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Salirse por los cerros

de Úbeda, la mejor
imagen de una ciudad,
es una frase que se
encuentra extendida
entre los
hispanohablantes del
planeta, y que
proyectada
históricamente tiene
plena vigencia en la
actualidad.

“Por esos cerros, Señor”


Introducción

Desde la realidad geográfica de un paisaje de pequeños cerros alomados, que


forman parte indisociable de la imagen del término municipal de la ciudad,
surge la archiconocida locución de “ salirse por los cerros de Úbeda”.

Diversos autores la han recogido en sus obras, entre ellos Miguel de Cervantes
en su obra universal, El Ingenioso Hidalgo D. Quijote.

Más modestamente, los alumnos de Sexto A, la describen con sus propios ojos
y esperan disfrutéis leyéndolas.

A continuación las versiones de esta leyenda vista por:

1.- Miguel Ángel Bartolomé

2.- Pilar Fernández

3.- José Carlos Gassó

4.- Antonia López Vargas

5.- Javier Agudo Varela

6.- Mª Ángeles Urbano


7- Álvaro García Vico
8.- Nerea Dolado
9.- María Díaz
10.- Mª Isabel Lara
Miguel Ángel Bartolomé López

Había una vez, en la Edad Media, un caballero como deben ser los caballeros,
con su gran armadura, su escudo, su espada, sus ojos azules y todo lo demás.

Una vez, el rey lo llamó para que fuera a una batalla contra los árabes
que los estaban invadiendo. Yendo hacia allí, vio bañándose en el
estanque a una musulmana de cuerpo voluptuoso, ojos azules y mirada
penetrante.-¡Dios mío!-dijo el caballero.-¡Por Alá!-dijo la dama.
Después de un incómodo silencio en el estanque, el caballero pidió perdón a la
dama, y empezaron a charlar...

Ya pasada la batalla, a la mañana siguiente, el rey llamó al caballero ante su


presencia.

-¿Por qué no asistió a la batalla de ayer?-preguntó el rey.-¡Menos mal que


ganamos!¡Deme una explicación de su ausencia!-le replicó al caballero.

-``¡Ay dios! Como se entere de que tengo por compañera de cama a una mora,
me mata.´´-pensó el caballero.

-¿Y bien...?

-Pues...em...me..estuve...yo...

-¿Síííííííí...?

-` ¡Ya sé!´´-pensó el caballero- No me acordaba de donde era la batalla así


que...

-Siga, siga...

-Me fui por los cerros de Úbeda.


HISTORIA ORIGINAL DE AMOR

Hace ya mucho tiempo durante una batalla, un muchacho


que era cristiano estaba, en la torre de un castillo de
Úbeda pensando en su familia a los que, había dejado
en un pueblo de la sierra cuidando del ganado .Cuando de
pronto vio a lo lejos la fogatas de los invasores, corrió a
avisar al capitán el cual alerto a todos los del castillo . Los
enemigos rodearon el castillo y aquel muchacho se
ofreció para salir del castillo por un pasadizo secreto , pero
al salir lo cogieron llevándolo a una mazmorra donde
quedo durante unos días hasta que el rey moro decidió
que aquel muchacho podía ser un buen criado ,paso las
semanas y aquel muchacho solo tenia en mente escaparse
,y un día mientras trabajaba , oyó unos gritos y decidió
averiguar de dando provenían y descubrió que la
princesa mora estaba en peligro y si pensarlo se fue a
ayudarla cuando la princesa se encontró fuera de peligro
le dio las gracias ,y con el tiempo se hicieron inesperables
,hasta tal punto que el rey decidió deshacerse del cristiano
cuando la princesa se dio cuenta decidió enfrentarse a su
padre ,el rey decidió no contestar a la princesa y prefirió
irse por los cerros de Úbeda: nunca mejor dicho. Cuando la
princesa salio de hablar con su padre decidió ayudar al
muchacho. Decidieron escaparse juntos y casarse.

