloríe.”240

La definición que los teólogos dan a esta “extraña


creatura” del Señor es dándole semblanza al mismo Dios,
pues dicen que la gracia es un don divino, la semejanza
de la naturaleza de Dios que actúa sobre el alma con el
objeto de dar gloria a Dios y la salvación eterna de los
hombres. La escuela tomista afirma que la causa eficiente
principal es la Trinidad Santísima y el instrumento es la
humanidad de Cristo y los sacramentos de la Iglesia
de Dios. El mérito de Cristo en definitiva es causa de
la gracia. Dentro de la definición, sistemáticamente
aparece la palabra sobrenatural, indicando que la gracia


239
Juan, 15, 1 y ss.

240
Efesios, 2, 8.

416
no viene del pasado lejano, como la luz, ni del acto
inicial de creación, la que se describe en el Génesis,
sino de los méritos del Redentor.

La Gracia es creada. Dios puede crear su propia


naturaleza y usarla para dirigir a la obra. Dios omnipotente
puede hacerlo. La gracia aparece con Cristo y se da por
la acción Redentora del Señor. De ahí que la Iglesia dice:
“Gracia de Cristo.” Cat 2001.

¿Cómo ganó Cristo la dirección de la obra hacia


la gloria? Porque la gracia venció al pecado, porque
Dios se da a su creación para dirigirla, porque baña a
la creatura sucia con agua del mérito de su redención.
Toma con su mano al niño y lo lleva al Padre y lo enseña
con su Entendimiento. La maldad de Satán y la fragilidad
del hombre se doblan ante la naturaleza de Dios vertida
en la creación.

Es indudable la existencia de esta forma poco


perceptible de la acción ad-extra. Aquellos que navegan
en pecado, lejos de las virtudes teologales y de los
dones del Espíritu, nada sienten. Las mociones de la
gracia les son imperceptibles, como no pueden sentir
la luz de una estrella los alejados planetoides, por
primitivos (pues no tienen visión) y lejanos. Conforme
se acerca esta creatura a la estrella que da luz, no sólo
refleja y se calienta, sino que es atraída por la gravedad
en forma exponencialmente creciente, hasta llevarla a
gran velocidad al origen de la luz y fundirla luego con
la masa estelar.

Esta explicación peca de ignorar la libertad del


hombre, pues en el caso de la gravedad, el planetoide

417
del ejemplo anterior no tiene libertad; el hombre sí. El
problema de la libertad y la gracia es viejo y ha habido
una constante lucha entre los distintos bandos, desde
los detractores de la gracia hasta los volcados a hacer
afirmaciones tan exageradas como la de que “la gracia
lo es todo”.

Entendemos mejor la gracia dándole analogía


con un río. El cauce siempre lleva agua corriente al mar,
arrastrando suavemente lo que en ella está. Pero puede el
hombre libre meterse al río o no. Puede entrar y apenas
mojarse un tobillo, más parado en la ribera que entregado
al flujo. Puede dejarse llevar discretamente, frenando el
impulso de la corriente con los pies que aún pisan la
tierra del fondo, puede dejarse llevar plenamente y hasta
nadar con vigor a favor de la corriente, para llegar al mar
y puede hacer proselitismo para que otros se metan al
agua y naden hacia el fin del cauce en cuestión, o sea
la gloria.

Que la gracia quita la capacidad del acto libre es


una afirmación totalmente falsa. El planetoide que fue
atrapado y llevado inexorablemente hacia la estrella no
pudo ejercer la opción de la libertad porque no tiene
libertad. El hombre sí puede oponerse conscientemente
porque tiene conciencia y racionalidad, y puede buscar
y evaluar opciones para ubicarse y dirigirse para allá o
para acá.

Las cadenas de la gracia son deleznables. Basta


con que queramos oponernos para que aquello se rompa
y quede la voluntad al mando de la dirección que ordena

418
el hombre. Para que nos pueda llevar, es necesario que
deseemos al menos no oponernos a la suave atracción,
ligerísimo roce que nos reclama siempre la búsqueda de
la trascendencia, pero al que unos siguen y otros no, en
función de su libertad.

En la historia hubo quienes argumentaron que la


gracia es tal que entonces nos salvamos o nos perdemos
en función de la cantidad de gracia que recibimos
y, por lo tanto, nuestra salvación o perdición ha sido
preestablecida o predestinada. En consecuencia, no hay
posibilidad de mérito, están en grave error. Dios no quiere
títeres a semejanza de la piedra. Si Dios eso quisiera, a
eso hubiera limitado su creación. El Altísimo no hubiera
hecho la libertad, dado la Verdad, compenetrado Su
propia creación haciéndose hombre y padecido en la
Cruz para que el resultado fuese un vulgar conjunto
de estúpidos monigotes preprogramados, sin mérito o
culpa, precursores de las actuales computadoras.

¡Culpar al Dios de Verdad de la mentira que


ellos hacen; culpar al Dios de Santidad de los pecados
que ellos cometen; culpar al Dios de Justicia de las
iniquidades que ellos perpetran¡ Tendría que ser un
Creador bastante contradictorio y absurdo. Hacer la
conciencia para luego destruirla por la gracia. ¡Qué
tonto dios el que hiciera eso!

Los malos buscan justificar sus culpas, atados,


eso sí, por su descarrilada soberbia, producto de años de
rechazar la gracia y debilitar la conciencia y la voluntad,
pecando. La soberbia y la gracia son como el agua y

419
el aceite, como la roca firme y el río que fluye: no se
pueden mezclar. Dice el apóstol: “Dios da su gracia a
los humildes.”241

Sin embargo, nos queda claro que Dios conoce


el futuro y el pasado, por lo que sabe a ciencia cierta
quién se salvará y quién no. De ahí que se hable de
una predestinación imposible de negar. Sin embargo,
es factible entender en muy buena proporción, si
estamos dentro de los predestinados al cielo o al fuego
eterno. Tan fácil como cuidar las leyes de Dios, de estar
decididamente en Eucaristía, con la mancuerna de
sacramentos que aseguran la gracia en el alma.

Con el vigor con el que los regimientos marchan:


uno, dos, uno, dos, así marcar el paso del camino a la
gloria: confesión, comunión, confesión, comunión...
Si esto hacemos, tendremos bastantes posibilidades de
colocarnos entre los elegidos, cosa que Dios ya lo sabía.
Si nos negamos de modo contumaz a actuar según la ley
superior, sabremos que caminamos en donde opera la
ley del mundo inferior, de la oposición.

La gracia llega al alma en estado de limpieza


como la luz al tiempo matinal. Para eso la hizo Dios.
El Señor, además, no niega jamás la gracia a quien se la
pide. ¿Qué padre bueno niega al hijo el alimento de la
vida terrena? Pues mucho menos el Padre misericordioso
y omnipotente negará la gracia al hijo (que por la gracia
es hijo).


241
Santiago 4,6, 1pedro 5,5 Prov 3,34

420
Una bailarina va a comenzar la presentación de
ballet. Al verla dar los primeros pasos de su repertorio,
decimos: “No tiene gracia”. No nos mueve, no nos atrae,
no nos retiene la atención. Aquella otra entra en escena
y decimos: “tiene gracia”: nos deleita, nos mantiene
atentos, nos roba la mirada, nos lleva a comprar de
nuevo boletos para ir a verla, nos mueve.

¿Nos quita la voluntad y la libertad aquella


bailarina? Nada de eso. Podemos al día siguiente
escoger entre ir al circo, quedarnos en casa o ir a ver
otro espectáculo. Sin embargo, cuando conocemos la
gracia de Dios, cuando entendemos que nos lleva al
cielo, habrá quien esté dispuesto a dar la vida por no
oponer resistencia a ella, por reclamarla diariamente
en la oración. Su acción se da en el alma y la sienten
claramente los que navegan en el cauce de santidad.

Cuando el hombre está en pecado, decimos que


la gracia apenas lo mueve. A esta gracia mitigada en
un alma opuesta a Dios por el pecado, pero que aún
así precede siempre al acto del hombre hacia la deidad
(como el baile de la bailarina, precede a quien observe
la función de ballet, o como la corriente del río precede
a quien es movido por sus aguas) se le llama “gracia
actual” (porque actúa sobre el alma para acercarla a
Dios).

A la gracia que se da cuando el alma está lavada,


adornada por la semejanza a Dios adquirida con la
participación del Ser Inmaculado (luego del bautismo
y de la confesión normalmente) se le llama “gracia

421
santificante”, y es un regalo elevadísimo que da Dios a
sus hijos y que, conformando a las virtudes teologales y
con la acción del Espíritu Santo, produce un conjunto de
dones con los que marcha el bautizado a la santidad, tal
vez a la co-redención y en definitiva a la gloria.

La gracia no es el Amor de Dios, como la gracia


no es el amor de la bailarina, ni el arte de la danza. La
gracia no son el conjunto de dones de participación por
los cuales hace Dios a su creación trinitaria. Tiene una
atracción que el alma recibe del creador, respetando la
libertad, para acercarlo a Él, producida por el efecto de
la complacencia del Dios trino ante la Redención. Es
un don divino que nos hace hijos de Dios y herederos
de la gloria. Este don produce una atracción que puede
ser fortísima si el alma en estado de limpieza (decimos
“estado de gracia”) la pide, la aprecia, la agradece, la
cultiva, la ama, la obedece, la enaltece.

El alma en gracia es valiosísima ante la Deidad,


ya que con ella los actos de los hombres adquieren
bajorrelieve, dimensión de Dios mismo como dijimos
de la caridad teologal, que es teologal (proveniente de
Dios, amor como el Amor divino) precisamente por la
acción de la gracia en el alma. Gusta al Padre porque
está en alma inmaculada, como la de Él mismo, con la
“genética” del Autor, libre de los genes atrofiantes de
Satán.

Participa Dios de su naturaleza, pero en otro plano.


Así como el Verbo, con su palabra es autor de Creación,
así la gracia es un acto del Verbo, pero de un Verbo ya

422
encarnado, ya Glorificado. No sale del primer “Fiat”;
(hágase la luz). Nace del Fiat glorificado, del Verbo de
Cristo que ha sembrado la tierra con su enseñanza y su
ejemplo, que ha echado la semilla Divina de su presencia
y que ahora, ya nacida la semilla, fertiliza y riega con la
gracia generosa que ha obtenido del Dios Uno y Trino
que es Él, para hacer fecundo en gloria a la Iglesia,
nuevo jardín donde los inmundos no entrarán,242 donde
se gestan a la vida eterna los hijos de Dios, en donde las
almas reciben y son elevadas al plano sobrenatural por
la gracia santificante, en donde las almas son llamadas
por la gracia actual. Porque,

Primero: El Verbo de Dios manda y se hacen


espacio, luz y tiempo en el instante inicial del universo
en que vivimos.

Segundo: el Verbo de Dios se encarna y hace la


filiación, el perdón del pecado (filiación inicialmente
evidente en María Inmaculada).

Tercero: el Verbo encarnado hacia el fin del acto


redentor, en el plazo de su vida pública, funda la Iglesia,
la Eucaristía y se convierte en la célula germinal del
cuerpo místico glorioso.

Cuando la ascensión marca el fin de la redención


y el principio de la glorificación, entre la última cena
y Pentecostés, es cuando la gracia de Dios es creada,
regando pasado y futuro, a hombres buenos y malos, a
voluntad de ellos o sin ella; el río de la gracia fluye del
costado del Hijo a la creación.


242
Cfr., Isaías,

423
El Verbo ser, además el perdón (por el Verbo
Crucificado. “Padre, perdónalos...”243) da la gracia (por
el Verbo Glorificado). Se puede decir que el creador da
la participación del ser, luego da el “ser perdonado”
y además da el “ser agraciado” –hecho gracioso– por
contener en sí la naturaleza creada de Dios: la gracia,
producto de la redención, fertilizante del crecimiento
al orden sobrenatural, al relieve espiritual, al peso
específico en los planes salvíficos de Dios.

Quisiéramos explicar mejor la gracia, pero


¿cómo explicar la luz a un ciego? La luz son ondas
electromagnéticas; definimos este primer acto de
creación, pero en verdad no hemos definido nada. Hemos
simplemente puesto un nombre más complicado. Si
preguntamos al físico; ¿cómo es que la luz hace espacio
tiempo; por qué se mueve tan rápido, por qué conjuga la
fuerza magnética y la eléctrica, por qué se irradia siempre
en cuatro dimensiones (largo, ancho, alto, tiempo) y no
en tres o en cinco; por qué se refracta, por qué se refleja,
por qué es onda y materia al mismo tiempo, por qué
..., nos daríamos cuenta de que en realidad no estamos
bien informados.

Si cuestionamos el alma, sucederá lo mismo. ¿Por


qué se manifiesta en las dimensiones de la conciencia, la
ética, la estética, la creatividad, la trascendencia? Con la
gracia, los que la han sentido, podrán hablar de ella sin
dudar. Los pobres sin bautizo y santidad, como los ciegos
y la luz, no podrán jamás entender la maravilla de la


243
Cfr., Lucas, 23, 34.

424
gracia de Dios que arroba el alma y permite vivir en otra
escala de valores, de entendimiento, de trascendencia,
de felicidad, de seguridad, de complacencia, satisfacción
y deificación.

Una definición tradicional de la gracia dice, que es


la “naturaleza creada de Dios” como dijimos. Tiene esta
definición la dificultad de que la esencia de Dios, según
la mayoría de los teólogos encabezados por santo Tomás,
es la capacidad de ser sin ser creado, de la aseidad, de la
capacidad de existir por sí mismo. La gracia no es capaz
de existir por sí misma, sino que, como todo la creado,
viene del Creador. Sin embargo, entiendo que se quiera
homologar la gracia (sobretodo la santificante) con la
naturaleza de Dios. (que no es estrictamente la esencia)
¡Es tan próxima la gracia al ser subsistente; refleja tan
bien la Naturaleza íntima de Dios!

En el acto de glorificación, cuando, por la redención


gana el “Hijo Dios”, los favores del “Padre Dios” para los
hombres, por el perdón y la glorificación que la Palabra
encarnada y sacrificada produce en la Trinidad eterna,
se manifiesta una obra nueva, semejante a la dádiva de
aquel animal que el padre del hijo pródigo de la parábola,
manda matar para festejar el regreso del hijo arrepentido.
Al mal nutrido hijo da carne alimentadora para fortalecer
su anémico y debilitado cuerpo, que ni bellotas ha comido;
al mal vestido da la mejor túnica, lo viste de hermosura.

Entre Dios Padre y el Redentor se da una


complacencia (opuesta a la ofensa a Dios por el pecado),
una glorificación por el enrrielamiento de lo provocado

425
por el Amor de Dios –su creación– hacia el destino
previsto y momentáneamente malogrado por la perfidia
de Satán: la gloria de Dios. El acto redentor provoca un
festejo en el seno de Dios que da pie a la invitación a
recibir la dádiva rica en semejanza: la carne del hato del
padre, en la casa y la mesa de aquel que reconoce su
paternidad y nuestra filiación.

El Hijo Eterno se asemeja ahora al Padre en que


tiene ya afiliados místicamente, en que por obra del
Espíritu Santo la paternidad del Padre se refleja en la
creación por la formación de un nuevo y elevadísimo acto
creador, donde la perfecta semejanza de los discípulos
al Hijo los hace perfectos, como el “Padre celestial es
perfecto.” ¡Qué gusto para el Padre el ver marcada su
huella en infinidad de seres que dirán, “Padre nuestro,
que estás en los cielos, santificado sea tu nombre...!”

¿Cómo negarles ese reconocimiento de paternidad


y filiación dándoles carne de animal cebado, la mejor
pieza del rebaño del padre, como la gracia santificante?
¿Cómo negarles el olor que satura el entorno y hace
que se muevan hacia el banquete, como pasa con la
gracia actual? ¿Cómo negarles la mesa donde comen los
hijos del Padre, donde reciben el sustento de Dios, su
naturaleza?

La gracia es una obra de Dios que nace de la


estrecha unión entre el Padre y el Hijo, que se da por
haber ya cuerpo místico, en forma de la célula germinal
del Redentor; por haber ya Eucaristía y la comunión de
los hombres con el cuerpo y sangre, alma y divinidad

426
del Maestro y la efusión del Espíritu en el sacrificio
redentor; por haber Iglesia santa en la persona de Cristo,
de Pedro y los apóstoles; por haber unión hipostática
entre el AD.INTRA y el AD-EXTRA , pues Cristo es Dios y
Hombre verdadero y se dará esta unión en cada Sagrario,
en cada alma en comunión, en los siglos por venir. Se
unifica así el Obrador con su obra; se da la paternidad
de la creación antecedida por el Amor y guiada a la
filiación y semejanza por la Semejanza del Verbo:

¡Qué fiesta aquella en el Seno de Dios!

Si por un pecador que se arrepiente, hay gran


fiesta en los cielos, ¿qué será cuando se produce el Acto
de Redención?

Afirmar que la gracia es participación de la


esencia de Dios sería erróneo, pues la esencia de Dios
es el Ser subsistente, lo que se participa simplemente
por el Ser; luego, todo lo que está en la creación sería
gracia, cosa falsa. Este nivel corresponde, en todo caso,
a un concepto de filiación o similitud, pues lo que es
universal tanto Ad Intra como Ad Extra, es la paternidad
del Padre (porque es Padre y siempre Padre) que no es
la gracia.

Afirmar que es participación de fecundidad, de


su entendimiento, de su santidad, etc., tampoco parece
cierto, puesto que ya vimos en qué consisten estas
semejanzas. Luego, es alguna participación de algo
que pertenece a la intimidad divina y que se da, con la
gracia, en el Ad Extra.

427
He pensado mucho y me parece que la gracia es
una participación que tiene cierta analogía con la unión
hipostática entre el Padre y el Hijo, de su compenetración,
de tal manera que los que reciben la gracia tienen algo
semejante a lo que une en modo infinito a las personas
trinitarias y, por eso, es gracioso a Dios y eleva a un
plano más allá de la naturaleza del hombre, es decir, da
al alma un alto nivel, una vida sobrenatural.

También une a Dios con el hombre en forma


intensa, pues simula la unión que por el Amor hay entre
las Personas primera y segunda. La gracia se parece a la
acción del Espíritu Santo expresada con las limitaciones
de finitud propias de la creación y se da por la similitud
entre el alma bautizada (debe ser alma ya bautizada para
la gracia santificante, no se requiere del bautismo para
que actúe la gracia actual) y la unión entre el Hijo y el
Padre, por esa filiación-paternidad, por la respuesta de
semejanza que el Hijo reflejará instantáneamente -como
espejo que es del Padre- que se comunica a los cristianos
por la acción redentora del Mesías. Luego, la gracia se
relaciona, como toda creación trinitaria, a las Sagradas
Personas: marca de la creación.

Lo que se dio por el Verbo de Dios cuando dijo:


“Hágase la luz” es lo natural; lo que se dio cuando el
Verbo ya encarnado y glorificado reflejó el acercamiento
de la creación a la Trinidad es lo sobrenatural, lo unido
por la gracia (cierto parecido a la unión hipostática) a
Dios Uno y Trino.

“La Iglesia utiliza el término sustancia, (traducido


a veces también por “esencia” o por “naturaleza”) para

428
designar el Ser divino en su unidad. El término “persona”,
o hipóstasis, para designar al Padre, al Hijo y al Espíritu
Santo en su distinción real entre sí.”244Lo que es perfecto
como el Padre celestial es perfecto, según orden de
Cristo, pues adiciona la “semejanza del espíritu” a la
“Semejanza de Cristo” en la Creación.

Con la gracia se acrecienta entonces la similitud


trinitaria de la obra de Dios, perfeccionándola a
semejanza de la causa primera.

La gracia actúa en la creación a partir de la


existencia del alma. No se da en minerales, vegetales
o animales, de la misma manera como el “hágase...”,
Palabra o Verbo de Dios, que aparece en los primeros
dos capítulos del Génesis, no incluye al Verbo encarnado
ni a la redención (aunque lo vaticina). La Redención se
da por una nueva y más elevada acción del Verbo, por el
sacrificio y la glorificación. De aquí la gloria al alma.

Ya en Adán se presentaba la creación hasta el


cauce de la santidad, en las gracias preternaturales del
primer hombre estaba la inhabitación trinitaria, la acción
directa del Paráclito. Mas no estaba creado el sacrificio
redentor, pues no se requería.

Fue en una acción del Verbo encarnado que se


da el sacrificio meritorio de la Cruz. Luego, la acción
del Verbo antes de la Encarnación y después de ella,
tienen una manifiesta diferencia: la primera produjo la
humanidad desgraciada, la que es vencida por Satán. La
segunda produjo la humanidad agraciada, la vencedora


244
Cfr., CIC, 252.

429
del maligno, por la gracia de Dios, naturaleza trinitaria,
instrumento único de justificación.245

Todo esto que parece tan difícil de entender, tal


vez se aclare con el esquema pedagógico. Con algunos
dibujos creo que ayudaremos a comprender parte de
lo hasta aquí expuesto, recordando siempre que los
esquemas no tienen ningún valor científico; sólo aportan
como catalizador del entendimiento, igual que una
gráfica del movimiento de las mareas marinas no son la
marea, ni el agua, ni la mar.

En el primer “hágase”, referido a la creación de la


luz, el Verbo actúa por orden del Padre, con el Espíritu
Santo y queda formado el espacio, la luz y el tiempo.
La creación comienza su curso hacia la Semejanza y
la acción inicial del Verbo camina a los más elevados
niveles de la obra magna de Dios

Esquema de referencia:
1. Dimensiones y fronteras del Universo a
modo trinitario, partiendo del primer instante
de la creación: “Dios (1) Dijo (2)... Haya(3)
luz(4), y hubo luz(5)” (Gén 1,3) A partir de
esta frase bíblica se construirá este esquema,
que servirá de referencia en todo el trabajo.

Ver la frontera con “nada”, la línea continua


gruesa.


245
Concilio de Trento.

430
En el andar del tiempo camina la creación,
siguiendo el Plan de Dios, hasta la Gloria.

En este escrito trataremos de describir el Plan


Providencial que llevará a la luz hasta la Semejanza
de Dios, en el tiempo (flecha gruesa punteada), y se
marcarán, paso a paso los principales rasgos en los que
la creación se asemeja al Creador. Creo constituyen el
modelo más confiable hasta ahora expuesto. Veamos en
comparación, el universo fotocéntrico propuesto ahora
por la comunidad científica.

Esquema 2.

431
Tesis a demostrar: En modo gráfico
La creación se asemeja a la Trinidad Beatísima, Dios
mismo (Cfr. Cat I Cat 41). Los dibujos que siguen
ayudarán a entender esto. Por ejemplo, usaremos el
triángulo con que se significa a la TRINIDAD para ilustrar
las semejanzas entre Dios y la creación. (hechurado en
líneas).

Inicialmente tenemos la creación de la luz y de


los reinos que de ella se derivan. En el momento de
la creación del alma, con Adán, aún no hay nivel de
sacrificio, pero sí hay ser inmaculado. A semejanza de
Dios, sí hay posibilidad de santidad, obedeciendo las
leyes que el Creador impone en el Edén. No hay gracia
santificante. Sabemos que los primeros padres reciben
una acción semejante a las actuales gracias, que los
teólogos llaman “gracias preternaturales” y que no se
muestran en el esquema. Estas gracias se pierden con el
pecado y no regresan a la creación.

Camina la creación de la luz a la materia, de


ahí a vegetales y animales. Luego que se crea el alma,

432
el camino que vimos en el desarrollo del hombre
(conciencia cada vez más fina) no opera en Adán. Es
llevado hasta la santidad en forma directa.

Ahí está Adán cuando se enfrenta al manejo de


la libertad ayudada por Satán. Peca y cae del nivel de
santidad al de conciencia de sí (egoísmo). Comienza a
evolucionar hacia un rumbo perdido.

Al momento de dar el alma de Adán, la Creación


llega al nivel de tener un ser inmaculado y le es posible
escalar más evolución obedeciendo la Ley Revelada
por Dios a los primeros padres. Dios le da la santidad al
nacer y le pide mantener esa nivel obedeciendo.

Esquema 3. Paternidad
Paternidad

Esta parte de la creación,


la Eucaristía, aun no
existe

Verbo
1

Tiempo-Espacio

Luz Alma Santidad


Amor de Dios
a la C. Semejanza

Nace Adán y Eva regresan a niveles más alejados


2 de la gloria por la desobediencia

Cae Adán del nivel de santidad al más bajo nivel


del alma, conciencia de sí, egoísmo (1). Con la mentira
a Dios, nuestro primer padre camina ya en una dirección
distinta a la que Dios quería (2). Para Adán, la santidad

433
no requiere los sacramentos actuales, sino que Dios sólo
le pide obediencia.

En el momento del pecado de Adán, se pierde


la santidad. Ya caminó la creación por las etapas de
evolución hasta el animal, y empieza a fluir por la
imagen por la nueva creación del hombre inmaculado.
Pero al pecar, sale del nivel de santidad y regresa al nivel
de sólo libertad, por la oposición a Dios camina en otra
dirección, ya no a la Semejanza.

Se tuerce y regresa la humanidad al nivel de


libertad, olvidando las leyes dadas. El hombre se vuelve
egoísta, únicamente conciente de sí.

Esquema 4. La gracia
Encarnación

Verbo Gracia
Frontera con Dios
Iglesia

Eucaristía
(+) Gloria

Alma Sacramento Eucaristía


(X)

Gracia actual Gracia Santificante

En el momento de la Encarnación, se abre


la Creación hasta el Sacrificio o Eucaristía, camino
próximo a la Gloria, ya que desde el momento de

434
tomar Dios cuerpo de hombre, empieza a hacerse la
Redención. La Gracia empieza a mover a los hombres
en forma atemporal, a todos ellos (la gracia actual), o la
santificante, más intensa, tal que se mueve Abraham u
otros hombres que tuvieron bautismo de deseo, y luego,
aquellos que ya gozaron del bautizo y la confesión. Con
la Redención, se endereza la dirección, se ordena el
destino de la Magnalia Dei –la gran obra de Dios– a la
Semejanza, que es Él mismo.

Esquema 5. La creación
Cuando se hace la Redención, la creación crece hasta
el nivel evolutivo más elevado. La Gloria del Dios.
Se pueden apreciar en el gráfico cuatro clarísimos
cambios.

A -> A’ del Verbo al Verbo Encarnado y


Glorificado.

B -> B’ del nivel de espacio a la Iglesia.

C -> C’ del nivel de luz (Alma Sacramento) a la


Eucaristía.

D -> D’ del tiempo a la Gloria, por el camino ya


visto de Tiempo>Vida>Libertad> Verdad
>Iglesia>Santidad>Sacrifico>Gloria.

435
PATERNIDAD GRACIA
GLORIFICADO DA LA GRACIA ACTUAL

Verbo A A’
VERBO ENCARNADO GLORIFICADO DA LA GRACIA

B B’
Espacio IGLESIA Y GRACIA SANTIFICANTE

Luz Alma Sacramento Eucaristía


GRACIA
C C’
SANTIFICANTE
Tiempo Gloria
D D’
AMOR TIEMPO DE CRISTO TIEMPO DE LA IGLESIA Semejanza
A (ESPACIO)
DIOS
Participación del Ser Inmaculado

Es interesante ilustrar cómo la Redención actúa


sobre la creación, por conducto de la gracia. Se puede
apreciar cómo, del Verbo glorificado y en la línea de
unión entre el Padre y el Hijo, (que es el Espíritu Santo,
pues los une el Amor), la gracia ilumina con su acción
a las creaturas desde la aparición del alma, excluyendo
minerales, vegetales y animales del imperio de la LUZ.
Antes de la semejanza por la participación del ser
inmaculado (Cristo, María, bautizados), cuando el alma
está en pecado, actúa la gracia actual que mueve al
hombre hacia Dios. Cuando ya hay estado de gracia por
los sacramentos, lo que embellece al alma es la gracia
santificante o habitual.

En esta misma línea está el Verbo glorificado y


la gracia. La gracia es creada (AD- EXTRA). No es Dios
pero sí naturaleza de Dios, del Amor entre el Padre
Glorificado por la redención y el Hijo Glorificado por
el Padre, Dios satisfecho de su acto de salvación, del
regreso del hijo pródigo, de la elevación del hombre
pecador a la semejanza del Creador y en la Paternidad y

436
su Amor. El Padre es Padre dentro y fuera de la Trinidad
y su Amor y su Semejanza se unen a Él por la unión
hipostática Ad Intra y la creación adquiere su filiación
por la gracia Ad Extra.

Por último, una breve descripción gráfica de cómo


hemos visto a la Trinidad como un sólo Dios. Cómo el
Amor entre el Padre y el Hijo que es el Espíritu Santo,
está entre estas dos Personas. Luego, como el Padre
y el Hijo se unen compenetrándose con una fuerza
infinita, que es ese Amor, no hay oposición absoluta
entre las Personas, que están desde siempre unificadas,
excepto la oposición relativa entre ellas, que en vez de
desunirla, la integra como la Gran Iniciativa de Amor y
Entendimiento que creó el cielo y la tierra, pues “sólo
el Padre sabe el tiempo”246 y es el Padre quien continúa
obrando247 ¿Quién si no el que “sabe el tiempo” puede
tomar la iniciativa: quien si no el que continúa obrando
puede encabezar los actos de la creación, enviando al
Hijo, y con Él, al Espíritu de Dios? Iniciativa infinita de
Entendimiento y Amor todopoderosos. Ese es Dios. “Es
el que Es”.

Se confirma así la total relación que hay entre el


Creador y la creatura. Lo más coherente que se puede
decir en armonía con la gran obra de Dios es:
Gloria al Padre,
Gloria al Hijo,
Gloria al Espíritu Santo.
Como era en un principio
Sea, ahora y siempre,
Por los siglos de los siglos,
Amén.


246
Cfr., Mateo, 24, 36.

247
Juan, 5, 17.

437
Capítulo V
La Gracia
Del Verbo de Dios a la Naturaleza Divina creada

2. De Luzbel a María
Nos enseña el Magisterio que hubo un ángel serafín que
tenía la dignidad más alta en la obra creada hasta
entonces. Era cabeza del mundo angélico, radiante
espíritu que deslumbraba con su belleza y su luz.

Mas, he aquí que la soberbia lo derribó de la


cumbre. Nos encontramos a este personaje en el relato
de la caída de los primeros hombres. La serpiente
(representación de Satán), silenciosa, acecha a Eva y la
conduce a actuar contra Dios. Luego la lleva a buscar la
complicidad de Adán, quien escucha los argumentos del
antes Luzbel por boca de Eva.