Realizado por: PILAR FERNANDEZ MILÁN


“SALIRSE POR LOS CERROS DE ÚBEDA”

Este municipio es conocido en toda España por “salirse


por sus cerros”. Tiene su origen en la época de la
reconquista.
El rey Alfonso VIII quería conquistar Úbeda. A sus
órdenes había un caudillo llamado Alvar Fañez “El mozo”.
Tenía que vigilar con sus huestes el valle en el sur de la
ciudad sin que pasaran las tropas enemigas.
Un día el mozo vio en el bosque a una bellísima mora y se
quedo sorprendido, quedaron citados para una fecha
próxima en la torre de Fátima.
Recibió la orden de atacar la misma noche que había
quedado con la mora, el eligió el amor de la joven.
Al día siguiente le preguntó el rey que donde había estado;
él le contesto: “por aquellos cerros”, dijo mirando al
horizonte sin darse cuenta de que éstos no existían.
De esta historia viene el dicho de “salirse por los cerros de
Úbeda”

José Carlos Gassó Robles 6ºA


Trabajo realizado por: Antonia López Vargas.
Una vez hace muchos, muchos años allá por el siglo XIII
un caballero llamado Alfonso decidió iniciar una batalla
contra los almohades. Esa misma noche en la que su
caudillo se entretenía con una moza llamada Yais, sin
saber que su rey había decidido atacar, se le apareció un
monje diciendo: escapa y sálvate no será nada fácil esta
batalla y llévate a esa moza. Alfonso contesto: no yo no
pienso, irme de esta batalla lo es todo para mí y no
pienso rendirme. El monje se fue pero al cavo de unas
horas se le volvió a aparecer y le dijo haz lo que yo te he
dicho. No quedaba nada más y nada menos que solo dos
días para la gran batalla con los almohades. Y Alfonso
seguía pensando y pensando que debía de hacer.
Entonces no puedo resistir más y decidió irse con Yais.
Pero él no se sentía a gusto dejando a su padre el rey con
esa batalla, porque Alfonso que el que decidió esa
batalla. Alfonso llamo a Yais y ella dijo: quien eres tú
Alfonso contesto soy el hijo del rey y te llamo para
escapar ¿Por qué tenemos que escapar? dijo Yais no se a
mi me lo ha dicho un monje ¿pero te has preguntado a
donde vamos? no, no me lo he preguntado pero si quieres
vamos al campo allí no correremos peligro vamos eso
creo. Cuando termine la batalla iremos a mi palacio allí
vive mi padre el rey. Al cabo de unas horas acabo la
batalla y Alfonso y Yais fueron a palacio y el rey muy
enfadado les preguntó ¿de dónde venís? y Yais contestó
“Por los cerros de Úbeda, mi señor, por esos cerros”.
Leyenda de los cerros de Úbeda

Cuenta la leyenda que un soldado cristiano se dio una vuelta por los
cerros de Úbeda antes de una batalla, pero, en un arroyo se
encontró a una bellísima mora, cuya mirada lo cautivó, pero, él tenia
ordenes de matar a cualquier moro que se le pusiera delante, tan
bella era la mora, que ignoro las ordenes del Rey y habló con ella.

-¿Cómo te llamas?-le dijo el soldado tartamudeando.

-Zoraida ¿y tú? le pregunto la mora.

-Rodrigo, el mejor soldado del Rey cristiano -dijo el soldado


dándose importancia.

La mora se reía y dijo-pues yo soy la princesa mora.

Los dos se rieron y dijeron a la par-te quiero.

Los dos se pusieron totalmente colorados y se besaron.

Al día siguiente el Rey le dijo al soldado- ¿Dónde estabas?-él no


dijo nada.-el Rey lo repitió y así sin venir a cuento le dijo- allá por
los cerros de Úbeda.

Y por eso se utiliza la expresión allá por los cerros de Úbeda como
pasando del tema.

Javier Agudo Varela


Leyenda De Los Cerros De Úbeda

Por el siglo XII, cuentan que el rey Alfonso VIII se disponía a apoderarse del
pueblo llamado "Úbeda" que estaba en manos de los almohades. A las órdenes del
rey había un joven caudillo llamado Alvar Fáñez "El Mozo" que tenía como misión el
vigilar con su ejército un valle, al sur de la ciudad, con objetivo de cortar la
retirada de las tropas enemigas.

Alvar Fáñez

Una tarde, Alvar Fáñez, sorprendió en un bosque cerca a una bellísima mora de la
que quedó prendado al momento.

El flechazo fue mutuo y quedaron citados para una fecha próxima en la torre de
Fátima.

Fue precisamente el día de la cita cuando "El Mozo" recibió la orden de atacar.

Ante tan difícil dilema, Alvar Fáñez optó por el amor desatendiendo sus deberes
militares.

Cuando al día siguiente el rey enfadado le preguntó que dónde había estado, Alvar,
mirando distraídamente el horizonte contestó: "Por esos cerros, Señor", sin darse
cuenta, de que esos cerros eran inexistentes.