Se sabe a ciencia cierta en qué consistió el pecado


del  ángel: soberbia. Pero en qué forma se manifestó, no
nos lo dicen expresamente. Él encabezó una rebelión
contra Dios y es muy posible que debido a su elevada
dignidad, sólo podía aspirar a ser como Dios (¿Qué otra
cosa podía desear su soberbia, si ninguno había entre su
dignidad y la de Dios?)

Eso fue lo que argumentó ante Eva. Quiso dar su


imagen idolátrica –pues es obvio que se adoraba a sí
mismo, como si fuera Dios– a la parte de la creación
que tenía conciencia de Dios y así los llevó, como él, a
la desobediencia.

438
¿Sería el voltear a Eva y a Adán contra Dios el
motivo de ser enviado a los infiernos? Parece muy
posible, ya que la maldición que pesa sobre de Luzbel
–ahora Satán– se menciona en el contexto del castigo
en el pecado original humano. De ahí se le da la pena
de arrastrarse por la eternidad, es decir, a ser humillado.
Se le informa que se pondrá la humillación sobre su
soberbia, o el calcañar sobre su cabeza: El “linaje de la
mujer”248

Empieza un ajedrez cósmico; una lucha en donde


el primer movimiento lo hizo Dios Bondad y en el lado
opuesto (odio, perfidia) se coloca Satán, inicialmente
creatura de Dios, quien toma la iniciativa del mal en
el cosmos. Acepta Dios el reto de los que quieren ser
como Él, pero actuando en oposición a la dirección de su
obra. (No los que quieren ser como Él, en concordancia
con la obra de su voluntad). Satán toma el liderazgo de
los opuestos a la gran obra de Dios, a la vez de que la
Palabra de Dios, su Verbo, que es Dios mismo, toma el
liderazgo de la creación en dirección a su semejanza; de
los que desean con Dios formar unidad.

Sobra decir que quedó el puesto de Satán vacante


en la jerarquía de los cielos y convirtió su entorno en los
infiernos, donde mora rodeado de odio y odiadores del
Dador y de su imagen.

¿Por qué se enceló Luzbel contra el Creador?

Me parece que el puesto que le dio Dios a Adán


no estaba en la línea jerárquica del encumbrado serafín,


248
Cfr., Génesis, 3, 15.

439
pues como Adán era hombre, no tenía por qué estarlo.
Esto posiblemente no gustó a Luzbel quien, pienso,
demandó jerarquía sobre el hombre, pues al hombre
volteó contra Dios y le dio su pérfida imagen.

Provocar el pecado fue el instrumento de la


perfidia del diablo. Los primeros padres “quisieron ser
como dioses”, su soberbia se encumbró hasta oponerse
conscientemente al Creador y desviaron la ley del Eterno
al caos de lo opuesto a la Ley.

Mujer tomó Satán para llevar la palabra de la


iniquidad a la creación; mujer tomó Dios para llevar a
su Verbo de Amor a la creación. Mujer convirtió Satán
en procreadora con él del linaje desgraciado; mujer
convirtió Dios en procreadora con Él del linaje agraciado.
Mujer buscó Satán para ser cómplice y co-pecadora;
mujer buscó Dios para madre y corredentora. Por mujer
medió Satán la desgracia al género humano; por mujer
medió y sigue mediando Dios la gracia al género de los
hijos de Dios.

La figura de María adquiere una magnitud


inigualable, pues opaca al que cayó de las alturas.
Engendra por mandato de Cristo a los hombres del linaje
santo249 y es materia de la humillación de Satán por la
eternidad.

La dignidad de la Madre de Dios es altísima.


Hecha especialmente para la batalla contra el maligno;
contra quién osó pretender ser como Dios y contagió a la
obra del Creador con la perfidia que arrastró a multitud


249
Cfr., Juan, 19, 26.

440
de ángeles y hombres a la oposición y a la desgracia.
Ella es de una belleza inigualable dentro de lo creado,
superior –claro está– al luminoso Luzbel en su máximo
esplendor. Lo deja oscuro y pálido cuando  ángel y
además lo hace arrastrarse por el peso de los hijos de
María sobre la cabeza, cuando traidor.

Dios refleja su ser en María. Se luce en formar


algo espléndido, fuera de serie. La viste de dignidades
inigualables. Con el Padre es co-procreadora del Hijo
(pues es Madre de Dios Hijo); con el Hijo es corredentora
del género humano, ayudando a Jesús como Eva ayudó
a Satán, pues aporta méritos de verdadero sacrificio,
ya que no le es dada una vida fácil, llena de riqueza o
comodidad y es traspasada por el dolor, según palabras
proféticas del viejo Simeón, todo esto en extrema
santidad y “..llena de gracia”.

Con el Espíritu Santo es verdadera co-santificadora.


El Magisterio la declara acertadamente inmaculada
desde su concepción, (Dios no entregaría a Satán a la
herramienta de la humillación de Satán mismo. Si no, el
humillado por Satán sería Dios) y el Magisterio la declara
acertadamente mediadora de todas las gracias, pues la
jerarquía de nuestra Madre es precisamente ocupar el
puesto de quien sirve a los hijos de Dios, el manjar en la
mesa de Dios, que es la gracia. La Señora de Dios: hija
predilecta, madre y esposa, tiene en verdad las llaves
de la alacena. Es sin duda la mediadora del alimento de
Dios a sus hijos.

Luzbel dejó desocupado el puesto de suprema


dignidad en la obra de Dios, por lo que el mundo

441
angélico quedó acéfalo, sin que la Revelación nos diga
quién ocupó el lugar del ángel caído (si es que alguien lo
hizo). El mundo temporal humano tampoco parece tener
cabeza, pues aunque Cristo es sin duda Rey y Cabeza
del cuerpo místico, Cristo es Dios, por lo que no califica
en el orden de los que puedan ocupar el puesto dejado
libre por Luzbel o su equivalente en el mundo humano.
La dignidad de Dios es sin duda infinitamente superior a
la de cualquier creatura, así sea María o Luzbel.

Una afirmación de la tradición de la Iglesia, me


hace pensar bastante: “Reina de los ángeles” dice la
Letanía laurentana, que rezan diariamente millones de
católicos en todo el mundo, al terminar el rosario.

La imagen trinitaria de la Creación reclama la


imagen de María como elevada, encumbrada no sólo
sobre el mundo material de los hombres, sino también
sobre el de los ángeles. ¿No es razonable proponer
que la que ostenta las tres más elevadas dignidades
de la creación: co-progenitora, co-redentora y co-
santificadora, también ostente la imagen del Creador
ante los universos angélico y humano?

La imagen trinitaria en lo creado que hemos


venido descubriendo, nos sugiere esta posibilidad,
apropiado al Espíritu Santo el mundo angélico (que
son espíritus como Él) y apropiado al Hijo el mundo
hominal (donde se encarnó Él mismo como hombre).
Luego, el acto creador de Dios es de nuevo según el
modelo y semejanza trinitaria y se desplaza de lo que
anteriormente dijimos para tomar esta forma:

442
Acto creador Universo Linaje

?
Angélico (X)
?
Ad Extra (+)
Espacio
Hominal (+)

Iglesia

Dios da así su semejanza a la creación de nueva


cuenta, para que su imagen trinitaria se muestre completa
en cada uno de sus actos creacionales.

La Revelación nos indica algo interesante: hay


individuos que pueden ocupar los puestos más altos
en la cúpula de la jerarquía de la creación, personas
que, como Luzbel, Adán o María, ocupan puestos de
semejanza incuestionable con las personas trinitarias.

María lleva sin duda la mayor jerarquía en la obra,


al ser verdaderamente Madre de Dios, co-progenitora
del Hijo del Padre. Ocupa la máxima similitud con el
Padre que se observa en lo que es “no Dios, o sea la
creación” (recordemos que Cristo es Dios).

Esta jerarquía suprema de María entre las


creaturas se aplica no sólo sobre del universo hominal,
sino también arriba del universo angélico, puesto que
la maternidad con el Padre se hizo por acto del Espíritu
Santo y toda obra trinitaria conlleva la acción de las tres
Personas. Nadie en el universo angélico puede reclamar
mayor dignidad que la madre, esposa e hija predilecta
de Dios.

443
Luego, después de la elevación de María a los
cielos es coronada, en la jerarquía celeste, de la siguiente
manera:

Este esquema del triángulo trinitario también


ayuda a resolver un último acto de la creación trinitaria
que aquí se puede ayudar a entender. ¿Cómo acomodar
en todo esto esquema de semejanza trinitaria al universo
angélico, que hasta ahora hemos olvidado?

Sabemos que en el principio Dios creó a los


ángeles por la Revelación. Les dio capacidad de elegir
y por lo tanto tenían tiempo para moverse. También
conviene, creo yo, apuntar el asunto de la similitud
del universo y la Trinidad, aunque el esquema es muy
limitado. Sacaremos de esta dibujo todo el beneficio que
podamos.
Esquema 1
Posición del Universo Angélico
*

S. Trinidad

X +

(*)

Luzbel Adán

U U
Homínido
Angélico (+)
(X)
Tiempo de prueba
444
Luzbel, al conocer el plan de Dios, se pone
celoso de Adán, quien tiene más semejanza que él y
sobre quien no tiene autoridad o ascendencia. Pecan
los dos, pues por iniciativa de Luzbel decide reclamar
la semejanza a Él, y Adán le da la autoridad. Todo el
plan de Dios está amenazado por el ángel que toma
a la creación homínida para hacer su propia imagen.
Primer caso conocido de idolatría. Dios responde con
la Redención y con María, y el siguiente esquema ilustra
vagamente cómo sucedió.

También comento que me satisface ver en este


magno esquema la misma similitud que he encontrado
en todas las partes de la creación, ordenadas a Dios en
semejanza u oposición, la misma huella del Creador.
Esquema 2
La mujer y su linaje pisa
la cabeza de la serpiente

ad-intra
o Dios

Dios

María

Semejanza
Ángeles Hombres

Diablos Condenados

Oposición ad-extra
Satán
o creación

445
Ahora vienen unos párrafos en los que no habrá
ni referencia a Escrituras ni a Magisterio. ¿Por qué?, pues
porque el esfuerzo de sostener todo lo que se dice ya
saturó mi paciencia. Llevo innumerables años trabando
en este escrito y se me antoja que en esta última página
dar rienda suelta a mi cabeza y especular sin limitaciones.
Ustedes perdonarán.

Para descifrar quién, en el mundo hominal,


pudiera ocupar la jerarquía suprema en representación
del Padre, no se requiere de mucha imaginación.
Si la jerarquía suprema es dada a la Madre, quien es
seleccionada para pisar a Satán, la figura del padre
putativo de Dios parece ser la indicada. ¿Quién en la
Creación hominal puede representar al Padre Eterno en
semejanza ante el Cuerpo Místico mejor que san José,
en vez de Adán, pues representó al Padre Eterno ante los
hombres cuando Jesús dormía en los brazos de María o
corría por los campos de Judea, jugando con sus amigos,
futuros redimidos por Él?

Buen candidato es Abraham, padre de enorme


descendencia, quien estuviera dispuesto a dar a su hijo
Isaac en sacrificio. Pero es José quien verdaderamente
cede la paternidad humana en sacrificio al Padre,
respetando a María y al Hijo que no era de su carne,
viviendo un sacrificio enorme cuando en silencio y
profunda humildad cuida a María, respetándola contra
todas las tendencias naturales de su cuerpo. El sacrificio
de José opaca al de Abraham, el sacrificio del santo de la
Casa de David es sin duda más meritorio.

Difícil encontrar quién pueda ocupar el puesto


dejado vacante por Luzbel –si es que así fue–. A primera

446
vista, seguramente pensaremos en ángeles que puedan
ser agraciados, como es el caso de los arcángeles Miguel
o Gabriel, pero las Escrituras permanecen mudas a este
respecto. Por ese motivo, ni yo ni nadie puede emitir con
ciencia, verdad alguna al tema.

Haciendo una segunda reflexión, me parece que


hay elementos para proponer a un candidato tal vez
un poco inesperado: San Juan Evangelista. La primera
impresión es que, por ser hombre, no tiene cupo en esta
dignidad angélica, pero entonces reconocemos cinco
situaciones:

1) La Virgen María es humana también y está


sobre el universo angélico.
2) Juan es dejado como Hijo de María, al pie de
la Cruz.
3) Además del Dios encarnado, los que cuidan
a María son: Joaquín (su padre), José‚ (esposo
según la ley) y luego Juan (su hijo verdadero
por orden de Dios). Luego, proponer que
María esté rodeada de este hijo por la
eternidad, dándole jerarquía sobre el mundo
angélico, no es demasiado pedir.
4) Estos tres argumentos nada valdrían si Juan
no hubiese sido el discípulo amado de Dios.
Satán convirtió el Amor de Dios en odio, fue
(y es) el odiador del Señor. Juan repone con el
Amor de Cristo, el vacío que el anterior amado
dejó y lo vemos amar verdaderamente, sobre
los demás apóstoles y junto a María, durante la
crucifixión. Ni Pedro ni Santiago demostraron
el Amor por sobre la vida que demostró Juan,

447
el joven discípulo. A él le confía el cuidado de
lo que más ama Jesús en la tierra, a Su madre.
La vida célibe de este judío demuestra gran
presencia del Espíritu Santo, que se entrevé‚
con claridad en su Evangelio, cartas y escrito
profético (Apocalipsis).
5) Como, quién pisará la cabeza de Satán es la
mujer y su linaje, además de Cristo (que es
hijo de María definitivamente, por voluntad
de Dios), Juan es también hijo de María,
definitivamente, por orden de Dios.250

Luego, la profecía del Génesis adquiere más


significado: es la serpiente pisada por María, José, Juan
y todos los que conforman el Cuerpo Místico, llevados
a esa posición de jerarquía de pisar a Satán por Dios
Redentor, hijo también de la mujer y cercanísimo amor
de José y de Juan.

Mi candidato para ocupar el puesto dejado


vacante por Luzbel es definitivamente Juan, el apóstol
amado, aunque esto sólo sea una opinión sin valor
teológico alguno.

Podemos hablar mucho más sobre María, pero


preferimos terminar este capítulo mariano aquí y dejar
lo demás para un tratado más amplio que esperamos
escribir, si Dios nos da vida y las gracias necesarias; –se
lo pido–. La Madre de Dios es la incomparable y más
perfecta imagen y semejanza Trinitaria en la Creación.
Merece algo más que un breve intento de capítulo.


250
Cfr., Juan, 19, 17.

448
Título Original
Juan el curioso y el Árbol de Navidad

CUENTO DE
NAVIDAD®
NIHIL OBSTAT. Pbo. Ignacio Gómez Robledo S.J.
IMPRIMATUR Rvmo Sr. Juan Cardenal Sandoval íñiguez.
ARZOBISPADO DE GUADALAJARA, MÉXICO

449
A mi esposa, compañera incondicional
En homenaje a la santísima trinidad
en su año de jubileo 2000

450
Prólogo
Muy respetable Señor:

Lo saludo con afecto y estimación y deseo que


el Señor Jesús le conceda paz y amor.

Con gusto he aceptado su amable petición


de dirigir una palabra de valoración y
reconocimiento al libro que usted acaba de
redactar y que lo titula “Juan el Curioso y el

Árbol de Navidad”

Al darme cuenta del contenido y trama de su


obra, tengo presente el mensaje del Papa Juan
Pablo II que desde el principio expresa en su
carta apostólica “Tertio Millenio Adveniente”;
“Mientras se aproxime el tercer milenio de
la nueva era, el pensamiento se remonta
espontáneamente a las palabras del apóstol
Pedro: Al llegar la plenitud de los tiempos,
envió Dios a su Hijo, nacido de mujer (Gal
4,4). En efecto, la plenitud de los tiempos se
identifica con el misterio de la Encarnación del
Verbo, Hijo consubstancial al Padre, y con el
misterio de la Redención del mundo. (No 1)
Constato que la obra que usted publica tiene
una relevante característica de estar en plena

451
consonancia con las coordenadas que traza el
Santo Padre para la Iglesia y para el mundo en
torno al misterio de Cristo que se manifiesta
en Navidad.

La Iglesia ha descubierto a través del designio


de Dios en las Escrituras, el inmenso Don que
ha otorgado a la humanidad en la persona de
su propio hijo Jesucristo, como lo atestigua
el Evangelio de San Juan: “Tanto amó Dios al
mundo, que le entregó a su hijo único, para
que quien crea no perezca, sino que tenga
vida eterna”. (3,16) Esta clave bíblica imprime
fuertemente toda su obra en el desarrollo de
las Tres Navidades que ponen en manifiesto
la historia de la salvación en la vida cristiana
del creyente.

Con gran ingenio y creatividad va llevando a


Juan el Curioso a descubrir, desde su tierna
infancia, esa gama de regalos que proceden
de Dios “Autor de todo bien” y que suscitan
una respuesta de fe frente al consumismo
avasallador, en que el hombre se exalta a sí
mismo, sin llegar a percibir el “don de los
dones”, en la profundidad del misterio de la
Augusta Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

452
Por otra parte, su estilo vivo y entusiasta,
la unidad que ensambla toda la obra y
principalmente la experiencia de fe en que
está imbuida, son una expresión de su plena
vivencia cristiana y de la meta a la que desea
llevar a cada lector.

Quiero manifestarle mi plena satisfacción y


felicitarlo sinceramente por el éxito de este
libro que usted ha titulado “Juan el Curioso
y el Árbol de Navidad”, y al mismo tiempo
augurarle la abundancia de los dones divinos
para su persona y para los lectores, Porque sólo
partiendo del Amor infinito se entienden las
cosas de Dios, y tu amor y el mío son finitos,
como usted lo afirma.

Que Cristo Jesús, por intercesión de la


Virgen María, le asista siempre en su tarea
evangelizadora al servicio del hombre de hoy.

Me profeso de Ud. Servidor en Cristo.

Juan Cardenal, Sandoval Iñiguez,


Arzobispo de Guadalajara.

453
La primera navidad
Juan era un niño muy feliz. Su hermana María Teresa era
un poco más grande que él. Ella lo tomó y lo llevó de la
mano hasta la sala, donde mamá y papá habían puesto un
bonito árbol de Navidad. Mientras que mamá preparaba
la cena y papá iba a traer un no se qué, María Teresa se
sentó con Juan junto al pino decorado.

Juan era despierto y le decían “el curioso” –ya


veremos por qué-. Había cumplido siete años.

Ante tanto barullo navideño le pareció estupenda


la oportunidad de preguntar algunas cosillas que
quería saber. Su hermana, de diez años ya cumplidos,
seguramente tendría todas las respuestas...

Maritere, ¿por qué tiene tantas luces?, preguntó


despreocupado al ver brillar cientos de foquitos de
colores en medio del frondoso árbol. María se quedo
pensativa...; no lo sabía. Juan retornó al cuestionamiento:
¿y por qué tiene esa estrella grande, grande, en la punta
más alta, hasta arriba?

María explicó que ahí la había puesto papá,


respuesta que por cierto, en nada satisfizo la curiosidad
de Juan.

Volviose a ver los regalos al pie del árbol


puntiagudo y elegante y preguntó de nuevo: ¿por qué
se ponen los regalos en ese lugar? Sin esperar respuesta,
siguieron las preguntas... ¿quién, para qué, cómo,
cuándo...?

455
Guiado por su curiosidad, buscó bajo las ramas
y encontró un pequeño nacimiento, en donde se
veía claramente a la Virgen y a San José, rodeados de
pequeños animales: un buey y un asno, junto con varios
borreguitos que parecían pastar bajo la fronda del árbol
navideño y una chiva, seguramente dispuesta a devorarlo
todo. Nuevas preguntas salieron de su boca, ¿por qué,
quién, cómo, ...?; tantas preguntas, que María Teresa ya
no quiso ni escuchar y contestó: -”sólo Dios sabe”, al
tiempo en que mejor se fue corriendo.

Juan no quiso olvidar el planteamiento. Él quería


saber de dónde había salido todo aquello; hechizado por
las luces que se prendían y apagaban, por los colores
cambiantes de los focos diminutos y las esferas llenas
de imágenes y reflejos... “sólo Dios sabe...”, repitió,
triste de pensar lo lejano que estaba Aquél que tenía las
respuestas a preguntas tan importantes...

¿Papá...?, le preguntó Juan al padre, que


encabezaba contento la mesa de los chiquilines.

-Dice María que sólo Dios sabe el por qué hay


árbol de navidad... y sólo Él sabe el por qué se llena todo
de regalos y luces y por qué al pie hay un nacimiento
y animales pequeñitos y luces de colores, y el por qué
hay arriba una gran estrella...¿y por qué esto, por qué
aquello, por qué lo de más allá... ?

El padre, mas bien ajetreado, cuidando a los


pequeños que no hacían tantas preguntas pero sí
desordenaban las frutas de la mesa al pelear por una
mandarina y un orejón, sólo atinó a contestar un “Sí,

456
sí...” poco preciso, distraído por el sainete de la pequeña
Susana peleando con el gordinflón de Luis, que le quitó
un caramelo.

Para Juan, el asunto quedó decidido. Si sólo Dios


sabía, entonces había que preguntarle a Él... y planteó
con Maritere su hermana la cuestión de ir al poderoso
Dios y preguntarle aquellas cosas tan importantes. Ella,
aunque mayor en edad, entendía bien la trascendencia de
la cuestión y por lo tanto acordó ir con Juan al pequeño
jardín de donde se veía el cielo, pues bien sabían los dos
que ahí habitaba el poderoso Dios.

Habló primero Juan, elevando la voz, con la


que pedía las respuestas. María Teresa, aunque en voz
más baja, por la natural feminidad de la chica, planteó
las mismas preguntas, aclarándole al cielo que lo que
realmente deseaban en aquella Navidad era entender
las cosas bonitas que habían visto en la sala engalanada
de la casa de papá y mamá, incluyendo, claro está, el
asunto misterioso del Santa Claus o Papá Noel. De él
se dice que sin deberlas, lleva regalos sin fin a los niños
como él y su hermana.

Siguió la noche su curso, acabaron la cena,


cantaron algunos villancicos y mientras desaparecían
los más pequeños hacia las habitaciones, dormidos ya
en brazos de la madre, quedaban cada vez menos niños
en aquel salón. Juan, sentado junto al árbol, esperaba la
venida de los regalos esperados, pues los que estaban
antes, hace unas horas que habían sido repartidos. Pronto
quedó sumido en un gran sueño que lo llevó en mente

457
lejos de ahí. Se despertó entonces en un gran salón con
un enorme árbol, de elevadísimo porte, con una gran,
gran estrella en la cúspide, sin saber si él era ahora más
pequeño o todo había crecido en su entorno.

Al pie, junto a la Virgen María, de tamaño


natural, reía alegre Santa Claus, que ponía unas cajas,
envueltas en papel brillantísimo y abundantes moños,
como aquéllas en donde vienen los mejores regalos.
San José estaba también ahí, riendo a carcajadas con
el divertido gordo que vestía en rojo de pies a cabeza,
como bombero empachado, no se sabe si de comer o de
reir. Sólo fueron dos o tres segundos lo que tardaron en
notar la presencia de Juan y entonces lo saludaron como
a un buen amigo que viene de visita. Lo llevaron con la
Virgen junto a un pesebre vacío, en un nacimiento muy
grande, muy limpio y arregladito, abajo del gran, gran
árbol y empezaron a platicarle:

-¡Hola Juan, bienvenido a esta casa, en donde


pronto será Navidad! Se adelantó José, que se veía la
mar de contento y dijo... tenemos el encargo del Señor
Todopoderoso de explicarte algunas preguntas que
deseas saber. Pero primero, el gran Dios te manda unos
regalos, nueve en total, con los cuales te será más fácil
entender las respuestas que has planteado en tu petición
al Padre Eterno.

El vestido de rojo, nada discreto, tomó a Juan y


lo sentó en sus piernas y le dijo... Yo soy San Nicolás
y quiero mucho a los niños porque me recuerdan al
niño Jesús. De apodo me dicen Santa Claus -continuó

458
parlando- porque los chiquitos no pueden decir San
Nicolás y a mí no me importa que así me digan. “Te
diré un secreto -siguió- que sólo puedes decir a Maritere,
porque ella también lo pidió con fe: La primera parte
del secreto es que Dios trae los regalos y que son nueve
los más grandes e importantes. El primero está ahí, a tu
derecha, bajo el árbol, en donde se ve una figura gorda y
roja, parecida a mí, colgando del pino. Me ha encargado
el Señor de la Eternidad, en representación de Su Amor,
el dártelo primero, para que luego puedas recibir los
otros ocho regalos que para ti ha dispuesto, desde el
cielo y la eternidad.

Juan, ni tardo ni perezoso, se lanzó sobre la


hermosa caja, la que le había apuntado con el dedo
Santa Claus; tan presuroso que no notó la gran estrella
del árbol brillar con más intensidad. Tomó el regalo y
al abrirlo, desgarrando apresuradamente el envoltorio y
el moño, encontró ahí sólo una piedra, brillantemente
pulida, pero al parecer sin ningún valor.

Había en ella un letrero, preciosamente escrito,


como con letras del oro más fino, y decía...

-”Por mí Amor, te participo Mi Ser”

Juan quedó confundido, sin entender en qué


podía servirle aquella piedra más bien chiquilina, como
las miles que había visto junto a un río. Santa Claus reía
a plena carcajada, lo que hizo reir también a Juan y lo
confundió aún más... ¿qué tipo de respuesta era esa?
¿qué regalo tan extraño era aquél? Juan se esperaba
algún carrito morrocotudo, o algún avión que volara al

459
menos unos metros por los aires, pues eso había pedido
en su carta...

¡Qué confusión!

José y María rieron también de buena gana,


lo que alentó a Juan a acercarse, también entre risas,
llevando en las manos aquella piedra del tamaño de una
manzana, hasta cerca del buey. Se sentó en la paja del
establo, tratando de entender la comicidad del evento,
sin lograrlo. Acercando el extraño regalo a María, le
preguntó ¿Y esto qué es?, a lo que María, tomando al
niño en sus brazos le dijo:

-”El Señor te da el ser, como a esa piedra, para


que puedas estar aquí, como ella, y recibir el tiempo que
necesitas para abrir los otro ocho regalos que te dará.
Nada serías, si el Eterno no te diera un pedazo de Su
eternidad, don que ya tienes como primer gran regalo
desde que estás en el tiempo. Agradece siempre por ello
al Padre del Tiempo, porque la nada es horrible...y como
tú no querrás ser nada, por eso te regala el ser”

Juan quedó convencido... Él no quería ser “nada”...


por nada del mundo, y ya que tenía el regalo del tiempo
aprovecharía para ver los otros ocho regalos que, por
orden del Señor que da el ser, estaban ahí preparados
para él.

Pidiendo ahora permiso a San José y esquivando


ágilmente a un borreguito que se le atravesó, se acercó al
árbol y tomó el segundo regalo que ahí estaba, aunque
ahora si alcanzó a ver que la estrella de la cúspide emitió
como un relámpago de luz.

460
El papel era blanco y el moño era azul. Lo tomó
con más cautela que el anterior y lo abrió sigilosamente,
volteando a ver la cara de la Virgen y José, preparado a
recibir algo bastante inesperado. El paquete se deshizo
ante la presión de las manitas del niño pero ahí sólo
había una flor, una alegre nochebuena roja y alargada,
como muchas que había visto en los últimos días. Al
ver de nuevo la cara de asombro que puso el niño,
Santa Claus soltó tremenda carcajada y la Virgen rió de
buena gana también, aunque bastante más discreta. Juan
acudió ahora a los brazos de San José, aunque esta vez
pisó sin querer al borreguito que seguía merodeando el
lugar, mordisqueando.

Entre balidos del lanudo y la risa de toda la


reunión, San José tomó a Juan entre sus manos toscas y
fuertes, aunque con gran delicadeza, y le dijo: “El Dios
de la Vida te participa de Su fecundidad, porque Él es
fecundo en Su Hijo, como la flor es fecunda también”,
y por eso, por Su Amor, te participa del fruto de Su
fecundidad, y te da la vida...”

Juan quedó quieto... callado. Nunca había


pensado que la vida fuera tan gran regalo...

¿cómo nunca lo había notado? Y tomó la flor y la


miró con atención, tratando de evaluar aquel don que
nunca había siquiera ponderado.

San Nicolás volvió a reir a carcajadas, al tiempo


en que María acariciaba el pelo del sorprendido Juan,
que no salía de su asombro por lo que ahí veía.

El niño quedó pensativo... como queriendo


tomar aire antes de abrir el tercer regalo, analizando en

461
su mente lo que había pasado, sin entender cómo se
relaciona la secuencia de preguntas que hizo al cielo y
las extrañas respuestas que obtiene cuando abre cada
regalo. Volteó a ver otra vez aquel inmenso árbol lleno
de luces y sólo atinó a poner cara de “no entiendo nada”
al tiempo en que de nuevo, todos reían.

Más prudente, esta vez pidió al de las barbas


más abundantes si le podía pasar el tercer regalo, a lo
que San Nicolás respondió: “Ahora que participas del
Don del Dios de Vida, ya puedes recibir el tercer regalo
que te da el Gran Señor...” y le pasó un pequeño –muy
pequeño- paquete rojo, que a juzgar por su limitado
tamaño, era fácil pensar que no podía tener gran cosa
adentro. Calladamente lo abrió Juan al tiempo en que
notaba la luz que volvía a salir, a torrentes, de la elevada
estrella en el árbol.

Había en la cajita una luz extraña, pero tangible,


que al ser tomada entre los dedos, se deshacía como
talco y alumbraba todo lo que tocaba, haciéndolo
brillar, y luego se extendía como aceite desde los dedos,
lentamente, subiendo por la mano, el antebrazo y el
codo, y luego, por el brazo hasta el hombro. Juan se
asustó un poco, trató de quitarse discretamente aquella
luz pegajosa que se encaramaba ya por el cuello, y volteó
a observar a la Virgen y José, con mirada inquisitiva y un
poco nerviosa, como si algo hubiera hecho que producía
que todo saliera mal..., pero no: La Virgen estaba más
contenta que nunca al ver al niño invadido por doquier
de aquella callada luz que le cubría ya todo el cuerpo,
haciendo que brillara como enorme luciérnaga en la
noche.

462
El Santo de enormes barbas y abultado vientre
reía más que nunca y puso el niño tal cara de confusión,
que San José lo fue a levantar de entre el burro y el buey,
que habían ido ahí, atraídos por el fenómeno aquel.
Juan volteaba inquisitivo en todas direcciones, buscando
una explicación de aquella luz tan extraña que lo hacía
brillar, invadiendo toda su piel... y pronto encontró la
respuesta.

San José lo tomó entre los brazos, esta vez con


más cariño, como quien ama cada vez más, y le explicó
calladamente...