Desde entonces, cualquier persona que contesta de una forma un tanto


incongruente a lo que se le pregunta, se dice que se sale por los Cerros de Úbeda.
Los cerros de Úbeda. Leyenda

A UBEDA LA LLAMABA
UBDABZA LA MORERIA.
LE FLORECIAN HURIES
COMO ESTRELLAS DESCENDIDAS.
UNA, MARIEN, LA MAS BELLA,
EN LA GARGANTA TENIA
EL NIDO DE LAS CANCIONES
QUE LE TRAJERON LAS BRISAS.

PERO EL REY ALFONSO OCTAVO


ACAMPA CERCA. LA FINA
ESTAMPA DE UN CONDE MOZO
VA CON EL MONARCA. HILAN
MEMORIAS LOS CABALLEROS
EN EL CAMPAMENTO. RIZAN
ROMANCES DE SUS BATALLAS
LOS INFANTES DE CASTILLA.

EL CONDE MOZO, ALVAR FANEZ


DEJA LA TIENDA…CAMINA
FORMANDO CON SOLEDADES
EL CORAZON DE UNA RISA
QUE DE PRONTO SE DESGRANA
DETRÁS DE LOS BOJES. MIRA,
Y MARIEN, LA MORA BELLA,
SE BAÑA. LA CARNE BRILLA.
ALHAJA EL AGUA LA ESPALDA
MORENA. LUEGO… SE CITAN
CON LOS OJOS DEL CRISTIANO
LOS OJOS DE LA MORILLA.

Y AL ALBA FUE LA BATALLA


DE UBDABZA, PERO DORMIA
EN LOS BRAZOS DE MARIEN
EL INFANTE DE CASTILLA.

EN EL CAMPAMENTO DUERMEN
LAS ARMAS. EL CONDE GIRA
SIN SABER PORQUE LLORAN
LOS OJOS SU COBARDIA.

PREGUNTA EL MONARCA: ¿DO


QUEDO LA FLOR DE CASTILLA?
NO VIERON AL CONDE MOZO
MIS INFANTES. ¿DO TENIA
CONDE FANEZ, EL COMBATE?
EL MOZO CONDE SUSPIRA,
Y CON UN HILO DE VOZ,
-AY, EL HONOR DE CASTILLA-
RESPONDE: POR ESOS CERROS,
SEÑOR…

LA SONRISA
DEL MONARCA CASTELLANO
SE DERRAMA. POR LA BRISA
Y POR EL RIO NAVEGAN
LAS PALBRAS QUE AQUEL DIA
LE DIO POR RESPUESTA UN CONDE
MOZO AL REY DE CASTILLA.

JUAN MARTINEZ, DE UBEDA.

María Ángeles Urbano Fernández 6ºA


LEYENDA: IRTE POR LOS CERROS DE ÚBEDA.
Cierto día el rey de Castilla Alfonso VIII, quiso plantar cara a los
almohades en Úbeda. Cierta tarde un mozo bien vestido, con sus
pantalones que le prestó el rey y su camisa nueva, fue al valle del sur
de la ciudad ha pasar sus horas libres antes de entrar en batalla. Allí
en un riachuelo que separaba a los árabes de los cristianos se
encontró a una princesa árabe, que por cierto estaba cazando
mariposas el mozo se enamoró a primera vista y cuando la princesa
vio al mozo, el mozo y la princesa fueron al riachuelo a conocerse y
a hablarse. La princesa al igual que el mozo iba muy bien vestida.
Estaban hechos el uno para el otro. La mala fortuna hizo que esa
noche en la que los dos estaban juntos el caudillo Alfar Fáñez
ordenara a los mozos atacar a las mujeres moras. Decidió entre
obligación y deseo decidió al fin sucumbir a las tentaciones de su
amante. Los cronistas aseguran que el combate fue durísimo pero
con todo pudieron salir victoriosos los cristianos. Al día siguiente el
rey Alfonso VIII entró en Úbeda, fue directamente a Alfar Fáñez para
con tono malhumorado pedirle explicaciones de dónde había pasado
la noche el mozo y la princesa árabe. Pero antes de que le caudillo
pudiera hablar se presentó el mozo con la princesa y dijo: ``Estoy
embebido por las caricias recibidas esta noche por la princesa pero
dígame que tiene de malo estar con este bellezón´´. Antes de que el
rey pudiera hablar dijo al segundo: he estado por los cerros de
Úbeda señor, por esos maravillosos cerros…

Actualmente esa expresión se utiliza para cuando la gente dice algo


fuera de propósito o contexto.