-”Por Su Amor, El Señor de la Luz te participa de


Su Semejanza- y el alma que te dio al venir al mundo
es lo que ahora brilla con la Luz del Padre Eterno, para
que la veas y sepas que por ella puedes llegar a ser hijo
de Dios. Cuando el alma es bautizada entonces eres
en verdad hijo de Dios, hijo adoptivo. El regalo es de
filiación y Paternidad: el Padre Eterno es por eso Padre
tuyo, y tu eres por eso hijo de Dios. Ese es el tercer regalo
del árbol de Navidad, regalo inmenso, ya que por ello
ya no eres sólo animal, pues por tus ojos ve, no sólo el
cuerpo, sino también tu alma. Por eso eres consciente
de ti, por eso eres consciente de Dios. Los animales
no pueden entender estas dos enormes verdades, que
conforman todo el existir del hombre, por eso no son
bautizados como lo fuiste tú.”

Juan quedó mudo...¡hijo de Dios!... y María le


susurró al oído...¡príncipe heredero de Su Gloria...!

Se hizo un largo silencio... como dejando que el


pequeño entendimiento de aquella creaturilla penetrara

463
en la última afirmación, nada sencilla de digerir. Juan se
abrazó a un borreguillo que balaba triste y acariciando
al lanudo le decía: “pobrecillo, a ti no te dieron ese
regalo tan lindo que me dio el Señor a mí.” Y el borrego
nada entendió, porque al no tener alma, tampoco tenía
racionalidad.

Mientras el brillo de Juan se iba penetrando


por la piel, buscando así la morada del alma, volvía
su color a la normalidad. En eso, entre risas, el santo
burlón, mensajero del Amor de Dios, se acercó al cuarto
regalo.

Este regalo estaba envuelto en papel dorado,


brillantísimo en verdad. Era pesado, tanto que a Juan se
le doblaron las manos pequeñinas y se le cayó al suelo,
al tiempo en que todos reían. Asustado, por si algo se
rompía adentro del envuelto regalo de Dios, Juan trató
inútilmente de levantarlo y en eso estaba, cuando los
fuertes brazos de San José tomaron el regalo y al niño,
los pusieron sobre sus piernas y dejó José que el niño
abriera el papel dorado para encontrar lo que era el
regalo aquel.

Juan quedó muy contento. Entre el envoltorio


asomaron las pastas de un hermoso libro, que con letras
también doradas y decía:”Palabra de Dios”

Discretamente, San Nicolás tomó el libro aquel y


lo beso pausado, pues corrían lágrimas de sus ojos del
entusiasmo, recordando las miles de veces que había
besado aquel libro Santo allá en la ciudad donde había
sido Obispo y acarició a una ovejita porque era buen
pastor.

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Juan vio entreojos como María se llevaba las
manos al vientre, destilando gusto y emoción y a José
le brillaban los ojos más que las letras doradas del libro
aquel. Juan observaba la escena pero no entendía por
qué aquel regalo producía tanta emoción, hasta que de
nuevo José le tomó contra su pecho, pues seguía sentado
en sus rodillas y le dijo...

–”con este regalo, el Dios de Verdad te participa


Su Ciencia, Su Sabiduría, Su Palabra... y con ello te
prepara porque el próximo regalo es enorme en Verdad,
enorme en Palabra, enorme en Bondad.”

Juan volteó a los pies del árbol, buscando el


próximo regalo, (ya que apenas iba a la mitad de los
que le habían prometido)... y sólo vio al chivo que se
acercaba, interesado, al gran libro... y que San José
rescataba de ahí con rapidez -tal vez porque algo le
sabía al goloso chivo aquel.

Volvió Juan a mirar el árbol y no había nada. San


Nicolás apuntaba, feliz, a un espacio vacío. Nada había
allí. La Virgen se levantó por primera vez y San José fue
con ella al árbol, al tiempo en que el Santo de Bari se
ponía de rodillas y comenzaba a llorar a moco tendido,
limpiando sus lágrimas con sus blancas barbas ¡Todo en
él era emoción! La Virgen brillaba de alegría y San José
se movía nervioso, sin apartar la vista del espacio aquel
justo debajo del tronco mayor. De pronto la estrella del
árbol aumentó de brillo más y más, hasta hacerse una
luz cegadora y aquella luz intensa bajó por el tronco
y se posó en el espacio vacío aquel, al tiempo en que
María extendía sus brazos y tomaba de ahí a un niño

465
chiquito, de color de rosa, que apareció de repente y
que absorbía toda la luz que salió de la estrella. Santa
Claus empezó a brincar de gusto, pisando al pobre chivo
que se había metido en la casa aquella, ya sabemos con
que intención. San José echó pronto una manta sobre la
madre y el niño y Juan se quedó mirando sin entender.

–¿Y mi regalo...?– pensó con un poquitín de


egoísmo- ¿en dónde está?

Todos se olvidaron de Juan, porque estaban


admirando al niño que salió de la luz del árbol aquél
y que llegó al pie del pino triangular, lleno de luces, al
nacimiento pobre pero feliz.

Juan no salía de su asombro, y discreto se buscó


también el ver al niño. San Nicolás, por ser el más
gordo, decidió mover su enorme panza y dejar espacio
a Juan, que se acercó al pequeño que estaba en brazos
de María.

Se hizo un largo silencio. Algo le decía a Juan que


aquel Niño debía de ser también un gran regalo. Pensando,
pensando, recordó entusiasmado, y entendió... ¡pero si
es hoy Navidad, día del nacimiento del Niño Jesús!; es el
Niño Dios que se da a Sí Mismo, es Dios que se participa
a Sí para nosotros. Y no necesitó de más explicación; era
el más grande regalo que jamás había recibido: era Dios:
el que le dio ser y vida, el que le dio entendimiento y
Verdad -era Dios-, y quiso acercarse y María vio a Juan
entusiasmado y puso al niño entre sus brazos y el niño
le sonreía y Juan no pudo más y también lloró de gusto
y emoción. El regalo era inmenso, tan grande que no

466
alcanzaba a comprender y seguía llorando de emoción
al tiempo en que el pequeñito reía en sus brazos.

¡Es tan bellísima unión! dijo José, quien de cerca


se comía al niño con los ojos y lo devoraba con el
corazón. “Guarda siempre bien al niño, Juan, no le hagas
daño, quiérelo como lo quiere María”, quien callada
observaba y guardaba todo en su corazón, al tiempo en
que las luces del árbol brillaban con loca intensidad,
cambiando de colores y -¿quien lo diría?-, cantando
como coro celestial..., “Es el Señor del Perdón” –escuchó
Juan cuando le susurró María– “¡el prometido por los
profetas!”, al tiempo en que la Virgen tomaba de nuevo
al recién nacido y lo mecía en sus brazos, cantándole
alguna cancioncilla de las tierras de Israel.

Pasaron como dos horas. María le puso al niño


una limpia sabanita como pañal ¡no fuera a ser! y Juan
abrió bien los ojos y se quedó quieto observando y
preguntó, siempre curioso:

¿Cómo es que Dios viene así, tan indefenso, que


necesita que le pongan pañales?

San Nicolás, que también se había hecho esa


misma pregunta muchas veces, reconoció la duda
con sólo ver la cara de Juan y le dijo: -”por Su Amor,
Dios se da a Si Mismo a los hombres. No lo trates de
entender, pues necesitarías tener el Amor de Dios en ti
para comprenderlo, porque sólo partiendo de un Amor
Infinito se entienden las cosas de Dios, y tu amor y el
mío son finitos. Por eso, deja a Dios hacer Su Obra, goza
las cosas de Dios y acepta la pequeñez de tu amor y de

467
tu entendimiento... respeta con humildad el misterio del
Amor de Dios y pide Su luz, para que entiendas aquello
que sólo con la luz de la Verdad puede entenderse y cree
lo que no puedas entender, porque es Dios Todopoderoso
quien lo dice, y eso basta para que sea”.

Un tiempo pasado, Juan apartó los ojos del niño


que ya dormía, y como no queriendo, volteó a ver el
árbol en donde todavía estaba la promesa de cuatro
regalos para él. De reojo miró la cara del San Nicolás,
quien comprendió la inquietud del niño, y le dijo...” esos
regalos que faltan te los guardará el Señor para otros días,
las próximas Navidades. Goza este año del tiempo y la
vida que te otorga el Altísimo... cultiva el alma y estudia
la Verdad, recibe a Dios en comunión con frecuencia, y
pronto te traerá el Niño de nuevo a este árbol para darte
los otros cuatro regalos que quedarán para tí al pie del
pino.

En eso estaba cuando notó que había ya muchos


más animales... y niños, ¡y hasta un gran elefante!

Ahora despertarás, le dijo San Nicolás y Juan


volteó para mirar de nuevo a la Sagrada

Familia, pero sólo quedó en sus ojos la imagen


borrosa del árbol triangular, con sus pequeñas luces, y
con su gran, gran estrella en la cúspide, un niño pequeño
en un extremo y el mensajero del Amor de Dios, grande,
muy grande, en el otro.

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La segunda navidad
Juan despertó con la luz matinal, recordando con
detalle el sueño. Bajó corriendo al árbol y encontró
dos regalos; el carrito morrocotudo que había pedido
y un avión de madera muy ligera, que volaba con sólo
lanzarlo por los aires. Jugó unos minutos con aquellos
juguetes tan bonitos, hasta que el carrito fue a chocar
con el nacimiento, en una piedra que conformaba parte
de la gruta-establo del niño Jesús. Entonces recordó el
regalo primero y luego vio varias flores de papel y los
animales... que tienen vida pero que no tienen alma.
Sin tardar volvió la vista hacia el San José y la Virgen y
vio allí al niño recostado y recordó complacido todos
los regalos que había recibido del Señor. Buscó a San
Nicolás y lo encontró como muñeco, en el otro extremo
del árbol, con su vestido rojo como de bombero y muy
sonriente ¡eso sí!

Vino a su memoria cómo le habían dicho que


debía contar todo a su hermana María Teresa, por
lo que corrió sin pérdida de tiempo a llevar la buena
nueva a aquélla que junto con él elevó las preguntas
trascendentes al cielo y la encontró jugando con una
preciosa muñeca. Le platicó el sueño y le confió que
pediría en la próxima Navidad que la llevaran a ella
también a ver a aquel árbol grande, donde las figurillas
se tornaban con vida y le explicaban las verdades de la
Navidad. La chica quedó entusiasmada con la idea, sin
saber a ciencia cierta si su hermano no se habría vuelto
un poquitín chiflado.

469
En un par de meses Juan hizo su primera comunión.
Se acordó de aquellas palabras de San José: “no le
hagas nunca daño al niño Dios...” y lo recibió siempre
bien confesado y con mucha devoción, pidiéndole a
José, a María y al Amor de Dios, poder complacer al
Niño siempre que lo recibía en la ostia consagrada. Se
acordó de las palabras de Jesús que le enseñaron en el
catecismo: “Yo soy el pan de vida... este es mi cuerpo...
el que come de este pan tiene la vida eterna... haced esto
en memoria mía...” y se gozó de la Palabra de Dios que
podía hacer tanta maravilla... y junto con el tiempo, la
vida, la libertad del entendimiento y la Verdad, que es la
Palabra de Dios, agradeció el estado de gracia, el perdón
que recibía por medio de la confesión y que permite a
Dios hacer morada en el corazón del hombre.

Agradeció que le participaran el don de la pureza


del alma, tal como Dios se lo dio a aquella Virgen
Inmaculada. En ella entró el Señor Dios cuando vino al
mundo, como entraba ahora en él durante la comunión,
y se quedó pensativo, recordando al Hijo en su cuna,
a San José como padre y al representante del Amor de
Dios, grande y feliz, pasándole los regalos.

Juan trataba de ir seguido a comulgar y a confesarse


para estar siempre limpio para Dios.

Buscaba ir con papá y mamá, pero en especial


con su hermana ya que sentía responsabilidad de
recordarle de la multitud de regalos del ser y la vida y
que se remataban en el perdón de las faltas y la unión
con Dios. Sin embargo la Misa era tan larga que a veces
se aburría.

470
Pasaron así los meses y ya pronto iba a ser la
próxima Navidad. Papá y mamá pusieron el árbol de
nuevo y Juan los ayudó con más ganas que nunca. Puso
con cuidado a la Virgen y a San José, luego, del otro
lado del nacimiento, colocó a San Nicolás. Siguieron los
animales y las plantas, acordándose de cortar unas flores
de nochebuena y ponerlas junto al árbol, agradeciendo el
don de la vida. Luego tomó en sus manos la gran estrella
de la cúspide y la admiró con verdadero entusiasmo, pues
de ahí salía la luz que luego se convierte en regalos.

El día veinticuatro, Juan fue el primero en


levantarse, despertó a María Teresa y la llevó corriendo
a la Iglesia, tan deprisa que ni siquiera sintió el frío de
la mañana. Ahora había aprendido y en vez de pedir al
cielo, pediría ante el Sagrario, donde estaba Dios más
cerca que en ningún lugar. Pidió de nuevo que le dijeran
más de la Navidad y le urgió a María

Teresa para que también pidiera, la llevó a


confesarse y se confesó también él, porque alguna faltilla
había cometido. Ayudó a su mamá y papá a decorar
todo para la cena y cuidó un rato al hermano más chico,
que apenas gateaba; -”en cuatro patas, como animalito,
¡pero ya hijo de Dios...!”, pensó para sus adentros.

La cena vino pronto, se repartieron los regalos de


la familia y luego se durmieron los más pequeños. Juan
empezó a sentir el sueño, y entonces tomó con fuerza
la mano de María Teresa, decidido a llevarla con él al
sueño de Navidad, hasta que quedó dormido.

¡Había gran barullo bajo el enorme árbol, que era


igual al del sueño anterior!

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Juan volteó para asegurarse de que aquello que
tiraba de su mano era María Teresa, pero esta dormía
profundamente.

Notó en este segundo sueño algunos cambios


importantes: Primero, Santa Claus ya no estaba vestido
de rojo bombero, sino de color negro y púrpura y el
gorro de payaso era ahora una mitra de obispo, como
el que daba las confirmaciones en la parroquia. Sin
embargo, aunque más delgado, su cara era la misma y
su risa también.

La Virgen había cambiado igualmente. Ahora,


su vestido era blanco deslumbrante y su sonrisa más
atractiva que nunca. San José ya no estaba y ya no había
cuna. Buscó al niño en os brazos de la madre y por los
lados, pero no lo encontró. Volteó a ver el gran árbol y
notó con alegría la presencia de la gran estrella que da
la luz de los regalos, como el año pasado. Saludó y fue
saludado con cordialidad por los tres que ahí estaban.
Lo que más llamó la atención del curioso fue el brillo
intenso del vestido, ahora blanco, de María. No pudo
evitar el decirle: -”qué bonito traje... ¿por qué brilla
así?”; a lo que María contestó:

-”Es un regalo de la Trinidad, que es tres veces


Santa, y como a ti te participó de Su semejanza con el
bautizo, a mí me participó también de ella haciéndome
Inmaculada desde que me dio alma limpia, como limpio
es El, y así puedo ser digna esposa del Espíritu Santo
y Madre de Dios”. Y prosiguió: “el vestido blanco, el
participar del Ser Inmaculado de Dios, es el traje de
novia que el Padre me mandó a hacer y es así como

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recibí al Hijo y al Espíritu Santo. Por eso me gusta ser
llamada Inmaculada Concepción, o sea, nacida sólo
para El”.

Más complacido por la amabilísima mirada de


la Madre de Dios, que entendido de lo que escuchaba,
se acercó a su lado y de esa nueva posición vio a San
Nicolás.

El curioso sólo atinaba a hacer más y más


preguntas, por lo que hizo la siguiente: ¿Y a ti, por qué
te encargaron dar los regalos a los niños como yo?

San Nicolás exhaló un largo suspiro, como


tratando de remontarse a un lejano pasado, se sentó,
acercó a Juan y le contó esta historia:

Allá en Mira, ciudad de Asia a en donde yo


era obispo, hace muchos años, había un carnicero
despiadado. Se acabó el dinero de sus últimas ventas
en borracheras y maldades, y luego no tenía con qué
comprar el animal que cortaría para poder vender la
carne que ofrecía los domingos, en la plaza. Como no
quería perder el negocio, se robó unos niños de la calle
y los cortó para venderlos como carne de cerdo, que al
fin los niños tienen la carne clara, como aquel animal.
Su esposa, horrorizada al ver aquello, vino y me contó lo
que el malvado había hecho con aquellos pequeñines.

Fui corriendo al lugar y rompí a llorar al ver el


espectáculo. Las cabecitas por allá, unas piernas acá,
las manos por el otro lado y todo lleno de sangre aún
caliente de los niños destazados. Llorando y sin saber
que hacer, le quité el gran cuchillo al hombre aquel y
junté los pedazos de los niños cortados ya para su venta,

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al tiempo en que pedía al Señor luz para saber qué hacer
y clamaba por el auxilio del cielo. Las partes de los
niños, milagrosamente, se movieron y se colocaron de
tal manera que los cuerpos se reconstruyeron, y pronto
los niños regresaban a casa con sus papás, viviendo y
corriendo, sin siquiera recordar lo ocurrido, como si
nada les hubiese pasado. El carnicero fue arrestado por
la policía y yo acudí al Sagrario -espantado un poco por
lo que acababa de pasar- a dar gracias a Dios.

Después, cuando entregué mi alma al Eterno, me


encargaron acercar a los niños a Dios, lejos del Satán
malvado, porque los descuartiza igual que el carnicero
de Mira –tentándolos con el pecado- y los lleva a las
tinieblas, lejos de su padre Dios. Por eso me dio el cielo
el encargo de representar a Su Amor ante los niños y
darles pequeños regalos, para que se acostumbren a
pedir siempre a Dios.

El curioso quedó satisfecho. Una de sus principales


preguntas había sido contestada al fin y ya sabía por
qué Santa Claus -San Nicolás- tenía el encargo de traer
regalos a los niños.

Ni tardo ni perezoso, Juan volteó a buscar los


siguientes regalos bajo el árbol. Caminó hacia el lugar
en que esperaba encontrar el siguiente paquete y vio
la estrella brillar de nuevo intensamente. De la luz que
bajó por el árbol en cuestión de un segundo, brotó un
hombre barbado, con olor como a pescado, manos
fuertes, piel quemada y arrugada. El hombre se dirigió
a la Virgen antes que nada y la saludó con gran respeto.

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Luego recibió un saludo de San Nicolás, quien se bajó
y le besó la sandalia. Luego el pescador -no podía ser
otra cosa –se acercó a Juan, lo abrazó cálidamente y
le dijo... “El Señor nuestro Dios te manda este regalo
-y rozando amablemente la mejilla de Juan, prosiguió
diciendo- te da la Iglesia, a la que yo, Pedro, Obispo de
Roma, represento.

Juan el curioso quedó de nuevo confuso, por lo


que volteó a ver a la Virgen y a San Nicolás pidiendo
la ya acostumbrada explicación. La Virgen tomó de
nuevo al niño entre los brazos y le explicó...”la obra de
mi Hijo Jesús tiene un cauce... un manantial que brota
de la acciónde su palabra. Al llegar la plenitud de los
tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer (Gal 4,4)
del Espíritu Santo en sus apóstoles. Tal como hizo Dios el
tiempo, que es un cauce en donde la materia se mueve
por la energía, hizo también el “tiempo de la Iglesia”, en
el que se mueven las almas en gracia, por la presencia
del Espíritu Santo -Amor de Dios- y por los Sacramentos.
Este es el camino que prometió por la pluma del profeta
Isaías, cuando escribió por orden de la Sabiduría Infinita
lo siguiente”:

“Y habrá allí una senda, una calzada,


que se llamará camino santo.
Ningún inmundo lo pisará,
será solamente para ellos;
Los que siguen ese camino,
aún los sencillos, no se extraviarán”.

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La Virgen continuó diciendo:

“Es un camino que lleva a la santidad, no como la


imaginan algunos hombres, sino como la formuló Dios
mismo, por medio de su Iglesia Santa, sus representantes
primeros, que son sus apóstoles y por los herederos de
estos últimos, que son sus obispos. Dios no deja nunca
a su Iglesia, siempre está guiada por mi Hijo Jesús, ya
que les envía al Espíritu Santo día con día, desde que lo
envió por primera vez en Pentecostés y hasta el día de
hoy”.

Siguió la Señora enseñando al niño:

-”La enseñanza de la Iglesia de mi Hijo es la voz


del Espíritu de Dios: escúchala, sobre todo cuando va
en contra de lo que dicen los hombres, con su pobre
ciencia. Los que siguen ese camino, aún los sencillos,
no se extraviarán y llegarán a participar de la Gloria del
Padre”.

Esto fue demasiado para un niño de ocho años,


pero entendió con sólo ver la sonrisa de la Virgen, que
debía de ser algo muy bueno, algo que complementaba
la secuencia de regalos que había recibido, desde el ser
y la vida, hasta la Iglesia.

San Pedro, después de charlar cordialmente con


San Nicolás, regresó al curioso Juan, lo tomó de la
mano y le siguió diciendo... “Dios nos ha entregado las
llaves del Reino. Ven con nosotros y tendrás acceso en
las puertas del cielo”, al tiempo en que lo cargaba y lo
llevaba hacia el árbol. Lo subió en sus hombros fuertes,
acostumbrados a jalar enormes redes y lo puso frente al
árbol inmenso, lleno de luces y bolas reflejantes. Ahí le

476
siguió diciendo: -”preguntaste al cielo qué era este gran
árbol que aparece en los hogares cristianos en la fiesta
de la Navidad; pues bien- te manda decir el Altísimo-,
que es su imagen, la imagen de la Trinidad, la que da el
tiempo y la vida, el entendimiento y la Verdad, la Iglesia
y el perdón de los pecados. Es la Trinidad Beatísima, que
se esconde siempre de los hombres, pero se deja ver
con los ojos de los niños y de los que están llenos del
Espíritu Santo. Las luces que brillan te deben recordar a
los santos de Dios, porque descansan ya en el Señor, con
sus ángeles, en el cielo”

A la derecha de nosotros- continuó diciendo-


está la imagen del Amor de Dios, su Espíritu Santo, que
siempre precede las obras de Dios, y que es grande,
desbordante. La gran estrella que brilla en la cúspide,
es imagen del Principio Trinitario, Dios Padre, que
engendra a su Hijo por su Amor, desde antes del tiempo,
y con Él y su Amor, hace todo lo que hay en la creación.
A la derecha del Padre, está el Hijo, que se hizo hombre
en María y ahora es cabeza del cielo. Ahí los hombres
pueden participar de la Gloria y es juez de los vivos y
muertos, y a los justos dará felicidad eterna.

Aquello contestó todas las dudas de Juan, que


pensó atinadamente: -”pero si es la imagen de la Trinidad
que me enseñaron en el catecismo. Por eso puede todo;
por eso da todo; por eso brilla en bondad, con luz intensa
cuando se inflama el Amor; cuando crea de la nada los
dones de la Creación, por su Providencia”

La Virgen, San Nicolás y San Pedro estaban de pie,


mirando aquella representación del Dios Uno y Trino,
como absortos en la grandeza de la Obra de Dios. En

477
esto, la estrella grande, la Imagen del Padre, comenzó a
brillar intensamente.

-”Faltan tres regalos”, pensó Juan para sus


adentros, y siguió con atención el camino de la intensa
luz que bajó desde la estrella que representa al Padre.
Una vez más, el enviado fue un hombre que apareció
visiblemente contento, al pie del árbol.

La alegría de los tres acompañantes del curioso


fue inmensa. Un joven, como de veinte años, apareció
bajo las ramas del pino, sonriendo también. Se dirigió
a María, a la que besó como a una madre queridísima.
Luego saludó a Pedro, a San Nicolás y al final, a Juan el
curioso, diciendo;

-”Mi querido Juan, soy yo, Juan, el apóstol amado


de Jesús y es en mi memoria que te bautizaron con el
nombre que usas. Te hemos visto desde el cielo comulgar
y rezar frecuentemente y el Señor entra contento en tu
Alma, por lo que te da la gracia, su propia naturaleza
intima, y te deja ahí al Espíritu Santo, para que more en
ti y tú con El, para la

Gloria de Dios”

Al tiempo en que tomaba al niño entre sus brazos,


le seguía platicando:

-”Eres por eso amado de Dios, como yo lo soy


también, junto con todos los santos. Tus actos buenos ya
no son de amor humano, sino de Amor Divino, porque
ya actúas con los dones que te regala el Padre desde que
estás en gracia y que vengo yo a explicarte. Es tu séptimo

478
regalo... los dones del Espíritu Santo, que te harán actuar
al modo divino. Tu piedad será como la Piedad de Cristo,
porque él también estaba lleno del Espíritu de Dios; tu
entendimiento se asemejará al de tu Padre Eterno, por
que estás lleno de Su Amor, que es el Espíritu Santo. El
será tu maestro y tu guía, con la condición de que no lo
eches de tu alma por el pecado”

A Juan no le pareció que el regalo fuese tan bueno


como los anteriores; le costó trabajo entender lo que
aquello significaba. Esto lo notó la Virgen María, quien
de nuevo intervino, sentándose junto a los dos Juanes y
se dirigió al curioso: -”cuando mi hijo fue apresado para
matarlo, los apóstoles corrieron- y hubo uno que hasta
lo negó públicamente”, le dijo con cariño, al tiempo en
que a Pedro le subía un intenso rubor que le puso la cara
roja como tomate. “Pero después de que el Espíritu Santo
les fue enviado por el Padre y el Hijo en Pentecostés, ya
no huían o le negaban, sino que confesaron su filiación
hasta la muerte. Es así como se nota la acción del Espíritu
de Dios”

Continuó San Pedro diciendo:

-” Por otra parte, Juan Evangelista, el que te tiene


en sus brazos, se mantuvo firme en la Cruz, sin correr
a esconderse, como hice yo, porque el Amor a Jesús le
sostuvo el ánimo, ya que ese Amor a Cristo, cuando el
hombre limpio de alma, es el mismo Espíritu de Dios
que ahora te manifiesta la Trinidad como regalo”

El Apóstol amado continuó explicando:”Con él


podrás ganar la batalla contra Satán, para entrar en la

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Gloría prometida por Dios a los vencedores. Es como
una gran espada que te permitirá deshacer los nudos de
la voluntad y del entendimiento que te tratará de anudar
el diablo malo, el carnicero de los hombres, para llevarte
al infierno, “-¡ como si fueras carne de cerdo y no hijo de
Dios!”; se oyó decir en voz alta a San

Nicolás. –”Sin ellos te echará al perol de las


fritangas”–, resumió.

“Es en verdad un gran regalo de Dios.” Dijo al fin


María, la Madre de la Iglesia.

Al curioso Juan le pareció excesiva la explicación,


y de nuevo pudo más el rostro amable del amor hermoso
de María, que todas las explicaciones juntas. Volteó a ver
al apóstol Juan y le dio las gracias por el regalo aquél,
y en las profundidades del alma del niño se hizo un
cambio muy sutil, que no se verá hasta que el momento
apropiado le llegue al curioso, como a todos nos llega.

Viene el octavo regalo, dijo entusiasmado San


Pedro. Sin él, ¡qué hubiera sido de todos los hombres!

De nuevo se pusieron de pie todos los ahí presentes


y la estrella de la cúspide empezó a brillar otra vez, con
cegadora intensidad, como cuando llegó el regalo del
Niño Jesús.

La luz que anunciaba cada don bajó por el árbol


en un instante, tan rápido que Juan el

Curioso dio un paso atrás y por poco y se cae,


pues había un corderito dormido a los pies de la Virgen
y con él sufrió un nuevo tropiezo.

480
La luz cegadora se esfumó y tardó Juan un momento
en poder apreciar lo que el Padre había dispuesto para él
como octavo y penúltimo regalo.

Era un crucifijo de regular tamaño.

Todavía cegado por la intensa luz se acercó a


mirarlo, curioso como siempre, y de pronto, ¡quedó
petrificado!

El Cristo aquél, no más alto que su rodilla, se


movía y sangraba verdaderamente.

Impactado Juan por el Cristo vivo -que pendía


de la cruz horriblemente maltratado en la piel, los pies
y manos taladrados, la cabeza desgarrada por feroces
espinas y la cara amoratada por las caídas- difícilmente
pudo retener un grito de espanto, y volteó hacia la Virgen
y escondió la Cara en su vestido.

–”Él así lo quiere” le dijo la madre al niño; “Él ama


al dolor, porque en eso se asemeja al Padre, dolido por
el pecado. El Amor de Cristo por los hombres, lo lleva a
buscar el sacrificio, digno de Dios, porque Cristo es Dios
mismo; y pronto vendrá la muerte a aliviar su dolor, y
entrará con Su Cuerpo Glorioso a la morada que con su
Redención ha construido para nosotros los hombres”.

Juan el curioso no quería ver a Jesús crucificado,


por lo que siguió clavando su cara en el manto de María
y no supo qué fue lo que hicieron los demás presentes.
Escucho las frases, de una voz, como de alguien que
se ahoga: –”mujer, he ahí a tu hijo...; Juan: he ahí a tu
madre...; todo está cumplido”

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Sólo sabe que despertó teniendo todavía de la
mano a su hermana, que nunca había despertado. Estaba
sudando de la impresión. Buscó a la Virgen por todos
lados, pues anhelaba su presencia, pero sólo encontró
su imagen, en un cuadro colgado de la pared.

“He ahí a tu madre”...se acordó.

Recorrió con la vista la sala en que estaba vestida


de adornos navideños y sus ojos se fijaron en un Cristo
que su papá había colocado en un librero y lo miró
largamente...

El curioso no cesaba de hacer preguntas, por lo


que atinó a comenzar sus pensamientos con una más.
¿Qué clase de regalo era aquél?... -sacrificio y muerte-
pensó para sus adentros.

¿Eso que tiene que ver conmigo?

Dos horas más tarde, el curioso husmeaba por


toda la vecindad, orgulloso de la bicicleta que encontró
esa mañana al pie del árbol de navidad.

482
La tercera navidad
Tres meses transcurrieron apenas de aquel impactante
sueño.

La primavera llenaba los aires de trinos y las aves


migratorias regresaban a sus lugares de verano, volando
en forma ordenada hacia el norte. Los árboles vestían
sus nuevos follajes y el clima era otra vez benigno. Sin
embargo la bicicleta de Juan estaba arrumbada en un
rincón ¡Hacía días que el curioso no hacía una sola
pregunta!

El doctor se vio en apuros al hablar a los padres


del niño. Aquello no tenía cura posible. El enfermito se
iría debilitando. Había, claro, medios para alargar un
poco la existencia del callado niño que había perdido
mucha de su vitalidad, pero aquellas medicinas eran sólo
parches momentáneos, que permitirán tal vez algunos
meses más...