El mozo.
Trabajo realizado por: Álvaro García Vico 13, 6ºA
La leyenda de los cerros de Úbeda

Úbeda no tiene cerros, pero sí una leyenda que los


alimenta, desde el siglo XIII.
Cuentan que Alfonso VIII de Castilla empezó la batalla
contra los almohades una noche en la que su caudillo se
entretenía con una moza, sin saber que su rey había
decidido atacar.
Apareció al día siguiente y el rey al verlo llegar le
preguntó cabreado que dónde había pasado la noche. Éste,
atontado aún por las caricias de la moza, le respondió al
rey con cara sonriente y ojos entornados:"Por los cerros de
Úbeda señor, por esos cerros".
Hola! Soy Jazmina la princesa árabe, la de los cerros de Úbeda. Mi historia es muy
conocida ¿La conoces?¿No? Pues en ese caso te la contaré. Yo era una chica de
creencias musulmanas, morena tanto de cabello como de piel, solía llevar una larga
trenza atrás. Vestía con lujosas ropas y todo el mundo decía que mi belleza era
singular. Yo era una chica joven de unos quince años, junto a mi padre y su ejercito
perseguíamos sin cesar al bando cristiano. Un día mi padre me pidió que fuera a por
un botijo de agua a una fuente cercana a unos cerros concretamente a los cerros de
Úbeda yo obviamente le obedecí. Dio la casualidad de que un joven soldado cristiano,
de dorados cabellos, ojos azules y de pálida piel vestido con ropas de batalla fue
también a recoger un par de botijos de agua todo fue amor a primera vista nuestras
manos se rozaron entre el brillo cristalino de las aguas el me inicio conversación me
dijo de donde provenía y yo le conté lo mismo y ambos nos contamos cosas sobre
nuestras vidas. Como nuestros bandos aún seguían alejados decidimos quedarnos en
una cueva de aquellos cerros tan altos y verdes llenos de olivos. Charlamos, durante
mucho tiempo y finalmente nos quedamos dormidos, mientras nuestros bandos sin
nosotros saber nada luchaban cuando despertamos fuimos apresuradamente a
nuestros respectivos lugares pero la batalla había terminado y ganaron los cristianos
por una parte, me entro un gran descanso porque no le pasaría nada a mi amado pero
por otra parte nos tendríamos que ir de allí. Cuando el jefe de el ejercito cristiano le
preguntó que donde había estado igual que a mí mi padre y le dijimos los dos
curiosamente POR LOS CERROS DE ÚBEDA.

Nerea Dolado González.


Cuenta la leyenda que un hombre cristiano llamado Álvar Fáñez y una mujer
mora llamada Rime Tourdión, se enamoraron mediante sus dos familias,
que por desgracia estaban encontradas y quedaban a escondidas todas
las noches para verse en el lago cuando tos los soldados se durmiesen.

Cuando la desgracia de la guerra se produjo, estos estaban en el lago.

Cuando Álvar volvió, su rey le preguntó :

-¿Dónde estuviste ayer cuando ganamos la batalla?

Y éste contestó :

-...Por allí,por Los Cerros De Úbeda.

-Cuando Rime volvió su rey le preguntó :

-¿Dónde estuviste ayer cuando perdimos la batalla?

Y ésta contestó :

-...Por allí,por Los Cerros De Úbeda.

María Diaz
POR LOS CERROS DE ÚBEDA

El famoso dicho de “los cerros de Úbeda” proviene de la guerra que tuvieron


los Árabes contra los Cristianos.

En una época remota a la nuestra vivía un noble llamado Álvar Fáñéz. El


valiente noble fue a la guerra pero justo cuando se estaba bañando una árabe
salió de los tantos arbustos que había en el caudaloso lago azul claro.

Salió del agua asustada por la atención que le mostraba Álvar Fáñéz.

Era una mujer hermosísima, de piel negra pero a su vez tenía unos ojos azules
como el lago en el que hacía unos minutos se estaba bañando.

Los dos se quedaron a dos velas y cautivos. Se enamoraron, y pasaron unos


días juntos. Pero Álvar Fáñéz no se dio cuenta de que estaban en guerra con
los árabes.

Cuando volvió a su tierra ya había terminado la guerra y a su vez habían


ganado y conquistado la tierra por la que luchaban.

El rey curioso le pregunto que donde había pasado los días de guerra y el le
contestó: “por…por…por los cerros de Úbeda”.

María Isabel Lara

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