Al principio, le escondieron a Juan su situación,


pero tanto médico y tanto análisis, pronto le indicaron
que el asunto no estaba para juegos. Un poco cansado,
pero al fin curioso, preguntó a sus papás sobre su estado
y entre llantos, padre y madre le contaron la verdad.

“Sacrificio y muerte...”, recordó con ese nombre


el último regalo que había bajado del árbol triangular.

¡En qué mal momento!

Y se sintió tristísimo de tener que desechar


los planes que había hecho para el futuro: aquellos

483
formidables viajes que había planeado con papá, los
estudios brillantes en medicina que deseaba cursar, la
diversión con sus amigos, los partidos de pelota...

¡Qué difícil dejar todo aquello!

Los días pasaron, y los medicamentos trajeron


una mejoría pasajera. A Juan lo llevaban al médico cada
semana, y al Sagrario también. En este último lugar podía
reclinarse cerca de un crucifijo del tamaño de aquél que
vio en el sueño junto al árbol de Navidad. Le reclamó
que le iba a quitar los regalos que acababa de darle: el
tiempo se le iba por minutos..., la vida..., la libertad...
¿por qué?

Aturdido por las recientes noticias, pidió de


nuevo respuestas ¡curioso hasta el fin!, y en el Sagrario
las obtuvo.

Muchas horas estuvo ahí rezando.

De aquel tiempo, regalo inmenso, con el que Dios


le participaba el ser y de aquella vida, regalo también,
que había forjado el cuerpo con que podía oír y ver; se
llegaba a la vida eterna.

De aquella racionalidad, que le permitía obtener


buena nota en matemáticas y entender el lenguaje de la
Escritura, se verá ahora aumentada por la visión de Dios,
pues podrá participar más cerca de la intimidad divina.
Eso lo sabía gracias al cuarto regalo del árbol navideño,
semblanza de Dios: la Palabra de Dios. Que hermoso
era tener la certeza de la vida eterna, de la compañía de
los suyos para siempre, para siempre.

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Estaba en la Iglesia. No sólo en el edificio,
físicamente, sino como parte de la gran familia de los
hijos de Dios. Debía esforzarse para ser digno, como
príncipe heredero, ante la inminencia de enfrentar con
dignidad y decoro el juicio final.

Y luego, la muerte no debía de ser tan terrible.


¿No habían muerto también la Virgen y José, San Nicolás,
San Pedro y San Juan, a los que vio sonreír en aquellos
sueños?

Se acordó del Amor de Dios, que da todos los


regalos y pensó que no podía dar un mal regalo, que
aquello de sufrir y morir no podía ser tan indeseable
como a primera vista parecía. Y quiso identificarse
con ese Amor Infinito, movido por el Espíritu Santo y
se acordó de los principios que había escuchado en la
doctrina: “Amarás a Dios sobre todas las cosas, y a tu
prójimo como a ti mismo;... amaos los unos a los otros,
como yo os he amado;... sed perfectos, como el Padre
celestial es perfecto”.

Sacó de estas palabras la convicción de que ese


tiempo que le restaba de vida terrena, había de ser
especialmente atento para con el prójimo, y con respecto
al Padre, Creador del cielo y de la tierra, comprendió que
había que ser creador, con sus obvias limitaciones, y por
el Amor a Dios, buscar Su Semejanza. Vio claramente
que así había hecho el Hijo, que se identificó siempre
con el Padre por el Espíritu Santo, y ese fue entonces su
mayor deseo:

Seguir, con sus limitaciones, las huellas de


Cristo.

485
Y se acordó del Cristo en esa terrible Cruz y se
acercó entonces a María...

Los siguientes días fueron de lo más satisfactorios.


Quiso volver al colegio, para poder contarle a todos la
historia de la navidad. También hizo lo posible por sacar
la bicicleta y dar la vuelta, para gozar de este tiempo,
de esta libertad, de esta conciencia de ser hijo de Dios
y se llevaba a María Teresa, y le contaba de los dones
del Espíritu Santo. Cuando se entristecía, iba corriendo
al Sagrario, y cuando aquello le dolía, ya no se quejaba
tanto, más bien recordaba que el sacrificio era un regalo,
doloroso, por cierto, pero bien entienden de sacrificio los
que quieren ganar en la olimpiada y él quería medalla
de oro en salto a la felicidad eterna.

Cuando, por orden del doctor, ya no pudo salir de


su cuarto, pidió que le llevaran el Cristo de la sala para
acordarse de que aquellos dolores tienen sentido, según
le decía al oído el Espíritu Santo que en él moraba, y
que no entenderán jamás los que no tienen en ellos al
Amor de Dios, de tal manera como las piedras jamás
entenderán la belleza de un poema.

Vio caer las hojas del otoño por la ventana.


Lo poco que podía hablar lo usó para enseñar a sus
hermanos pequeños de los regalos de Dios. El día de la
Inmaculada, dos semanas antes de Navidad, entregó su
alma al Señor, después de ofrecer los últimos dolores,
conciente de que a aquellos que tanto amaba, los
volvería a ver y mas bien pronto.

¡Era el árbol de Navidad más espléndido que


había visto, luminoso como ninguno!

486
Los dolores cesaron y pronto se acostumbró al
esplendor de la luz aquella. La Estrella más alta relucía
con brillo intenso, como cuando daba regalos. A la
izquierda (a la derecha del árbol) donde antes estaba el
crucifijo, estaba Cristo sonriente, vestido de un blanco
como el que lucía la Virgen en la segunda navidad, y
al tiempo en que se aclaraba la imagen, borrosa hasta
entonces por tanto brillo, notó mejor la forma ¡pero si
ya no era árbol, era la mismísima Imagen Trinitaria!; un
triángulo equilátero-, con el Espíritu Santo a la derecha
de Juan, sonriendo siempre, pero sin cuerpo ya, sólo
como Espíritu, desbordante de Amor por el Padre, por
el Hijo y por todo lo que se parece a esas dos Personas
de Dios. ¿Cómo sabía Juan que estaba sonriendo, si no
tenía cuerpo ni cara, sino que era como una flama, en
forma de paloma? ¡Juan sólo sabe que lo sabe y nada
más!

El rostro de Cristo le llamó la atención. Curioso


hasta la muerte, se acercó a Jesús, para preguntar algo...
!lo que fuera¡ Pero Cristo no lo dejó ni abrir la boca.
Sabedor de todo, contestó sin tardanza: “éstas aquí para
ver si eres merecedor del noveno y último regalo, la
Gloria de Dios”

En principio Juan se sintió atribulado, como


dudando de su actuación, pero entonces vio a María
atrás de Cristo, con una gran sonrisa, guiñándole un ojo.
Se sintió totalmente respaldado. Al fin que ella era Madre
de Dios... y también madre suya; Cristo se la había dado
al pié del árbol, cuando moría clavado en la cruz. De
eso se acordaba muy, muy bien.

487
El Juez comenzó el juicio, y le preguntó:

-”Dime, Juan; ¿Qué has hecho del tiempo que te


dí?

Juan se sintió aplastado, pues no atinaba a


recordar lo que había hecho en aquellos diez años de
vida que Dios le había dado. Tartamudeó un poquito,
nerviosamente, sin saber qué contestar, pero de atrás se
oyó la voz de María que contestaba: “Trabajó bien los
cinco días de la semana en que había colegio, el sexto
día ayudó a sus papás, y el séptimo fue a la casa de Dios,
como manda tu Ley. En eso se parece a tu Padre, quien
trabajó en Su Obra seis días y el séptimo descanso en la
Casa de Dios, que es Su Casa.”

Se vio contento a Cristo. El trabajo de Su Padre


Eterno y de José, Su padre terrenal, le era muy grato.
Recordó con gusto cómo José le había enseñado a ser
creativo con el martillo y el serrucho, para hacer cosas
útiles y buenas, igual que el Padre Celestial es creativo,
para crear cosas útiles y buenas.

El Juez quedó complacido. Hizo entonces la


siguiente pregunta: -¿Y qué has hecho de la vida que
Dios te dio?

Juan quedó callado, pensando que el tiempo y la


vida eran más o menos lo mismo. Pensó con fuerza, pero
no sabía como contestar a aquella pregunta.

Nada lenta, María volvió a contestar: “ Mi hijo


Juan cuidó bien del cuerpo que tú le diste. Se bañó
diariamente, se lavó los dientes, comió con propiedad.

488
No fue cruel con los animales, cuidó las plantas del jardín
de sus papás. Hizo ejercicio y jugó con sus juguetes,
porque era niño, igual que jugabas tú con aquel carrito
que te hizo tu papá José, que jalaba el chivo goloso que
se comía los papiros y le daba de comer al perro que
cuidaba su casa, igual que tú alimentabas los borregos
cuando tenías su edad.. Y siguió María abogando:

-“Cuidó también del cuerpo de sus hermanitos,


tapándolos cuando hacía frío, y les daba a veces de
comer, para ayudar a su mamá, igual que tu Padre Eterno
cuida de sus creaturas por medio de Su Providencia.”

El juez volvió a quedar complacido. “Ese Juan


tiene cosas buenas de verdad”, pensó para sus adentros.
A esto siguió la tercera pregunta:

-“De la libertad, de la conciencia del ser que Dios


te dio como tercer gran regalo y que te hace diferente a
los demás animales, ¿qué has hecho?”

Juan se quedó confundido: ¿qué no es lo mismo la


Vida que la libertad? Se quedó pensando, sin atinar qué
decir, pero volteó suplicante a María su mamá, y ella
estaba lista para abogar por el hijo:

-”De la conciencia de sí, llegó pronto a


la conciencia de Dios. Las preguntas que hacía,
aprovechando su entendimiento de niño, eran preguntas
dirigidas a lo trascendente. No desperdició la libertad
en sentarse pasivo, ante una televisión a ver caricaturas
de un pájaro más tonto que loco, de donde ningún
provecho se puede sacar. Se fijó en aquello que se

489
acercaba a ti, como en la Navidad te acercaste Tú al
mundo. Se parece a tu padre José, quien siempre buscó
a Dios en todas las cosas, y se parece a tu Padre Eterno,
en que quiso compartir con otros Su Ser, y por eso quiso
llevar siempre a su hermana Maritere a donde salía la
luz que iluminaba su pequeño entendimiento, como tu
Padre Celestial desea llevar la luz del Entendimiento a
todos sus hijos con alma inmortal.

El Juez Supremo se emocionó con aquella


respuesta. Se acordó de Su Padre Celestial mandándolo
a Él, que es el Entendimiento de Dios, al mundo. Se
acordó de José respetando la Virginidad de María, en
orden a la Salvación de la humanidad, ayudado así a su
Redención, y no pudo menos que exclamar:

–¡Bien, Juan, bien!

El Juez volvió a preguntar:

¿Y de la Verdad, de la Revelación que Dios te dio


como gran regalo de Su Boca, con la Palabra -el Verbo-
de Dios; qué hiciste?

Juan quedó mudo. ¿Qué hizo con el Verbo de


Dios....?, aquella pregunta le pareció más difícil que
las otras que le habían hecho. Pero a decir verdad, ya
sabía de donde había auxilio, y volteó a ver a María
Auxiliadora, esperando de ahí la respuesta.

Nada tardó la madre en presentar la defensa y


dijo;

–”Mi hijo Juan estudió bien las Escrituras y creyó


sin dudar en tu Palabra. Por eso se confesaba y comulgaba,
porque SABÍA que tú eras el Pan de Vida. No dudó de tu

490
poder para hacer del pan Tu propio Cuerpo, como no
dudó del poder de tu Padre Eterno cuando supo que de
la nada había hecho todo. Igual que tu Padre Celestial,
no dudó de que Su Verbo -Tú-, era Todopoderoso y te
confió la Misión Redentora. Juan no dudó de ti cuando
te tuvo en sus brazos, en aquel sueño, ni cuando te tuvo
cerca, en aquel Sagrario de su parroquia. Además, igual
que Tu padre José creyó la Palabra que le dirigiste en
aquel sueño, y me tomó por esposa, Juan el curioso
creyó lo que le dijiste bajo el árbol, por conducto del
obispo Nicolás, del apóstol Pedro y del apóstol amado
por ti, mi hijo Juan Evangelista.

Ante estos argumentos el Juez sólo pudo


alegrarse aún más. Ese curioso tenía lo suyo, dijo para
sus adentros. Y las luces del árbol empezaron a brillar
-perdón-, los santos del cielo se empezaron a acercar,
como adivinando que ahí iba a haber una celebración
de aquéllas...

El Juez se mostró complacido. Las respuestas


de Juan habían sido excelentes. A continuación siguió
indagando:

–¿Y de la limpieza de alma que Dios te dio en el


bautismo, del ser inmaculado que te di, alma limpia de
pecado que tuviste después de la adopción y que te hace
hijo de Dios, por la semejanza que adquieres con el Tres
Veces Santo, qué has hecho?

Juan, ya más observador que otra cosa, volteó a


ver a María para escuchar la respuesta. María le dijo, sin
miedo: “Juan, contéstale a Jesús esta pregunta. Piensa
que Él es muy bueno, y aunque te endurezca el rostro,

491
como Juez que es, acuérdate que eres hijo de Dios, en
eso, similar a El. Contéstale con sencillez.”

A Juan se le paralizó la mandíbula. Ya ni siquiera se


acordaba de la pregunta que le hizo el Juez Supremo.

¿Qué hiciste de la pureza de tu alma, del regalo


que te hice Yo, el Hijo de Dios, por el perdón como
creatura pecadora y la adopción como heredero de
Dios? repitió Jesús, difícilmente ocultando la ternura de
Su Corazón hacia aquel hermano suyo, tan pequeño.

San Juan, el amado, vino ahora en ayuda de su


tocayo, Juan el curioso.

–”Se confesó con frecuencia, para limpiar el


regalo del alma sin pecado. Se apartó de la ocasión de
pecar, te recibió con el Amor de Dios a flor de piel, el
Espíritu de Santidad que Tú le diste con tu Redención.
Así trató de mantener su alma como es Dios, sin mancha
de pecado, Inmaculado”.

María se adelantó con más argumentos de


defensa:

–”Por haberse confesado bien y con frecuencia y


con ello, mantenido el alma sin pecado, se parece al
Padre celestial, se parece al Hijo celestial, y se parece al
Espíritu Santo, porque Dios es el Santo de Santos, y con
la confesión y comunión, Juan el juzgado se asemejó
a la Trinidad Beatísima. Es un verdadero hijo de Dios,
consciente de su realeza, que es por la semejanza con el
Dios Inmaculado.

Metió su cuchara San José, que algo le conocería al


Juez Eterno y dijo: “recibió a Jesús con pureza, humildad

492
y devoción como lo hizo Su Madre, por ese se asemeja
también a María, Madre de Dios”

Ese argumento acabó con la sesión. La Trinidad


estaba ya reluciente y parecía que la fiesta iba en serio.
El Juez habló y todos guardaron silencio:

–”Luego Dios te dio la Iglesia, camino de


salvación. ¿Qué hiciste de ese don maravilloso, que es
del Espíritu Santo?”

Juan se sentía ya feliz. En ese momento, sabedor


de que tenía muchos abogados de primera línea, se sintió
más tranquilo que nunca. Así, pensó, ¡hasta da gusto ser
juzgado!

Para su sorpresa, del Triángulo Trinitario salió una


voz potente. A juzgar por la dirección de donde venía,
que era del lado derecho (a la izquierda del Padre), en
donde está el Espíritu de Dios, hablaba el Amor Divino.
Hacia allá volteo Juan -siempre curioso- y se quedó
callado.

En unos segundos, la voz del Espíritu contestó a la


pregunta del Juez:

“Juan escuchó mi palabra y dócilmente se dejó


llevar hacia la Sabiduría de Dios, hacia la Piedad y la
Fortaleza. El es un santo, pues en él hizo morada Aquél
que Es tres veces Santo”

Hizo morada Dios Padre, principio en la


Trinidad.

Hizo morada Dios Hijo, como en el seno de


Dios.

493
Hice morada yo, quien con el Padre y el Hijo, Soy
Dios”

!Y la fiesta comenzó en grande!

Las luces rojas soltaron un flamazo, a lo que las


azules contestaron con dos. Las amarillas enloquecieron,
como faros náuticos y las verdes no se quedaron atrás.
Todo el árbol, perdón, la Trinidad, manifestaba su gusto
por medio de sus santos. La algarabía era inmensa.

San Pedro levantó un poco la voz para llamar


al orden, pues aquello ya parecía que se iba fuera de
control. Se aplacaron un momento los ánimos y el juez
aprovechó para seguir su misión, mientras que María se
veía la mar de contenta pues otro hijo suyo se acercaba
al seno de Dios.

Jesús, desde Su trono, tomó de nuevo la palabra:

“Cuando entendiste que por Amor me dejé clavar


en el madero, flagelar, coronar de espinas, abofetear,
escupir y maldecir, ¿qué hiciste para aprovechar ese
gran regalo, el de enseñarte a convertir el mal en bien, el
pecado en Gloria de Dios?”

Juan se quedó pensativo, acordándose de aquel


Cristo sangrante en aquella segunda Navidad. Se le
empañaron los ojos, como queriendo llorar, a lo que
María le dijo: “Dios no lloró..., tú tampoco debes
hacerlo. El llanto es muy humano, pero a ti no te están
juzgando por tu actuar como hombre sin Dios, sino por
tu actuar de hijo de Dios. Si Dios deseó la Cruz, luego la
Cruz es buena y debes reir. Esta es la lección más grande
que aprendí junto a mi Hijo crucificado. A sostenerme
gallardamente frente al dolor, asegurándose de que así

494
sirva a la gloria de Dios. Mi esposo Eterno y mi hijo Juan
me ayudaron en ese trance. Por el Cristo en la Cruz, da
siempre gracias a Dios”

Juan se limpió una lagrimilla, especialmente


cuando vio frente a sí al Cristo Glorioso, lleno de salud
y vigor, sonriéndole amablemente, conocedor de la
flaqueza humana.

El curioso se mantuvo callado, como esperando


la acostumbrada aparición de algún abogado, pero esta
vez se estaba tardando... Cristo, sonriente ya, no insistió,
pues ya sabía la respuesta. El juez actuó como abogado
y dijo:

–“Te vi sufrir con gallardía. Te hiciste solidario


conmigo ante el dolor. Te felicito hermano mío”. Calló el
juez y volteó a un lugar en donde, un personaje apareció
en escena: era muy viejo, y a juzgar por las miradas de
los ahí presentes, era muy querido.

“Abraham... le dijo Cristo; ¿te gusta Juan para


que acompañe a tu descendencia, para que sea uno de
entre todos los que te prometí por tu fe, cuando quisiste
ofrecer a tu hijo, Isaac, como el Padre eterno me ofreció
a mí?”

El viejo Patriarca dijo: “Con fe vivió y con fe


murió. Digno es de la corona”

¡Luces y algarabía!; Los focos enloquecieron,


pero San Pedro intervino a callar a los ruidosos y siguió
el juicio por la vida eterna”

Otro personaje viejo y vigoroso, salió -no supo


Juan de dónde-, y a éste le preguntó Jesús:

495
“Moisés: ¿te parece digno Juan para ingresar en la
Alianza que yo hice por tu conducto con el pueblo de
la fe, el que esperó cuarenta años para recibir la tierra
prometida, alianza como la que hizo el Padre Celestial
con los que me siguen, para recibir la Gloria?” El viejo
patriarca dijo: “En Dios esperó sin desfallecer, en Dios
caminó hasta la muerte, digno es pues de la corona
prometida”

¡El cielo retumbaba de verdad! y entre las luces y


las músicas se alcanzó a ver algún “espantasuegra”.

San Pedro tuvo que actuar con más energía y


era tanto el contento de la reunión, que difícilmente le
hacían caso alguno. Puso entonces cara de enojado,
como queriendo propinar un coscorrón, y en unos
segundos se empezó a callar la algarabía.

Se hizo entonces un silencio total y discretamente


todos voltearon a la cúspide del triángulo, donde está
el Padre Eterno y esperaron. La gran voz no se tardó.
Resonante, el Padre preguntó:

–”Y Tú, Mi Verbo, Mi Entendimiento, Mi


Engendrado;

Por quien todo hice;

Dios de Dios, Luz de Luz, Amor de Mi Amor; ¿Te


parece que, por su caridad, es digno Juan de pertenecer
al Cuerpo Místico donde llega la Gloria con que, por tu
Caridad, me glorificaste y Yo te Glorifico?”

A lo que Cristo contestó:

“Amó con Amor Divino, como Tú, Padre mío.


Cuidó de su prójimo. Enseñó tu Palabra, que Soy Yo.

496
Actuó con iniciativa y creatividad, como actúas Tú. Puso
tiempo y vida, libertad y Verdad, Iglesia y Santidad a
servicio de Tu Obra. Sufrió y murió ofreciendo por Tu
Amor, como hice yo. Digno es pues de la corona.

¡La locura es poca cosa. Daba saltos el cielo por


el júbilo!

¡Uno más, decían los focos rojos!

¡Que lo vistan de azul! decían los eternos


contrincantes, buscando que lo mejor quedara en su
bando y la estrella grande, la misericordia del Padre
Eterno, brilló como siempre que da un gran regalo: brilló
mucho, mucho.

María, al fin, lo vistió con una luz verde, ya que


según dijo:

–”Mucho se peca hoy en la tierra en nombre de


dicho color. Que sirva un poco de antídoto para mitigar
el dolor de Dios al ver tanta vida desperdiciada en
nombre de la “ecología”. La ignorancia, dijo María, en
muy opuesta a Dios y por consecuencia, a Su Obra.”

Entre tanta novedad, a Juan el curioso se le


había olvidado mirar en el tiempo. Volteó y vio el
pasado y el futuro simultáneamente. Como entre tantas
imágenes se le hizo un poco confusa la secuencia de
los acontecimientos (-”eres nuevo en estas cosas, le
dijeron, te falta experiencia”...) entonces decidió seguir
lentamente los sucesos, mientras se acostumbraba a
mover su mente por el tiempo.

Enfocó en el lugar de su casa, en el tiempo justo


después de su muerte:

497
Todo estaba ante su vista: Lo habían llorado
bastante, porque era un niño bien querido, y rezaron
mucho por él. Luego, con los pies en la tierra, decidieron
sus papás seguir la existencia con naturalidad, cuidando
de los otros hijos que Dios les dio.

Pronto fue otra vez tiempo de Navidad. Pusieron


los papás el árbol y el nacimiento, ayudados por
María Teresa y prepararon la cena. Habían comprado
algunos juguetes para los niños y Juan pudo observar la
diferencia tan grande entre los regalos de los hombres y
los regalos de Dios. ¡No hay comparación!... pensó para
sus adentros.

El curioso quedó muy satisfecho del noveno regalo


que Dios le había prometido, después de la muerte. ¡la
Gloria... era estupenda!, y se preguntó si su hermana
también recibiría los mismos regalos que él. En la Gloria
no hacía falta preguntar, pero la costumbre de Juan era
tal, que fue a buscar a algún enterado con quien hacer
plática, y se encontró a Santa Teresa, la doctora de la
Iglesia. Más que por su ciencia, le llamó la atención el
nombre... “igual al de mi hermana”, dijo para sí. A Juan
le pareció magnífica elección.

Se acercó a la Santa, vestida aún con su traje


carmelita, al que amaba con entereza. Su pregunta fue
inmediata, como su curiosidad. “Oye, Santa Teresa, ¿Le
darán a Maritere los mismos regalos que a mí?

La Santa tenía un humor muy fino, y mientras


sonreía amable le contestó a Juan con otra pregunta:

-¿no eres tú el Juan que murió recientemente, en


el día de la Inmaculada?

498
“Afirmativo”, dijo Juan el curioso, que acababa de
aprender esa palabra antes de partir al cielo.

-“Pues buena te la ha hecho ella, la Inmaculada,


porque sabe que en su día, el Juez está más contento que
nunca, por eso se las averiguó y te trajo ante él en ese su
día. Se ve que te quiere mucho. Es un verdadero gesto de
madre..., pero veamos: ¿tu hermana Maritere...?”

Continuo diciendo...

–”Es en parte responsabilidad mía, por que la


bautizaron con el nombre de Teresa; pero veamos:. Si
ella acepta los regalos que tú aceptaste, Dios le dará
todos y cada uno de los que te dio. Así suele hacerlo.”

¿Y? –contestó el curioso, nunca lento en


preguntar...

¿Y?, contestó la santa: Pues que su juicio será


grande. Ella estará ayudada por mí, claro está, como
a ti te ayudó Juan el amado, por ser tu santo patrono.
El camino que le marcará Dios será muy distinto al
tuyo. Ella dará gloria a Dios en el tiempo, estudiando y
trabajando hasta ver nacer a sus bisnietos.

La vida la defenderá trayendo a muchos niños al


mundo, contrario a lo que dicen los economistas y los
ecólogos, y dará así gloria a Dios, llenándote de sobrinos
que tendrás tú que ayudar a cuidar... desde luego.
Tomarán ellos el lugar de los hijos de los economistas y
los ecólogos que nunca nacieron (quiso reír pero no soltó
la risa, acordándose de que aquellos que no nacieron
hubieran también recibido los regalos de Dios, y sin
embargo nada son, pues ni el primer presente tuvieron
por el egoísmo de los que atacan la paternidad)”.

499
Así es la ley de la vida ¡qué caray! Oponerse
a la Ley de Dios es suicidio para la persona y para su
descendencia.
¿Y la libertad? -preguntó al instante, el siempre
curioso Juan.
Velo tú mismo, le dijo Teresa, ayudándolo a mirar
quien sabe como, hacia el futuro, y ahí estaba...
Ahí estaba Maritere, ante el juicio de Dios.
El Juez Eterno preguntaba. La Virgen, discreta, casi
siempre respondía.
A ver Maritere... ¿Cómo usaste del entendimiento
que te di...?, pregunto el que es Luz de Luz.
Maritere se quedó pensativa. Mientras, María la
representó, diciendo:
–”Maritere se opuso siempre a la comodidad que
le ofrecía el mundo, ya que prefirió escoger el esfuerzo de
sacar bien a su familia, levantarse temprano para atender
a sus hijos y a su marido. Les ayudaba a hacer la tarea a los
pequeñines y estaba atenta, viendo lo que les enseñaban
en la escuela, porque ahí se mete cada enemigo de Dios,
¡que hay que ver!”
Volteando a ver a Maritere, que se veía en la flor de
la edad, guapísima, siguió la defensa:
–”Como el Padre Celestial, cuidó de sus hijos
sin medida; como tu padre José, cuidó de su cónyuge,
yo, con diligencia.... Es más, cuando el médico aquel
que mandaste al infierno le decía que abortara, usó
sensatamente de su entendimiento y se negó a matar a su
hijo, aunque ella estuviera en peligro de quedar lisiada”.

500
El Juez se vio complacido. Era imagen del Padre
Eterno y de Su padre temporal. No dejó de notar que en
eso se parecía también a María, pero nada dijo. ¿que
sería de todo si el Padre decidiera abortar a Su Obra, la
Creación, por un defecto que tuviera, como el pecado de
los hombres?
Volvió a preguntar el gran Señor:
–”Y de la Palabra del Padre, que soy Yo, ¿qué
hiciste?”
Santa Teresa no la dejó contestar y dio entonces fiel
testimonio...
–”Enseñó cuidadosamente la Palabra de Dios a
sus hijos, y además dio el catecismo, en auxilio de su
parroquia, a más de cien chiquitos”.
Y continuó María:
–“Escuchó y obedeció tus mandamientos y tuvo
gran devoción a mi persona, con la advocación de
Guadalupe, que es también una manifestación de la
voluntad del Padre”.
El Juez se mostró contento. En particular amaba la
devoción mariana, y muy en especial la Guadalupana,
porque la había pintado Él mismo, con su Padre y el
Espíritu Santo.

Algunas lucecillas empezaron a acercarse aquí


y allá, pero Juan estaba concentrado, atendiendo el
juicio.

Cristo preguntó de nuevo... ¿ y del alma


inmaculada que te entregué por el bautismo; qué hiciste
de esa filiación con tu Dios...?

501
Las preguntas y respuestas alternaron, y más y más
luces se prendieron. Pronto Juan se unió a la fiesta; era
el verde que más brillaba y el último en callarse cuando
San Pedro llamaba al orden.

–“¡Hurra, Maritere, hurra!”, se alcanzaba a oír la


voz de Juan, que ya no preguntaba, sino sólo alababa
a la Providencia de Dios que llevaba al cielo, con él,
a sus hermanos y a quienes reciben Sus dones con el
Espíritu de Dios, el Cristianismo Universal de la Iglesia
de Pedro.

Juan está ya satisfecho de su curiosidad, sin


embargo, se le quedó el apodo, pero ya no hará más
preguntas.

Vive en el cielo, en gran alegría, con sus papás,


sus hermanos de carne y sus muchos, muchos hermanos
en Dios. Platica con frecuencia de la Virgen María, a la
que siempre apoya cuando hay un Juicio de Dios y se
tutea con muchos santos. Sin embargo, siente una gran
predilección por aquél Obispo gordo, vestido de rojo,
como bombero, que siempre llama la atención de los
niños y les da regalos bajo el árbol de navidad.

Y la imagen del árbol lo deja seducido ¡Qué poco


sabía él de Dios cuando, por primera vez, preguntó por
aquel pino triangular, lleno de luces!

¡Y qué gusto nos da ver a aquél foquito verde brillar


cerca de la estrella grande, la que está en representación
de la Estrella de Belén, la que anuncia al Hijo, la que da
la Luz de los regalos de la Trinidad que es Dios, todos los
años, en millones de hogares cristianos! ¡Cómo se goza
de estar siempre en las cosas de Dios y en la casa de los
hijos del Altísimo!

502
Luis García-pimentel Cusi
Nació en Pátzcuaro, México, en 1947.

Cursó estudios de bioquímica, tecnología de


alimentos y biología marina en el Tecnológico de
Monterrey. Posteriormente estudió filosofía y teología.
Autodidacta en varias ciencias, dio cátedra de economía
en Guadalajara durante cinco años y enseñó ciencias de
la familia para ejecutivos.

Ha llevado a cabo diversas publicaciones sobre


economía de la creación, ecología, demografía, aspectos
de la familia y apologética de la creación.

Los recursos para financiar los estudios fueron


obtenidos del trabajo profesional del autor.

Ha ofrecido diversas conferencias sobre temas


de economía y apologética, tanto en español como en
inglés.

Felizmente casado, es padre de cinco hijos.

Contacto
email@diospadrecreador.com
lgpimentelc@yahoo.com

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lgpimentel@hotmail.com

EDITORIAL
Creador-Creatura A.C.

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